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cerebro

70 Publicaciones
  • Ciencia y Evidencia en Psicología

12 factores a tener en cuenta para proteger al cerebro del deterioro provocado por el envejecimiento

  • 01/10/2019
  • Maria Fernanda Alonso

A medida que vamos envejeciendo, y de manera gradual, podemos notar que nuestra eficacia y agudeza mental disminuyen. Muchas investigaciones han resaltado que hacer ejercicio físico ayuda a mantener la plasticidad del cerebro (capacidad de adaptación y cambio), lo que contribuye a su mantenimiento funcional en niveles óptimos. El ejercicio aeróbico, en el que el cuerpo alcanza el 80% de la frecuencia cardíaca máxima, muestra el mayor efecto sobre la eficiencia del corazón al bombear sangre a los tejidos del cuerpo. Otras formas de ejercicio también son eficaces para retrasar el proceso de envejecimiento, como el yoga para promover la flexibilidad muscular y proteger contra el daño articular. Sin embargo, el ejercicio aeróbico sigue siendo el estándar de oro para desacelerar los efectos inexorables del envejecimiento sobre la eficacia con la que su cuerpo puede funcionar.

Durante la última década, los investigadores han explorado la idea de que si el ejercicio aeróbico puede beneficiar al resto del cuerpo, también debería promover un envejecimiento cerebral saludable. En parte, este efecto puede atribuirse al impacto de un mayor flujo sanguíneo para nutrir las células básicas del cerebro, las neuronas. Debido a que las neuronas dependen del oxígeno y la glucosa que proporciona la sangre, se mantendrán más saludables cuando obtengan más nutrición de las sustancias vitales que necesitan. El ejercicio también puede estimular el crecimiento de las dendritas, las partes de las neuronas que dan soporte al aprendizaje y la memoria.

Gran parte de la investigación existente sobre los efectos del ejercicio sobre el envejecimiento cerebral y otras formas de promover la salud física se centran en la materia gris (MG), el componente del tejido cerebral que refleja la integridad de las neuronas en todas las áreas responsables del aprendizaje y la memoria. Pero no suele tenerse en cuenta el papel potencial de la materia blanca (MB), que media “la conectividad entre regiones de materia gris, trabajando con áreas de procesamiento de información u organizando y permitiendo el rango extraordinario de todos los posibles comportamientos humanos,” señalan los autores de un nuevo estudio (Clark et al., 2019).

Thomas Wasenaar y sus colegas de la Universidad de Oxford señalaron el compromiso a largo plazo que debemos asumir si queremos cambiar el curso de nuestro envejecimiento cerebral. Contando con la disponibilidad de un gran conjunto de datos, identificaron diferentes factores que contribuyen a la integridad neuronal. Los tamaños de muestra en los estudios que incluyeron oscilaron entre 4700 sujetos, y algunos incluyeron un componente de seguimiento (Wassenaar, Yaffe, van der Werf, & Sexton, 2019).

Al evaluar cada factor en profundidad, identificaron 8 condiciones modificables que debemos evitar para promover la salud de la MB y otras 4 que debemos incorporar con el mismo fin.

La hipertensión (presión arterial alta), la obesidad, la diabetes y el tabaquismo (condiciones que también contribuye a la mala salud cardiovascular) deben ser evitadas para la salud del cerebro. Otros factores que contribuyen a un procesamiento más lento de la MB son síntomas depresivos, trastornos del sueño, depresión y aislamiento social. Los 4 factores protectores para el envejecimiento de la materia blanca son la actividad física, los hábitos alimenticios saludables (preferiblemente la dieta «mediterránea»), el ejercicio mental (mantener cognitivamente activo) y practicar meditación.

Conocer los factores que deben evitarse y aquellos que deben adoptarse es útil para comenzar a realizar intervenciones en el estilo de vida capaces de proteger el funcionamiento de la materia blanca y así contribuir a un envejecimiento lo más saludable posible.

Referencias:

Clark, C. M., Guadagni, V., Mazerolle, E. L., Hill, M., Hogan, D. B., Pike, G. B., & Poulin, M. J. (2019). Effect of aerobic exercise on white matter microstructure in the aging brain. Behavioural Brain Research, 373, 112042. https://doi.org/10.1016/j.bbr.2019.112042

Wassenaar, T. M., Yaffe, K., van der Werf, Y. D., & Sexton, C. E. (2019). Associations between modifiable risk factors and white matter of the aging brain: insights from diffusion tensor imaging studies. Neurobiology of Aging, 80, 56-70. https://doi.org/10.1016/j.neurobiolaging.2019.04.006

Fuente: Psychology Today



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  • Ciencia y Evidencia en Psicología

El poder de la neuroplasticidad para reconfigurar el cerebro humano ante la carencia de un sentido

  • 26/09/2019
  • Maria Fernanda Alonso

¿Qué pasa en el cerebro cuando usamos los pies como manos? Este interrogante fue abordado por un estudio que te presentamos hace unos días, donde también compartimos un video maravilloso que muestra las habilidades motrices de Tom Yendell, un artista plástico que nació sin brazos (hacé clic en el link para verlo).

El estudio examinó cómo la neuroplasticidad reconfigura el cerebro en artistas que pintan con los pies y no tienen manos. Sorprendentemente, los dedos de los pies de los pintores se trazan como los de las manos en sus cerebros (Dempsey-Jones, Wesselink, Friedman, & Makin, 2019).

Al crear mapas cerebrales de artistas que nacieron sin brazos y usan sus pies y dedos de los pies para hacer arte, Dempsey-Jones y sus colegas demostraron por primera vez que el cerebro humano designa áreas en el cerebro que evolucionan para controlar el movimiento afinado de cada dedo del pie. Sin embargo, en la civilización moderna que usa zapatos, estas áreas del cerebro permanecen inactivas. Esta falta de uso provoca atrofia y podas posteriores para mantener el cerebro simplificado.

«Nuestros resultados tienen sentido desde una perspectiva de plasticidad cerebral: si no usás los dedos de los pies por separado en acción, tu cerebro no necesita representar cada dedo del pie por separado. Los resultados también tienen sentido dado que nuestros primos primates han organizado mapas de los dedos de los pies, en una posición y orientación cerebral similar a la de artistas,” explicó Dempsey-Jones.

Otro estudio reciente encontró que los adultos que nacen ciegos pueden reutilizar partes de la corteza cerebral que generalmente están designadas para la visión para realizar tareas de escucha (Loiotile, Cusack, & Bedny, 2019).

Las imágenes cerebrales muestran que cuando las personas con ceguera congénita escuchan el audio de una película o la narración de un libro en cinta, las regiones de la corteza cerebral que generalmente se consideran áreas cerebrales de «visión solamente» se iluminan en las imágenes de resonancia magnética funcional (IRMf).

Ambos estudios ilustran cómo las circunstancias de la vida influyen en la forma en que el cerebro reestructura o reconecta su estructura y función para realizar tareas cotidianas o crear obras de arte.

Desde principios de 1800 y los días de la frenología, los neurocientíficos han buscado relacionar las funciones cerebrales con ubicaciones específicas en el cerebro y crear «mapas cerebrales» precisos. Pero el cerebro es plástico, se reforma y se vuelve a cablear cuando es necesario.

En esta misma línea, otro estudio encontró que si las regiones del hemisferio izquierdo que normalmente son responsables del lenguaje se dañan a una edad temprana, las regiones no utilizadas del hemisferio derecho pueden reutilizarse y «hacerse cargo» de las funciones del lenguaje (François et al., 2019). (Ver estudio muestra cerebro izquierdo: reconfiguración del cerebro derecho en acción)

Para su disertación en Johns Hopkins sobre «evidencia de flexibilidad cortical extrema,» Rita Loiotile examinó cuán flexible es la corteza visual al estudiar si esta región del cerebro puede ser reutilizada para llevar a cabo otras funciones como resultado de la ceguera congénita. Arribó a la conclusión de que las cortezas “visuales” de personas ciegas se reutilizan significativamente para funciones cognitivas superiores. Aunque las estructuras cerebrales pueden parecer particularmente adecuadas para implementar una función particular, tales mapeos de estructura-función no son evidencia de rigidez funcional. En contraste, la evidencia de la ceguera sugiere que la corteza humana es muy flexible al nacer.»

Finalizaremos este artículo con una poderosa cita:

«Yo, que soy ciega, puedo dar una pista a los que ven: usa tus ojos como si mañana estuvieras ciego. Y el mismo método se puede aplicar a los otros sentidos. Escucha la música de las voces, la canción de un pájaro, las poderosas melodías de una orquesta, como si estuvieras sordo mañana. Huele el perfume de las flores, prueba con gusto cada bocado, como si mañana nunca pudieras oler y probar de nuevo. Aprovecha al máximo cada sentido.» —Helen Keller (1880-1968).

Referencias:

Dempsey-Jones, H., Wesselink, D. B., Friedman, J., & Makin, T. R. (2019). Organized Toe Maps in Extreme Foot Users. Cell Reports, 28(11), 2748-2756.e4. https://doi.org/10.1016/j.celrep.2019.08.027

François, C., Ripollés, P., Ferreri, L., Muchart, J., Sierpowska, J., Fons, C., … Rodriguez-Fornells, A. (2019). Right Structural and Functional Reorganization in Four-Year-Old Children with Perinatal Arterial Ischemic Stroke Predict Language Production. eNeuro, 6(4). https://doi.org/10.1523/ENEURO.0447-18.2019

Loiotile, R., Cusack, R., & Bedny, M. (2019). Naturalistic auditory stories synchronize «visual» cortices across congenitally blind but not sighted individuals. The Journal of Neuroscience, pp. 0298-0219. https://doi.org/10.1523/jneurosci.0298-19.2019

Fuente: Psychology Today



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  • Artículos Recomendados de la Web

Cómo pintar con los pies cambia tu cerebro

  • 16/09/2019
  • David Aparicio

Interensantísimo artículo de Francie Diep para The New York Times sobre el desarrollo cerebral que tienen las personas que nacieron sin brazos y que han desarrollado la habilidad de pintar con los pies como si fueran sus manos:

Yendell, de 57 años, es un pintor que vive en Hampshire, Inglaterra. Nació sin brazos debido a que a su madre le recetaron talidomida durante el embarazo, un medicamento que posteriormente se descubrió que provocaba malformaciones congénitas. La vida de Yendell no ha sido “en absoluto diferente” a la de sus compañeros que no tienen una discapacidad, según ha escrito en su sitio web, salvo por el hecho de que aprendió a realizar las tareas de la vida diaria con la boca, el mentón y los pies. Lo cual, a su vez, al parecer ha detonado cambios en su cerebro que ayudan a demostrar cuán flexible es la mente joven.

“Estos hombres se han pasado toda su vida perfeccionando el uso de sus pies”, dijo Tamar Makin, neurocientífica del University College de Londres que estuvo a cargo de un estudio sobre Yendell y otro artista que también pinta con los pies publicado el 10 de septiembre en la revista Cell Reports. “Si ellos pueden cambiar la manera en que se organiza el cerebro, eso quiere decir que tenemos la oportunidad de cambiar eso mismo en otras personas”.

Un video que muestra el alucinante desarrollo de las habilidades motrices de Tom Yendell:

https://youtu.be/90qOEM6YAf0

Las posibilidades del estudio:

La idea de desarrollar nuevos mapas del cuerpo para ayudar a que los adultos con lesiones, como las víctimas de apoplejías, recuperen el uso de sus extremidades es una posibilidad lejana, pero podría ser el resultado final de las investigaciones sobre individuos como Yendell y Longstaff. Sin embargo, un obstáculo importante es que esos cambios tan drásticos en el mapa del cuerpo solo parecen ser posibles cuando comienzan a una edad muy temprana o incluso antes del nacimiento.

Lee el artículo completo en The New York Times en Español.



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  • Salud Mental y Tratamientos

El riesgo de las explicaciones biomédicas de la depresión

  • 04/09/2019
  • David Aparicio

Las explicaciones biomédicas han tomado un rol central en la fase psicoeducativa del tratamiento. Muchos terapeutas y psiquiatras consideran que este tipo de explicaciones es muy útil para liberar a los pacientes de la culpabilización y el estigma que suelen acarrear los trastornos mentales. Con ellas se hace hincapié en que los pacientes no son responsables de lo que están padeciendo, que todo es causado por sus cerebros, sus neurotransmisores y su química interna.

Parece tener bastante sentido. No obstante, la evidencia sugiere todo lo contrario. Diversos estudios (Deacon & Baird, 2009 y Lebowitz, Ahn, & Nolen-Hoeksema, 2013) demuestran que presentar la depresión como un problema interno, de causas biológicas, en realidad incrementa el estigma, hace que los pacientes tengan un pronóstico más pesimista y aumenta el tiempo que la persona cree que dura la depresión. Con este tipo de explicación las personas tienden a pensar que la cura de la depresión está fuera de su control, son menos propensas a buscar alguna solución a sus problemas emocionales y están menos dispuestas a solicitar ayuda psicoterapéutica (Deacon & Baird, 2009; Fisher & Farina, 1979; Iselin, 2003; Lebowitz et al., 2013; Schroder, Dawood, Yalch, Brent Donnellan, & Moser, 2015; “Soucy, François,” 2011).

Tiene sentido. Si un paciente cree que su depresión se debe a un desequilibrio químico pondrá todos sus recursos (económicos y disposicionales) para encontrar el tratamiento psicofarmacológico que lo cure lo más rápido posible (Lebowitz et al., 2013; Schroder et al., 2015; “Soucy, François,” 2011).

¿Y cuál es el problema? Ambas explicaciones son igual de válidas, ¿no?

No. No todas las explicaciones tienen el mismo nivel de evidencia. Hemos sido expuestos frecuentemente a la publicidad en favor de los tratamientos psicofarmacológicos, es la explicación más familiar e intuitiva para los pacientes (Grow, Park, & Han, 2006). No obstante, ni la teoría serotoninérgica, ni la teoría de los marcadores genéticos de la depresión cuentan con evidencia suficiente para que sean considerados como modelos explicativos de la depresión. En cambio, y para sorpresa de muchos, las explicaciones psicosociales y contextuales tienen un nivel explicativo y predictivo más preciso.

Un nuevo estudio alerta sobre las repercusiones de las explicaciones biomédicas de la depresión

Un estudio recientemente publicado por Zimmermann & Papa ( 2019) en la revista Psychology and Psychotherapy: Theory, Research and Practice, evaluó el efecto de las explicaciones biológicas y psicosociales de la depresión, sobre la preferencia del tratamiento, el estigma y el pronóstico.

En el estudio se detalla que participaron 229 personas que tenían una edad promedio de 35 años y sintomatología depresiva (evaluada con el Inventario de Depresión de Beck), que no habían recibido tratamiento psicológico ni farmacológico previo. Todos los participantes fueron asignados aleatoriamente a tres condiciones experimentales:

  1. Un grupo recibió una explicación psicosocial de la depresión.
  2. El segundo grupo recibió una explicación biomédica de la depresión.
  3. El tercer grupo (grupo control) recibió una descripción de la depresión sin una explicación causalista.

Cada participante completó un cuestionario que evaluaba las atribuciones causales, estabilidad y control de los tratamientos. Sus resultados apoyan los hallazgos de las investigaciones anteriores y sostienen que la manera en que se presentan los problemas psicológicos (en este caso la depresión) afecta la credibilidad de las opciones de tratamiento.

La explicación biomédica de la depresión tuvo un potente impacto en las creencias de los participantes. Los que recibieron esta explicación se aferraron a la idea de que la depresión es un trastorno que dura toda la vida, eran más propensos a “sentir pena por sí mismos” y creían que las personas con depresión son percibidas como “más peligrosas”. En contraste, las personas que recibieron la explicación centrada en la interacción persona-ambiente (psicosociales-contextuales) tenían una percepción menos crónica y menos pesimista de la depresión.

Todos estos datos representan una oportunidad para que podamos reflexionar sobre el enfoque y el peso que le damos a las explicaciones que utilizamos durante la fase de psicoeducación en el proceso terapéutico. A veces utilizamos explicaciones guiados por las buenas intenciones y la familiaridad de los modelos que conocemos. Sin embargo, estas explicaciones pueden tener efectos nocivos y peligrosos que van más allá de lo que podemos predecir. Una buena alternativa es darle al paciente una explicación amplia que le permita entender los diferentes factores sociales, ambientales, biológicos y conductuales, y enfocarnos en los recursos que podemos utilizar para que el tratamiento sea lo más efectivo posible.

Fuente: Mad in America

Referencias bibliográficas:

Deacon, B. J., & Baird, G. L. (2009). The Chemical Imbalance Explanation of Depression: Reducing Blame at What Cost? Journal of Social and Clinical Psychology, Vol. 28, pp. 415–435. https://doi.org/10.1521/jscp.2009.28.4.415

Fisher, J. D., & Farina, A. (1979). Consequences of beliefs about the nature of mental disorders. Journal of Abnormal Psychology, Vol. 88, pp. 320–327. https://doi.org/10.1037//0021-843x.88.3.320

Grow, J. M., Park, J. S., & Han, X. (2006). “Your Life is Waiting!” Journal of Communication Inquiry, Vol. 30, pp. 163–188. https://doi.org/10.1177/0196859905285315

Iselin, M.-G. (2003). Cognitive Therapy and Research (Vol. 27, pp. 205–222). Vol. 27, pp. 205–222. https://doi.org/10.1023/a:1023513310243

Lebowitz, M. S., Ahn, W.-K., & Nolen-Hoeksema, S. (2013). Fixable or fate? Perceptions of the biology of depression. Journal of Consulting and Clinical Psychology, 81(3), 518–527. https://doi.org/10.1037/a0031730

Schroder, H. S., Dawood, S., Yalch, M. M., Brent Donnellan, M., & Moser, J. S. (2015). The Role of Implicit Theories in Mental Health Symptoms, Emotion Regulation, and Hypothetical Treatment Choices in College Students. Cognitive Therapy and Research, Vol. 39, pp. 120–139. https://doi.org/10.1007/s10608-014-9652-6

Soucy, François. (2011). Benezit Dictionary of Artists. https://doi.org/10.1093/benz/9780199773787.article.b00172644

Zimmermann, M., & Papa, A. (2019). Causal explanations of depression and treatment credibility in adults with untreated depression: Examining attribution theory. Psychology and Psychotherapy. https://doi.org/10.1111/papt.12247



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  • Ciencia y Evidencia en Psicología

Neuromito: La creatividad se encuentra en el hemisferio derecho del cerebro

  • 04/09/2019
  • Maria Fernanda Alonso

Junto con la creencia errónea de que el lenguaje solo estaba en el hemisferio izquierdo y las habilidades espaciales en el derecho, algunos sugirieron que la creatividad (algo que depende del imaginario espacial) también debe ser una función del hemisferio derecho. Esto fue alimentado por múltiples ilustraciones que muestran el hemisferio derecho con un arco iris junto a un hemisferio izquierdo cuadrado, lleno de cálculos.

En qué hemisferio del cerebro se encuentra la creatividad ha sido una pregunta de cientos de años. Después del Premio Nobel de Sperry en 1981, los investigadores se apresuraron por identificar exactamente qué funciones cerebrales hacen cada cosa. El artículo de Harpaz de 1990 «Asimetría de las funciones hemisféricas y la creatividad: un examen empírico,» citaba estudios de los años sesenta y setenta. Harpaz declaró que el hemisferio derecho «parece ser dominante en funciones sintéticas, no verbales, completas, unitarias, espaciales y dependientes del tiempo» y, por lo tanto, era responsable de la creatividad (Harpaz, 1990). Después de 1981, los investigadores pasaron la próxima década apuntalando los argumentos a favor de la creatividad en el cerebro derecho, solo para ser desafiados por diferentes definiciones de creatividad y mejores imágenes que muestran su alcance más amplio y múltiples redes complejas.

De dónde viene el mito

El mito del «cerebro derecho creativo” proviene de las afirmaciones que sostienen que la ciencia, las matemáticas y el pensamiento lógico se encuentran en el hemisferio izquierdo, y la creatividad en el derecho, que a su vez nació del trabajo (ganador de un Premio Nobel) de Sperry en 1981 sobre la lateralización del cerebro. Hasta hace poco, las mediciones imprecisas realizadas por la tecnología de imágenes cerebrales en la década de 1990 y principios de la década de 2000 condujeron a la promoción de este mito.

Lo que sabemos ahora

La comprensión más actual de la creatividad es mucho más amplia e involucra múltiples funciones y estructuras cerebrales, así como diferentes neurotransmisores. Según los estudios de Heilman, la innovación requiere desconexión y pensamiento divergente mediado principalmente por redes frontales. Las personas creativas a menudo toman riesgos y buscan novedades, comportamientos que activan su sistema de recompensa estriatal ventral. La innovación también requiere un pensamiento asociativo y convergente, actividades que dependen de la integración de redes altamente distribuidas. Las personas a menudo son más creativas cuando se encuentran en estados mentales asociados con niveles reducidos de noradrenalina cerebral, lo que puede mejorar la comunicación entre redes distribuidas (Heilman, Nadeau, & Beversdorf, 2003) (Heilman, 2016) (Leon, Altmann, Abrams, Rothi, & Heilman, 2014) (Valeria Drago et al., 2011) (V. Drago, Foster, Skidmore, & Heilman, 2009) (Gansler et al., 2011) (Heilman & Acosta, 2013).

La creatividad también se está estudiando en relación con la red de modo predeterminado, o las formas en que el cerebro está activo cuando está en reposo. Beaty y sus colegas «sugieren que la capacidad de generar ideas creativas se caracteriza por una mayor conectividad funcional entre la corteza prefrontal inferior y la red predeterminada, lo que apunta a una mayor cooperación entre las regiones del cerebro asociadas con el control cognitivo y los procesos imaginativos de bajo nivel.» Esto significa que la creatividad no se limita a las funciones del hemisferio derecho y puede no estar relacionada con el conjunto de habilidades «activas», sino con lo que hace el cerebro cuando no está enfocado en nada en particular (Beaty et al., 2014).

La creatividad, como la inteligencia, es un proceso mental extremadamente complejo. La localización en el cerebro solo se puede hacer decidiendo primero a qué teoría de la creatividad adherís, luego desglosando la creatividad en sus muchos subelementos (desconexión, pensamiento divergente, toma de riesgos, búsqueda de novedades, pensamiento asociativo y convergente, control cognitivo, y procesos imaginativos, entre otros) y mediante la identificación de estudios que establecen cada una de estas redes neuronales. Esta es una tarea monumental que aún no se ha emprendido.

Referencias:

Beaty, R. E., Benedek, M., Wilkins, R. W., Jauk, E., Fink, A., Silvia, P. J., … Neubauer, A. C. (2014). Creativity and the default network: A functional connectivity analysis of the creative brain at rest. Neuropsychologia, 64, 92-98. https://doi.org/10.1016/j.neuropsychologia.2014.09.019

Drago, V., Foster, P. S., Heilman, K. M., Aricò, D., Williamson, J., Montagna, P., & Ferri, R. (2011). Cyclic alternating pattern in sleep and its relationship to creativity. Sleep Medicine, 12(4), 361-366. https://doi.org/10.1016/j.sleep.2010.11.009

Drago, V., Foster, P. S., Skidmore, F. M., & Heilman, K. M. (2009). Creativity in Parkinson’s disease as a function of right versus left hemibody onset. Journal of the neurological sciences, 276(1), 179-183. https://doi.org/10.1016/j.jns.2008.09.026

Gansler, D. A., Moore, D. W., Susmaras, T. M., Jerram, M. W., Sousa, J., & Heilman, K. M. (2011). Cortical morphology of visual creativity. Neuropsychologia, 49(9), 2527-2532. https://doi.org/10.1016/j.neuropsychologia.2011.05.001

Harpaz, I. (1990). Asymmetry of Hemispheric Functions and Creativity: An Empirical Examination*. The Journal of Creative Behavior, Vol. 24, pp. 161-170. https://doi.org/10.1002/j.2162-6057.1990.tb00538.x

Heilman, K. M. (2016). Possible Brain Mechanisms of Creativity. Archives of Clinical Neuropsychology: The Official Journal of the National Academy of Neuropsychologists, 31(4), 285-296. https://doi.org/10.1093/arclin/acw009

Heilman, K. M., & Acosta, L. M. (2013). Visual artistic creativity and the brain. Progress in Brain Research, 204, 19-43. https://doi.org/10.1016/B978-0-444-63287-6.00002-6

Heilman, K. M., Nadeau, S. E., & Beversdorf, D. O. (2003). Creative innovation: possible brain mechanisms. Neurocase, 9(5), 369-379. https://doi.org/10.1076/neur.9.5.369.16553

Leon, S. A., Altmann, L. J., Abrams, L., Rothi, L. J. G., & Heilman, K. M. (2014). Divergent Task Performance in Older Adults: Declarative Memory or Creative Potential? Creativity Research Journal, 26(1), 21-29. https://doi.org/10.1080/10400419.2014.873657

Fuente: PsychCentral



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  • Ciencia y Evidencia en Psicología

Neuromito: usamos sólo el 10% de nuestros cerebros

  • 28/08/2019
  • Maria Fernanda Alonso

¿Quién no ha escuchado esto? Lamentablemente, es uno de los mitos más populares y más divulgados por los medios de comunicación (Radford, 1999). Tal es así que son muchísimos los artículos publicados con el objetivo de eliminar el mito (Higbee & Clay, 1998) (Alferink & Farmer-Dougan, 2010) (Boyd, 2008) (Christodoulou & Gaab, 2009) (Dekker, Lee, Howard-Jones, & Jolles, 2012) (Deligiannidi & Howard-Jones, 2015) (Ferrero, Garaizar, & Vadillo, 2016) (Geake, 2005) (Geake, 2008) (Howard-Jones, 2014) (Karakus, Howard-Jones, & Jay, 2015) (Pei, Howard-Jones, Zhang, Liu, & Jin, 2015).

A partir de información plasmada en su libro Neuromyths: Debunking False Ideas About the Brain, la Dra. Tracey Tokuhama-Espinosa nos acerca los orígenes del mito y lo que dice la ciencia sobre el asunto.

De dónde viene el mito

Hay varias raíces probables de este mito. En el siglo XIX, se dice que el psicólogo de Harvard William James sugirió que los humanos usaban solo una fracción de su potencial. Otro probable culpable es la tecnología: cuando la neuroimagen se usó por primera vez en numerosos estudios a fines de la década de 1990, era común «ver» solo pequeñas áreas del cerebro iluminadas durante los experimentos, y algunas personas suponían que esto significaba que solo se estaba usando una pequeña porción del cerebro. Otro pensamiento es que «el mito del 10 por ciento se hizo popular con las enseñanzas de autoayuda de Dale Carnegie, como una forma de ayudar a las personas a pensar en cómo realizar su propio potencial»(USPTO Patent N.o 7523465, 2009). Otros sugieren que el mito del 10% está vinculado a las personas que venden formas de liberar el poder psíquico (Beyerstein, 1999) (Myss & Myss, 1998).

Lo que sabemos ahora

No hay ningún estudio que identifique definitivamente un porcentaje del cerebro que se utiliza. Sin embargo, las imágenes cerebrales más actualizadas disponibles muestran redes complejas en todo el cerebro en la mayoría de las tareas. (Beyerstein, 1999) ofreció evidencia para eliminar el mito al señalar que si solo se usara el 10%, el daño cerebral tendría que limitarse a esos pocos lugares, cuando sabemos que en realidad, el daño cerebral se ha documentado en todas las parte del cerebro. También sugirió que los escáneres cerebrales muestran actividad (flujo sanguíneo, cambios eléctricos y químicos) en todas las áreas y que el cerebro es el órgano más exigente del cuerpo, que utiliza el 20% de la energía del cuerpo mientras ocupa el 2% de su peso, lo que sería poco probable si solo se utilizara el 10% del cerebro. Además argumenta que las neuroimágenes con PET y fMRI muestran que el cerebro está activo incluso durante el sueño y que ninguna área está completamente inactiva. Hay evidencia de una amplia actividad de redes en lugar de un simple «localismo,» donde se usan partes pequeñas y específicas del cerebro. Además, el análisis microestructural habría ofrecido evidencia de desuso si existiera, y la poda sináptica sería evidente en las autopsias.

Por otro lado, gran cantidad de casos de neurología clínica muestran que perder mucho menos del 90% del tejido cerebral tiene graves consecuencias. Ninguna región cerebral puede dañarse sin dejar a una persona con déficit mental o físico.

Muchas personas pueden vivir durante años con una bala en el cerebro o recuperarse completamente de un derrame cerebral. El hecho de que estas personas puedan llevar una vida más o menos normal se debe a una capacidad extraordinaria del cerebro: su plasticidad. Este órgano es extremadamente bueno compensando: otras células nerviosas pueden hacerse cargo de las tareas de las células nerviosas dañadas.

Por otra parte, se conocen funciones especiales de las regiones del cerebro: es posible crear un mapa del cerebro por lo que queda claro que no hay un 90% inactivo.

Hasta ahora, la estimulación eléctrica de partes del cerebro durante una neurocirugía no ha revelado ningún área cerebral latente donde no se pueda generar percepción, emoción o movimiento mediante la aplicación de estas pequeñas corrientes (esto se puede hacer con pacientes bajo anestesia local, porque no hay receptores de dolor en el cerebro). Además, los neurocientíficos pudieron localizar funciones psicológicas en ciertas áreas del cerebro con la ayuda de otros métodos, como EEG (electroencefalografía), MEG (magnetencefalografía), PET (tomografía por emisión de positrones) o fMRI (imagen por resonancia magnética funcional). Por lo tanto, no se han observado áreas inactivas en el cerebro.

Estas explicaciones muestran la falacia de creer que usamos solo el 10% de nuestros cerebros.

Referencias:

Aamodt, T. M., Wang, H., Shen, J., & Hammarlund, P. (2009). USPTO Patent N.o 7523465. Recuperado de https://patentimages.storage.googleapis.com/db/61/44/ee4a98240166ee/US7523465.pdf

Alferink, L. A., & Farmer-Dougan, V. (2010). Brain-(not) Based Education: Dangers of Misunderstanding and Misapplication of Neuroscience Research. Exceptionality, Vol. 18, pp. 42-52. https://doi.org/10.1080/09362830903462573

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Radford, B. (1999). The ten-percent myth. Skeptical Inquirer, 23, 52-53.

Fuente: Psychcentral



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  • Cursos recomendados

Cannabis, salud mental y trastornos del cerebro – Curso online de la Universidad de Colorado en Boulder

  • 21/08/2019
  • David Aparicio

El curso Cannabis, salud mental y trastornos cerebrales está diseñado para que analices críticamente sobre los efectos del cannabis en la salud (es decir, la marihuana) en el contexto de varios trastornos de salud mental y neurocognitivos.

Como alumno podrás identificar las características clave de varios trastornos de ansiedad (por ejemplo, trastorno de pánico, trastorno de ansiedad generalizada, trastorno de ansiedad social, TEPT), depresión mayor, esquizofrenia, esclerosis múltiple, epilepsia, lesión cerebral traumática y enfermedad de Alzheimer y Parkinson.

Aprenderás la etiología y los factores de riesgo para estos trastornos, reconocerá los tratamientos convencionales y comprenderá la influencia de diferentes cannabinoides como el THC y el CBD en estos trastornos.

Obtendrás conocimiento útil y actualizado para informar las políticas públicas, la salud pública y las decisiones personales sobre el uso de productos de cannabis.

Este curso forma parte del Programa especializado del Cannabis Medicinal: Efectos en la Salud del THC y CBD.

El curso es totalmente en línea, está dividido en 4 semanas, y tiene fechas límite flexibles en función de tus horarios y no necesitas conocimiento previo. Puedes inscribirte totalmente gratis como oyente del curso y podrás acceder a los materiales, pero te recomiendo hacer el pago de 49 dólares para tener acceso a las tareas y el certificado emitido por la Universidad de Colorado en Boulder.

Ejemplo del certificado que recibirás luego de concluir el curso.
Ejemplo del certificado que recibirás luego de concluir el curso.

Temario del curso

  • Trastornos de ansiedad y el cannabis
  • Trastornos del estado de ánimo, psicosis y cannabis
  • Trastornos del cerebro/neurodegenerativos Parte I
  • Trastornos del cerebro/neurodegenerativos Parte II

Para inscribirte sólo debes hacer click en el siguiente enlace: Curso online: Cannabis, salud mental y trastornos cerebrales.



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  • Ciencia y Evidencia en Psicología

Meditar y practicar yoga se vinculan con menor volumen de la amígdala derecha, región involucrada en el procesamiento emocional

  • 19/08/2019
  • Maria Fernanda Alonso

¿Pueden la meditación y el yoga ser prácticas capaces de modificar nuestros cerebros? ¿Qué tanto ayudan, por ejemplo, para hacer frente a las emociones negativas, y para manejar el estrés en particular?

Según una investigación, estas prácticas se asocian con un volumen más pequeño de la amígdala derecha, una región del cerebro involucrada en el procesamiento emocional (Gotink et al., 2018).

El estudio de Rotterdam es un estudio poblacional en curso que se realiza en los Países Bajos desde 1990. Ha reclutado a más de 15000 personas de 45 años o más. Muchos de los participantes se sometieron a múltiples escáneres cerebrales, lo que permite a los investigadores examinar el cambio estructural con el tiempo.

Para el estudio de Gotnik, analizaron un subgrupo de 3742 participantes que habían respondido a un cuestionario de meditación y práctica de yoga y se habían sometido a resonancia magnética del cerebro.

Encontraron que la meditación y el yoga estaban positivamente relacionados tanto con el estrés como con el manejo del estrés: pues quienes reportaron practicar yoga y meditación informaron también que experimentaron más estrés; pero el 90.7% dijo que aquellas prácticas los ayudaron a sobrellevar el estrés.

Lo que descubrieron a través de los escáneres fue que quienes dijeron que practicaban meditación y yoga también tendieron a tener un menor volumen de la amígdala derecha y del hipocampo izquierdo en comparación con aquellos que no lo hacían, y el volumen de la amígdala derecha tendió a disminuir con el tiempo entre los practicantes.

“Las diferencias volumétricas solo se encontraron en la amígdala derecha, no en la izquierda. Esto está en línea con estudios anteriores más pequeños y se explica por el hecho de que la amígdala derecha, a diferencia de la amígdala izquierda, está asociada con emociones negativas y acciones inmediatas, mientras que la izquierda está asociada con emociones positivas y memoria «, señalaron los investigadores en su estudio.

Ellos interpretan que el volumen de la amígdala podría ser más pequeño porque quienes practican meditación y yoga se han vuelto más conscientes de su estrés, pero al mismo tiempo son más capaces de lidiar con él. En este mismo orden de ideas, otras investigaciones encontraron que el entrenamiento en meditación podría producir una reducción generalizada de la actividad de la amígdala derecha en respuesta a estímulos emocionales, según lo medido por los escaneos cerebrales (Desbordes et al., 2012).

Algunas limitaciones que presentó este estudio fueron que la muestra de participantes eran personas en general saludables y motivados a unirse a la investigación; además, está compuesto principalmente por personas mayores, que pueden no estar tan activamente involucradas en las prácticas de meditación y yoga como los más jóvenes, y que también pueden mostrar una respuesta estructural diferente a la de los participantes más jóvenes debido a la disminución de la plasticidad cerebral.

¿Aún dudás del poder científico de la meditación? ¿Te atrevés a probarlo? Estos ejercicios y meditaciones guiadas pueden servirte de ayuda.

Referencias:

Desbordes, G., Negi, L. T., Pace, T. W. W., Wallace, B. A., Raison, C. L., & Schwartz, E. L. (2012). Effects of mindful-attention and compassion meditation training on amygdala response to emotional stimuli in an ordinary, non-meditative state. Frontiers in Human Neuroscience, 6, 292. https://doi.org/10.3389/fnhum.2012.00292

Gotink, R. A., Vernooij, M. W., Ikram, M. A., Niessen, W. J., Krestin, G. P., Hofman, A., … Hunink, M. G. M. (2018). Meditation and yoga practice are associated with smaller right amygdala volume: the Rotterdam study. Brain Imaging and Behavior, 12(6), 1631-1639. https://doi.org/10.1007/s11682-018-9826-z

Fuente: PsyPost



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  • Ciencia y Evidencia en Psicología

No hay alteraciones de la asimetría cerebral de las personas con depresión

  • 15/08/2019
  • David Aparicio

La asimetría de los hemisferios cerebrales es una característica importante de la organización de la estructura neuronal y según varios estudios podría estar alterada en varias condiciones psiquiátricas y neurocognitivas como la esquizofrenia, autismo y dislexia.

Relacionado con la depresión un pequeño grupo de estudios, con muestras muy pequeñas, encontró diferencias en la asimetría de las personas con este trastorno pero todavía faltan estudios con mayores muestras que confirmen estos resultados.

El consorcio internacional de investigadores denominado ENIGMA, por sus siglas en inglés Enhancing Neuro-Imaging Genetics Theough Meta-Analysis, se tomó el gran trabajo de analizar el cerebro de miles de personas con y sin depresión para revisar la evidencia sobre esta supuesta diferencia.

El equipo comparó la diferencia en la literalidad y grosor del área de la superficie de 34 regiones cerebrales en 2,256 personas diagnosticadas con el trastorno depresivo mayor y 3,504 en el grupo control, e investigaron la asimetría de 8 estructuras subcorticrles en 2,540 personas con depresión y 4,230 individuos en el grupo control.

Luego de hacer todos estos análisis y comparaciones. Los investigadores encontraron que no había diferencia significativa en la asimetría cerebral. No encontraron diferencias cerebrales asociadas con el uso de medicamentos y recuperación del trastorno. Tampoco hubieron diferencias entre las personas que tuvieron el diagnóstico por primera vez, las personas que tuvieron multiples episodios de depresión o la edad en la que ocurrió el primero episodio en comparación con los sujetos sin depresión.

Las comparaciones no quedaron ahí. Los autores también revisaron si el género o edad podría relacionarse con alguna diferencia en la asimetría cerebral, pero los resultados fueron nuevamente negativos.

¿A qué se debe esta contradicción? Los primeros estudios arrojaron que sí habían diferencias significativas en la estructura cerebral de la asimetría y ahora un nuevo estudio dice que no. Los autores de la revisión señalan que los estudios anteriores pueden haber sido falsos positivos debido a las muestras pequeñas con la que se realizaron esas investigaciones.

Este es un buen recordatorio: Ser precavidos con la información que se reproduce de investigaciones pequeñas que necesitan ser revisadas. Claro _no _estamos diciendo que este estudio sea la prueba definitiva e incuestionable. Pero en este momento es la mejor evidencia que se tiene.

Referencia del estudio original: de Kovel, C. G. F., Aftanas, L., Aleman, A., Alexander-Bloch, A. F., Baune, B. T., Brack, I., … Francks, C. (2019). No Alterations of Brain Structural Asymmetry in Major Depressive Disorder: An ENIGMA Consortium Analysis. The American Journal of Psychiatry, appiajp201918101144. https://doi.org/10.1176/appi.ajp.2019.18101144
Psychiatry Online. (n.d.). Retrieved August 15, 2019, from https://ajp.psychiatryonline.org/doi/10.1176/appi.ajp.2019.18101144

Fuente: Mad in America



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  • Ciencia y Evidencia en Psicología

La música podría ayudar al desarrollo de los cerebros de bebés prematuros

  • 15/08/2019
  • Maria Fernanda Alonso

Cuando llega al mundo un bebé prematuramente, es muy probable que deba pasar sus primeros tiempos en una Unidad de Cuidados Intensivos (UCI). Debido a que este no es el entorno ideal para el desarrollo del cerebro infantil, y que de hecho puede ser una experiencia estresante, el desarrollo neurológico esencia puede verse interrumpido, razón por la que muchos bebés prematuros luego sufren dificultades de aprendizaje o trastornos sociales o emocionales. Por ejemplo, algunos estudios han encontrado que el nacimiento prematuro puede afectar importantes áreas cerebrales lo que ayudaría a entender por qué los niños prematuros tienen más riesgos de sufrir trastornos neurológicos, de atención y autismo (Toulmin et al., 2015); y también han encontrado que este suceso interrumpe los procesos vitales del desarrollo del cerebro, lo que acarrea la reducción de las capacidades cognitivas de los niños. Según otro estudio, los bebés prematuros hacen menos amigos durante la primera infancia, se sienten menos aceptados por sus pares y pasan menos tiempo en actividades de socialización, aunque más adelante en la edad escolar comienzan a hacer más amigos y ganan más aceptación por parte de sus compañeros (Heuser, Jaekel, & Wolke, 2018).

Cuando un bebé nace a término, ha pasado el tiempo suficiente dentro del útero materno para desarrollar toda la compleja infraestructura neurológica que necesita para comenzar su vida. Sin embargo, si un bebé nace antes de tiempo, algunas conexiones neuronales vitales pueden no haberse formado todavía, lo que significa que este proceso tiene que ocurrir después del nacimiento.

Un nuevo estudio revela que escuchar música durante estas primeras semanas críticas como humano puede ayudar al cerebro a desarrollarse normalmente (Lordier et al., 2019).

En particular, los bebés prematuros tienden a sufrir deficiencias en la red de prominencia del cerebro, que es responsable de determinar la importancia de los estímulos y comunicarse con otras redes cerebrales para coordinar una respuesta adecuada. La conectividad entre la red prominente y las áreas del cerebro como el tálamo o las redes sensoriomotoras o auditivas a menudo se interrumpe en los recién nacidos prematuros, lo que resulta en una función cognitiva reducida o dificultades para manejar las emociones y las relaciones sociales más adelante (Ham, Leff, de Boissezon, Joffe, & Sharp, 2013).

Para abordar este problema, los investigadores de la Universidad de Ginebra y los Hospitales Universitarios de Ginebra buscaron crear un ambiente que fomentara el desarrollo saludable del cerebro en bebés prematuros durante su tiempo en una UCI. Debido a que el sistema auditivo es uno de los primeros en formarse en los cerebros humanos, el equipo decidió exponer a estos bebés a música relajante en puntos clave durante el día.

El compositor Andreas Vollenweider tocó una variedad de instrumentos diferentes ante una audiencia de bebés prematuros para determinar cuál produjo las reacciones más tranquilas, y finalmente decidió escribir su calmante pieza usando arpas, campanas y la flauta de un encantador de serpientes indio llamada punji.

Vollenweider produjo tres piezas musicales de ocho minutos. El primero fue reproducido a los bebés en una UCI justo cuando se despertaban, mientras que el segundo fue reproducido durante sus horas de vigilia, y el tercero cuando se dormían.

Utilizando imágenes de resonancia magnética funcional (fMRI) para escanear los cerebros de los bebés prematuros en su estudio, los investigadores encontraron que la arquitectura neurológica de aquellos que habían estado expuestos a la música era mucho más parecida a la de un bebé que había nacido a término, en comparación con los que no habían escuchado la música.

Algunos de los involucrados en el estudio se están acercando a su sexto cumpleaños, y el equipo planea seguir su investigación examinando el bienestar cognitivo, social y emocional de estos niños.

Referencias de los estudios:

Ham, T., Leff, A., de Boissezon, X., Joffe, A., & Sharp, D. J. (2013). Cognitive control and the salience network: an investigation of error processing and effective connectivity. The Journal of Neuroscience: The Official Journal of the Society for Neuroscience, 33(16), 7091-7098. https://doi.org/10.1523/JNEUROSCI.4692-12.2013

Heuser, K. M., Jaekel, J., & Wolke, D. (2018). Origins and Predictors of Friendships in 6- to 8-Year-Old Children Born at Neonatal Risk. The Journal of Pediatrics, 193, 93-101.e5. https://doi.org/10.1016/j.jpeds.2017.09.072

Lordier, L., Meskaldji, D.-E., Grouiller, F., Pittet, M. P., Vollenweider, A., Vasung, L., … Hüppi, P. S. (2019). Music in premature infants enhances high-level cognitive brain networks. Proceedings of the National Academy of Sciences of the United States of America, 116(24), 12103-12108. https://doi.org/10.1073/pnas.1817536116

Toulmin, H., Beckmann, C. F., O’Muircheartaigh, J., Ball, G., Nongena, P., Makropoulos, A., … Edwards, A. D. (2015). Specialization and integration of functional thalamocortical connectivity in the human infant. Proceedings of the National Academy of Sciences of the United States of America, 112(20), 6485-6490. https://doi.org/10.1073/pnas.1422638112

Fuente: IFL Science



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