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Publicaciones por mes

junio 2021

49 Publicaciones
  • Ciencia y Evidencia en Psicología

¿Son los eSports un verdadero deporte?

  • Federico Lande
  • 15/06/2021

A simple vista los deportes electrónicos o eSports son actividades que no requieren de una acción física de gran magnitud tal como estamos acostumbrados a entender el deporte desde su aspecto físico.

La pregunta «¿son los eSports un deporte?», es parte de los debates actuales relacionados al deporte y su interacción con las nuevas tecnologías.

¿Qué se considera deporte?

La Real Academia Española en su primera acepción define al deporte como «la actividad física, ejercida como juego o competición, cuya práctica supone entrenamiento y sujeción a normas»; mientras que la segunda acepción encontrada dice que el deporte es «recreación, pasatiempo, placer, diversión o ejercicio físico, por lo común al aire libre».

La definición de deporte se ha relacionado con todas las formas de actividad física leve, moderada, vigorosa casual u organizada con reglas, que requieren de acciones motoras en las cuales se compite y en todos los casos hay ganadores y perdedores.

¿Qué son los eSports?

El término deportes electrónicos o eSports, hace referencia a las competiciones de videojuegos en que se enfrentan jugadores humanos (humanos vs humanos, no humanos vs inteligencia artificial) usando una plataforma electrónica, y cuyo resultado depende de la habilidad de los jugadores más que del azar.

Vale aclarar que no todos los videojuegos son eSports, ya que para poder entrar en esta categoría, el videojuego requiere de una estructura que ofrezca a los jugadores un sistema de clasificación y competiciones que estén monitoreadas por entes reguladores.

Diferencias y semejanzas: deporte metal

Desde una perspectiva global de sector, los eSports son una realidad de competición, rendimiento, entretenimiento, social, económica y laboral (DEV, 2018; Hamari y Sjöblom, 2017; Stanton, 2015). En concreto, los eSports se definen como el juego competitivo organizado de videojuegos. Esto es, un gamer (jugador profesional de eSports) compite de forma individual o por equipos contra otro/s, en función del videojuego, sentado delante de una pantalla de ordenador, móvil o monitor de consola (p.ej., Play Station). Estas competiciones se juegan de forma presencial (en una sede común) o remota (cada uno desde su sede), y se retrasmiten a través de plataformas online como, por ejemplo, Twitch (Gerber, 2017).

Es verdad que los eSports son actividades que no requieren de una acción física de gran magnitud como el atletismo, por ejemplo. Quizás sea este aspecto el que genera más debate, y el más complicado de corresponder desde los eSports. Sin embargo, en primera instancia, el ejercicio físico que suponen deportes como el fútbol o el tenis, parece diferente en virtud del gasto de energía que demandan. Las semejanzas de los eSports con otros deportes son más cercanas a aquellos de corte más mental, como el ajedrez y el tiro olímpico, los cuales requieren preparación física y se encuentran en Centros de Alto Rendimiento.

Desde esta mirada, la preparación física necesaria para los eSports tiene similitudes con los deportes mentales dada la resistencia necesaria de los jugadores profesionales para aguantar el ritmo y duración de las competiciones, tanto a nivel físico (p.ej., desgaste físico y mental) como mental (p.ej., mantener la concentración y hacer frente al estrés de la competición).

Los eSports también contienen elementos comunes a los deportes tradicionales (p.ej., fútbol, hockey y ajedrez) desde el aspecto mental, rasgos que son relevantes desde la psicología aplicada y su estudio:

  1. hay un rendimiento principalmente mental, aunque en menor medida, también físico;
  2. la participación es organizada e incluye instituciones que lo avalan (p.ej., clubes de eSports);
  3. existen competiciones regladas (p.ej., en formato de liga durante una temporada o copa entre clubes);
  4. hay entrenamientos (físico, psicológico y técnico-táctico);
  5. están sujetos a normas; y
  6. tienen un carácter competitivo.

Conclusión

De acuerdo con las características pertenecientes a la actividad física, acciones motoras, reglas y normativas, y además la influencia social y psicológica, podríamos concluir que los eSports deberían ser considerados un deporte.

Jugar a ciertos videojuegos y/o competir en los eSports puede ser fuente de disfrute, ocio y entretenimiento, así como una excelente herramienta inclusiva, de promoción de las relaciones sociales, la actividad física y la salud. Lograr una mejor comprensión de los factores humanos, la dinámica y los desafíos comunes de los deportes tradicionales, videojuegos y eSports, podría ayudar a definir e interpretar los deportes electrónicos y aprovechar las oportunidades que surgen de las similitudes entre los deportes tradicionales y electrónicos.

Los eSports seguirán evolucionando, pero no es lo mismo «jugar un videojuego» que participar de algún deporte electrónico, ya que el contexto competitivo es intrínseco en el término eSports. Por esta razón es importante desarrollar estrategias en donde profesionales de la salud y el deporte estén capacitados para implementar modelos alternativos de satisfacción de las necesidades básicas por medio de los eSports.

Referencias bibliográficas:

  • Ayora, V. (06 de abril de 2019). El COI acepta a los eSports como «actividad deportiva». Marca. Recuperado de https://www.marca.com/eSports/2019/04/06/5ca8f65c22601dfd0a8b463a.htm
  • Cantón, E. (2016). La especialidad profesional en Psicología del Deporte. Revista de Psicología Aplicada al Deporte y al Ejercicio Físico, 1, e12. https://doi.org/10.5093/rpadef2016a2
  • Carretero, A. (08 de marzo de 2019). Las jugadoras piden paso en los eSports: el 22% de los ‘gamers’ son mujeres. Palco23. Recuperado de https://www.palco23.com/entorno/las-mujeres-piden-paso-en-los-eSports-el-22-de-los-gamers-son-mujeres.html
  • García-Naveira, A. (2019). MAD Lions eSports Club: Experiencia profesional del psicólogo del deporte. Revista de Psicología Aplicada al Deporte y al Ejercicio Físico, 4, e7, 1-11 https://doi.org/10.5093/rpadef2019a6
  • García-Naveira, A., Jiménez, M., Teruel, B. y Suárez, A. (2018). Beneficios cognitivos, psicológicos y personales del uso de los videojuegos y eSports: una revisión. Revista de Psicología Aplicada al Deporte y al Ejercicio Físico, 3, E16, 1-14. https://doi. org/105093/rpadef2018a15
  • Hulk, T. (2019). The Social Context of the Benefits Achieved in eSport. The New Educational Review, 55(1), 160-169. https://doi. org/10.15804/tner.2019.55.1.13
  • Real Academia Española (RAE, 2021). Deporte. Recuperado de: https://dle.rae.es/?id=CFEFwiY

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  • Recursos para Profesionales de la Psicología

Cuando tu consultante está estancado en el infierno

  • David Aparicio
  • 14/06/2021

¿Cómo generar motivación cuando los consultantes se niegan a practicar las habilidades de regulación emocional que se abordan en la terapia dialéctica conductual? Marsha Linehan te ofrece una breve recomendación para ayudarte ante esta dificultad que abordamos con frecuencia los terapeutas.

Recuerda que puedes activar los subtítulos en español desde el reproductor de Youtube.

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  • Salud Mental y Tratamientos

Libérate de los tentáculos del sufrimiento con la aceptación radical

  • Equipo de Redacción
  • 14/06/2021

Por: Joshua Coleman

Pueden suceder cosas terribles. Te diagnostican una enfermedad incurable. Un accidente cambia su capacidad para realizar las actividades que hicieron la vida divertida y significativa. Tu cónyuge decide que quiere a otra persona. Incluso si tiene la suerte de evitar grandes eventos que cambian su vida, se enfrentará a decepciones, heridas o humillaciones que requieren que le dé sentido a las muchas formas en que la existencia puede ser dolorosa.

La inevitabilidad del sufrimiento está escrita en cada aspecto de nuestro pasado compartido. Ha preocupado a filósofos como Aristóteles, Sócrates, los estoicos, los epicúreos y los cínicos. Los líderes religiosos han instruido a los fieles en el significado del sufrimiento desde que los humanos concibieron por primera vez a los espíritus o dioses. La creencia de que nuestra interpretación de los eventos determina nuestra experiencia del dolor se vio en los escritos del budista Dharmakīrti del siglo VII y del erudito islámico del siglo XI Ibn al-Haytham. La universalidad del sufrimiento se hace palpable a través de obras de arte como la escultura inacabada de Miguel Ángel, la Piedad de Rondanini (1552-64), o la Chacona en re menor de J S Bach (c1710s-20s), por nombrar solo algunas.

A pesar de toda esa sabiduría y perspectiva acumuladas, todavía no sé qué decirles a algunos de mis amigos o consultantes que están sufriendo. No hay un cuerpo nuevo para la mujer diagnosticada con cáncer de ovario en etapa 4. No hay columna vertebral nueva para mi amigo que tuvo una lesión grave en la médula espinal por un accidente de esquí. Tampoco existen soluciones sencillas para los padres cuyos hijos adultos ya no los quieren en sus vidas, un área en la que me he especializado durante los últimos 15 de mis 40 años como psicólogo. No es raro que estas personas se pregunten: “¿Moriré solo en una cama de hospital sin hijos o nietos que me consuelen? ¿Quién me enterrará? ¿Mis hijos me extrañarán una vez que me haya ido?”.

Nadie me entrenó para estas preguntas, y estoy seguro de que respondí de manera torpe e ineficaz en los primeros años cuando comencé a recibir muchas referencias después de escribir mi primer libro sobre el distanciamiento, When Parents Hurt (2007). Pero después de trabajar con tantos padres separados durante los últimos 15 años y hacer mi propia investigación a través del Centro de Encuestas de la Universidad de Wisconsin, resumida en mi nuevo libro Rules of Estrangement (2021), descubrí lentamente algo importante: cuanto más tratamos de evadir o evitar realidades dolorosas, más nos enredamos en los tentáculos de su abrazo.

Encontré orientación en la investigación de la psicóloga Marsha Linehan, fundadora de la terapia conductual dialéctica. “El camino para salir del infierno es a través de la miseria”, escribió Linehan. “Al negarte a aceptar la miseria que es parte de salir del infierno, vuelves a caer en el infierno”. El camino para salir del infierno es a través de la miseria. ¿Qué se supone que significa eso? Significa que tienes que empezar por “aceptar radicalmente” dónde estás ahora. La aceptación radical significa que no luchas contra lo que sientes en este momento. ¿Te sientes triste? Sentirse triste. No lo juzgues, no lo rechaces, no lo disminuyas y no trates de controlar su paso. Vuélvase hacia el sentimiento en lugar de alejarse de él.

Aprendí esta lección por las malas. Parte de mi interés en el distanciamiento comenzó cuando mi propia hija cortó el contacto conmigo durante varios años cuando tenía poco más de 20 años. Me había divorciado de su madre durante algún tiempo, pero finalmente me volví a casar y tuve más hijos, un acto que hizo que se sintiera desplazada de una manera que no había entendido completamente hasta que ella fue adulta. Durante esos terribles años de mi distanciamiento, me encontré ensayando a diario todos los errores paternos que había cometido. Los tiernos recuerdos que parecían insensibles a la revisión se llenaron de dudas y autocríticas. Los momentos en que supe que había estado lejos de ser mi mejor yo como padre se vieron empujados a un tortuoso ciclo de giro de ‘Si tan solo no hubiera dicho eso, hecho eso, escrito eso’. En algún momento, en lugar de continuar por este camino pensé: “Es posible que tu hija nunca más te vuelva a hablar. Para siempre. ¿Cuándo fue la última vez que la viste? Esa podría ser la última vez que la veas. Vas a tener que aceptar eso”. No era una voz dura o crítica, más bien un sabio consejo de una parte censurada de mí. Y la tolerancia de esa triste realidad fue, paradójicamente, reconfortante. Me ayudó a dejar de luchar contra algo que no estaba cambiando. Me liberó para estar más abierto a enfrentar las formas en que la decepcionaría, un acto que condujo a nuestra eventual y bendita reconciliación.

La aceptación radical enfatiza la importancia de enfrentar nuestra condición actual en todas sus terribles implicaciones. Declaraciones como “Esto no es justo”, “No me lo merezco”, “No es así como se supone que debe ser”, por cierto que sea, solo aumentan nuestro sufrimiento. Para usar un ejemplo mundano, considere quedarse atrapado en el tráfico, una situación en la que tiene poco control. Es tentador reprenderte por no irte antes, por vivir en una ciudad congestionada o por odiar a la persona que está causando el tráfico porque no revisó el medidor de gasolina antes de irse.

Por supuesto, vivir en el presente no significa necesariamente más alegría, o ninguna alegría, en realidad. En todo caso, concentrarse en el presente inmediato podría intensificar sus sentimientos de tristeza, miedo o ira. Sin embargo, podemos ganar un control y una conciencia cada vez mayores sobre cuánto tiempo y con qué intensidad experimentamos realidades dolorosas al enfrentarlas en el presente. Podemos reinterpretar el significado de eventos dolorosos, tomar acciones para disminuir el dolor y reducir la distancia que recorre a través de otros aspectos de nuestras vidas. Enfrentar nuestros pensamientos y sentimientos de frente también podría liberarnos para apreciar los aspectos positivos de nuestra vida, no relacionados con el evento preocupante: aquellos a quienes amamos y aquellos que nos aman.

Un ejemplo de ir hacia sentimientos dolorosos se ilustra en el trabajo de la psicóloga y neurocientífica Lisa Feldman Barrett, quién aconseja a las personas que se adentren en la “granularidad” de sus emociones. Si hay algo que te entristece, intenta profundizar aún más en tu exploración y descripción. Pregúntese si es solo tristeza, o en realidad es desesperación, dolor, miseria, agonía, rechazo, inseguridad, dolor o derrota. ¿Es solo ira? ¿O es resentimiento, rabia, irritación, celos, enfado o amargura?

¿Por qué debería ser más específico? Barrett, quien escribió el libro How Emotions Are Made (2017), descubrió que una mayor granularidad emocional se asoció con una menor necesidad de medicamentos, menos días de hospitalización por enfermedades y una mayor flexibilidad en la regulación de las emociones. Barrett no recomienda que nos detengamos en el sentimiento, sino que tratemos de explorar su forma y límites para aumentar su definición.

Barrett señala que la cultura determina en gran medida a qué atendemos y cómo se generan nuestras emociones. No está de acuerdo con investigadores como el psicólogo Paul Ekman, que cree que cada emoción tiene su propia firma neurológica que puede identificarse de manera similar en todas las culturas. En cambio, observa que algunas culturas no tienen un concepto unificado para las experiencias que los occidentales agrupan como “una emoción”. Enumera como ejemplos a los ifaluk de Micronesia, los balineses, los fulani de África occidental, los ilongot de Filipinas, los kaluli de Papua Nueva Guinea, los minangkabau de Indonesia, los pintupi de Australia occidental y los samoanos como culturas que caracterizan las emociones no como algo que ocurre dentro del individuo, pero como eventos interpersonales que requieren dos o más personas.

El poder de la aceptación radical también se puede encontrar en la terapia de exposición, una forma de terapia cognitivo-conductual (TCC). En la terapia de exposición, los participantes son guiados para aumentar gradualmente la presión sobre los eventos o resultados que más temen, temen o buscan evitar. Esta forma de terapia se puede realizar imaginando la experiencia, por ejemplo, cuando un soldado con trastorno de estrés postraumático (TEPT) es guiado para revivir un evento traumático de la guerra, o cuando alguien que teme hablar en público se une a Toastmasters y es necesario, con el tiempo, subir al escenario y hablar con el público.

La terapia de exposición, como la aceptación radical, opera desde la premisa de que lo que permanece en la oscuridad crece en la oscuridad; esa serenidad se logra mejor mirando más profundamente el rostro de lo que tememos que yendo en la otra dirección. Por ejemplo, la primera vez que vea una película de terror, se horrorizará, es decir, si está haciendo su trabajo. Pero, ¿cuán asustado estará el quinto, y mucho menos el décimo visionado de la misma película? En algún momento, tu mente concluye que, dado que no ha sucedido nada terrible, deberías revisar tu correo electrónico o comprar algo para comer. El paralelo con la película de terror es que cuanto más nos exponemos (y aceptamos radicalmente) aquello a lo que tememos, más disminuimos su influencia sobre nosotros. Cuanto más evitemos enfrentar nuestros miedos, menos podremos aflojar su control.

Otra técnica utilizada en la terapia de exposición es la “inundación”, que emplea la técnica de la “flecha hacia abajo”. Aquí, tomas el evento que más te preocupa y sigues bajando, bajando, bajando hasta que alcanzas el peor de los casos. Por ejemplo, Jennifer descubrió que su esposo la estaba engañando. Cuando ella lo confrontó, él lo admitió, dijo que estaba enamorado de la otra mujer y que quería solicitar el divorcio. Jennifer estaba comprensiblemente devastada y con un dolor enorme. Sin embargo, tenía un problema mayor, y esa era la forma en que su mente la aterrorizaba diciéndole que era culpa suya, que nunca se volvería a enamorar y, quizás lo más importante, que el dolor que estaba experimentando era intolerable. Utilizando el modelo de la película de terror, le pedí a Jennifer que escribiera un párrafo de sus predicciones más convincentes sobre el futuro y sus creencias sobre su falta de valor con todos sus escalofriantes detalles. Le indiqué que lo escribiera todos los días y lo leyera una y otra vez durante 5 a 15 minutos hasta que su ansiedad y sus emociones comenzaron a disminuir ese día. La desalenté de distraerse porque sabía que su mente no podía aburrirse apropiadamente con la película de terror a menos que la estuviera viendo intensamente. Con el tiempo, su ansiedad comenzó a disminuir y sus ideas comenzaron a desafiar la automaticidad de sus creencias patógenas. Como la mayoría de las intervenciones psicológicas, requirió práctica y diligencia diarias. Sin embargo, con tiempo y esfuerzo, pudo acortar tanto la duración como la intensidad de su sufrimiento yendo hacia él en lugar de alejarse de él.

Las técnicas de inundación y exposición pueden parecer similares a lo que ya está haciendo: repetir y reproducir sin cesar eventos negativos sin ninguna consecuencia positiva. Sin embargo, el objetivo no es solo obsesionarse con sus preocupaciones o emociones difíciles; es reservar conscientemente un tiempo limitado todos los días, generalmente con la instrucción de un terapeuta capacitado en TCC, para tolerar gradualmente más y más de sus peores creencias hasta que las emociones dejen de ser tan convincentes.

La meditación de atención plena es una forma común de practicar la aceptación radical, ya que el objetivo es observar los pensamientos y sentimientos que surgen y luego volver a la respiración, el mantra o cualquier otra cosa que ancle al practicante al presente. La diferencia entre la meditación y las técnicas de exposición es que esta última alienta intencionalmente a traer a la mente los peores escenarios, mientras que a los meditadores comúnmente se les instruye para que simplemente observen y acepten lo que aparezca, positivo o negativo, y luego verlo pasar.

Sin embargo, la distinción entre exposición y meditación puede ser tenue. Una meditación llamada maranasati (conciencia de la muerte) anima a las personas a pensar con frecuencia en su propia mortalidad. Como se dice que Buda dijo: “De todas las meditaciones de atención plena, la de la muerte es suprema”. Enfrentarse a la muerte podría permitirnos sentirnos más aceptables y agradecidos por estar vivos. Podría recordarnos que, a pesar del dolor y las complicaciones de la vida, es mejor que la alternativa. Y si quieres practicar cómo enfrentar tu inevitable fallecimiento, hay una aplicación para eso llamada “Nosotros croamos” (en serio).

El pediatra y psicoanalista Donald Winnicott argumentó que los bebés y los niños pequeños internalizan la actitud y disposición de los padres al jugar de forma independiente en presencia de la madre (casi todas las investigaciones psicológicas se centraron en las madres hasta hace aproximadamente dos décadas, cuando descubrimos a los padres). En el escenario del juego, el “entorno de contención” de interés y disponibilidad de los padres permite a los bebés explorar su entorno con más confianza y sentimientos de seguridad. Los teóricos posteriores del apego, como Mary Ainsworth, descubrieron que los bebés que se sentían unidos de forma segura eran más aventureros en sus exploraciones que los que tenían un apego menos seguro.

Winnicott describió la terapia como una forma de juego en la que los consultantes exploran la gama completa de sus pensamientos o sentimientos con el apoyo de su terapeuta. Por ejemplo, gran parte de lo que hago como psicólogo es escuchar. Aconsejo donde puedo, hago sugerencias cuando sea apropiado, pero también ofrezco la voluntad no solo de escuchar el dolor de mis consultantes, sino de hacerlo sin interrumpirlos, aconsejarlos o desafiarlos para que consideren explicaciones alternativas. En lugar de asegurarles que no es tan malo, que las cosas mejorarán, que está destinado a cambiar, es más probable que acepte que su dolor es comprensible, que su situación podría no mejorar; de hecho, podría empeorar. — y que su dolorosa realidad actual podría ser la nueva normalidad. Me tomó años ver el valor terapéutico de simplemente callarme y permitir que mis consultantes entraran en sus detalles, sin intentar mejorarlo todo. En el proceso de simplemente escuchar y cuidar, estoy extendiendo mi aceptación radical de su dolorosa situación.

Por supuesto, la mayoría de la gente quiere consejos y dirección de su terapeuta, y estoy feliz de complacerlos. Pero primero tienen que saber que puedo tolerar escuchar cuán intensamente convincentes son sus pensamientos o sentimientos dolorosos, cuán miserables fueron sus acciones y cuánta culpa sienten por los resultados de su vida. Una vez que eso esté en su lugar, estaré en mejores condiciones para ayudarlos a avanzar hacia la autocompasión, especialmente en los casos en los que están abrumados por sentimientos continuos de autocrítica. Aceptar radicalmente nuestros defectos, las formas en que nuestras acciones lastiman a los que amamos, las formas en que no somos quienes esperábamos ser, no es solo nuestra mejor oportunidad de redención a los ojos de aquellos a quienes lastimamos; es nuestra mejor oportunidad de cambiar nuestra relación con nuestros propios sentimientos profundos de culpa, tristeza o arrepentimiento.

Pero, ¿por qué es tan común sentirse ansioso? Es porque nuestros cerebros no evolucionaron para mantenernos felices; evolucionaron para mantenernos vivos. En esa medida, nuestras mentes inflan los peligros potenciales porque aquellos que no evaluaron las amenazas reales no vivieron lo suficiente para transmitir sus genes. Por ejemplo, si mis antepasados ​​judíos hubieran dicho: “Dictador, schmictador. ¡Te preocupas demasiado!” Y se quedaron en Europa del Este, no habrían sobrevivido lo suficiente como para transmitirnos sus genes ansiosos a mí y a mi descendencia. Dicho de otra manera, el elenco de personajes mentales molestos, catastrofistas, sobregeneralizantes y autocríticos que crean tanto sufrimiento tiene un valor adaptativo; simplemente no deberían estar a cargo del espectáculo. La aceptación radical es una forma de decir: “Tienes mi atención. Gracias por su preocupación de que las cosas sean tan terribles como está describiendo y que también puedan ser tan malas en el futuro. Me he tomado en serio lo que tienes que decir, pero ahora voy a ver qué más emerge en mi conciencia”. Si bien muchos sentimientos dolorosos pasan sin nuestra intervención, aquellos que crean el sufrimiento más agudo requieren más de nosotros. Si no investigamos, etiquetamos ni aceptamos los pensamientos o sentimientos molestos, la parte de nosotros que cree que realmente estamos en peligro podría volverse más ruidosa e insistente.

Por otro lado, si algo he aprendido como psicólogo, es que lo que funciona para una persona será inútil para otra. Practicar la aceptación radical, o cualquiera de los otros métodos que he descrito aquí, podría ser un remedio demasiado débil para silenciar las voces agudas y convincentes que amenazan su bienestar. Si ese es el caso, es posible que lo ayuden mejor con acciones y actividades que lo alejen de sus cavilaciones, como el ejercicio intenso, la música alta, los amigos que lo apoyan, pasar tiempo en la naturaleza, dar a los demás y cultivar la autocompasión.

La cultura también puede determinar cuánto debemos trabajar para escapar de los confines de nuestras dolorosas creencias. Cada vez hay más pruebas de que las culturas con altos índices de desigualdad social, como las que se encuentran en Estados Unidos, China o la India, tienen índices de depresión y ansiedad mucho más altos que aquellas con una baja desigualdad social, como Alemania, Japón y los países escandinavos. Una investigación reciente de la psicóloga Iris Mauss y sus colegas descubrió que cuanto más activamente perseguimos la felicidad como una búsqueda individual, como se prescribe comúnmente en los EE. UU., más infelices, solitarios y deprimidos nos volvemos. Por el contrario, en aquellos países donde la felicidad se define como una forma de compromiso social más que como una búsqueda individual, el resultado es una mayor felicidad.

Eso es porque nuestro destino está indisolublemente ligado al de los demás. Los estadounidenses, a pesar de su asombrosa riqueza, son parientes pobres. Viven más aislados, más tribales, más solitarios. Si bien practicar la aceptación radical es una forma importante de enfrentar las verdades que preferimos evitar, los amigos y la familia que nos apoya pueden hacer que el acto de aceptación sea menos aterrador, menos solitario y, en última instancia, menos doloroso. Es “muy, muy peligroso”, escribe Virginia Woolf en Mrs Dalloway (1925), “vivir aunque sea un día”.

Pero mucho más peligroso cuando forjamos nuestros caminos solos.

Sobre el autor: Joshua Coleman es psicólogo en práctica privada y miembro principal del Council on Contemporary Families. Sus libros incluyen The Marriage Makeover (2004), The Lazy Husband (2005), When Parents Hurt (2007) y Rules of Estrangement (2021). Vive en el Área de la Bahía de San Francisco.

Artículo originalmente publicado en AEON y traducido para Psyciencia.

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  • Webinars

Intervenciones breves de ACT centradas en la rumia y preocupación para el tratamiento de los trastornos emocionales

  • David Aparicio
  • 11/06/2021

Los trastornos emocionales son los problemas psicológicos con mayor prevalencia y frecuentemente encontrados en la práctica clínica. Contar con un modelo de intervención breve y empíricamente validado para estas condiciones puede suponer un importante avance para la práctica de la psicología clínica tanto en el ámbito público como privado.

En los últimos 5 años, se ha desarrollado un modelo de intervención breve para trastornos emocionales basado en la Terapia de Aceptación y Compromiso (ACT). Este modelo está centrado en desmantelar patrones disfuncionales de rumia y preocupación, también conocidos como pensamiento negativo repetitivo (RNT). El pensamiento negativo repetitivo ha mostrado ser un proceso transdiagnóstico central y un objetivo importante de intervención en los trastornos emocionales. Este modelo de intervención, denominado RNT-focused ACT (por sus siglas en inglés), se encuentra fuertemente enraizado en una concepción contextual-funcional del lenguaje y la cognición denominada Teoría del Marco Relacional (RFT) y ha sido evaluado en más de 15 estudios clínicos realizados en Colombia, mostrando un alto grado de eficacia en múltiples dificultades y poblaciones.  

El objetivo de este webinar es compartir los fundamentos básicos de RNT-focused ACT, exponer brevemente su evidencia empírica y proporcionar una guía para su aplicación en distintos contextos y poblaciones a través de la presentación de protocolos clínicos disponibles.  

En este webinar aprenderás:

  • Los fundamentos básicos del modelo RNT-focused ACT.
  • La evidencia empírica disponible actualmente.
  • Los distintos protocolos clínicos disponibles y cómo puedes adaptarlos a distintos contextos y poblaciones.

Docente

Francisco J. Ruiz es doctor en Psicología por la Universidad de Almería (España) bajo la supervisión de la Dra. Carmen Luciano. Su investigación principal está centrada en la Psicología Clínica y Básica, concretamente, en la relación entre la Terapia de Aceptación y Compromiso y la Teoría del Marco Relacional, siendo un reconocido experto a nivel internacional en dichas áreas. Durante los últimos años, ha desarrollado intervenciones breves de ACT centradas en desmantelar patrones disfuncionales de rumia y preocupación, y ha dirigido múltiples estudios clínicos que evaluaron su eficacia. Ha publicado más de 80 artículos científicos. En 2020 fue nombrado miembro honorario de la Association for Contextual Behavioral Science y editor asociado de la Journal of Contextual Behavioral Science. Actualmente, se desempeña como investigador principal en el Laboratorio de Psicología Clínica de la Fundación Universitaria Konrad Lorenz (Clinik Lab, Colombia). 

Al inscribirte recibes acceso a

  • Acceso a la clase en vivo donde podrás hacer consultas por voz o chat.
  • Material en formato PDF.
  • Recibes acceso a la clase grabada 1 día después del evento y tienes acceso a ella durante 1 mes.
  • Obtienes un certificado de participación en formato PDF que puedes añadir a tu currículum.

Formato de la clase

La clase tiene una duración de 2 horas y se habilitarán dos bloques de 15 minutos para preguntas. La idea es que la clase sea concisa y te puedas llevar conocimiento útil para tu trabajo.

Fecha y hora

La clase en vivo será el jueves 17 de junio en el siguiente horario:

  • 15 horas en México, Panamá, Colombia, Ecuador y Perú
  • 16 horas en Puerto Rico, Miami y Chile.
  • 17 horas en Argentina.
  • 22 horas en España.

También puedes comprobar el horario en tu zona, haciendo click aquí.

Inscripción

El webinar tiene un costo regular de 12 dólares y puedes pagar con tarjeta de crédito. Una vez procesado el pago recibirás un correo con el enlace y la contraseña para participar del evento. Para inscribirte solo debes llenar los siguientes datos:

Regístrate en el webinar

Los miembros premium de Psyciencia reciben el 50% de descuento en su inscripción, por medio de un código especial que recibirán en su correo electrónico. Si todavía no eres miembro premium puedes unirte aquí. Una vez iniciada tu membresía te enviaremos un código especial para que te puedas inscribir con el descuento.

Si estás en Argentina 🇦🇷 puedes pagar aquí con pesos argentinos.

Respuestas a preguntas frecuentes:

  • El precio del curso está en dólares. Los pagos son procesados de manera segura vía Stripe y MercadoPago (Argentina para pago en pesos).
  • Recibirás un día después del evento un enlace para generar tu certificado de participación. Te sugerimos añadir nuestra dirección ([email protected]) a tu lista de contactos. De esta manera evitarás que el correo caiga por error en la carpeta de SPAM.
  • La clase grabada estará disponible 2 días después del evento. Necesitamos tiempo para editar y preparar el material. Nos esforzamos por tenerlo listo lo más rápido posible, pero ten consideración, somos un equipo pequeño.

Si tienes algún problema con la inscripción o necesitas ayuda por favor envía un email a [email protected].

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  • Recursos para Profesionales de la Psicología

Por qué especializarse rápido no siempre significa éxito profesional

  • David Aparicio
  • 10/06/2021

Una ventaja no siempre … bueno, te ayuda a salir adelante. Con ejemplos de deportes, tecnología y economía, el periodista David Epstein comparte cómo especializarse en una habilidad en particular demasiado temprano en la vida puede socavar su desarrollo a largo plazo, y explica los beneficios de un «período de muestreo» en el que prueba cosas nuevas y se concentra en desarrollar una variedad de habilidades. Aprenda cómo esta mentalidad más amplia y contraria a la intuición (y una línea de tiempo más indulgente) podría conducir a una vida más satisfactoria, personal y profesionalmente.

Fuente: TED

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  • Ciencia y Evidencia en Psicología

Demencia frontotemporal

  • Lynda Evelin Acuña Hernández
  • 10/06/2021

La demencia frontotemporal (DFT) es una designación neuropatológica utilizada para identificar un grupo de enfermedades neurodegenerativas de los lóbulos temporales y frontales, asociadas con patologías específicas (Miller & Llibre, 2019; Rabinovici & Miller, 2010). Los principales síndromes clínicos asociados con DFT se clasifican bajo tres variantes clínicas que se distinguen por síntomas tempranos y predominantes: variante conductual de DFT (bvFTD), afasia primaria progresiva variante no fluida/gramática (nfvPPA) y variante semántica de la PPA (svPPA) (Olney et al., 2017).

Según especialistas, el diagnóstico preciso de los síndromes FTD es un desafío debido a las diversas sintomatologías presentadas, en especial las dominadas por cambios de personalidad, las cuales se malinterpretan fácilmente como una enfermedad psiquiátrica, accidente cerebrovascular u otras afecciones, especialmente en las etapas iniciales. Por otro lado, la «sobre interpretación» de la atrofia cerebral en la neuroimagen a veces conduce a un diagnóstico falso de DFT (Kelley & El-Khoury, 2016; Sivasathiaseelan et al., 2019).

No obstante, los criterios de diagnósticos, las imágenes y los exámenes realizados genéticamente, aumentan la probabilidad de que se identifique la neuropatología relacionada con la demencia frontotemporal (Bang et al., 2015; Gorno-Tempini et al., 2011; Rascovsky et al., 2011). A medida que avanza la demencia frontotemporal, los síntomas de las tres variantes clínicas pueden converger, ya que una degeneración inicialmente focal se vuelve más difusa y se extiende para afectar grandes regiones en los lóbulos frontal y temporal. Con el tiempo, los pacientes desarrollan deterioro cognitivo global y déficits motores, incluido parkinsonismo y enfermedad de las neuronas motoras en algunos pacientes. Los pacientes con enfermedad en etapa terminal tienen dificultad para comer, moverse y tragar. La muerte suele ocurrir alrededor de 8 años después del inicio de los síntomas y generalmente es causada por neumonía u otras infecciones secundarias (Bang et al., 2015).

Con relación a la variante conductual (bvFTD), los primeros síntomas se caracterizan por cambios de personalidad, desinhibición y apatía. La desinhibición del comportamiento puede resultar en un comportamiento socialmente inapropiado (por ejemplo, acercarse a extraños sin respetar los límites físicos y sociales); acciones impulsivas o descuidadas (como gastar imprudentemente); nuevos comportamientos delictivos (por ejemplo, robo, micción en público, insinuaciones sexuales o accidentes de atropello y fuga); y comentarios personales vergonzosos. Aunque los pacientes pueden hacer comentarios sexuales inapropiados, generalmente tienen una disminución de la libido. La apatía se manifiesta como un interés reducido en el trabajo, los pasatiempos, la interacción social y la higiene, y puede confundirse con depresión. De igual forma, manifiestan comportamientos estereotipados, que incluyen movimientos repetitivos simples, comportamientos ritualistas compulsivos y uso repetitivo de frases verbales. Los atracones (el aumento del consumo de dulces o alcohol y el aumento de peso son aspectos diferentes de la hiperoralidad) y menor sensibilidad al dolor (Bang et al., 2015; Olney et al., 2017).

En cuanto a la variante asociadas con el deterioro de habilidades lingüísticas durante la fase inicial de la enfermedad. La disfunción del lenguaje es el síntoma principal durante los primeros 2 años de la enfermedad. Las deficiencias incluyen la producción del lenguaje, la denominación de objetos, la sintaxis o la comprensión de palabras, y son evidentes durante la conversación o mediante la evaluación del habla y el lenguaje. El déficit del lenguaje es la principal causa de alteraciones en las actividades de la vida diaria. Aunque la causa subyacente es más a menudo la demencia frontotemporal, la afasia progresiva primaria puede asociarse con la enfermedad de Alzheimer. Si hay un deterioro visuoespacial prominente o un deterioro episódico o de la memoria visual, se debe considerar la enfermedad de Alzheimer. El paciente no debe mostrar alteraciones del comportamiento durante la fase inicial de la enfermedad; tales cambios son indicativos de demencia frontotemporal variante conductual (Bang et al., 2015; Mesulam, 2016).

Referente a la variante semántica (svPPA), se utilizó para describir un síndrome caracterizado por afasia semántica y agnosia asociativa. Los síntomas son el resultado de una degeneración asimétrica temprana de los lóbulos temporales anteriores y la amígdala. La pérdida semántica provoca anomia en personas, lugares y objetos; dificultades para encontrar palabras; y comprensión de palabras deficiente. La variante del lóbulo temporal izquierdo se presenta principalmente con pérdida semántica lingüística (variante semántica afasia progresiva primaria), mientras que la variante del lóbulo temporal derecho presenta cambios de comportamiento. La variante del lóbulo temporal izquierdo es aproximadamente tres veces más común que la variante del lóbulo temporal derecho. La comprensión de palabras individuales se ve afectada, especialmente en el caso de palabras que el paciente no utiliza habitualmente. La anomia tiende a ser más pronunciada para los sustantivos que para los verbos o pronombres. Los pacientes tienen dislexia superficial y disgrafía, alteraciones en las que se regularizan las palabras con ortografía o pronunciación atípicas. Se evitan otros dominios del lenguaje, especialmente durante la fase inicial de la enfermedad, y los pacientes conservan la gramática correcta y el habla fluida. Los déficits en el reconocimiento de objetos y personas van más allá del dominio visual y las pistas táctiles, olfativas o gustativas no ayudan. A medida que la enfermedad se propaga desde los lóbulos temporales a la corteza orbitofrontal, se producen cambios de comportamiento, como irritabilidad, retraimiento emocional, insomnio y una alimentación estricta o selectiva, a menudo centrada en un tipo particular de alimento; a veces surge la depresión (Bang et al., 2015; Sivasathiaseelan et al., 2019).

Respecto a variante no fluyente (nfvPPA), se caracteriza por una producción del habla lenta, laboriosa y entrecortada, y por la omisión o mal uso de la gramática (agramatismo). Los pacientes suelen cometer errores de sonido del habla inconsistentes, incluidas inserciones, eliminaciones, sustituciones, transposiciones y distorsiones. Asimismo, se pueden tener problemas para comprender oraciones con construcciones sintácticas complejas (por ejemplo, «La chica que le gusta al chico se puso de pie»), pero conservan la capacidad de comprender frases más simples con el mismo contenido semántico (por ejemplo, «Al chico le gusta una chica; esa chica se levantó»). Al comienzo de la enfermedad, las pruebas de producción del lenguaje escrito y comprensión sintáctica revelan errores gramaticales leves. Algunos pacientes mantienen la escritura intacta a pesar de la presencia de marcados déficits en el lenguaje hablado (Bang et al., 2015; Gorno-Tempini et al., 2011; Olney et al., 2017).

Con relación a los diferentes estadios evolutivos de la Demencia Frontotemporal según el nivel de afectación (Young et al., 2018). En estadios leves, la atrofia bilateral se evidencia en regiones del lóbulo frontal (ventromedial, dorsolateral y orbitofrontal), cíngulo anterior, ínsula anterior y áreas subcorticales (estriado ventral y tálamo dorsomedial). Es así como en el curso y avance de la enfermedad, esta atrofia se extiende hacia áreas más posteriores como la ínsula posterior y los lóbulos temporal y parietal (Lillo & Leyton, 2016; Olney et al., 2017; Rivas, 2014).

Es importante anotar también, que a nivel microscópico se han identificado: inclusiones ubiquinadas, depósitos Tau, cuerpos de Pick y neuronas acromáticas tumefactas o células de Pick. Depósitos de proteína tau en la forma clásica de cuerpos de Pick o como depósitos difusos de neuronas y glía (Lillo & Leyton, 2016; Olney et al., 2017; Rivas, 2014).

Puede existir una correlación entre la presentación clínica y el área de atrofia: la corteza orbitofrontal medial se encuentra más afectada en pacientes que presentan hiperactividad y desinhibición, mientras que la corteza dorsolateral presenta más daño en aquellos que presentan apatía.  Es de aclarar que, en algunos casos se presenta degeneración estriatal acompañada de alteraciones límbicas y del estriado que produce el desarrollo de conductas estereotipadas y ritualisticas, además de un síndrome de rigidez hipokinética (Rivas, 2014).

En la revisión de diferentes estudios, se ha identificado que el perfil neuropsicológico de las personas con demencia frontotemporal se caracteriza por presentar alteraciones en diferentes dominios cognitivos pero especialmente en las funciones ejecutivas relacionadas con la organización, planificación y monitorización de la conducta, así como cambios de personalidad del paciente, interviniendo en la regulación de la iniciativa, creación de metas, planes de acción y autocorrección según la retroalimentación proveniente del entorno (Luquin et al., 2015). Es importante recordar que la demencia prefrontal estaría localizada en dos áreas prefrontales que tratan la información de manera diferente colaborando al unísono (Lillo & Leyton, 2016), por lo tanto se identifican fallos o alteraciones significativas acorde a estas:

  1. El circuito dorsolateral: Permite un tratamiento de la información más racional. Entre sus componentes se encuentran:
    1. Planificación: Habilidad de anticipar, ensayar y ejecutar secuencias complejas de conducta con carácter prospectivo.
    1. La memoria operativa o de trabajo: la capacidad de mantener activa la información necesaria para llevar una tarea el tiempo suficiente hasta resolverla. 
    1. Actualización: permite la monitorización de contenidos de la memoria de trabajo.
    1. El control inhibitorio: se refiere a la cancelación de respuestas automatizadas, predominantes o guiadas por recompensas inminentes que son inapropiadas para las demandas actuales. 
    1. La flexibilidad cognitiva: habilidad para alternar entre distintos esquemas mentales, patrones de ejecución, o tareas en función de las demandas cambiantes del entorno (Lillo & Leyton, 2016).
  2. El circuito ventromedial y orbitofrontal: implicado en la resolución de problemas contextualizados (situaciones que generan una emoción, tensión o motivación entre una gratificación inmediata o una recompensa mayor a largo plazo). Algunos de los elementos que lo componen son:
    1. Procesamiento emocional: se refiere a la capacidad para identificar emociones en nosotros mismos.
    1. Toma de decisiones: habilidad para seleccionar la opción más ventajosa para el organismo entre un rango de alternativas disponibles.
    1. Cognición social: conjunto de procesos u operaciones mentales que subyacen a las interacciones sociales, en esta se abordan dos capacidades cognitivas intrínsecamente relacionadas con este componente:
      1. Teoría de la mente (TdM): capacidad para inferir estados mentales o emocionales de los demás. 
      1. Empatía: permite percibir, compartir y/o inferir los sentimientos, pensamientos y emociones de los demás (Lillo & Leyton, 2016).

La intervención neuropsicológica para las personas que presentan DFT prioriza la rehabilitación en las funciones ejecutivas por ser las más alteradas en los estadios iniciales de la DFT (Olney et al., 2017), donde el margen terapéutico de mejora es mayor, debido a la degeneración del lóbulo frontal. Los déficits del lenguaje no tendrían tanta relevancia, siendo propios de las variantes temporales.

Igualmente, es necesario realizar intervención con familias. Se encuentra en estudio, un programa de intervención psicológica cognitivo conductual grupal para los familiares de pacientes con demencia creado por el grupo de Arango (2014), el cual mostró resultados significativos mejorando la satisfacción con la vida, depresión, estrés y sobrecarga de cuidadores de pacientes con demencia (Cuesta & Soria, 2020).

Artículo escrito por las psicólogas Ana Carolina Morales Arias y Lynda Evelin Acuña Hernández.

Referencias bibliográficas

  • Bang, J., Spina, S., & Miller, B. L. (2015). Frontotemporal dementia. The Lancet, 386(10004), 1672–1682. https://doi.org/10.1016/S0140-6736(15)00461-4
  • Cuesta, L. M., & Soria, D. C. (2020). Propuesta de intervención neuropsicológica para demencia frontotemporal variante conductual en paciente y familia.
  • Gorno-Tempini, M. L., Hillis, A. E., Weintraub, S., Kertesz, A., Mendez, M., Cappa, S. F., Ogar, J. M., Rohrer, J. D., Black, S., Boeve, B. F., Manes, F., Dronkers, N. F., Vandenberghe, R., Rascovsky, K., Patterson, K., Miller, B. L., Knopman, D. S., Hodges, J. R., Mesulam, M. M., & Grossman, M. (2011). Classification of primary progressive aphasia and its variants. Neurology, 76(11), 1006–1014. https://doi.org/10.1212/WNL.0b013e31821103e6
  • Kelley, R. E., & El-Khoury, R. (2016). Frontotemporal Dementia. Neurologic Clinics, 34(1), 171–181. https://doi.org/10.1016/j.ncl.2015.08.007
  • Lillo, P., & Leyton, C. (2016). Demencia Frontotemporal, Cómo Ha Resurgido Su Diagnóstico. Revista Médica Clínica Las Condes, 27(3), 309–318. https://doi.org/10.1016/j.rmclc.2016.06.005
  • Luquin, M. R., Lamet, I., Giménez, N. P., & Rivero, M. (2015). Neuropsychological profile of frontotemporal lobar degeneration. Anales del Sistema Sanitario de Navarra, 38(1). https://doi.org/10.23938/assn.0056
  • Mesulam, M. (2016). Primary progressive aphasia. The Behavioral Neurology of Dementia: Second Edition, 7(1), 156–163. https://doi.org/10.1017/9781139924771.011
  • Miller, B., & Llibre, J. (2019). Frontotemporal dementia. En Handbook of Clinical Neurology (1a ed., Vol. 165). Elsevier B.V. https://doi.org/10.1016/B978-0-444-64012-3.00003-4
  • Olney, N. T., Spina, S., & Miller, B. L. (2017). Frontotemporal Dementia. Neurologic Clinics, 35(2), 339–374. https://doi.org/10.1016/j.ncl.2017.01.008
  • Rabinovici, G., & Miller, B. (2010). Frontotemporal Lobar Degeneration. CNS Drugs, 24(5), 375–398. https://doi.org/10.2165/11533100-000000000-00000
  • Rascovsky, K., Hodges, J. R., Knopman, D., Mendez, M. F., Kramer, J. H., Neuhaus, J., Van Swieten, J. C., Seelaar, H., Dopper, E. G. P., Onyike, C. U., Hillis, A. E., Josephs, K. A., Boeve, B. F., Kertesz, A., Seeley, W. W., Rankin, K. P., Johnson, J. K., Gorno-Tempini, M. L., Rosen, H., … Miller, B. L. (2011). Sensitivity of revised diagnostic criteria for the behavioural variant of frontotemporal dementia. Brain, 134(9), 2456–2477. https://doi.org/10.1093/brain/awr179
  • Rivas, C. (2014). Frontotemporal dementia: clinical, neuropsychological, and neuroimaging description Demencia frontotemporal: descripción clínica, neuropsicológica e imaginológica. Colomb Med, 45(453), 122–126. http://www.scielo.org.co/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1657-95342014000300006
  • Sivasathiaseelan, H., Marshall, C. R., Agustus, J. L., Benhamou, E., Bond, R. L., Van Leeuwen, J. E. P., Hardy, C. J. D., Rohrer, J. D., & Warren, J. D. (2019). Frontotemporal Dementia: A Clinical Review. Seminars in Neurology, 39(2), 251–263. https://doi.org/10.1055/s-0039-1683379
  • Young, J. J., Lavakumar, M., Tampi, D., Balachandran, S., & Tampi, R. R. (2018). Frontotemporal dementia: latest evidence and clinical implications. Therapeutic Advances in Psychopharmacology, 8(1), 33–48. https://doi.org/10.1177/2045125317739818

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  • Ciencia y Evidencia en Psicología

Maternidad actual: ¿qué podemos aportar los psicólogos?

  • Agnese Ronchi
  • 10/06/2021

En las últimas décadas, la práctica clínica con familias, parejas y orientación a padres evidencia madres angustiadas, confrontadas con una maternidad diferente a la idealizada y muy distinta incluso a la vivida por sus propias madres. La usualmente escasa información durante el embarazo, junto con el descenso de nacimientos en las últimas décadas, hacen que cada vez existan menos ejemplos de crianza con pares, y que la brecha entre las generaciones sea más grande (Binstock, 2010).

Muchas madres y familias se encuentran hoy con un contraste entre las condiciones reales de la maternidad, donde existe poca disponibilidad psicosocial y una fuerte presión económico-laboral, y la idealización de la maternidad como algo sencillo e idílico (Stern, 1999). Simultáneamente, asistimos a una maternidad cada vez más postergada en el tiempo biológico, donde se esperan logros personales y laborales para después planificar y pensar en ser madres. En este contexto, se inserta el cambio de roles respecto del modelo tradicional, que muchas veces genera confusión en la organización de las familias actuales. Así, conviven prioridades personales y laborales a la par de la maternidad, que pueden incluso dificultar el vínculo madre-hijo y el proceso de maternar en sí mismo (Seitún, 2013).

Maternidad actual y psicoterapia: nuevos problemas y desafíos

Es cada vez más frecuente encontrarse en el trabajo clínico con madres desbordadas y desconectadas frente a su maternidad. Así surgen interrogantes que hacen a nuestro quehacer profesional: ¿cuál es nuestro rol como terapeutas? ¿Podemos prevenir este tipo de situaciones? ¿Dónde focalizar nuestras intervenciones?

En el trabajo psicoterapéutico, muchas madres plantean como motivo de consulta poca información sobre los cambios físicos y emocionales, tanto durante el embarazo, como en el post parto y en el transcurso de la maternidad como un todo. Por otro lado, suele aparecer en las consultas poca conexión con la maternidad real. Asimismo, insiste una maternidad idealizada, producto de mandatos socio-culturales, sobre los que ya Sebastiani (2000) alertaba en su libro dedicado a embarazo y maternidad. De hecho, muchos procesos terapéuticos avanzan en la medida en que las madres empiezan a visualizar las dificultades reales de la maternidad, lo que implica tanto cambios físicos como emocionales y de organización familiar. Aparece un importante rol preventivo del psicoterapeuta en el trabajo clínico con estas pacientes, sobre todo respecto de que el embarazo, o convertirse en madre, no curará ni mejorará relaciones o trastornos, sino que lo más probable es que éstos seguirán existiendo e, incluso, se intensifiquen.

Cambios físicos y emocionales

Dentro de este rol psicoeducativo, será importante trabajar con las pacientes la probabilidad cierta de que tendrán que postergar, por lo menos un tiempo, otras prioridades, como su trabajo o su vida social; y que pasará de ser una mujer independiente a una situación en donde un bebé dependerá casi exclusivamente de ella, por lo menos durante los primeros tiempos de vida del recién nacido. En este sentido, lo más probable es que tenga emociones encontradas frente a esta maternidad, ya que todo lo que le está pasando es muy nuevo. Son cambios a múltiples niveles, que van desde conflictos emocionales hasta cambios en el sistema endócrino.

Depresión posparto

Las intervenciones psicoeducativas también atañen a conocer acerca de trastornos psiquiátricos comúnmente asociados con esta etapa vital, como la depresión post parto. Es útil que las madres reciban información sobre pautas de alarma a las cuales estar atentas para pedir ayuda o pensar en una consulta psicológico-psiquiátrica (para una síntesis, ver: Mazaira, 2014). Del mismo modo, también es necesario psicoeducar sobre los procesos normales que pueden llegar a ocurrir durante esta etapa vital.

Roles familiares

Otro ángulo alude a la cuestión familiar. El rol en la familia va a cambiar: pasará de ser hija a ser madre. El vínculo con su pareja cambiará: pasarán a ser compañeros en este proyecto de maternidad. Aquí es importante analizar lo bueno y lo difícil que trae la maternidad. Incluso el embarazo puede ser un buen momento para evaluar sus emociones, trabajar vínculos y anticipar escenarios (Stern, 1999).

Finalmente, una cuestión crucial para un desarrollo saludable radicará en generar un apego seguro madre-bebé, y la importancia de un compañero que pueda sostener a esta madre, como plantearon autores clásicos del psicoanálisis, como Winnicott (1970) y Bowlby (1986). Deconstruir los propios estilos de apego previos y poder generar nuevos. Convertirse en una madre a pesar de la propia historia, creando su propia forma de maternar (Di Bártolo, 2018; Seitún, 2013). Se tratará, entonces, de acompañar a estas madres a generar un buen “maternaje”, en el sentido que puedan estar disponibles para este bebé, ser empáticas, poder dar amor y, poco a poco, ir generando límites sanos en el vínculo y con el mundo exterior (Di Bártolo & Seitún, 2019).

Conclusión

Las nuevas formas de maternar implican desafíos para nuestro trabajo clínico, con implicancias para la terapia de familia, terapia de pareja, orientación a padres y grupos terapéuticos. Al mismo tiempo, es necesario poder distinguir, desde una mirada clínica, entre procesos normales y patológicos involucrados tanto con el embarazo como con el puerperio. Para ello es importante que estemos actualizados como terapeutas respecto de las cuestiones que afectan el ser madre hoy y que también marcan configuraciones familiares específicas. Del mismo modo, estos desafíos nos obligan a pensar en nuevos dispositivos, desde orientación específica para embarazadas y puérperas, hasta grupos terapéuticos de pacientes atravesando estas situaciones.

Referencias bibliográficas:

  • Binstock, G. (2010). Tendencias sobre la convivencia, matrimonio y maternidad en áreas urbanas de Argentina. Revista Latinoamericana de Población, 6, 129-146
  • Bowlby, J. (1986). El vínculo afectivo. Madrid, Morata.
  • Di Bártolo, I. (2018). Cómo nuestros vínculos nos hacen quienes somos. Buenos Aires, Lugar Editorial.
  • Di Bártolo, I., & Seitún, M. (2019). Apego y crianza. Buenos Aires, Penguin Random House Grupo Editorial.
  • Mazaira, S. (2014). Trastornos psiquiátricos del puerperio. VERTEX Rev. Arg. de Psiquiatría. 25: 347-356.
  • Sebastiani, M. (2000). Embarazo, ¿dulce espera? Buenos Aires, Paidós.
  • Seitún, M. (2013). Capacitación emocional para la familia: cómo entender y acompañar lo que sienten nuestros hijos. Buenos Aires, Editorial Argentina.
  • Stern, D. (1999). El nacimiento de una madre. Cómo la experiencia de la maternidad te cambia para siempre. Buenos Aires, Paidós.
  • Winnicott, D. (1970). Conozca a su niño: psicología de las primeras relaciones entre el niño y su familia. Buenos Aires, Paidós.

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  • Ciencia y Evidencia en Psicología

Despertarse tan solo una hora más temprano podría reducir el riesgo de depresión considerablemente

  • Maria Fernanda Alonso
  • 09/06/2021

Cambiar el momento de despertar y hacerlo solo una hora más temprano puede ser muy beneficioso para la salud mental: tras un estudio genético, investigadores encontraron que esta modificación es suficiente para reducir el riesgo de depresión mayor en un 23% (Daghlas et al., 2021).

Por qué es importante

Con la pandemia y la adaptación a nuevas formas de trabajar, estudiar y usar el tiempo, muchas personas han experimentado cambios en los horarios de sueño, por lo general retrasando el momento de ir a la cama y, consecuentemente, de despertarse. En este contexto también ha aumentado el tiempo de exposición a las pantallas y la luz que reflejan. La evidencia existente sugiere que quienes son más activos en el horario nocturno consumen más alcohol, cigarrillos y cafeína, son más propensos a tener un trastorno psicológico, diabetes, enfermedades respiratorias y gastrointestinales; y. Por otro lado, un estudio en el que se hizo un seguimiento de cuatro años a 32.000 enfermeras reveló que las personas “madrugadoras” tenían hasta un 27% menos probabilidades de desarrollar depresión en ese tiempo.

Estudios observacionales anteriores han demostrado que los noctámbulos tienen el doble de probabilidades de sufrir depresión que los madrugadores, independientemente del tiempo que duerman. Pero debido a que los trastornos del estado de ánimo en sí mismos pueden alterar los patrones de sueño, los investigadores han tenido dificultades para descifrar qué causa qué.

Daglas y sus colegas quisieron averiguar si cambiar el momento en que la persona se va a dormir tiene realmente un efecto protector y, en su caso, cuán grande debe ser el cambio para considerarlo beneficioso.

Qué metodología usaron

Los investigadores recurrieron a los datos recopilados  de la compañía de pruebas de ADN 23 and Me y la base de datos biomédica UK Biobank. En total, obtuvieron información de más de 840.000 personas, incluidos datos de 85.000 que habían usado rastreadores de sueño portátiles durante 7 días y 250.000 que habían llenado cuestionarios de preferencia de sueño. Luego utilizaron un método llamado «aleatorización mendeliana» que aprovecha las asociaciones genéticas para ayudar a descifrar la causa y el efecto. Explican los autores que nuestra genética se establece al nacer, por lo que algunos de los sesgos que afectan a otros tipos de investigación epidemiológica no suelen afectar a los estudios genéticos.

Más de 340 variantes genéticas comunes (incluidas las variantes del denominado «gen reloj» PER2 influyen en el cronotipo de una persona, y la genética explica colectivamente entre el 12% y el 42% de nuestra preferencia por el tiempo de sueño.

En la muestra más grande analizada, aproximadamente un tercio de los sujetos encuestados se autoidentificaron como “alondras matutinas”, el 9% como noctámbulos y el resto estaba en el medio. En general, el punto medio del sueño promedio fue a las 3 a.m., lo que significa que las personas iban a la cama a las 11 p.m. y se levantaban a las 6 a.m.

Con esta información, los investigadores recurrieron a una muestra diferente que incluía información genética junto con registros médicos y de prescripción anónimos y encuestas sobre diagnósticos de trastorno depresivo mayor. La pregunta que buscaron responder en ese momento fue si aquellos que tienen variantes genéticas que los predisponen a ser madrugadores también tienen menor riesgo de sufrir depresión. La respuesta hallada fue un firme sí.

Qué encontraron

Cuando el punto medio del sueño se ubicaba una hora antes, el riesgo de padecer trastorno depresivo mayor se reducía en un 23%. Este hallazgo sugiere que si alguien que normalmente se acuesta a la 1 a.m. empieza a acostarse a la medianoche y duerme el mismo tiempo, podría reducir su riesgo en un 23%; y si se va a la cama a las 11 p.m., podrían reducirlo en aproximadamente un 40%.

El estudio no deja en claro si las personas que ya son madrugadoras también podrían verse beneficiadas si se levantan más temprano; pero para aquellos en el rango intermedio o en el rango de la noche, probablemente cambiar el horario de dormir por uno más temprano les resultaría beneficioso.

Cómo se explica este efecto

Algunas investigaciones sugieren que tener mayor exposición a la luz durante el día da como resultado una cascada de impactos hormonales que pueden influir en el estado de ánimo.

Otros señalan que tener un reloj biológico, o un ritmo circadiano, con tendencias diferentes a las de la mayoría de las personas, puede ser en sí mismo deprimente, pues vivimos en una sociedad diseñada para las personas madrugadoras.

Los autores destacan que es necesario un gran ensayo clínico aleatorizado para determinar definitivamente si acostarse más temprano puede reducir la depresión. El presente estudio da una fuerte evidencia del efecto causal de la hora del sueño sobre la depresión.

Finalmente, aconsejan mantener los “días brillantes y las noches oscuras” a aquellas personas que quieran cambiar a un horario de sueño más temprano, y atenuar el uso de los dispositivos por la noche.

Referencia bibliográfica: Daghlas, I., Lane, J. M., Saxena, R., & Vetter, C. (2021). Genetically Proxied Diurnal Preference, Sleep Timing, and Risk of Major Depressive Disorder. JAMA Psychiatry . https://doi.org/10.1001/jamapsychiatry.2021.0959

Fuente: Science Daily

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  • Ciencia y Evidencia en Psicología

El dinero no compra la felicidad… pero ¡cómo ayuda!

  • Maria Fernanda Alonso
  • 08/06/2021

Cerrar los ojos para cantar y bailar mientras escuchas tu música favorita, en el atardecer de un día frío de invierno puede ser todo lo que necesitas para sentir felicidad genuina y, a su vez, esta puede ser una de las experiencias más accesibles económicamente hablando. Tener más dinero no es sinónimo de ser feliz con mayor intensidad, pero sí parece estar relacionado con la frecuencia con que una persona experimenta la felicidad. ¿Cómo se entiende esto? Un equipo de investigadores propuso la idea de explicar el vínculo entre los ingresos y la felicidad a partir del modo en que las personas tienden a pasar su tiempo libre. Sostuvieron que las personas con ingresos más bajos tienden a pasar más tiempo participando en actividades de ocio pasivo, como mirar televisión y relajarse, y menos tiempo participando en actividades de ocio activo como socializar y practicar pasatiempos. Las actividades pasivas deberían contribuir a una menor felicidad con el tiempo debido a un fenómeno llamado adaptación hedónica: la tendencia a acostumbrarse a un evento positivo y volver rápidamente a un nivel de referencia de felicidad. Por el contrario, las actividades de ocio activo que son habituales e intencionales, como el ejercicio, deberían producir episodios de felicidad menos intensos pero más frecuentes que se suman para favorecer el bienestar psicológico, sostuvieron. 

Para probar la hipótesis de la existencia de una correlación positiva entre los ingresos y la frecuencia con la que se experimenta felicidad, pero no con la intensidad de la felicidad, los investigadores llevaron adelante una serie de estudios, a saber (Jachimowicz et al., 2020):

Ensayo inicial

394 adultos informaron sobre su afecto positivo (cuán alegres, enérgicos, entusiastas, relajados, tranquilos y contentos se sentían), tres veces al día durante 30 días. 

Con sus respuestas, los autores calcularon las puntuaciones de la frecuencia de la felicidad y la intensidad de la felicidad de cada participante. 

Como resultado, mayores ingresos predijeron mayor frecuencia de felicidad, pero no predijeron la intensidad de la felicidad. Además, los ingresos se relacionaron con mayor satisfacción con la vida a través de una mayor frecuencia de felicidad.

Réplica y estudio final

El segundo ensayo fue realizado con una muestra de 1290 que replicó los resultados utilizando medidas validadas de frecuencia e intensidad de felicidad del Cuestionario de Emociones Multidimensionales.

Con estos resultados como base, los investigadores decidieron explorar la teoría de que los ingresos afectan la felicidad al influir en la forma en que las personas gastan su tiempo. 

Para eso, analizaron datos de una encuesta grande y representativa de estadounidenses enfocándose en la interacción entre los ingresos anuales de los encuestados, las actividades en las que participaron y lo felices que se sentían durante estas actividades. Distinguieron entre ocio activo (rezar, socializar, pasatiempos, ejercicio o voluntariado) y ocio pasivo (ver televisión, relajarse o dormir).

Nuevamente encontraron que los ingresos se relacionaron positivamente con la frecuencia de la felicidad, pero no con la intensidad. En particular, los ingresos se relacionaron con el tiempo dedicado a actividades pasivas, que a su vez, se asoció con la frecuencia de la felicidad. Como habían predicho los investigadores, las personas que tenían ingresos más bajos dedicaban más tiempo a actividades pasivas como ver televisión y, a su vez, informaron episodios de felicidad menos frecuentes.

En conclusión, los autores señalan que los ingresos pueden generar felicidad no a través de experiencias intensamente más felices sino a través de un mayor número de ellas. Su recomendación final es alentar a las personas con ingresos más bajos a realizar actividades más significativas que tengan mayores probabilidades de impulsar el bienestar, en lugar de actividades pasivas.

Referencia bibliográfica: Jachimowicz, J., Mo, R., Greenberg, A. E., Jeronimus, B. F., & Whillans, A. (2020). Income More Reliably Predicts Frequent than Intense Happiness. https://doi.org/10.31234/osf.io/qsb8z

Fuente: Psypost

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Becas para masters en psicología y neurociencias

  • David Aparicio
  • 08/06/2021

¡Consulta las becas disponibles hasta final de mes!

ISEP es una institución privada europea de formación superior e intervención clínica en las áreas de psicología clínica, neurociencias, educación, y logopedia que ha formado a más de 45.000 profesionales de más de 45 países, y tratado a más de 30.000 pacientes en sus clínicas ISEP Clinic.

Con una orientación práctica y aplicada, sus programas están 100% impartidos por expertos profesionales en activo, que trasladan al Máster las situaciones y retos del día a día profesional.

Ahora, puedes formarte con el Método ISEP At Home©, una modalidad exclusiva de ISEP, diseñada por su innovador equipo pedagógico. Entre otras ventajas, te permite formarte con clases en vivo de la mano de los mejores expertos sin salir de casa.

¡Descubre las últimas novedades para psicólogos!

ISEP ofrece la mayor gama de programas de Máster en Psicología y Neurociencias.

Te recomendamos los siguientes programas, que son muestra de las últimas novedades:

  • MÁSTER EN PSICOONCOLOGÍA Y CUIDADOS PALIATIVOS – Capacítate como profesional psicooncológico siendo parte activa del proceso y ayudes, tanto al paciente como a la familia, a afrontar la situación mitigando el impacto emocional que genera el diagnóstico de la enfermedad.
  • MÁSTER EN TRASTORNOS DE LA CONDUCTA ALIMENTARIA – La gravedad y complejidad de los TCA, relacionados incluso con la mortalidad, hacen indispensable la intervención de profesionales altamente especializados y capacitados que, desde una perspectiva cognitivo conductual y bajo un enfoque multidisciplinar, ofrezcan una respuesta eficaz y responsable, tanto en la prevención como en el diagnóstico y la intervención.
  • MÁSTER EN NEUROPSICOLOGÍA FORENSE – Aplica los conocimientos del campo de la neuropsicología a los asuntos legales. Aprenderás de la mano de expertos de primer nivel, en un máster dirigido por el prestigioso neuropsicólogo Raúl Espert.
  • MÁSTER EN TRASTORNOS DEL NEURODESARROLLO – Prepárate para el diagnóstico y abordaje terapéutico de los trastornos que afectan más habitualmente a los niños. Profundizarás en las bases neurofisiológicas de la conducta humana, muy especialmente de la conducta infantil.
Descubre todos los programas de ISEP

Y, para que estés a la última en psicología y neurociencias, te invitamos a todos estos eventos online. Consulta la agenda completa aquí.

Agradecemos a ISEP, nuestro sponsor exclusivo de la semana.

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