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Publicaciones por mes

abril 2015

37 Publicaciones
  • Ciencia y Evidencia en Psicología

Los consumidores de marihuana son más propensos a los falsos recuerdos

  • 30/04/2015
  • David Aparicio

Según la última publicación de la revista Molecular Psychiatry, los consumidores de marihuana son más propensos a experimentar falsos recuerdos. En detalle, la investigación explica que los consumidores regulares son más propensos a sufrir de dificultades para retener nueva información y recuperar recuerdos y de distorsiones de la memoria, haciéndolos más propensos a experimentar falsos recuerdos.

Sabemos que el proceso de recuperación de información es maleable y sujeto a distorsiones. No recordamos precisamente lo que sucedió sino lo que interpretamos o creemos que pasó e incluso todos somos susceptibles a experimentar falsos recuerdos. Investigaciones anteriores explican que los falsos recuerdos más comunes son aquellos de nuestra infancia, los cuales creemos recordar porque nuestros amigos y familiares nos los han contado repetidamente.

Las deficiencias en la memoria se mantuvieron a pesar de que los sujetos no habían consumido marihuana durante un mes



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El presente estudio se basó en la comparación de respuestas de un grupo de consumidores crónicos de marihuana con un grupo de no-consumidores. En la misma se les presentó una serie de palabras  que tenían que aprender. Pasados unos minutos se les volvió a presentar las mismas palabras pero se añadió una lista con palabras nuevas que podían estar o no semánticamente relacionadas. Hecho todo esto, se les pidió que identificaran las palabras que pertenecían a la lista original.  También se utilizaron imágenes de IRMf para observar lo que sucedía en el cerebro.

Al comparar las respuestas, se encontró que los consumidores crónicos de marihuana eran más propensos a creer que las palabras nuevas pertenecían a la lista original (que ya la habían visto)  y que estaban relacionadas semánticamente.   En cuanto a las imágenes de IMRf, mostraron que los consumidores regulares tenían una menor activación en las áreas relacionadas con la memoria y los procesos cognitivos.

Pero eso no es todo. La investigación también pudo examinar la duración del efecto de la marihuana en el cerebro y encontró que las deficiencias en la memoria se mantuvieron a pesar de que los sujetos no habían consumido marihuana durante un mes.

Como resumen,  esta investigación sugiere que las personas que consumen marihuana son más vulnerables a experimentar distorsiones en la memoria y que el consumo de marihuana tiene un efecto prolongado en los procesos cerebrales que nos ayudan a diferenciar entre los los recuerdos falsos y los reales. También se deben tener en cuenta estos datos al evaluar los testimonios que dan las personas en los juicios, el testimonio de una persona que consume marihuana podría no ser muy confiable.

Fuente: ScienceDaily
Imagen: Huffpost

  • Salud Mental y Tratamientos

Definición de la semana: Represión

  • 29/04/2015
  • Alejandra Alonso

La represión es un mecanismo de defensa, es decir una de las tácticas del yo para reducir o reorientar la ansiedad de diversas maneras pero siempre distorsionando la realidad.

Específicamente, la represión elimina de la consciencia los pensamientos y los sentimientos que generan ansiedad. De acuerdo con Davis (1987), los represores presentan un patrón de baja ansiedad y alta defensividad y muestran una accesibilidad limitada a recuerdos afectivos personales de la vida real.

Elimina de la consciencia los pensamientos y los sentimientos que generan ansiedad



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De acuerdo con Freud, la represión subyace a todos los mecanismos de defensa, cada uno de los cuales ocultan los impulsos amenazantes y los mantienen lejos de la consciencia. Para él, la explicación de porqué no recordamos el deseo que sentíamos hacia nuestro progenitor del sexo opuesto en la infancia, reside en este mecanismo de defensa.

Por otro lado, Freud también creía que la represión suele ser incompleta, es por eso que a veces se manifiesta en símbolos oníricos y lapsus verbales.

Fuente: Myers (2006), Psicología 7ma edición, Editorial Médica Panamericana: Madrid
PsycNET

  • Ciencia y Evidencia en Psicología

¿Distracciones para estudiar mejor?

  • 28/04/2015
  • Alejandra Alonso

Se suele pensar que las distracciones son algo de lo que te tenés que deshacer cuando estudias para un examen o algo similar. Sin embargo, una nueva investigación sugiere que, si el ambiente donde vas a tomar el examen tiene distracciones, tal vez simularlas mientras estudias podría ayudarte a recordar mejor.

Los psicólogos sabemos que las cosas que aprendemos en un contexto pueden no ser recordadas en otro. Un ejemplo de esto son los resultados de una famosa investigación que encontró que las palabras aprendidas mientras se bucea se recuerdan mejor cuando estas bajo el agua.

Las palabras aprendidas mientras se bucea se recuerdan mejor cuando estas bajo el agua

Ahora los psicólogos de la Universidad Brown sugieren que algo similar pasa con las distracciones. Ellos entrenaron a 48 personas para pegarle a un objetivo en la pantalla de una computadora utilizando con un wonky touch pad y luego evaluaron la habilidad de acertar rápidamente en el blanco.



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Tanto durante el entrenamiento como en la evaluación, los participantes eran elegidos al azar para realizar una segunda tarea que los distraería: contar letras en una pantalla.

Aquellos a quienes se les distrajo solo una vez se desempeñaron pobremente en la evaluación, pero aquellos que habían hecho la tarea de contar letras durante el entrenamiento y la evaluación se desempeñaron tan bien como aquellos que no habían recibido la tarea distractora en ninguna instancia, de acuerdo con los resultados que se publicaron en Psychological Science.

Bajo las circunstancias adecuadas, las distracciones podrían ser tus aliada. Si la vida te da limones…

Fuente: Scientific American

  • Ciencia y Evidencia en Psicología

Obesidad y alzheimer, un extraño vínculo

  • 27/04/2015
  • Andrés Díaz

Cualquiera pensaría que tener sobrepeso u obesidad no tiene nada de positivo ya que no hay estudios que describan los beneficios de ser obeso, pero un estudio publicado por la revista médica The Lancet Diabetes and Endocrinology podría ser el primero en encontrarle beneficios a esta condición, sugiriendo que las personas con obesidad mórbida (IMC superior a 40) tienen un 29% menos de riesgo de presentar demencia que las de peso normal.

Este estudio de tipo retrospectivo, basado en los informes médicos de 1.958.191 personas procedentes del Reino Unido desde el año 1992 hasta el 2007, incluyó a personas de 40 años o mayores. Se excluyó a personas con un historial previo de demencia. Además, se ajustaron los resultados para tener en cuenta otros factores de riesgo de demencia (como el alcohol o el tabaco).

Se encontró que las personas de entre 40 y 55 años, delgadas, tienen un 34% más riesgo de desarrollar demencias en el futuro, si se las compara con las que tienen un peso normal.



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Estos resultados sirvieron para que los investigadores pudieran establecer un vínculo entre el aumento del IMC y la reducción progresiva del riesgo de sufrir demencia, incluyendo a las personas obesas o con sobrepeso.

El doctor Nawab Qizilbash, epidemiólogo y coordinador del estudio, reconoce que es incapaz, actualmente, de explicar los resultados.

«Numerosos factores como el régimen alimentario, la actividad física, la fragilidad, los factores genéticos o las modificaciones de peso relacionadas con otras patologías podrían influir», dice el doctor.

Estos hallazgos son preliminares, así que tomalos con pinzas, no estamos diciendo que debes subir de peso para prevenir el alzheimer.

Fuente: El País

  • Ciencia y Evidencia en Psicología

La neurociencia superflua seduce a los estudiantes de psicología

  • 27/04/2015
  • David Aparicio

La neurociencia está de moda. A diario se publican cientos de artículos de nuevas imágenes cerebrales obtenidas a través de máquinas altamente sofisticadas que «explican¨ la conducta, sentimientos y trastornos de las personas. Incluso han surgido ¨nuevas especialidades¨ que profesan mejorar nuestro rendimiento mental, económico y de liderazgo. Solo basta darle una rápida visita a tu librería o kiosco preferido para encontrar títulos del tipo: Neuromarketing, Neurojuegos, Neuroliderazgo, etc, etc, etc.

El problema reside en que la mayoría de los resultados se basan en probabilidades exageradas, principalmente por los medios de comunicación, que no han podido ser replicadas por otras investigaciones, y que no sólo seducen al público en general sino también a muchos estudiantes de psicología que se basan en informaciones neurocientíficas para reforzar sus explicaciones de la conducta humana.

Le otorgaron puntajes más altos a las explicaciones que contenían información neurocientífica superflua

Así lo encontró la investigación realizada por Diego Fernández-Duque y su equipo del MIT. En ella se pidió a docenas de estudiantes de psicología de EE.UU, que evaluaran la calidad de las explicaciones breves de fenómenos psicológicos como reconocimiento facial y estados emocionales. Los estudiantes, sin importar sus habilidades analíticas y creencias filosóficas, le otorgaron puntajes más altos a las explicaciones que contenían información neurocientífica superflua.



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Estos hallazgos confirman datos anteriores presentados en el 2008 por investigadores del MIT, que encontraron que las explicaciones psicológicas eran más convincentes cuando contenían información neurocientífica irrelevante. Otros datos han encontrado que incluso las imágenes cerebrales tienen un poderoso efecto sobre las interpretaciones psicológicas. Sin embargo, la investigación de Diego Fernández-Duque no pudo replicar estos últimos datos.

Podríamos pensar que las explicaciones neurocientíficas son más convincentes porque se relacionan de cierta manera con las ciencias duras. Pero al evaluar la calidad de las explicaciones encontramos que los estudiantes no incrementaron los puntajes cuando se añadieron explicaciones provenientes de las matemáticas, genética o física.

Parece que la información neurocientífica tiene características únicas que la hacen especialmente convincente cuando hablamos de los fenómenos psicológicos. Esto se debe a que la mayoría de los estudiantes de psicología apoya la idea del «cerebro como motor de la mente» y por ello le «asignan un rol privilegiado a la neurociencia en la explicación de los fenómenos psicológicos».

Pero debemos ser cuidadosos, porque hay una marcada tendencia a interpretar los resultados de las activación de las áreas del cerebro como el origen o la causa de la conducta o las emociones, cuando en realidad la neurociencia sólo puede ofrecer correlaciones y no datos concluyentes. A esto le tenemos que sumar que hay ciertas disciplinas que buscan legitimarse a través de los datos neurocientíficos no comprobados, como por ejemplo la Programación Neurolingüística y el Psicoanálisis, explicó el investigador argentino, Ricardo Mir, en una entrevista en al diario La Voz.

Recuerda que la ciencia avanza a paso lento. Intenta siempre ser escéptico cuando leas los datos de las investigaciones. Resalta la probabilidad y busca datos que corroboren lo hallado.

Artículos recomendados: 

  • Lo que el IRMf de un salmón muerto nos puede enseñar sobre neurociencias y metodología científica.
  • Reflexionando sobre las neuronas espejo.

Fuentes:  BPS

  • Ciencia y Evidencia en Psicología

Conservar y proteger al cerebro: ¿Por qué? ¿Cómo?

  • 24/04/2015
  • Asociación Educar

El cerebro humano es una muy compleja maquinaria biológica en apenas un kilo y trescientos gramos. Contiene 10 mil millones de neuronas (que son en cierto modo «procesadores» elementales) y cada una de ellas establece entre 10 mil y 50 mil contactos con las células vecinas que pueden recibir hasta 200 mil mensajes. Es la computadora de mayor capacidad de almacenamiento de información del mundo. Produce en treinta segundos tanta información como la que ha generado el telescopio espacial Hubble en toda su vida y el volumen de información que maneja sería comparable a la totalidad de los contenidos digitales del mundo actual incluidos en Facebook y en todos los grandes reservorios de datos.

Estamos en el siglo del cerebro y las Neurociencias han experimentado un enorme desarrollo en las cuatro últimas décadas, lo que la ha convertido en una de las disciplinas biomédicas de mayor relevancia en la actualidad.

Ha contribuido en su expansión, junto con otros factores, el creciente impacto de las enfermedades del sistema nervioso en las sociedades occidentales, como el incremento de pacientes que sufren accidentes cerebro vasculares, procesos neurodegenerativos como la enfermedad de Alzheimer o la enfermedad de Parkinson, trastornos psiquiátricos, (depresión, esquizofrenia), trastornos de ansiedad (fobias, ataques de pánico), etc., lo que ha llevado a los investigadores a multiplicar los medios dedicados a la investigación del cerebro, de sus funciones y de sus alteraciones.



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El estudio biológico para averiguar el registro de una célula nerviosa (neurona) o entender la interacción de una con otras para dar lugar a un conjunto integrado y amplio es un área multidisciplinar que abarca muchos niveles de análisis, desde el puramente molecular hasta el específicamente conductual y cognitivo, pasando por las conexiones y redes pequeñas de neuronas para llegar a las más grandes, incluyendo sistemas como la corteza cerebral o el cerebelo, y, por supuesto, el nivel más alto de la corteza cerebral.

La neurociencia cognitiva proporciona una nueva manera de entender el cerebro y la conciencia, basándose en el estudio científico que integra disciplinas como la biología, la psicobiología o la propia psicología cognitiva, con la esperanza de poder modificar la concepción actual de los procesos mentales implicados en el comportamiento y sus bases biológicas.

Neurona

Aproximadamente, una de cada seis personas padecen trastornos mentales o neurológicos y, según estadísticas recientes, las enfermedades neurodegenerativas se han convertido en un problema de salud pública de primer orden y una preocupación constante, tanto de los centros de estudios especializados como de los gobiernos de los países desarrollados con inversiones millonarias a largo plazo y proyectos ambiciosos.

El cerebro humano es la estructura más compleja del universo. Los expertos creían hasta no hace mucho que se nacía con una cantidad de células cerebrales que con la edad irían desgastando su capacidad: la memoria fallaría y las facultades mentales se esfumarían de a poco. Como vemos, una imagen más que sombría.

Afortunadamente, hoy ha cambiado el concepto porque se sabe que queda mucho camino por recorrer para preservar, proteger e incluso mejorar la función cerebral, desde el nacimiento a la vejez. La ciencia ha probado que en lugar de ser estático, el cerebro no sólo puede, sino que de hecho forma millones de nuevas conexiones o sinapsis (interconexiones que permiten a las células cerebrales comunicarse) todos los días, sin tener en cuenta la edad cronológica de una persona.

La neurociencia cognitiva proporciona una nueva manera de entender el cerebro y la conciencia

Cumplir con éxito este cometido exige considerar que existen muchos factores que pueden afectar la memoria a medida que se envejece y, además, que todo se apoya en la elección del estilo de vida.

La mejoría en la calidad de vida y los avances clínicos han posibilitado una mayor expectativa de vida. La longevidad trae aparejada una mayor incidencia de modificaciones de la memoria o la conducta, algunas asociadas al envejecimiento normal y otras provocadas por enfermedades neurodegenerativas o de causa vascular. La memoria es una función mental tan compleja que puede verse afectada por numerosos factores, desde el simple cansancio, el envejecimiento normal o la presencia de enfermedades agudas o crónicas que se manifiestan con el deterioro.

En la actualidad, por razones prácticas, hacer referencia a los trastornos de la memoria es común hacerlo como olvidos benignos y olvidos patológicos. El olvido benigno es aquel asociado al envejecimiento natural y suele ser motivo de queja, pero en realidad lo que sucede es sólo una disminución del desempeño en relación a cuando se era más joven y debe ser contemplado como lo que se conoce como deterioro cognitivo mínimo propio de la edad.

En cambio, los olvidos patológicos son aquellos detectados por los familiares o cuidadores de enfermos y se refieren la presencia de alteración de la memoria, desorientación, dificultad en el lenguaje que van empeorando irreversible y lentamente con el transcurrir del tiempo.

La pérdida de memoria de hechos recientes, la dificultad de recordar nombres de personas conocidas, o una palabra, desorientarse en lugares conocidos, cambios en el humor o la personalidad, son algunos de los síntomas que pueden alertar sobre la presencia de Alzheimer u otro deterioro cognitivo.

Por eso, los desafíos actuales son cada vez mayores. Uno muy importante es realizar la identificación de los trastornos cognitivos y conductuales de la manera más temprana posible y ante la presencia incipiente de alguna alteración o dificultad en la memoria u otra función cognitiva, es necesario consultar al médico especialista. La evaluación exhaustiva con las posibilidades existentes en la actualidad, desde el examen clínico completo y simples test de evaluación cognitiva, hasta la detección de específicos biomarcadores o el preciso diagnóstico por imágenes (TAC, RNM, Centello grama Cerebral o SPECT, Tomografía por emisión de positrones o PET-CT), asegura la idea de arribar a un diagnóstico certero o aproximado e iniciar los cuidados, consejos y terapéutica adecuada.

Las razones para invertir en proyectos de investigar las funciones cerebrales son numerosas y están inter-relacionadas. Así también, hoy día, es innegable la importancia que guarda la habilidad para pensar, para establecer relaciones y desarrollarse al máximo del potencial de cada uno, la relación, desde el nacimiento hasta la vejez, con el efecto de una buena salud, buena nutrición y una interacción social apropiada.

En la actualidad, numerosas investigaciones han demostrado que el desarrollo y mantención del cerebro exige la necesidad de una buena salud y de una correcta nutrición, ya que sin ello el desarrollo cognitivo y la salud emocional pueden presentan alteraciones de diferentes magnitudes.

El cerebro humano a pesar de representar sólo el 2% del peso corporal, consume el 20% de la glucosa que ingresa como nutriente. Es el órgano del cuerpo que más energía gasta, por tanto, darle una dieta correcta y ejercitarlo aprendiendo cosas nuevas, por ejemplo un idioma o tocar un instrumento es fundamental para mantenerlo sano, así también evitar el estrés que deteriora la flexibilidad mental, la atención y la concentración.

A partir de los 65 años la posibilidad de tener alguna demencia o enfermedad de Alzheimer se duplica exponencialmente y después de los 85 se estima que una de cada dos personas puede tenerla. En la actualidad, el envejecimiento poblacional aumentó la cantidad de casos de personas con enfermedades neurodegenerativas y se estima que para 2050 existirán aproximadamente 100 millones de personas en el mundo que la padecerán con una buena noticia: los estudios recientes han demostrado que es prevenible e implica que existen posibilidades de retrasar la aparición de los síntomas.

Mantener las neuronas en buen estado y estimularlas con aprendizajes de nuevas habilidades puede retrasar e impedir la aparición de enfermedades o disfunciones neuronales. Desde el nacimiento existen en el cerebro una cantidad de neuronas con posibilidad de conectarse (hacer sinapsis) y, desde temprana edad, el aprendizaje va permitiendo que esas neuronas puedan realizar conexiones y crear redes. Cuando comienza a depositarse la proteína amiloide del Alzheimer en el cerebro, cuanto más redes de conexión existan, lo que se llama «reserva cognitiva», más tarde aparecerán los síntomas de la enfermedad porque el cerebro tiene posibilidades de ir buscando nuevas conexiones en reemplazo de las dañadas.

El cerebro, como cualquier otra parte de nuestro cuerpo, necesita estar en actividad para que se mantenga sano.

A partir de los 65 años la posibilidad de tener alguna demencia o enfermedad de Alzheimer se duplica exponencialmente

Al igual que para estar en forma es necesario hacer deporte o ejercitarse físicamente, para que el cerebro esté siempre al máximo nivel es buen consejo seguir una serie de pautas que permitan cuidarlo para sacarle el máximo rendimiento.

Tener en cuenta que el cerebro alcanza su plena madurez a los 30 años, a partir de entonces, recién, empieza a envejecer y siempre el proceso de envejecimiento es individual. Puede ser más o menos rápido según la persona y el tiempo que dedique al cuidado del mismo. Es un hecho demostrado que el cambio de hábitos en la vida diaria disminuye el riesgo de presentar precoz deterioro cognitivo.

Aquí verán algunas sugerencias, de probada efectividad, para reforzar las intenciones de cuidar nuestra salud cerebral:

1. Comer menos: Comer más de lo necesario aumenta el nivel de estrés oxidativo del organismo, que afecta a las proteínas, lípidos y al cerebro. Comer menos y más saludable aumenta la producción de neuronas en el hipotálamo, región del aprendizaje y la memoria, mejorando la sinapsis y favoreciendo los mecanismos de reparación neuronal.

2. Hacer deporte de forma regular: El deporte es salud, y practicar ejercicio aeróbico de forma continuada segrega sustancias que mejoran la plasticidad cerebral, mejorando de este modo la sinapsis entre neuronas, que son la clave del aprendizaje y la memoria.

3. Hacer ejercicio mental todos los días: Es muy recomendable ejercitar la mente diariamente. Para ello, buscar actividades que llamen la atención y que reporten satisfacción, como puede ser el aprendizaje de un nuevo idioma o simplemente leer una novela. Por ejemplo, jugar ajedrez o desarrollar otro tipo de destrezas mentales, así como leer diariamente, reduce en un 75 por ciento la probabilidad de desarrollar algún tipo de demencia entre los 65 y 95 años.

4. Viajar mucho: La rutina es nefasta para el cerebro, por lo que es bueno realizar actividades que hagan salir de ese estado. Viajar conlleva ver cosas nuevas, generando un cúmulo de emociones que es lo que hace que se muevan las neuronas. Incluso cambiar el recorrido para ir al trabajo o de mano para cepillarse los dientes “despierta” las neuronas.

5. Vivir acompañado: Para disponer de una buena salud mental es fundamental tener una buena relación con la gente que rodea, ya que la comunicación con otras personas provoca estímulos que favorecen al funcionamiento del cerebro. Respetar el «estar solo» NO ES AISLARSE.

6. Adaptarse a los cambios: La sociedad avanza a un ritmo muy alto y continuamente los cambios del entorno que nos rodea alteran la comodidad. Es fundamental aceptar esos cambios y adaptarse a ellos, ya que de lo contrario puede causar estrés emocional, afectando la salud del cerebro.

Viajar conlleva ver cosas nuevas, generando un cúmulo de emociones que es lo que hace que se muevan las neuronas

7. Evitar el estrés crónico: El estrés es muy dañino para el organismo ya que libera corticoides que dañan las conexiones cerebrales. Para contrarrestar esto, lo mejor es tomarse las cosas con calma y no sobrexcitarse demasiado.

8. Tabaquismo: Fumar es muy perjudicial, ya que puede provocar pequeños infartos cerebrales que afecten a la memoria. Además, la nicotina produce la reducción de la memoria y la atrofia y muerte de las neuronas, de ahí la importancia de dejar de fumar para disfrutar de un cerebro sano.

9. Descanso adecuado y dormir bien: El cerebro necesita entre 7 y 8 horas de sueño reparador para que pueda borrar todos aquellos datos que no sean necesarios, y afianzar las cosas que sí sean de interés para la persona. También es importante descansar bien, cómodamente, ya que durante ese tiempo se reparan los tejidos que pudieran estar dañados y se fijan los conocimientos.

10. Evitar los desniveles emocionales: A lo largo de la vida es necesario buscar aquellas cosas que provoquen emociones positivas, ya que éstas son las que proporcionan fuerzas y ganas para vivir. Se puede decir que son el motor del organismo, las que motivan y hacen seguir adelante.

11. Ser Agradecido: Una de las acciones que mejor sientan a las personas son los agradecimientos. Gracias a esta acción se estrechan vínculos con los demás y promueven mejores emociones; aleja las viejas rencillas que provocan tensiones y estrés constante.

12. Disfrutar de las pequeñas cosas: En ocasiones es mejor disfrutar de las cosas pequeñas y no ilusionarse con lo difícil de obtener. Las cosas que nunca llegan pueden causar una gran decepción.

Resumiendo, controlar la presión arterial, el colesterol y la glucemia, no fumar, no beber en exceso y reducir el estrés, mantener una actividad física, caminatas de 30 a 45 minutos/día, que no necesariamente tiene que ser competitiva, son algunos de los hábitos saludables que ya es sabido benefician al binomio corazón-cerebro. Así también considerar las propiedades de ciertos alimentos y saber que hay que evitar las comidas muy grasosas y el aumento de peso u obesidad.

El beneficio del Omega 3 (ácidos grasos presentes en pescados de aguas frías como el salmón rosado, la trucha, sardinas, atún, anchoas, etc.), los antioxidantes, las vitaminas, las frutas secas, semillas de girasol o sésamo, aceites vegetales tipo oliva extra virgen, el vino (sobretodo rosado) de manera moderada, el cacao, el licopeno del tomate, etc., hoy, no se discuten.

Reafirmando la importancia de una correcta alimentación, los especialistas marcan como tema importante el desafío continuo del cerebro y la obligación de sacarlo del lugar de confort de las rutinas o las preferencias. Sugieren cada vez con más énfasis someter al cerebro a esfuerzos de nuevos aprendizajes para que constantemente generen nuevas conductas de adaptación. Estos ejercicios potenciarán la inteligencia, la memoria, la rapidez para resolver problemas, la capacidad de concentración y hasta el talento.

Es un hecho demostrado: con simples ejercicios de memoria es posible mejorar la materia gris. ¡Aprovechémoslo!

Artículo previamente publicado en Asociación Educar. Una reconocida plataforma online de difusión y educación neurocientifica.

  • Definiciones

Definición de la semana: Memoria a corto plazo

  • 23/04/2015
  • Alejandra Alonso

La memoria a corto plazo es una memoria activada que retiene algunos elementos durante un período corto, como los 7 dígitos de un número de teléfono al marcarlo, antes de almacenar la información o perdela.

En el tiempo que transcurre entre buscar un número telefónico y marcarlo, su recuerdo del grupo de números desaparecerá excepto que usted se esfuerce por mantenerlo en la consciencia.

En 1959, Lloyd Peterson y Margaret Peterson (citados en Myers,2006) quisieron conocer a qué velocidad desaparece la memoria a corto plazo. Para averiguarlo les pidieron a algunas personas que recordaran grupos de tres consonantes (por ejemplo, HTW). Para evitar la memorización de las letras , les pidieron que contaran comenzando desde el número 100, de a 3 hacia atrás en voz alta. Después de tres segundos las personas recordaron las letras solo la mitad de las veces, después de 12 segundos casi no las recordaron. Esto les sugirió que sin un procesamiento activo, la duración de los recuerdos a corto plazo es limitada.



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La memoria a corto plazo está limitada por la duración, pero también por la capacidad

La memoria a corto plazo está limitada por la duración, pero también por la capacidad. Esta memoria, por lo general, almacena solo alrededor de 7 ítems de información, o como lo denomina George Miller: “El mágico número 7, más o menos dos”.

Nuestra memoria a corto plazo es un poco más fácil para los dígitos aleatorios que para las letras aleatorias, que algunas veces suenan de forma similar. Sin embargo, eliminar la repetición reduce el recuerdo de las letras o números a cuatro elementos. El principio básico que se desprende es que en cualquier momento dado, podemos procesar de manera consciente solo una cantidad limitada de información.

Fuente: Myers (2006), Psicología 7ma edición, Editorial Médica Panamericana: Madrid

Sin categoría

Una persona con depresión no estrella un avión con pasajeros, el caso de Andreas Lubitz

  • 23/04/2015
  • Clotilde Sarrió

Es muy probable que el psiquiatra que le diagnosticó a Andreas Lubitz, depresión  pudo no darse cuenta (y como médico reconozco que a mí me podría haber sucedido lo mismo) de que estaba ante un trastorno antisocial de la personalidad o psicopatía, un proceso muy difícil de diagnosticar y una eventualidad ante la que, quienes se dedican a evaluar y seleccionar a personal laboral para puestos del que dependan muchas vidas

El estigma de la enfermedad mental

Desde tiempos inmemoriales, la enfermedad mental ha sido menospreciada, confinada al terreno de lo absurdo y de lo irracional e investida de un valor negativo que, aun en la actualidad y en nuestra cultura, estigmatiza a quienes sufren trastornos psíquicos como si estas patologías fueran motivo de vergüenza y debieran mantenerse ocultas por miedo a la burla y al rechazo social. Para empeorar esta discriminatoria injusticia, persiste la creencia de que los enfermos mentales son peligrosos cuando la mayoría de ellos son muchas más veces víctimas de agresiones que agresores porque su patología les convierte en objetos de burla que propicia su maltrato.

Empeora esta situación la ligereza con que los noticiarios sensacionalista tratan a la enfermedad mental, considerándola como responsable de actuaciones violentas, un tópico debido a la escasa información que la sociedad recibe acerca de las enfermedades mentales y al hecho de que casi toda le llegue a través de los medios de comunicación.



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Viene esto a colación de la tragedia aérea acaecida el 24 del pasado marzo en los Alpes en la que perdieron la vida 150 personas y la irresponsabilidad con que los medios de comunicación insinuaron que el siniestro pudo ser consecuencia de la depresión que presuntamente padecía el copiloto de la nave, Andreas Lubitz.

Desde mi condición de médico denuncio lo imprudente que fue la difusión de un hipotético diagnóstico del protagonista del siniestro ya desde las primeras horas de la colisión y sin disponer de conocimientos ni datos clínicos contrastados. El sensacionalismo periodístico especuló, desde el minuto cero, con que Lubitz sufría una depresión y que ésta fue la desencadenante de la catástrofe, todo ello sin considerar que, si bien en la depresión hay una elevada probabilidad de suicidio, el modus operandi de un deprimido suicida nada tiene que ver con lo que ocurrió en ese avión ya que, el depresivo que se quita la vida lo hace siempre para dejar de sufrir y para que los demás dejen de sufrir por su causa, siendo prácticamente imposible que acabe con la vida de otras personas al quitarse la suya, salvo excepciones muy bien tipificadas como son los casos extremos de suicidio compartido, en los que el enfermo puede matar a alguien a quien quiere mucho –para que no sufra más según su propia percepción– antes de suicidarse.

Lamentablemente, en la catástrofe de los Alpes franceses, el estigma de la enfermedad mental se cebó una vez más con quienes sufren una patología psiquiátrica y, en concreto, con el gran colectivo de los enfermos de depresión (un trastorno que afecta al 10% de la población española), creando una alarma innecesaria en los familiares y convivientes de unos seres humanos que, con toda seguridad, nunca causarían una catástrofe homicida masiva.

Afortunadamente, conforme ha transcurrido el tiempo y se han obtenido datos de las cajas negras del accidente, se ha conocido la opinión de verdaderos expertos en salud mental y se ha ido restando importancia al hecho de que el copiloto hubiera sufrido en el pasado una depresión, se han barajado otras hipótesis diagnósticas especulando con la probabilidad de que, incluso, Lubitz no contara con la eximente de una enfermedad mental para atenuar su culpa, supiera en todo momento lo que hacía y que la única explicación de que estrellara el avión fuera su maldad.

¿Qué enfermedad mental podía sufrir el copiloto?

Puestos a indagar en hipotéticas causas clínicas que pudieran justificar una actuación homicida por parte del copiloto, habría que centrarse en otros diagnósticos ajenos a la depresión y más propios de individuos con tendencia a interiorizar un gran resentimiento, sentirse víctimas de una injusticia que creen haber sufrido en sus vidas. Son individuos que pueden ser capaces de cometer actos violentos en busca de protagonismo (que aunque negativo les confiera notoriedad) y también para conseguir un equilibrio entre lo que ellos han padecido y el dolor que originan al perpetrar una masacre. En base a esto cobra especial sentido una frase que Andreas le dijo a su novia y que confiere rasgos de narcisismo a su personalidad: «Un día haré algo que cambiará todo el sistema y entonces todos conocerán mi nombre y lo recordarán».

Desde mi perspectiva profesional como médico, estimo dos hipótesis diagnósticas que podrían haber inducido a Lubitz a ejecutar la masacre de los Alpes. La primera sería un trastorno antisocial de la personalidad (antes conocida como psicopatía y que en lenguaje coloquial designa a los psicópatas) asociado a una personalidad narcisista.

El trastorno antisocial de la personalidad es propio de unos individuos carentes de compasión y de empatía (capacidad para ponerse en lugar de los demás y entender su sufrimiento) así como una marcada tendencia al narcisismo. Se trata de personas frías, arrogantes, susceptibles de sentirse heridas en su orgullo, crueles y con una falta tal de compasión ante el sufrimiento del prójimo (al que cosifican e ignoran) que podría inducirles a estrellar un avión sin considerar a sus pasajeros humanos sino sólo como muñecos o incluso como nada.

Por los datos que se han ido difundiendo, la personalidad de Andreas Lubitz podría encajar con la de un psicópata frío y calculador, un sujeto con una personalidad narcisista de base; un tipo sumamente cruel e incapaz de conceder valor alguno a las vidas de los demás. El hecho de que su respiración fuera rítmica en los segundos previos al choque (según reveló la caja negra), su sangre fría al encerrarse por dentro impidiendo el acceso a la cabina, su silencio al no entablar diálogo alguno con tierra, así como que lo tuviera todo tan bien programado, todo ello indica una frialdad típica de los psicópatas.

Tal vez la venganza o la frustración pudieron influir en su actuación (su meta era ser comandante de vuelo pero padecía un problema visual que le incapacitaba para ser piloto) sin embargo, ésta no sería nunca la causa sino sólo el detonante que activara su trastorno de personalidad de base. Consideremos que si el sueño de una persona es ser piloto, en un contexto de normalidad se impone adaptarse a las circunstancias, asumir las propias limitaciones y contentarse con soluciones alternativas como ser copiloto o desempeñar cualquier otra profesión. Sin embargo, los psicópatas tienen un orgullo exacerbado y una tolerancia cero a la frustración que les impele a reaccionar con agresividad cuando sus deseos no pueden ser cumplidos.

¿Es siempre la violencia consecuencia de una enfermedad mental?

La respuesta a esta cuestión es un no rotundo. Solo un ínfimo porcentaje de los actos de violencia son obra de enfermos mentales quienes, por lo general tienden más a ser víctimas que agresores de los verdaderos actores de las conductas violentas que no son mas que unos individuos quienes, por lo general, actúan con criterios éticos propios de la maldad y/o sufren las consecuencias de la marginación.

En el caso concreto de la psicopatía, no siempre habría que contemplarla como una enfermedad mental que ejerza como atenuante a efectos legales, pues los psicópatas saben perfectamente lo que hacen, diferencian lo bueno de lo malo, son incapaces de sentir compasión y sentimientos de culpa y muestran una total indiferencia ante las normas (que ocultan hábilmente porque son maestros en el arte de fingir y de comportarse como empáticos y disciplinados), lo que les convierte en unos individuos muy peligrosos.

En cuanto a los rasgos narcisistas, destaquemos que son propios de individuos con una enfermiza necesidad de ser admirados, unos tipos muy arrogantes, sensibles al desprecio y al rechazo, a quienes les importa más aparentar que ser y cuya soberbia y afán de notoriedad van parejos a la envidia que sienten por el éxito ajeno. El estilo narcisista predispone a adoptar conductas violentas como respuesta a una herida en su ego (narcissistic injury), algo también frecuente en las personalidades psicopáticas. De todo ello se concluye que cuando psicopatía y narcisismo confluyen en un mismo individuo, la combinación puede ser explosiva.

¿Estaba mal diagnosticado Andreas Lubitz?

Es muy probable que Andreas estuviera mal diagnosticado y que el médico que le extendió su baja no detectara un hipotético trastorno antisocial de personalidad y acabara recurriendo a ese cajón de sastre que es el diagnostico de depresión (trastorno del que se abusa al extender partes de incapacidad laboral) debido a la imagen de hastío, frustración, sensación de vacío y falso estado depresivo que muchos psicópatas pueden presentar cuando atraviesan una mala etapa, situaciones en las que pueden llegar a dar la imagen de una depresión que no tienen.

Este es un fragmento del artículo para terminar de leerlo ingresa a Terapia Gestalt Valencia donde también encontrarás otros artículos de psicología muy interesantes. 

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(Vídeo) ¿Por qué las personas chistosas tienen más sexo?

  • 23/04/2015
  • David Aparicio

Puedes activar los subtítulos en el botón CC del reproductor de Youtube.

Discovery News preparó un interesante vídeo que explica porque las personas divertidas tienen más sexo.

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Un porcentaje importante de las personas que toman antidepresivos, nunca ha sufrido de depresión

  • 22/04/2015
  • Alejandra Alonso

Un nuevo estudio, publicado en el Journal of Clinical Psychiatry reporta que el 69% de las personas que toman inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRSs), el principal tipo de antidepresivos, nunca han sufrido de un Trastorno de Depresión Mayor. Tal vez peor, un 38% nunca en su vida ha cumplido los criterios para Depresión Mayor, Trastorno Obsesivo Compulsivo, Ataques de Pánico, Fobia Social, o Trastorno de Ansiedad Generalizada. Sin embargo, toman la medicación que acompaña a dichos trastornos.

“Yo pienso que, aunque la psicoterapia es otra opción para ayudar a las personas a obtener mayor salud mental, hay bloqueos en la carretera,” opina el Dr. Howard Forman, director médico del Servicio de Consultas sobre Adicción en el Centro Médico Montefiore. Forman, que no estuvo involucrado en el estudio, apunta a los costos, la disponibilidad de expertos y la demanda de tiempo como la razón principal por la que las personas podrían estar decidiéndose por otras alternativas.

El Dr. Ramim Mojtabai, de la Escuela de Salud Pública de Johns Hopkins, y sus colegas se basaron en datos de 4 muestras: el Baltimore Epidemiologic Area Study Wave 1 a la 4. El mismo comenzó en 1981 y terminó en 2005. En total, se utilizaron los datos de 1.071 personas, incluyendo 4 entrevistas y una tasación sobre uso de antidepresivos. El 13% de estas personas reportó utilizar antidepresivos.



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El 69% de las personas que toman ISRSs,  nunca han sufrido de un Trastorno de Depresión Mayor

Las medicaciones para compensar los desequilibrios químicos (que aún no han sido diagnosticados) no solo incluye a aquellos dirigidos al estado de ánimo. Las anfetaminas ayudan a las personas a concentrarse y las benzodiazepinas ayudan a calmar la ansiedad, o eso es lo que dicen los usuarios. Pero el problema suele ser el uso ocasional y las soluciones rápidas pueden llevar a la dependencia.

Para resolver este problema del uso excesivo de antidepresivos debemos tener en cuenta cuestiones sistemáticas y personales. La desestigmatización de las enfermedades mentales puede hacer que las personas sean más propensas a buscar ayuda. A su vez, la confirmación de que están saludables o un diagnóstico pueden reducir la urgencia de automedicarse innecesariamente. El elemento clave es la eliminación de la incertidumbre.

Forman reflexiona que todos experimentamos estrés, tristeza o dudas sobre nosotros mismos a veces, pero estas situaciones no nos hacen enfermos mentales, sino que nos hacen humanos.

Los autores escriben que muchos individuos a quienes se les prescribe y utilizan la medicación antidepresiva pueden no cumplir con los criterios para un trastorno mental. Sus datos sugieren que los antidepresivos son comúnmente usados en ausencia de claros indicadores basados en la evidencia.

Fuente: Psypost

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