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Publicaciones por autor

Maria Fernanda Alonso

909 Publicaciones
Soy miembro fundador y editora de contenido en Psyciencia.
  • Ciencia y Evidencia en Psicología

«Niños de invernadero:» ¿qué repercusiones tiene la crianza helicóptero en la adultez temprana?

  • 29/11/2019
  • Maria Fernanda Alonso

¿Quienes son los “niños de invernadero”? la Dra. Kristin Moilanen, profesora asociada de desarrollo infantil y estudios familiares en WVU, utiliza este término para referirse a los pequeños que “han sido criados para ser este tipo de flores delicadas en estas condiciones muy bien controladas y, al igual que una planta tropical, son vulnerables cada vez que se superan esas condiciones, lo cual es un pensamiento aterrador.»

Más aún, un nuevo estudio de su autoría encontró que la crianza helicóptero está vinculada a un bajo dominio, autorregulación y competencia social en niños adultos jóvenes (Moilanen & Manuel, 2019).

El fenómeno de la crianza en helicóptero ocurre con mayor frecuencia en familias de clase media a alta, donde hay mucho en juego para que los padres puedan mostrar el éxito de sus hijos.

Por ejemplo, ingresar a la universidad o al colegio «correcto» es a menudo gran parte de la orientación profesional de los padres helicóptero. El padre puede incluso forzar una elección en su hijo. La crianza en helicóptero, dijo Moilanen, no se relaciona con lo que el niño quiere; comúnmente se basa en lo que el padre quiere para el niño.

Sin embargo, la crianza en helicóptero hace más daño que solo generar resentimiento hacia un padre que interfiere. Los niños tienden a tomar en serio la excesiva participación de los padres, lo que socava su sentido de autoconcepto y su capacidad de autorregularse.

Cuando esos estudiantes llegan a la universidad, donde sus padres tienen una participación financiera, tienen dificultades que no necesariamente saben cómo manejar. Algunos de ellos lidian con la presión a través de comportamientos riesgosos, como el consumo de alcohol episódico que esconden de sus padres.

«En cierto sentido, quedan atrapados entre los deseos de sus padres, incluso si sabe lo que es mejor para él mismo.”

Y aunque los niños pueden resolver los problemas por su cuenta, los padres a menudo intervienen antes de que tengan la oportunidad de aprender por sí mismos. Los resultados de la continua falta de autonomía del niño podrían aumentar la ansiedad y los problemas de internalización, además de llevar a la creencia de que son incapaces de vivir de forma independiente y que sus resultados están formados principalmente por fuerzas externas en lugar de sus propias decisiones, explican los investigadores.

Moilanen señaló que algunos niños pueden necesitar más supervisión que otros, y esas situaciones varían de familia a familia e incluso de niño a niño dentro de una familia.

Todavía no hay investigaciones que muestren qué tipo de padres son o serán estos «niños de invernadero,» dijo Moilanen. «Sabemos que las personas tienden a repetir la crianza que reciben, por lo que diría que hay muchas posibilidades de que los niños que fueron criados por padres helicóptero probablemente actúen de la misma manera,” concluyó.

Referencia bibliográfica:

Moilanen, K. L., & Manuel, M. L. (2019). Helicopter Parenting and Adjustment Outcomes in Young Adulthood: A Consideration of the Mediating Roles of Mastery and Self-Regulation. Journal of Child and Family Studies, Vol. 28, pp. 2145-2158. https://doi.org/10.1007/s10826-019-01433-5

Fuente: Psychcentral



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  • Ciencia y Evidencia en Psicología

Mayor riesgo de fragilidad para adultos mayores mexicanos que viven con dolor

  • 29/11/2019
  • Maria Fernanda Alonso

La fragilidad es una condición definida por debilidad, agotamiento y lentitud. El dolor crónico es un factor de riesgo conocido para la fragilidad entre los adultos mayores y, a su vez otras comorbilidades como la diabetes, la obesidad y la discapacidad son factores de riesgo para el dolor crónico.

Investigaciones muestran que los adultos mayores mexicanos son particularmente propensos a estos factores de riesgo, como también tienen más probabilidades de un acceso deficiente a la atención médica y de tener niveles más bajos de alfabetización en salud.

Un nuevo estudio encontró que los mexicoamericanos que luchan contra el dolor tienen 1.7 veces más probabilidades de volverse frágiles que aquellos que no padecen dolor (Sodhi et al., 2019).

«Los mexicoamericanos mayores son una población desatendida con disparidades en el acceso a la atención médica y los riesgos de salud asociados con su grupo demográfico,» dijo el director del Instituto Nacional de Salud y Disparidades Minoritarias (NIMHD), Dr. Eliseo J. Pérez-Stable. «Este estudio identifica la necesidad de manejar eficazmente el dolor en las poblaciones latinas mediante intervenciones culturalmente apropiadas.»

Para el estudio, los investigadores analizaron el dolor como un predictor de fragilidad en adultos mayores de origen mexicano en un período de seguimiento de 18 años.

Los datos del estudio se obtuvieron de las Poblaciones Hispanas Establecidas para el Estudio Epidemiológico de los Ancianos (H-EPESE), un estudio longitudinal en curso de 3.050 mexicoamericanos de 65 años o más y que residen en cinco estados del suroeste de EEUU. Todos los participantes no eran frágiles al comienzo del estudio.

Cuando comenzó la recopilación de datos, se preguntó a los participantes si habían experimentado dolor en el mes anterior. Dado que los factores sociales y demográficos, como la edad, el sexo, el estado civil, la alfabetización, la salud mental, la discapacidad y las condiciones médicas existentes pueden influir en la fragilidad, los participantes también fueron clasificados según estas variables.

Los factores que llevaron a una mayor probabilidad de volverse frágil fueron: la edad avanzada, la fractura de cadera, los síntomas depresivos y la dificultad para realizar actividades de la vida diaria. Los participantes con niveles de educación superior, mujeres y aquellos con un estado mental más sólido eran menos propensos a desarrollar fragilidad.

“La relación entre los determinantes sociales, la diabetes, la función física, la movilidad, la fragilidad y el dolor en los mexicoamericanos mayores es compleja y poco conocida. La evaluación temprana y un mejor manejo del dolor pueden prevenir el inicio temprano de la fragilidad en este grupo,» señaló el Dr. Kenneth Ottenbacher, investigador principal del estudio.

Referencia bibliográfica:

Sodhi, J. K., Karmarkar, A., Raji, M., Markides, K. S., Ottenbacher, K. J., & Al Snih, S. (2019). Pain as a predictor of frailty over time among older Mexican Americans. Pain. https://doi.org/10.1097/j.pain.0000000000001711

Fuente: Psychcentral



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  • Ciencia y Evidencia en Psicología

La depresión aumentaría el riesgo de contraer VIH en jóvenes sudafricanas

  • 29/11/2019
  • Maria Fernanda Alonso

Existe una relación entre la depresión y el HIV, pero ¿la depresión conduce al VIH o el VIH conduce a la depresión?

La Dra. Jennifer Ahern, profesora de epidemiología de la Universidad de Berkeley, California, sostiene que es probable que el vínculo vaya en ambos sentidos, sin embargo, una nueva investigación de su autoría encontró que la depresión conduciría al HIV, al menos en la población estudiada: adolescentes de sudáfrica.

Este hallazgo es sumamente importante teniendo en cuenta que las jóvenes en Sudáfrica enfrentan una amenaza extraordinaria de VIH: una de cada cuatro habrá contraído el virus en la edad adulta, y la mayoría se infectan por primera vez durante la adolescencia.

La investigación sugiere que las intervenciones dirigidas a mejorar la salud mental entre las adolescentes pueden ayudar a controlar la propagación del VIH en Sudáfrica y en el resto del África subsahariana (Goin et al., 2019).

Como parte del estudio, los investigadores examinaron qué aspectos de la vida social y el comportamiento de las adolescentes podrían explicar el vínculo entre la depresión y la incidencia del VIH.

Descubrieron que las adolescentes que experimentaron síntomas de depresión tenían más probabilidades de informar que no tenían relaciones cercanas con sus padres y, a la vez de informar tener una pareja que la golpearía si ella le pidiera que usara un condón. Estos factores parecían ser parte del camino para contraer el VIH.

«La violencia de la pareja en respuesta a las negociaciones sobre el uso del condón, y la falta de control de los padres, tuvieron la asociación más fuerte con la depresión y el VIH, lo que indica que la mayoría de la relación entre la depresión y el VIH puede verse influenciada por esos factores,» dijo Dana Goin, investigadora postdoctoral en el Departamento de Obstetricia, Ginecología y Ciencias de la Reproducción en la Universidad de California, San Francisco, y autora principal del estudio.

«Los resultados ilustran cuánto de la infección en esta población tiene que ver con factores estructurales,» dijo.

Los investigadores analizaron datos de 2533 mujeres de 13 a 21 años, que viven en la provincia rural de Mpumalanga, Sudáfrica. Cada participante fue examinada para detectar síntomas de depresión al comienzo del estudio y luego se les realizó una prueba de VIH anualmente durante seis años.

Al comienzo del estudio, poco más del 18% tenían depresión, aproximadamente el doble del promedio nacional de Sudáfrica. De las personas con depresión, casi el 11% contrajo el VIH, mientras que solo el 6.5% de las personas sin depresión eventualmente se infectaron.

Si bien investigaciones anteriores han demostrado que la depresión puede conducir a una mayor incidencia de VIH en hombres que tienen sexo con hombres en los Estados Unidos, este estudio es el primero en analizar la asociación entre niñas y mujeres jóvenes en el África subsahariana.

Aunque los residentes de zonas rurales de Sudáfrica tienen acceso limitado a servicios de salud mental, los colaboradores de Ahern y Goin en la Universidad de Oxford en el Reino Unido y en la Universidad de Witwatersrand en Sudáfrica están trabajando actualmente para desarrollar intervenciones basadas en la comunidad que puedan ayudar a identificar y apoyar a las mujeres jóvenes que están luchando con la depresión.

«Cada vez hay más pruebas de que los tratamientos psicológicos comprobados para la depresión, como la activación conductual, pueden ser brindados por consejeros legos y trabajadores de la salud comunitaria, lo que proporciona una forma factible de administrar tratamiento para la depresión en la comunidad,» dijo Alan Stein, profesor de psiquiatría infantil y adolescente en la Universidad de Oxford. «También existe la posibilidad de ofrecer este tipo de tratamientos a través de Internet o teléfonos móviles, con el apoyo de llamadas telefónicas de mentores pares.”

Referencia bibliográfica:

Goin, D. E., Pearson, R. M., Craske, M. G., Stein, A., Pettifor, A., Lippman, S. A., … Ahern, J. (2019). Depression and incident HIV in adolescent girls and young women in HPTN 068: Targets for prevention and mediating factors. American Journal of Epidemiology. https://doi.org/10.1093/aje/kwz238

Fuente: Psychcentral



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  • Ciencia y Evidencia en Psicología

¿Cuáles son los factores de riesgo que se asocian a la sobredosis por opioides en el posparto?

  • 29/11/2019
  • Maria Fernanda Alonso

«El período posparto es un momento vulnerable para las mujeres durante el cual sus necesidades de salud a menudo no se abordan,» señala la Dra. Davida M. Schiff, de la División de Pediatría Académica General del Hospital General de Massachusetts (MGH) y autora principal de un nuevo estudio que muestra que las tasas de sobredosis por uso de opioides tienden a disminuir a medida que las mujeres progresan en el embarazo, pero aumentan significativamente después de dar a luz (Nielsen et al., 2019).

Los investigadores observaron el historial médico de aproximadamente 175000 mujeres en el año anterior y el año posterior al parto en Massachusetts, e identificaron a 189 que tenían al menos una sobredosis de opioides posparto.

Determinaron que os factores de riesgo asociados con la sobredosis de opioides posparto incluyen:

  • Antecedentes de sobredosis durante el embarazo,
  • Un diagnóstico de trastorno por uso de opioides (TUO),
  • Abstinencia neonatal de opioides, y
  • Un uso de atención de emergencia mayor al promedio en el año anterior al nacimiento.

Otro hallazgo clave fue que el TUO, medido por un reclamo de seguro en el año anterior al nacimiento, se identificó en solo el 46.6% de los casos.

Esto sugiere que el reclamo de diagnóstico de TUO puede no haber sido reportado en el conjunto de datos, o más probablemente, algunas mujeres no fueron examinadas para TUO durante el embarazo, tenían miedo de revelar su trastorno de uso de sustancias a su médico prenatal, o comenzaron a usar sustancias después del parto.

«Tenemos la oportunidad de hacer que este examen sea una prioridad entre los pediatras, los programas de visitas domiciliarias y los proveedores de intervención temprana que interactúan con frecuencia con las mujeres en posparto y las familias, de la misma manera que detectamos los trastornos del estado de ánimo posparto,» dijo la autora.

Añadió que es crucial que una vez que se realice el examen, se establezcan sistemas de apoyo y no punitivos para ayudar a las familias que necesitan tratamiento.

Un mero control no es suficiente. Señala la autora la necesidad de hacer un mejor trabajo al proporcionar el tipo de atención, cuidado y apoyo que se proporcionaría para cualquier otro problema de salud crónico.»

Entre las mujeres que no tenían un diagnóstico de TOU, otros factores positivamente asociados con una sobredosis posparto incluyeron:

  • Raza blanca no hispana,
  • No estar casada,
  • Tener seguro público,
  • Parto por cesárea,
  • Participación en programas de tratamiento de adicciones financiados con fondos públicos,
  • Encarcelamiento, y
  • Parto prematuro o bebé con bajo peso al nacer.

«Descubrimos que la tasa de sobredosis posparto, tanto mortal como no fatal, es poco común, pero ciertas mujeres tienen un mayor riesgo,» dijo Timothy Nielsen, autor principal del estudio.

«Dada la significativa morbilidad relacionada con la sobredosis de opioides, debemos hacer todo lo posible para apoyar a las madres más vulnerables en el año posterior al parto.»

Un conjunto de datos único hizo posible este estudio. En 2015, el Departamento de Salud Pública de Massachusetts vinculó recursos estatales que incluyen datos de alta hospitalaria, registros de viajes en ambulancia, certificados de nacimiento y defunción, y datos de tratamiento de adicciones, creando una amplia gama de fuentes de datos que ilustran múltiples factores que contribuyen a la sobredosis posparto.

«Los datos de nuestro innovador banco de datos de salud pública nos han permitido obtener una comprensión más profunda de la crisis de los opioides y dirigir mejor nuestros recursos», dijo la Dra. Monica Bharel, comisionada de salud pública de Massachusetts y coautora del documento.

Referencia bibliográfica:

Nielsen, T., Bernson, D., Terplan, M., Wakeman, S. E., Yule, A. M., Mehta, P. K., … Schiff, D. M. (2019). Maternal and infant characteristics associated with maternal opioid overdose in the year following delivery. Addiction . https://doi.org/10.1111/add.14825

Fuente: Psychcentral



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  • Ciencia y Evidencia en Psicología

¿Qué desencadena una crianza severa entre las madres alcohólicas?

  • 29/11/2019
  • Maria Fernanda Alonso

Nuevo estudio encuentra que la dependencia del alcohol entre las madres es un predictor significativo de crianza dura con el tiempo, según un nuevo estudio (Jacques, Sturge-Apple, Davies, & Cicchetti, 2019)

Los hijos de padres con trastornos por consumo de sustancias tienen más probabilidades de desarrollar problemas de conducta, conductas antisociales, agresión, trastornos del estado de ánimo, ansiedad y, posteriormente, consumir sustancias ellos mismos.

La crianza dura puede incluir comunicación no verbal, como expresiones faciales enojadas o despectivas y posturas corporales amenazantes o atemorizantes; expresión emocional, como irritabilidad, falta de paciencia y sensibilidad, comentarios sarcásticos y respuestas breves; o rechazo, como ignorar activamente al niño, mostrar desprecio o disgusto por el niño o el comportamiento del niño, o negar sus necesidades.

El equipo se centró en una muestra de 201 madres con dependencia del alcohol, principalmente minorías étnicas de bajos ingresos, y sus hijos de dos años. La investigación ha demostrado que los efectos del alcohol son exagerados entre las mujeres, reduciendo la tolerancia al estrés e interfiriendo con muchos de los procesos cognitivos complejos necesarios para una crianza sensible y de apoyo.

Los investigadores siguieron a los pares de madre e hijo durante más de un año, observando comportamientos durante nueve visitas separadas a un laboratorio de investigación. Las madres y sus hijos fueron observados en dos contextos: durante el juego libre y durante una tarea de limpieza. Las interacciones madre-hijo fueron calificadas en una escala de nueve puntos que mide el grado de dureza.

Los investigadores también recopilaron observaciones sobre el temperamento del niño a través de otro conjunto de experimentos, y evaluaron la dependencia del alcohol de la madre con la ayuda de un programa de entrevistas de diagnóstico ampliamente utilizado.

Hallazgos del estudio

  • Las madres dependientes del alcohol actuaban con más dureza cuando disciplinaban, pero no cuando jugaban con sus hijos.
  • Las madres dependientes del alcohol usaron una disciplina más severa cuando su hijo estaba muy frustrado, pero no cuando estaba triste o temeroso.
  • El temperamento de un niño desempeñaba un papel directo en la forma en que las madres reaccionaban: cuando los niños expresaban emociones negativas intensas como el desafío y la ira, o rasgos agresivos, las madres tenían más probabilidades de reaccionar con dureza.
  • La dependencia del alcohol de una madre es un predictor significativo de crianza severa con el tiempo muy por encima de otros factores de riesgo parental, como los trastornos mentales, la edad de la madre y los ingresos familiares. Específicamente, la crianza severa entre las madres no dependientes del alcohol disminuyó en un 36% durante el período de estudio de un año; sin embargo, entre las madres dependientes del alcohol, la crianza dura aumentó en aproximadamente un 9% en ese mismo tiempo.
  • Las madres con mayores dificultades psicológicas y de comportamiento derivadas del consumo de alcohol, que también tienen hijos con niveles más altos de emociones, comportamientos y características negativas, mostraron niveles más altos de crianza dura con el tiempo. Las madres con impedimentos relacionados con el alcohol tenían aproximadamente un 66% más de probabilidades de volverse más severas con el tiempo en comparación con las madres sin impedimentos relacionados con el alcohol.

La dependencia del alcohol «puede interrumpir los procesos cognitivo-emocionales que regulan la respuesta de una madre o padre a un niño que se comporta de manera desafiante o difícil. Por eso puede ser difícil para las madres dependientes del alcohol responder a niños enojados y exigentes con estrategias no coercitivas,» dijo la profesora de psicología de Rochester, Dra. Melissa Sturge-Apple.

Durante la tarea de limpieza, la madre se enfrentó al objetivo principal de hacer que el niño escuchara; pero a menudo los niños no escuchaban y, en cambio, respondían de su propia manera temperamental.

Ahora, también tiene que combatir la forma en que el niño le responde, lo que plantea una demanda adicional. “Para las madres que tienen muchos impedimentos relacionados con el alcohol, sabemos que de todos modos les resulta estresante la crianza, lo que hace que esto sea una especie de triple estresante,” dijo Jacques.

Según Jacques, las madres negras e hispanas que sufren problemas relacionados con el alcohol a menudo llegan a la maternidad con niveles más altos de trauma subyacente. «Estas mujeres podrían haber experimentado, incluso desde una edad más temprana, tasas más altas de abuso sexual, emocional o físico, trauma que quizás no veamos a estas tasas en mujeres blancas.

Referencia bibliográfica:

Jacques, D. T., Sturge-Apple, M. L., Davies, P. T., & Cicchetti, D. (2019). Maternal alcohol dependence and harsh caregiving across parenting contexts: The moderating role of child negative emotionality. Development and Psychopathology, 1-15. https://doi.org/10.1017/S0954579419001445

Fuente: Psychcentral



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  • Ciencia y Evidencia en Psicología

La enfermedad mental no equivale a criminalidad potencial

  • 28/11/2019
  • Maria Fernanda Alonso

Donald Trump no es el único que vincula las enfermedades mentales con la criminalidad. En torno a una serie de tiroteos masivos sufridos en su país, el presidente de Estados Unidos dijo que “el odio y las enfermedades mentales aprietan el gatillo, no el arma”, también pidió una mejor identificación de las personas con enfermedades mentales y, en algunos casos, un “encierro involuntario.”

Un nuevo estudio desafía la creencia de que las personas diagnosticadas con enfermedades mentales son de mayor peligro para el público en general.

Investigadores israelíes sostienen que este enfoque, que se centra en la relación entre el crimen y la enfermedad mental, a menudo se basa en información incorrecta. Señalan que para la gran mayoría de los diagnósticos psiquiátricos, no existe una asociación predictiva con el encarcelamiento (Walsh, Dohrenwend, Levav, Weiser, & Gal, 2019)

«Sabemos que hay niveles más altos de enfermedad mental entre los presos, pero esto puede ser el resultado del encarcelamiento y las condiciones de prisión. Nuestros hallazgos muestran que no predicen el encarcelamiento,” dice la profesora Sophie Walsh, del Departamento de Criminología de la Universidad de Bar-Ilan.

El equipo de investigadores examinó la relación entre los diagnósticos psiquiátricos y el futuro encarcelamiento. El estudio se basó en datos de entrevistas psiquiátricas realizadas en una muestra representativa de la población adulta de 25 a 34 años en la década de 1980 en Israel.

Los datos sobre los participantes del estudio de cohorte se fusionaron con 30 años de datos de seguimiento del Servicio de Prisiones de Israel. Este conjunto de datos único permitió a los investigadores ver quién del estudio de cohorte original de 5.000 sujetos, fue encarcelado más tarde en lo que podría ser el primer estudio prospectivo de este tipo.

Los hallazgos del estudio mostraron que los diagnósticos de uso de sustancias y la personalidad antisocial eran predictores de futuros encarcelamientos, pero que otros diagnósticos psiquiátricos (es decir, esquizofrenia, trastornos afectivos, trastornos de ansiedad, así como otros trastornos psiquiátricos) no eran predictores independientes de encarcelamiento.

Además, se examinó la asociación entre el número y la duración máxima del encarcelamiento para los participantes con trastornos afectivos, trastornos de ansiedad, abuso de sustancias, personalidad antisocial y «otros diagnósticos psiquiátricos» y se comparó con los participantes encarcelados sin trastorno diagnosticado.

Se halló que el abuso de sustancias fue un factor de riesgo significativo para encarcelamientos repetidos, la personalidad antisocial mostró una importancia marginal, mientras que los trastornos afectivos, los trastornos de ansiedad y «otros trastornos psiquiátricos» no mostraron asociación.

Los períodos más largos de encarcelamiento se asociaron con el abuso de sustancias y, en cierta medida, con la personalidad antisocial. No se encontraron diferencias significativas para los trastornos afectivos, trastornos de ansiedad y «otros trastornos psiquiátricos.»

Los investigadores creen que los hallazgos también desafían el mito del origen étnico y el encarcelamiento: entre los participantes ashkenazíes y sefardíes, el origen étnico no fue un predictor de encarcelamiento una vez que se controlaron los niveles de educación.

Este estudio rechaza varios estigmas comunes, como el origen étnico y los diagnósticos psiquiátricos como predictores de encarcelamiento dice Walsh.

Los investigadores esperan que los hallazgos fomenten el tratamiento para el abuso de sustancias y las personalidades antisociales y aumenten la conciencia de la enfermedad mental en las cárceles.

Referencia bibliográfica:

Walsh, S. D., Dohrenwend, B. P., Levav, I., Weiser, M., & Gal, G. (2019). Early adulthood psychiatric diagnoses and the subsequent risk of life-time incarceration: a cohort study. Psychological Medicine, 1-8. https://doi.org/10.1017/S0033291719002009

Fuente: Psychcentral



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  • Ciencia y Evidencia en Psicología

Malas relaciones con la familia de sangre podría tener un gran impacto en la salud

  • 28/11/2019
  • Maria Fernanda Alonso

El clima emocional familiar tiene un gran efecto en la salud general, incluido el desarrollo o empeoramiento de afecciones crónicas como derrames cerebrales y dolores de cabeza durante los 20 años de la mediana edad, señaló la Dra. Sarah B. Woods, autora de un estudio que encontró que las relaciones tensas con parientes de sangre, como padres, hermanos o miembros de la familia extendida, pueden ser más perjudiciales para la salud que los problemas de la pareja romántica (Woods, Priest, & Roberson, 2019).

«Descubrimos que el clima emocional familiar tenía un gran efecto en la salud en general, incluido el desarrollo o empeoramiento de afecciones crónicas como derrames cerebrales y dolores de cabeza durante los 20 años de la mediana edad», dijo la autora principal, Sarah B. Woods, PhD, profesora asistente. de medicina familiar y comunitaria en el Centro Médico Southwestern de la Universidad de Texas (UT).

«Muy a menudo, los investigadores se centran en las relaciones románticas, especialmente el matrimonio, suponiendo que probablemente tengan un efecto más poderoso en la salud», dijo Woods.

Dado los cambios en la forma en que las personas mantiene relaciones de pareja, esperan más tiempo para casarse, si es que lo hacen, y las relaciones más largas y posiblemente más cargadas de emociones de los vínculos con la familia de origen, los investigadores buscaron comparar la fuerza de las asociaciones entre la familia y las parejas íntimas y la salud con el tiempo.»

Los investigadores analizaron datos de 2802 participantes en la encuesta Midlife Development en los EEUU. Que incluyó una muestra representativa a nivel nacional de adultos de 1995 a 2014. Se recopilaron tres rondas de datos: 1995 a 1996, 2004 a 2006 y 2013 a 2014. El participante promedio tenía 45 años durante la primera ronda.

La encuesta hizo preguntas sobre la tensión familiar (por ejemplo, “sin incluir a su cónyuge o pareja, con qué frecuencia los miembros de su familia lo critican?”) y el apoyo familiar (por ejemplo, “¿cuánto puede confiar en que le pida ayuda si tiene un problema grave?”), así como la tensión de la pareja íntima (por ejemplo,“¿con qué frecuencia su cónyuge o pareja discute con usted?”) y apoyo (por ejemplo,“¿cuánto le aprecia su cónyuge o pareja?”).

La salud se midió utilizando el número total de afecciones crónicas de los participantes, como derrames cerebrales, dolores de cabeza y problemas estomacales, experimentados en los 12 meses anteriores a cada uno de los tres tiempos de recopilación de datos. Los participantes también calificaron su salud general de excelente a pobre en cada ronda.

Los resultados muestran que una mayor tensión en la relación familiar se asoció con un mayor número de afecciones crónicas y una peor evaluación de la salud 10 años después, durante la segunda y tercera ronda de recolección de datos.

«Comparativamente, encontramos que un mayor apoyo familiar durante la segunda ronda de recopilación de datos en 2004 a 2006 se asoció con una mejor evaluación de salud 10 años después», dijo Jacob B. Priest, coautor del estudio.

No hubo efectos significativos de las relaciones de pareja íntima en los resultados de salud.

Los investigadores teorizan que esta falta de asociaciones significativas entre las relaciones de pareja íntima y la salud posterior podría deberse a que esas relaciones pueden romperse, mientras que las personas tienen más probabilidades de tener vinculaciones más largas con miembros de la familia que no son cónyuges.

«La gran mayoría de las personas en el estudio tenían padres o hermanos vivos y, por lo tanto, su relación con un cónyuge o pareja íntima era menos probable que la de sus familiares», dijo Patricia N.E. Roberson, coautor del estudio.

«Por lo tanto, la intensidad emocional de estas relaciones puede ser mayor, tanto que las personas experimenten un mayor efecto en su salud y bienestar».

Woods y sus colegas dijeron que sus hallazgos muestran por qué los proveedores de atención de salud física y mental deberían considerar las relaciones familiares al evaluar y tratar a los pacientes.

«Para los adultos que ya tienen una afección crónica, un clima emocional familiar negativo puede aumentar su mala salud y, por el contrario, los miembros de la familia que los apoyan pueden ayudar a mejorar sus resultados de salud», dijo Woods.

«Es por eso que animo a los pacientes a que traigan a familiares de apoyo con ellos a las visitas de sus médicos y creen un diálogo abierto sobre sus problemas de salud y preocupaciones. Tener ese apoyo definitivamente tiene un efecto significativo en la calidad de vida y el bienestar,» finalizó la investigadora.

Referencia bibliográfica:

Woods, S. B., Priest, J. B., & Roberson, P. N. E. (2019). Family versus intimate partners: Estimating who matters more for health in a 20-year longitudinal study. Journal of Family Psychology. https://doi.org/10.1037/fam0000600

Fuente: Psychcentral



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  • Ciencia y Evidencia en Psicología

¿Hasta qué punto impacta la privación de sueño en la cognición?

  • 28/11/2019
  • Maria Fernanda Alonso

Un gran estudio realizado por el Laboratorio de sueño y aprendizaje de la Universidad Estatal de Michigan (MSU) evaluó cómo la privación del sueño afecta la conservación de la ubicación, la capacidad de completar una serie de pasos sin perder la ubicación a pesar de las posibles interrupciones. El estudio se basa en investigaciones previas de los científicos del sueño de MSU para determinar los efectos que la falta de sueño tiene en la capacidad de una persona para seguir un procedimiento y mantener la atención (Stepan, Altmann, & Fenn, 2019).

«Nuestra investigación mostró que la falta de sueño duplica las probabilidades de cometer errores de mantenimiento de ubicación y triplica la cantidad de fallas en la atención, lo cual es sorprendente,» dijo Kimberly Fenn, una de las autoras.

«Las personas privadas de sueño necesitan tener precaución en absolutamente todo lo que hacen, y simplemente no pueden confiar en que no cometerán errores costosos.» A menudo, como cuando estás al volante de un automóvil, estos errores pueden tener consecuencias trágicas.»

Al compartir sus hallazgos sobre los efectos separados que la privación del sueño tiene sobre la función cognitiva, los investigadores esperan que las personas reconozcan cuán significativamente se ven obstaculizadas sus capacidades debido a la falta de sueño.

«Nuestros hallazgos desacreditan una teoría común que sugiere que la atención es la única función cognitiva afectada por la falta de sueño,» dijo la coautora Michelle Stepan.

«Algunas personas con privación de sueño podrían ser capaces de mantenerse en tareas rutinarias, como un médico que toma las constantes vitales de un paciente. Pero nuestros resultados sugieren que completar una actividad que requiere seguir múltiples pasos, como que un médico complete un procedimiento médico, es mucho más riesgoso en condiciones de privación del sueño.»

Para el estudio, 138 personas participaron en una evaluación de sueño nocturno; 77 permanecieron despiertos toda la noche y 61 se fueron a casa a dormir. Todos los participantes tomaron dos tareas cognitivas separadas en la noche: una que midió el tiempo de reacción a un estímulo; el otro midió la capacidad de un participante para mantener su ubicación en una serie de pasos sin omitir o repetir un paso, incluso después de interrupciones esporádicas.

Luego, los participantes repitieron ambas tareas en la mañana para ver cómo la falta de sueño afectaba su desempeño.

«Después de ser interrumpidos, hubo una tasa de error del 15% en la noche y vimos que la tasa de error aumentó a alrededor del 30% para el grupo privado de sueño a la mañana siguiente,» dijo Stepan. «Los puntajes matutinos de los participantes descansados ​​fueron similares a los de la noche anterior.»

«Hay algunas tareas que las personas pueden hacer en piloto automático que pueden no verse afectadas por la falta de sueño», dijo Fenn. «Sin embargo, la falta de sueño causa déficits generalizados en todas las facetas de la vida,» concluyó.

Referencia bibliográfica:

Stepan, M. E., Altmann, E. M., & Fenn, K. M. (2019). Effects of total sleep deprivation on procedural placekeeping: More than just lapses of attention. Journal of Experimental Psychology. General. https://doi.org/10.1037/xge0000717

Fuente: Psychcentral



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  • Ciencia y Evidencia en Psicología

Planificar muestra gran eficacia para evitar tentaciones y alcanzar metas

  • 28/11/2019
  • Maria Fernanda Alonso

Estás decidido, querés hacer el cambio. Tenés una meta. Pero, ¿por qué es tan difícil hacer frente a las tentaciones? ¿Seguís utilizando la misma estrategia?

Según un nuevo estudio, las personas que hacen planes para evitar o manejar la tentación tienen más probabilidades de lograr sus objetivos.

La planificación proactiva para manejar las tentaciones puede ser más efectiva que simplemente responder a la tentación cuando surja, señalan Ben Wilkowski y Zach Williamson, autores del estudio (Williamson & Wilkowski, 2019).

Planificar con anticipación el uso de las estrategias de autocontrol en las que confían las personas antes de que se experimente una tentación directamente, y planificar el autocontrol con anticipación, puede ser crítico en el logro de objetivos a largo plazo, señalan.

Los investigadores realizaron dos estudios en los que participaron estudiantes universitarios de pregrado para evaluar la efectividad de cinco estrategias de autocontrol en la búsqueda de objetivos a largo plazo:

  • Selección de situación: evitar situaciones donde la tentación está presente. Por ejemplo, si una persona que hace dieta sabe que hay galletas en la cocina, podría quedarse en una habitación diferente.
  • Modificación de la situación: alterar su situación para minimizar la influencia de la tentación. Por ejemplo, si una persona que hace dieta debe permanecer en la cocina para ayudar a cocinar, puede pedirle al anfitrión que mueva las galletas a la sala de estar.
  • Distracción: desviar su atención de una tentación. Por ejemplo, una persona que hace dieta podría optar por no mirar las galletas tentadoras, incluso si permanecen frente a ella.
  • Reevaluación: cambiar su forma de pensar acerca de una tentación para que parezca menos atractiva. Por ejemplo, una persona que hace dieta podría decirse a sí mismo que las galletas son asquerosas y que le pueden causar malestar estomacal.
  • Inhibición de la respuesta: hacer un esfuerzo para evitar la tentación cuando se enfrenta a ella.

Los hallazgos muestran que las primeras cuatro estrategias, que podrían planificarse con mayor anticipación, generalmente son más efectivas que la anterior.

«Encontramos evidencia que sugiere que los participantes a veces formaron planes sobre cómo manejar las tentaciones y que estos planes estaban relacionados con el inicio de diversas estrategias de autocontrol,» dijeron. “Las personas pueden, de hecho, iniciar de manera proactiva el autocontrol. Y aquellos que lo hacen están en mejores condiciones para avanzar hacia sus objetivos a largo plazo.»

Referencia bibliográfica:

Williamson, L. Z., & Wilkowski, B. M. (2019). Nipping Temptation in the Bud: Examining Strategic Self-Control in Daily Life. Personality & Social Psychology Bulletin, 146167219883606. https://doi.org/10.1177/0146167219883606

Fuente: Psychcentral



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  • Ciencia y Evidencia en Psicología

¿A veces no es suficiente? Límites de la terapia cognitivo condulctual para tratar el trastorno obsesivo compulsivo

  • 28/11/2019
  • Maria Fernanda Alonso

Algunos de los pacientes que inicialmente parecen reaccionar positivamente a la terapia cognitiva conductual (TCC) desafortunadamente no han recibido la ayuda que necesitan. Particularmente los jóvenes con rituales de limpieza y una visión reducida de su condición parecen no beneficiarse como se espera de esta terapia, informa Sanne Jensen, coautor de un estudio que encontró que los adolescentes con la variante de contaminación del trastorno obsesivo compulsivo (TOC) generalmente no están más enfermos que los jóvenes con otras formas de discapacidad de pensamientos obsesivos y comportamiento compulsivo. Pero un nuevo estudio danés encuentra que si los adolescentes con TOC de contaminación tienen una visión deficiente de su condición, les puede resultar más difícil recuperarse y volver a estar sanos con la terapia cognitivo conductual (TCC) de 14 semanas, la forma estándar de tratamiento en Dinamarca para el TOC (Jensen et al., 2019).

«Lo complicado es que inicialmente reaccionan positivamente a la terapia cognitivo-conductual y, por lo tanto, dejan los servicios de salud mental nuevamente después del período de tratamiento de 14 semanas.” Pero al ser contactados después de tres años, demuestran un desarrollo preocupante.

Los resultados de ninguna manera socavan el valor de la TCC, aclaran los autores. La TCC permite que los pacientes con TOC enfrenten sus miedos y obsesiones, al tiempo que obtienen una visión más realista del mundo exterior. En Dinamarca, el tratamiento dura 14 semanas con una posible extensión.

«Parte del panorama general es que casi el 80 por ciento de los que estudiamos funcionaban tan bien después de la terapia cognitiva conductual que después de tres años ya no tenían TOC en un grado que requería tratamiento,» dice Thomsen, autor principal del estudio.

Después del período de tres años, los investigadores midieron el mismo bajo nivel de síntomas que tuvieron después de completar el tratamiento en no menos de 210 de 269 de los niños y adolescentes entre las edades de 7 a 17 años que participaron en el estudio.

Solo 59, o aproximadamente uno de cada cinco, de los jóvenes se encontraban en una situación preocupante donde había miedo de una recaída después de tres años.

«Somos afortunados de que el estudio identifique con mucha precisión el grupo al que deberíamos vigilar de cerca después del final del tratamiento, es decir, adolescentes con rituales de limpieza/ansiedad por contaminación y malas perspectivas sobre su condición,» dijo Thomsen.

También señala que los resultados de la investigación pueden conducir al desaliento entre pacientes particularmente vulnerables y sus familiares.

«La conclusión no es que estás condenado a un TOC incapacitante para toda la vida si eres un adolescente con rituales de limpieza y poca información sobre tu condición,» dijo Thomsen.

«También hay jóvenes de este grupo de pacientes que no sufren una recaída. Por el contrario, la conclusión es que necesitamos mejorar en el seguimiento preciso de estos pacientes, porque de lo contrario corremos el riesgo de dejarlos en . Tal vez sea necesario repetir el tratamiento, o tal vez sea necesario complementar el tratamiento con medicamentos ISRS.”

Referencia bibliográfica:

Jensen, S., Davíð R M, Hybel, K. A., Mortensen, E. L., Skarphedinsson, G., Melin, K., … Thomsen, P. H. (2019). Distinct trajectories of long‐term symptom severity in pediatric obsessive–compulsive disorder during and after stepped‐care treatment. Journal of Child Psychology and Psychiatry. https://doi.org/10.1111/jcpp.13155

Fuente: Psychcentral



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