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Publicaciones por mes

noviembre 2014

19 Publicaciones
  • Salud Mental y Tratamientos

The Rosie Project, una novela que definitivamente deberías leer

  • 30/11/2014
  • David Aparicio

Fue en esos momentos de aburrimiento que me dan los sábados a la noche, cuando me encontré con las reseñas de los libros que ha leído Bill Gates durante el año. En esa lista se encuentran muchos libros de economía, salud y tecnología. Pero la que más me llamó la atención fue la reseña de un libro de ficción que llegó a sus manos a través de las recomendaciones de su esposa Melinda y según Gates una de las novelas más profundas que ha leído.

La novela se llama The Rosie Project y cuenta la historia de Don Tilman, un brillante profesor de genética que no sabe que tiene Asperger y que ha decidido que es tiempo de encontrar a una esposa y para ello diseña un plan basado en evidencia. El mismo consiste en un cuestionario de 16 páginas validado que lo ayudará a encontrar a la esposa perfecta, filtrando así a las impuntuales, fumadoras y bebedoras.

Sin embargo, la vida hace que se encuentre con Rosie Jarman una mujer intrépida e inteligente pero con todas las características que la descalificarían del Proyecto Esposa. Don la ayuda en la búsqueda de su padre biológico y es durante este viaje, lleno de complicadas y divertidas situaciones, que él descubre que el arte del amor no está en la ciencia.



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Realmente he disfrutado esta novela. Es conmovedora, divertida e inteligente y me ha acercado más a lo que una persona con Asperger podría sentir cuando tiene que enfrentar situaciones sociales que para nosotros pasan desapercibidas.

Aquí les dejo un pequeño fragmento:

¨Me llamo Don Tillman, tengo treinta y nueve años y soy profesor adjunto de Genética en la Universidad de Melbourne. Mi trabajo está bien remunerado, me alimento de forma equilibrada y regular, y mi condición física es óptima. En el reino animal, no tendría ninguna dificultad para aparearme, pero en el humano, nunca he logrado tener una segunda cita con la misma mujer. Los motivos de mi fracaso no termino de entenderlos, y como las estadísticas muestran que los hombres casados son, en promedio, más felices y viven más tiempo, he decidido poner en marcha un programa vital para mí, el Proyecto Esposa. A tal fin, he creado un algoritmo perfecto que me permitirá excluir las candidatas inadecuadas: las fumadoras, las impuntuales, las desorganizadas, las que dedican demasiado tiempo a su aspecto exterior… en suma, todas aquellas que no respondan a los estrictos criterios que se exponen en el cuestionario de dieciséis páginas que he elaborado. Este libro es el informe científico —aunque me han explicado que hay que denominarlo novela— acerca del resultado de mi proyecto. Quien lo lea descubrirá que la candidata menos apropiada se llama Rosie; y también encontrará la respuesta a una pregunta fundamental: ¿puede el amor cambiar la vida de una persona, incluso de un individuo como yo?¨

Puedes comprar The Rosie Project en Inglés (8.99 dólares)  y Español (10.59 dólares)

Por favor compártenos tus opiniones y que sentiste cuando la leíste en la sección de comentarios que está más abajo.

  • Salud Mental y Tratamientos

Terapia integral de parejas – un abordaje de tercera generación

  • 27/11/2014
  • Fabián Maero

Después de un año agitado, retomamos la serie de terapias de tercera ola, que habíamos dejado olvidada y abandonada.

Para darles un poco de contexto, hace un buen tiempo publicamos una serie de artículos dedicada al campo de las denominadas “terapias de tercera ola”, o “tercera generación” o “terapias contextuales” (apelativos sobran, como verán). Inicialmente dimos un panorama general sobre estas terapias, que pueden visitar en este link. Luego de ello, empezamos a dar breves descripciones sobre los modelos específicos de terapia: empezamos por las terapias basadas en mindfulness, luego seguimos por Terapia Metacognitiva, luego Entrevista Motivacional, Activación Conductual, y llegamos hasta Psicoterapia Funcional Analítica, en donde por razones ajenas a nuestra voluntad (pereza, básicamente), discontinuamos la serie que hoy, después de múltiples amenazas y ultimátums, retomamos.

El modelo que vamos a recorrer brevemente hoy es Terapia Conductual Integrativa de Pareja (IBCT, por las siglas en inglés). Es particularmente interesante porque si bien hay intervenciones para parejas desde los otros modelos de tercera ola (ACT y modelos basados en mindfulness, por ejemplo), IBCT es el único modelo dentro de tercera ola que expresamente está diseñado para ello.



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Terapia Conductual Integrativa de Pareja

El abordaje IBCT fue desarrollado por Andrew Christensen y  Neil S. Jacobson durante la década de los 90 (de paso, este es el mismo Neil Jacobson que ha estado detrás del resurgimiento de Activación conductual). IBCT es un modelo que comparte el énfasis en la aceptación y apertura emocional que caracteriza a la mayoría de las terapias de tercera ola, pero dentro de una pareja en lugar de hacerlo de manera individual.

Vale la pena detenernos e insistir en un punto: una característica que IBCT comparte con otros modelos de tercera ola es que pertenece a la tradición empírica, no a la especulativa. Esto es importante porque si bien hay muchísimos modelos de terapia de pareja disponibles, en su gran mayoría se trata de modelos especulativos. Esto no los vuelve inútiles, por supuesto, pero como suele pasar, a los modelos puramente especulativos o intuitivos les resulta difícil cambiar o corregir sus errores.

IBCT es un modelo que comparte el énfasis en la aceptación y apertura emocional

IBCT entonces, no sólo pertenece a las terapias de tercera ola, sino además a las terapias de pareja basadas en evidencia, tales como Terapia Conductual de Pareja (TBCT por las siglas en inglés; Jacobson & Margolin, 1979), o Terapia Cognitivo-Conductual de Pareja (CBCT por las siglas en inglés; Baucom & Epstein, 1990).

¿Cómo funciona entonces IBCT?

En primer lugar el terapeuta intenta generar y compartir una “formulación”, es decir, una explicación  de por qué la pareja ha llegado a la situación actual, basándose en la evaluación de múltiples dimensiones durante las primeras entrevistas. La formulación tiene como finalidad proveer una idea organizadora de la situación de la pareja. Una formulación en IBCT tiene tres componentes:

El tema: El tema representa funciones comunes en una amplia gama de conductas problemáticas en una pareja; es decir, el tema resume cuál es el eje del conflicto en esa pareja. Por ejemplo, algunos temas que organizan los conflictos en una pareja son “cercanía-distancia”, en donde el foco de conflicto reside en que uno de los miembros busca cercanía y el otro busca autonomía, o bien “control-responsabilidad”, o “artista vs científico”, “convencionalidad-no convencionalidad”, entre  varios otros.

El terapeuta intenta generar y compartir una “formulación”, es decir, una explicación  de por qué la pareja ha llegado a la situación actual

El segundo punto de la formulación es la polarización. Ésta se refiere a cómo los intentos de lidiar con las diferencias que surgen a partir del tema llevan a que las posiciones se extremen y las diferencias se exacerben. Por ejemplo, frente a un tema de cercanía-distancia, el proceso de polarización podría ser que uno de los miembros se acerca buscando cercanía, el otro se aleja buscando distancia, que a su vez genera que el otro miembro busque cercanía, etc.

El último punto que se incluye en la formulación es la trampa mutua: se denomina así al resultado del proceso de polarización, y se refiere a la experiencia privada de cada uno de los miembros de la pareja de sentirse atascado y desesperanzado, una experiencia que puede describirse aproximadamente así: “He hecho todo lo que pude pensar para cambiar a esta persona. Y aun así, cuanto más lo intento, peor se ponen las cosas. Pero no sé qué otra cosa hacer. Si me rindo, la relación está condenada a ser de una manera que no quiero. Nada va a cambiar. Por eso no veo otra alternativa más que continuar mis esfuerzos, aún si no han servido de mucho hasta ahora (…) Pero no me siento optimista, así que estoy atascado/a. No puedo detenerme, pero continuar parece empeorar las cosas”. Es interesante mencionar que Jacobson y Christensen (1996), señalan que esta sensación de estar estancados raramente es explicitada y etiquetada y que las parejas que pueden explicitarla y discutirla por lo general no necesitan de la terapia. 

La formulación se realiza durante las primeras entrevistas; no se trata de una etiqueta fija e inamovible sino de un concepto más bien fluido y dinámico que puede modificarse durante el curso del tratamiento. Una vez que se llega a una formulación, el terapeuta formula un plan de tratamiento basándose en ésta. 

Intervenciones

A grandes rasgos hay dos tipos de intervenciones en IBCT: las intervenciones para generar aceptación y las intervenciones para generar cambio. Dentro de cada categoría hay estrategias generales y dentro de cada estrategia hay técnicas específicas.

Intervenciones de aceptación

Las intervenciones de aceptación comprenden dos estrategias generales: “Aceptación enfocada a la intimidad” y “Tolerancia”.

1. Aceptación enfocada a la intimidad esta estrategia se enfoca en aceptar para poder transformar las diferencias en oportunidades de construir intimidad y cercanía. Esta estrategia se encarna en diversas técnicas, como por ejemplo:

  • Acercamiento empático: consiste en generar aceptación a través de reencuadrar las conductas problemáticas en términos de la formulación general. Así las conductas negativas y los problemas se reformulan como una expresión del tema de la pareja y de la polarización de la lucha. Una reformulación más compasiva y desculpabilizante permite que las diferencias se transformen en puntos de encuentro.
  • Desapego unificado: esta técnica, similar a un análisis funcional “en frío”, consiste en promover una toma de perspectiva descriptiva y desapegada con respecto al problema. Tal como lo describen Jacobson y Christensen:  “El terapeuta involucra a la pareja en una conversación acerca de la secuencia del conflicto entre ellos, acerca de lo que ‘dispara’ las reacciones de cada uno, y acerca de la interconexión de los incidentes específicos con cada uno y con su tema. En esas discusiones el terapeuta cuidadosamente evita cualquier análisis evaluativo que pueda asignar responsabilidad o culpa a una persona. El énfasis se pone en una descripción desapegada de la secuencia problemática.»

No se trata de una etiqueta fija e inamovible sino de un concepto más bien fluido y dinámico

2. Tolerancia la meta es minimizar el impacto de las conductas negativas del cónyuge. La intención de las técnicas de tolerancia no es transformativa (como sí es en el caso anterior), sino de reducción del impacto.  Se utilizan cuatro técnicas dentro de esta estrategia

  • Destacar las características positivas de la conducta negativa
  • Juegos de rol de la conducta negativa en sesión
  • Fingir conductas negativas entre sesiones (similar a prescripción del síntoma)
  • Auto-cuidados
Técnicas de cambio

Intercambio de conducta: estas son técnicas conductuales dirigidas directamente a aumentar las conductas positivas (definidas así en términos de la formulación), y disminuir las conductas negativas. 

Entrenamiento en comunicación/resolución de problemas: esta estrategia abarca el entrenamiento en habilidades de comunicación. También se incluyen aquí estrategias de validación. Estas técnicas enseñan a las parejas a escuchar y a expresarse de manera directa pero no culpabilizante, de manera de complementar el trabajo de aceptación.

El terapeuta de ICT tiene que desarrollar la habilidad de encontrar compasión y simpatía por la historia de cada persona

Es por la convivencia de estrategias de aceptación y cambio que esta terapia recibe su denominación de  “Integrativa”. A lo largo del tratamiento, el terapeuta propondrá estrategias en una u otra dirección de acuerdo al progreso del tratamiento y la formulación realizada. En algunos casos, se utilizarán más las intervenciones de aceptación, en otros casos más las intervenciones de cambio, dependiendo de los avatares de la terapia.

Conductismo y compasión para dos

El proceso de IBCT, resumido, consiste entonces en lo siguiente:

  • Evaluar y llegar a una formulación compartida e integradora del problema
  • Utilizar integrativamente estrategias de aceptación y cambio según la formulación y los análisis funcionales que se van realizando.

Cabe señalar que este proceso sucede, necesariamente, en un contexto de sensibilidad hacia el malestar y compasión. La siguiente cita se refiere a una de las habilidades que se requieren de un terapeuta IBCT

“El terapeuta de ICT tiene que desarrollar la habilidad de encontrar compasión y simpatía por la historia de cada persona, sin importar que tan antipático o beligerante parezca ser uno de los conyuges. Nuestra posición es que la vasta mayoría de personas actúan disfuncionalmente en relaciones porque están sufriendo –a menudo de maneras que no llegan a percibir. “

– Jacobson y Christensen, 1996

Encontramos nuevamente aquí el hilo que se enhebra en prácticamente todas las terapias de tercera ola: la utilización de tecnologías de cambio muy efectivas, siempre en un contexto de compasión y aceptación.  La evidencia hasta el momento para IBCT es promisoria. Si bien es difícil evaluar la eficacia de una terapia de pareja, IBCT muestra una prometedora evidencia. En una serie de estudios, Christensen (2004), reporta que el tratamiento de IBCT mejoró la satisfacción con la pareja, la estabilidad y la comunicación, tanto a corto como a largo plazo (Baucom et al, 2011).

En resumen, se trata de una forma de tratamiento interesante para los profesionales que trabajen con esta población y a la vez estén interesados en terapias de tercera ola . Si están interesados en leer más, pueden comprar el libro en Amazon , o visitar el sitio web para obtener más información al respecto.

Por consultas, críticas o amenazas, tienen la sección de comentarios debajo. ¡Nos leemos luego!

Ilustraciones de Fabián Valenzuela. Te invitamos a visitar su Página de Facebook  para que conozcas más de su trabajo.

Referencias

Jacobson, N. S., & Christensen, A. (1996). Acceptance and change in couple therapy: A therapist’s guide to transforming relationships. New York, NY: Norton

Christensen, A., Atkins, D. S., Berns, S., Wheeler, J., Baucom, D. H. & Simpson, L. E. (2004). Traditional versus Integrative Behavioral Couple Therapy for Significantly and Chronically Distressed Married Couples, Journal of Consulting and Clinical Psychology, 72, 176-191

Baucom, K. J. W., Sevier, M., Eldridge, K. A., Doss, B. D., & Christensen, A. (2011). Observed communication in couples two years after integrative and traditional behavioral couple therapy: Outcome and link with five-year follow-up. Journal of Consulting and Clinical Psychology, 79, 565-576

  • Artículos de opinión (Op-ed)

El observador y la realidad

  • 25/11/2014
  • Diego Almonte

La REALIDAD es simplemente esa forma más o menos definida en que captamos y percibimos los hechos. Cada ser humano es un observador distinto. Y si bien podemos estar parados frente a un mismo objeto, cada cual interpretará ese objeto desde su propia experiencia, desde su sentir disímil, desde lo que le dijeron que debía «ser» ese objeto. Vale decir, cada cual le dará una SIGNIFICACIÓN diferente.

Yo te puedo decir: «Mira mis zapatilla negras que bonitas que están, me las trajo un amigo de Europa». Primero, que me las haya regalado un amigo tiene un valor personal para mí, y le doy esa significación, un valor agregado, y segundo, que sean de Europa, tiene otro valor social agregado de importancia también para mí, ¡porque son de Europa!, y no de la vuelta de la esquina. Pero, seguramente para ti, no son más que un par de zapatillas negras y no tan distintas a las que viste el fin de semana pasado en una tienda deportiva en el centro de la ciudad. La significación e importancia se la dí yo. Yo veo esas zapatillas de una forma e intento que los demás la miren de la misma forma, sin embargo, tú las ves de forma distinta.

Por lo tanto la forma en que yo veo el mundo, es solo LA FORMA en como veo el mundo. Nada más. Y aquí entra la clásica imagen gestáltica de que si vemos «copa» o «dos rostros mirándose» en una misma imagen.



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Y en esta competencia aprendida, todo observador, de acuerdo al prisma o al anteojo que tenga puesto, verá claramente algo, pero también dejará de ver otras cosas que escapan de su escenario perceptivo por la limitación de esos mismos «anteojos», que otra persona, con otro prisma puesto podrá ver. Entonces, cada observador tiene sus LÍMITES y cada observador podrá intervenir en el mundo de acuerdo a lo que es capaz de observar.

Se me viene otra imagen a la mente fácil de ejemplificar.

punto de vista

Aparecen dos sujetos parados de manera antagónica ante un mismo número (situación). Entonces desde la posición de uno, ese sujeto ve «seis» (6) y desde la otra posición el otro sujeto ve «nueve» (9). De cualquier manera ambas son verdades discutibles, puesto que podría ser tanto un nueve como un seis, sólo depende la forma y el lugar de dónde se le mire. Por eso la realidad no es una sola. No es seis Ó nueve. Más bien puede ser seis Y nueve, como también cuatro, siete o diez. Incluso estando ante el mismo número. Incluso estando ante el mismo objeto concreto. Incluso estando ante una misma situación. Cada sujeto sacará una impresión distinta y configurará el mundo de acuerdo a ella, confirmando así sus creencias más primitivas y reforzando, a su vez, su modo de ver las cosas.

¿Qué influye en nuestra manera de observar?

Claramente la posición de una persona en el mundo y la perspectiva que éste le otorgue: Aquí incluyen nuestra propia historia personal, nuestros pilares valóricos, nuestras creencias arraigadas, percepciones y emociones, la cultura en que estamos, nuestra crianza, lo inconsciente y otras variables que van configurando diferentes observadores caminando por nuestras calles.

No termino esta nota, sin antes concluir con este último ejemplo ilustrativo, que aparece de imagen introductoria en esta columna. Alude al cuento «Los ciegos y el elefante».

Cada uno de los ciegos se aproxima ante un mismo fenómeno que no habían conocido antes: un elefante. Para lograr describir ese fenómeno lo hacen de acuerdo a lo que pueden percibir, en este caso, a través del tacto, y así entender QUÉ ES UN ELEFANTE. Y uno que tocaba la trompa, decía: «Un elefante es como una gran serpiente». Otro que tocaba su pata delantera, se negaba ante esa descripción y argumentaba: «¡No!, es más bien como el tronco de una palmera». Otro que tocaba una de sus orejas, decía: «¡Pero qué dices! Si es un enorme abanico». Y por último, el cuarto ciego mientras tocaba los pelos de la cola, finalizaba: «¡Están todos equivocados! Es más bien como un ratón».

Así, pues, entendemos que ante una mismo objeto-real, nuestra aproximación de lo observado y vivenciado puede ser totalmente diferente, puesto que para algunos la «realidad» no es más que una gran serpiente, para otro un tronco de palmera, para otro un enorme abanico y para otro un simple ratón.

Cada observador es DISTINTO. Y cada observador mira las cosas de un modo PARTICULAR. Y en esta pluralidad idiosincrática nos enriquecemos y entendemos mejor al mundo y a sus personas. Que ya de por sí, bien difícil es.

Por cierto, aún no recibo sus comentarios de mis zapatillas negras traídas de Europa. ¡Están mola!

Ilustración por: Blanca Martí de Ahumada 

  • Ciencia y Evidencia en Psicología

6 recomendaciones basadas en la investigación psicológica para bajar de peso

  • 21/11/2014
  • Maria Fernanda Alonso

Hiciste planes de juntarte esta tarde con tus amigos de la facultad, así que llevás unas facturas para acompañar el mate. Más tarde vas a ir al cine con tu pareja, y claro, es obligatorio comprar la promoción del balde de pochoclos (pop corn) y los vasos de gaseosas que ahora también incluye un chocolate. Estás en el supermercado haciendo las compras de la semana y te encontrás que en el pasillo de la vinoteca, tu bodega favorita ofrece la degustación de un nuevo producto.

¿Por qué hay una epidemia de obesidad? La respuesta no está en que comemos lo que no debemos o en que hacemos poco ejercicio. Sino que simplemente las personas están consumiendo más calorías de las que gastan. Está explicación se basa en los reportes de salud que han encontrado que el consumo calórico se ha incrementado por 268 calorías en los hombres y 143 calorías en las mujeres y por el contrario, la cantidad de calorías que gastamos no ha cambiado significativamente desde 1980.

Pero eso no es sorpresa para nadie. Lo que es interesante es que hay un modo  de solucionarlo que no implica necesariamente internarse en un gimnasio o sufrir una dieta muy estricta. La psicología es la respuesta.



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La cantidad de calorías que gastamos no ha cambiado significativamente desde 1980

Brian Wansink es un investigador de la Universidad de Cornell que estudia cómo comemos. Fue designado por la Casa Blanca para dirigir cambios en la alimentación y dieta en EEUU. También es autor de dos libros: Mindless Eating: Why We Eat More Than We Think (La costumbre de comer: Por qué comemos más de lo que pensamos), y Slim by Design: Mindless Eating Solutions for Everyday Life (Delgado por diseño: la costumbre de comer, soluciones para la vida cotidiana). En el transcurso de su investigación, Brian encontró algo muy interesante: comemos por muchas, muchísimas razones, pero generalmente no por sentir hambre.

Él escribe en Mindless Eating: Why We Eat More Than We Think:

“Todos – todos y cada uno de nosotros – comemos la cantidad que comemos mayormente por lo que nos rodea. Comemos de más no porque tenemos hambre sino por la familia y los amigos, paquetes y placas, nombres y números, etiquetas y luces, colores y velas, formas y olores, las distracciones y las distancias, armarios y contenedores. Esta lista es casi tan interminable como invisible.» Somos esclavos del contexto. Comemos porque estamos con amigos, porque algo es gratis, porque está al alcance de la mano, porque se ve sabroso, etc. Respondemos a las “señales de la comida” en base a nuestros sentimientos.

En un ingenioso estudio, Wansink se las arregló para esconder tubos en los platos de sopa, de tal modo que sin importar cuánto ingiera el sujeto, el plato nunca se vaciará. Luego alimentó a distintas personas. Ocurrió que las personas que comían desde platos normales consumieron menos de medio litro de sopa, y algunos de los que comieron desde los platos con tubos consumieron más de 1 litro. Excepto en los extremos, los que hicieron sentir “llena” a la gente fueron sus ojos, no sus estómagos: si el plato no se veía vacío, ellos seguían comiendo. Salvo un par de excepciones, los comensales no se dieron cuenta de que comieron más, y aunque consumieron 73 % más, se calificaron igual que los demás (después de todo, ellos sólo tomaron alrededor de la mitad del plato de sopa).

La manera en que comemos depende mucho del contexto

(Artículo relacionado: La memoria y el apetito.)

Wansink se dio cuenta de que se puede aumentar o disminuir en un 20% el número de calorías que otro consume sin que se de cuenta. Llamó a esto “margen sin conciencia”, y en un año puede causar fácilmente que subas o bajes 4,5 kg.

La manera en que comemos depende mucho del contexto, esto puede ser algo bueno, ya que si manipulamos nuestro ambiente podemos perder 4.5 kg o más sin siquiera notarlo. ¿Qué debemos hacer? Aquí hay 6 recomendaciones psicológicas que pueden ayudarnos a estar en forma de la manera más sencilla y casi sin darnos cuenta:

1) Cambia lo que está a la vista:

No hace falta tirar a la basura toda esa sabrosa comida chatarra, siempre y cuando te asegures de que no esté frente a tus ojos, llamándote todo el día. Via Mindless Eating: Why We Eat More Than We Think:

“Fuera de la vista es fuera de la mente. Si el plato de dulces está en tu escritorio, constantemente debes tomar la heroica decisión de resistirte al chocolate que se estuvo insinuando todo el día. La solución más sencilla es eliminar el plato, moverlo de lugar o cambiar el dulce por algo que a ti personalmente no te guste.¨

Wansink estudió cómo se comporta la gente delgada ante un buffet y lo comparó con el comportamiento de las personas con sobrepeso ante la misma situación. Una de las diferencias fue que la gente delgada mostró una mayor tendencia a sentarse dando la espalda al buffet, y las personas con sobrepeso tendía a sentarse mirando al buffet.

¿Tenés gaseosas a la vista? En promedio, es probable que llegues a pesar 11 kg más que alguien que no las tiene

El estudio Syracuse de Wansink (en Slim by Design: Mindless Eating Solutions for Everyday Life) reveló que sólo con mirar qué comida está visible en una casa, se puede predecir el peso de una persona. ¿Hay frutas a la vista en tu casa? Probablemente peses 3,5 kg menos que tu vecino que no las tiene. ¿Tenés cereales de desayuno en la mesada? Probablemente peses 8,5 kg más. ¿Tenés gaseosas a la vista? En promedio, es probable que llegues a pesar 11 kg más que alguien que no las tiene. Puedes informarte más sobre esto en este video.

2) Cambia lo que está al alcance de la mano:

Haz que comer más sea una molestia. ¿Querés empezar a bajar de peso facilmente? Usá platos más pequeños y asegurate que para servirte nuevamente debas cruzar toda la habitación. No servir los platos en la mesa reduce lo que un hombre consume en un 29 %.

En el estudio de la gente en el buffet, las personas con sobrepeso, en promedio, se sentaban 4,5 metros más cerca de la comida que las personas sin sobrepeso que tendía a buscar mesas en los extremos más alejados al buffet.

El economista conductual Dan Ariely, gran creyente del contexto, contó en una entrevista una historia sobre Google. “Este es un experimento que Google realizó recientemente. Los M&Ms en las oficinas de Nueva York solían estar en canastos. Entonces los pusieron en bowls con tapas. Las tapas no requieren mucho esfuerzo para ser abiertas pero redujeron el número de M&Ms consumidos en esa oficina en 3 millones en un mes.”

3) Planifica con anticipación:

Las personas delgadas en el buffet exploraron toda la comida antes de servirse, eligieron su plato favorito y luego se sirvieron – incluso antes de agarrar un plato, 71% de ellos recorrió la barra de ensaladas las bandejas de vapor sosteniendo catorce platos aparentemente idénticos de pollo, la estación de sushi, y la barra de postres. La gente con sobrepeso hizo lo opuesto. Fueron dos veces más propensas a dirigirse primero a agarrar un plato y llenarlo. No eligieron la comida que realmente les gustaba sino que se sirvieron un poco de todo lo que no odiaban.

Comprar con hambre es un pecado capital. No nos hace comprar más, nos hace comprar basura, pues elegimos comida que es lo suficientemente conveniente como para comer en el momento y que calmará nuestras ansias. “Compramos paquetes que podamos abrir y consumir con nuestra mano derecha mientras manejamos a casa con nuestra mano izquierda.”

“Cuanto más tiempo miraban televisión, más comían¨ (…)

Cualquier cosa que nos pueda distraer causa que comamos más porque no prestamos atención a la cantidad que estamos comiendo. En este caso la televisión es especialmente mala: olvidamos cuánto comemos y por cuánto tiempo lo hacemos: “Cuanto más tiempo miraban televisión, más comían. De hecho, si miraban televisión durante una hora, comían 28 % más pochoclos que si miraban televisión por media hora.”

¿Qué es más efectivo que ejercitarse cuando se intenta perder peso? La mera lectura de las etiquetas de los alimentos: “Los usuarios de las etiquetas que no hacían ejercicios mostraron una probabilidad un poco mayor de pérdida de peso que aquellos que hacían ejercicio, pero no leían las etiquetas de los alimentos.”

Y ¿qué personalidad predice más obesidad? Ser impulsivo: los investigadores encontraron que la impulsividad fue el predictor más fuerte de quién tendría sobrepeso. Nuestro ambiente nos llama, y si no estás pensando antes de actuar, es mejor que tus alrededores estén arreglados apropiadamente.

4) Ve más despacio:

Las personas con sobrepeso en el buffet masticaron 12 veces por bocado. Las personas delgadas masticaron, en promedio, 15 veces. Los investigadores muestran que comer más despacio da tiempo a que la “señal de estar llenos” se manifieste: un estudio encontró que las mujeres a las que se les dijo que comieran rápido, consumieron 646 calorías en nueve minutos, pero las mismas mujeres consumieron sólo 579 calorías en 29 minutos cuando se les pidió que hagan pausas entre los bocados y que masticaran cada bocado entre 15 y 20 veces antes de tragar.

“Muchos estudios muestran que le toma alrededor de 20 minutos a nuestro cuerpo  y cerebro la señal de saciedad, y entonces nos damos cuenta de que estamos llenos.” “Este es el problema. Nosotros comenzamos, terminamos y limpiamos la mesa en muchas de nuestras comidas en menos de 20 minutos.”

Las personas que fueron exitosas al hacer estos cambios los hicieron lenta pero consistentemente

La misma cantidad de comida puede hacerte sentir lleno o aun con hambre dependiendo completamente de cuán rápido comes, asi que ve maaaaaas despacio.

5) La variedad no es “la sal” de la pérdida de peso:

Ésta es una de las razones por las que comemos de más en los buffets: queremos probar todo. Dale a las personas 3 opciones y comerán 23 % más que si sólo tuvieran una, según lo demostró el equipo de la Dra Barbara Rolls.

Brian recomienda no tener nunca más de dos cosas en el plato en ningún momento. Podés buscar más, pero la falta de variedad y tener que levantarte para servirte harán que comas menos.

6) Se conciente de las personas con las que comes:

La cantidad que comemos es fuertemente afectada por la cantidad que comen aquellos que están cerca nuestro, pero raramente nos damos cuenta de eso.

“En promedio, si comes con una persona más, consumirás cerca de 35% más de lo que de otra manera consumirías. Si comes con un grupo de 7 o más, comerás casi el doble – 96% – de lo que consumirías su comieras solo» según Mindless Eating: Why We Eat More Than We Think.

¿Con quienes necesitas ser más cuidadoso al comer? Con las personas delgadas que comen de más, porque hace que tu cerebro piense que podés comer como ellos sin ninguna desventaja, pero por lo que sabés esa podría ser su única comida del día.

¿Estás listo para empezar a implementar todo esto mañana mismo?

Mala idea. Wansink encontró que las personas que fueron exitosas al hacer estos cambios los hicieron lenta pero consistentemente.

Vivimos la mayor parte de nuestras vidas en piloto automático, pero al tomar el control en algunos lugares, el piloto automático podría llevarnos donde queremos. Como dice Wansink “la mejor dieta es esa que no sabemos que estamos siguiendo.”

Fuentes: Time.com; Barking Up the Wrong Tree
Imagen: Test

  • Ciencia y Evidencia en Psicología

¿De qué hablamos cuando hablamos de jugar?

  • 20/11/2014
  • Asociación Educar

El juego es un proceso didáctico natural e interesante. Vale analizarlo por su jerarquía relevante en todas las etapas de la vida, sus beneficios indiscutibles en la formación personal, las influencias varias y los resultados sorprendentes. El cerebro social se ve ampliamente favorecido en su desarrollo a través del juego.

Jugar es una de las actividades humanas más importantes; de hecho, en los niños representa un auténtico proyecto de investigación y una necesidad vital indispensable para el desarrollo.

El análisis detallado de toda actividad con fin lúdico demuestra que, además del placer, intervienen otros factores tales como la dimensión significante del mismo. Es decir, el desarrollo de los aspectos sociales, el simbolismo, la capacidad intelectual, la capacidad comunicativa, la emocional y la motriz. Mediante el juego el niño establece relación con el mundo que lo rodea: a través de él se expresa y es posible acercarse a su mundo interior. Por tal motivo, los psicólogos infantiles le conceden al juego vital importancia tanto en el campo del diagnóstico como en el terapéutico.



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A medida que crecen los niños tienen la posibilidad de crear universos enteros de realidad que les permiten construir su subjetividad, conocer el mundo, relacionarse con otros, experimentar procesos internos placenteros y/o dolorosos. En definitiva, logran comenzar a desarrollarse y vivir.

Los adultos ―que obviamente han sido niños― conservan en cierta medida la idea de que jugar es una actividad más dentro del repertorio conductual. Por ello la insistencia de los sociólogos en que el factor diversión está casi omnipresente en todas las facetas de la sociedad y el ocio, y en que los adultos necesitan jugar de vez en cuando en busca de distracción, diversión, emoción e incluso aprendizaje.

Las experiencias lúdicas y creativas en la infancia modelan artísticamente las futuras posibilidades adultas, desde lo laboral hasta la vida personal y familiar. En cada etapa del desarrollo, la capacidad lúdica y creativa adquiere nuevas posibilidades que es posible potenciar, cultivar, facilitar o reprimir.

El juego en el niño podría ser el equivalente al trabajo en el adulto: reafirma su personalidad. No obstante, muchas veces resulta en un severo problema cuando una actividad inocente llega a convertirse en una severa patología o si la dependencia psicológica y los efectos perjudiciales surgen como auténtica adicción conductual.

Un criterio importante para distinguir los juegos es el tipo de recompensa que se obtiene al participar de ellos. Tanto es así que en inglés se distingue entre gambling (actividades en las que se arriesga algo para obtener una ganancia) y playing (juegos en los que sólo se persigue el entretenimiento).

Las neurociencias explican que la estimulación de algunas regiones del encéfalo producen un claro efecto de afianzamiento y que una parte esencial de los circuitos de recompensa está constituida por neuronas dopaminérgicas cuyos cuerpos celulares se localizan en el mesencéfalo. Estas células envían sus axones hacia algunas zonas del sistema límbico y de la corteza cerebral.

Normalmente, los circuitos de recompensa del encéfalo son estimulados por las conductas que tienen un valor de supervivencia, tales como ingerir alimentos, beber agua, mantener una temperatura corporal adecuada, la actividad sexual o las intervenciones sociales y familiares. Sin embargo, estas zonas de recompensa también pueden ser activadas por otras conductas.

Esto puede llevar a que el jugador muestre un disminuido control del impulso, sin poder resistir jugar, a pesar de las cuantiosas consecuencias negativas. De este modo, se intensifica cada vez más la demanda y la tensión, que solo se compensa con el juego.

Esta conducta tiene también una base neurobiológica. El sistema de recompensa en el cerebro (vía mesolímbica) se vuelve crónicamente sobreexcitado, tanto que conduce a una contra-regulación cerebral y, como protección ante una sobreexcitación perjudicial, reacciona con un estímulo de recompensa cada vez menor, hasta el acostumbramiento (neuroadaptación), o, el caso de experimentar nuevamente la deseada sensación, apostando, por ejemplo, cantidades más altas, o jugando más frecuentemente.

La habilidad de establecer contacto con los propios sentimientos y relacionarlos entre sí es una manera de aprovechar el conocimiento para orientar la conducta con capacidad de discernir y responder adecuadamente a los estados de ánimo, temperamentos, motivaciones y deseos. Esto es lo que define la capacidad de la corteza prefrontal para gestionar adecuadamente nuestras conductas, algo que en el jugador compulsivo no es posible.

Para evitar esta posibilidad es importante asociar las actividades lúdicas con momentos únicos y compartidos como vivencias educativas capaces de valorar las distintas conductas ante los juegos, donde la simple diversión valora la destreza o el ingenio aplicado para superar dificultades, o donde recreación y docencia concluyen como las opciones más sensatas para prevenir potenciales vicios o pasiones desenfrenadas.

El juego de por sí promueve un vínculo de afecto que transforma el estímulo en una respuesta adecuada. Consolida y afianza las interrelaciones sociales, disminuye los impactos por diferencias ideológicas o conductas dispares. Asimismo, es un medio útil enseñar a tolerar lo adverso, fomentar el equilibrio emocional y el fortalecimiento del espíritu.

Enseñar a través de juegos y diversiones es hacerlo de manera simple y efectiva, con el fin de fomentar una convivencia razonable, con alto contenido afectivo y con la posibilidad de confortables encuentros a cualquier edad de la vida.

Jugar es, por encima de todo, una actitud vital; una manera concreta de abordar la vida: libre, placentera y gratuita: nos identifica como personas y define. El adulto que juega, igual que el niño, está más preparado para abordar de modo creativo los viejos y nuevos retos, con más defensas ante la frustración y una manera más sana de expresar sus sentimientos y emociones.

Hoy un adulto es capaz de superar retos de la vida, probablemente, porque un día se atrevió a subir a una bicicleta, o de colocarse en el lugar de otro porque alguna vez jugó a ser otra persona… Durante el juego nuestro cerebro aprende nuevas maneras o modos posibles de hacer las cosas, los resultados de actuar de determinado modo, etcétera: así aprendemos otras realidades posibles sin darnos cuenta.

¡Cuán importante es darse el permiso de recuperar la capacidad de jugar! ¡La alegría es siempre doble alegría y la pena, media pena, cuando es posible compartirla! ¡Jugar nos permite compartir y aprender con los otros!

DR. NSE. LUIS M. LABATH – Ex Director Médico del Hospital José M. Cullen. Periodo: 2002-2007.
  • Salud Mental y Tratamientos

¿La autoestima sólo depende de uno mismo?

  • 20/11/2014
  • Clotilde Sarrió

Acabo de leer un artículo que fue publicado en prensa en noviembre de 2013  y he sentido la necesidad de hacer unos comentarios, pues discrepo con muchos de los temas que aborda. Dice entre otras cosas:

“Reforzar la autoestima significa aumentar el valor personal ante uno mismo, pero no delante de nadie. Cualquier palabra que empiece con auto (autoestima, autoconcepto, autoimagen…) tiene que ver con uno mismo y no con los demás. Aun estando claro, parece que se olvida. Llega un momento en la vida en el que tenemos que centrarnos en aclarar la relación con la persona más importante, que no es otro que uno mismo. Si esa relación es sana e intensa, seremos felices; si es insana, seremos infelices…”

Aunque estoy de acuerdo en que no es recomendable –ni saludable– estar a la deriva de la aprobación o reconocimiento de los demás, así como también coincido con el gran peso específico que tiene nuestro valor personal –ese mismo que en el artículo se recomienda aumentar «ante uno mismo, pero no delante de nadie»–, no puedo evitar preguntarme de qué modo se podría llevar a cabo tal empeño así como aumentar la autoestima, al menos con la facilidad que lo plantean algunos manuales de autoayuda tan en boga.



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La autoestima no depende exclusivamente de uno mismo

Es comprensible que para cada individuo sea él mismo lo más importante, pero hay que considerar que tambien lo son aquellos con quienes se relaciona, o se relacionó en el pasado, y que llegan a ser personas muy significativas por el modo en que pueden influir en la evolución de su personalidad ya desde la infancia. De entrada, hay que considerar que la autoestima no depende exclusivamente de uno mismo ya que es un concepto abstracto que engloba un conjunto de percepciones autoevaluativas que se fomentan y construyen no desde la individualidad, sino a partir de la relación que entablemos con los demás ya que, la valoración que cada cual tiene de sí mismo (así como el modo en que los demás nos valoran) se produce en un entorno y surge de la relación de yo con el otro, es decir, de la interacción que mantenemos con las personas que nos rodean.

Desde esta perspectiva relacional, discrepo con el artículo referenciado y considero difícil –mas bien imposible– admitir que la autoestima pueda trabajarse sólo a partir de uno mismo siendo que ésta surge de la relación que con el otro se produce en un entorno.

El concepto de sí mismo

Para entender el proceso descrito, es interesante conocer cómo se construye el concepto de sí mismo.

Desde el momento en que somos concebidos, disponemos de un entorno inmediato: el útero materno. Una vez que nacemos y nos asomamos al mundo exterior, ese entorno inmediato cambia y se concreta en la figura materna (o en una figura sustituta de apego) a quien podríamos denominar como nuestra cuidadora principal. Así, el primer vínculo relacional del bebé tras el parto se establece con la persona que se encargará de satisfacer sus necesidades tanto en lo que respecta a los alimento como al suministro de afecto: la madre.

Entre muchas necesidades básicas importantes como son el sentirse escuchado, contemplado o acariciado (activación sensorial auditiva, visual y táctil), existe la necesidad interpersonal consistente en entablar una relación que nos vincule con el otro y que influirá de un modo significativo en la maduración del ser humano.

A lo largo de la infancia se va construyendo –muy poco a poco– nuestro sentido de identidad, de pertenencia así como también la percepción que tenemos de nosotros mismos, todo ello a través de las interacciones que entablamos con los otros que son significativos para nosotros.

Si en este periodo sensible de nuestra infancia el niño se siente valorado, aceptado, apoyado y reconocido en su singularidad, evidentemente la percepción que tendrá de si mismo en la edad adulta será adecuada y su tendencia apuntará a una buena autoestima.

Una percepción evaluativa de sí mismo que se fomenta en el ámbito de la relación que se mantiene con los otros

Sin embargo, no sucederá lo mismo con quienes en la infancia no se sintieron reconocidos y valorados –en y por su entorno– al interaccionar con los otros significativos. En estos casos, la percepción acerca de si mismo quedará debilitada y el individuo no confiará en si mismo (baja autoestima) porque en ese periodo sensible que es la infancia, no encontró el reconocimiento necesario por parte de los demás para llegar a creer en sus propias capacidades. Obviamente, estos casos están abocados a sufrir en la edad adulta una autoestima baja, negativa o inadecuada.

Como consecuencia de lo expuesto, nos encontramos con que la autoestima es un conjunto de percepciones, pensamientos, evaluaciones, sentimientos y tendencias de comportamiento dirigidas hacia nosotros mismos y a nuestra forma de ser y comportarnos, que no dependerá exclusivamente de nosotros y de nuestro esfuerzo sino también de las respuestas que obtengamos de los demás cuando nos relacionamos con ellos.

¿Cómo puedo solucionar mi autoestima?

Muchos libros de autoayuda recomiendan ciertos ejercicios encaminados a aumentar la autoconfianza y la aceptación de sí mismo por parte del individuo, técnicas que no comparto ya que la autoestima no es algo que se construya ni se regule sólo de modo individual, sino una percepción evaluativa de sí mismo que se fomenta en el ámbito de la relación que se mantiene con los otros en un entorno compartido. Dicho de otro modo, no puede proponerse una solución individual a algo que nace a partir de una relación y que sólo a partir de la relación y del reconocimiento podrá ser abordado.

Termina de leer el artículo completo en el blog de Clotilde Sarrió: Gestalt Terapia

  • Ciencia y Evidencia en Psicología

Jugar vídeojuegos de acción podría mejorar tu aprendizaje

  • 19/11/2014
  • David Aparicio

Ya tienes una excusa científica para jugar Call of Duty. Según una investigación publicada hace unos días en la revista Proceedings of National Academy of Science, los vídeojuegos de acción podrían ayudar a mejorar nuestros modelos mentales predictivos, lo que se podría traducir en un mejor aprendizaje.

Nuestro cerebro realiza constantemente modelos predictivos para saber qué actividad o tarea (conducir, hablar en público, cocinar e incluso realizar una compleja cirugía) está por ocurrir con el fin de ayudarnos a prepararnos y desempeñarnos mejor. Entre más rápidos y precisos sean nuestros modelos predictivos mejores habilidades de aprendizaje tendremos.

Bajo este modelo teórico, un grupo de investigadores de la Universidad de Rochester, dirigido por la Dra. Daphne Bavelier diseñaron una serie de tests para evaluar los efectos de los videojuegos de acción sobre nuestros modelos predictivos.



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El primer test consistió en una serie de tareas de predicción de patrones que permitió comparar el rendimiento visual de los jugadores de videojuegos de acción, con el de las personas que no juegan estos vídeojuegos. Sus resultados demostraron que los jugadores de vídeojuegos de acción superaron al grupo control. Según los autores, esto se debe a que el cerebro de los jugadores utilizaba mejores modelos de predicción necesarios para la tarea.

Estos primeros hallazgos despertaron aún más el interés de los investigadores que se preguntaron si eran los vídeojuegos de acción los que provocaban que el cerebro generara mejores modelos predictivos o si eran algo innato de los jugadores habituales.

Para responder a esta pregunta, los autores reclutaron a un grupo de personas con poca experiencia en videojuegos y se les pidió que jugaran 50 horas en el transcurso de nueve semanas. Un grupo jugó videojuegos de acción rápidos como el conocido Call of Duty y otro grupo jugó la misma cantidad de horas de un videojuego de no-acción, muy popular también, llamado Los Sims.

Se les aplicó una tarea de discriminación de patrones antes y después de las 50 horas de juego y se encontró que los jugadores de acción tuvieron mejores modelos predictivos que el grupo que jugó a Los Sims.

Pero esto no fue todo, los investigadores aún no conformes con los descubrimientos utilizaron unas pruebas de modelado neuronal para comprender cómo los videojuegos de acción pueden mejorar nuestros modelos predictivos. Los tests de esta serie consistieron en una serie de tareas de aprendizaje perceptivos y se descubrió que los jugadores eran capaces de construir rápidamente modelos predictivos sobre la marcha del juego ypudieron afinarlos más rápido que los que jugaron otro tipo de vídeojuegos.

Pero, ¿son duraderos los efectos encontrados? Para evaluar su duración, los autores tomaron evaluaciones en varias ocasiones durante el año siguiente a haber terminado las primeras investigaciones. Ellos encontraron que los jugadores entrenados aún superaban a los otros participantes.

Como podemos ver, el equipo de investigadores se tomó un gran trabajo a la hora de diseñar e implementar toda la serie de pruebas que permitió conocer cómo los vídeojuegos de acción pueden afectar y, en este caso, mejorar nuestros modelos predictivos. El equipo ahora está interesado en investigar si otros géneros de vídeojuegos pueden provocar los mismos efectos y esperan poder ofrecernos una respuesta en un futuro próximo.

Fuente: Psypost
Imagen: Huffpost

  • Ciencia y Evidencia en Psicología

(Vídeo) TED: Explorando la mente de un asesino

  • 16/11/2014
  • David Aparicio

Los asesinos psicópatas son la base de muchos programas de televisión, pero, ¿qué es lo que los hace actuar? El neurocientífico Jim Fallon habla sobre estudios cerebrales y análisis genéticos que podrían revelar el siniestro origen de la naturaleza (y el cultivo) de los asesinos. En un giro del tipo «si no lo veo no lo creo», comparte una fascinante historia familiar que hace de su trabajo algo escalofriantemente personal.

Fuente: TED

  • Análisis
  • Ciencia y Evidencia en Psicología

¿Por qué la gente no cambia de opinión?

  • 16/11/2014
  • Paula José Quintero

Participo de varios foros de psicología. Encuentro una y otra vez los mismos argumentos frente a los mismos planteos. Encuentro mucha gente proponiendo buenos argumentos y citando evidencia sólida y aún así, las creencias siguen intactas. Encuentro que aún siendo refutada la información sobre la que se basa una creencia, la creencia permanece. Encuentro, quizá sea lo más difícil de entender, que las creencias — en algunos contextos llamadas “teorías” — se basan en muy poca información, débil e insuficientemente demostrada, escasa para las conclusiones generales que genera. Fugazmente recuerdo que alguien dijo una vez que incluso si el cuerpo de Cristo fuera encontrado, los fieles permanecerían fieles.

Intentando encontrar respuestas para este fenómeno — dejando de lado las emociones que genera — y considerando que si alguien se aferra con todas sus fuerzas a algo que ya ha sido desacreditado es porque ese aferrarse cumple una función muy importante en su vida, me encontré con una serie de investigaciones llevadas a cabo por un grupo de personas que se preguntaron lo mismo que yo bastante antes y de mejor manera. Espero no aburrirlos demasiado con los datos que siguen a continuación, pero si se encuentran igual que yo, tratando de entender qué sostiene este fenómeno, seguramente les van a interesar.

Participemos o no de foros de discusión, todos alguna vez intentamos cambiar la opinión de un amigo sobre algún tema puntual y nos encontramos frustrados al fallar en esa misión. Ofrecemos evidencia sólida y buenos argumentos que no producen ningún cambio en las creencias del otro. De hecho, sospechamos que nosotros mismos podemos cometer intransigencias similares cuando nuestras propias creencias son atacadas.



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De estas observaciones de la vida cotidiana, hay dos preguntas obvias que surgen: ¿Somos propensos a persistir en nuestras creencias acerca del mundo hasta el punto en que son indefendibles? Y si es así ¿Por qué?

La primera pregunta aparentemente simple es bastante compleja. Notemos que cualquier consideración al respecto  de que nuestras creencias son menos permeables a las discusiones empíricas o lógicas de lo que “deberían ser” requiere que podamos especificar cuánto cambio en nuestras creencias “debería” ocurrir en un desafío particular a dichas creencias. Las observaciones de la vida cotidiana rara vez permiten esa especificación.

Pero hay un caso en el cual no podemos ser muy flexibles. Son aquellos en los que toda la evidencia que originalmente dio lugar a una creencia en particular es completamente desacreditada. Cuando toda la evidencia en la que se basó una creencia se muestra ficticia, entonces esperamos que la creencia se revierta –cambie.

Veamos que nos dicen al respecto  algunas investigaciones:

  • Ross, Lepper, and Hubbard (1975), realizaron una investigación en la que pidieron a los sujetos que distingan entre notas suicidas verdaderas y falsas. Se les comunicaba que se estaba evaluando su capacidad de empatía y sensibilidad social. Luego, los investigadores proveyeron falso feedback indicando su aparente éxito o fracaso en discriminar las notas. Finalmente, a la mitad de los sujetos, en una instancia posterior de debriefing se les explicó que el feedback era falso. Aunque los sujetos entendieron y aceptaron este “debriefing”, sus predicciones de éxito a futuro y de sus propias habilidades continuaron estando muy influídas por el feedback previo de éxito o fracaso que había sido desacreditado. Esto es: quienes habían recibido un feedback de éxito continuaron creyendo en sus habilidades para discriminar luego de que se comunicó que ese feedback era falso. Lo mismo para el grupo que recibió feedback de fracaso.
  • Jennings, Lepper, & Ross (1980) y Lepper, Ross, & Lau (1980) mostraron que primeras impresiones equivocadas acerca de la habilidad de los otros para la persuasión y el razonamiento lógico sobrevivían a pesar de la remoción de la evidencia inicial.

Parece sorprendente. Pero esto no es todo. Queda una cuestión importante por resolver que tiene que ver con la segunda pregunta que nos hemos hecho: la pregunta por el mecanismo que puede estar sosteniendo la perseverancia de las creencias. La hipótesis central es que un proceso cognitivo fomenta esta perseverancia. Este proceso involucra la formulación de guiones causales o explicaciones y deriva de nuestra tendencia a buscar o construir explicaciones para dar cuenta de eventos salientes del ambiente o relaciones entre eventos que son percibidos (Kelley, 1967, 1973).

Tales explicaciones causales permiten al observador tener un recurso eficiente para organizar y entender el mundo social. Sin embargo, debido a que esas explicaciones pueden volverse independientes de la información que originalmente les dio origen, ellas pueden contribuir a la persistencia injustificada de creencias y teorías. Una vez que una explicación causal es generada, continuará implicando la probabilidad del estado de cosas explicado aún cuando las bases originales para creer en ese estado de cosas sean eliminadas. Ross, Lepper, Strack, & Steinmetz (1977) mostraron en una investigación que dar una explicación para un posible resultado en la vida de una persona incrementó la estimación subjetiva de probabilidad de ocurrencia de ese resultado  — creían que había más probabilidades de que suceda en el futuro.

Respecto a los dos interrogantes que planteamos al comienzo, voy a compartir una investigación realizada por Anderson, Lepper y Ross (1980) cuyos resultados son bastante llamativos y que apoyan los resultados de las investigaciones citadas anteriormente. La investigación consistió en dos estudios.

En el Estudio 1 los sujetos fueron inducidos a creer que había o bien una relación positiva o bien una relación negativa entre la “preferencia por el riesgo” en bomberos y el consecuente” éxito” como bomberos en su desempeño. Es decir, a un grupo se lo indujo a pensar  — a través de la presentación de dos casos de bomberos- que la preferencia por el riesgo se relacionaba positivamente con el éxito como bomberos y a otro grupo se lo indujo a pensar que la preferencia por el riesgo se relacionaba negativamente con el éxito como bomberos.  Luego se les pidió que escribieran una explicación escrita de dicha relación. Posteriormente, un grupo de ellos recibió un debriefing en donde se les contaba que la información aportada al comienzo — los dos casos en donde se mostraba relación negativa o positiva entre las variables- era falsa y que no tenía ningún valor probatorio. El otro grupo no recibió ese debriefing. Finalmente, todos los sujetos — de ambos grupos- completaron una serie de cuestionarios que evaluaban sus creencias respecto a la verdadera relación entre estas dos variables y el poder predictivo de esta relación. También hubo un grupo control que no recibió ninguna información sobre la relación entre estas dos variables pero completó las medidas del final.

¿Qué esperaríamos de los resultados? Quizá que el grupo que recibió el debriefing abandone la idea de que estas dos variables se relacionan de la forma explicada, ya que la información inicial fue desacreditada. Veamos qué ocurrió: en principio llama la atención que hayan establecido fuertes explicaciones causales basándose en la información de sólo dos casos de bomberos. Fueron expuestos a información inicial muy débil que generó un fuerte efecto en sus creencias. Sólo por leer dos casos, un grupo estaba convencido de que había una relación negativa entre preferencia por el riesgo y éxito posterior, y el otro grupo estaba convencido de la inversa. Pero ¿qué ocurrió con el grupo que recibió debriefing diciendo que los dos casos eran falsos? El descrédito total de la evidencia en la que se basaron para armar sus explicaciones tuvo mínimo impacto en sus creencias respecto a la relación existente entre la preferencia por el riesgo y la habilidad como bomberos. En el grupo con condición de debrefing, los sujetos que fueron expuestos a información que indicaba una relación positiva continuaron creyendo que dicha relación positiva existía, mientras que los sujetos expuestos a información que indicaba una relación negativa continuaron creyendo que existía relación negativa.

Esto apoya la hipótesis de que aún luego de que la evidencia inicial en la que se basa la creencia fue totalmente desacreditada, la gente falla en reconsiderar y revisar sus propias creencias. El hecho de que las teorías de los sujetos sobreviven virtualmente intactas es particularmente sorprendente, cuando además consideramos lo débil de la información inicial (como en este ejemplo, sólo dos casos).

Pero aun falta algo. En el estudio 1 todos los sujetos armaron explicaciones sobre esta relación, de modo que es difícil evaluar desde ahí si las explicaciones juegan un rol mediador importante o no en la perseverancia de las creencias. Era necesario otro estudio.

En el Estudio 2 se intentó averiguar si las explicaciones son necesarias como precondición para la perseverancia de las creencias o si, en todo caso, incrementan la magnitud de dicha perseverancia. Igual que en estudio 1, todos los sujetos recibieron información con casos ilustrativos respecto a la relación positiva o negativa entre las dos variables para que “descubran” la relación. A un tercio de los sujetos se les pidió que escriban una explicación que dé cuenta de la relación descubierta y luego recibieron debriefing respecto a que los casos presentados eran falsos. A otro tercio no se les pidió explicación y recibieron debriefing respecto a la falsedad de la información. Al tercio restante no se les pidió explicación y no recibieron debriefing. De modo que quedaron conformados tres grupos: 1) No explicación/No debriefing; 2) Explicación/ Debriefing y 3) No explicación/ Debriefing. Finalmente, como en el estudio anterior, los sujetos completaron una serie de cuestionarios que evaluaban sus creencias respecto a la verdadera relación entre estas dos variables y el poder predictivo de esta relación.

Si la hipótesis mencionada al comienzo es cierta, y el armado de explicaciones tiene poder mediador sobre la magnitud de la perseverancia en las creencias, esperamos que de los grupos que recibieron debriefing, presente mayor perseverancia aquel que realizó la explicación escrita. Y eso fue lo que ocurrió: aquellos que no realizaron la explicación y recibieron debriefing refirieron creencias menos extremas que aquellos que sí realizaron la explicación — y, por supuesto, que aquellos que no recibieron debriefing. De esta manera, podemos notar que el proceso de explicar la relación observada aumenta la perseverancia de los sujetos en sus creencias respecto de la relación que “descubrieron”.

Estos resultados nos permiten concluir tres cosas: a) que la gente se aferra a sus creencias mucho más de lo que es lógicamente esperable, aún cuando la evidencia que las sostiene es sumamente débil, como es el ejemplo de dos casos de dudosa procedencia, b) que las creencias iniciales pueden perseverar incluso frente a la invalidación de sus fuentes, c) que la perseverancia de las creencias está mediada en parte por la generación de explicaciones causales, aun luego de la refutación de la información en la que se basan.

Quedan algunos interrogantes que hipotéticamente podrían constituir posibles formas de disminuir la perseverancia en las creencias y los efectos adversos que tiene en tantas áreas como en los contextos clínicos o de toma de decisiones: ¿los efectos de esa perseverancia podrían reducirse si los sujetos, luego del debriefing, fueran invitados a pensar en las explicaciones que hubieran dado si hubieran estado en el otro grupo opuesto al de ellos? ¿o si se les hubiera solicitado hacer una lista de todas las posibles razones que podrían imaginar que podrían producir tanto una relación positiva como negativa entre las dos variables estudiadas?

¿Podría ser la práctica de tomar diferentes perspectivas un antídoto contra la perseverancia de las creencias desacreditadas? ¿Qué hace que algunas personas muestren más perseverancia que otras? Quedan muchas preguntas sin responder pero como ocurre con la buena investigación, más que cerrar con respuestas, habilita nuevas y mejores preguntas.

Ilustraciones de Fabián Valenzuela. Te invitamos a visitar su Página de Facebook  para que conozcas más de su trabajo.

Referencias

Anderson, Lepper & Ross (1980) Perseverance of Social Theories: The Role of Explanation in the Persistence of Discredited Information. Journal of Personality and Social Psychology, Vol. 39, No.6, 1037-1049.

Jennings, D. L., Lepper, M. R., & Ross, L. Persistence of impressions of personal persuasiveness:

Perseverance of erroneous self-assessments outside the debriefing paradigm. Unpublished manuscript, Stanford University, 1980.

Kelley, H. H. Attribution theory in social psychology. In D. Levine (Ed.), Nebraska symposium on motivation (Vol. 15). Lincoln: University of Nebraska Press, 1967.

Kelley, H. H. The processes of causal attribution. American Psychologist, 1973, 28, 107-128.

Ross, L., Lepper, M. R, & Hubbard, M. Perseverance in self-perception and social perception: Biased attributional processes in the debriefing paradigm. Journal of Personality and Social Psychology, 1975, 32, 880-892.

Ross, L., Lepper, M. R., Strack, F., & Steinmetz, J. Social explanation and social expectation: Effects of real and hypothetical explanations on subjective likelihood. Journal of Personality and Social Psychology, 1977, 35, 817-829.

  • Recursos para Profesionales de la Psicología

(PDF) Calidad de vida y esclerosis múltiple

  • 14/11/2014
  • Equipo de Redacción

Introducción

La calidad de vida relacionada con la salud (CVRS) es un concepto complejo en el que se engloba la valoración de los dominios físicos, emocionales y sociales de la salud. Con el aumento de la prevalencia de pacientes con enfermedades crónicas progresivas, la valoración de la CVRS ha cobrando importancia, especialmente en pacientes con esclerosis múltiple (EM), en los que la CVRS se ha mostrado como una condición más deteriorada que en otras enfermedades crónicas. Objetivo. Realizar una revisión de la información disponible sobre la CVRS de los pacientes con EM, que permita ofrecer una visión global de la situación actual.

Desarrollo



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Los estudios realizados han logrado identificar los principales factores relacionados con la CVRS: factores físicos (alteraciones motoras/sensitivas, fatiga, dolor, problemas sexuales/urinarios), factores psicológicos (depresión, ansiedad, pérdida de funciones cognitivas, actitud frente a la enfermedad) y factores sociales (alteración de relaciones sociales/familiares, actividad laboral). La incorporación de cuestionarios de CVRS en el seguimiento de los pacientes constituye una herramienta para optimizar su tratamiento, facilitando la selección de la terapia, mejorando la adhesión y reduciendo los inconvenientes de la medicación, como la presentación de efectos adversos.

Conclusiones

La CVRS es un aspecto sumamente complejo de analizar en pacientes con EM ya que resulta difícil identificar los dominios específicos que interfieren en mayor medida. No obstante, su valoración periódica proporciona información esencial para mejorar el tratamiento sintomático, incrementar la adhesión al tratamiento y modificar el tratamiento inmunomodulador.

Descarga el PDF: Calidad de vida y esclerosis múltiple 

Fuente:  Neurología

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