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Publicaciones por mes

enero 2017

61 Publicaciones
  • Salud Mental y Tratamientos

Las danzas ¿son un factor desencadenante de los trastornos alimentarios?

  • 24/01/2017
  • Gabriela Ferraris Mukdise
trastornos de alimentación

El objetivo de este estudio fue evaluar la presencia de indicadores asociados a TCA en adolescentes estudiantes de danza comparando dos grupos. El primero de ellos conformado por estudiantes de danza clásica (63) y, el segundo, por estudiantes de otros tipos de danzas (63) (árabe, español, contemporáneo y botanezco), residentes en la ciudad de San Miguel de Tucumán, Argentina. Las participantes completaron los siguientes instrumentos: Cuestionario sociodemográfico y el Eating Disorder Inventory-3 (EDI- 3).

¿Qué demuestran los antecedentes?

Rutsztein et al. (2007) llevaron a cabo una investigación con adolescentes entre 13 y 18 años en una escuela en la que se enseña danza clásica. Como resultaron señalaron que el 15.88% presenta riesgo de TCA. En ese mismo estudio, los autores indican que hay poblaciones en las cuales el riesgo de desarrollar este trastorno es mayor: modelos, jóvenes que practican patinaje artístico, atletas, bailarinas de danza clásica, etc. Para la realización de las mismas es fundamental el mantenimiento de un cuerpo delgado, que respete ciertos estándares de peso.En lo que respecta a la presión que se ejerce por la delgadez en estos ámbitos, Gardner y Garfinkel (1980) señalan que al combinarse con expectativas de alta competitividad, como ocurre en el ambiente de la danza clásica, promueve las condiciones para el desarrollo de los TCA, particularmente en adolescentes vulnerables.

Por su parte, Szmukler, Eisler, Gilles y Hayward (1985) hallaron características psicopatológicas propias de las personas que presentan anorexia nerviosa en el 7% de una muestra de 100 estudiantes de danza clásica. Es así como la presión por la delgadez promueve una condición apropiada para el desarrollo de TCA. Abraham (1996) comparó los hábitos alimentarios y las conductas para bajar de peso entre estudiantes de danza clásica y quienes no lo eran. Las primeras, obtuvieron un mayor puntaje en el Eating Attitudes Test- 40, y también presentaron una mayor frecuencia de TCA no especificado en comparación con el resto de las participantes. Se identificó que una proporción significativa de estudiantes de danza clásica presentaban síntomas de anorexia nerviosa. Asimismo, Anshel (2004) muestra que las estudiantes de danza clásica presentan insatisfacción con la imagen corporal y deseos de un cuerpo delgado en comparación con mujeres que no son estudiantes de danza clásica. Señala también, que en el ambiente de ésta danza, la delgadez se asocia a un mejor desempeño.



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La presión por la delgadez promueve una condición apropiada para el desarrollo de TCA

Estudios más recientes como el Rutsztein et al. (2010) indicaron como resultado que las estudiantes de danza clásica presentaron peso actual, peso ideal e IMC significativamente menor que las adolescentes que no eran estudiantes de la danza. También se encontró una proporción significativamente mayor de estudiantes de danza clásica presentaba delgadez, bajo peso y distorsión de la imagen corporal. Como resultado del Eating Disorder Inventory-2 (Gardner, 1991; adaptación Rutsztein et al. 2006) en dos escalas del índice de características psicológicas se hallaron diferencias significativas entre ambos grupos: Miedo a Madurar e Inseguridad Social. Por último, se determinó que el 17.7% de las estudiantes bailarinas de danza clásica y el 13.2% de las estudiantes que no estudian la danza presentaron riesgo de TCA.

Otra investigación realizada por Paredes, Nessier y Gonzalez (2011) arrojó como resultados que el 50% de las estudiantes de danza clásica sobreestiman su imagen corporal, seleccionando imágenes que no se corresponden con sus parámetros antropométricos. Asimismo, el 58,3% de las estudiantes clasifican con riesgo, es decir, que llevan a cabo conductas alimentarias anómalas.

Conclusiones

En la presente investigación se atinó que las adolescentes estudiantes de danza clásica poseen un IMC promedio significativamente menor que sus pares, presentando peso bajo de acuerdo con los parámetros propuestos por la Organización Mundial de la Salud (2009). El resto de las estudiantes, presentaron un porcentaje significativamente mayor de peso saludable.

En las escalas de riesgo (Búsqueda de delgadez, Bulimia e Insatisfacción corporal) no hubo diferencias entre los dos grupos. No obstante, puede observarse que la proporción de adolescentes con riesgo es elevado en ambas poblaciones (54% en estudiantes de danza clásica y 61,9 % en estudiantes de otros tipos de danza), lo cual las clasifica como poblaciones vulnerables. Este hecho puede deberse a que es la danza misma, sin focalizar en alguna de ellas, la que al emplear el cuerpo como instrumento principal, genera en algunas adolescentes estudiantes, montos significativamente elevados de insatisfacción corporal y una búsqueda constante de delgadez. En cuanto a la escala de Bulimia, los porcentajes de manifestación en ambos grupos no fueron significativos en comparación con la muestra total. Los hallazgos de este estudio son un descubrimiento que abre nuevas líneas de investigación en poblaciones de riesgo de TCA, ya que es el primer estudio en el cual se evalúa y compara la presencia de indicadores de riesgo y características psicológicas asociadas a TCA entre estudiantes de distintas danzas. Por tal motivo, como futura línea de investigación se considera interesante la extensión de la presente investigación incluyendo un grupo control a la muestra, constituido por adolescentes no estudiantes de danzas, de manera que pueda evaluarse las hipótesis a las que se arribaron en este estudio, principalmente que es la danza la que opera como factor de riesgo en el desarrollo de los TCA en determinadas adolescentes.

la danza puede generar en algunas personas montos significativamente elevados de insatisfacción corporal y una búsqueda constante de delgadez

En escalas psicológicas correspondientes al índice de características asociadas a TCA, hubo diferencias estadísticamente significativas en cuatro de ellas (Baja Autoestima, Alienación Personal, Desconfianza Interpersonal y Miedo a Madurar), siendo las adolescentes estudiantes de danza clásica quienes obtuvieron mayores porcentajes. Estos resultados permiten considerar a los distintos instrumentos utilizados en el presente estudio como instrumentos adecuados para la discriminación de adolescentes con y sin riesgo de TCA.

La presencia de características psicológicas asociadas a TCA en adolescentes de población no clínica, refuerza la importancia de destinar esfuerzos a la prevención de los TCA en la adolescencia en ámbitos educativos, fundamentalmente aquellos en los cuales es cuerpo es el principal instrumento de trabajo.

Puedes descargar la investigación completa aquí.

Bibliografía

  • Abraham, S. (1996). Eating and weight controlling behaviors of young ballet dancers. Psychopathology, 29(4), 218-222.
  • Anshel, M. (2004). Sources of disordered eating patterns between ballet dancers and non-dancers. Journal of Sport Behavior. 27(2)115.
  • Garner, D. M., & Garfinkel, P. E. (1980). Socio-cultural factors in the development of anorexia nervosa. Psychological medicine, 10(04), 647-656.
  • Gardner, D. M. (1991). Eating disorder inventory-2: Professional manual. Odessa, FL: Psychological Assessment Resources.
  • Paredes, F., Nessier, C., & González, M. (2011). Percepción de imagen corporal y conductas alimentarias de riesgo en bailarinas de danza clásica del Liceo Municipal de la ciudad de Santa Fe. Diaeta (B. Aires), 29(136), 18-24.
  • Rutsztein, G., Armatta, A. M., Leonardelli, L., Lievendag, L., Maglio, A. L., Marola, M. E., Murawski, B., Diez, M., Otalora, J., & Sarudiansky, M. (2007). Trastornos alimentarios en estudiantes de ballet: identificación de casos con riesgo.  Memorias de las XIV Jornadas de Investigación y tercer Encuentro de Investigadores del MERCOSUR. Proyecto UBACyT P803. Facultad de Psicología de la Universidad de Buenos Aires.
  • Rutsztein, G., Leonardelli, E., Scappatura, M. L., Murawski, B., Elizathe, L., & Maglio, A. L.  (2006). Adaptación lingüística y conceptual del Eating Disorder Inventory- 3 (Gardner, 2004). Un estudio piloto. XIII Jornadas de Investigación y Segundo Encuentro de Investigadores en Psicología del Mercosur. Facultad de Psicología – Universidad de Buenos Aires, Buenos Aires.
  • Rutsztein, G., Murawski, B., Elizathe, L., Armatta, A. M., Leonardelli, E., Diez, M., & Arana, F. (2010). Factores de riesgo para trastornos alimentarios en estudiantes de danza. Journal of Behavior, Health & Social Issues, 2(1), 55-68.
  • Szmuklet, G., Eisler. I, Gillies, C.H. & Hayward. M. (1985). The implications of anorexia nervosa in a ballet school. Journal Psychiatry Research, 19(2). 177-181.

 

  • Ciencia y Evidencia en Psicología

¿Un gen que, mutado, produce conductas parecidas a la esquizofrenia?

  • 24/01/2017
  • Alejandra Alonso
Esquizofrenia

Las mutaciones en un gen que se relaciona con los recuerdos y el sentido de dirección, puede resultar en comunicación imprecisa entre neuronas que producen conductas similares a las vistas en pacientes con esquizofrenia, reportan los científicos.

Específicamente, los investigadores encontraron que reducir dramáticamente la cantidad de proteína expresada por TMEM108, un gen que ha sido asociado con la esquizofrenia, resulta en menos y más pequeñas espinas, que funcionan como dedos de comunicación entre neuronas, dice el neurocientífico Dr. Lin Mei.

Eso se traduce en una habilidad deteriorada de las neuronas para recibir las señales que otras neuronas de alrededor estén tratando de enviarles y, en consecuencia, los ratones que exhiben conductas parecidas a la esquizofrenia, como deterioro en las cogniciones y el sentido de dirección.



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“Sabíamos que esta alteración en los genes probablemente contribuye a la esquizofrenia y queríamos entender mejor cómo”, comenta Mei, quien es uno de los autores del estudio publicado en PNAS.

Aunque algunas TMEM108 pueden ser encontradas en el sistema nervioso central, parecen agruparse en el giro dentado, un área en el hipocampo conocida por ser crítica para la codificación espacial (es decir que cumple un rol importante en nuestro sentido de dirección) y emocional y en nuestra habilidad para aprender y recordar. Todas estas habilidades se ven afectadas en la esquizofrenia. El mal funcionamiento del giro dentado también se encuentra implicado en trastornos psicológicos, incluyendo a la esquizofrenia.

Al concentrarse en éste área cerebral, los investigadores encontraron que la expresión de TMEM108 y su proteína incrementadas en las primeras semanas de vida de un ratón (equivalentes a los primeros años de un humano) períodos críticos de desarrollo que permitirían la maduración de muchas espinas y una excelente comunicación entre neuronas.

“Esta proteína es expresada al mayor nivel durante los períodos críticos. Era baja antes y no muy alta después”, comenta Mei.

Cuando hicieron un ratón que expresaba consistentemente solo el 20% del nivel normal de la proteína TMEM108, incluyendo los períodos críticos de desarrollo, expresaban conductas similares a la esquizofrenia. Al examinar con más detenimiento, encontraron un número reducido de espinas en el giro dentado y un porcentaje alto de espinas inmaduras. Para continuar con la investigación, agregaron más proteína TMEM108, lo que se tradujo en una población de espinas más normal.

También encontraron que el TMEM108 era clave para la expresión de receptores AMPA en la superficie de las neuronas. Los receptores AMPA son activados por el neurotransmisor excitador glutamato y son importantes tanto en relación a la forma de las espinas como a cuán correctamente reciben las neuronas mensajes entrantes de acción.

Las buenas noticias sobre la interconectividad compleja es que los científicos también pudieron encontrar un posible punto de intervención: al dar una droga que incrementaba los receptores AMPA, en la superficie celular, las espinas asumían un estado más maduro y saludable. Uno de los pasos a seguir es ver si el incremento de espinas normales y expresión de receptores se traduce en conductas más saludables en los ratones.

Las espinas son como dedos delgados y cada neurona expiatoria tiene miles de espinas que capturan mensajes de otras neuronas exitatorias. Cuando hay buena salud, las neuronas expiatorias y sus acciones son balanceadas por neuronas inhibidoras . El número de espinas en las neuronas exitatorias es una de las formas en que nuestro cerebro puede manejar tanta información, comentan los científicos. También se trata de un proceso dinámico, ya que las espinas en situación saludable se forman y maduran constantemente. En la esquizofrenia sucede que demasiadas espinas quedan en estado de inmadurez.

Los receptores AMPA también juegan un importante rol en el desarrollo y propagación de las convulsiones y actualmente son el blanco de los tratamiento para las mismas. Las mutaciones de TMEM108 también han sido asociadas con el alcoholismo.

La esquizofrenia es uno de los trastornos mentales más discapacitantes, causando alucinaciones, delirio, comportamientos y lenguaje desorganizado, depresión, problemas cognitives, etc. Por lo tanto, investigaciones como esta que nos ayuden no solo a comprender mejor el trastorno si no también a investigar posibles tratamientos, son muy valiosas.

Fuente: PsyPost

  • Recursos para Profesionales de la Psicología

(PDF) Avances en la evaluación de los síntomas negativos en el síndrome psicótico

  • 24/01/2017
  • Equipo de Redacción
Postergación y TB

El presente trabajo tiene como objeto acercar al profesional de la psicología los últimos avances desarrollados en el campo de la evaluación de los síntomas negativos en los trastornos del espectro psicótico y condiciones relacionadas.

En un primer lugar, se comenta brevemente el desarrollo histórico de los síntomas negativos, su conceptualización, y su impacto en la práctica clínica y la investigación. En segundo lugar, se mencionan los instrumentos disponibles para la evaluación de los síntomas negativos. Se focaliza el discurso en las herramientas de nueva construcción, y se mencionan sus características psicométricas.

Asimismo, se señalan diferentes instrumentos de medida para la evaluación de los síntomas negativos como expresión de condición de riesgo o de vulnerabilidad a la psicosis, tanto dentro del paradigma de alto riesgo clínico como psicométrico. En tercer lugar, y para finalizar, se diserta a modo de recapitulación sobre algunas conclusiones, directrices y posibles desarrollos futuros en este área de estudio.



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Autores: Eduardo Fonseca-Pedrero, Felix Inchausti, Javier Ortuño-Sierra, Carmen Gutiérrez, Diane C. Gooding y Mercedes Paino.

Descarga el artículo completo en formato PDF.

Fuente: Revista Papeles del Psicólogo

  • Salud Mental y Tratamientos

Vídeo: Frenos mentales para evitar bloqueos mentales, por Steven Hayes

  • 23/01/2017
  • Fabián Maero

Hemos compartido algunos videos sobre Terapia de Aceptación y Compromiso en el pasado, algunos más dirigidos a terapeutas (éste, por ejemplo), y otros más dirigidos a público general (como éste).

Esta vez, les traemos un video que en un formato bastante accesible, condensa algunos recursos de ACT para lidiar con pensamientos y evaluaciones difíciles. Se trata de una charla TEDx que realizó Steven Hayes, principal desarrollador de ACT, para la Davidson Academy, una escuela secundaria para estudiantes con capacidades especiales.

El video fue subtitulado en ocho idiomas por la comunidad de Ciencia Contextual Conductual (ACBS, sitio en español), y se pueden activar seleccionando la opción de subtítulos, abajo a la derecha, y luego en las opciones de configuración (la rueda), seleccionar «español» en caso de estar en otro idioma.



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  • Sponsor

15 cursos online especializados para psicólogos de TEA Ediciones

  • 23/01/2017
  • David Aparicio
cursos especializados para psicólogos

La editorial más importante de tests psicológicos también te ofrece la oportunidad de formarte online con ellos.

Gracias a su amplio catálogo de tests psicológicos, libros especializados y manuales, TEA Ediciones se ha posicionado como una de las editoriales más importantes en el campo de la investigación y publicación de tests en español. Miles de profesionales en España y Latinoamérica utilizan y confían en los más de 400 productos especializados de TEA, entre los cuales están las pruebas más prestigiosas como el MMPI-2, PAI, NEO PI-R o BAS-II.

Pero TEA no sólo brinda tests y manuales, sino que también ofrece formación online especializada para psicólogos interesados en adquirir nuevos conocimientos y actualizarse en los diferentes ámbitos de la Psicología. Para ello, crearon su propia plataforma de aprendizaje interactivo y a distancia llamada InTEA.



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La plataforma InTEA

https://youtu.be/Ey_J3ho4iZ8

Durante las últimas semanas Psyciencia tuvo acceso a InTEA, y pudimos comprobar que es una plataforma muy intuitiva, con secciones de rápido acceso para conocer los módulos de los cursos, descargar los recursos preparados por los profesores – expertos en evaluación e intervención psicológica-, y brinda también acceso a los foros de discusión directa con los compañeros y profesores del curso.

Una vez finalizada la formación, TEA Ediciones envía un certificado firmado por ellos y por los profesores que corrobora la aprobación del mismo.

Los cursos de InTEA

En esta convocatoria se han lanzado 15 cursos online para que los psicólogos puedan elegir su área de interés o especialización. Todos los cursos inician el 15 de febrero y duran entre 6 y 8 semanas, y tendrás 10% de descuento exclusivo si te matriculas antes del 30 de enero.

Los cursos son los siguientes:

  1. Actualización en el tratamiento de los trastornos de ansiedad: Un enfoque Cognitivo-Emocional y Transdiagnóstico.
  2. Intervención clínica en población adoptiva.
  3. Detección, prevención e intervención en conducta suicida.
  4. Las inteligencias múltiples: Cómo aplicarlas a la educación infantil y primaria.
  5. Evaluación e intervención en Alzheimer y otras demencias.
  6. Maltrato y abuso sexual infantil.
  7. Manejo del duelo y afrontamiento a la muerte.
  8. Trastornos del espectro autista (TEA): Evaluación e intervención.
  9. Evaluación e intervención en dislexia y otras dificultades de lectores-escritura.
  10. Evaluación y diagnóstico infanto-juvenil.
  11. Trastornos de conducta y problemas de comportamiento: evaluación e intervención.
  12. Funciones ejecutivas y Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad: Evaluación e intervención.
  13. Evaluación con el test del dibujo de figura humana, casa, árbol, familia y rosal: aplicación, uso e interpretación.
  14. Enuresis y encopresis: evaluación e intervención.
  15. Detección, prevención e intervención del acoso en el ámbito escolar.

Algunas imágenes de la plataforma

Pantalla de bienvenida de In-TEA.

Materiales especialmente preparados por los profesores.

Listado de unidades donde podrás analizar tu avance en el curso.

 

Para ampliar la información sobre los planes de estudios y precios, haz click en los cursos de tu interés. Por cualquier consulta puedes contactar con TEA Ediciones vía email: [email protected], o por teléfono: +34 912 705 000 (ext.1710).

Agradecemos a TEA Ediciones por ser nuestro sponsor de esta semana.

  • Ciencia y Evidencia en Psicología

La importancia de la cognición social

  • 23/01/2017
  • Geraldine Panelli

La cognición social es la responsable entre otras funciones, de como seres humanos percibimos emociones propias y de los otros, podamos entender lo que piensan los demás en determinadas situaciones; evaluemos mentalmente las interacciones interpersonales; y sobre todo de realizar acciones sociales adecuadas dentro de un entorno determinado. Es por estas características tan ligadas al ser humano, que actualmente se pone especial atención en este procesamiento, su evaluación y la intervención posible; dando pie a futuras investigaciones sobre todo en el área de la salud mental.

Lóbulo frontal y sus funciones

A modo explicativo y funcional, podemos localizar a la cognición social  entre una de las funciones del lóbulo frontal; el cual está conformado por las áreas orbital, medial y dorsolateral. Es donde se localizan las funciones ejecutivas y varios aspectos de la conducta humana.  Es desde esta área donde se planean, se controlan y se regulan los procesos psicológicos; se pueden coordinar y seleccionar procesos y optar por diferentes opciones, en cuanto a las diferentes conductas posibles para la resolución de un mismo problema. Podríamos localizar en este sistema la influencia de las motivaciones e intereses para llegar a determinada meta. Es decir: el sistema integrativo del lóbulo frontal, es donde a modo pedagógico podemos encontrar las formas complejas del ser humano, sus pensamientos y sus conductas (Lázaro & Solís, 2008).

El lóbulo frontal puede considerarse el “centro ejecutivo del cerebro”, con lo cual una falla en este sistema o la alteración del mismo presenta altas consecuencias en la conducta, la regulación de las emociones y en la metacognición; es decir se encuentran alteradas o disminuidas las funciones ejecutivas (planeación, control conductual, flexibilidad mental, memoria de trabajo, mentalización, fluidez, conducta social y cognición social). Dichas dificultades las encontramos exacerbadas en algunas patologías como por ejemplo en la esquizofrenia.(Lázaro & Solís, 2008).



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Buscando una definición específica

Dentro de la literatura podemos encontrar varias definiciones de  cognición social (Ruiz, Garcia & Fuentes, 2006):

  • “Procesos implicados en cómo la gente piensa sobre ella misma, otras personas, situaciones sociales e interacciones”.
  • “Conjunto de operaciones mentales que subyacen en las interacciones sociales, y que incluyen los procesos implicados en la percepción, interpretación, y generación de respuestas ante las intenciones, disposiciones y conductas de otros.”
  • “Procesos y funciones que permiten a la persona entender, actuar y beneficiarse del mundo interpersonal.”

Las áreas y funciones que encontramos dentro de lo que catalogamos como cognición social son: el procesamiento emocional (como percibimos las emociones y las reconocemos, por ejemplo las emociones básicas según los rostros que vemos), la teoría de la mente o también llamada la empatía cognitiva  (realizar inferencias sobre estados mentales), percepción social (la valoración que hacemos de los estímulos sociales) y el estilo atribucional (capacidad para hacer valoraciones positivas o negativas de determinado suceso o situación) (Ruiz, Garcia & Fuentes, 2006).

¿Por qué deberíamos prestar especial atención a su déficit?

Actualmente este fenómeno se está tornando en foco de interés, dado que es una variable que altera el funcionamiento social de los pacientes con patologías y se han desarrollando nuevas intervenciones que disminuyen las alteraciones; mejorando la calidad de vida de las personas, sus familiares y la inserción en la comunidad (Ruiz, Garcia & Fuentes, 2006).

En el caso particular de la esquizofrenia los problemas de conducta y comportamiento sociales son característicos; cuantos más de estos se presentan la enfermedad empeora y aumenta el índice de recaídas y desregulación. Hay una  relación entre el deterioro en la cognición social y el comportamiento social o comunitario que está siendo estudiada cada vez más; dando como resultado formas de intervención que mejoren dicha área (Ruiz, Garcia & Fuentes, 2006).  

¿Cómo evaluamos la cognición social?

Actualmente existen diversas maneras de evaluar la cognición social  para luego lograr una intervención adecuada y poder medir los cambios que se logran durante y después del tratamiento. Nombraremos algunos de los metodos de evaluacion (Ruiz, Garcia & Fuentes, 2006):

  • Interpersonal Perception Task: cuenta con 30 videos de situaciones de interacciones sociales. Evalúa estatus social, intimidad, parentesco, competencia y engaño. También mide la percepción de aspectos no verbales, la expresión facial y el lenguaje corporal.
  • Mayer-Salovey-Caruso Emotional Intelligence Test: diseñado en sus inicios para medir la inteligencia emocional, definida como la habilidad de percibir emociones y sentimientos. Son 141 ítems para evaluar cómo la persona soluciona problemas emocionales.
  • Pictures of Facial Affect: se evalúa la percepción de las emociones por medio de la expresión facial en 110 fotografías.
  • La historia de Rally and Anne y de Cigarettes en conjunto con las historias del Ice-Cream Van store y del Burglar Store se utilizan para evaluar la teoría de la mente en todas las dificultades.

Si bien estos instrumentos se utilizan actualmente, no han sido validados para patologías como esquizofrenia y autismo; siendo una deuda pendiente para las investigaciones futuras.

Hablemos de intervención

Habiendo especificado donde encontramos el déficit y cómo evaluar el mismo, ahora debemos dedicarnos a las intervenciones que mejoran el funcionamiento de la cognición social. Hay intervenciones específicas que se centran en el reconocimiento de emociones como por ejemplo el Training of Affect Recognition;  otros que focalizan en la percepción de las emociones como el programa  Emotion Management Training; hay programas que combinan en las intervenciones el funcionamiento cognitivo y el social, como el Integrated Psychological Therapy y también se realizan programas de habilidades sociales para re-educar y aprender a resolver situaciones sociales. (Ruiz, Garcia & Fuentes, 2006).

Para concluir, aún la definición de cognición social y la evaluación de la misma en patologías no ha llegado a un consenso. Sí sabemos que es un tema  que merece especial atención y estudio, dado que en el caso de haber un déficit en el área las intervenciones a tiempo pueden resolver muchos problemas conductuales y evitar recaídas en caso de patologías. Estas intervenciones además de ayudar al paciente, también se reflejan en beneficio a los familiares y al contexto social donde esté inserto el mismo.

Bibliografia

Lázaro, J. C. F., & Solís, F. O. (2008). Neuropsicología de lóbulos frontales, funciones ejecutivas y conducta humana. Revista Neuropsicología, Neuropsiquiatría y Neurociencias, 8(1), 47-58.

RUIZ-RUIZ, J. C., GARCÍA-FERRER, S., & FUENTES-DURÁ, I. (2006). La relevancia de la cognición social en la esquizofrenia. Apuntes de psicología, 24(1-3), 137-155.

  • Artículos Recomendados de la Web

Así es la vida del mitómano

  • 23/01/2017
  • David Aparicio

Completo artículo de Borja Negrete para El País sobre la mitomanía:

La mitomanía es un trastorno del comportamiento. La persona que lo padece es adicta a mentir. El psicólogo Juan Moisés de la Serna, que ha tratado a varias personas con este problema, considera que «el mitómano busca con sus engaños la aceptación de los demás. Compensar sus bajos niveles de autoestima».

Pero no cualquier embustero es un mitómano. «El mitómano no tiene un plan, no va buscando nada a medio o largo plazo más que la admiración inmediata. La clave para detectarles es descifrar la intencionalidad de sus bulos», explica de la Serna. Aún no se ha determinado con exactitud el origen de la enfermedad.

«No se ha encontrado ningún gen relacionado con la mentira, por lo tanto, no se puede decir que se nazca con ello. Aunque es cierto que existen condicionantes en la niñez que pueden facilitar su aparición, especialmente la baja autoestima», señala de la Serna.

La mentira también está ligada a varias enfermedades mentales como la demencia, el trastorno límite de la personalidad, el trastorno antisocial o el trastorno bipolar.

Lee el artículo completo en El País.

Imagen: Mentiroso en Shutterstock.



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  • Salud Mental y Tratamientos

Cannabis podría aportar una vía no adictiva al alivio del dolor, según estudio

  • 20/01/2017
  • Rita Arosemena P.

Un estudio conducido por la Universidad de Salud y Ciencias de Oregon (OHSU) y centrado en las propiedades medicinales del cannabis sugiere que su uso podría aportar grandes beneficios al tratamiento del dolor crónico manteniendo al mínimo el riesgo de desarrollar adicción.

La investigación, realizada en un modelo de roedores, suma evidencia a favor del desarrollo de terapias que utilicen receptores cannabinoides para tratar el dolor crónico. Los cannabinoides son un conjunto de compuestos químicos que se encuentran naturalmente dentro del cuerpo (endocannabinoides) y que también son producidos por la marihuana.

El equipo de investigadores se centró en dos receptores cannabinoides conocidos como CB1 y CB2, situados en la médula rostral ventromedial (un conjunto de neuronas ubicadas en el tronco cerebral conocido por modular el dolor).



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Los autores del estudio observaron que el dolor inflamatorio crónico aumentó la actividad de los receptores CB2 y disminuyó la actividad de los CB1, mientras que el cannabis activó tanto los receptores CB1 y los CB2 por igual. Estos resultados sugieren que la activación selectiva de los receptores CB2 contribuye al beneficio medicinal del cannabis al tiempo que minimiza la propensión del otro receptor cannabinoide (CB1) a inducir tolerancia y abstinencia.

El estudio es el primero en examinar la función de los receptores CB1 y CB2 a nivel de la membrana en neuronas tardías de adolescentes y adultos.

El objetivo: mejores medicamentos y un menor riesgo de adicción

Para Susan Ingram, neurocirujana de la Escuela de Medicina de la OHSU y autora principal del estudio, el propósito final de esta y otras investigaciones similares es hallar la forma de crear mejores medicamentos para el tratamiento del dolor crónico, el cual representa hoy en día un desafío para el sistema médico.

Las drogas que se utilizan actualmente son ineficaces, adictivas y generan serios efectos secundarios, explica Ingram. La buena noticia es que los datos emergentes «indican que las drogas que apuntan al sistema endocannabinoide podrían producir analgesia con menos efectos secundarios en comparación con los opioides».

Ingram dijo que la próxima fase de la investigación seguirá explorando esta área de los circuitos del cerebro, que en última instancia, podría conducir al desarrollo de una nueva clase de medicamentos para el dolor.

Fuente: Psypost

  • Salud Mental y Tratamientos

La esquizofrenia podría aumentar directamente el riesgo de diabetes

  • 20/01/2017
  • Rita Arosemena P.

El vínculo de influencia directa entre la esquizofrenia y la diabetes podría ser más alto de lo pensado, según un estudio realizado por el King’s College London.

«Las personas con esquizofrenia temprana se encuentran en un riesgo elevado de desarrollar diabetes, incluso considerando por separado los efectos de las drogas antipsicóticas, la dieta y el ejercicio», describe el sumario de la investigación publicada por la revista JAMA Psyquiatry.

La asociación establecida entre la esquizofrenia y la diabetes responde a factores de predominancia en personas diagnosticadas con este trastorno mental. La publicación atiende al análisis de datos de 16 estudios realizados con una muestra de 713 pacientes con un primer episodio de esquizofrenia registrado y 614 individuos de la población general.



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Los resultados de la investigación arrojaron dos observaciones principales:

  • Que los pacientes con esquizofrenia presentan altos niveles de glucosa en sangre (un indicador clínico de riesgo de diabetes), según el análisis de una serie de pruebas de sangre realizadas.
  • Que las personas con un primer episodio de esquizofrenia registrado muestran altos niveles de insulina en sangre y altos índices de resistencia a la insulina, otro indicador clínico que denota riesgo de desarrollar diabetes.

En conjunto, los hallazgos sugieren que los pacientes con esquizofrenia son más vulnerables ante el desarrollo de diabetes tipo 2 en comparación con los sujetos del grupo de control.

Las personas con esquizofrenia son 3 veces más propensas a desarrollar diabetes

La investigación, encabezada por el doctor Toby Pillinger del Instituto de Psiquiatría, Psicología y Neurociencias del King’s College London, sugiere que las personas con esquizofrenia son tres veces más propensas a desarrollar diabetes que la población general debido a factores como:

  • El riesgo genético compartido
  • Riesgos de desarrollo compartidos, como el nacimiento prematuro y el bajo peso al nacer
  • El estrés asociado con el desarrollo de la esquizofrenia, que influye en los niveles de la hormona del estrés (cortisol) en la sangre, la cual también puede contribuir al desarrollo de la enfermedad.

De acuerdo con Pillinger, estas conclusiones son una voz de alerta acerca del creciente índice de mortalidad entre las personas con esquizofrenia, pero también son un llamado de atención para la medicina clínica.

«Considerando que algunas drogas antipsicóticas podrían incrementar el riesgo de sufrir diabetes en el futuro, los clínicos tienen la responsabilidad de seleccionar antipsicóticos apropiados en una dosis apropiada», opina Pillinger.

«Nuestros resultados también sugieren que los pacientes deberían recibir una mejor educación acerca de la importancia de una dieta equilibrada y ejercicio físico, monitoreo y, cuando sea adecuado, cambios tempranos en su estilo de vida y tratamientos para combatir el riesgo de diabetes».

Fuente: Science Daily | JAMA Psyquiatry

Sin categoría

¿Qué ha pasado con la eficacia de Terapia Cognitivo Conductual para depresión en los últimos 40 años?

  • 20/01/2017
  • Fabián Maero

Bienvenidos a otra entrega de Analizando Meta-análisis, la serie que nadie pidió pero hacemos de todos modos.

Hoy vamos a revisar una publicación que salió hace algunos meses y que generó un pequeño revuelo en la comunidad de terapeutas cognitivo-conductuales (no imaginen nada muy cinematográfico, revuelo aquí significa “varios blogs postearon artículos de tono enérgico”), debido a que las conclusiones fueron polémicas.

La publicación

El estudio del que hablaremos es un meta-análisis. Como sabrán (o no, pero lo explicaremos de todos modos), un meta-análisis es un tipo de investigación en la cual se juntan los datos de muchas otras investigaciones y se analizan estadísticamente para ver qué se puede notar del conjunto de los datos.



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Para decirlo de manera sencilla, es como sumar las puntuaciones de varias investigaciones y sacar el promedio. Preferentemente los meta-análisis incluyen sólo ensayos controlados aleatorizados (ECA) de buena calidad sobre un mismo tema, pero los criterios no están muy definidos.

El artículo que nos ocupa fue publicado por Tom Johnsen y Oddgeir Friborg (2015), publicado en Psychological Bulletin, un journal que publica principalmente revisiones de investigación, y fue sobre el tratamiento de la depresión con Terapia Cognitivo-Conductual (TCC).

TCC (hablamos del modelo de Beck) es un abordaje que tiene cuatro décadas de investigación en depresión, y es de los tratamientos con mejor apoyo empírico para ese trastorno. Se han publicado decenas de ECA, estudios de caso y meta-análisis que la respaldan para depresión.

Pero el estudio del que hablamos tiene una particularidad, porque la pregunta de investigación fue la siguiente: ¿qué ha pasado con la eficacia de TCC para depresión a lo largo del tiempo? ¿Ha mejorado, empeorado, o sigue igual?

Es una buena pregunta. Han pasado cuarenta años desde los inicios de TCC, y es esperable ver cambios vinculados a la mayor diseminación del modelo, adaptaciones, aplicación a una población mayor, etcétera.

El método

Para responder a esta pregunta, los autores hicieron una búsqueda extensa en bases de datos de artículos (bases de datos como PsycINFO, APA PsycNET, Embase, Ovid Medline), buscando investigaciones relevantes a su pregunta, es decir, aplicaciones de TCC en depresión unipolar, y después de excluir estudios no adecuados (porque, por ejemplo, se trataba de depresión bipolar, o de TCC con algún otro componente como mindfulness),

Al final, terminaron con una lista de 70 publicaciones sobre TCC y depresión, distribuidas a lo largo del tiempo de esta manera:

  • 5 investigaciones de los ‘70
  • 9 investigaciones de los ‘80
  • 17 investigaciones de los ‘90
  • 27 investigaciones de la década del 2000
  • 12 investigaciones de la década del 2010

Los investigadores realizaron una serie de conversiones y análisis para poder comparar la eficacia de los distintos estudios –no todos usan las mismas escalas, ni todos tienen la misma potencia, por eso los meta-análisis son muy complejos de llevar a cabo.

Los resultados

Los resultados generales fueron notables: al parecer, la eficacia de TCC para depresión había disminuido uniformemente con el paso del tiempo. Es decir, TCC era más eficaz para depresión en los 70 que hoy.

Por ejemplo, este gráfico representa la variación en el tamaño de efecto en el Inventario de Depresión de Beck (calculado con la hedge’s g, si se sienten más nerds), a lo largo del tiempo, y pueden ver como va bajando a medida que pasan los años:

Además los autores realizaron un serie de sub-análisis tomando distintos grupos (comparando, por ejemplo, distintas décadas entre sí), pero en general la conclusión seguía siendo la misma: una disminución en la eficacia de TCC a medida que pasa el tiempo.

Analizando el análisis

La primera reacción al ver los resultados es consistentemente parecida “¿cómo cuernos…?”.

¿Qué puede haber sucedido para que los resultados varíen de esa manera? ¿Alguien le hizo magia negra a Beck? Después de todo, el procedimiento de TCC no ha variado significativamente con el correr de los años, el manual es básicamente el mismo, ¿qué puede explicar que cada vez sea menos eficaz?

Los autores proponen varias interpretaciones de los datos:

  • Que las investigaciones más recientes trabajen con pacientes más severos o con más comorbilidades que en las investigaciones más antiguas. Esta hipótesis fue rechazada por los autores en base a los resultados de los sub-análisis.
  • Que los terapeutas sean menos competentes, es decir, que a lo largo del tiempo, con la difusión de TCC, la competencia de los terapeutas haya disminuido en promedio. Esta hipótesis parece más plausible, dado que los datos señalan que hay una relación directa entre eficacia de TCC y experiencia del terapeuta.
  • Que los investigadores estén siendo menos fieles al tratamiento, es decir, que se le asigne menos importancia a seguir el protocolo. Esta hipótesis también es probable, ya que algunas investigaciones señalan que el grado de fidelidad al tratamiento es indicador de mejores resultados terapéuticos (Luborsky, McLellan, Woody, O’Brien, & Auerbach, 1985)
  • Que TCC tenga un efecto placebo que se ha ido desvaneciendo con el correr del tiempo. No es imposible pensar que los pacientes “hayan perdido esperanza” en TCC, una vez agotado lo novedoso del tratamiento. Esta hipótesis también es plausible, pero no hay datos que la apoyen o la refuten.

Estas son las hipótesis que discuten los autores, pero sin embargo, son todas las hipótesis disponibles. Ioana Cristea, del blog de psicología The Mental Elf, proporciona una hipótesis diferente: el meta-análisis no está bien hecho.

Como mencionamos al principio, los meta-análisis buscan generar un promedio a partir de los resultados de investigaciones individuales. El problema es que no hay un “puntaje” para las investigaciones, no es que un ECA pueda sacarse, como en el colegio, un “8” y ese puntaje puede compararse con otras «notas» similares. Los resultados que se comparan son tamaños de efectos calculados estadísticamente en base a medidas que no siempre son las mismas (en el caso de TCC y depresión, algunas investigaciones usan principalmente el inventario de depresión de Beck, mientras que otras usan la escala de Hamilton, que si bien son similares, no miden exactamente lo mismo, como les contamos en este artículo hace un tiempo).

Cuando uno suma todas esas variabilidades el resultado es que un meta-análisis puede terminar comparando no ya las tradicionales manzanas con naranjas, sino comparando naranjas con la Comisión de Fomento del Club Atlético Argentino -es decir, una comparación que no tiene sentido.

En The Mental Elf señalan que uno de los principales problemas con este meta-análisis es que se mezclan los resultados de estudios aleatorizados con los de estudios no aleatorizados y no controlados. Este es un gran problema. Los estudios no aleatorizados tienen numerosas fuentes de sesgos, por lo cual mezclar sus resultados con los de ECA, estudios hechos con más rigor, implica contaminar y confundir los resultados.

Tampoco en el estudio se considera que ha cambiado el tamaño de las muestras: hoy los estudios abarcan más personas que en los 70, lo cual inevitablemente hace que los resultados promedio sean menores.

Y otro dato que no se considera en la discusión es que sí existen numerosos meta-análisis meta-análisis recientes que sostienen la eficacia de TCC para depresión, que sí incluyeron sólo estudios aleatorizados y controlados.

Conclusiones

Este es el momento de ofrecer las conclusiones y la nuestra es: no hay respuesta. No una respuesta simple y fácil de digerir, al menos. En investigación rara vez hay respuestas claras y sencillas (lo que sí hay es leer sólo el título de las publicaciones y pasar por alto todo lo demás, pero no es una práctica muy recomendable).

¿Se puede decir que TCC ahora es menos eficaz? No, se puede decir que este meta-análisis sugiere una reducción en el tamaño de efecto medido por la g de Hedge de la TCC.

¿Este meta-análisis es confiable? Medianamente, ya que hay algunos problemas metodológicos que podrían ser irrelevantes, o podrían invalidar las conclusiones.

¿Descartamos el meta-análisis? No, en absoluto. Este meta-análisis señala una dirección a investigar, que puede resultar en un análisis más riguroso de la eficacia de la TCC, o bien puede resultar en descartar el resultado de este meta-análisis, entre otros varios desenlaces.

En cualquier caso, y cómo mínimo, ahora tenemos una nueva dimensión a considerar, que es la evolución histórica de la eficacia de una terapia. Los datos siempre son sus amigos, aún cuando lo que digan no sea de su agrado.

 

Addenda

(actualizado mediados de 2017)

Recientemente, Cristea (la escritora del blog Mental Elf al cual nos referimos), y colaboradores publicaron una respuesta formal al artículo de Johnsen y Friborg (2015), en la cual realizaron un análisis detallado de los datos (Cristea et al, 2017). Repitieron el mismo análisis, pero modificando tres cosas:

  • Corrigieron varios errores metodológicos
  • Incluyeron investigaciones que en el meta-análisis de Johnsen y Friborg (2015) habían sido excluidas -inexplicablemente, Johnsen y Friborg excluyeron treinta investigaciones a pesar de cumplir con sus criterios de meta-análisis, lo cual es una omisión difícil de entender.
  • Agregaron otros análisis de moderación, más sofisticados.

Con estas correcciones, el año de publicación dejó de ser relevante. Escriben los autores «Aunque sería imposible excluir con absoluta certeza la posibilidad de que el año de publicación pueda estar sistemáticamente relacionado con los efectos de TCC en depresión, para algunos resultados en ciertas circunstancias, esto no es muy probable. Más probablemente, la tendencia temporal lineal (la «caída» en eficacia), reportada por Johnsen y Friborg (2015), es simplemente un hallazgo espurio.»

Así que ahí tienen. Las certezas no son el pan de cada día en la ciencia, sino la duda. Felices dubitaciones para la semana, nos leemos la próxima!

Referencias

Cristea, I. A., Stefan, S., Karyotaki, E., David, D., Hollon, S. D., & Cuijpers, P. (2017). The effects of cognitive behavioral therapy are not systematically falling: A revision of Johnsen and Friborg (2015). Psychological Bulletin, 143(3), 326–340. https://doi.org/10.1037/bul0000062

Johnsen, T. J., & Friborg, O. (2015). The effects of cognitive behavioral therapy as an anti-depressive treatment is falling: A meta-analysis. Psychological Bulletin, 141(4), 747–768. http://doi.org/10.1037/bul0000015

Luborsky, L., McLellan, A. T., Woody, G. E., O’Brien, C. P., & Auerbach, A. (1985). Therapist success and its determinants. Archives of General Psychiatry, 42(6), 602–11.

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