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Lenguaje

21 Publicaciones
  • Salud Mental y Tratamientos

Ética en la comunicación: relación entre terapeuta y paciente con trastorno del espectro autista

  • 18/12/2019
  • Geraldine Panelli

Este artículo tiene como objeto describir y discutir sobre las prácticas éticas posibles en el contexto de un tratamiento psicológico con pacientes con trastorno del espectro autista (TEA) desde el punto de vista de las ciencias de la comunicación.

Partiendo de la premisa de entender la comunicación como una cuestión de  derechos humanos y comprender los desafíos que genera en población con discapacidad, pero afirmando que la universalidad y la accesibilidad de los contenidos comunicativos que presentamos como terapeutas deben garantizarse; se intentará hacer un acercamiento teórico al tema.

Debemos reconocer la comunicación como algo que afecta a la totalidad de los individuos y la necesidad de ser empáticos con un otro, justamente para poder “ponerse en sus zapatos” y experimentar e indagar ¿Cómo mejorar la comunicación para que nuestros pacientes se sientan parte? ¿Cómo garantizar el entendimiento de lo que queremos comunicar? ¿Cómo afecta a la persona la exclusión de contenidos? ¿En qué lugar posicionamos y entendemos a la persona con discapacidad?

Para poder realizar un análisis crítico y específico se tomará como unidad de análisis esta relación terapéutica con población infantil; en los ámbitos más frecuentes: en sesión, con su familia y es espacios institucionalizados (escuela, centro educativo)

¿Qué es el trastorno del espectro autista?

Es un trastorno del neurodesarrollo cuya etiología es heterogénea; puede deberse a factores genéticos, de gestación o ambientales (Ruggieri, 2019). Sus principales características son: deficiencias persistentes en la comunicación y la interacción social; y patrones restrictivos y repetitivos de comportamientos, intereses o actividades. Para poder diagnosticarlo se debe evidenciar un deterioro significativo en lo social, laboral u otras áreas del funcionamiento habitual. Los síntomas deben estar presentes en las primeras fases del desarrollo y no se debe explicar mejor por discapacidad intelectual o retraso global del desarrollo (APA, 2014).

Algo a destacar, dado que acompaña la dificultad de trabajar con esta condición, es que la presentación clínica del cuadro es muy diversa en todas las áreas:

  • Severidad: por un lado, niños y niñas con auto y heteroagresiones graves, problemas motores que les dificultan el aprendizaje en actividades de la vida diaria que tengan por objeto la autonomía, falta de control de esfínteres. Y, por otro lado, infantes funcionales en autonomía y desarrollo de habilidades motoras que en su fisonomía no permiten observar patrones del diagnóstico.
  • Lenguaje: en un extremo podemos encontrar pacientes con altos déficits en la conducta verbal, ya sea de forma oral, lengua de señas o sistemas alternativos de comunicación (SAAC); y en el otro extremo conducta verbal funcional, aunque limitada por las características del diagnóstico en cuanto a la rigidez, literalidad y la dificultad en la abstracción (por ejemplo, el entendimiento de chistes, metáforas, etc.).
  • Cognitivo: en el nivel de menor funcionamiento, déficit en aprendizaje de prerrequisitos para la socialización como la atención conjunta, la imitación y el control instruccional. En un nivel medio de funcionamiento podemos encontrar pacientes con dificultades en el entendimiento de las emociones y los sentimientos, fallas en la teoría de la mente, principalmente en la empatía. Por último, en un nivel de alto funcionamiento, niños y niñas con las capacidades cognitivas conservadas.
  • Perfil sensorial: los infantes con TEA pueden experimentar, como no, síntomas de hiper o hipo sensibilidad de los más diversos.

A pesar de la deficiencia en la comunicación

Lo interesante para exponer en este artículo es que, si bien el déficit en la comunicación se encuentra como característico del trastorno, es la responsabilidad los terapeutas reconocer la humanidad del otro. Y en este reconocer su humanidad, al igual que la de su familia, lograr eliminar barreras que resultan discapacitantes para el paciente.

Estas barreras mencionadas se refieren a dejar de pensar la discapacidad como interna a la persona y ver cómo nosotros influimos como contexto en su desarrollo comunicacional; lo que resulta en un contexto inclusivo o un contexto discapacitante o deshumanizante. Cómo los vemos, pensamos y habilitamos sus formas de comunicar y de ser en la manera que puedan, y respetamos su subjetividad, va a ser la clave para trabajar en un marco pleno de respeto y ética.

Lo fundamental es comprender como profesionales que la afirmación “ellos viven en su mundo” es un mito que acompaña al diagnóstico hace muchos años, el cual hay que desterrar. Este tipo de afirmaciones y pensamientos en vez de acercarnos a las formas adecuadas de comunicación, nos alejan. Se responsabiliza al infante, con su diagnóstico y no se plantea en qué forma nosotros, adultos, terapeutas y figuras de cuidado, actuamos o buscamos una comunicación más efectiva y comprendida por ellos.

Si buscamos que nuestros pacientes comprendan es necesario asegurarnos de estar modificando el lenguaje oral y corporal de acuerdo a quien tenemos delante.

A veces no nos damos cuenta, hablamos mucho, nos movemos, usamos tonos de voz altos y esto puede ser irritante para niños o niñas con esta condición. Además, algo que se relata mucho en supervisión es la dificultad de mantener el silencio en sesiones de terapia; los pacientes no suelen tener conversaciones fluidas, muchas veces se trabajan cuestiones en las que no es necesario hablar como por ejemplo en entrenamiento en motricidad fina (armado de rompecabezas, encastres, enhebrado, etc.); y es necesario entrenar la habilidad terapéutica para aceptar esos silencios sin invadir auditivamente al infante.

Dentro de las diferencias en la relación comunicacional con pacientes que poseen esta condición, podemos encontrar algunas coincidencias:

  • Necesidad de literalidad: debemos tener en cuenta la dificultad en entender las metáforas, los chistes, o cuestiones abstractas. Por lo cual debemos ser explícitos en la comunicación.
  • Hablar en un tono de voz neutro: por la hipersensibilidad a los sonidos, la voz elevada puede resultar irritante y hasta desencadenar crisis.
  • Respetar los momentos de silencio o de soledad
  • Tener en cuenta la dificultad que presentan en la posibilidad de ser empáticos: no podemos pretender que de forma natural ellos comprendan nuestros sentimientos y emociones, debemos enseñarlo de forma estructurada e ir dando oportunidades de generalización.
  • Tener en cuenta las fallas en las habilidades sociales: muchas veces pueden aparecer comentarios espontáneos demasiado sinceros con respecto a cuestiones que socialmente no se dicen, por ejemplo, pacientes que nos pueden decir “estás más gordo” o “viniste despeinado”. También tener en cuenta que hay que enseñar y modelar las habilidades sociales cotidianas, como por ejemplo los saludos.

En los comienzos de las prácticas psicológicas eficaces para TEA, los resultados en el incremento de habilidades eran buenos; pero no se tenía en cuenta al sujeto en su integridad. El objetivo del tratamiento solo era disminuir comportamientos desadaptativos y enseñar o aumentar habilidades para mejorar la autonomía y el funcionamiento; incluso utilizando castigos físicos o dañinos.

Luego de generaciones de terapeutas, avances en la sociedad en cuanto a la mirada de los sujetos con discapacidad y un trabajo de mucha militancia social por parte de las familias y los adultos que han sufrido tratamientos e intervenciones a lo largo de su vida, nace un nuevo paradigma de tratamientos en donde el sujeto a tratar es respetado en su integridad.

Este respeto requerido nos lleva a hablar de comunicación. ¿Cómo hacemos para entender y validar a un niño o niña en una sesión de psicoterapia que no presenta conducta verbal o que solo la presenta en casos extremos de necesidad? Quizá este es uno de los desafíos más grandes que encontramos como terapeutas. Se intentará dar una respuesta a continuación.

Se define a la conducta verbal como “aquel comportamiento que está reforzado por mediación de otras personas, no especificamos —ni podemos hacerlo— ninguna forma, modo o medio. Cualquier movimiento capaz de afectar a otro organismo puede ser verbal” (Skinner, 1981).

La clave estará entonces en cómo los terapeutas, podemos posicionarnos como mediadores entre el infante y sus deseos; ya sean objetos, alimentos, reforzadores sociales como por ejemplo las cosquillas, acceso a actividades gratificantes, etc. Y en este posicionarnos respetar justamente sus gustos y sus pedidos, sin imponer nuestros propios objetos de satisfacción como obligatorios; y sobre todo intentando no restringir las posibilidades de elección.

Veamos este punto con un ejemplo clínico:

En la experiencia profesional de un terapeuta, en las primeras sesiones con los pacientes llevando una amplia disponibilidad de objetos reforzantes: masas, pelotas, objetos con luces, lápices, papeles de colores, animales de plástico, slime, muñecas etc., siendo el resultado que la mayoría de los casos eligen pelota. Con lo cual, en las próximas entrevistas iniciales, el terapeuta decide llevar solo pelotas. En su supervisión, sobre un nuevo caso su discurso es el siguiente “Juan no tiene interés en otros, ni en compartir, ni me mira, estuve probando, pero no hay caso”.

Podemos observar en el ejemplo, cómo el discurso del profesional posiciona el déficit y el problema en la socialización en el niño, sin repensar su propia práctica y cuáles son las opciones que está brindando a este sujeto, cuyo interés puede ser cualquier otro menos las pelotas.

Otra experiencia clínica que aparece en supervisión son nenas a las que solo se le ofrecen juguetes u objetos asociado a lo femenino como muñecas, bebotes, esmaltes de uñas; sin ofrecer objetos o actividades más motrices como saltar, jugar a la pelota, carreras, etc.

En estos casos y otros casos parecidos, los terapeutas, sin intencionalidad, bloquean los primeros intentos de comunicación que pueden aparecer incidentalmente mediante el juego; no generan que la dinámica con el infante sea desde el placer y restringen las elecciones; justamente no respetando la subjetividad y la diversidad que puede presentarse en los diferentes vínculos.

Es entendible que en el ofrecimiento resulta imposible abarcar toda la posibilidad de intereses que pueden existir; pero cuando no resulta, cuando llevamos varias sesiones sin lograr la interacción genuina debemos replantearnos qué estamos ofreciendo, cómo y qué cambiar para lograr ser mediadores efectivos y así al obtener una respuesta, lograr una comunicación natural.

Si intentamos por medios artificiales y sin pensar en la singularidad de los intereses de cada sujeto; el aprendizaje en la comunicación no sólo fracasará, sino que se dañará el vínculo entre paciente y terapeuta.

Otro punto interesante que se desprende del objeto de este artículo es evaluar cómo respondemos a ciertas demandas del paciente hacia nosotros o pedidos nuestros hacia el paciente. Como terapeutas debemos siempre realizar análisis funcionales de los comportamientos, esto quiere decir entender el para qué de cada conducta. Es un requerimiento esencial para el trabajo con esta población dado que muchas veces la forma de comunicarse no es la convencional a la que estamos acostumbrados, una misma conducta puede tener varias funciones y realizar las hipótesis adecuadas nos va a ayudar a entender qué está buscando o necesitando del ambiente y por lo tanto de nosotros. No olvidemos la premisa de que cuanto más eficaces somos como mediadores, mejor será la comunicación que lograremos con nuestro paciente; lo que resultará en un vínculo mucho más gratificante para ambos.

Esto nos lleva a entender que un niño o una niña puede, por ejemplo, llorar porque se le rompió su juguete preferido, llorar porque está haciendo un berrinche por un caramelo, o llorar porque tiene ganas de ir al baño y nos sabe pedirnos ayuda. Con lo cual retar por llorar, extinguir el llanto o no darle acceso a lo que necesita en ese momento, en alguna ocasión puede resultar una intervención de primera elección y en otra una intervención muy equivocada. De lo que no existen dudas es de que en este momento llorar es comunicar.

Por esta razón, cuando se elige o sugiere a las familias una intervención es fundamental evaluar el contexto en el que se da la conducta a modificar y que realmente este comportamiento que se toma como problemático presente una disfuncionalidad para la persona.

Para concluir este apartado, hay que destacar que cómo resulte el aprendizaje de la comunicación entre paciente y terapeuta, cómo este último enseñe a las familias a incrementar las instancias de comunicación incidental reforzadasy por último cómo se establezcan las instancias que favorezcan la generalización a otros ambientes, serán cruciales para el desarrollo del sujeto.

¿Por qué es crucial el aprendizaje de la comunicación?

Entender a nuestros pacientes con dificultades en la comunicación como parte de sistemas: sus familias, las escuelas, sus círculos sociales, etc. es la base para que sean sujetos incluidos.

Brindar oportunidades de aprendizaje para mejorar y aumentar las formas en las que se comunican hace que puedan ser más funcionales y que los tipos de vinculación con los otros sean más agradables.

Asegurar que las experiencias satisfactorias de respeto mutuo, donde el niño o niña sepa que puede expresarse y será escuchado, lo hace formar parte de estos círculos.  Y ese formar parte se significa en un compartir con un otro.

Pensemos que se forma una cadena, este paciente que logra vincularse con su familia, a su vez se incluye en una escuela donde es respetado, pensado y habilitado a ser con su diversidad; que a su vez esta escuela hace conciencia, comunica y establece vínculos. Lo que da por resultado, es un niño o una niña perteneciendo plenamente a una comunidad. Cuando esta cadena se rompe, es  porque no se es tenido en cuenta al ser humano entero; no es respetado como integro:

Entonces, pensar al otro íntegro, es lo que garantiza la plena inclusión y el derecho de pertenecer a la comunidad sin importar las deficiencias. Para que esto suceda, los terapeutas tienen un rol fundamental; porque con o sin intención modelamos la forma en que las personas se relacionan con los niños o niñas que tienen esta condición.

Modelar quiere decir justamente “ser el modelo”, dar el ejemplo de cómo nos relacionamos, cómo hablamos con los pacientes y con sus familias.

En los relatos profesionales y en las entrevistas familiares, hay una experiencia que se repite en el discurso que urge cambiar. La misma describe como los y las terapeutas hablan de los infantes, entre ellos y con las familias, de sus comportamientos y habilidades; muchas veces de sus deficiencias o situaciones problemáticas: en frente de ellos. Esto refleja justamente no comprender al otro como sujeto oyente, pensar que como existe una deficiencia en la comunicación no pueden comprender lo que hablamos de ellos. Este error común que se da de forma involuntaria y que muchas veces no es repensado, da cuenta de en qué lugar posicionamos al otro.

Otro punto crucial de cómo modelamos la relación con los pacientes tiene que ver con la intimidad y el cuidado del propio cuerpo. Pensando principalmente en pacientes que no logran desarrollar un sistema de comunicación funcional y que son ocasionales las oportunidades de interacción que se presentan, debemos tener en cuenta situaciones cotidianas que pueden plantear desafíos. Veamos algunos ejemplos: no porque no puedan expresar que tienen calor, significa que deben de dejarse la campera puesta todo el día; o porque no pueden expresar su necesidad de ir al baño deben usar pañales de por vida. En este punto es crucial cómo nos comuniquemos y como pensamos al sujeto que tenemos delante. Para trabajar la autonomía y las habilidades de la vida diaria enseñamos en terapia a los niños y niñas a cambiarse la ropa, a ir al baño, a bañarse; situaciones que interpelan la privacidad del cuerpo. Para que esto sea posible de trabajar debemos comprender que quien tenemos delante es una persona, con todo lo que esto implica, aunque sepamos que no nos va a contestar, debemos anticipar qué vamos a hacer, pedir permiso y generar un espacio de respeto y cuidado para que desarrollar estas actividades no sea invasivo. Y, además, es igual de importante instalar el hábito de lo privado.

Tratar este tema es crucial, porque los niños y niñas con las que trabajamos van a devenir en adultos, y entender desde la corporalidad que hay momentos en los que deben estar solos, que por ejemplo para ingresar al baño cuando ellos se duchan debemos golpear la puerta y pedir permiso, etc., dará el ejemplo a sus familias de que son sujetos de derecho en cuanto a decidir por su privacidad.

Este punto en algunas instituciones no es tenido en cuenta, las personas que cambian, bañan e higienizan a los pacientes con TEA varían de un día al otro, no se respetan las figuras profesionales, y este momento es un trámite más que se realiza rápido; muchas veces en frente de otras personas y sin cuidar la privacidad. Esto habla una vez más de cómo se posiciona al sujeto como objeto y no como sujeto activo íntegro y humano.

Nuestros pacientes con mayor o menor déficit comunicacional, no serán eternos infantes y la forma en que los tratemos y pensamos es crucial para que sean respetados y se asegure un desarrollo autónomo y saludable.

Conclusiones

Este trabajo intenta ser una guía de cuestiones que  tenemos que replantearnos para trabajar y dar un trato digno a los niños y niñas con trastorno del espectro autista. Principalmente poniendo énfasis en que si nosotros cambiamos y nos replanteemos la forma en que nos comunicamos las dificultades que se presentarán serán menores.

Queda mucho por estudiar al respecto, pero el trabajo colectivo y las redes de aprendizaje sin duda son una herramienta fundamental para plantear un cambio de paradigma que contribuya a una sociedad inclusiva y diversa comprendiendo la complejidad que presenta. Quitar las barreras que dificultan la comunicación da como resultado un espacio de encuentro genuino, sin este lugar de encuentro cualquier intento de realizar psicoterapia tenderá al fracaso.

Para finalizar se acerca un decálogo de consejos para iniciar este cambio consciente; pensado exclusivamente con este fin: mejorar la calidad de la comunicación entre paciente con TEA y terapeuta. El mismo deberá ser estudiado en su eficacia y puesto en práctica para corroborar su utilidad, es solo una primera instancia de pensamientos que resultaron de las reflexiones presentes en este artículo.

Recomendaciones para garantizar una relación comunicacional ética entre terapeutas y pacientes infantes con TEA

  1. Pensar el paciente en su integridad, respetando su voluntad y sus valores
  2. Conocer sus gustos, intereses y actividades gratificantes
  3. Respetar su intimidad y fortalecer el cuidado por su propio cuerpo
  4. Promover espacios de recreación y descanso
  5. Estando presente, no hablar del mismo como si no estuviera
  6. Hacerlo partícipe de las decisiones y objetivos terapéuticos
  7. Respetar el secreto profesional
  8. Expresar información en forma clara, precisa y verídica.
  9. Validar las experiencias, sentimientos y creencias del infante
  10. No responsabilizarlo por sus déficits, ver cómo repensar un contexto inclusivo.

Referencias bibliográficas:

  • Arberas, C, & Ruggieri, V. (2019). Autismo. Aspectos genéticos y biológicos. Medicina (Buenos Aires), 79.
  • American Psychiatric Association. (2014). Guía de consulta de los criterios diagnósticos del DSM-5®: Spanish Edition of the Desk Reference to the Diagnostic Criteria From DSM-5®. American Psychiatric Pub.
  • Casado, D. (2011). Comunicación Social en discapacidad: cuestiones éticas y de estilo.
  • Skinner, B. F. (1981). Conducta verbal. México: Trillas


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  • Ciencia y Evidencia en Psicología

Uso de pantallas asociado con cambios estructurales en el cerebro de los niños

  • 14/11/2019
  • David Aparicio

Nueva evidencia presentada en JAMA Pediatrics sugiere que los niños que pasan más tiempo al frente de la pantalla tienen menos integridad estructural de materia blanca en las partes del cerebro vinculadas con el lenguaje y las habilidades lingüísticas, la auto-regulación, funciones ejecutivas e imaginería.

El estudio fue llevado a cabo con 47 niños sanos (27 niñas y 20 niños) que tenían entre 3 y 5 años de edad, y sus padres. Los niños completaron una serie de tests cognitivos e imágenes de resonancia magnética para estimar el nivel de integridad de la materia blanca en sus cerebros. A los padres se les administró una el ScreenQ escala de 15 items basada en las recomendaciones de la American Academy of Pediatrics (APP).

Al cruzar los datos de todas estas fuentes de investigación se encontró que:

  • Mayores puntajes de la escala ScreenQ se relacionaron significativamente con mejor nivel de lenguaje expresivo (la habilidad para nombrar rápidamente a los objetos) y menos habilidades lingüísticas emergentes.
  • Mayores puntajes de ScreenQ se asociaron con menor integridad de la materia blanca del cerebro, lo que afecta la organización y mielización (el proceso de formar mielina alrededor de los nervios que permiten los impulsos nerviosos), lo que afecta la función del lenguaje ejecutivo y otras habilidades del lenguaje.

Con estos resultados es conveniente recordar las recomendaciones de la AAP:

  • Para los niños menores de 18 meses, evite el uso de medios de pantalla que no sean chat de video. Los padres de niños de 18 a 24 meses de edad que quieran introducir medios digitales deben elegir una programación de alta calidad y verla con sus hijos para ayudarlos a comprender lo que están viendo.
  • Para niños de 2 a 5 años, limite el uso de la pantalla a 1 hora por día de programas de alta calidad. Los padres deben ver los medios junto con los niños para ayudarlos a comprender lo que están viendo y aplicarlo al mundo que los rodea.
  • Para los niños de 6 años en adelante, establezca límites consistentes en el tiempo que usa los medios y los tipos de medios, y asegúrese de que los medios no reemplacen el sueño adecuado, la actividad física y otros comportamientos esenciales para la salud.
  • Designe momentos libres de medios juntos, como cenar o conducir, así como lugares libres de medios en el hogar, como dormitorios.
  • Mantenga una comunicación continua sobre ciudadanía y seguridad en línea, incluido el trato a los demás con respeto en línea y fuera de línea.

Referencia del estudio original: John S. Hutton, Jonathan Dudley, Tzipi Horowitz-Kraus, Tom DeWitt, Scott K. Holland. Associations Between Screen-Based Media Use and Brain White Matter Integrity in Preschool-Aged Children. JAMA Pediatrics, 2019; e193869 DOI: 10.1001/jamapediatrics.2019.3869

Fuente: ScienceDaily



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  • Análisis
  • Ciencia y Evidencia en Psicología

El problema con las metáforas clásicas de desesperanza creativa y cómo Edipo Rey puede ayudar a resolverlo

  • 16/10/2019
  • Paula José Quintero

Porque la ciudad, como tú mismo sabes, está ya demasiado sumida en la agitación y no puede levantar aliviada la cabeza ante la avalancha de muertes (el sacerdote se refiere a Tebas). Y ahora, Edipo, tú, a juicio de todos el más fuerte, halla algún remedio para nuestros males. (…). El único remedio que, tras considerado todo, pude hallar (declara Edipo), éste he puesto en práctica: al hijo de Meneceo, a Creonte, mi propio cuñado, lo envié al oráculo pítico de Febo, para que preguntara con qué obras o con qué palabras puede salvar nuestra ciudad.1  Las citas textuales del texto Edipo Rey están en cursiva y fueron extraídas de Edipo Rey. Sófocles. Editorial Altamira (1998)

Las metáforas son formas alternativas de abrir espacio a nuevas conductas (Linehan, 1993). Su uso en psicoterapia es útil por varias razones, entre ellas: son más interesantes y fáciles de recordar que las explicaciones didácticas y disminuyen la defensividad frente a contenidos difíciles ya que representan modos indirectos de comunicar que suavizan el impacto del contenido. También suelen comunicar contenidos de manera resumida en mucho menor tiempo y ayudan a reconocer aspectos de la propia conducta y sus consecuencias de manera más experiencial (Lihehan, 1993).

Creonte: (a Edipo) Señor, en otro tiempo teníamos en esta tierra como gobernante a Layo, antes de hacerte tú cargo de la dirección de Tebas. Pues bien, ahora el oráculo prescribe expresamente que los responsables de su muerte tienen que ser castigados.

“A través de la metáfora podemos tomar una red de conocimiento existente –el vehículo–, y llevarlo como apoyo a un nueva área –el objetivo–. Si el vehículo contiene relaciones y funciones que no se encontraban en el objetivo, y si el enlace entre estas dos parte es apto, redes enteras de conocimiento pueden ser transferidas a nuevas áreas en el lapso de tiempo que lleva contar una historia o trazar una analogía” (Stoddard & Afari, 2014, pg. 9). Pero ¿qué pasaría si notáramos que tal enlace entre ambas partes no es del todo apto? ¿Podría tal enlace fallar al punto de involucrar al/la consultante en direcciones no deseadas? Este es el asunto que quiero abordar en este artículo. ¿Qué podría explicar que determinadas metáforas de manera más o menos repetida fallen en sus funciones? La última es una pregunta interesante que de ninguna manera me animaría a responder a la ligera, así que los voy a dejar –y me voy a dejar– con la duda. Pero sí quisiera en este artículo explorar una hipótesis, que muy posiblemente constituya más bien una especie de delirio de lunes a la noche (nótese que en mi país hoy es feriado y cuenta como domingo, lo cual tiende a empeorar bastante las cosas).

Edipo: quienquiera que de vosotros sepa por mano de quién murió Layo, hijo de Lábdaco, le ordeno que me lo indique, y, si teme por él mismo, que él mismo se aparte de la acusación, porque no ha de sufrir contratiempo alguno salvo el marcharse con garantías del país. (…) Yo, como si de mi padre se tratara combatiré por él y llegaré a lo que sea, intentando atrapar al responsable de la muerte del hijo de Lábdaco, del linaje de Polidoro y, más allá, de Cadmo y todavía antes de Agenor.

Las personas tendemos a perdernos en nuestros pensamientos y, de este modo, perder contacto con nuestra propia experiencia y con el contexto presente. Lo que intenta ACT es disminuir la influencia del lenguaje cuando es necesaria para aumentar la acción efectiva. Dicho de otra manera, sacudirnos un poco el lenguaje para poder actuar en las direcciones que valoramos. Las metáforas, cuando son las adecuadas –y adecuadas significa muchas cosas que dejaremos pasar por ahora– pueden asistirnos en esta tarea en terapia. Las metáforas organizadas son historias que relacionan la riqueza de lo que ya sabemos con dominios en los que no sabemos qué hacer (Stoddard & Afari, 2014, pg. 9).

Las personas tendemos a perdernos en nuestros pensamientos y, de este modo, perder contacto con nuestra propia experiencia y con el contexto presente

Edipo: Oh, tú, Teresías, que todo saber dominas, lo que puede enseñarse y lo inefable, lo celeste y lo arraigado en tierra: aunque no puedes ver, tú sabes sin embargo de qué enfermedad es víctima Tebas. No hallamos sino a ti, señor, que puedas defenderla y salvarla. El caso es que Febo ha enviado la contestación de que el único remedio que puede venir contra la peste es que lleguemos a saber quienes fueron los asesinos de Layo. ¡Ay, ay, que terrible es saber algo, cuando ello no puede ayudar al que lo sabe! (se lamenta Teresías y continúa) Pues he de decirte (se dirige a Edipo) que te apliques el decreto que antes promulgaste y que no nos dirijas la palabra, ni a éstos ni a mí, porque tú eres quién ha derramado la sangre que mancha esta ciudad. (…) Digo que el asesino que buscas, el del Rey, eres tú.

Desde la perspectiva de RFT, podríamos decir que lo que nos atrapa en el sufrimiento es nuestra capacidad única de responder a relaciones derivadas. El lenguaje nos ayuda y nos hunde a la vez. Nuestras habilidades cognitivas son excelentes para ayudarnos a resolver problemas en el mundo. Sin embargo, cuando intentamos aplicar estas habilidades para aquellas cosas que coordinamos con “problemas” en el mundo interior, es decir, cuando intentamos resolver experiencias internas no nos va del todo bien. Equivocadamente creemos (o seguimos algunas reglas, digamos) que podemos “resolver” nuestros pensamientos y emociones tan bien como logramos resolver el perder un avión o que una prenda de ropa que nos gusta nos quede grande. Aunque en un principio pareciera que tenemos éxito, en el largo plazo estos intentos de control de nuestras experiencias internas lleva a una restricción de la vida. Me veo obligada a aclarar, aunque ya a estas alturas es tema repetido, que tal restricción no siempre es un problema e incluso en algunos contextos podría constituir un beneficio para la supervivencia o la calidad de vida. Sin embargo, en muchos casos, esta restricción genera, como mínimo, malestar, y como máximo, un amplio rango de problemas clínicos significativos.

Yocasta: en otro tiempo le llegó a Layo un oráculo, no diré de labios del propio Apolo sino de sus ministros: que su destino sería morir en manos de un hijo suyo, de un hijo que nacería de mí y de él; en cambio a él le dieron muerte, según se ha dicho, unos salteadores extranjeros en una encrucijada de tres caminos; en cuanto a su hijo, no habían pasado tres días de su nacimiento que ya él le había unido los pies por los tobillos, y, por manos de otros, a un monte desierto le había arrojado.

Argumentar que “es una metáfora” nomás, no ayuda. No podemos negar la propia función del recurso. No podemos utilizarla y negarla en el mismo acto solamente porque nuestre consultante la desafía

De este modo, las reglas verbales que nos asisten en resolver problemas en el mundo afuera de la piel pueden causarnos sufrimiento cuando intentamos utilizarlas para “deshacernos” de pensamientos y emociones difíciles. La fusión con estas reglas, aplicadas con independencia del contexto presente de manera rígida, genera sufrimiento. Identificar los esfuerzos de control del/la consultante de su propia experiencia privada es parte fundamental de la conceptualización de caso en ACT. Lo que suele seguir a la identificación de las estrategias utilizadas hasta el momento, es guiar un proceso que llamamos desesperanza creativa, en donde exploramos que tan útiles a largo plazo son estas estrategias de evitación y qué costo tienen para la vida del/la consultante. Esto ayuda a clarificar tanto la función como las consecuencias de las estrategias utilizadas, con foco en la funcionalidad. El objetivo principal de este proceso es lograr aumentar contacto con la experiencia y los resultados de la acción y en muchos casos nos encontramos con que los resultados no son los esperados, y que, incluso, paradojalmente el uso de estas estrategias de evitación podría estar empeorando el problema.

Edipo: ¡Qué desconcierto, qué agitación en lo más hondo se acaba de apoderar de mí, después de oírte! (…) En un banquete, un hombre que había bebido demasiado, me llamó hijo supuesto de mi padre. Yo acusé el golpe y, aunque a duras penas me contuve aquel día, al siguiente me fui corriendo a mi padre y a mi madre y les interrogué: ellos llevaron a mal lo que se había dicho y lo consideraron un insulto de borracho: a mí me alegraron sus palabras pero aquel hecho continuó mortificándome.

Cuando trabajamos el proceso de desesperanza creativa las metáforas pueden venir a nuestra ayuda y hay montones. En términos de RFT, con las metáforas establecemos una relación entre dos sets de relaciones y eso suele generar reacciones interesantes. La intención central es la debilitación tanto de conductas guiadas por reglas pliance como por trackings poco efectivos. Lo que esperamos que una metáfora sobre el control como problema contenga es 1) una situación problemática, 2) un intento de solución y 3) el intento de solución empeora el problema. Sin embargo, ¿eso es todo lo que la metáfora debe hacer por nosotres? Por supuesto que no. El foco fundamental en el proceso de fondo, es cómo el lenguaje produce “problemas”. Para nada deseamos que las personas dejen de resolver problemas en el mundo. Eso sería desquiciado. De hecho muchas veces las estrategias de resolución de problemas pueden ser parte de las habilidades de acción comprometida (o de cambio conductual, como prefieran llamarle). Lo central del proceso, en este punto, es poner en jaque la definición misma de “problema” cuando nos referimos a experiencias internas. Puesto al revés por completo: ¿en qué casos las estrategias de resolución de problemas suelen fracasar? En aquellos en donde no hay nada que resolver; en aquellos en donde la relación de coordinación entre una situación y la etiqueta “problema” trae problemas. Y estos casos suelen ser el caso de lo que pasa en el mundo dentro de la piel. Necesitamos más que esos 3 puntos en las metáforas de desesperanza creativa. Necesitamos problemas hijos del lenguaje de manera clara.

Edipo: Por fin, a escondidas de mi madre y de mi padre, tomo el camino de Pito, y Apolo me deja ir sin responder a lo que yo deseaba, pero bastante aclara mi mísero destino respondiendo un terrible, horroroso vaticinio, que había de dormir con mi madre y poner ante los ojos de los hombres una raza execrable, y que habría de matar al padre que me engendró. Yo, después de oir esa respuesta, me doy a la fuga, siempre midiendo la distancia que me separa de la tierra de Corintio, al azar de los astros, a lugares a donde no vea nunca realizarse las desgracias de aquel funesto oráculo… En mi camino llego a un lugar como este en que tú dices que fue asesinado el Rey Layo…

Cuando una metáfora no “entra”, la abandonamos y pasamos a otra cosa; no nos quedamos discutiendo

Durante el proceso de desesperanza creativa enfatizamos en la diferencia entre resolver problemas en el mundo vs intentar “resolver problemas” dentro de la piel. Sin embargo, varias de las metáforas clásicas de desesperanza creativa activan en nuestres consultantes intentos de resolución de problemas. ¿A qué metáforas nos estamos refiriendo? Al menos a cuatro de las clásicas, están cumplen con las 3 condiciones mencionadas al comienzo, sin embargo no suelen evocar más que el involucrarse del/la consultante en estrategias de resolución de problemas de modo que la sesión, para une terapeuta desatente, puede convertirse en una especie de discusión lógica sobre la metáfora, que termina, con suerte, en la nada misma. Las metáforas son: El tigre hambriento (Hayes, 2005), El pozo y la pala (Hayes et al., 1999), Las arenas movedizas (Hayes, 2005) y los Atrapa–dedos chinos (Eifert & Forsyth, 2005).

Considerando reacciones que he podido notar en mis propias sesiones pero también compartidas por otres colegas, algunas respuestas típicas frente a estas metáforas son intentos claros de resolución de problemas: “cómo no voy a alimentar a un tigre bebé! No lo voy a dejar morir de hambre”, “entonces me tengo que quedar en el pozo a vivir para siempre digamos…; ok, la pala la usaría como una especie de escalera”; “bueno, supongamos que dejo de luchar por salir de las arenas movedizas, qué se supone que haga? Porque claramente moverme me hunde más pero alguien debe poder venir a sacarme de ahí, no voy a pasar el resto de mis días hundido en arena hasta la cintura”; “bueno, pero entonces hay un truco para soltar los dedos del atrapa–dedos! Obviamente no podría vivir con los dedos atrapados en un coso como ese”.

Argumentar que “es una metáfora” nomás, no ayuda. No podemos negar la propia función del recurso. No podemos utilizarla y negarla en el mismo acto solamente porque nuestre consultante la desafía. Cuando una metáfora no “entra”, decimos, la abandonamos y pasamos a otra cosa; no nos quedamos discutiendo. Sin embargo, quizá, no estoy segura de que podamos atribuir estos resultados tan frecuentes simplemente a las diferencias individuales o al contexto terapéutico particular. Estas metáforas suelen inspirar esfuerzos de resolución de problemas y muchas veces no funcionan en sesión. Quizá se trate, principalmente, de la tecnología en sí. Propongo como hipótesis que todas ellas contienen un error: representan problemas en el mundo exterior y esquivan el punto central que en realidad queremos abordar: el lenguaje como problema.

Estas metáforas, al proponer problemas en el mundo exterior, dificultan la tarea que quieren favorecer

Edipo: ¡Ay, ay! Todo era cierto, y se ha cumplido. ¡Oh, luz! Por última vez hoy puedo verte, que hoy se me revela que he nacido de los que no debí, de aquellos cuyo trato debí evitar, asesino de quienes no podía matar. –Edipo, cuando la ve (a Yocasta), da un horrendo alarido; después el pobre cae al suelo e insoportable en su horror es la escena que vimos: arranca los alfileres de oro con que ella sujetaba sus vestidos y se los clava en las cuencas de los ojos, gritando que lo hacía para no verla, para no ver los males que sufría ni los que había causado.

Estas metáforas, al proponer problemas en el mundo exterior, dificultan la tarea que quieren favorecer. Necesitamos metáforas que propongan al lenguaje como problema: ¿Qué es el oráculo acaso sino lenguaje? Edipo Rey nos provee una excelente metáfora de desesperanza creativa: de cómo el lenguaje interfiere en el contacto con las contingencias cuando la fusión cognitiva y la evitación experiencial gobiernan. Layo intenta escapar de los designios del oráculo, y de su tormento pensando en que su propio hijo lo matará. Edipo huye del horror de sólo pensar que podría cometer un crimen tan aberrante. Y sus esfuerzos de solución crean el problema. Sufren de lenguaje; sufren de escuchar al oráculo. ¿Puede ser el oráculo una buena metáfora de nuestra mente?2 Me refiero a “mente” como el conjunto de relaciones y reglas que utilizamos para ordenar nuestra experiencia del mundo  Sin dudas creo que sí.

Y, para ser justa, hay muchas metáforas de desesperanza creativa que elicitan el entendimiento del lenguaje (y las reglas) como problema. Pueden recurrir a ellas. Un buen ejemplo es la metáfora del polígrafo (Hayes et al., 1999). Otra es la de Pasajeros en el bus (Hayes et al., 1999). Pueden encontrar otras más nuevas en el libro de Metáforas de ACT ((Stoddard & Afari, 2014). Finalmente, y como todos los caminos conducen a Roma (y no a Tebas): recordemos que conectaremos mucho más con nuestres consultantes cuando logremos armar metáforas a medida de les consultantes, cuando estemos despiertes lo suficiente como para tomar las metáforas que proponen, cuando estemos dispuestes como terapeutas a soltar las reglas también y fluir con las metáforas que surgen durante el proceso terapéutico.

Mensajero: (acerca de Edipo al final) Quiere arrojarse a sí mismo de su tierra, dice que no puede permanecer en su casa, maldecido por sus propias maldiciones, que necesita, al menos, de la fuerza de alguien que le guíe: su infortunio es insoportable para él solo.

Referencias bibliográficas:

  • Edipo Rey. Sófocles. Editorial Altamira. 1998. ISBN: 987–9017–07–2
  • Eifert, G. H., & J. P. Forsyth. (2005). Acceptance and commitment therapy for Anxiety disorders: A practitioner’s treatment guide to using mindfulness, acceptance, and values–based behavior change strategies. Oakland, CA: New Harbinger.
  • Hayes, S. C. (2005). Get out of your mind and into your life: The new acceptance and commitment therapy. Oakland, CA: New Harbinger.
  • Hayes, S. C., Strosahl, K. D., & Wilson, K. G. (1999). Acceptance and Commitment therapy: An experientialapproach to behavior change. New York: Guilford Press.
  • Linehan, M. (1993). Cognitive–behavioral treatment of borderline personality disorder. New York: NY: Guilford Press.
  • Stoddard, J. A., & Afari, N. (2014). The Big Book of ACT Metaphors: a practitioner’s guide to experiential exercises and metaphors in Acceptance and Commitment Therapy. New Harbinger Publications.


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  • Salud Mental y Tratamientos

Una terapia que sobresale a la hora de ayudar a los niños con autismo a desarrollar el lenguaje

  • 08/08/2019
  • David Aparicio

Hace unos meses nuestra columnista, Geraldine Panelli publicó un interesante artículo en el que nos introducía en el tratamiento de respuesta pivote (PRT), una terapia con evidencia científica basada en el ABA que se fundamenta en cuatro áreas centrales: motivación, respuesta a estímulos múltiples, gestión del propio comportamiento y comportamientos sociales.

Para complementar esta información les compartimos un nuevo estudio publicado en la revista Pediatrics con prometedores resultados en el desarrollo del lenguaje.

La investigación duró seis meses y se desarrolló con 48 niños que tenían entre 2 y 5 años de edad y que tenían un retraso significativo en el lenguaje. La mitad de los niños recibió el tratamiento PRT y la otra mitad continuó con el tratamiento habitual que consistió básicamente en ABA y terapia de lenguaje.

Durante los primeros 3 meses, los niños del grupo PRT recibieron 10 horas a la semana de terapia, que fue aplicada por un terapeuta entrenado en conjunto con los padres (recibieron entrenamiento de 1 hora por semana). Durante los siguientes 3 meses, los niños del grupo PRT recibieron cinco horas a la semana de terapia con el terapeuta y los padres entrenados.

Al concluir la intervención, los niños en el grupo PRT habían desarrollado un mejor lenguaje verbal en comparación con los niños del grupo control, utilizaban más palabras comunes que pueden ser reconocidas por los otros, y demostraron una mejoría sustancial en la comunicación, la cual es una habilidad critica a largo plazo.

El tratamiento de respuesta pivote es un tratamiento que es poco conocido en Latinoamérica, pero que cada vez más gana mayor evidencia y que maximiza la motivación y la elección de los pacientes para impulsar el desarrollo de las habilidades a enseñar.

Referencia del estudio original:  Grace W. Gengoux, Daniel A. Abrams, Rachel Schuck, Maria Estefania Millan, Robin Libove, Christina M. Ardel, Jennifer M. Phillips, Melanie Fox, Thomas W. Frazier, Antonio Y. Hardan. A Pivotal Response Treatment Package for Children With Autism Spectrum Disorder: An RCT. Pediatrics, 2019; e20190178 DOI: 10.1542/peds.2019-0178

Fuente: ScienceDaily



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  • Artículos Recomendados de la Web

La Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires aprobó el uso del lenguaje inclusivo

  • 02/08/2019
  • David Aparicio

El diario Infobae informa sobre la nueva resolución de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires que aprueba el uso del lenguaje inclusivo como recurso válido para los trabajos y presentaciones de los estudiantes:

La facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires (UBA) aprobó el uso del lenguaje inclusivo en «cualquiera de sus modalidades como recurso válido en las producciones realizadas por estudiantes de grado y posgrado». La decisión, que lleva la firma de la Decana de la institución, Carolina Mera, fue aprobada por el Consejo Directivo el pasado 2 de julio y comunicada este miércoles.

A la hora de fundamentar la decisión, el órgano indicó que «en los últimos años se han producido en distintas partes del mundo y en nuestro país importantes avances en materia de derechos de las mujeres, la diversidad sexual y de género». Pero, no obstante, «para que la igualdad jurídica se traduzca en igualdad efectiva, es necesaria una profunda transformación en las prácticas sociales».

Además, expresó que «el lenguaje con el que nos comunicamos y relacionamos reflejan desigualdades entre los géneros», y que «los instrumentos administrativos y de gestión de la Facultad conservan expresiones que no han sido actualizadas contemplando a los sujetos de derecho reconocidos en los últimos años».

Por ende, al resultar necesario que «las dinámicas y culturas institucionales acompañen esas transformaciones y fomenten el fortalecimiento de la democracia», el Consejo resolvió reconocer el lenguaje inclusivo y encomendar a la Subsecretaría de Políticas de Género de la Facultad que, a futuro, «instrumente acciones de capacitación y difusión» al respecto.

Lee el artículo completo en Infobae.

También puedes leer nuestro artículo sobre las investigaciones sobre el lenguaje inclusivo.

 



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  • Ciencia y Evidencia en Psicología

Muchos idiomas han enriquecido a la Psicología y deberían seguir haciéndolo

  • 20/06/2019
  • Alejandra Alonso

Las investigaciones sobre el Principio de Relatividad Linguística o PRL (también conocido como la hipótesis Sapir-Whorf) nos han mostrado que el lenguaje que hablamos tiene un importante efecto sobre cómo experimentamos y entendemos la vida, impactando áreas tan diversas como nuestra percepción del tiempo y el espacio y la construcción de nuestra identidad.

¿Qué implicaciones tiene la PRL para la psicología?

Como ciencia, la psicología tiene el objetivo de ser neutral y objetiva y de descubrir verdades universales sobre la mente humana. Sin embargo, como sabemos muy bien los psicólogos, el idioma principal en la mayoría de las investigaciones, conferencias y revistas científicas es el inglés. Si un fenómeno no ha sido identificado en inglés, es poco probable que se le de relevancia.

Sin embargo la psicología ha tomado prestadas muchas palabras de otros idiomas y culturas. Tim Lomas analizó una muestra de estas palabras y publicó sus resultados en el Journal of Positive Psychology. Para ello buscó identificar la etimología de cada palabra en el texto principal de un artículo de Seligman y Csikszentmihalyi, utilizando un diccionario de etimología online.

Resultados

Los resultados de Lomas revelaron las diversas raíces etimológicas de la psicología y del inglés, en sentido más amplio. Solo el 39.4% de las 1333 palabras eran “nativas” del inglés. Por ende, más del 60% de las palabras del artículo han sido tomadas prestadas de otros idiomas en algún punto en el desarrollo del inglés. El porcentaje es más alto que análisis realizados para otras categorías como religión (41%), ropa y aseo (39%), cuerpo (14%), relaciones espaciales (14%), sentido de percepción (11%) e inglés como un todo (estimado entre 32 y 41%).

En el texto que se analizó, las mayores contribuciones vienen del latín (44.5%), seguidas del francés (7%), el griego (7%), el alemán moderno (0.7%), el nórdico antiguo (0.5%), el italiano (0.4%) y el árabe, el holandés y el escocés (los tres juntos conforman el 0.1%). De las palabras calificadas como originales del inglés, 52.1% son neologismos creados por otros lenguajes (mayormente latin y griego). Si se las agregara a la categoría de palabras “prestadas”, el porcentaje de estás últimas subiría a 70.

Por qué hay tantas palabras “prestadas”

Lomas explica que algunas veces el préstamo refleja importación de ciertas teorías psicológicas, como el psicoanálisis (al que Freud llamó psychische analyse, luego fue utilizado en francés como psychoanalyse y por último adoptado por los anglosajones alrededor de 1906).

Otras palabras prestadas articulan fenómenos que ya se conocían pero no tenían nombre o no habían sido conceptualizados en inglés, dando paso a la adopción de términos para permitir la vocalización. Tal es el caso de la palabra altruismo (altruism) que, aunque es un fenómeno que se ha visto a través de los siglos, la palabra aparece en los años 1830, en francés altruisme utilizado por el filósofo August Comte, basado en autrui y poco tiempo después entraría al inglés.

Cómo influyó en la psicología

El préstamo de palabras ha hecho que nuestra comprensión de la vida sea mas matizada y rica. En ese sentido la psicología debería seguir y comprometerse más consciente y activamente con palabras de otros lenguajes y culturas.

Lomas ha comenzado un proyecto lexicográfico a través del cual quiere coleccionar palabras no traducibles (es decir que no tienen un equivalente en inglés) que se relacionen con el bienestar. Es un trabajo en curso, colaborativo y evolutivo. Actualmente incluye 1200 palabras, la mitad de las cuales le han sido sugeridas en su sitio web.

Su proyecto propone que la psicología puede comprometerse con ideas y prácticas que no vienen del inglés de forma mas inclusiva y sistemática (abarcado colaboraciones y co-producciones con colegas de otras culturas). Lomas espera poder contribuir así a un mayor desarrollo del campo.

Referencias del estudio original: Lomas, T. (2019). Etymologies of well-being: Exploring the non-English roots of English words used in positive psychology. The Journal of Positive Psychology, 1–17. doi:10.1080/17439760.2019.1615107

Fuente: BPS



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  • Ciencia y Evidencia en Psicología

El lenguaje de los padres se relaciona con las habilidades cognitivas de sus hijos

  • 05/06/2019
  • Alejandra Alonso

Utilizando un tipo de observación naturalista, un grupo de investigadores estudió a 107 familias que residían en Londres y encontró que la cantidad de lenguaje utilizada por los padres se relacionaba con las habilidades cognitivas del niño. Sin embargo, se desconoce porqué sucede esto.

Cómo se realizó el estudio

Los niños (de entre 2 y 4 años) eran equipados con dispositivos que grabaron todo lo que hablaban ellos o se les decía, durante 3 días.

Luego un software calculaba cuántas palabras escuchaba el niño por día.

Los autores transcribieron extractos de 5 minutos (en total eran 30 minutos) por familia para estimar la diversidad del léxico, métodos de crianza y conductas externalizantes e internalizantes.

Adicionalmente, los niños completaron una serie de tests cognitivos.

Los resultados

Se observó que el lenguaje escuchado (por ejemplo, número de palabras y diversidad del léxico) se asociaba positivamente con las habilidades cognitivas y diversidad de léxico del niño pero no con su conducta. Es decir que, los niños de padres que utilizaban más palabras tendían a obtener mejores resultados en los tests. Adicionalmente, si el léxico de los padres era rico también lo era el de su hijo.

Además hallaron que los adultos hablaron un promedio de 17,800 palabras por día, aunque esto podía variar considerablemente. Incluso dentro de la misma familia, el número de palabras habladas por los adultos en días diferentes solo se correlacionaba moderadamente.

Posible explicación de los resultados

Debido al tipo de diseño del estudio, no se pueden establecer relaciones de causa-efecto: tal vez podría deberse a que el lenguaje fomenta la inteligencia o simplemente a que los padres hablan más cuando sus hijos son más inteligentes. También podrían haber efectos genéticos compartidos que influyeran tanto en el lenguaje de los padres como en las habilidades cognitivas del niño.

Limitaciones

Debemos recordar que se trata de un estudio realizado en Londres, además el 80% de los padres tenía un título universitario, casi todos estaban casados y tenían un estatus socio-económico alto.

Sin embargo el uso de un dispositivo de grabación discreto y un software con procesamiento automático del lenguaje abre el campo a otras investigaciones con observaciones naturalistas como esta.

Los resultados sugieren que el lenguaje de los padres juega un papel clave en el desarrollo de los niños. También parecen indicar que las experiencias tempranas son procesos dinámicos que evolucionan con el tiempo y no determinantes ambientales estáticos, opinan los autores.

Referencias del estudio original: d’Apice, K., Latham, R. M., & von Stumm, S. (2019). A naturalistic home observational approach to children’s language, cognition, and behavior. Developmental Psychology.Advance online publication. http://dx.doi.org/10.1037/dev0000733

Fuente: BPS



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  • Ciencia y Evidencia en Psicología

Se estima que adquirir el lenguaje requiere almacenar 1.5 megabytes de información

  • 23/05/2019
  • Alejandra Alonso

Existe un viejo debate sobre cómo adquirimos el lenguaje, si hay bases innatas (teoría nativista) o si el lenguaje es totalmente aprendido (empiristas). Lo cierto es que los debates se realizan contando con pocas bases científicas. Dos investigadores quisieron conocer cuánta información debemos obtener para adquirir varios aspectos del lenguaje y sus resultados tienen implicaciones importantes para las teorías antes mencionadas.

Si queremos encontrar una respuesta a este viejo debate, es mejor dejar las teorías de lado y observar cuánta información debe ser aprendida para poder hablar un idioma con las competencias de un adulto, explican Francis Mollica de la Universidad de Rochester y Steven Piantadosi de la Universidad de California. Si la cantidad es vasta, por ejemplo, esto podría indicar que no es factible aprender todo sin sofisticados mecanismos del lenguaje que sean innatos.

En su paper, Mollica y Piantadosi presentan resultados que sugieren que algo del lenguaje sea innato, pero probablemente no el tipo de conocimiento sintáctico (reglas gramaticales que indican el orden correcto de palabras). Sus conclusiones sugieren que el debate sobre si la sintaxis es aprendida o innata ha sido desplazado.

Mollica y Piantadosi estimaron cuánta información debemos absorber para adquirir varios aspectos del lenguaje (identificar fonemas, tipos de palabras, semántica léxica, así como también sintaxis, por ejemplo).

Las matemáticas utilizadas para obtener esos datos son complejas. Pero su enfoque fundamental es calcular el número de “bits” necesarios para especificar un resultado (aprender el significado de una palabra, por ejemplo) “desde un espacio plausible de alternativas lógicamente posibles.”

Utilizando dicho enfoque, los científicos estimaron que almacenar conocimiento esencial sobre los fonemas toma solo hasta 750 bits (un bit es una unidad binaria de información utilizada en informática; 8 millones de bits son equivalentes a 1 megabyte). Sin embargo, el vocabulario típico de un adulto de cerca de 40,000 palabras involucra tal vez alrededor de 400,000 bits de conocimiento léxico. Almacenar información sobre qué significan todas esas palabras es más demandante: los investigadores creen que podría llegar a 12,000,000 de bits. Y agregan que alguien que está aprendiendo un idioma necesitaría almacenar cerca de 80,000 bits de información sobre frecuencia de las palabras.

El equipo de investigadores se concentró luego en la sintaxis: “La sintaxis tradicionalmente ha estado en el campo de batalla de los debates sobre cuánta información ya traemos incorporada (innata) vs es aprendida. Frente a las teorías sintácticas masivamente incompatibles y poco determinadas experimentalmente, apuntamos a estudiar la pregunta de una forma que sea tan independiente como sea posible”, escriben los autores. De hecho, ellos estiman que necesitamos almacenar solo una pequeña cantidad de datos sobre sintaxis (tal vez 667 bits). De acuerdo con las estimaciones, tener conocimiento innato sobre sintaxis no sería muy útil, ya que adquirirlo representa una demanda relativamente baja.

Puede ser que el conocimiento sintáctico no requiera una gran cantidad de conocimiento, pero la cantidad total de información relacionada al lenguaje que debe ser almacenada por un hablante competente es enorme: cerca de 1.5 megabytes. Si esto es correcto, significaría que hasta la edad de 18 años, un niño deberá recordar en promedio, 1000 a 2000 bits de información cada día. La estimación más baja que hacen los científicos es que para adquirir lenguaje adulto competente, se requerirán 120 bits por día.

Los autores destacan que para adquirir el lenguaje nos valemos de mecanismos cognitivos muy sofisticados para aprender, recordar y hacer inferencias. Además concluyen que sus resultados sugieren que si algún conocimiento específico del lenguaje es innato, probablemente sería para ayudar con el enorme desafío de aprender semántica léxica, en vez de otros aspectos que requieren menos magnitud de información.

Referencias del estudio original: Mollica, F. & Piantadosi, S.(2019), Humans store about 1.5 megabytes of information during language acquisition. Publicado en Royal Society Open Science. DOI: https://doi.org/10.1098/rsos.181393

Fuente:Research Digest



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  • Salud Mental y Tratamientos

Cómo detectar el lenguaje de la depresión

  • 06/02/2018
  • Equipo de Redacción

Desde la forma en que te mueves y duermes hasta cómo interactúas con las personas que te rodean, la depresión lo cambia casi todo. Incluso se hace evidente en la forma en que hablas y te expresas por escrito. A veces, este «lenguaje de la depresión» puede tener un efecto poderoso en otros. Solo considera el impacto de la poesía y las letras de las canciones de Sylvia Plath y Kurt Cobain, quienes se suicidaron después de sufrir depresión.

Los científicos han intentado durante mucho tiempo precisar la relación exacta entre la depresión y el lenguaje, y la tecnología nos está ayudando a conseguir una imagen más completa de esta relación. Nuestro nuevo estudio, publicado en Clinical Psychological Science, ha presentado una serie de palabras que pueden ayudar a predecir con precisión si alguien sufre de depresión.

Tradicionalmente, los análisis lingüísticos en este campo han sido llevados a cabo por investigadores que leen y toman notas. Hoy en día, los métodos computarizados de análisis de texto permiten el procesamiento de bancos de datos extremadamente grandes en minutos. Esto puede ayudar a detectar características lingüísticas que los humanos pueden pasar por alto, calculando la prevalencia porcentual de palabras y clases de palabras, la diversidad léxica, la longitud promedio de las oraciones, los patrones gramaticales y muchas otras métricas.

Hasta ahora, los ensayos personales y los escritos en el diario de las personas deprimidas han sido útiles, al igual que el trabajo de artistas conocidos como Cobain y Plath. En cuanto al lenguaje verbal, los fragmentos de lenguaje natural de las personas con depresión también han proporcionado información útil. Tomados en conjunto, los hallazgos de estas investigaciones revelan diferencias claras y consistentes en el lenguaje entre aquellas personas con y sin síntomas de depresión.

Los científicos han intentado durante mucho tiempo precisar la relación exacta entre la depresión y el lenguaje, y la tecnología nos está ayudando a obtener una imagen más completa.

Contenido

El lenguaje se puede separar en dos componentes: contenido y estilo. El contenido se relaciona con lo que expresamos, es decir, el significado o tema de los enunciados. No sorprenderá a nadie saber que aquellos con síntomas de depresión usan una cantidad excesiva de palabras que transmiten emociones negativas, específicamente adjetivos y adverbios negativos, como «solitario», «triste» o «miserable».

Más interesante es el uso de pronombres. Aquellos con síntomas de depresión usan significativamente más pronombres en primera persona del singular, como «yo», «mi» y «me» “yo mismo”, y significativamente menos pronombres de segunda y tercera persona, como «tú», «ellos» o «ella». Este patrón de uso de pronombres sugiere que las personas con depresión están más enfocadas en sí mismas y menos conectadas con los demás. Los investigadores han informado que los pronombres son en realidad más confiables para identificar la depresión que las palabras con emociones negativas.

Sabemos que la rumiación (que se basa en problemas personales) y el aislamiento social son características comunes de la depresión. Sin embargo, no sabemos si estos hallazgos reflejan diferencias en la atención o el estilo de pensamiento. ¿La depresión hace que las personas se concentren en sí mismas o las personas que se concentran en sí mismas tienen síntomas de depresión?

Este patrón de uso de pronombres sugiere que las personas con depresión están más enfocadas en sí mismas y menos conectadas con los demás

Estilo

El estilo del lenguaje se relaciona con la forma en que nos expresamos, en lugar del contenido que expresamos. Nuestro laboratorio realizó recientemente un gran análisis de texto de datos de 64 diferentes foros de salud mental en línea, examinando a más de 6.400 miembros. Las «palabras absolutistas», que transmiten magnitudes o probabilidades absolutas, como «siempre», «nada» o «completamente», fueron mejores marcadores para los foros de salud mental que los pronombres o las palabras con emociones negativas.

Desde el principio, predijeron que aquellos con depresión tendrán una visión del mundo más blanca y negro, y que esto se manifestaría en su estilo de lenguaje. En comparación con 19 foros de control diferentes (por ejemplo, Mumsnet y StudentRoom), la prevalencia de palabras absolutistas es aproximadamente un 50% mayor en los foros de ansiedad y depresión, y aproximadamente un 80% mayor para los foros de ideación suicida.

Los pronombres produjeron un patrón de distribución similar a las palabras absolutistas en todos los foros, pero el efecto fue menor. Por el contrario, las palabras de emoción negativa fueron, paradójicamente, menos frecuentes en los foros de ideación suicida que en los foros de ansiedad y depresión.

La prevalencia de palabras absolutistas es aproximadamente un 50% mayor en los foros de ansiedad y depresión, y aproximadamente un 80% mayor para los foros de ideación suicida.

Nuestra investigación también incluyó foros de recuperación, donde los miembros que sienten que se han recuperado de un episodio depresivo escriben mensajes positivos y alentadores sobre su recuperación. Aquí encontramos que las palabras de emoción negativa se usaron en niveles comparables para controlar los foros, mientras que las palabras de emoción positiva se elevaron aproximadamente en un 70%. Sin embargo, la prevalencia de palabras absolutistas se mantuvo significativamente mayor que la de los controles, pero ligeramente menor que en los foros de ansiedad y depresión.

Fundamentalmente, aquellos que han tenido previamente síntomas depresivos tienen más probabilidades de tenerlos de nuevo. Por lo tanto, tienen una mayor tendencia al pensamiento absolutista, incluso cuando actualmente no hay síntomas de depresión, y es un signo que puede jugar un rol importante en el desarrollo de los episodios depresivos. El mismo efecto se ve en el uso de los pronombres, pero no para las palabras de emoción negativa.

Implicaciones

Comprender el lenguaje de la depresión puede ayudarnos a comprender la forma en que piensan las personas con síntomas de depresión, pero también tiene implicaciones prácticas. Los investigadores combinan el análisis de texto automatizado con el aprendizaje automático computarizado (computadoras que pueden aprender de la experiencia sin ser programadas) para clasificar una variedad de trastornos de salud mental a partir de muestras de texto en lenguaje natural, como publicaciones de blogs.

Tal clasificación ya está superando la que fue desarrollada por terapeutas entrenados. Es importante destacar que la clasificación de aprendizaje automático solo mejorará a medida que se proporcionen más datos y se desarrollen algoritmos más sofisticados. Esto va más allá de mirar los patrones generales de absolutismo, negatividad y pronombres ya discutidos. Se ha comenzado a trabajar en el uso de computadoras para identificar con precisión subcategorías cada vez más específicas de problemas de salud mental, como el perfeccionismo, los problemas de autoestima y la ansiedad social.

Dicho esto, es posible usar un lenguaje asociado con la depresión sin estar deprimido. En definitiva, es la forma en que te sientes con el tiempo lo que determina si estás sufriendo depresión. Pero como la Organización Mundial de la Salud estima que más de 300 millones de personas en todo el mundo viven con depresión, un aumento de más del 18% desde 2005, por lo que es necesario tener más herramientas disponibles para detectar el trastorno, mejorar la salud y prevenir suicidios trágicos como los de Plath y Cobain.

Artículo publicado por Mohammed Al-Mosaiwi en The Conversation y cedido para su publicación en Psyciencia.

Imagen: UnsplashThe Conversation



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  • Recursos para Profesionales de la Psicología

Diccionario de pictogramas online

  • 10/07/2013
  • David Aparicio

El gobierno de Aragon ha desarrollado un completo direccionario online de pictogramas que surge ante la necesidad de recopilar una serie de signos trabajados por profesionales especializados en la temática. Este diccionario pretende facilitar el acceso a los signos tanto al alumnado como a los profesionales y aumentar el intercambio comunicativo de los alumnos a través de este sistema aumentado de comunicación.

El diccionario está dirigido a :

  • Alumnos que carecen de lenguaje oral o presentan dificultades de lenguaje.
  • Profesionales que trabajan diariamente con este tipo de alumnado.
  • Familiares de estos niños.

Puedes usar el diccionario de pictogramas aquí.



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  • (PDF) Cómo escribir un artículo científico: guía paso a paso para principiantes
  • 14 Recursos clínicos para abordar el insomnio
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