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Salud Mental y Tratamientos

1162 Publicaciones

Incluye trastornos, psicopatología y terapias.

  • Salud Mental y Tratamientos

Las fobias más y menos comunes

  • Psicoadapta
  • 15/04/2015

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Una fobia consiste en un miedo intenso y persistente a un objeto o situación. Este miedo puede activarse ante el objeto o situación, presente o no, ya que en  muchos casos el sujeto lo que hace es anticiparse al mismo. El miedo en ocasiones se refiere incluso a llegar a perder el control al exponerse ante lo temido.

(Artículo relacionado: Definición de la semana: Fobia especifica)

Cuando una persona presenta fobia, intenta insistentemente evitar aquello que le genera el temor ya que podría llegar a experimentar pánico, miedo, taquicardia, sudoración, pérdida de control, sensación de ahogo o falta de aire, entre otros.

A continuación exponemos algunas de las fobias más y menos comunes

Fobias más comunes

  • Agorafobia: miedo a los lugares públicos, abiertos o a espacios donde es difícil escapar o donde se considere que no vamos a obtener ayuda.
  • Aerofobia: temor a volar en avión que frecuentemente genera una sensación de malestar tal, que termina obligando a la persona a no coger el avión.
  • Claustrofobia: miedo a espacios cerrados o confinados, en especial si este lugar es pequeño o tiene luz tenue.
  • Glosofobia: temor a hablar en público que puede cursar también con una fobia social o no.
  • Hematofobia: midco a la sangre o cualquier aspecto relacionado con ella como pudieran ser las jeringuillas, cortes, heridas, hospitales, etc.
  • Homofobia: temor, rechazo, prejuicio o desagrado hacia los homosexuales.
  • Xenofobia: temor, odio o desagrado hacia los extranjeros.
  • Misofogia o germofobia: miedo a los gérmenes, a la contaminación o a la suciedad que suele ir acompañado de un continuo y compulsivo lavado de manos.
  • Sociofobia: temor intenso y persistente a ser juzgado negativamente en situaciones sociales. Es una fobia muy común que aparece en la etapa adolescente y se mantiene en edades adultas.

Fobias poco habituales

  • Fagofobia: miedo injustificado a comer y a tragar, ya que los médicos no encuentran nada anormal para poder justificar este temor.
  • Pedofobia: miedo o aversión a los niños o a los bebés, a cuidarlos o estar cerca de ellos entre otros aspectos.
  • Bromidrosifobia: temor injustificado al mal olor corporal, tanto propio como ajeno.
  • Genofobia: temor irracional y repulsión al sexo, a las relaciones sexuales o cualquier aspecto relacionado con ello.
  • Batofobia: temor a las profundidades, a los precipicios o profundidades.
  • Filofobia: temor a enamorarse o a las relaciones y compromisos, en ocasiones “justificada” por relaciones pasadas dolorosas, divorcios o una niñez carente de apego.
  • Tetrafobia, octofobia, triskaidekafobia: temor al número 4, temor al número 8 y temor al número 13.
  • Necrofobia: temor a los cadáveres, a la muerte o las cosas muertas.

Tratamiento psicológico de las fobias

Tras una evaluación exhaustiva se elabora un plan de tratamiento individualizado, donde el principal objetivo se centra en la reducción de la ansiedad del paciente. Para ello es necesario que el paciente comprenda qué relación existe entre sus pensamientos, emociones y conductas ya que se llevará a cabo un entrenamiento específico  para que la persona sea capaz de manejar los pensamientos negativos existentes ante el estímulo fóbico. De esta manera, podrá modificarlos por otros más adaptativos que generarán una menor intensidad emocional y conductas más aptas para el enfrentamiento de lo temido.


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(Artículo recomendado: Terapia de Exposición para las Fobias)

Además se entrenará a la persona en técnicas de relajación y/o respiración para así conseguir a través de una exposición gradual, progresiva y controlada la exposición al estímulo fóbico.

Artículo previamente publicado en Psicoadapta y fue modificado para su publicación. Psicoadapta es un centro especializado en terapia cognitivo conductal y EMDR para adultos y niños en Madrid, España 

Imagen: Flickr

  • Salud Mental y Tratamientos

TV: ¿Ayuda o no al desarrollo del lenguaje en niños pequeños?

  • Alejandra Alonso
  • 13/04/2015

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Hoy en día, la televisión no solo es parte de casi cualquier hogar a nivel mundial, sino que también la vemos en escuelas, universidades, restaurantes, etc. Por tal razón, la misma ha sido objeto de algunos estudios, ya que obviamente alguien se preguntó en algún momento si este aparato tan común que utilizan niños, adolescentes y adultos, es bueno o no, qué tipo de programas benefician, hasta qué punto, considerando que la niñez es un tiempo de rápido aprendizaje y desarrollo, cuál es el impacto en ellos. Sin embargo, las conclusiones de las investigaciones sobre los beneficios y consecuencias específicos de la TV en los niños han sido inconclusas. Una posibilidad es que los programas educacionales podrían ser una manera más conveniente y moderna de mejorar el aprendizaje de los niños. Varias compañías han empezado a ofrecer videos a familias con niños pequeños, publicitando su producto como enfocado al aprendizaje. Se encontró que la televisión tenía un impacto negativo en el desarrollo del lenguaje de los niños Sin embargo, existe otra posibilidad: el tiempo dedicado a la televisión puede ser tiempo perdido en cuanto a oportunidades importantes para aprender y desarrollarse. Mirar la televisión ¿podría realmente estar dañando el desarrollo de los niños? Un nuevo estudio sugiere que tal vez sí. En la investigación participaron 1778 niños coreanos, los cuales fueron evaluados con respecto al desarrollo de su lenguaje y el tiempo que pasaban mirando televisión. Los científicos también abordaron otros factores que podrían influir, tales como el cuidador principal, el nivel de ingresos de la casa y el tamaño de la ciudad en la que viven. A su vez, se recolectó información sobre los padres: nivel educativo, empleo, satisfacción marital y patrones de comunicación con su hijo/a. Se encontró que la televisión tenía un impacto negativo en el desarrollo del lenguaje de los niños. Más específicamente, la cantidad de tiempo que los niños pasaban mirando televisión estaba directamente vinculada al desarrollo del lenguaje: los niños que miraban más televisión presentaban un desarrollo del lenguaje reducido. Los niños que pasaban más de 2 horas diarias mirando TV, eran de 2.7 a 3 veces más propensos a´presentar un retraso en el lenguaje En promedio, los niños del estudio pasaban 1.21 horas por día mirando televisión. Sin embargo, los niños que pasaban más de 2 horas diarias mirando TV, eran de 2.7 a 3 veces más propensos a presentar un retraso en el lenguaje que aquellos que la miraban por menos de 1 hora al día. Si bien estos resultados no pueden decirnos si es la televisión la que causa los retrasos en el lenguaje, no debemos ignorarlos a la hora de decidir cuánto tiempo pasarán nuestros pequeños frente al televisor. Los autores creen que los hallazgos son especialmente importantes ya que se trata de niños pequeños que están en desarrollo. Ellos sugieren a los padres que se provean también otras formas de desarrollar el lenguaje como por ejemplo la lectura de libros o juegos.Fuente: Psypost
  • Salud Mental y Tratamientos

Mejorando la eficacia de grupos: la plataforma PROSOCIAL

  • Fabián Maero
  • 09/04/2015

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Hace un tiempo me encontré con un anuncio que me llamó la atención (cosa que no es muy difícil cuando uno es un poco disper— miren, un pajarito!).

En concreto, lo que se anunciaba era que The Evolution Institute (EI) —una organización destinada a la diseminación e implementación de ciencia evolutiva— junto con la Associacion for Contextual Behavioral Science (ACBS) —una institución destinada a la diseminación e implementación de ciencia conductual— habían llevado a cabo un proyecto en conjunto, un “marco práctico para mejorar la eficacia de grupos”. Sonaba un poco a chino para mí, por lo cual me puse a investigar un poco. Permítanme que les cuente.

Los grupos y la tragedia de los comunes

Hay desarrollos en ciencia evolutiva que sugieren que la característica principal de los seres humanos, la que da origen al lenguaje y la cognición, el uso de herramientas y la cultura es la capacidad y la tendencia a la cooperación. Como habrán notado, la pertenencia a grupos es una parte importante de nuestras vidas —“grupos” entendido aquí como cualquier agrupación de personas con un fin común, puede tratarse de una familia, una comunidad, una nación, una banda de músicos, miembros de un equipo de trabajo; pueden ser dos personas, cincuenta o diez mil.

Ahora bien, no todos los grupos funcionan de manera eficaz. En particular, un problema que suele surgir en los grupos  es una versión de lo que Hardin (1968), ha denominado “la tragedia de los comunes”. Permítanme darles el ejemplo clásico de esto.

Imaginen una comunidad que comparte un área de pastoreo para sus vacas. El terreno sólo puede alimentar a un determinado número de vacas, pero cada granjero puede obtener un beneficio personal si agrega más vacas propias al terreno común. Ahora bien, si todos los granjeros hacen eso, entonces el bien común se arruina, y pierden todos.  Esta misma situación se puede repetir con variaciones en todo tipo de grupos, como podrán imaginarse (piensen en miembros de un comité que omiten su trabajo, equipos de trabajo en los cuales alguien obtiene ventajas económicas a expensas de los demás, músicos que faltan a los ensayos de una banda, etc.)


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No todos los grupos funcionan de manera eficaz

La solución postulada tradicionalmente es que se necesita una regulación superior o privatizar los bienes comunes para prevenir que esto suceda. Desde esta perspectiva, la única forma de prevenir la tragedia de los comunes es implementar un organismo de gobierno, externo al grupo, que regule el acceso a los bienes comunes, o bien que el bien común pertenezca a un tercero (privatización).

Ahora bien, Elinor Ostrom estudió los grupos o comunidades que administraban bienes comunes y propuso una solución diferente. Ostrom postuló que no era siempre necesaria una administración o control externo al grupo, ya que algunos grupos, cuando cumplían con algunas condiciones, podían administrar exitosamente los bienes comunes de manera sustentable (Cox, Arnold, & Villamayor, 2010). Postuló entonces en base a varias investigaciones una serie de principios, y este trabajo le valió un premio Nobel en economía en 2009 (fue la primera mujer en recibir el Nobel de economía, dicho sea de paso) (Baiardi, 2011).

Ahora bien, lo que hicieron los dos institutos mencionados fue reformular y adaptar esos principios de acuerdo a lo que mejor conocen: las teorías evolucionistas sobre la cooperación  y las teorías sobre la conducta humana (Wilson, Ostrom, & Cox, 2013). De esta cooperación surgió una serie de 8 principios centrales junto con una guía de aplicación, que puede utilizarse con a cualquier grupo con un fin común que tenga interés en mejorar su eficacia. Estos 8 principios centrales describen básicamente, cuál es la mejor manera de diseñar un grupo de forma tal que pueda lograr sus objetivos y mejorar la cooperación y el bienestar de sus miembros.

Ostrom postuló que no era siempre necesaria una administración o control externo al grupo

En la práctica la plataforma PROSOCIAL se aplica en dos o tres jornadas de trabajo con un grupo, guiadas por un par de coordinadores (aunque puede ser administrada por el propio grupo), con el fin aumentar la flexibilidad psicológica de sus miembros, evaluar la situación del grupo respecto a los principios centrales y resolver problemas para la aplicación de esos principios.

Además de la aplicación de principios de diseño de grupos, PROSOCIAL utiliza intervenciones de mindfulness y valores personales provenientes de Terapia de Aceptación y Compromiso para facilitar la discusión de los principios.

Dado que estaba curioso sobre las características distintivas de PROSOCIAL me puse en contacto con Paul Atkins, un colega y coordinador PROSOCIAL, y esto lo que dijo sobre la plataforma:

“Para mí hay dos grandes formas en las cuales (PROSOCIAL) difiere de otras formas de facilitación grupal que he utilizado en el pasado:

a) Muchos modelos parecen enfocarse O BIEN en la parte emotiva y simpática (de pertenecer a un grupo), o BIEN en la parte más dura, como la necesidad de monitorear y resolver conflictos. La evidencia sobre la conducta humana sobre la cual este modelo está construido muestra claramente que los humanos están respondiendo a sistemas, y que según el ambiente que creemos pueden suceder conductas positivas y gentiles o bien conductas individualistas y egoístas.

b) El uso de mindfulness y valores al inicio cambia completamente la dinámica de la conversación. Ya se que se esté usando la matrix, el modelo de punto de elección o alguna otra herramienta, la inclusión de Terapia de Aceptación y Compromiso profundiza todo de manera que incluso una conversación sobre monitoreo, por ejemplo, se convierte en “monitoreo al servicio de qué”.

Los principios centrales de PROSOCIAL

Los 8 principios tienen dos fines principales: coordinar y proteger al grupo. “Proteger al grupo” implica especialmente establecer algunos criterios de organización que reduzcan la probabilidad de que algunos miembros se aprovechen del grupo, y que influencias externas lo perjudiquen. Todos conocemos casos de grupos que se han desarmado o que han resultado ineficaces porque sólo colaboraban algunos de los miembros (piensen en los grupos para hacer un trabajo práctico en el colegio o la facultad, por ejemplo), o grupos en los cuales el esfuerzo de algunos miembros no les reportaba ningún beneficio o reconocimiento.

En cierto modo, la plataforma PROSOCIAL asume que si no se cumplen ciertas condiciones en el diseño de un grupo, las probabilidades de que un miembro se beneficie a expensas de los demás son altas, y esto lleva a una reducción de la cooperación y de los esfuerzos grupales (para poner un ejemplo práctico: ¿cuánta motivación sienten para pagar impuestos -lo que podríamos llamar una forma de participación en el grupo llamado “país”- cuando se enteran que un dirigente político está usando fondos públicos para fines propios?).

Los 8 principios tienen dos fines principales: coordinar y proteger al grupo

Algunos grupos adoptan buenas prácticas espontáneamente, o por una serie de ensayos y errores, o bien aprendiendo de otros grupos, y en esos casos la aplicación de los principios es automática o implícita. Pero en la mayoría de los casos, una revisión del grupo a la luz de estos principios puede mejorar en gran medida el funcionamiento de un grupo y el bienestar de sus miembros. Hay que mantener en mente que el cómo implementar los principios varía de grupo en grupo, los principios PROSOCIAL no son un recetario sino una guía.

Veamos a continuación un resumen de los principios centrales de PROSOCIAL. Si participan en un grupo cuyos miembros comparten una tarea o fin en común, quizá les interese considerar en qué medida están siendo aplicados los principios. Por supuesto, no todos los principios aplican en todos los casos, y en otros casos, se necesitan algunos principios adicionales; depende siempre de la características del grupo en cuestión (por eso se suele usar un coordinador para llevarlos a cabo).

Para dar un ejemplo práctico de la aplicación, supongamos que vamos a armar una banda de rock llamada Los Borbotones y veamos cómo se podrían aplicar cada uno de los principios en ese caso.

1. Identidad grupal y comprensión del propósito

El primer principio establece que es central que los miembros se perciban a sí mismos como parte de un grupo con un objetivo. Por un lado, esto involucra establecer claramente cuáles son los miembros y las fronteras o límites del grupo.

Por otro lado, clarificar y explicitar cuál es el propósito del grupo y generar actividades no directamente relacionadas con el objetivo del grupo (como juntarse a cenar una vez por semana), adoptar un nombre, emblema u otro tipo de símbolo que identifique a los miembros puede generar un fuerte sentido de pertenencia grupal. En este punto el modelo PROSOCIAL utiliza recursos de clarificación de valores provenientes de Terapia de Aceptación y Compromiso. Básicamente este principio responde a la pregunta “¿por qué estamos haciendo esto, al servicio de qué?”

Los Borbotones: este principio es de aplicación relativamente sencilla para nuestro grupo de rock. Además de lo musical, acordamos un nombre, una vestimenta y otros temas de estética, y en las primeras reuniones establecimos cuáles serían los miembros estables del grupo.

2. Distribución justa de los costos y beneficios

El segundo principio establece que el grupo debe establecer un mecanismo o acuerdo por el cual los beneficios percibidos por cada miembro sean proporcionales a la contribución que haya realizado al grupo. Cuanta más injusticia haya en el reparto de beneficios según costos, menos probable es que el grupo pueda funcionar fluida y cooperativamente.

Esto no necesariamente implica que todos los miembros deben recibir beneficios iguales, sino proporcionales al costo y esfuerzo que dedican. Es apropiado que, por ejemplo, los miembros que contribuyan más o que asuman mayores riesgos o responsabilidades perciban un beneficio proporcional.

La implementación de este principio puede variar para ajustarse a las características del grupo. Por ejemplo, algunas tareas pueden ser realizadas de manera rotativa por los miembros de manera que sean un esfuerzo compartido; o bien las finanzas del grupo pueden ser administradas por dos personas en lugar de una de manera de garantizar transparencia en el manejo.

Tampoco esto implica que “beneficios” se refiera exclusivamente a recompensas económicas o materiales. En ocasiones puede significar, por ejemplo, obtener reconocimiento social por las contribuciones.

Los Borbotones: aplicamos este principio en nuestro grupo estableciendo, entre otras cosas, que el compositor y arreglador de las canciones (es el tecladista, porque al resto no se nos cae una idea ni aunque nos pongan patas para arriba), perciba un porcentaje mayor de las ganancias por show o de las regalías. Además, quien proporciona el vehículo para llevar los instrumentos (el baterista en nuestro caso), recibe una compensación por el combustible y mantenimiento del vehículo si es necesario.

3. Proceso inclusivo y justo de toma de decisiones

Este principio enuncia que es central que el proceso de toma de decisiones en el grupo sea inclusivo. Si bien la manera ideal de lograr esto es que todas las decisiones se tomen por consenso, esto no es siempre posible.

En ciertas situaciones, un grupo puede delegar decisiones simples en un miembro confiable del grupo y que otros miembros revisen ese proceso, mientras que las decisiones más complejas sean tomadas por el grupo en conjunto.

Los Borbotones: decidimos grupalmente cuando se trata de temas importantes, como por ejemplo, con qué discográfica firmar para hacernos ricos, y las decisiones más pequeñas, como por ejemplo, armar la lista de canciones que vamos a tocar en un show, son tomadas por el tecladista y el bajista (mayormente para darle algo que hacer).

4. Monitoreo de conductas pactadas

Un dato interesante: un chequeo de rutina, que incluye revisar en voz alta items como “estamos operando al paciente correcto” y “estamos realizando una apendicectomía”(en lugar de, digamos, una lobotomía), reduce las muertes en quirófano a la mitad (y las complicaciones quirúrgicas en un 30%), según un informe de la OMS.

Establecer un procedimiento de monitoreo para los comportamientos relevantes para el grupo sirve a dos propósitos: coordinación de los esfuerzos (el checklist prequirúgico tiene principalmente esa función), y protección del grupo. Cuando no se protege al grupo por medio del monitoreo pueden pasar dos cosas: que algunos miembros se aprovechen injustamente de los recursos comunes, y que los miembros más cooperativos reduzcan su participación porque saben que pueden verse explotados.

Los Borbotones: armamos un calendario de ensayos y de fechas para tocar que está accesible para todos, y antes de tocar revisamos la lista de canciones grupalmente para asegurarnos de que vamos a tocar todos lo mismo, cosa que no siempre pasaba.

5. Sanciones graduales para conductas indeseadas

Este principio establece que debe existir un sistema de sanciones graduales para las conductas nocivas para el grupo.

Hace algunos participaba en reuniones de supervisión de terapeutas, en las cuales si un miembro llegaba con algunos minutos de retraso de la hora de inicio tenía que someterse a un análisis conductual de su tardanza (si no están familiarizados, es un proceso algo tedioso de análisis de causas y soluciones). Si las tardanzas eran excesivas y reiteradas, ese miembro recibía una reprimenda, y en caso de tardanzas repetidas y excesivas, era posible que fuera expulsado. A eso se refiere el principio de “sanciones graduales”.

Algunos grupos no tienen sanciones graduales: tan solo toleran conductas nocivas hasta que se expulsa al miembro responsable o bien se disuelve el grupo. Otros grupos tienen sanciones graduales pero no las aplican, o bien las aplican sólo a algunas miembros. Acordar grupalmente cuáles son las conductas nocivas para el grupo y qué consecuencias tendrá es una buena idea; de esa forma todos los miembros pueden saber y acordar qué acciones son indeseables para el grupo y se reducen las chances de que una sanción sea percibida como injusta.

Debe existir un sistema de sanciones graduales para las conductas nocivas para el grupo

Los Borbotones: acordamos que quien llegue tarde a los ensayos tiene que acomodar la sala cuando nos vayamos. Quien llega tarde dos veces seguidas, tiene que traer comida para todos la próxima vez. Con ese sistema, el guitarrista nos estuvo alimentando durante un mes.

6. Resolución rápida y justa de conflictos

Generalmente cuando armamos un grupo no consideramos la posibilidad de conflictos y de cómo resolverlos. Los roces aparecen después de un tiempo, y con frecuencia hay que resolver conflictos sobre la marcha, en el calor del momento. Por esto, el principio 6 sugiere que establecer de antemano una forma de resolución de conflictos puede ayudar a que los mismos se resuelvan de manera rápida y de la forma más armónica posible.

Una estrategia frecuente suele ser delegar la resolución de conflictos en los miembros del grupo de mayor experiencia —por ejemplo, varias sociedades a lo largo de la historia han recurrido a un consejo de ancianos para arbitrar disputas.

Los Borbotones: acordamos que en caso de disputas sobre decisiones a tomar se decida por votación. Cuando esto no sea posible por la naturaleza de la disputa, es nuestro Manager el que oficiará de árbitro.

7. Autoridad para autogobernarse

Este principio no se refiere tanto al diseño interno del grupo, sino más bien a las relaciones del grupo con el resto de la sociedad. Para funcionar exitosamente, un grupo debe adquirir la capacidad de tomar sus propias decisiones dentro del marco de la sociedad en la que se encuentra.

Este principio establece que, además de resolver las cuestiones internas al grupo, el mismo debe enfocarse en los asuntos externos que limiten o mejoren la capacidad de autogobierno. En ocasiones, esto puede incluir, por ejemplo, organizarse para peticionar a las autoridades locales o a los niveles jerárquicos de una empresa.

Los Borbotones: prohibimos que la novia del tecladista viniera a los ensayos. Seguía insistiendo que en la mitad de una balada hubiera un solo de licuadora eléctrica.

8. Relaciones apropiadas con otros grupos

Frecuentemente es necesario interactuar con otros grupos para lograr algunos objetivos. En estos casos, los fines de protección y cooperación aplican no sólo al grupo inicial, sino a las relaciones con otros grupos. Cuando dos o más grupos colaboran para conseguir un fin común, los mismos principios que hemos revisado hasta ahora aplican a las relaciones entre los grupos.

Los Borbotones: con otros grupos de música nos organizamos para pedir que los dueños de locales en que tocamos dejen de alimentarnos exclusivamente en base a pizza de muzzarella.

Cerrando

Los principios no son una panacea ni una garantía, sino tan solo una mejor forma de proteger y coordinar grupos. Algunos grupos requerirán principios auxiliares además de los 8 principios centrales que listamos. Cabe señalar que los principios se pueden aplicar a múltiples niveles: funcionan tanto para nuestra hipotética banda de rock como para una comunidad o un país, variando las formas de implementación en cada caso.

Lo que me ha resultado fascinante desde el inicio sobre PROSOCIAL es que se trata de la aplicación de principios con fuerte respaldo empírico, provenientes de áreas disímiles pero compatibles (economía, sociología, ciencia evolutiva, ciencia conductual), y, cosa rara en estos casos, ha resultado en una aplicación tremendamente práctica.

Los principios no son una panacea ni una garantía, sino tan solo una mejor forma de proteger y coordinar grupos

¿Como evolucionará la plataforma PROSOCIAL? Es difícil de decir, pero tiene perspectivas más que interesantes. Le preguntamos a Kevin Polk, uno de los desarrolladores de la plataforma y coordinador de grupos, cuáles creía él que eran los puntos débiles del modelo. Su respuesta fue interesante:

“No sé si hay una debilidad en el modelo. Un problema que tiene ProSocial es que se trata de un modelo de colaboración/cooperación, mientras que la mayoría del mundo occidental trabaja desde un modelo de obediencia. Ese cambio de exigir obediencia a fomentar cooperación es difícil para muchos maestros y managers. Puede ser difícil incluso para grupos comunitarios”

Si están interesados en aprender un poco más sobre la plataforma, pueden visitar este artículo en el Evolution Institute (en inglés).

Nos leemos la próxima.

Referencias

Baiardi, A. (2011). Elinor Ostrom, the awarding of an unified vision of human sciences . ELinor Ostrom, a Premiação Da Visão Unificada Das Ciências Humanas, 24, 203–216. Retrieved from

Cox, M., Arnold, G., & Villamayor, S. (2010). A Review of Design Principles for Community-based Natural Resource Management. Ecology and Society, 15(4), 28. doi:38

Hardin, G. (1968). The tragedy of the commons. Science (New York, N.Y.), 162, 1243–8. doi:10.1126/science.162.3859.1243

Wilson, D. S., Ostrom, E., & Cox, M. E. (2013). Generalizing the core design principles for the efficacy of groups. Journal of Economic Behavior and Organization, 90, S21–S32. doi:10.1016/j.jebo.2012.12.010

Imagen: Instituto Hipocrates

  • Salud Mental y Tratamientos

5 recomendaciones para tener más paciencia

  • Alejandra Alonso
  • 08/04/2015

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En la ciudad en la que vivo actualmente, el tráfico es terrible. No solo hay que aguantar embotellamientos todos los días para ir a trabajar y para volver a tu casa, sino que también hay que lidiar con un buen número de conductores de taxis, colectivos y autos particulares que manejan como locos. Este tipo de situaciones acaba con la paciencia de cualquiera muy rápidamente. Mi papá suele contar el chiste de un hombre que reza: «Dios, dame paciencia… ¡YA!». Yo creo que esto ilustra el hecho de que el ritmo en el que nuestro mundo se mueve no ayuda a cultivar la paciencia tampoco. Todo tiene que ser ‘rápido y fácil’. Por otro lado, como probablemente ya te estás imaginando, ser impaciente no es útil ni saludable. Cuando tratamos de adelantar las cosas lo único que conseguimos es cansarnos y estresarnos, lo que afecta nuestras relaciones, la capacidad de disfrutar un momento, entre otras cosas según Casey Radle, una terapeuta que se especializa en ansiedad y depresión en Eddins Counseling Group. La curiosidad te ayudará a no asumir cosas o llegar a conclusiones sin tener información suficiente Si la paciencia no es una de tus virtudes, no te preocupes. Abajo compartimos 5 estrategias recomendadas por la terapueta Radle, para que puedas cambiar sin importar qué situaciones te impacientan:1. Adoptá alguna herramienta de relajación: Podes utilizar una de estas 6 técnicas de respiración que te enseñamos en Psyciencia hace ya un tiempo. Otras herramientas que también podés utilizar son la meditación, la imaginería guiada, la relajación muscular progresiva y el yoga.2. Se curioso: La curiosidad te ayudará a no asumir cosas o llegar a conclusiones sin tener información suficiente. Considera explicaciones alternativas siempre y pensá que nunca podés estar 100% seguro de porqué una persona no devuelve tu llamada, por ejemplo. No es justo para nadie, ni siquiera para vos, asumir cosas sin conocer todos los hechos.3. Reflexiona: Pensá qué es, específicamente, lo que te causa ansiedad de la situación y luego concentrate en tus necesidades emocionales en vez de pensar en la irritación y frustración que estas sintiendo. Por ejemplo, podés preguntarte: ¿qué necesito ahora?¿qué es lo que me pone tan incómoda/o?¿qué me ayudaría a tolerar la espera?¿cómo puedo gastar más productivamente mi energía emocional?La aceptación puede ser calmante y liberadora4. Aceptá el malestar: La realidad es que muchas cosas que pasan en la vida escapan a nuestro control y que no todo el mundo se maneja con nuestros tiempos. Aceptar que esperar es incómodo en vez de creer que es intolerable por ejemplo, puede calmarte y ser muy liberador. Reconocer que a veces no hay nada que podamos hacer para cambiar una situación (como estar atrapado en el tráfico) y recordar una de esas técnicas de relajación puede ayudar mucho.5.Hacete amiga/o de la palabra ‘todavía’: Incluirla en una oración puede hacer que sintamos esperanza, optimismo y tolerancia. En mi caso podría ser: No estoy en la casa, todavía. La paciencia es como un músculo que puede tonificarse, la próxima vez que te enfrentes a esa situación que tan rápidamente te saca la paciencia, acordate de alguna técnica de relajación que leiste en Psyciencia, no asumas cosas, enfocate en tus necesidades emocionales y, si querés, contanos cómo te fue.Fuente: PsychCentral
  • Salud Mental y Tratamientos

Definición de la semana: Autismo

  • Alejandra Alonso
  • 06/04/2015

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De acuerdo con la versión más reciente del Manual Diagnóstico y Estadístico de los trastornos mentales, los trastornos del espectro autista se caracterizan por:

  • Déficits persistentes en la comunicación e interacción sociales en contextos variados, que se evidencian por déficits en la reciprocidad socio-emocional, en utilización de conductas de comunicación no verbal en interacción social y en desarrollar, mantener o entender las relaciones.
  • Patrones repetitivos y restrictivos de comportamiento, intereses o actividades, que se manifiestan por al menos dos de los siguientes indicadores: a) movimientos motores, objetos o discurso estereotipado o repetitivo; b) Insistencia en que todo sea igual siempre, adherencia inflexible a rutinas o patrones ritualizados de conductas verbales o no verbales; c) Fijación altamente restrictiva en intereses que son anormales en intensidad o concentración; d) Hiper o Hiporeactividad a información sensorial o interés inusual en aspectos sensoriales del ambiente.
  • Los síntomas deben presentarse en el período temprano de desarrollo (aunque puede que no se manifieste completamente hasta que las demandas sociales excedan a las capacidades limitadas o pueden ser enmascaradas por estrategias aprendidas más tarde en su vida). La persona presenta además impedimentos significativos en aspectos sociales, ocupacionales o en otras áreas. Sumado a todo esto, los indicadores no pueden explicarse mejor por discapacidades intelectuales o retraso en el desarrollo.

Déficits persistentes en la comunicación e interacción sociales en contextos variados

Puede ocurrir que un individuo presente discapacidad intelectual y autismo, para diagnosticar dicha situación la comunicación social debe estar por debajo de lo esperado en un nivel normal de desarrollo.

Los síntomas suelen reconocerse durante el segundo año de vida, pero pueden verse antes de los 12 meses si los retrasos del desarrollo son severos. O, por otro lado, pueden notarse después de los 24 meses si los síntomas son más sutiles.

Los primeros síntomas de un trastorno del espectro autista incluyen retraso en el desarrollo del lenguaje, muchas veces acompañado por falta de interés en lo social o interacciones sociales extrañas (por ejemplo, tirar de la mano de alguien sin ningún intento de mirarlo, patrones de juego particulares (como llevarse juguetes pero nunca jugar con ellos), y patrones comunicativos inusuales. A veces se sospecha de sordera, pero generalmente se descarta. A la edad de dos años se hacen más evidentes las conductas raras y repetitivas y la ausencia de juegos típicos. Diagnosticar dichos síntomas puede ser difícil en niños en edad preescolar ya que muchos suelen mostrar gustos o juegos repetitivos, para hacer el diagnóstico se deben tener en cuenta el tipo, la frecuencia y la intensidad de la conducta.
El trastorno del espectro autista no es una condición degenerativa.


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No es una condición degenerativa

Algunos factores de riesgo para el desarrollo de un trastorno del espectro autista son:

  • Ambientales: pueden contribuir a aumentar el riesgo factores como padres de edad avanzada, bajo peso al nacer o exposición fetal al valproato.
  • Genéticos y fisiológicos: estudios con gemelos han encontrado que la heredabilidad estimada para el espectro autista varía desde 37% a 90%. Actualmente, el 15% de los casos de autismo parecen estar asociados a mutaciones genéticas conocidas. Sin embargo, incluso aunque el trastorno se asocie con una mutación genética conocida, no parece ser totalmente penetrante. El riesgo parece ser poligénico.

El autismo suele diagnosticarse más en niños que en niñas. Los diagnósticos en niñas generalmente están asociados a discapacidades intelectuales, lo que podría sugerir que las niñas que no tienen dichas discapacidades o retraso en el lenguaje podrían pasar desapercibidas.

Para realizar el diagnóstico diferencial es necesario tener en cuenta a las siguientes condiciones:

  1. Síndrome de Rett
  2. Mutismo selectivo
  3. Trastornos del lenguaje y de la comunicación social
  4. Discapacidad intelectual sin autismo
  5. Trastorno de movimientos estereotipados
  6. Trastorno por Déficit de Atención y/o Hiperactividad
  7. Esquizofrenia

Fuente: American Psychiatric Association, (2013), Diagnostic and statistical manual of mental disorders (5th ed.). Arlington, VA:American Psychiatric Publishing.
Imagen: Wikimedia Commons

 

  • Salud Mental y Tratamientos

¿Qué demonios son las terapias de tercera ola? octava parte: Terapia Dialéctico Conductual

  • Fabián Maero
  • 30/03/2015

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Sabemos que nos estaban extrañando, así que seguimos con la serie de terapias de tercera ola. Hemos cubierto hasta ahora una introducción general sobre qué demonios son las terapias de tercera ola y luego hemos ido dedicando sucesivos artículos describiendo las características de cada uno de esos modelos: hablamos de terapias basadas en mindfulness, terapia metacognitiva, entrevista motivacional, psicoterapia funcional analítica, activación conductual y terapia conductual integrativa de parejas. Hoy, después de un largo hiato, es el turno de Terapia Dialéctico Conductual (“DBT” para los amigos, por las siglas en inglés), uno de los modelos que más me gustan, debo confesar.

Un extraño híbrido

Para empezar, imaginen que son terapeutas frente a esta situación:

El télefono del consultorio suena a las seis de la tarde un viernes; has tenido una larga y estresante semana y estás anticipando un fin de semana relajado. Quien llama es una de tus pacientes. Te dice que tiene una crisis suicida y está parada en ese momento en un puente con intenciones de tirarse. Había planeado dejarte un mensaje en el teléfono disculpándose por su acción. Tiene una emocionalidad apagada e indica que varios eventos que sucedieron en las últimas 48 horas han incrementado su riesgo, ya crónicamente alto. Ha sido frecuentemente hospitalizada en situaciones similares en el pasado, pero esto rara vez ha ayudado. Se siente desesperanzada y reacia a hablar.

¿Cómo responder frente a un caso así? “¿Permanecés en el teléfono y tratás de calmarla ofreciéndole apoyo u otras intervenciones? ¿Intentás resolver el problema que llevaron a la crisis? ¿Intentás averiguar dónde está para enviar servicios de emergencia en su ayuda? Y si es así, ¿te quedás con ella en el teléfono hasta que lleguen? ¿Vas a requerir una hospitalización? ¿Qué vas a hacer, y principalmente, qué principios vas a utilizar para decidir qué hacer?”

—Swales y Heard, Dialectical behaviour therapy, distinctive features. 2009.


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A todo terapeuta, experimentado o no, le corre un escalofrío por la espalda ante situaciones de este estilo. Y es justamente para responder a este tipo de casos que surgió DBT.

En aguas turbulentas

DBT se propuso inicialmente como un abordaje dirigido exclusivamente a pacientes multiproblemáticos, con conductas suicidas, problemas interpersonales serios y autolesiones, lo que dentro del sistema de diagnóstico DSM se denomina “Trastorno Límite de la Personalidad” (TLP).

El TLP es un trastorno de la personalidad que se caracteriza por “un patrón general de inestabilidad en las relaciones interpersonales, en la autoimagen y en la afectividad y una notable impulsividad que comienzan al principio de la edad adulta y se da en diversos contextos” (DSM-IV, 1994). Los criterios para diagnosticar TLP incluyen síntomas afectivos, conductuales, interpersonales y cognitivos, que incluyen (sin necesariamente limitarse a ellos):

  • Inestabilidad afectiva debida a una notable reactividad del estado de ánimo (p. ej., episodios de intensa disforia, irritabilidad o ansiedad, que suelen durar unas horas y rara vez unos días).
  • Ira inapropiada e intensa o dificultades para controlarla (p. ej., muestras frecuentes de mal genio, enfado constante, peleas físicas recurrentes).
  • Sentimientos crónicos de vacío o inutilidad.
  • Comportamientos, intentos o amenazas suicidas recurrentes o comportamiento de automutilación.
  • Un patrón de relaciones interpersonales inestables e intensas caracterizado por extremos de idealización y devaluación.
  • Impulsividad
  • Esfuerzos frenéticos para evitar un abandono real o imaginado.
  • Alteración de la identidad: autoimagen o sentido de sí mismo acusada y persistentemente inestable.
  • Ideación paranoide transitoria relacionada con el estrés o síntomas disociativos graves.

Como se podrán imaginar por el rango de síntomas, todo esto constituye un desafío para el terapeuta. A menudo los terapeutas trabajando con pacientes TLP se sienten sobrepasados y estresados por lidiar regularmente con crisis crónicas, intentos de suicidio, y enojo dirigido al terapeuta. Incluso tratándose de terapeutas experimentados, puede resultar difícil lidiar con su propia respuesta emocional cuando un paciente está recurrentemente suicida y rechaza la ayuda que ofrece el terapeuta a la vez que demanda ayuda que el terapeuta no puede brindar. Todo esto aumenta la probabilidad de cometer errores terapéuticos de todo tipo y brindar terapias poco útiles. DBT surgió como una aplicación de la terapia conductual para responder a ese desafío.

El tratamiento fue desarrollado por Marsha Linehan durante la década del 80 (el primer libro de DBT se publicó en 1993), e intenta balancear elementos de cambio con elementos de aceptación dentro de un marco de trabajo que provee estructura y contención no sólo al paciente, sino también al terapeuta.

Como nota de color: Linehan misma ha sido diagnosticada y tratada por trastorno límite de la personalidad, de manera que conoce el terreno de primera mano. En este link pueden leer una entrevista a Linehan que publicamos en Psyciencia hace un tiempo.

Es interesante dar un vistazo a la historia del desarrollo de DBT. Inicialmente Linehan hipotetizó que el núcleo del problema en los pacientes crónicamente suicidas consistía en un déficit de habilidades y por lo tanto pergeñó un tratamiento dirigido a ayudar a los pacientes a cambiar las conductas problemáticas por medio de la utilización de herramientas tradicionales de psicoterapia conductual tales como manejo de contingencia, entrenamiento en habilidades y exposición.  Es decir, inicialmente su abordaje tuvo como eje el cambio de conductas. Pero rápidamente (Robins et al, 2004), se hizo evidente que el mero énfasis en el cambio podía resultar desastroso en estos casos:

“Las iniciativas dirigidas al cambio rápidamente llevaron a una activación emocional incrementada y en ocasiones abrumadora, resultando en ‘cierres’ emocionales, o más raramente, irse dando un portazo de la sesión o atacar al terapeuta” (op.cit)

Es un principio conocido por los terapeutas: incentivar a una persona a cambiar cuando está en medio de un torbellino emocional es una mala idea. Sin embargo, tomar la posición opuesta, la de abandonar los esfuerzos por el cambio, enfocándose exclusivamente en aceptación resultaba igualmente contraproducente en esos casos, dado que no sólo dañaba la relación terapéutica sino que entretanto las conductas problemáticas seguían causando estragos en la vida del paciente.

La propuesta de DBT entonces resultó la de un balance, una dialéctica (de ahí el nombre del modelo), entre ambas posiciones. El terapeuta debía de alguna manera “sostener el cambio y la aceptación simultáneamente en la terapia, una síntesis que al ser hallada podría engendrar un nuevo cambio y aceptación por parte del paciente” (Robins et al, 2004). El tratamiento DBT, entonces, se basa en un vaivén continuo entre el cambio y la aceptación, con la meta última de crear “una vida que valga la pena ser vivida”. En este contexto es que DBT proporciona una guía y una dirección a seguir.

Veamos a continuación cuál es la teoría del sufrimiento que maneja DBT.

La teoría biosocial

DBT tiene una conceptualización propia del sufrimiento del paciente TLP. Según Linehan, el principal problema en las personas diagnosticadas con TLP es un desorden extendido del sistema de regulación emocional. Esta idea guía todas las intervenciones y es usada como eje del tratamiento.

Desde esta perspectiva todas las conductas problemáticas de las personas con diagnóstico TLP son intentos de regulación emocional (por ejemplo, los autocortes y lesiones son una forma de disminuir la angustia o malestar), o bien consecuencias de la falla en la regulación emocional (vg., los síntomas disociativos)

Esta desregulación emocional se desarrolla y es mantenida tanto por factores biológicos como ambientales. Del lado biológico, se considera que las personas con TLP encuentran más dificultades regulando sus emociones debido a ciertas particularidades biológicas. Esto hace que las emociones sean experimentadas de manera más intenta, más frecuente y más duradera.

Sin embargo, esto no basta. El problema surge cuando una persona con alta vulnerabilidad emocional se encuentra crónicamente atrapada en un ambiente invalidante. Se denomina así todo ambiente que comunica que la respuesta emocional a un evento es incorrecta, inapropiada, patológica o poco seria. Al no entender las dificultades que afrontan las personas con vulnerabilidad emocional, las personas en su ambiente minimizan y simplifican los problemas, a la vez que no enseñan habilidades de afrontamiento más adecuadas: “eso que sentís no es nada”, “te hacés problema por pavadas”, “no, vos no sentís angustia”, son figuras repetidas en ambientes invalidantes. Cuando esto se repite de manera consistente alrededor de una persona con alta vulnerabilidad emocional, esto enseña a responder oscilando entre inhibición emocional y expresión emocional muy alta.

En cierto modo, podríamos comparar la alta vulnerabilidad emocional con tener una piel muy clara, y el ambiente invalidante con un día de sol rabioso. Ninguna de las dos cosas de manera aislada genera de por sí una quemadura, sino que es su combinación durante un tiempo prolongado lo que genera problemas.

DBT como tratamiento

DBT podría llamarse propiamente un “programa” de tratamiento, ya que consta de múltiples herramientas, modalidades y recursos que se emplean a lo largo de la terapia.

Los modos de terapia

Cuando un paciente ingresa a un programa de DBT, participa de varias modalidades y recursos de tratamiento:

Psicoterapia individual: con principios derivados del análisis de conducta, el paciente y el terapeuta trabajan sobre las conductas problemáticas, el contexto que las ocasiona, y las mejores formas de solucionarlas. Una herramienta clave (pero no la única, en absoluto), de esta modalidad es el conocido “análisis en cadena”, que es otro nombre para lo que habitualmente se llama análisis de la conducta. En terapia individual el terapeuta DBT trabaja con una jerarquía de problemas que ayuda a organizar el tratamiento (por ejemplo, si entre sesiones sucedió una conducta que representa un riesgo para la vida, se trabajará eso en lugar de, digamos, una disputa con un compañero de trabajo).

Entrenamiento en habilidades: paralelamente a la terapia individual, los pacientes participan de un entrenamiento en habilidades psicosociales. Este entrenamiento suele realizarse en grupos y se parece un poco a una clase experiencial: en cada encuentro se propone un tema (hay un manual que reciben los pacientes), se llevan a cabo ejercicios, se discute y se asignan tareas a realizar entre semanas. Los contenidos del entrenamiento han ido modificándose, pero tradicionalmente comprenden cuatro grupos de contenidos: habilidades de conciencia plena o mindfulness; habilidades interpersonales; habilidades de regulación emocional; y habilidades de tolerancia al malestar.

A partir de estas dos modalidades se genera una dinámica de trabajo interesante: en la terapia individual se trabaja sobre el mejor modo de aplicar las habilidades que se aprendieron en el entrenamiento en habilidades. De esta manera, el grupo de habilidades enseña recursos pero no lidia con crisis, y el terapeuta individual no tiene que transmitir recursos, sino trabajar con el paciente para aplicarlos.

Además de estas modalidades, el programa DBT tradicionalmente incluye otras dos:

Asistencia telefónica: esto es interesante. Si bien las llamadas telefónicas suelen suceder en la terapia, DBT es (al menos hasta donde sé), el único modelo de terapia que tiene una estrategia explícita para el manejo de llamadas telefónicas. El uso del teléfono tiene algunos fines en DBT: ayudar a los pacientes a pedir ayuda de manera eficaz; generalizar el uso de las habilidades en la vida cotidiana (especialmente aplicar habilidades durante crisis), y mantener —o reparar— la relación terapéutica

Reuniones de supervisión para terapeutas: los terapeutas, aunque no parezca, también son seres humanos. En todos los modelos de terapia hay supervisiones (discutir un caso con un colega más experimentado), o las denominadas “intervisiones” (discutir un caso con colegas igualmente experimentados, que pueden ofrecer otra perspectiva), pero en DBT, las reuniones de supervisión tienen lineamientos específicos sobre cómo llevarse a cabo y cuál es la mejor manera de ayudar al terapeuta que está supervisando.

Si bien DBT puede incluir otras modalidades, estas cuatro son las principales y más características de DBT. Lo interesante de estas cuatro modalidades es que permiten no sólo ayudar eficazmente a los pacientes, sino también algo muy importante y en lo que rara vez se hace énfasis en los modelos de terapia: cuidar al terapeuta. Pueden ser terapias demandantes y difíciles, y un terapeuta sin sostén en esas situaciones se expone eventualmente a un burn-out.

Supuestos DBT

DBT sostiene una serie de principios, axiomas, que sostienen en todo momento el modelo. En todo momento se asume que:

  1. Los pacientes están haciendo lo mejor que pueden
  2. Los pacientes quieren mejorar
  3. Los pacientes necesitan mejorar, probar, intentar más y estar más motivados al cambio
  4. Los pacientes podrían no ser la causa de todos sus problemas pero los tienen que resolverlos ellos mismos de todos modos.
  5. La vida con Trastorno Límite es insoportable en la forma que es vivida.
  6. Los pacientes deben aprender nuevas conductas en todos los contextos relevantes.
  7. Los pacientes no fracasan, la terapia sí.
  8. Los terapeutas necesitan sostén, asistencia y colaboración.

El principio 7 ha sido siempre uno de mis favoritos, y creo que es algo que los terapeutas deberían tatuarse en el cráneo; es común echarle la culpa de una u otra manera a los pacientes por no mejorar (“no tiene motivación”, “está cómoda así”, y estupideces por el estilo). DBT en cambio asume por principio que no son los pacientes los que fracasan, sino el terapeuta o la terapia.

Todo lo demás

DBT es un modelo extraordinariamente complejo, con un sinnúmero de estrategias y recursos, cuya mera enumeración excedería el largo de este artículo. Hay estrategias para lidiar con emociones, para cuidar la relación terapéutica, para iniciar sesiones, para terminarlas, para lidiar con crisis, con intentos de suicidio, para relacionarse con la familia o entorno social del paciente, y un larguísimo etcétera.

Por esto, tenemos preparados dos mapas conceptuales en mindmeister, que incrustamos a continuación. El primero es un panorama general del modelo, con las funciones, etapas de tratamiento, modalidades y estrategias. El segundo está dedicado solamente a las estrategias de tratamiento que se utilizan en terapia individual. Pueden hacer click en los símbolos de «+» para abrir las ramas del árbol conceptual, y moverse dentro del mapa usando el mouse (click y arrastrar).

En resumen

DBT es un excelente abordaje, comprehensivo y en extremo compasivo para con los pacientes. En cierto modo, es un tiro de escopeta: cubre prácticamente todos los aspectos imaginables de la terapia, todas las estrategias terapéuticas imaginables (desde recursos de exposición hasta activación conductual, pasando por aceptación y reestructuración cognitiva). Creo que esto, como todo, tiene algunas ventajas y desventajas para los terapeutas.

Entre las desventajas, creo que el principal problema es que la complejidad y volumen de DBT la vuelven una herramienta muy específica, que resulta un tanto costosa para aplicar en otros ámbitos menos complejos. Si bien hay aplicaciones y adaptaciones de DBT para ansiedad por ejemplo, un terapeuta que aprenda DBT para trabajar sólo con ansiedad es como un médico aprendiendo neurocirugía para sacar verrugas de la piel —hay formas más económicas de lograr los mismo resultados. Aplicar DBT requiere no sólo un terapeuta con alta formación, sino además un equipo de trabajo (de hecho, las formaciones de DBT suelen darse sólo a equipos de terapeutas).

Pero eso mismo es uno de los puntos más fuertes de DBT: esa misma estructura y complejidad permite que sea extremadamente útil para los casos más desafiantes de la práctica clínica, las personas que más a menudo tienen dificultades consiguiendo ayuda. DBT es, sin discusión, el mejor modelo de psicoterapia para trastorno límite de la personalidad y condiciones similares, y decenas de investigaciones dan cuenta de esto. Vale la pena echarle un vistazo.

Nos leemos la próxima!

(Gracias a la Lic. Paula José Quintero por las correcciones y sugerencias para este artículo)


También pueden consultar estos artículos en Psyciencia sobre terapia dialéctico conductual y trastorno límite: Terapia dialéctico conductual: zambullirse donde los ángeles temen dar un paso, Derribando el mito de la manipulación, Mitos y realidades sobre las autolesiones, Entrevista a Marsha Linehan.

  • Salud Mental y Tratamientos

9 mitos sobre el estrés postraumático

  • Alejandra Alonso
  • 26/03/2015

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En parte gracias a la televisión, solemos relacionar al trastorno por estrés postraumático (TEPT) con los veteranos de guerra. Tal vez muchos de los que lean esto pueden recordar la escena de una película o serie en la que el soldado vuelve a casa y tiene problemas para retomar su vida con los recuerdos de todo lo vivido en la guerra. Pero ¿esto les pasa solo a las personas que fueron a la guerra?¿cuáles son los síntomas?¿afecta a todos o sólo a algunos?¿tiene tratamiento? Podés encontrar respuesta a esos interrogantes y enterarte de otros datos interesantes relacionados al TEPT en este artículo.

Repasemos primero los síntomas:

Los criterios son sacados del DSM V que considera que aplican para personas desde los 7 años en adelante:

Criterio A: Exposición a muerte o amenaza de muerte, lesiones severas o violencia sexual en una (o más) de las siguientes formas:

  1. Experimentación directa del/los evento/s traumático/s.
  2. Ser testigo del/los evento/s mientras le ocurren a otro.
  3. Enterarse de que el/los evento/s traumático/s le pasaron a un familiar o amigo cercano. En caso de muerte o amenaza de muerte a un familiar o amigo cercano, los eventos tienen que ser violentos o accidentales.
  4. Experimentar exposición repetida o extrema a detalles aversivos del/los evento/s traumático/s

Criterio B: Presencia de uno (o más) de los siguientes síntomas intrusivos asociados con el/los evento/s traumático/s, que comienzan luego de que el/los evento/s traumático/s ocurrieron:


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  1. Recuerdos estresantes recurrentes, involuntarios e intrusivos del/los evento/s traumático/s (en niños pueden haber juegos cuyo tema recurrente sea el evento traumático).
  2. Sueños estresantes recurrentes, cuyo tema sea el/los evento/s traumático/s (en niños pueden darse sueños que los atemoricen pero sin contenido reconocible).
  3. Reacciones disociativas (flashbacks por ejemplo), en las que el individuo actúa como si el evento traumático estuviera re-ocurriendo (la expresión más extrema es la pérdida de conciencia del ambiente que lo rodea).
  4. Estrés intenso o prolongado al ser expuestos a señales internas o externas que simbolicen o guarden similitud con algún aspecto del evento.
  5. Marcadas reacciones fisiológicas al ser expuestos a señales internas o externas que simbolicen o guarden similitud con algún aspecto del evento.

Criterio C: Evitación persistente de estímulos asociados con el evento traumático, comenzando luego de que se da el mismo, evidenciado por la presencia de uno o ambos los siguientes:

  1. Evitación o esfuerzo por evitar recuerdos, pensamientos o sentimientos estresantes asociados cercanamente al evento traumático.
  2. Evitación o esfuerzos por evitar recordatorios externos (objetos, actividades, conversaciones, personas, etc.) que evocan pensamientos, recuerdos o sentimientos estresantes relacionados al evento.

Criterio D: Alteraciones negativas cognitivas y del estado de ánimo asociadas al suceso(s) traumático(s), que comienzan o empeoran después del suceso(s) traumático(s), como se pone de manifiesto por dos (o más) de las características siguientes:

  1. Incapacidad de recordar un aspecto importante del suceso(s) traumático(s) (debido típicamente a amnesia disociativa y no a otros factores como una lesión cerebral, alcohol o drogas).
  2. Creencias o expectativas negativas persistentes y exageradas sobre uno mismo, los demás o el mundo (p. ej., “Estoy mal,” “No puedo confiar en nadie,” “El mundo es muy peligroso,” “Tengo los nervios destrozados”).
  3. Percepción distorsionada persistente de la causa o las consecuencias del suceso(s) traumático(s) que hace que el individuo se acuse a sí mismo o a los demás.
  4. Estado emocional negativo persistente (p. ej., miedo, terror, enfado, culpa o vergüenza).
  5. Disminución importante del interés o la participación en actividades significativas.
  6. Sentimiento de desapego o extrañamiento de los demás.
  7. Incapacidad persistente de experimentar emociones positivas (p. ej., felicidad, satisfacción o sentimientos amorosos).

Criterio E: Alteración importante de la alerta y reactividad asociada al suceso(s) traumático(s), que comienza o empeora después del suceso(s) traumático(s), como se pone de manifiesto por dos (o más) de las características siguientes:

  1. Comportamiento irritable y arrebatos de furia (con poca o ninguna provocación) que se expresan típicamente como agresión verbal o física contra personas u objetos.
  2. Comportamiento imprudente o autodestructivo.
  3. Hipervigilancia.
  4. Respuesta de sobresalto exagerada.
  5. Problemas de concentración.
  6. Alteración del sueño (p. ej., dificultad para conciliar o continuar el sueño, o sueño inquieto).

Criterio F: La duración de la alteración (Criterios B, C, D y E) es superior a un mes.

Criterio G: La alteración causa malestar clínicamente significativo o deterioro en lo social, laboral u otras áreas importantes del funcionamiento del sujeto.

Criterio H: La alteración no se puede atribuir a los efectos fisiológicos de una sustancia (p. ej., medicamento, alcohol) o a otra afección médica.

1° Mito:  El TEPT solo afecta a las personas que son débiles

No es cuestión de fortaleza o aguante emocional. Hay un número de factores que juegan un rol con respecto a si una persona que pasó por un trauma desarrollará o no dicho trastorno. El riesgo de padecerlo depende en parte en una combinación de factores de riesgo y factores de resiliencia.

Entre los factores de riesgo podemos encontrar tener historia de enfermedad mental y no hablar con nadie sobre el trauma ni buscar apoyo.

Por otro lado, factores de resiliencia que sirven como elementos protectores son: buscar apoyo de amigos o familiares luego del trauma, aprender a afrontar de forma saludable, unirse a un grupo de apoyo y sentirse bien sobre la propia reacción al trauma.

2° Mito: El TEPT causa conductas violentas

La mayoría de las personas con TEPT no son peligrosas. Investigaciones muestran que cuando los factores de riesgo correlacionados con TEPT se toman en cuenta, la asociación entre el mismo y las conductas violentas cae significativamente. Hay una amplia variedad de factores de riesgo, como abuso de alcohol, drogas y otros trastornos psiquiátricos que juegan roles claves en la relación entre el TEPT y las conductas violentas.

3° Mito: El TEPT solo está en la cabeza de la persona

Los eventos traumáticos pueden cambiar el funcionamiento cerebral. El TEPT lleva a cambios medibles a nivel cerebral y corporal luego de que una persona ha sido expuesta a un trauma.

Investigadores han encontrado que tres áreas del cerebro son diferentes en pacientes con TEPT: el hipocampo, la amígdala y la corteza medial prefrontal. La amígdala es donde se encuentran las emociones y las reacciones entre sí, y en las personas con TEPT, tiende a sobre-reaccionar a cosas que tienen que ver con el trauma. Con respecto al hipocampo (que controla las emociones), investigaciones muestran que los flashbacks que presenta un paciente con TEPT pueden deberse a fallas en el cerebro al tratar de controlar reacciones de estrés relacionadas al trauma

4° Mito: El TEPT no es tratable

En verdad es muy tratable, incluso si no es completamente curable en todos. Este trastorno es frecuentemente tratado con drogas, Terapia Conductual y otros abordajes.

Muchas formas de counseling han probado ser efectivas en tratar el TEPT, incluyendo la terapia de exposición y la terapia conductual.  La FDA (Food and Drug Administration o Administración de Drogas y Alimentos) ha aprobado dos medicamentos para tratar el trastorno: sertralina y paroxetina. Ambos son antidepresivo y pueden ayudar a controlar síntomas emocionales del TEPT como la tristeza, la ira y la ansiedad. Hay evidencias de que la meditación puede ayudar a individuos con TEPT también. Los tratamientos son diferentes para cada persona y a veces se necesita probar varias combinaciones de tratamientos para ver qué funciona.

5° Mito: Los síntomas del TEPT desaparecen cuando la persona se cura del trauma

Los síntomas del TEPT pueden ir y venir y variar en intensidad con el tiempo. El estrés puede exacerbar los síntomas de una persona con TEPT.

Cosas que le recuerden al trauma, incluso luego de pasados muchos años puede hacer que resurjan síntomas que llevan dormidos mucho tiempo.

Re-experimentar el trauma es común en personas con TEPT. Pueden experimentar las mismas emociones o incluso sensaciones físicas que los acompañaron el el trauma. No es posible para ellos controlar la re-experimentación del trauma.

6° Mito: Las personas empiezan a sufrir síntomas de TEP justo después del trauma

Los síntomas suelen aparecer en los primeros meses luego de un evento traumático, pero a veces pueden hacerlo años después.

Muchas personas con TEPT vuelven a experimentar el trauma a través de pesadillas, flashbacks o pensamientos de miedo o enojo. Pueden hacer un esfuerzo por evitar cualquier cosa que dispare esos sentimientos recurrentes de trauma, sentirse alienadas o perder interés en cosas que antes si les interesaban, volverse más agresivos, autodestructivos o hipervigilantes. Se diagnostica TEPT cuando múltiples síntomas han durado por más de un mes.

7° Mito:  Todos tienen alguna clase de TEPT

Ciertamente la mayoría de las personas pasará por alguna clase de trauma en sus vidas. Cerca del 60% de los hombres y el 50% de las mujeres experimentará al menos un trauma en sus vidas. Pero un porcentaje más pequeño es el que realmente desarrolla TEPT (10% de las mujeres y 4% de los hombres).

Las personas que experimentan un trauma pero no desarrollan un TEPT, pueden desarrollar sin embargo un síntoma de esta condición. Pero la APA tiene una idea estricta sobre lo que califica como TEPT. Para ser diagnosticado con dicho trastorno, un individuo debe manifestar una combinación de los síntomas que deben durar por más de un mes. Así que, aunque es común experimentar un trauma es relativamente raro desarrollar un TEPT.

8° Mito:TEPT solo afecta a los veteranos de guerra

El TEPT es una condición que afecta a las personas que han pasado por traumas significativos. Los humanos han sido perseguidos por los traumas por mucho tiempo, pero el Trastorno por Estrés Postraumático no se oficializó como diagnóstico hasta el año 1980. Los soldados que combatieron en la Guerra Civil en Estados Unidos, en quienes era común observar lo que hoy conocemos como ansiedad y ataques de pánico (síntomas de TEPT) eran diagnosticados con “corazones irritables”. Las tropas en la Primer Guerra Mundial tenían “neurosis de guerra” o “fatiga de combate”. No fue hasta que los soldados volvían de Vietnam exhibiendo síntomas de la condición en masa, que se agregó al TEPT en el DSM.

La percepción del trastorno siempre ha sido centrada en soldados, pero cualquier persona puede desarrollar un TEPT. Ya sea por haber vivido un combate, abuso infantil, violaciones o un accidente de auto. Sin embargo, la mayoría de las persona que experimentan alguna clase de estrés significativo no desarrollan TEPT. Las mujeres tienen más del doble de probabilidades de desarrollar TEP que los hombres; el 10% de las mujeres y el 4% de los hombres lo tienen en algún punto de sus vidas

9° Mito: No es una herida, así que no requiere atención médica

El trauma puede causar daños físicos, pero no siempre lo hace. No es necesario que estés físicamente lastimado o herido para desarrollar un TEPT.

Incluso aunque no haya una herida física, el TEPT es signo de una lesión que generalmente requiere atención profesional. Algunos síntomas pueden ser agudos y desaparecer rápidamente sin ayuda de un profesional. Pero muchas personas con TEPT encuentran que su vida ha sido desbaratada por los síntoma y requieren ayuda de profesionales de la salud. Para superar el trastorno y recuperar el control sobre sus vidas, estos individuos generalmente necesitan tiempo, apoyo y tratamiento dirigido.

Fuente: Vox

  • Salud Mental y Tratamientos

Psicoterapia Breve y Terapia Gestalt

  • Clotilde Sarrió
  • 23/03/2015

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Las psicoterapias breves surgen de la necesidad que el individuo le plantea al terapeuta al pretender resolver cuanto antes sus problemas en base a fijar unas metas en las que los tiempos se abrevien a expensas de tratamientos cortos que no siempre serán compatibles con todas las modalidades de terapias ni con todas las patologías o problemas que se pretenden resolver. Por lo general, el deseo del paciente es mitigar las consecuencias del vertiginoso ritmo que le impone la vida actual, así como la concatenación de una serie de exigencias a superar, muchas veces a expensas de dolorosos cambios y duras exigencias que serán patologizadas en forma de ansiedad y muchas de sus somatizaciones (como migraña crónica, trastornos digestivos…) neurosis obsesivas, repercusiones en las relaciones de pareja, ciclotimias, trastornos en la autoestima y otros muchos síntomas que incitarán al individuo a buscar remedios rápidos, las más de las veces recurriendo a libros de autoayuda (sobre todo en busca de técnicas de relajación para mitigar su ansiedad) antes de buscar la ayuda de un verdadero profesional.

Breve recorrido histórico

La psicoterapia breve es un nuevo modelo de terapia surgida en los últimos cincuenta años como respuesta a la demanda asistencial planteada por una tasa cada vez mayor de población consultante en los centros hospitalarios y de salud mental, tanto públicos como privados, que buscan solucionar sus problemas psicológicos del modo más rápido y eficiente. En la necesidad de disponer de este tipo de terapias tambien influyen otros factores como las limitaciones económicas o la edad avanzada de las personas que solicitaban ayuda. Si bien la Terapia Breve implica la aplicación de tratamientos mucho más cortos respecto a otros como, por ejemplo, las técnicas psicoanalíticas, destaquemos que ya al propio Sigmund Freud (considerado como padre del psicoanálisis) le llegó a preocupar el problema de acortar el proceso terapéutico y buscó diversas técnicas de psicoterapia analítica breve, rechazando cualquier focalización del análisis en un síntoma aislado, para interesarse en la organización global de la personalidad y en las resistencias. Inicialmente, en su época preanalítica y comienzos de la analítica, los tratamientos aplicados por Sigmund Freud se caracterizaban por ser breves –sólo duraban algunos meses–. Es oportuno reseñar aquí, como anécdota ilustrativa, la breve y atípica sesión de terapia mantenida por el compositor Gustav Mahler y Freud la tarde del 26 de agosto de 1910, «una de las más singulares y atípicas por lo heterodoxo del procedimiento ya que consistió en una walking – talking – cure, de cuatro horas de duración mantenida mientras paseaban por las calles de la ciudad universitaria de Leiden» (Leer: Gustav Mahler & Sigmund Freud: Relato de un encuentro singular). implica la aplicación de tratamientos mucho más cortos Sandor Ferenczi, adelantándose a la Terapia Gestalt, introdujo en el Congreso Internacional de Psicoanálisis celebrado en la Haya en 1920 su “Técnica Activa”, basada en intervenciones provocadoras por parte del analista, consistentes en órdenes o prohibiciones con la finalidad de movilizar al paciente y privarlo de algunos beneficios secundarios de la transferencia. Más tarde, Franz Alexander enfatizó en que no es la rememoración de los eventos antiguos lo que cura, sino su recuerdo en el aquí y ahora del tratamiento, incitando de este modo al psicoanalista a tener conversaciones directas, utilizando las situaciones de la vida real del cliente y favoreciendo el revivir las experiencias emocionales en el marco de una relación diferente, cuyas modalidades son analizadas, postulados que se aproximan claramente a un enfoque gestáltico.

Psicoterapia breve en Terapia Gestalt

En su libro “La Gestalt. Una terapia de contacto”, Anne y Serge Ginger hablan de la terapia breve en la Terapia Gestalt en un capítulo del mismo al que pusieron por título: “Terapias breves en Gestalt: ¿Realidad o mito?”. En él, los autores afirman no pretender que la Terapia Gestalt sea una terapia breve, ni intentar simplificar la terapia a una mera reducción de un síntoma; no obstante, sostienen que los casos de mejoría sensible, rápida y persistente del comportamiento y la disminución neta del sufrimiento o del malestar, no son excepcionales en Terapia Gestalt. Franz Alexander enfatizó en que no es la rememoración de los eventos antiguos lo que cura, sino su recuerdo en el aquí y ahora del tratamiento Serge y Anne Ginger iniciaron un estudio, realizado con cuatro grupos de pacientes en las ciudades de París y Toulouse. Estos grupos estaban compuestos por personas que padecían desde dificultades existenciales hasta reacciones de ajuste, algunos con psicosis y otros con neurosis. Una parte de los individuos estudiados recibían Terapia Gestalt mientras que otros eran tratados con Psicoanálisis, tanto a nivel individual como en grupo. De su estudio, Serge y Anne Ginger concluyeron que la Terapia Gestalt se manifestaba como una psicoterapia eficaz, a la vez que rápida, profunda y durable. También llegaron a la conclusión de que la Terapia Gestalt, más que una psicoterapia, es una herramienta metodológica que permite obtener una visión diferente del hombre y el entorno en el que se relaciona y permite al mismo tiempo modificar nuestra propia visión ofreciendo de este modo una nueva “gestalt” (forma) a todo lo que observamos desde esa nueva perspectiva. Los autores también afirman en sus conclusiones que al referirse a las terapias breves ya no es la duración lo que los terapeutas se cuestionan hoy en día sino la metodología del tratamiento, las indicaciones específicas durante la intervención y las explicaciones de los hechos observados.

Termina de leer el artículo completo en Gestalt Terapia, el blog especializado de la terapueta Clotilde Sarrió.

  • Salud Mental y Tratamientos

LA RAE dejará de definir al síndrome de down como una enfermedad, pero, ¿es suficiente?

  • David Aparicio
  • 22/03/2015

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Paola Ferrer es la madre de una niña con síndrome de Down, y es quien inició la petición en Change.org para eliminar la palabra enfermedad de la definición del síndrome de Down que aparece en el diccionario de la Real Academia Española (RAE), así como también la modificación de las acepciones como: ¨subnormal¨y ¨mongolismo¨. Hoy la petición cuenta con más de 26 mil firmas, e incluso ha logrado el apoyo del partido político socialista español (PSOE).

¿En qué se basa Ferrer para hacer este pedido?

Ella explica que el síndrome de Down no es una enfermedad. Se trata de una alteración genética que no siempre trae patologías asociadas. Añade que el término ¨subnormal¨ tiene una matiz despectivo, y estima que esta acepción debería ser considerada como un insulto. También cree que deberían eliminarse los términos asociados como: ¨mongolismo¨ y ¨mongólico¨. 

Como respuesta, La RAE explicó que ya se modificó la definición en la nueva versión de su diccionario impreso y que los cambios aparecerán en su página web a partir de semana santa.

Así es la definición modificada: 

«Anomalía congénita producida por la triplicación del cromosoma 21, que se caracteriza por distintos grados de discapacidad intelectual y un conjunto variable de alteraciones somáticas, entre las que destaca el pliegue cutáneo entre la nariz y el párpado».


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Pero lo más probable es que no se eliminen las acepciones. Fuentes de la RAE explican que la academia no es ajena a las necesidades de modificación, pero no se puede cambiar todo lo que se le pide.

Aviso ASDRA

¿Por qué el síndrome de Down no es una enfermedad?

Para responder a esta pregunta primero tenemos que definir qué es una enfermedad. La OMS define a la enfermedad como una ¨alteración o desviación del estado fisiológico en una o varias partes del cuerpo, por causas en general conocidas, manifestada por síntomas y signos característicos, y cuya evolución es más o menos previsible”.

De esta definición podemos extraer 3 características principales:

  1. Un agente etiológico o causa reconocible.
  2. Signos y síntomas identificables.
  3. Alteraciones anatómicas consistentes.

Respecto al síndrome de Down, su origen es conocido: una copia extra del cromosoma 21. Pero no se sabe cuáles son las causas subyacentes de esta alteración genética, y es éste desconocimiento lo que impide su prevención. Por otro lado, las personas con síndrome de Down no requieren de un tratamiento médico diferente del resto de los niños. Es cierto que algunos sufren de patologías asociadas a la alteración genética, como: cardiopatías congénitas, hipertensión pulmonar o problemas auditivos, y necesitan de tratamientos específicos para esas enfermedades, pero no para el síndrome en sí.

¿Es suficiente?

Esta modificación es un avance importante, pero no suficiente. Todavía hace falta que la OMS haga las modificaciones pertinentes, ya que aun tiene al síndrome de Down como una enfermedad en su sección de salud y discapacidad. Y es la OMS, como máxima institución de salud a nivel mundial, la responsable de hacer los cambios necesarios para que ya no sea considerado como una enfermedad sino un trastorno genético. Estos cambios facilitarán el acceso a una vida normal y digna, que tanto necesitan las personas con síndrome de Down. 

Por último, te dejo este hermoso vídeo titulado ¨La vida no va de cromosomas¨, que fue preparado por la Organización Down España para el día mundial del síndrome de Down, y que muestra la bella relación entre madre e hijo, sin importar si padecen o no el síndrome.

Fuente: El País, Hipertextual
Imagen:
OtraMedicina

  • Salud Mental y Tratamientos

La longitud de los dedos indicaría el riesgo de esquizofrenia en hombres

  • David Aparicio
  • 16/03/2015

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El título de este artículo puede ser muy raro. Pensarás «de dónde diablos sacan estos resultados». Pero, así lo sugiere la investigación publicada en la revista Clinical Anatomy. En ella se estudiaron 103 varones diagnosticados con esquizofrenia y 100 sujetos sanos, y se encontró que el radio de la longitud de los dedos índice y anular, así como también la asimetría de ambas manos, podría ser un efectivo predictor de la esquizofrenia y otros trastornos relacionados. La investigación fue dirigida por el Dr. Taner Oznur, quien explicó que el índice de asimetría tiene una utilidad potencial como prueba de diagnóstico para determinar la presencia de esquizofrenia. Pero, ¿qué tiene ver la asimetría de los dedos con la esquizofrenia en los hombres? Investigaciones anteriores han encontrado una importante relación entre la exposición a la testosterona (hormona que juega un rol fundamental en la diferenciación del cerebro masculino) durante la etapa fetal y la esquizofrenia. Y la longitud de los dedos sería un indicador de esa exposición. Claramente esta investigación solo esta tomando en cuenta un factor endocrinológico y no los factores sociales y ambientales, pero sería interesante ver si logran desarrollar esta prueba diagnóstica. Quizás en un futuro, iremos al médico para que nos midan el largo de los dedos.Fuente: ScienceDaily

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