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Publicaciones por mes

agosto 2017

62 Publicaciones
  • Recursos para Profesionales de la Psicología

Empatía en el trastorno mental grave (PDF)

  • Equipo de Redacción
  • 10/08/2017
Postergación y TB

Introducción. La empatía es un subproceso de la cognición social que se define como la capacidad de comprender y compartir los pensamientos, deseos y sentimientos de otra persona, y es crucial en muchas formas de interacción social adaptativa. Es un fenómeno contextual, flexible y multidimensional que se relaciona con diferentes procesos y redes neuronales.

Objetivo. Evaluar la empatía en una muestra de sujetos con diagnósticos que se engloban dentro de la categoría de trastorno mental grave en tratamiento en un programa de rehabilitación psicosocial.

Resultados. En el test de la mirada, el grupo experimental puntuó significativamente menos que el grupo control (t = 2,8; p < 0,05). En el resto de variables no se encontraron diferencias estadísticamente significativas.

Conclusiones. Las personas con trastorno mental grave no muestran un déficit generalizado de la empatía; sin embargo, muestran dificultades a la hora de reconocer estados emocionales mediante la mirada, lo que indica un procesamiento de la información para las caras diferente a los sujetos de la población normal.

Descarga el artículo completo en formato PDF.

Autores: M. Carmen Martín-Contero, Roberto Secades-Villa, Ana Aparicio-Migueza, Javier Tirapu-Ustárroz

Fuente: Neurologia

  • Salud Mental y Tratamientos

El error de Descartes y de la terapia cognitiva

  • Pablo Malo Ocejo
  • 10/08/2017

En entradas anteriores he llamado la atención sobre el hecho de que muchos puntos que se usan para criticar a la Psiquiatría son compartidos por la Psicología: conflicto de intereses, sesgo de publicación, eficacia frente a placebo… Otro aspecto que se ha criticado a la Psiquiatría es que algunos de los mecanismos de acción propuestos para los psicofármacos no están demostrados, crítica que es básicamente correcta y acertada. Por ejemplo, la hipótesis monoaminérgica de la depresión, según la cual la causa de algunos trastornos mentales sería la deficiencia o exceso de neurotranmisores como la serotonina (supuesto déficit en la depresión) o la dopamina (supuesto aumento en la psicosis) no tiene una evidencia científica suficiente que la sostenga.

Por ello, en esta entrada voy a examinar cómo les va a las psicoterapias en cuanto a los mecanismos de acción que proponen para los trastornos que tratan y para su eficacia a la hora de abordarlos. Voy a centrarme para ello en la Terapia Cognitiva, que es la psicoterapia más recomendada a todos los niveles, y una de las más utilizadas también, así como una de las que tiene tradición en someterse al proceso de evaluación de su eficacia lo que le da un marchamo de “científica”. Me voy a referir especialmente a la terapia cognitiva según fue propuesta por Beck, que probablemente es el paradigma o la referencia en este campo.

La idea principal de la Terapia Cognitiva de Beck es que las personas sufren por la interpretación que realizan de los sucesos y no por estos en sí mismos. Bien, creo que este núcleo teórico de la Terapia Cognitiva tiene problemas de toda índole. Voy a analizar algunos de ellos: problemas desde el punto de vista filosófico, desde el punto de vista de la (neuro)ciencia y problemas desde el punto de vista clínico y psicopatológico.

Filosofía

El núcleo del pensamiento de Beck se basa en la filosofía griega, en concreto en Epícteto y los estoicos. Epícteto contempla todos los estados mentales, incluidas las emociones, como condicionadas por los juicios que hacemos. Cómo experimentamos el mundo y a nosotros mismos depende de esos juicios. La idea crucial es que no experimentamos el mundo sin la mediación de nuestras valoraciones. No nos afectan los acontecimientos directamente sino a través de la opinión o valoración que hacemos de ellos.

Pero en filosofía esta visión ha sido contestada, entre otros autores por David Hume, del que es famosa la frase con la que abre esta entrada. Hume pone en duda el poder de la razón con planteamientos como que la razón por sí sola nunca puede ser motivo de una acción de la voluntad o que la razón no puede oponerse a las pasiones en cuanto a la dirección de la voluntad. La tesis central de la ética de Hume es que la razón está subordinada, en el plano práctico, a las pasiones: “la razón, en un sentido estricto, significando el discernimiento de la verdad y la falsedad, no puede nunca por sí misma ser un motivo para la voluntad, y no puede tener influencia alguna sino en cuanto afecte a alguna pasión o afección. En otras palabras, la razón es incapaz de motivar nuestra conducta”.

No voy a entrar a un análisis filosófico del asunto porque no estoy capacitado para ello pero el aspecto que quiero señalar es que la terapia cognitiva es racionalista, hace un énfasis en la razón frente a la emoción hasta el punto de considerar al paciente como un científico que, guiado por el terapeuta busca hacer copias más precisas y válidas de la realidad. Esto nos lleva al viejo problema que existe en psicología sobre la relación entre razón y emociones (entre emoción/afecto y cognición) y no está nada claro que la razón sea la que se lleva el gato al agua, sino que más bien parece que es al contrario como vamos a ver a continuación.

Neurociencia

Un autor clave es Antonio Damasio que en su libro el Error de Descartes postula la hipótesis del marcador somático, un mecanismo mediante el cual las emociones guían (o sesgan) el comportamiento y la toma de decisiones, y que la racionalidad requiere una aportación emocional.

Aparte de Damasio tenemos otros muchos indicios de que el hombre no es un animal racional sino un animal racionalizador, que no es lo mismo. Uno de ellos son los famosos experimentos de Gazzaniga en pacientes con cerebro dividido donde los pacientes explican una conducta de la que no conocen las causas con razonamientos a posteriori. Gazzaniga llamó el intérprete a ese narrador a posteriori de nuestra vida. Si se le muestra una imagen atemorizadora solo al hemisferio derecho (el más verbal) el paciente siente miedo pero entonces su hemisferio izquierdo intenta explicar  el sentimiento y se inventa una explicación incorrecta, al desconocer (por no haber comunicación entre ambos) la causa real. Un paciente cuyo hemisferio izquierdo era desconocedor de que el derecho había visto una imagen de dar miedo explicó su sentimiento de miedo como debido a que Gazzaniga parecía estar de mal humor ese día. Yo veo este tipo de racionalizaciones en pacientes depresivos y bipolares, de los que luego hablaremos.

No somos tan racionales como queremos. La existencia de sesgos cognitivos con origen en nuestra historia evolutiva (sesgo optimista, de negatividad, etc), la existencia del inconsciente, tanto el antiguo como el nuevo, los sistemas I y II de Kahneman, etc., todo ello nos ofrece una visión de los mecanismos psicológicos de la mente humana que no se compadece muy bien con la visión  que propone la terapia cognitiva.

Otro autor relevante es Joseph Ledoux, el experto en la amígdala, condicionamiento del miedo y trastornos de ansiedad. Nos dice en su libro El cerebro emocional que hay más vías que van desde la amígdala a la corteza cerebral que al revés, por eso es muy difícil que el pensamiento racional controle la emoción y no conseguimos dejar de preocuparnos cuando queremos.

Por último, para cerrar este apartado señalar que la terapia cognitiva no tiene mucho que ver con la psicología cognitiva, aparte de la palabra “cognitiva”. A la terapia cognitiva le ha beneficiado el boom de la psicología cognitiva de los años 60 y 70 para asociarse a ella pero la relación entre ambas es muy débil si es que hay alguna.

Clínica y Psicopatología

En los centros de salud mental las personas que más vemos son las que tienen problemas depresivos y ansiosos adaptativos, y la mayoría de ellos tienen que ver con la situación laboral: paro, acoso por jefes o compañeros, malas condiciones de trabajo. A ellos se suelen unir problemas económicos o personales todo lo cual lleva al sujeto a una situación de atrapamiento con angustia, insomnio, bajo ánimo, etc.

Pretender que el problema de estas personas son sus cogniciones y olvidarnos de su realidad me parece que es errar el tiro. Si yo no tengo dinero para dar de comer a mis hijos no creo que la solución sea cambiar mis cogniciones, creo que es más cuestión de dinero que de cogniciones.

La prueba de lo que estoy diciendo es que la mitad de los psicólogos del Reino Unido dicen estar deprimidos. Y la causa de su depresión son precisamente sus condiciones de trabajo. No parece que su capacidad para detectar distorsiones cognitivas les sirva de mucho. Creo que intentar convertir en un problema individual lo que es un problema político, social o laboral es un error.

En el otro extremo tenemos depresiones graves donde efectivamente aparece la triada cognitiva de Beck: una visión negativa del yo, del mundo y del futuro. ¿Pero esto es causa o consecuencia de la depresión? En muchas ocasiones los antidepresivos revierten los cuadros y desaparecen las ideas y pensamientos negativos del paciente. Si un cambio biológico cambia unos pensamientos determinados ¿cuál es la causa de esos pensamientos? Lo mismo ocurre en el Trastorno Bipolar. Con la misma situación personal, los mismos problemas y el mismo esquema cognitivo, el paciente un día lo ve todo de color de rosa y al día siguiente todo negro. De nuevo, el cambio en su estado biológico y emocional parece marcar su ritmo cognitivo.

Pero aún concediendo los planteamientos de los terapeutas cognitivos, si acercamos más el zoom vemos que los terapeutas no controlan el cambio cognitivo ni en ellos ni en sus pacientes. Es decir, no sabemos cómo funcionan las terapias cognitivas, mediante qué mecanismos y qué pasos un paciente genera conclusiones más válidas y viables. Nuestro conocimiento de la maquinaria psicológica implicada es muy precario ya que no podemos conseguir lo que queremos cuando queremos. Se aplican unas técnicas y a veces ocurre el cambio y otras no. Como se ve en el chiste del encerado, unas veces ocurre el milagro y la evolución clínica va bien y otras no.

Conclusiones:

Para concluir mi argumentación voy a copiar un párrafo de David Healy de su libro The Creation of Psychopharmachology, página 290:

“Había llamativas similitudes en términos de una lógica errónea entre los modelos construidos por los psicólogos académicos para dar cuenta de la eficacia de la terapia cognitiva y las teorías sobre las catecolaminas y la dopamina construidas por los psicofarmacólogos académicos para dar cuenta de la eficacia de los nuevos agentes psicotropos. Los respectivos argumentos fueron que dado que estas terapias funcionaban sobre ciertas cogniciones o aminas entonces estas cogniciones o aminas deberían ser disfuncionales en el caso de los trastornos en cuestión. Una cosa no se sigue de la otra.”

Este planteamiento de Healy abre un melón muy interesante. Los psicofarmacólogos mantienen que como los psicofármacos actúan sobre las aminas éstas deben estar alteradas y los terapeutas cognitivos sostienen que como sus terapias actúan (eso proponen por lo menos) sobre las cogniciones éstas deben ser disfuncionales en los trastornos mentales. Pero, como dice Healy, eso hay que demostrarlo. Y si miramos a la población general vemos que las distorsiones cognitivas son ubicuas: padres que no vacunan a sus hijos, gente que cree en la homeopatía… Y a estas personas se les da información y datos y no cambian su ideas o cogniciones. Aquí entramos en un terreno muy resbaladizo. ¿Cuál es la verdadera realidad? ¿Cómo podemos hacer que gente con unas ideas pseucocientíficas abrace la ciencia?

¿Pero cuál es la diferencia entre ciencia y pseudociencia? Aparece de nuevo el tema de que no somos racionales, la base de nuestras creencias no es la mayoría de las veces la lógica y no puedes convencer a alguien con razones de algo a lo que no ha llegado por la vía del razonamiento, como dijo Jonathan Swift. La diferencia entre ciencia y pseudociencia, por ejemplo, parece más una cuestión de consenso social que de pruebas.

Eso por el lado de las distorsiones cognitivas en personas que se supone no tienen trastornos mentales pero hay otra cuestión en la que la terapia cognitiva se ha querido parecer al modelo médico, en la de la especificidad. Pero la terapia cognitiva (al igual que los antidepresivos) no es tan especifica como se supone y además de trabajar las cogniciones hace muchas otras cosas. Así que una cosa es que un psicofármaco o una psicoterapia funcione y otra que funcionen por las razones que los psiquiatras o psicólogos ofrecen.

Esto no lleva de nuevo al problema de cómo conseguir que alguien cambie sus ideas, tema que no está resuelto, como decía más arriba; y tal vez tenemos que decir que  afortunadamente. Si aplicando el chiste del encerado a nuestro tema consideramos como milagro el momento en que se produce el cambio de ideas creo que al que consiga controlar ese milagro hay que: 1) entregarle el premio Nobel, por su aportación a la ciencia y 2) ingresarle en prisión inmediatamente por el peligro que supone por su capacidad para controlar a la humanidad.

En fin, la conclusión que se impone de esta reflexión es que la base teórica que sustenta la aplicación de la Terapia Cognitiva es mucho más débil de lo que sus practicantes preconizan. A día de hoy no hay ciencia suficiente que soporte sus presupuestos teóricos. Así que la terapia cognitiva no puede sacar pecho y mirar por encima del hombro a la psiquiatría. No es imposible intervenir  en un trastorno mental actuando sobre las cogniciones pero el margen de actuación es seguramente mucho más pequeño del que la terapia cognitiva propone. La intervención, además (y en esto vuelve a haber un paralelismo con lo que ocurre con los psicofármacos) tampoco es tan especifica como suponemos y en realidad estamos actuando a otros muchos niveles por lo que en el fondo no sabemos por qué se producen los cambios que apreciamos en el estado mental de la persona.

Conoce más sobre nuestra política de artículos de opinión.

  • Ciencia y Evidencia en Psicología

La diferencia de edad en las parejas puede afectar la satisfacción y felicidad de los matrimonios

  • David Aparicio
  • 09/08/2017

Dicen que la diferencia de edad no importa en las relaciones de pareja y lo único que importa es que haya amor. Parece una explicación bastante romántica y complaciente. El amor todo lo puede, ¿no?

La vida es más complicada que las frases románticas. Una investigación de la Universidad de Colorado y publicada en el Journal of Population Economics, siguió por 13 años a una muestra de miles de parejas casadas y encontró que las parejas que tienen mayor diferencias de edad son menos resilientes a los problemas económicos y se sienten menos satisfechas, en comparación con las parejas que tienen casi la misma edad. Después de 6 a 10 años, la satisfacción se deterioró rápidamente en las parejas que tenían más de 7 años de diferencia de edad.

La vida de casados no es fácil. A través de los años deberán afrontar problemas de diferente índole y altamente estresantes, como la perdida del trabajo o los problemas económicos.

Y según los autores, las parejas de edades similares tienen la ventaja de estar más “sincronizados”, más de acuerdo, con las decisiones de la vida que afectan a la pareja: cuando tener hijos, cómo gastar el dinero, etc, y están mejor equipados para afrontar los problemas económicos. Por lo contrario, un serio problema económico podría exponer las diferencias de intereses, objetivos y las tensiones en la parejas con mayor diferencia de edad.

Fuente: University of Colorado

  • Ciencia y Evidencia en Psicología

La edad en la que los hombres fueron expuestos a la pornografía moldearía sus actitudes hacia las mujeres

  • David Aparicio
  • 09/08/2017

En la última convención anual de la Asociación Americana de Psicología (APA), se presentó una valiosa investigación sobre el efecto de la exposición a la pornografía y las actitudes de los hombres hacia las mujeres.

“El objetivo de nuestro estudio era examinar cómo la edad de la primera exposición a la pornografía, y la naturaleza de dicha primera exposición, predice la conformidad con dos normas masculinas: Playboy – o comportamiento sexual promiscuo – y la búsqueda de poder sobre las mujeres”, dijo Alyssa Bischmann, un estudiante de doctorado de la Universidad de Nebraska, Lincoln.

Entre más temprano eran los hombres expuestos a la pornografía, más propensos eran a desear ejercer control/poder sobre las mujeres

En total participaron 330 hombres que tenían entre 17 y 54 años de edad. A todos se les encuestó sobre su primera exposición a la pornografía, específicamente la edad qué tenían, y si fue intencional, accidental o forzada. Con estos datos se procedió a aplicarles un cuestionario con 46 preguntas que evaluaban sus actitudes masculinas.

La edad promedio en que tuvieron el primer contacto con la pornografía fue de 13.37 años; la exposición más temprana fue a los 5 años y la más tardía fue a los 26. La mayoría de ellos dijo que la primera exposición fue accidental (43.5%), 33.4% dijo que fue intencional y el 17.2% aseguró que fue forzado.

Al cruzar los datos de la edad de exposición con las actitudes hacia las mujeres encontraron dos tendencias significativas.

Entre más temprano eran los hombres expuestos a la pornografía, más propensos eran a desear ejercer control/poder sobre las mujeres. Por otro lado, los que fueron expuestos a mayores edades mostraron una tendencia hacia las conductas promiscuas con las mujeres.

Estos resultados tomaron por sorpresa a los autores, porque ellos pensaban encontrar ambas actitudes en los sujetos que fueron expuestos más temprano a la pornografía.

Otro dato que los tomó por sorpresa, fue el hecho de que el tipo de exposición (accidental, intencional o forzada) no afectó las actitudes de promiscuidad o control sobre las mujeres.

A pesar de las limitaciones del estudio, sus resultados apuntan a lo que otras investigaciones también han encontrado: la pornografía tiene un impacto en las conductas de los hombres heterosexuales, específicamente en las actitudes hacia las mujeres.

Con esta nueva información sobre los hábitos de consumo de pornografía y su exposición, se podrá trabajar en programas de prevención de abuso sexual, especialmente en aquellos niños que fueron expuestos a la pornografía en edades tempranas.

Puedes leer el abstract de la presentación realizada en la 125 conferencia anual de la Asociación Americana de Psicología.

Fuente: APA

  • Sponsor

Curso online: El pensamiento científico, por la Universidad Nacional Autónoma de México

  • David Aparicio
  • 09/08/2017

¿El pensamiento científico es sólo para científicos? Su utilidad va mucho más allá, ayudando a las personas a tomar mejores decisiones todos los días. El objetivo de este curso es fomentar en pensamiento científico en los alumnos para ayudarles a tomar mejores decisiones profesionales, personales y sociales.

Para lograr este objetivo, el curso destila conceptos de ciencias y filosofía a un nivel accesible al público general, ilustrándolos con ejemplos actuales de diversas áreas.

Programa del curso

El curso está dividido en 6 semanas. Cada semana se ahondará en un tema especifico:

  1. En busca de la verdad: una breve historia de la ciencia.
  2. ¿Cuál de todas las verdades es mejor? La ciencia como fenómeno social
  3. ¿Cómo llegar a las verdades? Métodos científicos
  4. ¿Qué hago con las verdades? Ciencia en la vida cotidiana.
  5. ¿Cómo se propagan las verdades (y las mentiras)? Hechos, creencias, opiniones e incertidumbre
  6. ¿Y si no encuentro una verdad? Más allá de la ciencia

El curso es dictado por: Carlos Gershenson, Investigador y Jefe del Departamento Ciencias de la Computación, IIMAS.

Como siempre, tendrás acceso a vídeos explicativos y material de lectura durante todo el curso. Al completar la cursada obtendrás un certificado de aprobación por la Universidad Nacional Autónoma de México.

El curso inicia el 14 de agosto. Para mayor información en inscripción ingresa aquí.

  • Artículos Recomendados de la Web

La publicidad que engorda a tus hijos

  • David Aparicio
  • 08/08/2017

Javier Salas para El País:

“Son muchísimas las evidencias científicas del gran poder de influencia que la publicidad tiene sobre la alimentación de los menores”, asegura Miguel Ángel Royo-Bordonada, investigador de la Escuela Nacional de Salud Pública y autor de numerosos estudios sobre este problema. El año pasado publicó el mayor análisis que se ha realizado sobre los anuncios que ven niñas y niños en la televisión española. “Los menores reciben 7.500 impactos al año de mensajes que les dicen que coman un producto que no es saludable, asociados además a emociones positivas, a regalos y obsequios, y que además aseguran que son más sanos cuando es al contrario”, denuncia este especialista.

¡Impresionante! Y todavía hay algunos que se atreven a negar el efecto de la publicidad sobre nuestros hábitos alimenticios.

Lee el artículo completo en El País.

  • Artículos de opinión (Op-ed)

Cómo estar en desacuerdo: una guía para dar mejores argumentos y debates

  • David Aparicio
  • 08/08/2017

Fundamos Psyciencia con el anhelo de crear un lugar para el debate y análisis de la ciencia y de la psicología en particular. Pero rápidamente descubrimos que la gente no suele usar el espacio de comentarios para compartir sus ideas y leer la opinión de los otros. Los comentarios, en lugar de conversaciones, se parecen más a un grupo de personas gritando cada una sus argumentos sin importarles si el otro escucha o no. Como resultado los comentarios raramente aportan argumentos interesantes y análisis valiosos.

No digo que todos sean así. Aquí tienen un ejemplo de un buen debate. Pero son pocos los comentarios que permiten y facilitan una sana participación. El problema es tan grande que incluso las páginas más importantes han decidido eliminar los comentarios de sus artículos y prefieren recibir las opiniones de sus lectores por email, al estilo de la clásica “Carta al editor”.

Pero no todo está perdido. Podemos aprender a escribir buenos comentarios, siempre y cuando entendamos qué se necesita para construir argumentos sólidos que expliquen por qué estamos en desacuerdo con los argumentos previamente.

En el año 2008 Paul Graham escribió una guía, traducida al español por El Diablo en los Detalles, en la cual se presentan y describen los diferentes niveles del estar en desacuerdo que te ayudarán a escribir mejores comentarios.

DH0. Insulto (“Name-calling”)

Esta es una de las formas más bajas de desacuerdo y probablemente también la más común. Todos hemos visto comentarios como:

“¡¡¡eres un maricón!!!”

Es importante darse cuenta también que insultos más articulados tienen tan poco peso el anterior, por ejemplo:

“El autor tiene conocimiento muy superficial y es un ególatra”,

no es más que una versión pretenciosa de “¡¡¡eres un maricón!!!”

DH1. Ad Hominem

Un ataque ad hominem no es tan débil como el mero insulto. Incluso puede que tenga un poco de peso. Por ejemplo, si un senador escribe un artículo diciendo que los sueldos de los senadores debería ser incrementados, uno podría responder:

“Por supuesto que el dice eso, es un senador.”

Esto no refuta el argumento del autor, pero al menos es relevante a la discusión. Sin embargo, todavía es una forma muy débil de desacuerdo. Si hay algo errado en el argumento del senador, uno debería decir lo que es; y si no hay nada errado, ¿que diferencia hace que él sea senador?

Decir que el autor no tiene la autoridad para escribir sobre un tema es una variante de ad hominem – y una forma particularmente inútil, porque las buenas ideas frecuentemente se originan en personas que vienen de otros campos. La pregunta es si el autor tiene razón o no. Si la falta de autoridad le causó el cometer errores, apunta cuáles son. Y si no lo hizo, entonces no hay problema.

DH2. Respondiendo al tono

En el siguiente nivel comenzamos a ver respuestas a lo que se ha escrito en vez de al escritor. La forma más baja de estos niveles es el estar en desacuerdo con el tono del autor, por ejemplo:

“No puedo creer que el autor desestime el Diseño Inteligente en una forma tan poco responsable.”

Aunque es mejor que atacar al autor, esta es todavía una forma muy débil de desacuerdo. Importa mucho más si el autor tiene razón o no que cuál es su tono. Especialmente porque el tono es tan difícil de juzgar. Alguien que tiene un problema con algún tema puede ofenderse por el tono que otros lectores pueden encontrar neutral.

lo peor que uno puede decir sobre algo es criticar su tono

Así que si lo peor que uno puede decir sobre algo es criticar su tono, no está diciendo mucho. ¿Está delirando el autor, pero está en lo correcto? Mejor esto que ser serio pero estar equivocado. Y si el autor no está en lo correcto, menciona en qué.

DH3. Contradicción

En este nivel finalmente obtenemos respuestas a lo que fue dicho, en vez de comentarios sobre cómo o quién lo dijo. La forma más baja de respuesta a un argumento es simplemente plantear el caso opuesto, con poca o ninguna evidencia que lo apoye.

Esto es frecuentemente combinado con frases DH2 como:

“No puedo creer que el autor desestima el Diseño Inteligente en una forma tan irresponsable. El diseño inteligente es una teoría científica legítima.”

Contradicción que puede tener peso a veces. A veces el mero hecho de ver el caso opuesto explícitamente es suficiente para ver que es correcto. Pero habitualmente la evidencia ayuda.

DH4. Contraargumento

En el nivel 4 llegamos a la primera forma de desacuerdo convincente: el contraargumento. Las formas previas pueden ser ignoradas ya que no prueban nada. Contraargumento puede probar algo. El problema es que es difícil saber exactamente qué.

Contraargumento es contradicción más razonamiento y/o evidencia. Cuando es apuntado directamente el argumento original, puede ser convincente. Pero desafortunadamente es común que los contraargumentos sean dirigidos a algo ligeramente distinto. Frecuentemente dos personas discutiendo apasionadamente sobre algo de hecho están discutiendo sobre dos cosas distintas. A veces incluso están de acuerdo el uno con el otro, pero están tan inmersos en su disputa que no se dan cuenta.

Podría haber una razón legítima para argumentar contra algo ligeramente distinto a lo que el autor original dijo: cuando uno cree que se le escapó lo más importante del tema sobre el que escribió. Pero cuando uno hace eso, debería decirlo explícitamente.

DH5. Refutación

La forma más convincente de desacuerdo es la refutación. Es también la más rara, porque requiere más esfuerzo. De hecho, la jerarquía de desacuerdo forma una especie de pirámide, en el sentido que mientras más arriba uno va, menos instancias encontrará.

Para refutar a alguien probablemente tengas que citarlos. Debe encontrar una “pistola humeante”, un párrafo con el que uno está en desacuerdo y que cree equivocado. Si no puedes encontrar una cita con la que estás en desacuerdo, puede que estés en desacuerdo con un espantapájaros.

La forma más convincente de desacuerdo es la refutación. Es también la más rara, porque requiere más esfuerzo

Aunque en general la refutación requiere citación, citación no necesariamente implica refutación. Algunos escritores citan parte de cosas con la que están en desacuerdo para dar la impresión de refutación legítima, y después proceden con una respuesta tan baja como DH3 o incluso DH0.

DH6. Refutar el Punto Central

La fuerza de una refutación depende de qué estás refutando. La forma más poderosa de refutación es refutar el punto central del argumento.

Incluso en formas tan altas como DH5 todavía vemos deshonestidad deliberada, como en el caso cuando alguien elige puntos menores de un argumento y los refuta. A veces el espíritu con que esto se hace lo convierte más en una forma más sofisticada de ad hominem que una refutación real. Por ejemplo, corregir la gramática de alguien, o insistir en apuntar errores menores en nombres o números. Aunque el argumento opuesto depende de esas cosas, el único propósito de corregirlos es desacreditar al oponente.

Refutar algo de verdad requiere que uno refute el punto central, o al menos uno de ellos. Y eso significa que tienes que comprometerte explícitamente a saber cuál es el punto central. Por lo tanto, una refutación realmente efectiva sería algo como

“El punto principal del autor parece ser x. Como él dice:

<cita del artículo original>

Pero esto está equivocado por las siguientes razones….”

La cita que uno destaca como errada no necesita ser el punto principal del autor. Es suficiente refutar algo sobre lo que este punto depende.

Qué significa

Ahora tenemos una forma de clasificar formas de desacuerdo. ¿Para qué sirve? Una cosa que la jerarquía de desacuerdo no nos da es la forma de elegir un ganador. Una respuesta DH6 puede ser completamente errada.

Pero aunque niveles DH no establecen un límite mínimo sobre cuán convincente es una respuesta, si establecen un límite máximo. Una respuesta DH6 puede ser poco convincente, pero una DH2 o más baja siempre es poco convincente.

No tienes que ser cruel cuando tienes algo real que decir. De hecho, no quieres ser cruel. Si tienes algo real que decir, el ser cruel se convierte en un obstáculo

La ventaja más obvia de clasificar las formas de desacuerdo es que ayudará a la gente a evaluar lo que leen. En particular, los ayudará a ver más allá los argumentos más intelectualmente deshonestos. Un expositor o escritor elocuente puede dar la impresión de vencer a un oponente meramente usando palabras fuertes. De hecho esta es probablemente la característica que define a un demagogo. Al darle nombres a las distintas formas de desacuerdo le damos a los lectores críticos una forma de ver esos problemas.

Esas etiquetas también pueden ayudar a otros escritores. La mayor parte de la deshonestidad intelectual es sin intención. Alguien que está argumentando contra el tono de algo con lo que está en desacuerdo puede creer que realmente dice algo. Dar un par de pasos atrás y ver su posición en la jerarquía de desacuerdos puede inspirarlo a tratar de moverse más arriba, a contraargumentar o refutar.

Pero el beneficio más grande de estar en desacuerdo bien no es solo que hará que las conversaciones sean mejores, sino que hará más feliz a los participantes. Si estudias las conversaciones, encontrarás que hay mucha más crueldad en DH1 que en DH6. No tienes que ser cruel cuando tienes algo real que decir. De hecho, no quieres ser cruel. Si tienes algo real que decir, el ser cruel se convierte en un obstáculo.

Si moverse más arriba en la jerarquía hace que la gente sea menos cruel, eso hará que la mayoría de ellos también sean más felices. En general, la gente no disfruta la crueldad, lo hacen porque no pueden evitarlo.

  • Ciencia y Evidencia en Psicología

¿Sos sobreprotector con tus hijos?

  • Alejandra Alonso
  • 08/08/2017

Muchos padres desearían que sus niños no experimentaran sufrimiento de ningún tipo. Sin embargo el dolor, la tristeza y la pérdida son parte de la vida. Al intentar que tus hijos no tomen riesgos o cometan errores, hacer sus tareas (del hogar y/o la escuela) y proyectos o resolver sus conflictos, los podés estar privando de aprender habilidades muy importantes para la vida.

Si haces esas cosas, probablemente seas un padre sobreprotector.

Sin lugar a dudas tus intenciones son las mejores, colmadas de compasión y bondad. No querés que tu niño enfrente desafíos o salga herido de alguna situación. Queres ayudarlo y darle apoyo, que se sienta amado y sepa que alguien se preocupa por el/ella (y asumís que protegerlo/a es la mejor o la única manera de lograrlo). Quizás ni siquiera te das cuenta que estás siendo sobreprotector/a.

Los niños con padres sobreprotectores aprenden que no pueden manejar o resolver sus propios problemas

La psicóloga Lauren Feiden, especialista en interacciones padre-hijo, dice que el problema es que afecta el desarrollo de conductas responsables y fomenta la dependencia. Además limita la exposición del niño a experiencias que son esenciales para la vida.

Liz Morrison, otra terapeuta que también trabaja con niños, explica que cuando son protegidos de los bajones de la vida, tienen dificultades al enfrentar a sentimientos negativos en la adultez.

Los niños con padres sobreprotectores aprenden que no pueden manejar o resolver sus propios problemas, agrega Feided.

Pueden padecer problemas de ansiedad, autoestima baja, o incluso un sentido de derecho. Es decir que el niño está en peligro de asumir que esta es la norma y desarrollar expectativas sobre cómo deben ser tratados.

Indicadores de sobreprotección

▪ No dejas que tu hijo/a explore. Por ejemplo, están en el parque pero no lo dejas explorar los juegos porque te da miedo que se caiga y se lastime, dice Morrison.

▪ Haces cosas por el niño/a que el/ella puede hacer sola. Es probable que le cortes la comida, le cargues las maletas o le ates los cordones aunque ellos puedan hacerlo, e incluso seguramente lo hacen en la escuela donde vos no estás, explica Feiden.

▪ Necesitas saber absolutamente todo: lo que el niño hace, piensa, siente, experimenta. Y haces preguntas todo el tiempo, ejemplifica Morrison.

▪ Te sobreinvolucras con la escuela. Puede que trates de que el niño tenga los mejores profesores o esté en la mejor clase. Probablemente te unas a alguna organización parental solo para echarle un ojo al niño/a, dice Morrison.

▪ Los “rescatas” de situaciones difíciles o incómodas. Por ejemplo, el niño tiene miedo de hablar con personas nuevas y se esconde detrás tuyo, así que vos hablas con ellos y los presentas. Así puedes estar reforzando esta conducta evitativa, impidiendo que el chico aprenda a manejar sus sentimientos, comenta Feiden.

¿Qué hacer entonces?

Si te sentís identificado/a con los indicadores nombrados arriba, las siguientes sugerencias pueden ayudar.

Fomenta la independencia (algo esencial para el desarrollo del niño) de formas sencillas. Recordá que las situaciones difíciles van a darle al niño un mayor conocimiento de sí mismos y la habilidad de regular sus emociones.

Feiden comparte el siguiente ejemplo: “si tu hijo dice que no puede atarse los cordones, anímalo a intentar. Felicitalo por hacerlo. Si se raspan la rodilla, mantene la calma y haceles saber que esta todo bien, alentándolos a seguir jugando y no a concentrarse en la rodilla raspada o diciéndoles que no vuelvan a hacer algo para no rasparse de nuevo.”

Modela calma mientras confrontan una situación incómoda o ansiógena

Los niños perciben la ansiedad de sus padres, por eso es importante mantener la calma cuando tu hijo enfrenta una situación estresante, para modelar esta conducta, dice Feiden.

Modela calma mientras confrontan una situación incómoda o ansiógena. De manera similar, puedes mostrarles a tus hijos que están dispuesto/a a afrontar tus miedos. Leiden ejemplifica con la siguiente afirmación: “A veces me siento preocupada/o cuando tengo que conocer personas nuevas. Pero voy a ser valiente y respirar profundo para estar calmada, mientras le digo ‘hola’ a esta persona.

Cuando tu hijo recibe malas calificaciones en un trabajo, puede que quieras ir a hablar con el profesor/a para cambiarlas. Pero un mejor enfoque sería enseñarle al niño estrategias para hablar con el profesor/a ellos mismos. Si siempre lo haces vos, el niño quizás ni aprenda a confronter situaciones por si mismo, dice Morrison.

También podes enseñarles estrategias para resolver conflictos con sus amigos.

Deja que experimenten cómo se siente fallar y perder (es parte de la vida y nos hace más resilientes). Que se apunten para entrar a un equipo aunque sepas que no lo van a lograr. Tal vez se den cuenta que no era para ellos o aprendan cómo entrar el siguiente año, explica Morrison.

Es natural que quieras proteger a tus hijos de cualquier tipo de peligro. Pero si lo hacemos, perjudicamos su crecimiento. Creamos dependencia. En otras palabras, hacemos lo opuesto a protegerlos: no los equipamos con las habilidades o experiencias necesarias para enfrentar la vida.

Fuente: Psych Central

  • Artículos Recomendados de la Web

Cómo leer una investigación científica

  • David Aparicio
  • 07/08/2017

Los colegas de Xakata Ciencia hicieron una muy buena traducción del artículo de Jennifer Raff, autora de un reconocido blog sobre ciencia, que nos explica paso a paso y sin enrredos, cómo leer y perderle el miedo a la lectura de las investigaciones científicas:

Los principales trabajos de investigación normalmente se dividen en las siguientes secciones: resumen, introducción, métodos y materiales, resultados y conclusiones / interpretaciones / discusión. El orden dependerá de la revista en la que se publique, puesto que algunas tienen archivos adicionales (información en línea suplementaria) que contienen detalles importantes de la investigación, pero que solamente se publican en línea en lugar de en el propio artículo (asegúrate de que no te olvidas de estos archivos).

Antes de comenzar con la lectura, tienes que tomar nota de los autores y de sus afiliaciones institucionales. Algunas instituciones (por ejemplo, la Universidad de Texas) son muy respetadas, mientras que otras (por ejemplo, el Discovery Institute) pueden parecer que son instituciones de investigación legítimas, pero operan bajo intereses privados. Si tienes tiempo busca en google “Discovery Institute” para entender por qué no es una buena idea utilizarlo como autoridad científica sobre la teoría de la evolución.

Lee el artículo completo en Xakata Ciencia.

  • Ciencia y Evidencia en Psicología

¿Tienes demasiadas pesadillas? Quizás estás durmiendo demasiado

  • David Aparicio
  • 07/08/2017

Ahora sé porque casi nunca tengo pesadillas, es más ni me acuerdo de los sueños.

Un reciente informe del Social Psychiatry and Psychiatric Epidemiology sugiere que las personas que duermen más de nueve horas cada noche y que se preocupan recurrentemente por el futuro tienen más probabilidades de experimentar pesadillas. Nada para sorprenderse.

La investigación proviene de la Universidad de Oxford en Inglaterra, y según sus autores, dormir tantas horas también facilita que hayan más sueños REM y es en esta etapa del ciclo de sueño donde ocurren más los sueños. Las pesadillas suelen ocurrir en el último tercio de la noche donde las etapas del sueño REM son más largas con cada ciclo de sueño completado.

También se encontró un incremento de la despersonalización y la paranoia, las cuales están directamente vinculadas con las pesadillas. Relacionado con esto, un estudio del año 2015 encontró que el 28% de las personas con depresión severa experimentan más pesadillas que las personas que no tienen depresión.

Los autores tomaron en cuenta otros factores como el consumo de alcohol o el ejercicio físico, pero estas actividades no se relacionaron con las pesadillas. Este último hallazgo resulta llamativo considerando que previas investigaciones han demostrado que el alcohol es un inductor de pesadillas y sueños vívidos.

Fuente: Medical Daily

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