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Ciencia y Evidencia en Psicología

2850 Publicaciones

Investigación, neurociencia, modelos teóricos y psicopatología

  • Ciencia y Evidencia en Psicología

¿Aumento o pérdida de peso no deseado durante la pandemia? El estrés podría tener la culpa

  • 02/05/2021
  • The Conversation

Si has experimentado un aumento o una pérdida de peso no deseados durante la pandemia, no estás solo. Según una encuesta de la Asociación Americana de Psicología, el 61% de los adultos de Estados Unidos informaron de un cambio de peso no deseado desde el comienzo de la pandemia.

Los resultados, publicados en marzo de 2021, mostraron que durante la pandemia, el 42% de los encuestados ganó peso no deseado – 29 libras de media (13 kilos) – y casi el 10% de esas personas ganaron más de 50 libras (22 kilos). Por otro lado, casi el 18% de los estadounidenses afirmó haber experimentado una pérdida de peso no deseada – una media de 26 libras (12 kilos).

Otro estudio publicado en marzo evaluó el cambio de peso en 269 personas de febrero a junio de 2020. Los investigadores encontraron, en promedio, que las personas ganaron una constante 1.5 libras (0.7 kilos) por mes.

Soy neurocientífica nutricional, y mi investigación estudia la relación entre la dieta, el estilo de vida, el estrés y el malestar mental, como la ansiedad y la depresión.

El denominador común de los cambios en el peso corporal, especialmente durante una pandemia, es el estrés. Otra encuesta realizada por la Asociación Americana de Psicología en enero de 2021 reveló que cerca del 84% de los adultos estadounidenses experimentaron al menos una emoción asociada al estrés prolongado en las dos semanas anteriores.

Los hallazgos sobre los cambios de peso no deseados tienen sentido en un mundo estresante, especialmente en el contexto de la respuesta al estrés del cuerpo, más conocida como la respuesta de lucha o huida.

Lucha, huida y comida

La respuesta de lucha o huida es una reacción innata que evolucionó como mecanismo de supervivencia. Permite al ser humano reaccionar rápidamente ante un estrés agudo – como un depredador – o adaptarse a un estrés crónico – como la escasez de alimentos. Ante el estrés, el cuerpo quiere mantener el cerebro alerta. Disminuye los niveles de algunas hormonas y sustancias químicas cerebrales para rechazar comportamientos que no ayudarán en una situación de urgencia, y aumenta otras hormonas que sí lo harán.

Cuando está bajo la influencia del estrés, el cuerpo disminuye los niveles de neurotransmisores como la serotonina, la dopamina y la melatonina. La serotonina regula las emociones, el apetito y la digestión. Así, los niveles bajos de serotonina aumentan la ansiedad y pueden cambiar los hábitos alimenticios de una persona.

La dopamina – otro neurotransmisor del bienestar – regula la motivación orientada a objetivos. La disminución de los niveles de dopamina puede traducirse en una menor motivación para hacer ejercicio, mantener un estilo de vida saludable o realizar las tareas diarias. Cuando las personas están estresadas, también producen menos melatonina, la hormona del sueño, lo que provoca problemas para dormir.

La epinefrina y la norepinefrina median en los cambios fisiológicos asociados al estrés y se elevan en situaciones estresantes. Estos cambios bioquímicos pueden provocar cambios de humor, influir en los hábitos alimentarios de las personas, reducir la motivación orientada a objetivos y alterar el ritmo circadiano de la persona.

En general, el estrés puede desequilibrar los hábitos alimentarios y la motivación para hacer ejercicio o comer de forma saludable, y este último año ha sido ciertamente estresante para todos.

Calorías fáciles, poca motivación

En ambos estudios, las personas declararon su peso y los investigadores no recogieron ninguna información sobre la actividad física. Pero se puede suponer con cautela que la mayoría de los cambios de peso se debieron a que las personas ganaron o perdieron grasa corporal.

Entonces, ¿por qué la gente ganó o perdió peso este último año? ¿Y qué explica las drásticas diferencias?

Muchas personas encuentran consuelo en los alimentos de alto contenido calórico. Esto se debe a que el chocolate y otros dulces pueden hacernos felices al aumentar los niveles de serotonina a corto plazo. Sin embargo, la sangre elimina el azúcar extra muy rápidamente, por lo que el estímulo mental dura muy poco, lo que lleva a la gente a comer más. Comer por comodidad puede ser una respuesta natural al estrés, pero cuando se combina con la menor motivación para hacer ejercicio y el consumo de alimentos bajos en nutrientes y densos en calorías, el estrés puede provocar un aumento de peso no deseado.

¿Y la pérdida de peso? En pocas palabras, el cerebro está conectado al intestino a través de un sistema de comunicación bidireccional llamado nervio vago. Cuando uno está estresado, el cuerpo inhibe las señales que viajan a través del nervio vago y ralentiza el proceso digestivo. Cuando esto ocurre, la gente experimenta saciedad.

En algunos países, y también en Estados Unidos, la pandemia ha provocado un aumento del hambre. La falta de comida y/o dinero para comprarla son otras razones por la que las personas pueden haber bajado de peso sin querer.

En otros países, la pandemia dejó a muchas personas confinadas en sus casas, aburridas y con mucha comida y poco para distraerse. Si a este escenario se le añade el factor del estrés, se da la situación perfecta para que se produzcan cambios de peso no deseados.

El estrés siempre formará parte de la vida, pero hay cosas que se pueden hacer como – practicar la autoconversación positiva – que pueden ayudar a evitar la respuesta al estrés y algunas de sus consecuencias no deseadas.

Artículo publicado en The Conversation bajo licencia Creative Commons y republicado en Psyciencia. Puedes leer el artículo original aquí.

Autora: Lina Begdache, profesora de nutrición en Binghamton University.

  • Ciencia y Evidencia en Psicología

Niveles de depresión, ansiedad y estrés durante el aislamiento en población ecuatoriana

  • 29/04/2021
  • Alejandra Alonso

Sabemos que muchas medidas implementadas para frenar los contagios durante la pandemia por covid-19, aunque son necesarias, han tenido un impacto en la salud de las personas. Un grupo de investigadoras e investigadores estudió dicho impacto en una muestra de la población ecuatoriana durante el aislamiento físico.

¿Cómo se realizó el estudio?

En este estudio transversal, se realizó una encuesta que constaba de 31 preguntas, además se evaluaron los niveles de depresión, ansiedad y estrés con la escala DASS-21. Incluyeron las respuestas de 626 personas, el 60.5% eran mujeres y la edad promedio fue de 29.6 años. La información fue recolectada entre abril y mayo del 2020.

¿Qué se observó?

El grupo de investigadoras e investigadores encontró que:

  • El 17.7% mostró niveles moderados a severos de depresión (los autores lo comparan con otros estudios que encontraron un 16.5% en población china y el 29.6% en población española).
  • El 30.7% tenía niveles moderados a severos de ansiedad (28.8% en población china; 25.3% en población española).
  • El 14.2% experimentó estrés (16.5% en población china; 22.4% en población española).
  • Factores de riesgo para ansiedad, estrés y depresión: ser mujer, joven, estudiante y tener a un familiar diagnosticado con covid-19. Ser estudiante fue uno de los factores de riesgo más relevantes.
  • Factores protectores: ser hombre, mayor y con más hijos.

Los científicos creen que los niveles mayores de estrés, ansiedad y depresión en mujeres podrían deberse a las medidas restrictivas en las escuelas y guarderías que incrementan el trabajo en el hogar y producen fatiga y un peor desempeño laboral. Otros factores que se mencionan son el aumento de la violencia doméstica contra la mujer durante el distanciamiento físico relacionado a la pandemia y el aumento del riesgo de perder el trabajo y los ingresos.

Fuente: BCM Psychiatry

  • Ciencia y Evidencia en Psicología

Cuando los consultantes preguntan “¿Por qué estoy deprimido?”

  • 29/04/2021
  • Equipo de Redacción

Russ Harris compartió en Psychwire un artículo breve y muy útil para guiar a los terapeutas que trabajan con la terapia de aceptación y compromiso (ACT) en las primeras sesiones del tratamiento de la depresión. El artículo resume los principios generales del abordaje y asume que los terapeutas conocen también cómo funciona el análisis funcional de la conducta cómo instrumento de evaluación y preparación del tratamiento. Si no manejas el análisis funcional puedes leer nuestro artículo introductorio.

“¿Por qué estoy deprimido?” Es una buena pregunta. Si yo estuviera deprimido, querría saber por qué; ¿no es así?

Por lo general, podemos recopilar rápidamente la mayor parte de la información relevante para responder a esta pregunta durante nuestra sesión de admisión y el análisis funcional de la conducta. Es probable que los factores clave sean algunos o todos los siguientes:

  • Factores de estilo de vida relevantes. Falta de ejercicio, dieta poco saludable, malos hábitos de sueño, cigarrillos, drogas, alcohol, algunos tipos de medicación, aislamiento social.
  • Factores estresantes actuales. Por ejemplo: problemas de relaciones, problemas de salud, problemas económicos, problemas laborales, entorno físico y factores sociales como el acoso, los prejuicios y la discriminación.
  • Perdida de contacto con sus valores. Aspectos importantes de la vida de los que el consultante se ha retirado (por ejemplo, ejercicio, relaciones, trabajo) y cosas que está haciendo que empeoran la vida en lugar de mejorar (por ejemplo, aislamiento social, uso excesivo de drogas).
  • Historia. Considerar cómo la historia del consultante juega un papel importante en el desarrollo de la depresión. Por ejemplo: cómo la negligencia o el abuso por parte de los cuidadores desempeñó un papel en patrones profundamente arraigados de autocrítica severa, o dio lugar a estilos de apego que están creando problemas en las relaciones actuales. También podemos explorar cómo los comportamientos de larga data que ayudaron a los consultantes a protegerse o satisfacer sus necesidades en el pasado, como “adular” o “complacer a la gente” o “perfeccionismo”, ahora alimentan su depresión actual.
  • También es útil explorar el pasado evolutivo del consultante. Por ejemplo: La metáfora de la “mente del hombre de las cavernas”, acerca de cómo la mente ha evolucionado para crear naturalmente sufrimiento psicológico. (Si los consultantes no creen en la evolución, modificamos estas metáforas: descartamos cualquier mención de “evolución” y en su lugar hablamos de “ancestros antiguos”).

Todo esto es parte de ACT. A veces, los profesionales tienen la idea de que no podemos explorar el pasado en ACT, pero ciertamente ese no es el caso. Sin embargo, debemos tener cuidado porque es fácil consumir sesiones enteras explorando todos estos factores. Y esas sesiones pueden estancarse en mucha charla, discusión, recopilación de información, teorización e intelectualización. Con el riesgo de que todo ese hablar refuerce la rumia, la inactividad y la “parálisis” (es decir, pensar en las cosas en lugar de actuar) que no ayuda a los consultantes a desarrollar nuevas habilidades prácticas que puedan comenzar a usar para reducir su depresión.

Por lo tanto, queremos que este tipo de trabajo orientado a la comprensión sea breve y agradable, y que se transforme rápidamente en el desarrollo de habilidades para que podamos ayudar a los consultantes a comenzar a reducir activamente su sufrimiento psicológico.

Los puntos principales a destacar son: tienes estos desafíos en tu vida, tienes estos pensamientos y sentimientos difíciles que aparecen, y las cosas que haces cuando estás enganchado están empeorando la vida. O, para decirlo de otra manera: La vida es dolorosa. La mente humana amplifica naturalmente el dolor y las cosas que hacemos en respuesta al dolor a menudo empeoran la vida a largo plazo.

Después de analizar estos puntos, obviamente en un contexto de buena relación, con mucha validación, empatía y compasión, podríamos decir algo como …

Terapeuta: Entonces, esos son los principales factores por los que te sientes tan deprimido. Pero tu mente no estará satisfecha. Seguirá buscando más razones y te dirá: “Si pudiera entender mejor el por qué, me podría sentir mejor o lo podría arreglar”. Pero ¿cuánto tiempo has pasado tratando de averiguar por qué te sientes así?

Consultante: Pienso en ello todo el tiempo.

Terapeuta: Sí. Eso es muy común. ¿Eso te ha ayudado a hacer algo práctico para mejorar tu vida o reducir tu sufrimiento?

Consultante: No realmente.

Terapeuta: Entonces, el desafío ahora es que puedes hacer al respecto. Tienes todos estos pensamientos y sentimientos difíciles apareciendo y sabes que hay muchas razones por las que las tienes. Entonces, ¿estarías interesado en aprender algunas habilidades nuevas para manejar tus emociones de manera más efectiva y reducir el impacto y las influencia de ellas?

Consultante: Eso estaría bien.

Artículo recomendado: ¿Cómo puede ayudarme ACT cuando hay un desequilibrio químico en mi cerebro?

  • Ciencia y Evidencia en Psicología

Por que algunas personas encuentran el ejercicio más difícil que otras – Emily Balcetis

  • 29/04/2021
  • David Aparicio

¿Por qué algunas personas luchan más que otras para no perder peso? La psicóloga social Emily Balcetis muestra una investigación que aborda uno de los muchos factores: nuestra visión. En una charla informativa, ella muestra cómo, cuando se trata de fitness, algunas personas literalmente ven el mundo de manera diferente, y ofrece una solución sorprendentemente simple para superar estas diferencias.

Puedes activar los subtítulos en español.

  • Ciencia y Evidencia en Psicología

Nuevo estudio confirma efectos a largo plazo en la salud física y mental de sobrevivientes de COVID-19

  • 27/04/2021
  • Maria Fernanda Alonso

Seis meses después de haber sido diagnosticados con el virus, los sobrevivientes de COVID-19 (incluso quienes no estaban lo suficientemente enfermos como para ser hospitalizados) tienen mayor riesgo de muerte y de padecer otras enfermedades graves asociadas. Se estima que la carga de salud mundial debida a la COVID-19 será alta en los próximos años o décadas (Al-Aly et al., 2021).

Formaron parte de la muestra más de 87000 pacientes con COVID-19 y casi 5 millones de pacientes de control de las bases de datos nacionales de atención médica del Departamento de Asuntos de Veteranos de EE. UU. Los veteranos de la investigación eran principalmente hombres (casi el 88%), pero el gran tamaño de la muestra significó que el estudio aún incluía a 8.880 mujeres con casos confirmados. 

Para ayudar a comprender los efectos a largo plazo de un COVID-19 más grave, los investigadores aprovecharon los datos de VHA para realizar un análisis separado de 13,654 pacientes hospitalizados con COVID-19 en comparación con 13,997 pacientes hospitalizados con gripe estacional. Todos los pacientes sobrevivieron al menos 30 días después del ingreso hospitalario y el análisis incluyó seis meses de datos de seguimiento.

Los investigadores lograron calcular la escala potencial de los problemas a partir de relatos anecdóticos y estudios más pequeños que insinuaban los efectos secundarios de gran alcance de sobrevivir al COVID-19, los cuales iban desde problemas respiratorios y ritmos cardíacos irregulares hasta trastornos de la salud mental y caída del cabello.

Después de sobrevivir a la infección inicial (más allá de los primeros 30 días de la enfermedad), las personas que habían tenido COVID-19 presentaron un riesgo de muerte casi un 60% mayor durante los siguientes seis meses en comparación con la población general. En la marca de los seis meses, el exceso de muertes entre todos los sobrevivientes de COVID-19 se estimó en ocho personas por cada 1,000 pacientes. Entre los pacientes con COVID-19 que estaban lo suficientemente enfermos como para ser hospitalizados y que sobrevivieron más allá de los primeros 30 días de la enfermedad, hubo un exceso de 29 muertes por cada 1,000 pacientes durante los siguientes seis meses.

Señalan los autores que estas muertes causadas por complicaciones de la infección a largo plazo no se registran necesariamente como muertes por COVID-19. Estos números sugieren que el total de muertes que contabilizamos como causadas por la pandemia es sólo la punta del iceberg.

Los investigadores confirmaron que, a pesar de ser inicialmente un virus respiratorio, el COVID-19 prolongado puede afectar a casi todos sistemas de órganos en el cuerpo. Al evaluar 379 diagnósticos de enfermedades posiblemente relacionadas con COVID-19, 380 clases de medicamentos recetados y 62 pruebas de laboratorio administradas, identificaron problemas de salud importantes recientemente diagnosticados que persistieron en los pacientes con COVID-19 durante al menos seis meses y que afectaron a casi todos los órganos y al sistemas reguladores en el cuerpo, incluyendo:

  • Sistema respiratorio: tos persistente, dificultad para respirar y niveles bajos de oxígeno en sangre.
  • Sistema nervioso: ictus (infarto o hemorragia cerebral), dolores de cabeza, problemas de memoria y problemas con los sentidos del gusto y el olfato.
  • Salud mental: ansiedad, depresión, problemas de sueño y abuso de sustancias.
  • Metabolismo: nueva aparición de diabetes, obesidad y colesterol alto.
  • Sistema cardiovascular: enfermedad coronaria aguda, insuficiencia cardíaca, palpitaciones y ritmos cardíacos irregulares.
  • Sistema gastrointestinal: estreñimiento, diarrea y reflujo ácido.
  • Riñón: lesión renal aguda y enfermedad renal crónica que, en casos graves, puede requerir diálisis.
  • Regulación de la coagulación: coágulos de sangre en piernas y pulmones.
  • Piel: erupción y caída del cabello.
  • Sistema musculoesquelético: dolor articular y debilidad muscular.
  • Salud general: malestar, fatiga y anemia

Si bien ningún sobreviviente sufrió todos estos problemas, muchos desarrollaron un conjunto de varios problemas que tienen un impacto significativo en la salud y la calidad de vida.

Entre los pacientes hospitalizados, a los que tenían COVID-19 les fue considerablemente peor que a los que tenían influenza. Los supervivientes de COVID-19 tenían un 50% más de riesgo de muerte en comparación con los supervivientes de la gripe, con un exceso de 29 muertes por cada 1000 pacientes a los seis meses. Los sobrevivientes de COVID-19 también tenían un riesgo sustancialmente mayor de problemas médicos a largo plazo. Los pacientes hospitalizados que requerían cuidados intensivos tenían el mayor riesgo de complicaciones a largo plazo y muerte a partir del COVID-19.

Advierten los autores que los médicos deben estar atentos al evaluar a las personas que han tenido COVID-19. Estos pacientes necesitarán atención integrada y multidisciplinaria a largo plazo.

Referencia bibliográfica: Al-Aly, Z., Xie, Y., & Bowe, B. (2021). High-dimensional characterization of post-acute sequalae of COVID-19. Nature. https://doi.org/10.1038/s41586-021-03553-9

Fuente: Science Daily

  • Ciencia y Evidencia en Psicología

Déficits cognitivos se asociaron a síntomas psicopatológicos en la adolescencia

  • 26/04/2021
  • Alejandra Alonso

Los déficits cognitivos son comunes entre personas que presentan trastornos mentales y tienen especial relevancia al predecir el pronóstico. Investigadoras e investigadores han observado que los patrones individuales de estos déficits preceden a los trastornos mentales.

¿Cómo se realizó el estudio?

Se analizaron datos de una cohorte del Reino Unido que estaba compuesta de 13,988 individuos nacidos entre Abril de 1991 y Diciembre de 1992. Del total de sujetos, se contaba con reportes de medidas psicopatológicas para 6333 de ellos a la edad de 11 a 12 años,  para 4903 para aquellos entre 17 y 18 años  y para 2963 a la edad de 22 a 23 años.

¿Qué se encontró?

El grupo de científicos observó vínculos entre los problemas cognitivos y problemas de salud mental más tarde en la vida:

  1. Las deficiencias en atención sostenida en personas de 8 años precede al desarrollo de síntomas del trastorno límite de la personalidad (TLP) a los 11-12 años y depresión a los 17-18 años. Se sabe que dichos pacientes tienen problemas para permanecer en terapia, lo que es consistente con este hallazgo. Hallazgos previos también han sugerido un vínculo entre el trastorno por déficit de atención y el TLP.
  2. Las dificultades con el control inhibitorio a los 8 años se asociaron a experiencias psicóticas a los 17-18 años.
  3. Los déficits en la memoria de trabajo a los 10 años se relacionaron con hipomanía a los 22-23 años. Sin embargo, cuando controlaron condiciones psicopatológicas coexistentes este vínculo desapareció.

La autora principal del estudio, la Dra. Isabel Morales-Muñoz, resalta que sus resultados sugieren asociaciones específicas entre los déficits cognitivos y algunas condiciones. Además agrega que las estrategias preventivas enfocadas a estos problemas cognitivos podrían ser intervenciones que ayuden a reducir el desarrollo de problemas de salud mental más tarde.

Referencia del estudio: Isabel Morales-Muñoz, Rachel Upthegrove, Pavan K. Mallikarjun, Matthew R. Broome, Steven Marwaha. Longitudinal Associations Between Cognitive Deficits in Childhood and Psychopathological Symptoms in Adolescence and Young Adulthood. JAMA Network Open, 2021; 4 (4): e214724 DOI: 10.1001/jamanetworkopen.2021.4724           

Fuente: Science Daily

  • Ciencia y Evidencia en Psicología

El envejecimiento cerebral es inevitable, pero se puede retrasar

  • 26/04/2021
  • The Conversation

El envejecimiento es un proceso difícil de aceptar para muchas personas, incluso hay quien lo rechaza e intenta evitarlo. Sin embargo, se trata de un fenómeno completamente natural que forma parte del ciclo de la vida. De hecho, desde la Organización Mundial de Salud se nos invita a envejecer bien.

Dado que el cerebro dirige toda nuestra actividad vital, es muy importante entender qué le ocurre con el paso de los años. Este conocimiento nos puede ayudar a afrontar las últimas etapas de la vida con una actitud más positiva.

¿Por qué envejecemos?

Esta pregunta, que ha intrigado a la humanidad desde la antigüedad, tiene fácil respuesta si consideramos el cuerpo como un simple envoltorio para nuestros genes. Una vez alcanzamos la madurez sexual y transmitimos nuestra herencia (genes) a nuestros descendientes, el cuerpo pierde su función principal. En ese momento entra en juego el envejecimiento para poner fin al envoltorio, pero no a la vida en sentido amplio, que continua a través de esa descendencia.

Hay muchas causas que provocan el envejecimiento. Una de las más importantes es el acúmulo de radicales libres. Lo que sucede es que nuestras células no dejan de trabajar en ningún momento a lo largo de toda nuestra vida. Como consecuencia de esta intensa actividad se producen unas moléculas muy inestables, los radicales libres, que tienen la capacidad de alterar y dañar nuestras células. Entramos entonces en un círculo vicioso en el que estas alteraciones producen nuevos radicales libres incesantemente.

No todos los animales envejecen igual

La forma de envejecer no es igual en todos los animales. Los humanos envejecemos de manera lenta y progresiva. Gracias a eso, los individuos mayores aún pueden cuidar de su descendencia (genes). Por el contrario, el salmón del Pacífico sufre un envejecimiento brusco y una muerte prematura tras su única oportunidad de reproducción.

En el extremo opuesto está la rata topo desnuda, un curioso roedor resistente a algunos tipos de dolor. Raramente padece cáncer, y envejece a una velocidad extremadamente lenta. De hecho, su riesgo de muerte no aumenta con la edad.

El cerebro es muy sensible frente al envejecimiento

El cerebro controla todas las funciones del cuerpo humano, por lo que su envejecimiento afecta a todo el organismo. Solo representa el 2% del peso corporal, pero es el principal consumidor de oxígeno y glucosa. Eso implica que tiene una tasa metabólica muy alta y acumula muchos radicales libres, responsables directos del envejecimiento. De hecho, estudios científicos recientes sugieren que el envejecimiento cerebral pueda comenzar ya a la temprana edad de 25 años.

Además, durante el envejecimiento cerebral ocurren otras muchas alteraciones. El cerebro pierde peso y neuronas, a la par que disminuye la velocidad de transmisión del impulso nervioso. También se acumulan algunos pigmentos (lipofuscina) y proteínas (β-amiloide) que pueden producir muerte y desconexión entre neuronas. Estas alteraciones se acentúan cuando aparecen enfermedades asociadas a la edad, como el párkinson o el alzhéimer.

Al final, todos estos fenómenos acaban afectando a las neuronas, esto es, las células principales del sistema nervioso. Por suerte, no todas mueren, son muchas las que permanecen en buen estado, mientras otras pierden algunas de sus ramificaciones. Esta pérdida implica menos conexiones entre neuronas y menor velocidad de transmisión del impulso nervioso.

Nuestro estilo de vida puede retrasar el envejecimiento cerebral

Afortunadamente, podemos desarrollar estrategias para tener un envejecimiento cerebral más saludable. Se puede fomentar la socialización, ya que los lazos sociales pueden ayudar a retrasar el envejecimiento cerebral. Otra estrategia consiste en intentar evitar la exposición a contaminantes ambientales, aunque hay que admitir que no depende exclusivamente de cada individuo, sino de la sociedad en general.

Más fácil (e individual) es tratar de mejorar nuestro estilo de vida, fundamentalmente controlando nuestra dieta y actividad física. Se ha demostrado que una actividad física ligera, como caminar, puede evitar la pérdida de volumen cerebral asociada al envejecimiento. Junto al ejercicio físico adecuado, una dieta equilibrada puede reducir el acúmulo de los ya mencionados radicales libres. Estas medidas pueden fortalecer nuestras defensas y retrasar el deterioro cerebral y la aparición de enfermedades.

Concretamente existen varios alimentos que mantienen el cerebro fuerte frente al envejecimiento. Es el caso de los flavonoides del cacao, que se relacionan con una mejor circulación sanguínea y memoria.

Por otro lado, el consumo de hígado y yema de huevo, ricos en fosfatidilserina y ácido fosfatídico, ayudan a mejorar la memoria en personas mayores sanas y enfermas. Sin olvidar que la ingesta de alimentos ricos en colina –como el bacalao, el huevo cocido o el hígado de ternera– favorece los sistemas de comunicación en el cerebro y lo protege disminuyendo el depósito de proteínas dañinas. Los ácidos grasos omega-3 y omega-6 también refuerzan las conexiones entre neuronas y le paran los pies al envejecimiento de la sesera.

Visto todo lo anterior, hay que dejar de relacionar el envejecimiento exclusivamente con la enfermedad o la falta de productividad. Lo podemos ver desde una perspectiva más optimista y natural. Recordemos al gran Gabriel García Márquez cuando decía que “…uno envejece más rápido en los retratos que en la vida real”.

Autores:

  1. Santos Blanco Ruiz Profesor sustituto interino. Área de Biología Celular, Universidad de Jaén
  2. María Ángeles Peinado Profesora de Biología Celular, Universidad de Jaén
  3. Raquel Hernandez Cobo Profesora Titular de Biología Celular, Universidad de Jaén

Artículo publicado en The Conversation y cedido para su republicación en Psyciencia.

  • Ciencia y Evidencia en Psicología

Identifican células marrones que queman energía y que podrían ser la base de nuevos tratamientos para la obesidad

  • 22/04/2021
  • Maria Fernanda Alonso

Investigadores descubrieron una nueva fuente de células de grasas marrones que queman energías (adipocitos) y podrían ser la base para nuevas opciones terapéuticas en el tratamiento de la obesidad, ya que al haber mayor gasto energético total debería producirse también una reducción de peso (Shamsi et al., 2021).

¿Por qué es importante?

La grasa/tejido adiposo parda/marrón es un tipo distinto de grasa que se activa en respuesta a las bajas temperaturas. Su función principal es producir calor para ayudar a mantener la temperatura corporal y lo logra quemando calorías. Esto ha planteado la posibilidad de que tal quema de calorías pueda traducirse en pérdida de peso, particularmente en el contexto de la obesidad y otros trastornos metabólicos.

Anteriormente, se consideraba que la fuente de estas células estaba relacionada exclusivamente con una población de células que expresan el receptor Pdgfrα (receptor alfa del factor de crecimiento derivado de plaquetas). Sin embargo, una evidencia más amplia sugiere que pueden existir otras fuentes. Identificar estas otras fuentes abriría posibles nuevos objetivos para la terapia que evitarían el uso algo incómodo de las bajas temperaturas al tratar la obesidad.

¿Qué metodología usaron?

Primero, los investigadores estudiaron la composición celular general del tejido adiposo marrón de ratones alojados a diferentes temperaturas y períodos de tiempo. En particular, emplearon enfoques modernos de secuenciación de ARN unicelular para tratar de identificar todos los tipos de células presentes. Esto evitó problemas de sesgo potencial hacia un tipo de célula en particular, una debilidad de estudios anteriores, señalaron los autores.

¿Qué encontraron?

Además de identificar la fuente de energía Pdgfrα previamente conocida, que utiliza las células grasas marrones, el análisis de los datos de secuenciación de ARN de una sola célula sugirió otra población distinta de células que realizan el mismo trabajo: las células derivadas del músculo liso que expresan Trpv1. El receptor fue identificado previamente en una variedad de tipos de células y está involucrado en la sensación de dolor y calor.

Investigaciones posteriores con modelos de ratón confirmaron que las células musculares lisas positivas para Trpv1 dieron lugar a la versión de las células grasas marrones que queman energía, especialmente cuando se exponen a temperaturas frías. Experimentos adicionales también demostraron que las células positivas para Trpv1 eran una fuente de células de grasa beige que aparecen en respuesta al frío en la grasa blanca, expandiendo aún más la influencia potencial de las células precursoras que expresan Trpv1. Específicamente, los autores señalan las células del músculo liso que expresan el receptor Trpv1 y las identifican como una nueva fuente de células grasas marrones que queman energía (adipocitos). 

Trpv1 tiene un papel en la detección de estímulos nocivos, incluida la capsaicina (el componente picante de los chiles). Su administración tanto en humanos como en animales dio como resultado una reducción de la ingesta de alimentos y un aumento del gasto energético en estudios anteriores, dijeron.

Estos hallazgos sugieren que podría refinarse el uso de temperaturas frías para tratar la obesidad mediante el desarrollo de fármacos que recapitulan los efectos de la exposición al frío a nivel celular, concluyeron los investigadores.

Referencia bibliográfica: Shamsi, F., Piper, M., Ho, L.-L., Huang, T. L., Gupta, A., Streets, A., Lynes, M. D., & Tseng, Y.-H. (2021). Vascular smooth muscle-derived Trpv1 progenitors are a source of cold-induced thermogenic adipocytes. Nature Metabolism. https://doi.org/10.1038/s42255-021-00373-z

Fuente: Eurekalert

  • Ciencia y Evidencia en Psicología

Mortalidad infantil asociada a exposición prenatal a opioides

  • 22/04/2021
  • Alejandra Alonso

Se conoce muy poco sobre las consecuencias de la exposición a opioides en infantes, particularmente en aquellos individuos no diagnosticados con síndrome de abstinencia a opioides. 

Es por eso que un grupo de investigadoras e investigadores quiso describir la mortalidad infantil entre individuos que fueron expuestos a los opioides con y sin diagnóstico de síndrome de abstinencia comparados con infantes que no experimentaron exposición a opioides.

¿Cómo se realizó el estudio?

Se trató de un estudio de cohorte retrospectivo de díadas madre-infante. Participaron 1,129,032 díadas y se vincularon sus reclamos clínicos con registros vitales desde el nacimiento (entre 2010 y 2014) y seguimiento hasta que el infante cumpliera 1 año. 

¿Qué resultados obtuvieron?

De las 1,129,032 díadas madre-infante, 7207 tuvieron exposición prenatal a opioides. Luego de ajustar características maternas y neonatales, las probabilidades de mortalidad infantil al haber una historia de síndrome de abstinencia a opioides no fue significativamente diferente a la población de referencia en análisis ajustados. En contraste, las probabilidades de mortalidad infantil en infantes expuestos a opioides no diagnosticados con síndrome de abstinencia a opioides neonatal era 72% mayor que en la población de referencia.

Es decir que los infantes expuestos a opioides parecen tener un mayor riesgo de mortalidad y los tratamientos y apoyo proveídos para aquellos diagnosticados con síndrome de abstinencia a opioides parecen ser un factor protector.

Fuente: JAMA Network

  • Ciencia y Evidencia en Psicología

Integrar baloncesto y matemáticas mejora el aprendizaje y la motivación de los niños

  • 22/04/2021
  • Maria Fernanda Alonso

Integrar la actividad física con el aprendizaje no es una idea nueva: Aristóteles fundó la escuela peripatética en la que el maestro paseaba con sus discípulos mientras reflexionaban sobre la vida (en griego peripatêín significa “dar vueltas”, por ello a los seguidores de Aristóteles también se los llamó peripatéticos). Dentro del ámbito escolar, se han hecho recomendaciones de incluir pausas activas (pequeños recreos en clases que favorecen la concentración y la autorregulación de los alumnos), reuniones en movimiento y fomentar a los niños a que caminen, corran o troten al menos 1,5 km por día. Las investigaciones se han centrado en cómo la actividad física, separada de las actividades de aprendizaje, puede mejorar el rendimiento cognitivo y el aprendizaje de los niños. Pero un equipo de investigadores nos muestra que se puede ir más allá al incorporar la actividad física en las actividades de aprendizaje: según sus hallazgos, integrar el baloncesto con las matemáticas mejora el aprendizaje y la motivación de los niños, a la vez que les proporciona una experiencia de mayor autodeterminación y aumenta su confianza en las matemáticas (Wienecke et al., 2021).

¿Por qué es importante?

La motivación de los estudiantes en la escuela primaria decae con el transcurso del año escolar. Sostenerla y reforzarla puede ser una tarea desafiante, sobre todo considerando que un docente puede estar a cargo un aula con 10 niños (en contexto de pandemia) o más. Por otro lado, combinar actividad física con aprendizaje académico contribuye a cumplir los requerimientos mínimos de la OMS respecto de la actividad física que necesitan realizar los niños para reducir el riesgo de enfermedades no transmisibles; a la vez que enseña que existen formas menos sedentarias de cumplir con las responsabilidades cotidianas.

¿Qué metodología usaron?

Participaron del estudio 756 alumnos de 1º a 5º grado de cinco escuelas primarias danesas (40 clases diferentes). Aproximadamente la mitad de ellos, una vez a la semana durante seis semanas, tenían matemáticas con baloncesto (o matemáticas activas) durante la clase de gimnasia, mientras que la otra mitad jugaba baloncesto sin matemáticas.

Durante las clases de Baloncesto Matemáticas, los niños tenían que recopilar números y realizar cálculos asociados con varios ejercicios de baloncesto. Un ejemplo podría ser contar cuántas veces podían encestar desde tres metros de distancia vs cuántas veces podían hacerlo a un metro de distancia, y posteriormente debían sumar los números. Tanto los elementos de matemáticas como los de baloncesto pueden adaptarse a los niveles de los niños.

¿Qué encontraron?

Los resultados del estudio muestran que:

  • La motivación de los niños por las matemáticas integradas con el baloncesto fue 16% mayor en comparación con el aprendizaje de matemáticas en el aula.
  • Los niños experimentaron un aumento del 14% en la autodeterminación en comparación con la enseñanza en el aula.
  • Las matemáticas activas aumentaron el dominio de la asignatura en un 6% en comparación con la instrucción de matemáticas en el aula.
  • Integrar el baloncesto con las actividades de aprendizaje también sirvió para mantener la motivación de los niños por las matemáticas durante un período de seis semanas, mientras que la motivación del grupo de control disminuyó significativamente.

La motivación de los niños cubre el concepto de “motivación interna”, que refleja su propio deseo e interés por las matemáticas, en contraposición a la “motivación externa”, que existe en varios contextos, pero que, por ejemplo, está sujeta y puede ser regulada por las expectativas de otras personas sobre lo que se necesita para lograr el éxito.

Los investigadores están estudiando si el modelo de baloncesto matemático puede fortalecer el rendimiento de niños y adolescentes en matemáticas. Esperan que cuando sus hallazgos sean publicados puedan servir como inspiración para maestros y directores de escuela con el fin de priorizar más la actividad física y el movimiento con el trabajo de clase normalmente más sedentario.

Referencia bibliográfica: Wienecke, J., Hauge, J., Nielsen, G., Mouritzen, K., y Damsgaard, L. (2021). Six Weeks of Basketball Combined With Mathematics in Physical Education Classes Can Improve Children’s Motivation for Mathematics. Frontiers in Psychology.https://doi.org/10.3389/fpsyg.2021.636578

Fuente: Eurekalert

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