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Análisis

357 Publicaciones
  • Análisis

Verdades no dichas sobre el deseo sexual bajo

  • 09/07/2024
  • Gabriel Genise

Por qué «simplemente hacerlo» podría no ser una mala idea.

Puntos clave:

  • No todos experimentan deseo espontáneo.
  • Surgen problemas de poder inadvertidos cuando se trata de sexo.
  • La necesidad de una mayor conexión física en las relaciones a menudo se malinterpreta.

El deseo sexual desparejo

El deseo sexual desparejo es el problema número uno que los terapeutas sexuales escuchan. Un miembro de la pareja anhela más cercanía física, mientras que el otro simplemente no está interesado. Aunque las diferencias en el deseo sexual son comunes, de vez en cuando, cuando una brecha en el deseo sexual se convierte en un problema duradero, los problemas fuera del dormitorio se vuelven inevitables.



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Después de décadas de ayudar a parejas a cerrar sus brechas de deseo y de escuchar apersonas que vieron mi charla TEDx sobre este tema, he aprendido tres cosas que necesitas saber sobre esta situación a menudo dolorosa. Ser consciente de estas tres cosas puede hacer mucho para cerrar la brecha en el deseo sexual.

1. La persona con menor deseo controla la relación sexual

Aunque las personas no suelen hablar de esto, la verdad es que, en la mayoría de las relaciones, la persona con menor deseo sexual controla la relación sexual. Esto no significa que esta persona sea controladora, manipuladora, cruel o malintencionada. Simplemente significa que si esta persona no tiene ganas detener sexo, probablemente no ocurrirá.

Además, la persona menos interesada espera que su pareja acepte y entienda esta decisión y no se queje. Adicionalmente, existe la expectativa de que el cónyuge con mayor deseo debe permanecer monógamo.

2. Las personas con menor deseo a menudo no comprenden a sus parejas

La mayoría de las personas con menor deseo sexual no pueden entender del todo las necesidades de contacto físico de sus parejas. Muchos se dicen a sí mismos que el sexo es solo un impulso biológico y que sus parejas simplemente quieren un orgasmo. «Es como rascarse una picazón», dicen. Los cónyuges menos interesados no entienden por qué sus parejas no pueden simplemente masturbarse si lo único que quieren es una liberación física.

Pero aquí está la verdad: aunque el sexo puede actuar como una liberación física ocasionalmente, es más frecuente que el contacto tenga mucho más significado para la persona que lo anhela. Mis clientes me han dicho incontables veces que el sexo y el contacto afectuoso les hacen sentir amados, deseados, atractivos, importantes y, sobre todo, cercanos y conectados con sus parejas. Un hombre me dijo recientemente que cuando él y su esposa hacen el amor, todo se siente bien en el mundo, una sensación que rara vez experimenta en otro contexto.

Además, cuando la relación carece de contacto, las parejas con mayor deseo a menudo expresan una profunda soledad, depresión e ira. Esta incomprensión entre los cónyuges puede agravarse cuando buscan ayuda profesional. Muchos terapeutas creen que una brecha en el deseo sexual puede resolverse una vez que los problemas emocionales se resuelvan. Por lo tanto, la terapia prioriza abordar los problemas cotidianos que afectan al cónyuge con menor deseo y pospone la conversación sobre el sexo.

3. El deseo bajo no siempre es deseo bajo

Algunas personas me dicen que tienen bajo deseo sexual; simplemente están configurados así. Aunque esto puede ser cierto ocasionalmente, esta evaluación a menudo es inexacta. Esta caracterización se basa en una perspectiva desactualizada del deseo sexual. Se creía que había cuatro etapas en el ciclo de respuesta sexual humana:

  1. Deseo. El deseo se definía como un pensamiento o sentimiento espontáneo que surge aleatoriamente. Uno podría estar en medio de hacer cualquier cosa — montar en un autobús, hacer ejercicio, escribir cheques, leer — y surge un sentimiento sexual.
  2. Excitación. Una vez que comienzas a tocar, tu cuerpo se siente estimulado y te excitas.
  3. Orgasmo. Después de un período de excitación, tu cuerpo experimenta un orgasmo.
  4. Resolución. Después de un orgasmo, tu cuerpo vuelve a su estado normal de reposo.

Este modelo ya no se considera viable. Por un lado, para millones de personas, muchas de ellas mujeres, las etapas uno y dos están invertidas. Necesitan sentirse excitadas antes de reconocer que tienen deseo sexual. En otras palabras, para estas personas, el deseo no es espontáneo; es receptivo. Primero viene la excitación, luego el deseo.

Esto explica por qué tantas mujeres informan: «No estaba de humor para tener sexo cuando empezamos a juguetear, pero una vez que nos metimos en ello, realmente lo disfruté.»

Se estima que el 75 por ciento de los hombres, pero solo el 15 por ciento de las mujeres, experimentan deseo espontáneo. Estas mujeres no necesariamente tienen bajo deseo sexual; simplemente necesitan iniciar su deseo haciendo algo que les haga sentir bien para «poner en marcha los jugos». Los precursores del deseo sexual pueden ser acurrucarse, besarse o tocarse de maneras sexuales.

Aunque nadie debería tener sexo si realmente no lo desea, es importante tener en cuenta que estar de humor para el sexo no siempre debería ser un requisito previo. Esto es especialmente cierto para las personas que experimentan deseo receptivo, porque decidir ocasionalmente «simplemente hacerlo» a menudo resulta en una experiencia sexual mutuamente placentera que conduce a beneficios adicionales para la relación.

Por Michele Weiner-Davis; adaptación y traducción por Dr. Gabriel Genise y Lic. Thiago Batistuta.

  • Análisis
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El sentido de la vida

  • 03/07/2024
  • David Aparicio

Por allá por 2010, mientras cursaba la licenciatura en psicología, leí el libro El hombre en busca de sentido de Viktor Frankl. En aquel entonces, como estudiante que no sabía qué hacer con su vida, encontré interesante la experiencia de Frankl en el campo de concentración y admiré profundamente su capacidad de sobrevivir algo tan atroz. Sin embargo, mi análisis no fue muy profundo.

Hoy, con más años y horas de horas de trabajo en el consultorio, mi lectura de Frankl es completamente distinta. Sigo admirando su determinación para sobrevivir la odisea que vivió, pero ahora mi interés se centra más en su análisis del «propósito» y los «valores» que le permitieron a él y a otros sobrevivir. He encontrado varios extractos que me han hecho reflexionar y que seguramente serán de gran ayuda en mi trabajo al momento de clarificar los valores de mis consultantes.

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  • Análisis

Hablar constantemente de tus problemas con tus amigos no es buena idea

  • 02/07/2024
  • Equipo de Redacción

Por Sheila Love

Artículo publicado en Psyche y traducido al español para Psyciencia.

Aunque la «co-rumiación» fortalece las relaciones en algunos aspectos, también distrae de otros métodos de afrontamiento mejores.



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Es viernes por la noche. Estás sentado a cenar con tu mejor amigo, sin límite de tiempo juntos. ¿De qué hablan? Es uno de los placeres de la vida entrar en una discusión profunda con un amigo, ya sea sobre sus vidas amorosas, sus trabajos, sus planes a cinco años o los lugares en los que sueñan vivir. Pero hay un tipo de relación que puede terminar siendo contraproducente si lo haces con demasiada frecuencia.

Se llama co-rumiación: cuando las personas hablan juntas sobre sus problemas, lo malos que son esos problemas, por qué están ocurriendo y lo terrible que les hacen sentir. En ciertas relaciones, las personas tienden a rumiar sobre los mismos problemas una y otra vez. Tal vez tu amigo quiere repasar la cronología de su última ruptura una vez más, a pesar de haberlo hecho muchas veces ya durante muchos meses. O tú describes en detalle, y repetidamente, lo terrible que te hizo sentir ser pasado por alto para una promoción en el trabajo y cuánto te disgusta tu compañero de trabajo que obtuvo el ascenso en su lugar.

La co-rumiación puede hacerte sentir más cercano a tus amigos, pero involucrarse demasiado en ella puede tener una variedad de efectos secundarios negativos, como pensamientos intrusivos, preocupación y síntomas de depresión. «Al menos en las culturas occidentales, se piensa que sacar los problemas de nuestro pecho nos hace sentir mejor», escribió Amanda Rose, psicóloga del desarrollo en la Universidad de Missouri que acuñó el término co-rumiación, en 2002. «La idea de que hablar sobre los problemas podría hacernos sentir peor puede parecer contraintuitiva».

Para evitar las trampas de la co-rumiación y mantener los beneficios, la solución no es guardar todos tus problemas para ti mismo, sino reconocer cómo demasiado tipo de conversación puede ser perjudicial.

La palabra «rumiar» originalmente significaba «masticar el bolo alimenticio» – es lo que hacen las vacas y cabras cuando mastican pastos duros. Hoy en día, la palabra también se usa para referirse a masticar pensamientos: la rumiación es una forma de pensamiento repetitivo.

En psicología, la rumiación ocurre cuando un proceso continuo de pensamiento adquiere un tono ansioso o depresivo. Puede incluir centrarse en eventos negativos o ideas sobre uno mismo, pensamientos intrusivos sobre lo que podría suceder en el futuro y catastrofizar. En un estudio de 1991, la psicóloga Susan Nolen-Hoeksema sugirió que cuando las personas con depresión rumian sobre sus síntomas y las posibles causas y consecuencias, esto puede empeorar los síntomas.

En los primeros años 2000, Rose se dio cuenta de que, aunque buscar apoyo social está relacionado con un mejor bienestar emocional, hablar sobre tus problemas con otras personas también podría llevarse al extremo. «Me interesé en la idea de que la rumiación no siempre es solitaria», escribió en su revisión de 2021 sobre la co-rumiación.

Muchas personas sienten que al enfocarse frecuentemente en un problema, de alguna manera lo resolverán o derivarán algún otro resultado positivo, según Julia Felton, psicóloga clínica y profesora en la Universidad Estatal de Michigan. «Pero lo que termina sucediendo», dice ella, «es que simplemente rumiar incesantemente sobre un problema tiende a llevar a resultados de salud mental más problemáticos».

Cuando enfrentas grandes decisiones o estrés, es natural obtener apoyo de personas cercanas a ti y resolver problemas con ellas. Pero la co-rumiación va más allá de simplemente tener una conversación sobre un problema irritante y buscar soluciones. Para muchas personas, se convierte en un patrón excesivo y contraproducente. El Cuestionario de Co-Rumiación desarrollado por Rose pregunta a las personas cuánto están de acuerdo con afirmaciones como: «Cuando mi amigo tiene un problema, siempre trato de que me cuente todos los detalles sobre lo que sucedió» y «Cuando hablamos de un problema que uno de nosotros tiene, generalmente hablamos de ese problema todos los días aunque no haya ocurrido nada nuevo». En una amistad basada en la co-rumiación, es posible que mayormente o solo hables sobre las partes negativas de tu vida, repitiéndolas una y otra vez, preguntándote de dónde provienen y cuáles serán sus consecuencias, y centrándote en las emociones negativas alrededor de esos problemas.

Las conversaciones que incluyen co-rumiación pueden llevar a sesgos perceptivos que perpetúan el comportamiento. Según Ashley Tudder, psicóloga de la Universidad de Washington en St. Louis, junto con sus colegas, hay evidencia que sugiere que las personas a veces sobreestiman cuánto desean sus amigos enfocarse en lo negativo. Esto puede conducir a un aumento en los comportamientos de co-rumiación entre las personas, incrementando así sus efectos secundarios negativos.

Cuando las personas se acercan al rumiar juntas, esto también puede llevar a más rumiación, dice Tanya Tompkins, psicóloga clínica y profesora en la Universidad de Linfield, Oregon. Como parte de un estudio de 2007, Rose y sus colegas siguieron a niñas desde tercer grado hasta noveno grado durante seis meses. Los niveles de co-rumiación entre amigos predijeron tanto una mayor calidad de la amistad como un aumento en los síntomas de ansiedad y depresión, lo que a su vez predijo mayores cantidades de co-rumiación con el tiempo.

«La co-rumiación es tan socialmente reforzante, pero puede debilitar nuestra capacidad de regulación emocional», dice Lindsey Stone, profesora asociada de psicología en la Universidad del Sur de Georgia. Esto se debe a que las personas que regularmente co-rumian pueden recurrir siempre a la misma herramienta para manejar cosas difíciles en sus vidas: discutir el problema y centrarse en lo negativo. Esta tendencia puede desplazar alternativas como encontrar soluciones, practicar estrategias de afrontamiento o simplemente decir: «Ya es suficiente hablar de esto, vamos de compras o a ver una película».

Comparado con muchos otros comportamientos que pueden aumentar los síntomas de ansiedad y depresión, la co-rumiación es inusual por sus aparentes características positivas, como fortalecer la intimidad con los demás. Cuando hablas sobre tus emociones negativas con otra persona y ellas las validan, eso puede hacer que te sientas más cercano en tu relación con el tiempo. «Nos sentimos muy apoyados por este proceso», dice Stone.

Las personas tienden a co-rumiar más sobre problemas en sus diversas relaciones que sobre preocupaciones relacionadas con académicos o deportes, observó Rose. «Esto puede deberse a que los problemas interpersonales son inherentemente ambiguos», escribió en su revisión de 2021, por lo que hay más por discutir. Puede ser difícil determinar la causa de las tensiones con una pareja romántica o un padre, por ejemplo. A menudo las personas tienen un deseo de desmenuzar estos tipos de problemas y llevarlos a otra persona para hacerlo.

Gran parte de la investigación sobre co-rumiación hasta ahora se ha centrado en amistades del mismo sexo, aunque los estudios también la han observado entre amigos de otro sexo, parejas románticas, cónyuges, padres, compañeros de trabajo y hermanos. Parece aumentar desde la infancia tardía hasta la adolescencia, al menos entre las niñas. La investigación indica que hay niveles más altos de co-rumiación entre amigas que entre amigos varones, en promedio; sin embargo, como señaló la revisión de Rose, los estudios sugieren que los hombres podrían co-rumiar tanto como las mujeres en sus relaciones románticas y amistades de otro sexo.

Algunos investigadores han propuesto que con quién co-rumines determina en parte el efecto que tiene sobre ti. Si llevas tus problemas a alguien que es comprensivo y eventualmente te anima a ir más allá de simplemente rumiar los problemas, es posible que no tenga un impacto tan negativo más adelante.

Las personas a las que les gusta co-rumiar se encuentran entre sí. Si una persona busca co-rumiar y su amigo pasa directamente a ofrecer soluciones, puede sentirse abrupto o no ser lo que la primera persona estaba buscando. Podrían buscar a alguien que simplemente les permita hablar de sus problemas en lugar de buscar soluciones.

Si sospechas que tienes una relación que ha caído demasiado en la co-rumiación, Stone sugiere preguntarte a ti mismo: «¿Cómo te sientes después de las conversaciones? ¿Más aliviado, o incluso más agitado y estresado?» Si es lo último, podría sugerir que has estado rumiando demasiado lo negativo, en lugar de abordar los problemas con la otra persona de manera constructiva. La co-rumiación también puede generar rumiación individual: después de discutir tus problemas existenciales de carrera con un amigo, podrías regresar a casa y seguir reflexionando solo. Si te encuentras rumiando mucho por tu cuenta después de ver a cierta persona, podría ser otra señal de que la relación está cargada de co-rumiación.

Si las conversaciones de co-rumiación parecen estar empeorando sentimientos negativos, Tompkins sugiere algunas intenciones que puedes tener en cuenta cuando tú y un amigo comparten sus problemas. Puedes hablar sobre lo que está sucediendo en tu vida como una forma de procesar emociones, pero intenta no especular demasiado sobre las causas y consecuencias de tus problemas. Por ejemplo, en lugar de preguntarte en voz alta por milésima vez por qué te dejaron, podrías compartir que te sientes inseguro o solo, y hablar sobre qué podrías hacer para sentirte mejor. Cuando la otra persona comparte algo de su vida, puedes escuchar activamente pero también hacer preguntas que puedan llevar a tomar perspectivas nuevas y diferentes. En lugar de simplemente centrarte en la ruptura pasada de un amigo, podrías preguntar sobre sus planes para salir, u otros planes que tengan y que les emocionen. Nota si tú y la otra persona repiten interminablemente las mismas historias, sin nuevos procesos o adiciones – y en algunas ocasiones, sugiere hacer una actividad divertida juntos en lugar de hablar solo de eso.

Deberíamos poder compartir momentos difíciles y sentimientos con nuestros amigos más cercanos, y hacerlo nos acerca más. Pero para evitar quedarnos atrapados en la sombra de la co-rumiación, recuerda salir de vez en cuando y conectar sobre las partes más livianas de la vida, no solo las penas.

  • Análisis
  • Salud Mental y Tratamientos

Cine y series como herramientas psicoterapéuticas

  • 26/06/2024
  • Karemi Rodríguez Batista

No cabe duda que las películas y series pueden sernos de gran ayuda como recurso para trabajar en sesiones. ¿No os ha pasado que alguna película de pronto os cambió el modo de ver un problema, afrontar una situación, o nos alivió de alguna forma en etapas críticas de vuestra vida?

Cuando nos vemos reflejados en ese personaje, desde una mirada distinta, podemos analizar con cierta distancia aquello que más nos atemoriza (tomar perspectiva). Como éste, hay muchos beneficios psicológicos que pueden ofrecernos las series y las películas, y por qué no decirlo, incluso los documentales como veremos más tarde, y es por ello que cada vez son más las profesionales de la salud psicológica que hacen usos de ellas. Además, la combinación de elementos temáticos —música, diálogo, iluminación e imágenes— a menudo puede provocar o amplificar sentimientos profundos en los espectadores, lo que permitirá también una reflexión personal y proporcionará una nueva perspectiva de los eventos externos, de una forma más experiencial.

Por ejemplo, con el boom de Harry Potter se han hecho hasta libros de autoayuda para trabajar procesos de flexibilidad psicológica específicamente. La psicóloga y psicoterapeuta ACT (una intervención basada en la evidencia llamada Terapia de Aceptación y Compromiso) Janina Scarlet, ha desarrollado una adaptación de este enfoque en el marco de la historia llamado “Harry Potter Therapy,” así como la llamada “Terapia de Superhéroes”. Os recomiendo mucho visitar esta página. 



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Vista general

La metáfora, el simbolismo y las imágenes son utilizados en terapia, ya que ayudan a las personas que están en tratamiento a explorar sus eventos internos tomando perspectiva, tales como pensamientos, sentimientos, etc., y abordar áreas de preocupación. Las películas no solo contienen símbolos, sino que también pueden generar empatía, aumentar las habilidades de comunicación y permitir que las personas en terapia se vuelvan más conscientes de sus propios sentimientos y deseos, entre otras cosas. La visualización de películas o series permite a las espectadoras a participar de varias maneras, por ejemplo: lingüística, viso-espacialmente, interpersonal e intra-psíquicamente. Los defensores de la terapia de cine creen que esto puede ser útil porque se ha demostrado que el aprendizaje ocurre más rápidamente cuando la información se procesa de más de una manera, de forma más sensorial.

Esta técnica de terapia fue desarrollada siguiendo las líneas de la biblioterapia, que es el uso terapéutico de los libros y la lectura en la práctica clínica. La cineterapia o filmoterapia es definida como el uso de las  películas o series, como recurso en el ámbito terapéutico.

¿Por qué utilizar las series y películas como herramientas en terapia?

Son muchas las profesionales de la psicología que utilizan el trabajo con películas y series como tarea para casa, a fin de reforzar aspectos trabajados en sesión, ya sea como material de reflexión, modelado, reformulación del problema, identificación y expresión de la emoción o clarificación de valores, ya que las escenas funcionan como metáforas de la vida, siendo un vehículo de transmisión muy potente (García y Moreno, 2011; Sofía, G, 2017).

Otro de los muchos puntos a favor es la mejora de lo que se conoce como teoría de la mente, al incidir sobre las capacidades empáticas y el entendimiento de nuestros propios procesos emocionales, haciendo uso tanto del efecto de la trama, las imágenes, o la música. Resulta además reforzante para la alianza terapéutica, ya que el trabajo puede fortalecerse desde aquí y servir como experiencia común y trabajo cooperativo entre consultantes y terapeutas.

Esta herramienta proporciona una forma menos abrumadora de hablar sobre los sentimientos al facilitar a las consultantes explorar indirectamente sus preocupaciones relacionándolas con las de los personajes de la película.

Elementos comunes y diferencias en ambos recursos, y factores a considerar

La similitud entre ambos recursos audiovisuales es que nos mueven a nivel simbólico, como metáfora con multitud de elementos. Este lenguaje simbólico, metafórico es un recurso muy efectivo para comunicarnos ya que facilita el establecimiento de nuevas relaciones conceptuales, rompiendo barreras en lenguaje como el razonamiento lógico , facilitando la conexión emocional, experiencial, la toma de perspectiva y otros procesos del llamado aprendizaje relacional en términos de RFT (Relational Frame Theory).

Otros elementos que configuran la experiencia son: el lenguaje o movimientos de la cámara que buscan un impacto distinto en la narrativa, así como la música y la fotografía, son todos aspectos que influyen en la vivencia de la obra. Otros factores que modulan la experiencia son los siguientes: 

Duración, compromiso e inmersión

Series: ya que en general se extienden por numerosos episodios y temporadas, nos puede permitir un desarrollo más gradual de la trama y los personajes, y por tanto a una mayor inversión emocional, sentido de familiaridad y apego hacia los personajes y la historia. Vamos que conlleva un compromiso más a largo plazo que puede resultar en una experiencia más inmersiva 

Películas: las películas conllevan una extensión limitada, típicamente de una a tres horas. Esta estructura demanda una narrativa y un desarrollo de personajes más directos y condensados. A pesar del compromiso breve, las películas pueden dejar una huella perdurable si logran contar una historia impactante de forma efectiva.

Desarrollo de Personajes y Trama

Serie: disponen de más tiempo para desarrollar arcos de personajes complejos y detallados, así como tramas y subtramas entrelazadas. Esto nos permite explorar diferentes aspectos de los personajes y sus relaciones, así como el impacto de varios eventos en sus vidas.

Películas: están más limitadas a la hora de establecer y desarrollar personajes y tramas. Sin embargo, hay algunas películas que logran crear personajes memorables y tramas profundas mediante una escritura eficiente, una dirección creativa y excelentes actuaciones.

Conexión Emocional

Serie: las conexiones emocionales pueden ser más profundas aquí ya que pasamos más tiempo con los personajes y la historia. Los altibajos emocionales y el desarrollo a largo plazo pueden hacer que la audiencia sienta una conexión más fuerte.

Películas: Las películas pueden desencadenar fuertes respuestas emocionales en un corto período de intervalo. A través de una narración más precisa y un enfoque centrado en los momentos clave, las películas pueden tener un impacto emocional significativo y duradero.

En definitiva, ambos recursos tienen la capacidad de brindar experiencias significativas y profundas, pero lo hacen de diferentes maneras debido a sus características inherentes. Las series permiten un desarrollo más largo y detallado, lo que puede conducir a una inmersión y conexión emocional más profunda con el tiempo. Las películas, por otro lado, ofrecen una experiencia enfocada y a menudo más intensa, con el potencial de dejar una huella duradera a través de narrativas y personajes bien desarrollados en un corto período de tiempo.

¿Por qué nos mueven tanto ciertos personajes y qué factores psicológicos intervienen?

El impacto de estos recursos se ha comenzado a estudiar mediante técnicas de neuroimagen y mediciones fisiológicas, y los resultados arrojan que las áreas cerebrales activadas son las relacionadas con la empatía, la teoría de la mente, y la comprensión de metáforas. Sí, las neuronas espejo juegan un papel fundamental en todo este proceso. Es importante puntualizar que la resonancia fisiológica será más intensa si la escena es en directo, por ejemplo, en el teatro (Sofía, 2017).

Por otro lado, ¿os habéis fijado que son muchas las series protagonizadas por personajes con una moral ambigua? ¿Qué nos sucede cuando hablamos de narrativas tales como Los Soprano, Breaking Bad, Dexter o Peaky Blinders? No hay una clara distinción entre “el bien y el mal”. Los espectadores nos sentimos fascinados tanto con aquellos héroes clásicos, como con esos “malvados” con cara amable y justificamos sus acciones. Resulta que para muchas de nosotras, el hecho de reflexionar sobre cómo actuaremos ante tales situaciones similares a las del personaje, nos resulta muy emocionante y hasta moral. Podemos ver reflejados aspectos “innombrables”, rechazados en el “Otro”, y así, de alguna forma, liberarnos.

Dolf Zillmann, renombrado psicólogo de los medios de comunicación, desarrolló en los años ochenta la influyente teoría de la regulación emocional. Según esta, las espectadoras buscamos mejorar nuestro estado de ánimo mediante la elección de los programas televisivos, y experimentamos diversión y placer si hay un desenlace feliz para “los buenos” y un final adverso para “los malos”. Afirma que construimos relaciones ya sea positivas o negativas, según nos identifiquemos moralmente con los protagonistas mientras seguimos la historia.

Es a finales de los ochenta que vemos un cambio significativo en las narrativas de las series y películas. Nos desafían emocionalmente ya que no hay una línea muy clara, más bien una gran mezcla de emociones. Probablemente los conflictos que observamos en protagonistas criminales nos ayudan a fijar nuestros valores morales, nos sentimos “mejores”, no así si nos comparamos siempre con aquellos superhéroes infalibles, donde siempre saldremos perdiendo.

Hay muy elementos que se ponen en marcha para que logremos identificarnos más con unos personajes que son otros y algunos de los más importantes son los siguientes: 

  • Relatabilidad: esto es la resonancia de los aspectos del personaje en nosotras, es decir cuando vemos aspectos de nosotras mismas en el personaje. 
  • Vulnerabilidad y autenticidad: con los personajes que muestran vulnerabilidad y autenticidad, luchan y muestran sus imperfecciones.
  • Valores y creencias compartidos: si un personaje encarna valores, creencias o principios similares a los nuestros.
  • Necesidades emocionales: la identificación con un personaje a menudo está relacionada con nuestras necesidades emocionales en ese momento. Por ejemplo, alguien que busca inspiración puede identificarse con un personaje que representa la superación de obstáculos.
  • Similitudes físicas o demográficas: a veces nos identificamos más con personajes que se parecen físicamente o que comparten características demográficas, como edad, género, origen étnico o cultural.
  • Narrativa y guionismo: la forma en que se presenta y se desarrolla un personaje en la historia también puede influir en la identificación. Los personajes complejos y bien desarrollados tienden a ser más atractivos para la identificación que los personajes unidimensionales.

En terapia, podemos explorar el  por qué una consultante se identifica con ciertos personajes, ya que esto nos puede proporcionar valiosa información sobre sus valores, necesidades y experiencias personales.

Algunas pautas para trabajar con estas herramientas en la regulación emocional

Jesús García Martínez y David Moreno Mora de la Universidad de Sevilla, en su artículo «El trabajo con películas en psicoterapia» nos proporcionan una serie de recomendaciones a nivel general muy sencillas y relevantes que podemos utilizar:

  • Trabajar más con escenas o clips que con cintas enteras.
  • Centrar el análisis en los personajes y sus relaciones.
  • Buscar similitudes entre la situación de la consultante y la del personaje (en este punto es donde se genera la metáfora).
  • Acostumbrarnos, como terapeutas, a ver películas desde una perspectiva terapéutica y seleccionar aquellas particularmente útiles según el tipo de problema que queramos abordar y comentar la escena con otros profesionales. Hacer uso, si se puede, de criterios experimentales que indiquen la utilidad de una escena para un tipo de problema o proceso, pero todavía hay una investigación muy escasa al respecto.
  • Utilizar esta herramienta sólo como coadyuvante de la terapia, no como una única herramienta y, añadimos, siempre en base al nuestro análisis funcional y objetivos valiosos del consultante.

Ahora, en cuanto a la regulación emocional en particular, dependerá del objetivo que busquemos.  Si queremos ayudarles a explorar alguna emoción en concreto, se pueden utilizar para una exposición gradual a las mismas, o por el contrario ayudar a elicitar otras emociones,  también puede que queramos modelar comportamientos, generar empatía, o clarificar valores.

  • Ánimo positivo: comedias. Ejemplos: series como “The Office” o “Friends”; Películas como: “Con faldas y a lo loco”, “Superbad”.
  • Tristeza o ánimo melancólico: las películas o series de drama pueden ayudarnos a explorar y procesar las propias emociones.
  • Estrés o ansiedad: comedias o documentales de naturaleza, o películas que nos transporten a lugares hermosos y tranquilos y nos “activen el sistema ventral  vagal, llamado sistema de calma y afiliación”. Ejemplos: “Planet Earth”  o “Headspace”.
  • Reflexión o introspección: películas independientes o de autor y documentales. Ejemplos: “12 años de esclavitud», «Parásitos» y «Spotlight», “Black Mirror”. 
  • Empoderamiento o motivación: películas inspiradoras y biografías de personas que  han superado obstáculos puede ser inspirador. Ejemplos: “En busca de la felicidad” o “El discurso del rey”. 
  • Nostalgia o sentimiento de añoranza: clásicas.
  • Empatía y comprensión: Ejemplos: “The Crown”, “After Life” o “Atypical”.

Otros beneficios psicológicos del cine, series y documentales 

El simple hecho de ver una película o escena específica relacionada con nuestros miedos nos puede ayudar a  enfrentarnos a estas sensaciones y a la consciencia de las mismas de una forma más controlada y segura (exposición interoceptiva y en imaginación). Por ejemplo “Mar adentro” (2004) de Alejandro Amenábar nos ayuda a enfrentarnos a nuestros miedos.

Cuando disfrutamos de una serie o película, experimentamos la gama de emociones de los personajes, eso sí, sin temor a padecer luego las consecuencias. Escenas de acción, ficción, aventuras máximas, terror, son todas historias con una gran descarga emocional y nos desahogan en muchas ocasiones de nuestra vida cotidiana. 

Algunas películas ayudan a disminuir nuestros niveles de ansiedad al permitirnos distraer nuestra atención hacia otros escenarios; además, las comedias son fuente de grandes dosis de risa que, sin duda, repercute positivamente en nuestra mente y cuerpo. 

Observar la grandeza de otras personas a través del cine nos motiva y nos inspira a tratar de hacer algo similar, a ser mejores e incluso a dar pasos para cambiar nuestras vidas; nos sentimos orgullosos de pertenecer al género humano. Por ejemplo, “Schindler’s List” (1993) de Steven Spielberg.

Recursos para profundizar

Para finalizar me gustaría dejaros con algunos recursos para que podáis profundizar y enriquecer vuestro trabajo un poquito más. Comenzaré con el  excelente blog dedicado a la filmoterapia dirigido por el psicólogo Jaime Burque, donde encontrareis una guía rápida con más de 1500 películas y series revisadas y categorizadas para potenciar el uso de estas herramientas. 

El blog de Cine y Psicología del psicólogo Jauma Cardona, es otro lugar imprescindible que está en constante actualización. 

Otro recurso imprescindible para todos y todas las psicólogas y amantes de este arte, sin duda es el libro “Psicología y cine. Vidas cruzadas” del Doctor en psicología,  Andrés García García. En este libro se analiza la potencia del cine para abordar algunos problemas psicológicos relevantes, así como cuestiones de justicia social y educativos.  

Y finalmente, los canales de Fatty Martin o Farid Dieck en Youtube son impresionantes. 

Como siempre, recomendar encarecidamente el uso del análisis funcional del comportamiento y de la clarificación de los objetivos valiosos concretos de nuestros consultantes  para la utilización de estas herramientas.

Referencias

  • Berg-Cross, L., Jennings, P., y Baruch, R. (1990). Cinematherapy: Theory and application. Psychotherapy in Private Practice 8, 135–156 p. 
  • García Martínez, J., y Moreno Mora, D. (2011). Trabajo con películas en psicoterapia. Revista de Psicoterapia, Vol. 86/87, 5-20. p  
  • Mann, D. Movie Therapy: Using Movies for Mental Health: Therapists recommend movies to help change the way we think and feel. Web MD. Recuperado el 22 Febrero 2018. Disponible en https://www.webmd.com/mental-health/features/movie-therapy-using-movies-for-mental-health#1 
  • Sofía, G. (2017). Por qué los actores nos hacen vibrar. Mente y Cerebro; 84, 70-74 p. 
  • Volgel, I., y Gleich, U. (2017). El amable asesino de al lado. Mente y Cerebro; 87, 51-57p.
  • Análisis

La salud mental de los alumnos: Qué estrategias podrían funcionar y cuáles no

  • 24/06/2024
  • Isabella Mtz Sierra

La evidente crisis de salud mental ha dejado perplejo a todo el mundo, levantando dudas y reclamando acciones para atender los problemas. Ahora, las generaciones más adultas (que antes no prestaban mucha atención a estas cuestiones) se ven obligadas a unirse al movimiento de una u otra forma, ya que la urgencia del asunto perjudica a las poblaciones más vulnerables: los niños y los jóvenes. 

A nivel global, el 15% de la población infanto juvenil experimenta problemas de salud mental. Esto quiere decir que, más de 168 millones de niños y adolescentes entre los 10-19 años viven con alguna condición mental. La depresión, ansiedad y trastornos conductuales representan la principal causa de discapacidad para los adolescentes, siendo el suicidio la cuarta causa principal de muerte para aquellos entre los 15-29 años. 

Es un asunto extremadamente alarmante que desconcierta no solo a padres de familia, sino a los educadores, profesionales de la salud y políticos, por nombrar algunos. Como terapeuta infantil, soy testigo de la creciente demanda para resolver situaciones psicológicas que permean el bienestar integral de las familias. Nos hemos ocupado de estudiar estadísticas, revisar literatura e investigaciones, y analizar tendencias globales continuamente para estar al tanto de cómo proceder. 



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A través de toda esta inquietud, las escuelas están bajo la lupa para juzgar cómo “solucionan” estas dificultades. Los sistemas escolares están bajo más presión para cambiar las iniciativas que, con mucha esperanza, transforman el panorama. Se han implementado distintas estrategias novedosas; talleres de mindfulness, asesorías grupales e individuales, conferencias psicoeducativas, etc. En algunos países, hasta se han implementado talleres completos basados en la terapia cognitivo conductual.

¿Han funcionado estas intervenciones? ¿Hasta qué grado han logrado mejorar la situación?

Sorprendentemente, varios estudios han encontrado que estas estrategias pueden ser contraproducentes. Todos los talleres, las clases, la difusión en redes sociales, ¿Realmente ayudan a los estudiantes? ¿Se está cumpliendo el propósito? No cabe duda que generan un impacto, en su mayoría positivo, y que se basan en las mejores intenciones. Sin embargo la Dra. Lucy Foulkes – psicóloga e investigadora de la Universidad de Oxford – se ha encargado de explorar estas preocupaciones. 

Como investigadora del Departamento de Psicología Experimental en Oxford, la Dra. Foulkes indaga cómo es que estas medidas están incrementando las posibilidades de que los jóvenes reporten síntomas de malestar psicológico. En algunos casos, ha observado que los síntomas pre existentes pueden empeorar inadvertidamente.  

En la entrevista realizada por Irena Barker, Foulkes comparte datos significativos que ha encontrado, y pone sobre la mesa enfoques interesantes para innovar las alternativas. 

Para empezar, la doctora describe uno de los estudios más relevantes que arroja luz sobre el problema.  El análisis MYRIAD involucró a más de 28,000 niños, 650 maestros y 100 escuelas para estudiar el efecto de las intervenciones mindfulness. Se encontró que los estudiantes que participaron en el grupo experimental reportaron más síntomas de hiperactividad e inatención, tanto al final del estudio como un año después de la práctica. Además, reportaron más síntomas de trastornos de pánico y trastornos obsesivos-compulsivos. Los maestros también reportaron síntomas relacionados con malestar emocional; aunque estos efectos fueron menores. Desafortunadamente también se reveló que los jóvenes con síntomas preexistentes de malestar mental reportaron un pequeño aumento de síntomas depresivos, y su sentido de bienestar disminuyó en comparación con el grupo de control. 

El experimento no demostró que las sesiones de mindfulness fueran específicamente mejores para la salud mental en comparación con las medidas existentes para la formación emocional, ni que fueran más accesibles económicamente. De manera similar, otros estudios han comprobado que las intervenciones basadas en la terapia cognitivo-conductual tienen un pequeño pero significativo aumento en el reporte de síntomas depresivos y de ansiedad.

Queda claro que hay varios experimentos que demuestran la ineficacia de ciertas estrategias para resolver la crisis de salud mental. Es por esto que la Dra. Foulkes emplea todo su esfuerzo en entender por qué algunos jóvenes están empeorando después de recibir apoyo académico, el cual suponía un auxilio para su bienestar. 

Su trabajo en Oxford se enfoca en analizar cuáles grupos son más vulnerables para desarrollar síntomas, cuáles reportan un incremento de salud, quiénes permanecen “igual” o quiénes señalan un claro deterioro. A pesar de que no han delimitado los factores que predicen estas tendencias, hay un punto prometedor en su investigación: están priorizando la voz de los adolescentes.

Se han realizado entrevistas para comprender la perspectiva de los jóvenes, hacia las mencionadas estrategias de intervención, y esto arroja luz sobre las cosas que tal vez sí podríamos cambiar. 

Algunos estudiantes piensan que las campañas de salud mental son interesantes, otros las consideran aburridas o hasta irrelevantes. Uno de los elementos más interesantes es que perciben una gran hipocresía por parte de las instituciones, ya que a los alumnos les resulta incoherente que les inviten a “cuidar de su salud mental” cuando son las mismas asignaturas académicas que aumentan los síntomas de estrés. 

Sumado a ello , la influencia de la tecnología es indiscutiblemente un factor a considerar. El bombardeo de información, la presión social y la comparación inmediata a otras realidades, han fomentado muchas controversias sanitarias. Existe mucho contenido en redes sociales que contribuye al autodiagnóstico, incitando en los jóvenes un sentido de pertenencia colectivo a través de “síntomas compartidos”. La modernización de los servicios de salud ha puesto en riesgo el diagnóstico apropiado y el cuidado de los términos. Estudios han demostrado que el exponer directamente los diagnósticos – por ejemplo, “explicar” en videos de 15 segundos los indicadores de ansiedad –  simplemente aumenta la vulnerabilidad para desarrollarla.  

Tomando todo esto en cuenta, ¿Qué medidas pueden tomar las escuelas para transformar las intervenciones? En resumidas cuentas, es crucial mantenerse informados sobre la evidencia científica que hay detrás de las campañas que contratan. Revisar las teorías de las estrategias que implementan en los institutos, y evitar basarse en meras opiniones personales. “Las escuelas deben resistirse a la idea de que hacer algo siempre es mejor que no hacer nada” explica la Dra. Cuando las medidas no se fundamentan en evidencia asertiva, los efectos son notablemente peores, por lo que no solo es un desperdicio de recursos y tiempo si no una inmediata exposición a los alumnos.

Adicionalmente, es sumamente importante que el sistema educativo sea receptivo a la experiencia de los jóvenes. En cuanto a la percibida hipocresía, del estrés y los intentos por ayudarlos, hay una enorme área de oportunidad para mejorar. Las escuelas deberían considerar observar su sistema en lugar de procurar estas intervenciones hasta el final, cuando la crisis ya está sucediendo. Valdría la pena revisar el diseño curricular que gira en torno a la “obsesión” con las calificaciones, exámenes y pruebas de satisfacción. 

Me parece que la información existente y los estudios en curso son extremadamente novedosos y prometedores, pues están creando premisas de trabajo totalmente diferentes a lo que estuvimos contemplando, tan solo 5 años atrás. Cambiar la forma de comunicación, la inmediatez de temas delicados en redes sociales, y la escucha activa son pequeños elementos que sin duda podemos implementar. 

Referencias:

  • Irena Barker. (2024). Pupil mental health: what works in schools – and what doesn’t. https://www.tes.com/magazine/teaching-learning/general/pupil-mental-health-what-works-in-schools
  • Kuyken, W., Ball, S., Crane, C., Ganguli, P., Jones, B., Montero-Marin, J., Nuthall, E., Raja, A., Taylor, L., Tudor, K., Viner, R. M., Allwood, M., Auckland, L., Dunning, D., Casey, T., Dalrymple, N., De Wilde, K., Farley, E., Harper, J. Williams, J. M. G. (2022). Effectiveness and cost-effectiveness of universal school-based mindfulness training compared with normal school provision in reducing risk of mental health problems and promoting well-being in adolescence: the MYRIAD cluster randomized controlled trial. Evidence-Based Mental Health, 25(3), 99-109. 10.1136/ebmental-2021-300396
  • Mental health of adolescents. (2021, World Health Organization. https://www.who.int//news-room/fact-sheets/detail/adolescent-mental-health/?gad_source=1&gclid=CjwKCAjwps-zBhAiEiwALwsVYc2yHs2hcZmIeP6-VnFt71V7TuRrLYWLCH51GEusvYTEGF6OwzzrDBoChd0QAvD_BwE
  • Rockville, (. (2022, National Healthcare Quality and Disparities Report. https://www.ncbi.nlm.nih.gov/books/NBK587174/#:~:text=Prevalence,disease%20in%20this%20age%20group.
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El duelo no es un proceso de cinco etapas. Es como vidrio roto

  • 17/06/2024
  • Equipo de Redacción

Por Joshua Thomas, profesor asociado de filosofía en la Universidad St John’s en Queens, New York.

En una tarde de verano, mientras mi esposa y yo cenábamos en casa, tres grandes cuervos se demoraban ominosamente en el jardín delantero. Observamos cómo una ardilla intentaba ahuyentarlos, uno por uno, hacia la calle. Pero no se fueron. La tarde siguiente, una intensa e inesperada tormenta sacudió la casa. Un par de horas después, mi madre falleció pacíficamente, con su mano en la mía, mientras escuchábamos una lista de reproducción de nuestra música favorita y yo la tranquilizaba, diciéndole que todos estaríamos bien en su ausencia.

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¿Qué hace que la ‘positividad tóxica’ sea diferente de una actitud saludable?

  • 12/06/2024
  • Equipo de Redacción

Por Lucas Dixon

Cuando has tenido un mal día, o incluso un mal año, ¿alguna vez has acudido a tus amigos o familiares, solo para ser recibido con un mar de dulces aseguraciones como «ánimo» o «todo pasa por una razón»? Quizás has acudido a tu jefe con una queja ardiente, solo para encontrarte con un nuevo cartel en la puerta que dice «¡Solo vibras positivas!» O tal vez has visto los interminables libros de autoayuda, cursos y gurús de TikTok prometiendo que una vida de felicidad está a solo una afirmación positiva de distancia.

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  • Análisis

¿Para qué sirve la voz interior y qué pasa si no la tenemos?

  • 10/06/2024
  • The Conversation

Por Adriana Castro Zavala, Neurocientífica, Universidad de Málaga.

En una conversación con su colega Cillian Murphy, Margot Robbie contaba que había creado su personaje de Barbie basándose en las personas que no sienten su voz interior, ya que estas suelen reflexionar menos sobre lo que les ocurre en su vida diaria. No es algo excepcional, ya que un pequeño porcentaje de la población manifiesta la carencia que inspiró a la actriz australiana. Es lo que recientemente se ha bautizado como anendofasia. 

La voz interna o voz interior es esa narrativa que acompaña silenciosamente a nuestras reflexiones, decisiones y procesos mentales cotidianos. Puede manifestarse como un diálogo, cuando hablamos con nosotros mismos, o como pensamientos verbales que surgen en forma de palabras o frases.



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La voz de la conciencia

Este discurso interno se ha relacionado directamente con la conciencia, el estado mental que implica estar atento a nuestros pensamientos, emociones, sensaciones y percepciones y del entorno que nos rodea. También involucra la capacidad de reflexionar sobre nuestras experiencias y de tener una comprensión básica de quiénes somos como individuos.

Los estudios neurobiólogicos en cerebros con daños cerebrales evidentes han vinculado ambos conceptos. Según han observado los científicos, la conciencia está asociada con el hemisferio izquierdo, que juega un papel significativo en el lenguaje en aproximadamente el 88 % de las personas.

Así, según las investigaciones, los pacientes afectados por algún daño en el hemisferio izquierdo que desarrollan afasia –problemas para comprender el lenguaje, expresarse o ambas cosas– también se quedan sin voz interior. 

Uno de ellos, la joven norteamericana Lauren Marks, ha contado en un libro que, durante la recuperación del trastorno, carecía de conciencia respecto al presente, pasado y futuro. “Es muy difícil acceder al sentido de uno mismo (personalidad y/o preferencias) cuando no tienes acceso a tu voz interior”, explica.

El psicólogo clínico Claude S. Moss describió su experiencia en estos términos: “no tenía la capacidad de pensar en el futuro, de anticiparlo o de percibirlo, de preocuparme por él. Al menos no con palabras”. Según su testimonio, durante las primeras semanas que estuvo hospitalizado con afasia simplemente existía. 

También es interesante saber que las personas sordomudas pueden sentir ese discurso interno de una manera diferente. Si el individuo ha nacido sin la capacidad para oír y hablar, se expresa con gestos, señas o imágenes. Pero si, por el contrario, perdió esos sentidos más tarde, la voz interior sí que puede estar presente en forma de sonidos.

¿Cómo afecta carecer de voz interior?

Como ya hemos mencionado, algunas personas simplemente carecen de voz interior. Esto ha llevado a explorar el planteamiento de que esta puede manifestarse de muy distintas formas.

Un estudio reciente ha abordado esa variabilidad mediante el “Cuestionario de Variedades del Habla Interna” (VISQ por sus siglas en inglés). El VISQ evalúa factores como la dialogicidad (la experiencia de mantener un diálogo interior), la condensación (la brevedad del habla interna en comparación con el discurso en voz alta) y otras características.

Los participantes del estudio realizaron cuatro ejercicios diseñados para explorar cómo podrían afectar estas diferencias en el rendimiento de tareas cognitivas específicas, que incluían pruebas de memoria verbal, detección de rimas, control de la conducta durante cambios de tarea y percepción de categorías. 

Pues bien, los voluntarios con una voz interior más débil según la valoración del VISQ puntuaron peor al juzgar si los nombres de dos imágenes rimaban y en los ejercicios de memoria verbal. Significativamente, las diferencias de rendimiento en ambas tareas desaparecían cuando los participantes se expresaban en voz alta para resolverlas, lo que sugiere que la eficacia de usar el habla interna y externa en estos casos era equivalente.

¿Se puede entrenar?

Después de conocer la importancia de la voz interior, surge una pregunta obvia: ¿podemos trabajarla? Los adultos no, ya que la “plática” mental emerge en la primera infancia junto con el desarrollo de una parte específica del cerebro llamada corriente dorsal del lenguaje. Pero los niños sí están a tiempo de fortalecer esta capacidad. 

Los estudios muestran que la voz interior evoluciona a partir de un diálogo en voz alta con nosotros mismos. Además, otros trabajos han demostrado que conserva características lingüísticas similares a la expresión lingüística audible, como la fonética, la sintaxis y la semántica.

El estudio de la voz interior no solo nos permite comprender mejor la complejidad de nuestra mente, sino que también podría tener aplicaciones prácticas en áreas como la educación o la psicoterapia. 

Entender cómo se desarrolla y funciona desde la infancia hasta la edad adulta nos brinda una visión más profunda de nuestra cognición y nos plantea nuevas posibilidades para mejorar la comprensión y uso de esta herramienta única en nuestro proceso de pensamiento.

Artículo originalmente publicado en The Conversation y cedido para su republicación en Psyciencia.

  • Análisis
  • Ciencia y Evidencia en Psicología

Gallina

  • 05/06/2024
  • Fabián Maero

En la trilogía de películas Volver al futuro hay una escena que se repite un puñado de veces. La película sigue al personaje principal, Marty McFly, que se hace con una máquina del tiempo. Viaja entonces hacia el pasado cercano y conoce a su padre y a su madre adolescentes; visita el Lejano Oeste de finales de siglo XIX; posibilita y previene una línea temporal alternativa y distópica; y se entera de su propio futuro en el cual, en gran parte como consecuencia de un accidente automovilístico en el que se vio envuelto treinta años antes, vive una vida miserable y resentida.

La escena se repite en cada una de las películas, y a pesar de que sucede en distintos momentos en el tiempo, sigue siempre la misma secuencia: Marty se encuentra con un bully (usualmente, pero no siempre, un miembro pasado, presente, o futuro de la misma familia, representado por el mismo actor), quien lo invita a pelear o a realizar alguna acción cuestionable. Cada vez, Marty inteligentemente declina el desafío y se aleja, ante lo cual su antagonista lo acusa de cobarde, y subrayando ese juicio lo llama gallina. Esa es la palabra clave. Cada vez que Marty escucha esta palabra muerde el anzuelo, se enfurece y acepta el desafío propuesto, que en cada caso conduce a consecuencias desfavorables para él mismo.

Una y otra vez, en distintos momentos del tiempo, en distintas situaciones, con distintas personas, el protagonista atraviesa la secuencia de provocación, rechazo inicial, el epíteto gallina, la confrontación subsiguiente con un desafortunado desenlace. Ese gallina marca cada vez un punto de quiebre para la trama. McFly, el primer ser humano que ha visitado el pasado y el porvenir, que tiene a su alcance la potestad divina de modificar el curso de la historia universal, se ve envuelto en conflictos adolescentes cuando alguien lo trata de gallina, una y otra vez, en el pasado, el presente y el futuro.



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Salvo en los minutos finales de la trilogía.

Al detener su automóvil ante un semáforo, Marty se encuentra a la par de un puñado de muchachos que desde otro automóvil lo desafían a una carrera callejera, y una vez más tiene lugar la consabida secuencia: provocación, rechazo, y el consabido gallina. Pero algo ha cambiado. Cuando el semáforo se pone en verde ambos vehículos aceleran, pero Marty lo hace retrocediendo, retirándose, por primera vez, del desafío. Y sin saberlo, al hacer eso evita el accidente automovilístico que en el futuro hubiera hecho su vida miserable.

Marty deja pasar el gallina, deja pasar la provocación, por una vez no muerde ese anzuelo, y ese momento muestra que el personaje ha crecido, que los acontecimientos lo han cambiado, que es un poco más sabio (podríamos conjeturar que atravesar el tejido del espaciotiempo en múltiples ocasiones es suficiente para concederle cierto sentido de perspectiva a cualquiera), y su futuro se vuelve un poco mejor por ello.

Hay palabras como anzuelos, palabras que pulsan fibras sensibles, palabras que pueden guiarnos hacia nuestra perdición, encegueciéndonos, oscureciendo todo lo demás. Hay una buena gimnasia en conocerlas y conocernos, para así aprender a dar un paso al costado cada vez que nuestra propia mente nos susurre, oculta y provocadora:

Gallina.

Artículo publicado en Grupo ACT y cedido para su republicación en Psyciencia.

Artículo relacionado: Defusión: una propuesta diferente para relacionarnos con nuestros pensamientos indeseados

  • Análisis
  • Ciencia y Evidencia en Psicología
  • Salud Mental y Tratamientos

El TDAH carece de biomarcadores clínicamente válidos

  • 28/05/2024
  • David Aparicio

Aunque se sabe que no hay biomarcadores precisos para el TDAH y que el diagnóstico es principalmente clínico y conductual, aún se invierten muchos recursos en la búsqueda de un biomarcador que ayude a detectar el TDAH. Una investigación reciente publicada en Expert Review of Molecular Diagnostics se propuso analizar diferentes tipos de biomarcadores, incluyendo factores genéticos, volumen y conectividad cerebral, y químicos cerebrales, para evaluar si había nueva evidencia que apoyara esta hipótesis. Sin embargo, no lograron identificar ningún indicador biológico que pudiera diferenciar de manera concluyente a una persona con TDAH de una sin TDAH.

Los investigadores encontraron estudios iniciales que parecían prometedores para cada tipo de biomarcador posible. Sin embargo, concluyeron que estos estudios no se han replicado consistentemente, no se han probado como biomarcadores, presentan problemas metodológicos significativos o no muestran sensibilidad y especificidad adecuadas. En la mayoría de los casos, las diferencias promedio entre personas con y sin TDAH son mínimas y se superponen ampliamente, lo que significa que estos biomarcadores no pueden distinguir efectivamente entre individuos con y sin TDAH.

Por ejemplo, el puntaje de riesgo poligénico (PGS), que evalúa el riesgo de TDAH basado en el genoma completo de una persona, solo explica hasta un 4% de la variabilidad en el diagnóstico de TDAH. Esto significa que el 96% del diagnóstico no se explica por la genética, incluso considerando todo el genoma.



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¿Qué es un biomarcador?

Un biomarcador es una característica medible que indica un proceso biológico normal, una condición patológica o una respuesta a un tratamiento. Los biomarcadores pueden ser moléculas, genes, productos genéticos, proteínas o cambios en la estructura y función del cuerpo. Se utilizan en la investigación y en la práctica clínica para diagnosticar enfermedades, predecir su progresión, monitorear la respuesta a tratamientos y evaluar la susceptibilidad de un individuo a ciertas condiciones. Un biomarcador ideal debe ser específico, sensible y reproducible, proporcionando información precisa y confiable sobre el estado de salud o enfermedad de una persona.

Conclusiones generales

  • Biomarcadores genético y epigenéticos: En resumen, estos resultados son prometedores, pero los estudios aún están en sus primeras etapas; por lo tanto, los hallazgos necesitan ser confirmados en estudios más grandes y probados como posibles biomarcadores.
  • Marcadores bioquímicos: “En resumen, se han investigado varios posibles marcadores bioquímicos, que van desde marcadores de inflamación y estrés oxidativo hasta minerales y micro/micobiota intestinal. Aunque son prometedores, la capacidad predictiva de estos biomarcadores necesita ser confirmada.”
  • Biomarcadores de neuroimagen: “En resumen, aunque algunos hallazgos de neuroimagen parecen prometedores, no han sido replicados en muestras externas independientes. Además, la calidad del estudio puede ser limitada cuando el diseño no incluye cálculos de potencia robustos, información sobre la fuente de datos o ajustes para factores de confusión.”
  • Biomarcadores neurofisiológicos: “En general, aunque las medidas neurofisiológicas parecen prometedoras, los estudios no informaron de manera consistente sobre el cálculo de la potencia, el marco de muestreo y la tasa de participación, lo que puede afectar la calidad del estudio y las métricas necesarias para el uso de las métricas investigadas como biomarcadores.”
  • Biomarcadores neuropsicológicos: “En general, aunque las características neuropsicológicas parecen prometedoras en teoría, los estudios no informaron de manera consistente sobre métricas, como la sensibilidad y la especificidad, para respaldar su uso como biomarcadores. Además, la evaluación de la calidad de los datos basada en BIOCROSS destacó limitaciones, especialmente en términos de falta de información sobre el cálculo de la potencia, el marco de muestreo y la tasa de participación.”

¿Por qué es tan difícil encontrar un biomarcador para el TDAH?

Diversos autores sugieren que el diagnóstico del TDAH se solapa con otros diagnósticos del clínicos como el autismo y sugieren que cualquier biomarcador que se encuentre tendrá que ser transdiagnóstico. Sin embargo en una revisión reciente no se encontró evidencia de biomarcadores transdiagnósticos con la excepción problemas de memoria, el cual es un síntoma que comparte con otros problemas del neurodesarrollo como el autismo.

Otra limitación de los biomarcadores que el diagnóstico del TDAH es extremadamente amplio y existen más de 100,00 diferentes formas de cumplir con los criterios diagnósticos del DSM-5 . Por lo tanto dos personas con TDAH pueden tener indicadores extremadamente diferentes. Esto ha ocasionado que el constructor del TDAH sea fuertemente criticado por su falta de rigurosidad clínica.

¿Por qué se cataloga como un trastorno del neurodesarrollo?

Aunque no se hayan identificado biomarcadores específicos para el TDAH, su clasificación como trastorno del neurodesarrollo se basa en su manifestación temprana, síntomas relacionados con el desarrollo neurológico, evidencia de diferencias cerebrales y factores genéticos compartidos con otros trastornos del neurodesarrollo.

Uno de sus más fuertes críticos es el co director del DSM-IV, el psiquiatra estadounidense Allen Frances, que argumenta que la investigación está demostrado que “estamos convirtiendo la inmadurez en una enfermedad” y que ha criticado el impacto del abuso de psicofarmacos en el tratamiento de este diagnóstico.

Algunos investigadores argumentan que las medidas para diagnosticar el TDAH generan muchos falsos positivos, diagnosticando a personas que no cumplen con los amplios criterios del DSM-5. Señalan que la mayoría de estas medidas tienen menos del 10% de precisión. Además, estudios muestran que los niños más jóvenes en el aula tienen más probabilidades de ser diagnosticados con TDAH y medicados, ya que su capacidad para quedarse quietos es menor debido a su edad comparada con la de sus compañeros.

Hay evidencia de que el diagnóstico y tratamiento del TDAH pueden empeorar los resultados. Un estudio reciente encontró que los niños diagnosticados con TDAH tenían una peor calidad de vida y eran más propensos a autolesionarse que aquellos con los mismos síntomas que no fueron diagnosticados. Esto sugiere que los efectos negativos del estigma y otros factores asociados al diagnóstico podrían superar los beneficios del tratamiento.

El estudio MTA financiado por el NIMH mostró beneficios a corto plazo de los fármacos estimulantes, pero estos desaparecieron a los 22 meses, con efectos negativos como la supresión de la altura adulta. Otros estudios indican que los estimulantes no mejoran el rendimiento académico y pueden aumentar el riesgo de abandono escolar, depresión y experiencias psicóticas.

Referencia: Parlatini, V., Bellato, A., Gabellone, A., Margari, L., Marzulli, L., Matera, E., . . . & Cortese, S. (2024). A state-of-the-art overview of candidate diagnostic biomarkers for attention-deficit/hyperactivity disorder (ADHD). Expert Review of Molecular Diagnostics, 24(4), 259-271. DOI: 10.1080/14737159.2024.2333277.

¿Qué es el TDAH?

El Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH) es un trastorno neuropsiquiátrico que se caracteriza por síntomas persistentes de inatención, hiperactividad e impulsividad que interfieren con el funcionamiento o el desarrollo. A continuación se presenta una descripción clínica con indicadores específicos del TDAH:

Inatención

  • Falta de atención a los detalles: Comete errores por descuido en tareas escolares, laborales u otras actividades.
  • Dificultad para mantener la atención: Tiene problemas para mantener la atención en tareas o actividades recreativas.
  • No parece escuchar: A menudo parece no escuchar cuando se le habla directamente.
  • Dificultad para seguir instrucciones: No sigue instrucciones y no termina tareas escolares, deberes u obligaciones en el trabajo.
  • Organización deficiente: Tiene dificultades para organizar tareas y actividades.
  • Evita o le desagradan tareas que requieren esfuerzo mental sostenido: Evita, le desagrada o es reacio a participar en tareas que requieren un esfuerzo mental sostenido.
  • Pierde objetos necesarios para tareas o actividades: Pierde cosas necesarias para tareas o actividades, como libros, herramientas, llaves, documentos, etc.
  • Distracción fácil por estímulos externos: Se distrae fácilmente por estímulos irrelevantes.
  • Olvidos en actividades diarias: Es olvidadizo en las actividades diarias.

Hiperactividad

  • Inquietud: Mueve en exceso las manos o los pies, o se retuerce en el asiento.
  • Abandona su asiento en situaciones en las que se espera que permanezca sentado: Se levanta de su asiento en el aula, oficina u otras situaciones en las que se espera que permanezca sentado.
  • Corre o trepa en situaciones inapropiadas: Corre o trepa en situaciones en las que es inapropiado (en adolescentes y adultos, esto puede manifestarse como inquietud).
  • Incapacidad para jugar o participar en actividades tranquilamente: Tiene dificultades para jugar o participar en actividades de ocio de manera tranquila.
  • Está «en movimiento» o «impulsado por un motor»: A menudo actúa como si estuviera «impulsado por un motor».
  • Habla en exceso: Habla en exceso.

Impulsividad

  • Responde antes de que se hayan completado las preguntas: Responde precipitadamente antes de que se hayan completado las preguntas.
  • Dificultad para esperar su turno: Tiene dificultades para esperar su turno.
  • Interrumpe o se entromete en conversaciones o juegos: Interrumpe o se entromete en conversaciones, juegos u otras actividades.

Criterios de Diagnóstico (DSM-5)

Para un diagnóstico de TDAH según el DSM-5, estos síntomas deben:

  • Estar presentes durante al menos seis meses.
  • Ser inapropiados para el nivel de desarrollo del individuo.
  • Interferir directamente con el funcionamiento social, académico o laboral.
  • Algunos síntomas deben haber estado presentes antes de los 12 años.
  • Los síntomas deben estar presentes en dos o más contextos (por ejemplo, en casa y en la escuela o el trabajo).
  • No ser mejor explicados por otro trastorno mental.

Tipos de TDAH

El TDAH se clasifica en tres tipos según el predominio de síntomas:

  1. Presentación combinada: Cuando están presentes síntomas de inatención e hiperactividad-impulsividad.
  2. Presentación predominantemente con falta de atención: Cuando predominan los síntomas de inatención.
  3. Presentación predominantemente hiperactiva-impulsiva: Cuando predominan los síntomas de hiperactividad-impulsividad.

Evaluación y Diagnóstico

El diagnóstico de TDAH se realiza a través de una evaluación clínica exhaustiva que incluye:

  • Entrevistas clínicas con el paciente y, si es posible, con familiares o cuidadores.
  • Cuestionarios y escalas de evaluación de TDAH.
  • Revisión del historial médico y escolar.
  • Evaluación de posibles trastornos comórbidos.

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