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Artículos de opinión (Op-ed)

212 Publicaciones

La opinión es una creencia subjetiva, y es el resultado de la emoción o la interpretación de los hechos. Una opinión puede ser apoyada por un argumento, aunque las personas pueden dibujar las opiniones opuestas de un mismo conjunto de hechos. Este artículo representa la opinión del autor y no necesariamente de aquellos que colaboran en Psyciencia.

  • Análisis
  • Artículos de opinión (Op-ed)

¿Es el fin de la «significación estadística»? La batalla para hacer la ciencia más incierta

  • Equipo de Redacción
  • 09/04/2019

El mundo científico está agitado después de las recomendaciones de dos de las revistas académicas más prestigiosas, The American Statistician and Nature, de que se retire el término «significación estadística”.

En su introducción al número especial de The American Statistician sobre el tema, los editores de la revista instan a «moverse a un mundo más allá de» p <0.05, el famoso umbral del 5 por ciento para determinar si el resultado de un estudio es estadísticamente significativo. Si un estudio pasa esta prueba, significa que la probabilidad de que un resultado se deba solo al azar es inferior al 5 por ciento. A menudo se ha entendido que esto significa que vale la pena prestar atención al estudio.

El mensaje básico de la revista, pero no necesariamente el consenso de los 43 artículos sobre este tema, uno de los cuales contribuí, fue que los científicos, ante todo, deberían «abarcar la incertidumbre» y «ser reflexivos, abiertos y modestos».

Si bien estas son buenas cualidades, creo que los científicos no deben dejar que se deje de lado la precisión y el rigor que exige la ciencia. La incertidumbre es inherente a los datos. Si los científicos debilitan aún más el ya muy débil umbral de 0.05, eso haría inevitablemente que los hallazgos científicos sean más difíciles de interpretar y que sea menos probable que se confíe en ellos.

Acumulando dificultad sobre dificultad

En la práctica tradicional de la ciencia, un científico genera una hipótesis y diseña experimentos para recopilar datos en apoyo de hipótesis. Luego, él o ella recopila datos y realiza análisis estadísticos para determinar si los datos de hecho respaldan la hipótesis.

Un análisis estadístico estándar es el valor p. Esto genera un número entre 0 y 1 que indica un apoyo fuerte, marginal o débil de una hipótesis.

P value

Pero me preocupa que el abandono de los estándares basados en la evidencia para estos juicios hará que sea aún más difícil diseñar experimentos, y mucho menos evaluar sus resultados. Por ejemplo, ¿cómo podría uno incluso determinar un tamaño de muestra adecuado sin un nivel de precisión específico? ¿Y cómo se interpretan los resultados de la investigación?

Me preocupa que el abandono de los estándares basados en la evidencia para estos juicios hará que sea aún más difícil diseñar experimentos

Estas son preguntas importantes, no solo para los investigadores de las agencias de financiamiento o reguladoras, sino para cualquier persona cuya vida diaria esté influenciada por juicios estadísticos. Eso incluye a cualquier persona que tome medicamentos, se someta a cirugía, maneje o monte en vehículos, invierta en el mercado de valores, tenga seguro de vida o dependa de pronósticos meteorológicos precisos … y la lista continúa. Del mismo modo, muchas agencias reguladoras se basan en estadísticas para tomar decisiones todos los días.

Los científicos deben tener el lenguaje para indicar que un estudio, o grupo de estudios, proporcionó evidencia significativa a favor de una relación o un efecto. La significación estadística es el término que sirve a este propósito.

Los grupos detrás de este movimiento

La hostilidad al término «significación estadística» surge de dos grupos.

El primero está compuesto en gran parte por científicos decepcionados cuando sus estudios producen p = 0.06. En otras palabras, aquellos cuyos estudios simplemente no hacen el corte. En gran parte, son científicos que consideran que el estándar 0.05 es un obstáculo demasiado alto para publicarse en las revistas académicas que son una fuente importante de conocimiento académico, así como también de tenencia y promoción.

El segundo grupo está preocupado por la falla en replicar los estudios científicos, y culpan a las pruebas de significación en parte por este fracaso.

Por ejemplo, un grupo de científicos repitió recientemente 100 experimentos de psicología publicados. Noventa y siete de los 100 estudios originales informaron un hallazgo estadísticamente significativo (p <0,05), pero solo 36 de los experimentos repetidos también lograron un resultado significativo.

El fracaso de tantos estudios en replicarse puede atribuirse parcialmente al sesgo de publicación, que se produce cuando solo se publican hallazgos significativos. El sesgo de publicación hace que los científicos sobreestimen la magnitud de un efecto, como la relación entre dos variables, lo que hace menos probable la replicación.

Para complicar aún más la situación es el hecho de que investigaciones recientes muestran que el corte del valor p no proporciona mucha evidencia de que se haya encontrado una relación real. De hecho, en estudios de replicación en ciencias sociales, ahora parece que los valores de p cercanos al umbral estándar de 0.05 probablemente signifiquen que una afirmación científica es incorrecta. Es solo cuando el valor de p es mucho más pequeño, tal vez menos de 0.005, que las afirmaciones científicas probablemente muestren una relación real.

La confusión que lleva a este movimiento

Muchos no estadísticos confunden el valor de p con la probabilidad de que no se haya hecho ningún descubrimiento.

Veamos un ejemplo del artículo de Nature. Dos estudios examinaron el aumento del riesgo de enfermedad después de tomar un medicamento. Ambos estudios estimaron que los pacientes tenían un riesgo 20 por ciento mayor de contraer la enfermedad si tomaban el medicamento que si no lo hicieran. En otras palabras, ambos estudios estimaron que el riesgo relativo era de 1.20.

Sin embargo, el riesgo relativo estimado de un estudio fue más preciso que el otro, porque su estimación se basó en los resultados de muchos más pacientes. Por lo tanto, la estimación de un estudio fue estadísticamente significativa, y la estimación del otro estudio no lo fue.

Los autores citan esta inconsistencia, que un estudio obtuvo un resultado significativo y el otro no, como evidencia de que la significación estadística lleva a una mala interpretación de los resultados científicos.

Los estándares de evidencia deben aumentarse al requerir valores p más pequeños

A pesar de ello, creo que un resumen razonable es simplemente que un estudio recopiló pruebas estadísticamente significativas y otro no, pero las estimaciones de ambos estudios sugirieron que el riesgo relativo estaba cerca de 1.2.

A dónde ir desde aquí

Estoy de acuerdo con el artículo de Nature y The American Statistician en que los datos recopilados de todos los estudios científicos bien diseñados deberían estar disponibles al público, con resúmenes completos de los análisis estadísticos. Junto con los valores p de cada estudio, es importante publicar estimaciones de los tamaños del efecto e intervalos de confianza para estas estimaciones, así como descripciones completas de todos los análisis de datos y su procesamiento.

Por otro lado, solo los estudios que proporcionan pruebas sólidas a favor de asociaciones importantes o nuevos efectos deben publicarse en las principales revistas. Para estas revistas, los estándares de evidencia deben aumentarse al requerir valores p más pequeños para el informe inicial de relaciones y nuevos descubrimientos. En otras palabras, hacer que los científicos publiquen resultados de los que estén aún más seguros.

La conclusión es que el desmantelamiento de los estándares aceptados de evidencia estadística disminuirá la incertidumbre que los científicos tienen al publicar sus propias investigaciones. Pero también aumentará la incertidumbre del público al aceptar los hallazgos que publican, y eso puede ser problemático.

Autor: Valen E. Johnson, Profesor Universitario Distinguido y Director del Departamento de Estadística en la Universidad de Texas A&M

Artículo publicado en The Conversation y cedido para su reubicación en Psyciencia.

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  • Artículos de opinión (Op-ed)

El lugar de la educación sexual es la escuela ¡Sí o Sí!

  • Geraldine Panelli
  • 08/04/2019

Anteriormente hemos hablado de educación sexual integral (ESI), las reglamentaciones por las cuales se tienen que garantizar en la escuela a todos los niños; las formas que toma en cada nivel escolar y la importancia que tiene en cuanto a proteger a los niños de abusos, maltratos y discriminación. Aún con toda la información disponible, no se cumple y es frenada por organizaciones de poder, aludiendo que las familias son las que deben educar en estas temáticas a sus hijos eligiendo las fuentes de información y la forma.

Entonces, ¿qué justifica que la ESI se brinde en la escuela y no en el hogar?

Si los hogares familiares funcionaran correctamente, no existiera la violencia y el abuso intrafamiliar; la enseñanza no estuviera influenciada por sesgos de los adultos que inducen a la discriminación por cuestiones de identidad de género, raza o elección sexual entre otras; no se transmitieran ideales de belleza, ni estereotipos sexistas; solo en este caso tendría sentido, al menos para mi, que la ESI se enseñara en el hogar.

Pero incluso si todo lo anterior no pasara, que sí pasa y mucho, tendríamos un problema; existen familias ausentes, niños en hogares estatales, institutos de menores quienes no accederían a esta educación.

A simple vista, se entiende por qué la ESI debe ser aplicada en la escuela y no en el hogar.

Si quedan dudas, veamos estadísticas:

Desde el programa argentino “Las víctimas contra las violencias”, en el cual se basó la primera campaña nacional contra el abuso infantil en 2016, se informa que el 53% de los casos suceden en el hogar del niño, 10% en la casa de un familiar y 18% en la casa del agresor. En el 75% de los casos el abusador es un familiar: de los que el 40% es el padre y 16% el padrastro.

Resumiendo datos argentinos de campañas y difusión:

  • El agresor es varón en la mayoría de los casos.
  • Las principales víctimas son niñas mayores de 5 años.
  • Los agresores viven con las víctimas en más de la mitad de los casos.
  • En uno de cada cuatro casos el abusador es familiar o persona de confianza.

En cuanto a la ESI, no solo nos resultan importantes las estadísticas de abuso sexual. En 2017 UNICEF Argentina compartió datos estadísticos obtenidos por la Encuesta Nacional de Indicadores Múltiples por Conglomerado los cuales realmente asustan. Siete de cada diez niños sufren castigo físico y maltrato psicológico como forma de disciplina en el hogar. Si bien el 90% de los padres creen que no es adecuado el castigo físico, el 70% utiliza zamarreo, chirlos, cachetadas, golpes y gritos.

Entonces, si somos los adultos los que tenemos que velar por la salud de los niños, siendo el abuso y el maltrato una problemática que crece en cifras; nos debería preocupar que sucede en el interior de los hogares y que los niños no cuentan con las herramientas necesarias para poder denunciar o hablar de las situaciones que padecen.

Aprendizajes en el hogar familiar

El seno familiar es donde el niño aprende principalmente sus roles y hábitos; pero también dónde se forman inicialmente sus creencias y valores. Estamos seguros que existen familias amorosas, con estilos de crianza positivos; pero lamentablemente no es la mayoría de los casos. Como mencionamos anteriormente en un artículo sobre el maltrato infantil “una de cada cinco mujeres y uno de cada trece hombres declararon haberlo padecido en la infancia” con lo cual es un tema que debe estar en agenda.

Si queremos niños felices, no agresivos, amables, inclusivos; que devengan luego en adultos socialmente responsables; la educación debe tomar cartas en el asunto porque claramente la enseñanza en el hogar no los está construyendo de esta manera. Para conocer sobre los efectos del castigo físico y mejores formas de crianza, pueden ver aquí.

Cuando la información no proviene de especialistas y queda en manos de la familia se reproducen mitos; que causan mucho daño

Además de la violencia que se ejerce en el maltrato, los padres actúan como modelo de sus hijos: a veces son considerados ídolos y ejemplos a seguir. Pensando así, podemos observar cómo se repiten patrones de generación en generación, no solo en comportamientos sino también en estilos de pensamientos.

Familias que promueven pensamientos discriminatorios hacia la diversidad, enseñan a sus hijos a discriminar a otros por sus diferencias de etnia, identidad de género, preferencias sexuales y discapacidad.

Cuando la información no proviene de especialistas y queda en manos de la familia se reproducen mitos; que causan mucho daño. Un caso específico es la comunidad LGBTIQ+, se construye un discurso erróneo adjudicándoles calificativos como anormales, enfermos y perturbados. El resultado de esta desinformación, es una sociedad que no tolera la diversidad. En el extremo aún existen muchos crímenes de odio que cuestan vidas; pero en lo cotidiano los miembros de esta comunidad no consiguen trabajo, son segregados y discriminados; básicamente se vulneran muchos de sus derechos.

El seno familiar, también es el primer lugar donde se aprenden los roles de género: se les indica a los niños según su sexo de pequeños como se deben vestir, qué juguetes deben usar, que comportamiento deben tener, etc. Se conforma la construcción del rol de la mujer en el hogar como la cuidadora, tierna y sensible; mientras que el del hombre como el viril, rudo, valiente y trabajador.

El resultado de esta desinformación, es una sociedad que no tolera la diversidad

Dentro del hogar se cuentan las historias, los cuentos elegidos por padres que son un ícono, donde se ven todas las características del amor romántico donde se van moldeando las ideas sobre las parejas perfectas: el hombre salvador y la princesa en problemas. Este análisis merecería un artículo completo.

¿Por qué todo esto tiene que ver con la ESI?

Más allá de que la enseñanza en casa perpetua estos patrones errados de pensamiento, los niños que se desarrollan en este contexto tendrán dos principales caminos a seguir: ser víctimas o victimarios.

Por un lado realizarán acciones descalificativas y discriminatorias hacia quien no cumpla con la “normalidad” que les han enseñado. Y por el otro lado sufrirán estas acciones.

Las consecuencias de sufrir bullying / acoso en la escuela ya han sido tema de interés podemos observar aquí y aquí. Se puede destacar mayor probabilidad de sufrir ansiedad y /o depresión, baja autoestima, trastornos alimenticios, consumo de sustancias y personalidad violenta.

Cumplir con la ESI en la escuela es urgente, brindará la posibilidad de lograr un cambio social donde la heterosexualidad y ser blanco no es la única opción válida para ejercer la vida. La escuela es el espacio donde los niños deben ser seguros, libres y cuidados.

Entonces, es obligatorio que los niños puedan formar sus creencias sobre aspectos sociales con información adecuada, seria y científica; administrada de una forma pedagógica correcta para cada edad. No solo para no discriminar y no ejercer violencia, sino también para que en el caso de sufrir violencia o discriminación en la escuela o el hogar puedan hablar de esto.

Cumplir con la ESI en la escuela es urgente, brindará la posibilidad de lograr un cambio social donde la heterosexualidad y ser blanco no es la única opción válida para ejercer la vida

Todo niño que no encaje con lo socialmente indicado si no es habilitado a ser, sufre. Imaginense, si es que no les sucedió, si cuando eran chicos no los hubieran dejado jugar con sus objetos preferidos, o usar los colores que les gustaran, o hacer el deporte que los apasionaba. Generalmente el “no dejar” viene aparejado a violencia, descalificación, obligación a ser de otra forma y esto es lo que tenemos que cambiar.

Conclusiones

Gracias al cambio de mirada, a abandonar el sistema patriarcal autoritario, donde lo único correcto la norma establecida y lo que se sale de la norma está mal; hoy podemos comenzar a ver el resultado de las infancias vividas libremente. El objetivo principal como política pública es unificar los criterios teóricos para que sea información científica y adecuada; disminuyendo así la violencia, la intolerancia y las barreras que encuentran los chicos para ser quienes ellos son.

La ESI busca a partir de las enseñanzas en la escuela proteger a los niños desde edades tempranas, brindarles herramientas para poder hablar de lo que les sucede física y emocionalmente, crear círculos de confianza donde se puedan sentir seguros, entender qué cosas están bien que ocurran y cuáles, por mas normales que parecen, no. Si no brindamos espacios para que los niños puedan hablar de lo que sucede, terminamos siendo cómplices de un maltrato en silencio que podría ser evitable.

Referencias Bibliográficas:

Valle Melón, M. D. M. D. (2018). La familia: principal contexto de aprendizaje de los roles de género. Recuperado de: http://uvadoc.uva.es/bitstream/10324/32528/1/TFG-G3227.pdf

Martxueta, A., & Etxeberria, J. (2014). Análisis diferencial retrospectivo de las variables de salud mental en lesbianas, gais y bisexuales (LGB) víctimas de bullying homofóbico en la escuela. Revista de psicopatología y psicología clínica, 19(1), 23-35. Recuperado de: http://revistas.uned.es/index.php/RPPC/article/view/12980/pdf_33

  • Artículos de opinión (Op-ed)
  • Ciencia y Evidencia en Psicología

Trascender el sufrimiento desde la aceptación

  • María Lucía Giordano
  • 19/03/2019

Nuestra experiencia humana ineludiblemente trae consigo la posibilidad de sufrimiento. Se trata de una de las realidades más conflictivas en tanto desafía nuestra búsqueda de plenitud y felicidad. El sufrimiento es un fenómeno complejo, debido a la autoconsciencia sufrimos y sabemos que sufrimos, al poseer la capacidad de ir hacia el pasado y el futuro podemos revivir circunstancias dolorosas pasadas indefinidamente, aferrarnos a ellas de modo limitante y anticipar amenazas en un futuro.

Un aporte interesante a considerar es el de Casell, quien define al sufrimiento como aquel estado especifico de distrés que se produce cuando la integridad de la persona se ve amenazada o rota, y se mantiene hasta que la amenaza desaparece o la integridad es restaurada. Podemos verlo, desde la perspectiva de Bayés, como la consecuencia dinámica y cambiante de la interacción, en contextos específicos, entre la percepción de amenaza y la percepción de recursos, modulada por el estado de ánimo.

La consideración de amenazas está presente en ambas definiciones, es Bayes quien introduce nuestra percepción de los recursos, para hacer frente a las posibles amenazas, como factor a tener en cuenta en las posibilidades del sufrimiento. Nos encontramos en ocasiones, concentrados esfuerzos para evitar y disminuir el sufrimiento, en la sociedad moderna. La ciencia continúa ganando importantísimas batallas contra el dolor y el sufrimiento en general. Pese a estos avances en los que aún nos queda mucho por conocer, siempre nos queda la muerte como fuente de sufrimiento por su imprevisibilidad e inevitabilidad. Ante esto necesitamos promover la aceptación de la vulnerabilidad y fragilidad humana.

Si bien el sufrimiento se da en la dimensión subjetiva su naturaleza es universal, y es en el reconocimiento de esta universalidad en el que se desarrolla nuestra capacidad de empatizar y experimentar un sufrimiento ajeno, al cual todos somos vulnerables.

Muchas veces en el afán por intentar evitar a toda costa encontrarnos con el dolor, anticipamos posibilidades de sufrimiento futuro que nos paralizan, propiciando frustración y mayor sufrimiento al ver como el curso de la vida no se detiene mientras nosotros no nos animamos a andar. Nos alejamos de este modo de nuestros anhelos. Volviéndonos extraños a nosotros mismos, el mundo se torna también extraño y hostil, aumentando la angustia y el temor.

En las ocasiones en que experimentamos dolor nos encontramos con nuestro propio límite, la propia impotencia de no poder cambiar un hecho real. Si nos instalamos en el sufrimiento el límite se vuelve obstáculo, taponando el acceso a toda nueva experiencia, pasando de la impotencia del hecho a una impotencia del vivir.

Ambos modos, la evitación y la instalación, empobrecen nuestra capacidad de adaptarnos y construir estilos de afrontamiento. Tan importante es conocer las estrategias de afrontamiento con las que contamos como el hecho de que las mismas pueden variar de un momento a otro en tanto se construyen en interacción. Yace de este modo también en el sufrimiento la potencialidad de ser fuente de construcción empática. Posibilitando la interacción desde la comprensión y la compasión.

Cuando experimentamos el sufrimiento desde la aceptación conduce al crecimiento, al observar nuestro sufrimiento detectamos en el mismo hecho una vulnerabilidad de la que nadie está exento y apreciamos aquello que valoramos. Posibilitamos una toma de perspectiva, una disposición a la experiencia que no debe confundirse con una suerte de resignación inevitable frente a los sucesos dolorosos.

Se trata de una aceptación activa que posibilita la unión con otros en empatía, trascendiendo lo que no podemos cambiar. Reorientándonos desde la construcción creativa y el compromiso de acción con nuevos posibles que nos permitan desarrollar nuestra singularidad y enriquecer trayectorias de desarrollo comunitario, brindando nuestro legado al mundo.

Referencias:

Casell, E (1982)The nature of suffering and the goals in medicine.

Wilson, K. G. & Luciano, M. C. (2002). Terapia de Aceptación y Compromiso (ACT). Un tratamiento conductual orientado a los valores.

Bayés, R. (2009) Discurso de Investidura como Doctor «Honoris Causa en Psicología» por la UNED

  • Artículos de opinión (Op-ed)

¿Y si vivimos sin juzgar?

  • Geraldine Panelli
  • 24/01/2019

Cada día en mi país hay noticias en donde  la discriminación está en primera persona:

“Un grupo de hombres golpean a otro por ser homosexual”

“La mataron por ser trabajadora sexual”

“Las mamis del cole no permiten que un niño con discapacidad acuda a la fiesta de fin de año porque genera disturbios”

“Una adolescente se suicida por agresiones en su escuela”

“Asesinan a una transexual”

“Un niño pierde la escolaridad, porque no lo dejan ingresar a la escuela dados sus problemas de conducta”

“En la escuela le hacen bullying por su peso”

Estos titulares se repiten día tras día con otros protagonistas, a veces con desenlaces fatales, otras veces con algún final un poco menos triste. Lo que está siempre presente es la discriminación, la violencia, la falta de empatía, el egoísmo y la necesidad de juzgar al otro.

Desde siempre esto me generó cierta incomodidad, en la escuela no entendía algunos chistes que para el resto eran graciosos y para mi eran sumamente ofensivos; se me dificultaron algunas relaciones sociales por no habilitar cierta manera de hablar de las personas delante mío; pero a lo largo de mi carrera me di cuenta que esta incomodidad no está mal. Este sentimiento es el que me motiva a estar cada vez más informada, a no enojarme tanto y a darle vía libre a mi curiosidad por entender el mundo y poner mi granito de arena para que en este mundo haya menos violencia y más amor.

No me refiero al amor romántico, sino más bien a un amor donde reina el respeto entre absolutamente todos, un amor incondicional hacia toda la raza en donde no importe el género, la etnia, el idioma, la religión, la condición sexual, la discapacidad, la clase social, ni ningún atributo personal o físico.

Nos entrenan desde chicos para competir y lo binario aparece en todos lados: ¿sos nene o nena? ¿bueno o malo? ¿boca o river? ¿azul o rosa? Estar en medio de alguna de estas categorías es raro, hasta elegir otro equipo de fútbol es raro. Nos ponen notas en la escuela y nos enseñan a compararlas con nuestros compañeros; no importa por qué algún amigo no pudo estudiar, solo importa la nota que se sacó.

Poco a poco las relaciones nos van definiendo, vamos aprendiendo qué cosas de las que pensamos podemos decir y cuáles no, qué objetos de los que nos gustan no son lo “normal” y debemos escondernos; y así pasamos por la etapa normalizadora de la escuela donde nos obligan a elegir todo el tiempo de qué lado de la raya queremos estar: lo “normal” o lo “raro”. Y como lo “raro” esta mal visto, son pocos los valientes que transitan por ese camino sin secuelas de maltrato, discriminación o bullying.

Es claro que este es el primer paso para construir la historia que tenemos hoy en los titulares de los diarios con los adultos, el no tolerar las diferencias con el otro y por eso hacerle daño.

A menor o mayor escala todos juzgamos, los titulares son los extremos; pero seamos sinceros como adultos cuando vemos a alguien que para nosotros sale de lo normal ¿Qué hacemos?

Es entendible que lo hagamos, porque nos programaron así; pero ¿y si despertamos y nos sinceramos en que la manera en que nos normalizaron no se corresponde con el ideal de sociedad que queremos? Gracias a algunas personas ya despiertas hay una ola creciente de feminismo, incrementos de derechos para el colectivo LGTBIQ+, victorias legales para personas con discapacidad, entre otras buenas noticias. Pero me llama la atención y me sigue generando incomodidad el sufrimiento, tiempo y militancia que requiere cada uno de estos progresos.

¿Qué es lo que podemos hacer desde nuestro lugar de adultos?

El primer paso es despertar, observar esa incomodidad, hacernos cargo de que las cosas como las conocemos hasta ahora no funcionan y dañan a otros.

El siguiente paso sería comprometernos a generar pequeños cambios: que lo que no entendemos nos produzca curiosidad y no rechazo para abrirnos a nuevas experiencias y conocimientos. Cultivar la curiosidad por lo distinto a nosotros es el primer paso para entender que en lo distinto no hay nada malo, todo lo contrario, hay miles de cosas para aprender.

Tercero, aún cuando teniendo conocimiento nos parezca “raro” hay que trabajar en cultivar la empatía, la compasión y el respeto. No tenemos que ser todos iguales, ni pensar de la misma manera. Pero el egoísmo, el odio y el rechazo no nos llevaron a ningún lado hasta ahora, solo nos impulsan a la violencia colectiva.

Por último, debemos estudiar desde nuestro lugar laboral como incidimos en que estos puntos sean aprendidos y advertidos por otros. Creo que hay profesiones cuya influencia puede hacer mucho daño o ser muy beneficiosa: educadores, profesionales de la salud, comunicadores, trabajadores sociales.

Realmente debemos realizar nuestra labor profesional con ética y compromiso, conocer sobre las leyes antidiscriminación, sobre los términos a utilizar y sobre las políticas inclusivas. Hablar de determinadas cuestiones hoy puede dar miedo, aún no se sabe bien qué palabras son políticamente correctas con determinados temas y siempre se está en el ojo de la crítica de un otro. Pero mientras mantengamos esta línea de respeto e información también esté juzgar del otro va a tener menos fuerza. Escribir, educar, comunicar sobre temas sociales de cierta sensibilidad es cosa de valientes, pero en mi experiencia es mejor escribir, equivocarse y aprender del error, que quedarme callada.

El empoderamiento del ser humano viene para quedarse

La adquisición de más derechos para las minorías es un movimiento que viene ganando cada vez más terreno, me llama la atención que en Argentina haga falta una ley en la que se explica que se debe garantizar un “trato digno” en cuanto a la identidad de género, un cupo laboral para personas con discapacidad, una ley que garantiza el derecho a la inclusión escolar y muchas reglamentaciones de este estilo.

Esto habla seriamente de un problema de educación de base, de falta de valores. En vez de sancionar leyes que nos digan que tenemos que cumplir con los derechos de todas las personas, por qué no nos preocupamos en tener políticas educativas que garanticen incrementar el respeto por el otro, que es diferente. Mirarlo así es dar un giro a que cada colectivo no tenga que partir del sufrimiento para conseguir victorias, que los derechos se garanticen desde el inicio. Que los niños no se identifiquen como diferentes por cualquier condición desde el jardín de infantes sería un ideal para que arranque una sociedad en donde todos tengamos un sentimiento de pertenencia basado en la equidad y el respeto.

Cada uno puede poner su granito de arena para mejorar la situación en la que viven las minorías:

  • Explicarle a un compañero de trabajo por qué no hacer determinado chiste.
  • No reproducir y compartir videos que atenten sobre otras personas, discriminandolas.
  • No dar lugar a ni habilitar agresiones en escuelas o lugares laborales.
  • No utilizar condiciones personales como insultos, etc.

Estamos a tiempo de que esto se modifique, cada vez hay más información, somos seres empoderados que luchan por sus ideales, y el ideal se está convirtiendo cada vez más en una sociedad que incluye y no juzga. Son tiempos de cambio, y sí para eso hay que pasar por cierta incomodidad como les comente en un principio, realmente me enorgullece sentirme incómoda.

Recomendado: Manual de inclusión escolar

  • Artículos de opinión (Op-ed)

Por qué se queda corto el video CambiáElTrato, de Acoso Callejero

  • Maria Fernanda Alonso
  • 16/11/2018

Hace unos días se fue viralizando el video #cambiáeltrato de la Fundación Avon sobre acoso callejero. En él, se observan dos personas, varones, hablando entre sí sobre el hecho de que “no está buena” la conducta de uno de ellos hacia una mujer, a quien acosa con sus palabras y actitud.

https://m.youtube.com/watch?v=FXKDKQSEOY4

El objetivo de esta campaña es concientizar sobre el acoso callejero. Lograr que los varones, entre pares, se hagan ver unos a otros las cosas que “están buenas” (término usado en el video) y las que no. Insta a que entre ellos noten, hagan ver y sancionen la violencia ínsita de estas conductas.

La intención de la campaña es buena. En su espíritu, el video muestra una problemática social que necesita ser abordada con urgencia, por lo que, como toda herramienta, es bienvenida.

Pero está muy lejos de ser vanguardista. Resulta básico, simplificador de la cuestión. Retrocede casi una década en el trabajo que diferentes colectivos vienen realizando en cuanto al Acoso Callejero. Un ejemplo de vanguardia es la labor desplegada por Acción Respeto.

Por otro lado, es menester la perspectiva de la mujer como principal víctima para concientizar sobre Acoso Callejero. Sino, se transmite el mensaje de que estas cuestiones son de hombres, y las arreglan los hombres. Además, se omite por completo hacer referencia al origen cultural, contextual, de estas conductas. Tampoco se habla de la naturalización a la que hemos llegado a raíz del acostumbramiento. 

Resaltar estos puntos es importante porque la Fundación Avon cuenta con los recursos necesarios para hacer una campaña que no sólo ayude a concientizar, sino que además no desconozca todo el trabajo que hace años se viene realizando para lograr su erradicación.

¿Qué es el Acoso Callejero?

Básicamente hablamos de conductas de connotación sexual realizadas por un desconocido en espacios públicos o de acceso público. Son acciones unidireccionales, no consentidas por la víctima a quien le causan malestar.

O, en términos de la ley 5742 de la Ciudad de Buenos Aires, “se entiende por Acoso Sexual en espacios públicos o de acceso público a las conductas físicas o verbales de naturaleza o connotación sexual, basadas en el género, identidad y/u orientación sexual, realizadas por una o más personas en contra de otra u otras, quienes no desean o rechazan estas conductas en tanto afectan su dignidad, sus derechos fundamentales como la libertad, integridad y libre tránsito, creando en ellas intimidación, hostilidad, degradación, humillación o un ambiente ofensivo en los espacios públicos y en los espacios privados de acceso público” (art. 2).

“Au bout de la rue”

https://youtu.be/9W7EmM9Pg38

Comparto con ustedes este video llamado Au bout de la rue (al final de la calle). Es un video fuerte. Fiel, real. No se centra en la perspectiva de un hombre joven bien vestido, sentado sobre una moto. Se enfoca en el modo en que el acoso se produce cotidianamente, con la intensidad con que se produce.
Les invito a prestar especial atención a la experiencia que se transmite. Sientan su respiración, el ritmo sus pasos. Sigan sus acciones, lo que hace, lo que deja de hacer. Durante esos tres minutos no caminen con ella, sean ella.

Naturalización

El final del video es claro. Llegar a casa, cerrar la puerta, respirar profundo y seguir con la vida. Como si nada. Como todos los días.

Pero ¿por qué lo soportamos? En un contexto y en una cultura en que el acoso callejero es considerado por muchos como “piropos”, “halagos”, en que el descontento de las víctimas es categorizado como exageración, e invalidado constantemente, soportamos el acoso callejero porque lo hemos naturalizado. Nos hemos adaptado a él. Como si fuera inherente a la condición humana. Es, simplemente, algo que ocurre.

¿Te parece justo que sigamos tolerando su existencia?

Es necesario que hablemos de esto, sí.

Les invito a hacerlo con sus amigas y amigos, con parientes, compañeros y compañeras.

A los varones, una sugerencia: escucha activa.

A las mujeres: ¿qué edad tenías la primera vez que recordás que fuiste víctima de acoso callejero? Empiezo yo, 9 años.

Y si no lo habían hecho, noten ahora que la pregunta “¿alguna vez fuiste víctima de acoso callejero?” entre nosotras no es necesaria.

De camino a casa quiero ser libre, no valiente.

  • Artículos de opinión (Op-ed)

¿Para qué sirve la Educación Sexual Integral en las escuelas?

  • Geraldine Panelli
  • 09/10/2018

En la actualidad, en Argentina existe un debate sobre si corresponde la enseñanza de educación sexual integral (ESI) en la institución educativa. Más allá de la legislación de Protección Integral de los derechos de las niñas, los niños y adolescentes (26.061), del Programa Nacional de Educación Sexual Integral (26.150) y la ley de Educación Nacional (26.206); las cuales garantizan y obliga la incorporación de la ESI en las escuelas; se vive un desconocimiento sobre los temas que se plantean, de qué forma se realizan y los objetivos de las prácticas. Para adquirir conocimientos al respecto pueden ver el siguiente artículo.

Ampliando la información desde este paradigma se entiende a la sexualidad con una definición integral: “un aspecto central del ser humano, presente a lo largo de su vida. Abarca al sexo, las identidades y los papeles de género, el erotismo, el placer, la intimidad, la reproducción y la orientación sexual. Se vivencia y se expresa a través de pensamientos, fantasías, deseos, creencias, actitudes, valores, conductas, prácticas, papeles y relaciones interpersonales” (OMS,2000).

Entonces, si es integral quiere decir que se desarrolla desde la infancia hasta la vejez y que es importante en cada etapa apuntalar conocimientos al respecto, principalmente en la edad escolar; para conocer qué situaciones debemos habilitar o cuales no, poder garantizar nuestro bienestar y conocer nuestros derechos.

Es muy importante poder deconstruir y criticar los modelos a los que fuimos expuestos, en donde nos explicaban lo que una niña o un niño deberían ser hacer

En mi opinión profesional y personal yo digo sí a la Educación Sexual Integral en la escuela. Desarrollar estos contenidos dan la oportunidad de empoderar a los niños, crear ciudadanos libres y conscientes de la diversidad y habilitar en el contexto escolar a vivir experiencias y juegos sin prejuicios.

Parte de la crítica a esta ley se basa en desconocimientos, prejuicios y censuras que acompañaron nuestro propio desarrollo. Es muy importante poder deconstruir y criticar los modelos a los que fuimos expuestos, en donde nos explicaban lo que una niña o un niño deberían ser / hacer y realizar un trabajo personal con respecto al desarrollo de la sexualidad y todo lo que esto implica. Este proceso es fundamental para poder realmente entender la ESI y poder aplicarla.

¿Pero qué les enseñaran en la escuela a estos niños en educación inicial?

Principalmente se apunta a enseñarles a ser libres. Pero esta ley viene acompañada de una propuesta pedagógica específica y fundamentada. A esta edad se plantea como ejes temáticos (Ministerio de Educación de la Nación, 2010):

  • Conocimiento y cuidado del cuerpo: los aspectos físicos y los socio – afectivos. Promoción de hábitos saludables y utilización correcta del vocabulario para nombrar todos los órganos.
  • Desarrollo de competencias y habilidades psicosociales: herramientas para resolver situaciones conflictivas de la vida social y enfrentar desafíos. Se habilitan las expresiones sobre sentimientos y emociones, posibilitando la formación de valores de convivencia en relación a los otros; aprendizajes relacionados con lo propio y lo ajeno, experiencias de cooperatividad que contribuyen al desarrollo de la confianza, la libertad y la seguridad para expresar ideas y opiniones.
  • Desarrollo de comportamientos de autoprotección: identificación de situaciones potenciales de riesgos y herramientas para defenderse de los mismos. Aprendizajes sobre en que adultos pueden acudir y confiar en caso de necesitar ayuda. Las actividades en este punto están orientadas a prevenir situaciones de abuso y poder decir NO frente a ellas. Se trabaja sobre los “secretos” en los que subyacen situaciones peligrosas, y que hacer cuando se sienten obligados a no hablar sobre algo que hayan vivido o que los pone incómodos.
  • Conocimiento y exploración del contexto: plantear el aprendizaje de la ESI con el conocimiento del ambiente. Aprender a través de la exploración mediante interacciones con objetos, personas y animales, sin prejuicios u obligaciones con respecto al sexo.

Puedes descargar el cuaderno completo con las pautas, objetivos y actividades.

Ahora me pregunto, ¿Por qué serían peligrosos estos aprendizajes? Me siento orgullosa de que en mi país esta ley exista. Garantizar como derecho estas enseñanzas contribuyen a crear ciudadanos más conscientes, libres y sin miedos a expresarse. A largo plazo, contribuiría a disminuir la cantidad de abusos en población infantil y a habilitar a los niños para contar sin temores si es que pasan por alguna situación riesgosa.

¿Y en la escuela primaria?

Aparece en esta instancia la necesidad de promover aprendizajes cognitivos, afectivos y de comportamiento ciudadano. Sin duda un punto central es brindar información científicamente válida acorde a las etapas del desarrollo y en conjunto con esto trabajar prejuicios y creencias erróneas sobre la sexualidad; las cuales suelen contribuir a discriminación, bullying, segregación, etc.

La educación emocional en la escuela es necesaria para infundir valores como la solidaridad, altruismo, compañerismo, responsabilidad y aceptación; en la práctica da como resultado un ambiente seguro para que todos los miembros del grupo puedan expresarse libremente.

A largo plazo, contribuiría a disminuir la cantidad de abusos en población infantil

Como vimos antes, estos contenidos están especificados en una currícula junto con los objetivos y actividades, los principales temas a tratar son (Ministerio de Educación de la Nación, 2010):

  • Ejercer nuestros derechos: sobre todo está vinculado a los derechos sobre el respeto y las relaciones interpersonales y a la promoción de herramientas para la defensa de estos derechos.
  • Respetar la diversidad: reconocer y valorar a todas las personas sin importar las diferencias. Deconstruir los conocimientos sobre lo que es ser mujer y ser hombre. Entender las diferentes formas de ser mujer y de ser hombre. Tolerancia cero a la discriminación.
  • Reconocer distintos modos de vida: cada individuo crece en un colectivo social; reconocer las diferentes formas de organización familiares, sociales y culturales contribuye a un mejor desarrollo y a una mayor tolerancia por todas las diferencias entre los vínculos humanos.
  • Cuidar el cuerpo y la salud: educar sobre los cambios que acontecen en nuestros cuerpos durante el desarrollo. Informar y prevenir situaciones de peligro. Habilitar el diálogo sobre los modelos de belleza que existen en la sociedad, para criticar los mismos y favorecer el autoestima personal.
  • Valorar la afectividad: darle mayor entidad a las emociones y a los sentimientos, como así a la expresión de los mismos y el respeto por el discurso del otro.

Para conocer las actividades específicas, se puede consultar el manual completo aquí.

¡Llegamos a la secundaria!

Sin dudas cuando uno habla de educación sexual, se tiende en pensar en la educación reproductiva y para el común de la sociedad esta etapa sería la más apropiada para incorporar estos conocimientos. Pero, ¿no parece un poco ilógico hablar de reproducción y sexo sin haber aprendido todo lo detallado anteriormente?

Las ESI deben atravesar todas las asignaturas de la escuela, no ser algo de lo que ocasionalmente se habla

Además de este punto crítico al pensamiento común con prejuicios y desconocimiento, tomando la educación sexual como integral hay muchas cosas que aún quedan por enseñar en la escuela secundaria.

Las herramientas y objetivos en esta etapa están vinculados a las materias específicas. Las ESI deben atravesar todas las asignaturas de la escuela, no ser algo de lo que ocasionalmente se habla. Los conceptos que observamos como principales son los siguientes entre otros (Ministerio de Educación de la Nación, 2010):

En ciencias sociales:

  • Análisis crítico hacia las formas de masculinidad y feminidad a lo largo de la historia.
  • Comprensión sobre los cambios en cuanto a las relaciones interpersonales.
  • Construcción sobre la identidad de belleza de los cuerpos masculinos y femeninos con una mirada crítica.

En lengua y literatura:

  • Lecturas y análisis sobre mundos afectivos diversos.
  • Bibliografía sobre el rol de las mujeres y de los hombres relevantes de nuestro país y de la historia mundial.
  • Incluir en los textos de análisis y bibliografía contenidos que hablen sobre la diversidad (género, etnias, generaciones, diferencias de clases, etc)
  • Reconocimiento de las distintas formas de familias
  • Valoración de las relaciones de amistad y de pareja.
  • Discusión sobre el poder de la mirada de los otros.
  • Reconocer la discriminación como forma de maltrato.
  • Analizar los prejuicios en cuanto a sus componentes cognitivos y afectivos.
  • Análisis de los medios de comunicación y sus mensajes sobre la sexualidad.
  • Entendimiento del ser humano como un todo en donde los factores sociales, económicos, culturales, psicológicos, biológicos, éticos y espirituales influyen en el proceso de salud – enfermedad.

En biología:

  • Fortalecer los conocimientos sobre el cuerpo propio y ajeno. Promover la autonomía y la responsabilidad en cuanto a las relaciones interpersonales, sobre todo las sexuales.
  • Habilitar discusiones en cuanto a los mitos y creencias sobre el cuerpo y la genitalidad
  • Dialogar sobre las diferencias sexuales y mitos que las subyacen
  • Reflexiones sobre los cambios corporales y la aceptación de los mismos.
  • Análisis crítico sobre la belleza de los cuerpos.

En psicología

  • Identificación de las distintas áreas de conducta y sus motivaciones
  • Establecer un vínculo directo entre la sexualidad y la identidad.

En educación para la salud:

  • Conocimientos sobre la salud sexual y reproductiva
  • Conocimientos sobre todos los dispositivos anticonceptivos y regulación de la fecundidad existente.
  • Información explícita sobre las enfermedades de transmisión sexual y el método del preservativo como único efectivo para prevenir el HIV / SIDA

Para descargar el cuadernillo de actividades haz click aquí.

Conclusiones

La idea principal del artículo es rechazar cualquier tipo de comentario sobre la peligrosidad de enseñar ESI en la escuela, creo que es el lugar adecuado para que los chicos transiten el desarrollo desde la infancia hasta la pubertad con estos conocimientos. Enseñar con respeto y sin vergüenza sobre lo que nos atraviesa por nuestra condición de humanos, hace que a los alumnos se les haga más fácil hablar ciertas cuestiones relacionadas con la sexualidad y que la entiendan de otro modo.

Acompañar desde la infancia con conceptos sobre sexo, género e identidad disminuye la intolerancia en la adultez a la diversidad; además de fomentar la incorporación de valores que devienen luego en personas más respetuosas en las relaciones interpersonales dando como resultado menos violencia en las mismas.

Como mujer adulta me hubiera gustado en más de una oportunidad tener las herramientas adecuadas en mi infancia y adolescencia para sentirme segura y protegida. La ESI es un camino a empoderar a los niños, para que sus derechos sean asegurados y protegidos en base a sus propios conocimientos. Y me atrevo a decir que son mucho más prometedoras: una agenda educacional con esta currícula obligatoria formará ciudadanos en donde la diversidad ya no va a ser entendida como lo distinto, sino como lo “normal”; donde la inclusión no va a seguir seguir siendo una obligación, sino una realidad.

  • Artículos de opinión (Op-ed)

La mentira de que la mala gestión de emociones es la causa del cáncer

  • David Aparicio
  • 29/08/2018

Ainhoa Ireberri escribe para la web El Español:

La realidad es que la ciencia sí ha estudiado si existe relación entre un golpe emocional -lo que algunos denominan mala gestión de emociones, ya que si se gestionaran bien no provocarían dicho golpe- y la aparición de tumores malignos, pero siempre ha concluido igual, que este nexo es inexistente.

En 2004, Bert Garssen, investigador del Helen Dowling Institute Bert Garssen en Holanda, firmaba el estudio Factores psicológicos y desarrollo del cáncer: evidencia tras 30 años de investigación, publicado en la revista Clinical Psychology Review. «La cuestión de si los factores psicológicos afectan al desarrollo del cáncer ha intrigado tanto a investigadores como a pacientes», se inicia el trabajo.

Pero, tras revisar 70 estudios que analizaban la cuestión concluye que «no hay suficiente evidencia de que ningún factor psicológico contribuya de forma irrefutable al desarrollo del cáncer». Y afirma también el autor que «es dudoso» el papel de los acontecimientos vitales (en general), el estrés, los problemas psicológicos o un diagnóstico psiquiátrico, el espíritu luchador, la aceptación estoica o el fatalismo, el enfrentarse activamente a las cosas, los factores asociados a la personalidad y la capacidad de control en particular.

Doce años después, en 2016, la revista Psycho Oncology publicaba una nueva revisión, que abordaba específicamente si las personas depresivas eran más proclives a padecer cáncer. Nueve trabajos escrutados escrupulosamente para concluir lo mismo que el anterior metanálisis, que no hay relación.

Los metanálisis (estudios de varias investigaciones) demuestran que las emociones ni el estilo de personalidad, ni el estrés son causantes del cáncer. Entonces, ¿por qué las personas siguen creyendo lo contrario? La explicación más plausible es que estás creencias incrementan la sensación de control de las personas y creen que al evitar el estrés o haciendo una buena catársis podrán prevenir un cáncer de estómago o de colón por ejemplo. Este tipo de explicaciones han sido explotadas por todo tipo de patrañas y pseudociencias inescrupulosas — es contigo bioneuroemoción — que venden historias de éxito de supuestas personas que se curaron gracias a que aprendieron a gestionar bien sus emociones.

Puedes leer el artículo completo en El Español.

Para los interesados, aquí les dejo las referencias a los estudios mencionados en el artículo:

  1. Garssen, B. (2004). Psychological factors and cancer development: Evidence after 30 years of research. Clinical Psychology Review, 24(3), 315-338. doi:10.1016/j.cpr.2004.01.002
  2. Ahn, H. K., Bae, J. H., Ahn, H. Y., and Hwang, I. C. (2016) Risk of cancer among patients with depressive disorder: a meta‐analysis and implications. Psycho‐Oncology, 25: 1393–1399. doi: 10.1002/pon.4084.
  • Artículos de opinión (Op-ed)

El papa Francisco recomienda tratar la homosexualidad en niños con psiquiatría

  • David Aparicio
  • 27/08/2018

El diario Clarín de Argentina reporta las declaraciones que hizo el papa Francisco en el día de ayer, luego de que un periodista le preguntara qué deben hacer los padres que tengan hijos con orientaciones homosexuales:

«Les diría, en primer lugar, que recen, que no condenen, que dialoguen, entiendan, que den espacio al hijo o a la hija.

Cuando eso se manifiesta desde la infancia, hay muchas cosas por hacer por medio de la psiquiatría, para ver cómo son las cosas. Otra cosa es cuando eso se manifiesta después de los 20 años.

Nunca diré que el silencio es un remedio. Ignorar a su hijo o hija con tendencias homosexuales es un defecto de paternidad o de maternidad”.

Las declaraciones del papa Francisco — máxima autoridad de la iglesia cristiana más grande del mundo —  trasmiten la devastadora y retrograda idea de que la homosexualidad es un trastorno mental y que, cuanto más temprano se detecte, más probabilidades tendrá de prevenirse. Lo que a su vez puede representar la perpetuación de la «terapia de conversión», un procedimiento inhumano e internacionalmente prohibido que sometía las personas homosexuales a terribles torturas con el objetivo de “corregir su identidad sexual”.

En la actualidad cualquier psicólogo o psiquiatra serio y responsable se opondría a una conversión porque se sabe que la homosexualidad no requiere tratamiento, no es una enfermedad y no puede cambiarse. Más de 35 años de investigación científica lo demuestra que la homosexualidad en si misma no se asocia con trastornos mentales ni problemas emocionales o sociales. ¿Pero qué pasa con los millones de seguidores que toman la palabra del papa como directriz de vida?

A raíz de las declaraciones el vaticano decidió quitar la palabra psiquiatría del comunicado oficial, «para no alterar el pensamiento del papa» (aun cuando todos los medios lo tienen registrado). Según explica la portavoz del vaticano lo que el papa realmente quiso decir es que la homosexualidad es un tema psicológico y no una enfermedad psiquiátrica.

Esta explicación tampoco tiene mucho sentido. Decir que un niño necesita atención psicológica como psiquiátrica cuando presenta “tendencias” puede ser igual de prejuicioso. Otra cosa muy distinta hubiera sido que el papa dijera que los niños y sus padres necesitan atención psicológica para desarrollar mejores habilidades de crianza lidiar de prejuicios y acompañarlos en el proceso de revelación. Ese es otro argumento, pero esa explicación el vaticano tampoco lo hizo.

Fuente: Clarín

  • Artículos de opinión (Op-ed)

La desgracia de la esperanza

  • Álvaro Morales
  • 05/07/2018

Para el pensamiento helénico clásico la esperanza era un mal, el último en salir de la caja de Pandora. Los dioses, ofendidos por los continuos signos de rebeldía del hombre, enviaron a una mujer con una caja. Esta mujer no era cualquiera, los dioses le habían dado la totalidad de las cualidades (Pan=todos; Dora=dones).Dentro de la caja estaban todos los males y calamidades que azotarían al ser humano; y al ser abierta desató el inicio de la desgracia histórica del hombre, que vislumbra a sus deidades pero nunca puede alcanzarlas. Esta perspectiva de la esperanza como algo negativo y nocivo poco tiene que ver con las versiones edulcoradas modernas, donde la esperanza es verde (como el dinero) y donde el mensaje se ha transformado para tomar otro significado. «No dejes que te quiten la esperanza. Cuando todo lo demás se haya ido, aún quedará la esperanza».

Esta idea, en nuestros tiempos utilizada hasta el hartazgo por las casas de préstamos económicos — que también se identifican con el color verde o el verde amarillento o el amarillo, pero siempre dentro de esa gama — resulta un tanto ficticia, solida tan sólo para un criterio ingenuo e infantil. La esperanza ha pasado a ser un bien deseado. «Hay que tener esperanza»; «Esperemos…». Se ha convertido en algo que puede confortarnos cuando la realidad nos castiga. Sin embargo, los antiguos griegos, que por lo menos son los autores del mito o aquellos que elaboraron un registro que llega hasta nosotros, no pensaban así. No consideraban la esperanza como algo benigno, como un comodín para cuando la repartida nos tira cartas feas; todo lo contrario, la agrupaban junto al resto de los males. ¿Por qué?

«No dejes que te quiten la esperanza. Cuando todo lo demás se haya ido, aún quedará la esperanza».

Según Hesíodo (Los trabajos y los días) Zeus ordenó a Hefestos fabricar a la primera mujer, “digna de amar”. Cada uno de los dioses le dio un talento. Y le dieron también una extraña tinaja (la caja) en la cual colocaron todos los males, todas las desgracias, y todos los sufrimientos que azotarán a la humanidad. Luego fue enviada a Epimeteo, el hermano de Prometeo, el benefactor de los hombres, que había recibido advertencias de este de no aceptar regalos de los dioses. Epimeteo hizo de Pandora su mujer pero mantuvo la caja cerrada siguiendo el consejo de su hermano. Pero la curiosidad de Pandora pudo más, y abrió la caja de la que escaparon los males. Se apresuró a cerrarla pero sólo quedaba dentro la esperanza (Eris). Esta historia, tan arquetípica que nos recuerda a otras de otras culturas, aborda tantos temas críticos para el ser humano que puede ser interpretada de múltiples formas. Pero para los griegos la esperanza no era un regalo, más bien era otra desgracia, ya que esperar es estar siempre en falta de algo, es carecer, es desear lo que no se tiene, es estar insatisfecho. Se espera por lo que no se tiene, y esto hace consciente la carencia. Como Adán y Eva bajo el árbol, que recién notaron que estaban desnudos después de comer el fruto prohibido, con la esperanza el hombre advierte todo aquello que le hace falta para estar completo.

Schopenhauer (2005) sostenía que el ser humano está conectado con el infinito, con la mecánica universal del cosmos. Pero que por su constitución sólo puede presentir el todo a través de un inagotable sentimiento de in-completitud. El hombre se conecta con el todo a través de su sentimiento de insatisfacción, la persistente carencia de cualquier cosa. De modo que los hombres, a pesar de lo que podamos pensar al respecto, siempre manejaremos la esperanza como una parte de la solución a nuestra insatisfacción. Siempre que deseemos algo y que nos convenzamos que conseguirlo nos dará aunque sea una satisfacción momentánea pero valiosa, allí estará la esperanza para desactivar cualquier posibilidad de acción. Nuestra forma de percibir el tiempo, que nos lleva invariablemente hacia adelante, y la insatisfacción constante y persistente que nos caracteriza y que nos conecta con el todo, nos hace presas fáciles de entrar en un estado anímico donde la esperanza parece lo último, una solitaria roca en un mar embravecido. La esperanza parece útil cuando nos sentimos insatisfechos, o sea todo el tiempo.

Pero para los griegos la esperanza no era un regalo, más bien era otra desgracia, ya que esperar es estar siempre en falta de algo, es carecer, es desear lo que no se tiene, es estar insatisfecho.

Pero si la esperanza estaba en una tinaja junto con todos los males parece también un mal, pero no cualquiera. Si estaba de último en la tinaja, es lícito pensar que fue puesta primero. Fue lo primero que Zeus guardó en la tinaja que enviaría con Pandora. ¿Qué motivaba a Zeus? La venganza y el orgullo. Estaba decidido a vengarse del robo de las semillas de Helios (el fuego) por parte de Prometeo. También quería dar un castigo ejemplar a esa criatura que intentaba asemejársele, de una forma tan memorable que nunca jamás intentara de nuevo alcanzar las altas esferas del Olimpo. Así, la esperanza no es un mal cualquiera, es lo primero que se le ocurrió a Zeus cuando elegía los males con los que vengarse de la humanidad.

Acción y salud

¿Qué otra opción tenemos que no sea esperar que algo nos llegue? Salir a buscarlo. Si la esperanza es una roca solitaria en un mar embravecido, siempre queda la opción de nadar. Si no deseo esperar que el bien gire al mismo tiempo que yo en la misma esquina, ¿qué me queda? Buscar el bien, propiciarlo, producirlo. Cada vez que decido esperar a que algo me llegue, pierdo la posibilidad de salir a buscarlo, y algo mucho peor: abandono toda pretensión de ser yo quien genere ese bien. Es posible que para los griegos el que espera sea víctima de una maldición. Porque su espera no significa de por sí que no va a conseguir nada, pero sí que no depende de él mismo y que sus posibilidades tienen más que ver con el azar que con otra cosa. Del mito de Pandora y su caja puede desprenderse que quedarse a esperar que algo ocurra, con nada más que fe y sin intención alguna de modificar las condiciones o el ambiente, es una maldición. Los hombres que esperan no hacen, y no hacer es sinónimo de muerte. Ya decía Séneca (1943): “Nuestra naturaleza está en la acción. El reposo presagia la muerte”. Los dioses, amenazados por las pretensiones del hombre del alcanzar el Olimpo le enviaron un mal para que aquellos que antes construían escaleras ahora esperen a que algo baje de los peldaños desgastados, para que los planes de alcanzar los cielos se degradaran hasta ser apenas un sueño repetitivo.

La esperanza no es un mal cualquiera, es lo primero que se le ocurrió a Zeus cuando elegía los males con los que vengarse de la humanidad.

El que dice “Tengo esperanza en que las cosas mejoren” de seguro que no hará nada para que las cosas mejoren. Es una proclama que denota nuestra incapacidad, nuestro fracaso. No sabemos cómo hacer que las cosas mejoren, entonces esperamos.

Sabemos que la actividad implica salud mental. El estancamiento, tanto del cuerpo como de la mente implica degradación, enfermedad y muerte. Sobran los ejemplos a este respecto, como podría ser en la prevención del Alzheimer. A dos ancianos con Alzheimer que fallecen se les hacen sus respectivas autopsias. Uno de ellos padeció la enfermedad, al punto de que lo degradó en los últimos años y hasta generó determinadas rupturas o dificultades en los vínculos familiares. El otro nunca tuvo ningún síntoma, y recién se descubre que tenía la enfermedad durante la autopsia. En apariencia ambos cerebros están muy afectados por la enfermedad, incluso el daño es similar, pero ¿por qué uno sólo de ellos mostraba síntomas que afectaban negativamente su vida diaria? La diferencia entre ambos hombres es la calidad de vida. Uno de ellos era mucho más activo que el otro, tenía una muy buena base intelectual, se había instruido en forma constante, fortalecido las sinapsis neuronales. Se había mantenido activo hasta los últimos momentos. El otro no, había tenido una vida más bien sedentaria y no había avanzado en aspectos intelectuales. ¿Se anima el lector a arriesgar cuál de los dos es el que presentaba síntomas de la enfermedad y cuál no? La actividad física fortalece nuestro cuerpo y ayuda a prevenir enfermedades y a retrasar los efectos inevitables del envejecimiento. Lo mismo ocurre con la actividad mental. Mantener la mente activa es el mejor remedio para prevenir el Alzheimer, pero no sólo esto, sino también todo tipo de enfermedades. La actividad, en cualquier sentido, es sinónimo de salud.

El que dice “Tengo esperanza en que las cosas mejoren” de seguro que no hará nada para que las cosas mejoren

Saber y creer

Creemos en aquello que no sabemos. Y por lo tanto la esperanza atenta en contra de la razón. Digamos que podemos trabajar muy duro y construir algo, pero también podemos sentarnos, dejar de trabajar, y esperar que alguien más termine la tarea o que una fuerza sobrehumana intervenga. Yo no espero que llueva si ya caen las primeras gotas y cuento con un pronóstico meteorológicoa favor. No espero cosas que se cómo y cuándo van a ocurrir. Espero por aquello que la razón me indica difícil, complicado. Espero por lo que creo que sólo con fe puedo conseguir. O sea, por aquello que no me imagino cómo conseguir de otra manera. Así, la esperanza atenta contra la razón, en el sentido de que cundo la razón me indica que es muy probable que algo que yo quiero no ocurra, me queda la esperanza como recurso; a donde siempre seré bienvenido, y adonde siempre me recibirán con los brazos abiertos si ando con ganas de llorar mis penas.

A Karl Jung le preguntaron si creía en Dios. Respondió “No necesito creer en Dios; Lo conozco”. (Bennet, 1966).Lo cual podría simplificarse en “yo no creo; sé”. Se refería a la idea de que todos los seres humanos somos religiosos, más allá de nuestras prácticas y discursos. Todos nos preguntamos por la vida después de la muerte, por nuestra trascendencia, por nuestra alma. Son preguntas y cuestionamientos universales. Otro razonamiento que se desprende de la respuesta (nada ingenua) de Jung es que hay una gran diferencia entre creer y saber. Yo no creo tener dos manos, o que respiro aire, o que el agua de mar tiene un sabor salado y la de un arroyo dulce, etc., lo sé. Son cosas en las que no creo porque las sé. Ahora…, no sé qué hay después de la muerte, no sé si existe algo que pueda llamar alma, y otro largo etcétera. Estas son cuestiones en las que desarrollo determinada creencia. No son cosas que sepa. Y por lo tanto, para llenar ese vacío de conocimiento, utilizo la creencia, que me permite llenar el vacío con algo que de alguna forma me define, algo imposible de comprobar pero estadísticamente probable.

A lo largo de la historia la esperanza ha sido utilizada como un mecanismo de control social

Si mantenemos el razonamiento de que la esperanza nos aleja de la razón, en la medida de que sólo recurro a la esperanza cuando la razón me niega todo otro camino, y que con la creencia ocurre algo similar en el mismo sentido, podríamos equiparar esperanza y creencia. Yo no espero (ni creo en) lo que sé que va a ocurrir. Espero (y creo en) aquello que la razón me indica como incomprobable o improbable. Pero el proceso también puede darse en sentido inverso. Es decir que ante una tarea de difícil consecución prefiero recurrir a la esperanza, y aguardar que la tarea se resuelva por sí sola o por la intervención de algo más. Pero esto anula la tarea. Nada se ha construido en el mundo con esperanza. Ninguna tarea difícil se ha resuelto por la esperanza. Creer y esperar reflejan aspectos pasivos de nuestra personalidad. Saber y hacer reflejan aspectos activos.

A lo largo de la historia la esperanza ha sido utilizada como un mecanismo de control social. En una sociedad donde la gran mayoría espera llena de fe que algo muy improbable desde la razón de todos modos ocurra es muy fácil que gobiernen los que no esperan nada, los que hacen. Las tendencias culturales son manejadas por uno pocos gracias a esto. Nos dirigen, nos gobiernan, quienes nunca esperan nada, pero hacen lo que desean. A ellos les conviene una masa esperanzada, estancada en la fe ciega, en la creencia, porque esa masa está adormecida, sueña sin parar pero nunca despierta.

Sir Francis Bacon dijo: “La esperanza es un buen desayuno pero una mala cena”. Al empezar el día la esperanza parece algo positivo; al termina el día es algo negativo. Es bueno levantarnos con la esperanza de que las cosas van a ir mejor, pero es un plato duro cuando al regresar a casa de noche descubrimos que nada se ha hecho por sí sólo, que la mayor parte de eso que esperábamos no se ha realizado, y que sólo lo ha hecho aquello que dependía de nosotros mismos y de nuestras acciones (o sea aquello en lo que no esperamos). Nietzsche coincide con este pensamiento: “La esperanza es el peor de los males, pues prolonga el tormento del hombre”

Conclusiones

Podríamos creer que los griegos antiguos se equivocaron, y que pusieron la esperanza (algo útil y benigno) en la misma caja que los males del mundo. Desde nuestra perspectiva no hay error alguno. El mito refleja la sabiduría proverbial de una inteligencia que ha sido desde entonces utilizada como ejemplo. Para terminar de convencerse bastaría con ir a la fuente. Hesiodo (2013) hace hablar a Zeus: “Más sagaz que ninguno, te alegras de haber hurtado el fuego y engañado a mi espíritu; pero eso constituirá una gran desdicha para ti, así como para los hombres futuros. A causa de ese fuego, les enviaré un mal del que quedarán encantados, y abrazarán su propio azote”.La esperanza, en esa caja, fue el último de los males en salir, pero no el menos poderoso. Si nos dejamos seducir por su encanto, nos sumiremos en el colmo de la pasividad, en el que no sólo no hacemos nada, sino que esperamos a que alguien más lo haga por nosotros y nos lo imponga.

«La verdadera felicidad es disfrutar del presente sin dependencia ansiosa del futuro (..)»

Yo no quiero tener esperanza de que todo vaya a ir bien, de que voy a conseguir un mejor trabajo, de que siempre voy a ser amado, de que la suerte va a estar de mi lado. Lo que quiero es entender cuáles son los pasos que debo ejecutar para que esto sea así. Quiero poder entender qué es lo que debo hacer para que esto ocurra.

Una vez más, recordemos a Seneca (1943):“La verdadera felicidad es disfrutar del presente sin dependencia ansiosa del futuro, no divertimos con esperanzas o miedos, sino descansar tranquilos, como el que no desea nada. Las mayores bendiciones de la humanidad están dentro de nosotros y se encuentran a nuestro alcance. Un hombre sabio está contento con su suerte, sea cual sea, sin desear lo que no tiene”.

¿Es bueno tener esperanza? Depende. Si forma parte de un modo de hacer las cosas, como parte de un ritual que impone la costumbre, puede ser buena. Si es un sustituto resignado de un esquema reducido de relacionamiento con lo real, que anula la acción, es malo.

Muchas veces los problemas de las personas están relacionados con una reducida visión del mundo y de la realidad, tan reducida que carece de soluciones y de herramientas. No es que las personas no tengan “salida”, opciones de las que elegir, es que su forma de relacionarse con el mundo limita la posibilidad de opciones (Grinder, 1998).

Tal vez en este sentido la esperanza pueda ser algo bueno, o neutro. Tal vez, inclusive, este sea el modo en el que todos manejamos la esperanza. Sólo la utilizamos cuando ya agotamos las posibilidades de la razón. El tema es que no todos vemos ni tenemos las mismas posibilidades. Pero este puede ser un buen sentido de la esperanza, como alarma. Cada vez que me sienta esperanzado debo entender que he dejado de exprimir la información que decodificodel mundo, y que ya no estoy buscando ni encontrando soluciones realistas. Este siempre es un buen momento para expandir el horizonte de nuestras opciones y buscar un poco más allá en el nebuloso limbo de aquelloa lo que denominamos realidad.

Referencias bibliográficas:

Bennet, E. A. (1966). Lo que verdaderamente dijo Jung. México: Aguilar.

Grinder, J. Bandler, R. (1998). La estructura de la magia. Editorial Cuatro Vientos.

Hesiodo (2013). Teagonía. Trabajos y días. Escudo. Certamen. Alianza Editorial.

Seneca (1943). Sobre la felicidad. Madrid: Revista de Occidente.

Schopenhauer, A. (2005). El mundo como voluntad y representación. Editorial Akal.

  • Artículos de opinión (Op-ed)

El pensamiento sistémico aplicado en la psicología

  • Álvaro Zambrano
  • 06/06/2018

La psicología es el “estudio de los procesos y fenómenos mentales o psicológicos, especialmente en relación con la conducta humana y animal” (Saz, 2006, p. 217). Esta definición generalizada abarca la esencia de las escuelas psicológicas: describir, evaluar, modificar y predecir la conducta. A causa de la variedad teórica disímil, se disputa entre una práctica social o una disciplina desde la individualidad. Además, la dicotomía entre los métodos de investigación cuantitativa y cualitativa enciende la polémica sobre su estatus científico. Para comprender mejor el problema, propongo un análisis desde el pensamiento sistémico, dilucidando que debe integrar teorías y metodologías.

Pensemos a la psicología como un sistema compuesto de elementos. Estos elementos o subsistemas son los paradigmas (psicoanálisis, conductismo, humanismo, sistémico, etc.). Cada escuela o modelo posee teorías propias y métodos de intervención. La contrariedad radica en la falta de cohesión por parte de los postulados, ya que el sistema psicología cuestiona su identidad entre dos metasistemas: ciencias naturales y ciencias sociales. Además, se interrelaciona con otros sistemas que contribuyen en su construcción y viceversa, pero no la definen conforme una mezcla de saberes. Por un lado, están las disciplinas dentro de las ciencias naturales: biología, fisiología, genética y etología; y por el otro, las ciencias sociales: sociología, historia y antropología.

El pensamiento sistémico interpreta los fenómenos como un todo conformado por partes (sistema) para tomar decisiones pertinentes

Con este texto pretendo explicar que la psicología se construye por medio de la interdisciplinariedad y los paradigmas psicológicos. Entonces, el pensamiento sistémico propicia la integración de los conocimientos en su construcción como ciencia conductual. También, evita escoger un solo objeto de estudio sin discriminar otros posibles o relevantes (reduccionismo ontológico); es decir: considerar los fenómenos sociales desde la psicología, prescindiendo de la sociología, o analizar un trastorno mental desde lo subjetivo y excluir el núcleo familiar (Cosacov, 2010).

Pensar en sistemas

Básicamente, el pensamiento sistémico interpreta los fenómenos como un todo conformado por partes (sistema) para tomar decisiones pertinentes. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS): «con el aumento de la complejidad (…) se elaboró el pensamiento sistémico con objeto de comprender y apreciar las relaciones dentro de un sistema dado, así como respecto del diseño y la evaluación de las intervenciones a nivel del sistema» (OMS, 2009, p. 41).

En la psicología subsiste el pensamiento sistémico –es parte de su naturaleza. Se centra en el estudio de las relaciones intersubjetivas, en la influencia del psicólogo en las dinámicas y no prescinde de los contextos porque desarrolla su quehacer en diversos ámbitos de aplicación (educación, salud, industria, deporte, jurídico…). Aunque no siempre fue así; el pensamiento reduccionista prevaleció por años. Pretendía explicar los fenómenos psicológicos desde el materialismo, pero su imposibilidad para revelar la complejidad de un sistema lo hace obsoleto.

El reduccionismo inoperante

Al principio, la psicología tenía un corte funcionalista y estructural basado en los experimentos fisiológicos sobre los procesos psicológicos elementales (memoria, atención, percepción, sensación, etc.). La consideraron carente de objetividad porque estudiaba un concepto abstracto e intangible como la mente. Tampoco convenció en que dichos procesos psicológicos se generen en el sistema nervioso. Tiempo después, el conductismo le otorgó el estatus de ciencia al implementar el método científico en el análisis del comportamiento. Para él, todo lo que no es observable y medible carece de fundamento; por ende, se le criticó de reduccionista a causa de su fuerte postura materialista. En este caso, Vigotsky (citado por Luria, 1973) planteaba una solución para comprender los fenómenos psíquicos sin reduccionismos: “la psicología como ciencia debe (…) construirse en los límites entre las ciencias naturales y sociales” (p. 266).

Estos derroteros tan duales subsisten todavía. Según Carlos Cornejo (2007) persiste un debate entre dos culturas dentro de la psicología: la cientificista y la comprensiva. La primera adquiere el rigor técnico de la estadística; en cambio, la segunda interpreta al hombre por medio del lenguaje y su semiótica. El pensamiento sistémico ayuda a que reconozca la dicotomía entre el método cuantitativo y cualitativo para romper con el régimen positivista y aceptarse en su pluralidad (Kaulino, 2007).

“La psicología como ciencia debe (…) construirse en los límites entre las ciencias naturales y sociales”

Las Interacciones relevantes

La psicología es considerada una ciencia social; por ende, el estudio de las interacciones humanas resulta relevante. Su objeto de análisis es el colectivo y el individuo en su desarrollo personal y social. Explora los fenómenos que surgen de las redes conformadas -más allá de analizar sujetos. Estudia los elementos centrada en las dinámicas; en cambio, prescinde de comprensiones causales (como en las ciencias exactas). Es decir, no busca establecer leyes sobre la conducta porque, a diferencia de la física o de la química, el comportamiento humano siempre varía (Gergen, 2007).

Así pues, psicodinámicos, sistémicos, humanistas, cognitivo-conductuales… Se basan en teorías —a su manera— para describir vínculos entre sujetos; cambia el lenguaje, mas no el fenómeno. Verbigracia: para el psicoanálisis, la transferencia y contratransferencia es la reciprocidad afectiva entre el analista y el paciente; en la terapia se afectan las percepciones del uno al otro. De manera similar, la psicología sistémica plantea que la intervención de un observador influye en el comportamiento del observado y viceversa, a esto lo denomina cibernética de segundo orden. Como vemos, no importan los términos implementados para explicar las interacciones siempre y cuando sean necesarias en la comprensión de acontecimientos humanos.

La psicología como sistema complejo

Edgar Morin (1999) analiza la complejidad como un “entretejido” recíproco de elementos individuales y grupales. La psicología es compleja porque requiere de las interacciones entre los saberes psicológicos y disciplinares (ciencias naturales y sociales). Estos saberes la constituyen como sistema así haya discrepancias teóricas. Asimismo, en su complejidad posee la dificultad de predecir y que la predigan; no obstante, cuando no puede anticiparse a los hechos recurre a la adaptación –la clave está en la retroalimentación.

La psicología es compleja porque requiere de las interacciones entre los saberes psicológicos y disciplinares (ciencias naturales y sociales)

Los paradigmas deben responder con eficacia las demandas del medio; de lo contrario, terminan obsoletos. Si no corroboran la técnica y se reafirman como modelos, los métodos resultan inadecuados y la complejidad del contexto los desintegra. Es decir: algunas escuelas psicológicas tiene una retroalimentación negativa tan alta que su auto-organización inhibe los cambios para afrontar las demandas. En cambio, otras han sobrevivido gracias a que promueven cambios (retroalimentación positiva) y desarrollan intervenciones adecuadas.

Conclusión

Vimos que la psicología (sistema) está conformada por paradigmas (subsistemas) e interactúa con otras disciplinas del saber (biología, sociología, matemáticas, química, antropología y un largo etcétera). Por consiguiente, rompe con el reduccionismo al integrar el positivismo lógico y la hermenéutica en el estudio de los fenómenos humanos. Esto genera un conocimiento propiamente psicológico; además, ser parte de las ciencias naturales y sociales le permite intervenir en cualquier contexto. La psicología: un sistema complejo que requiere de la diversidad, inclusive de teorías y métodos heterogéneos.

El pensamiento sistémico es una postura que entiende al objeto de estudio en términos de sistema. Pensar de esta manera agota las posibilidades en la génesis de un fenómeno; por ende, las interacciones son relevantes. Debemos entender que no solo es aplicar la Teoría General de Sistemas o la cibernética o el socioconstruccionismo, en fin, se trata de una actitud en contra de una sola epistemología. ¡Ojalá más psicólogos dejen la exclusividad por un método y aprovechen la variedad!

A la psicología le queda una gran tarea: transformarse con el tiempo. Debe mutar junto con la sociedad para entenderla. Requiere de un cambio morfogenético (retroalimentación positiva) que logre la homogénesis (retroalimentación negativa); o sea, permitir que información nueva (emergencia) cambie al sistema y se estabilice (estructura). El fin último no es desintegrarse con las amenazas del medio externo (fragilidad), tampoco resistir y permanecer inalterable (robustez), lo ideal sería beneficiarse de las perturbaciones para ser fuerte (antifragilidad). En resumidas cuentas, el pensamiento sistémico es una herramienta que da versatilidad a la psicología.

El Artículo representa la opinión de su autor y no necesariamente la del resto del equipo de Psyciencia.com

Referencias

Cornejo, C. (2007). Más allá de las dos culturas de la psicología. En X. Zabala.

(Ed.), epistemología y psicología: preguntas cruzadas (pp. 35-42). Santiago de Chile, Chile: Ediciones UCSH.

Cosacov, E. (2010). Introducción a la psicología. Córdoba, Argentina: Editorial

Brujas.

Gergen, K. (2007). Construccionismo social: aportes para el debate y la práctica.

Bogotá, Colombia: Ediciones Uniandes.

Kaulino, A. (2007). El estatuto ético de la historia: una contribución a la

historiografía crítica de la psicología chilena. En X. Zabala. (Ed.), epistemología y psicología: preguntas cruzadas (pp. 35-42). Santiago de Chile, Chile: Ediciones UCSH.

Luria, A. R. (1973). La psicología en el sistema de las ciencias naturales y

sociales. Revista Latinoamericana de Psicología, 5(3), 263-271.

Recuperado de http://www.redalyc.org/pdf/805/80550303.pdf

Morin, E. (1999). Los siete saberes necesarios para la educación del futuro. Paris,

Francia: UNESCO.

Saz, M. A. (2006). Diccionario de psicología. Bogotá D.C., Colombia:

Panamericana Editorial Ltda.

OMS. (2009). Aplicación del pensamiento sistémico al fortalecimiento de los

servicios de Salud. Recuperado de: http://apps.who.int/iris/bitstream/10665/44222/1/9789243563893_spa.pdf

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