Psyciencia
  • SECCIONES
  • PSYCIENCIA PRO
    • ÚNETE A LA MEMBRESÍA
    • INICIA SESIÓN
    • CONTENIDO PARA MIEMBROS
    • RECURSOS PARA MIEMBROS
    • TIPS PARA TERAPEUTAS
    • PODCAST
    • WEBINARS
  • NORMAS APA
  • SPONSORS
  • NOSOTROS
Psyciencia
  • SECCIONES
  • PSYCIENCIA PRO
    • ÚNETE A LA MEMBRESÍA
    • INICIA SESIÓN
    • CONTENIDO PARA MIEMBROS
    • RECURSOS PARA MIEMBROS
    • TIPS PARA TERAPEUTAS
    • PODCAST
    • WEBINARS
  • NORMAS APA
  • SPONSORS
  • NOSOTROS

Publicaciones por mes

marzo 2017

67 Publicaciones
  • Recursos para Profesionales de la Psicología

Estrategias para padres de niños con trastornos del espectro autista

  • Geraldine Panelli
  • 14/03/2017
mother and child playing on the grass

La guía Trastornos del espectro autista: estrategias para padres es publicada por la fundación Brincar por un autismo feliz con el fin de facilitar los primeros pasos de las familias frente al diagnóstico. Está guía está pensada por un grupo de padres y profesionales; la idea central es paliar la angustia, el estrés y la incertidumbre que los padres padecen en el momento que se enteran que su hijo es diagnosticado con TEA.

Una de la frases que se destacan de la presidente de la fundación Carina Morillo, con la que le da un aliento a todos los papás que pasan por este momento es:

“¡Sos la personas que más sabe acerca de tu hijo y por eso sos la persona que más puede ayudarlo a ser feliz!”

En el transcurso de la lectura encontrarán una definición del diagnóstico y de las áreas afectadas (comunicación y lenguaje, conducta, socialización, integración sensorial, habilidades de la vida diaria), como así también estrategias y recursos para usar en cada una de las etapas del desarrollo. También se encuentra una apartado para detallar la comunicación entre la escuela, la familia y el grupo de intervención; destacando la importancia de un trabajo unido y en equipo con un mismo criterio brindando al niño las adaptaciones necesarias.

Finalizando la guía se encuentran los datos del “Proyecto de orientación temprana y concientización de trastornos en el espectro autista (PROTECTEA)” de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires con los hospitales y organismos públicos que participan de una red de diagnóstico temprano y concientización de los derechos.

Cuadernillo-TEADescarga
  • Sponsor

Cursos de posgrado en Terapias de Tercera Generación de la Universidad de Buenos Aires

  • David Aparicio
  • 13/03/2017

La Universidad de Buenos Aires es una de las instituciones de educación superior más reconocidas de la región. Su Facultad de Psicología invita a todos los psicólogos graduados o médicos a sus jornadas de posgrado sobre las Terapias de tercera generación en modalidad presencial y a distancia.

¿Quieres conocer un poco de qué se tratan los cursos? Mira el vídeo de la última jornada de la UBA.

Son dos jornadas de actualización:

Entrenamiento en Técnicas Cognitivo-Conductuales Basadas en Mindfulness, Metacognición y Aceptación

El objetivo básico de este curso es brindar una perspectiva global de las técnicas utilizadas por la nueva generación de modelos y tratamientos cognitivo-conductuales.

Objetivos Específicos:

  1. Presentar las técnicas que utilizan estrategias basadas en conciencia plena, metacognición y aceptación.
  2. Capacitar en la utilización de las técnicas basadas en conciencia plena, metacognición y aceptación.

Docentes:

  • Guido Korman
  • Cristian Garay
  • Eduardo Keegan
  • Guillermo Lencioni
  • Fabián Maero

Fechas de dictado: sábados 11 de marzo, 1º de abril, 20 de mayo, 3 de junio y 1º de julio de 2017, de 8 a 16 hs.

El curso inició el sábado 11 de Marzo, pero todavía estás a tiempo para matricularte.

Visita la página de Posgrado de la Facultad de Psicología de la UBA, para mayor información e inscripción.

Innovaciones en los Modelos Cognitivo-Conductuales – online y presencial

Objetivos:

Brindar una perspectiva global de la nueva generación de modelos y tratamientos cognitivo-conductuales. Se presentan los modelos y tratamientos que utilizan estrategias basadas en la aceptación, diferenciándolos de aquellos que apelan solamente a estrategias basadas en el cambio de contenidos cognitivos.

Docentes:

  • Cristian Garay
  • Guido Korman
  • Guillermo Lencioni
  • Fabian Maero

Fechas de dictado: sábados 8 de abril, 13 de mayo, 10 de junio, 8 de julio de 2017, de 9 a 15 hs.

Para inscribirte al curso online ingresa aquí. También puedes obtener mayor información del curso presencial en este enlance.

Agradecemos a la Facultad de Psicología de la Universidad de Buenos Aires por ser nuestro sponsor de la semana.

Sin categoría

El bilingüismo mejoraría la reserva cognitiva del cerebro ante el Alzheimer

  • David Aparicio
  • 13/03/2017
reserva cognitiva

Diversos estudios epidemiológicos han demostrado que las personas bilingües cuentan con “reserva cognitiva” que protegería a su cerebro de los estragos del Alzheimer y hasta podría retrasar sus efectos hasta por 5 años.

Sin embargo, los estudios no han podido explicar cuales son los mecanismos cerebrales implicados en el fenómeno protector. Lo cual es extremadamente importante porque con esta información se podría desarrollar algún procedimiento preventivo y no invasivo contra esta enfermedad. .

Para darle respuesta a esta interrogante, un equipo de científicos italianos confeccionó una investigación publicada en PNAS, que se concentró en el proceso metabólico del cerebro, la densidad y la conectividad neuronal de 85 personas, 45 bilingües que hablaban alemán e italiano y 40 monolingües con síntomas característicos del Alzheimer1. Notablemente los autores encontraron que los sujetos que eran bilingües eran en promedio 5 años mayores que sus pares monolingües. Lo que se relaciona con el efecto protector que mencioné.

Imagen: PNAS
Imagen: PNAS

Los análisis de la conectividad del metabolismo demostraron que las personas bilingües tenían uno de los signos característicos del Alzheimer: el hipometabolismo cerebral, lo que significa que el cerebro va perdiendo la capacidad de convertir la glucosa en energía. Pero a su vez, sus cerebros contaban con mayor conectividad en las redes neuronales de las regiones frontales, las cuales están relacionadas con el control ejecutivo y también obtuvieron puntuaciones más altas que sus pares monolingües en las pruebas de memoria a corto y largo plazo.

Todo parece indicar que el entrenamiento cognitivo y en especial hablar más de un idioma nos ayuda a cuidar nuestro cerebro de la perdida de memoria y del Alzheimer, una de las demencias que más afecta a las personas.

Fuente: Neurología

  1. Recordemos que la única prueba diagnóstica fehaciente del Alzheimer esa través de análisis del tejido cerebral después de la muerte. ↩
  • Salud Mental y Tratamientos

Mindfulness y ciencia

  • Fabián Maero
  • 13/03/2017
Mindfulness ciencia y dogmatismo

«¿Por qué debería el conocimiento comenzar con certezas? ¿Por qué no podría surgir como surge el día del amanecer, desde la semipenumbra del semiconocimiento, e ir creciendo gradualmente hacia la claridad e iluminación?» , S. Pepper

Con frecuencia cada vez mayor, en la literatura académica aparece evidencia para una idea más o menos clara, que se puede escribir así: estamos sobre-estimando los beneficios de mindfulness (hoy hablo de meditación mindfulness, no de otras formas de mindfulness). Basta con una búsqueda rápida para notar que las investigaciones sobre mindfulness se cuentan por centenares, de las cuales una enorme mayoría de las mismas muestra resultados positivos de mindfulness.

El problema es que son demasiado positivos. Un meta-análisis publicado a finales de 2016 (Coronado-Montoya et al., 2016) analizó los sesgos de publicación en 124 ensayos controlados aleatorizados (ECA) de mindfulness, y encontró que el número de ECA’s que arrojaban resultados positivos sobre mindfulness era demasiado grande. Más precisamente, por el tamaño de efecto de los ECA incluidos (lo que podríamos llamar inexactamente la potencia estadística, calculada entre otras cosas por la cantidad de participantes), se podían esperar que 68 ECA’s fueran favorables a mindfulness. Encontraron 108. Eso no significa que mindfulness es mucho mejor de lo esperado, sino que parecería que hay un sesgo de publicación.

Hay varias fuentes para estos sesgos. Por un lado, está el registro de las investigaciones, algo obligatorio en algunos lugares, que sirve entre otras cosas para evitar que sólo se publiquen los resultados favorables y se cajoneen los desfavorables: si realizo diez investigaciones, de las cuales una da resultados positivos y nueve dan resultados negativos, es importante que esas nueve se publiquen también, caso contrario publico sólo la positiva y afirmo que mi intervención va como tortuga en patines. En el meta-análisis se encontró que sólo 21 de los 124 estudios fueron registrados antes de realizarse, y se encontró que una buena parte de los estudios registrados no se publican (es frecuente que pase eso cuando los resultados son negativos). Esto, en otras palabras, significa que se tienden a publicar sólo los resultados positivos de mindfulness.

Al mismo tiempo, está el problema de la calidad de los estudios de mindfulness. Aún si estuvieran bien diseñados –y no siempre lo están– la mayoría se realiza utilizando como comparación un grupo control o intervenciones mínimas. Esto significa que en esos casos se compara a mindfulness versus no hacer nada, lo cual no permite descartar un efecto placebo en la intervención.

El panorama cambia bastante cuando se compara a mindfulness con un control activo. Como sugiere otra revisión sistemática “los programas de mindfulness y mantra no mostraron un efecto significativo cuando el comparador fue un tratamiento o terapia conocido”(Goyal et al., 2014). Por ejemplo, en un ECA de 2016, el ejercicio aeróbico (10 minutos diarios de trote o bicicleta), tuvo los mismos efectos que mindfulness sobre control atencional, funcionamiento ejecutivo, awareness, autocompasión y preocupación(Bruin, van der Zwan, & Bogels, 2016).

Eso no significa que mindfulness no sea útil sino que a menudo, cuando se lo compara con un tratamiento activo, no ofrece resultados superiores.

Mindfulness, el dogmatismo, y la ciencia

Ahora bien, a pesar de lo que pudieran pensar al leer la sección anterior, no estoy en contra de mindfulness -tan poco en contra estoy que he grabado dos discos que incluyen meditaciones de mindfulness.

Lo que sí creo que es un problema constante para nuestra disciplina es la adhesión exenta de crítica a cualquier concepto más allá de lo que la evidencia permite, lo que podemos llamar el dogmatismo. Basta con mirar un poco la oferta actual en el mundo psi, y verán muchos casos de instituciones que hace un tiempo atrás adherían acríticamente a modelos sin evidencia y ahora están ofreciendo cursos de mindfulness. En muchos casos es preferible a lo que ofrecían antes, sin duda, pero no se deja de ser dogmático sólo por cambiar de credo.

Existe un problema persistente con la meditación mindfulness que ya hemos citado en el blog: se trata de un concepto y una práctica pre-científicos. Hemos utilizado antes esta cita para ilustrar esto:

“Mindfulness es un concepto precientífico, por lo cual no debería esperarse que su desarrollo fuera científicamente coherente en este punto (…). El Budismo es un sistema precientífico. Sus postulados y principios no son postulados y principios científicos. Es sólo un pequeño avance en testear el impacto de tecnologías que tienen miles de años. Un avance más significativo requiere que las comprendamos, científicamente hablando.»

(Hayes & Wilson, 2003)

Esto no es un problema, en absoluto.  Es decir, no es un problema que mindfulness sea precientífico. A eso se refiere la cita de Pepper al inicio de este artículo: el conocimiento científico a menudo parte del conocimiento de sentido común, de intuiciones populares, prácticas tradicionales, sustancias usadas como medicina, etcétera, sobre los cuales trata de obtener una comprensión más profunda.

Mindfulness es un término vago e impreciso, proveniente de ciertas tradiciones culturales, que a veces se usa para referirse a una práctica, a veces a un conjunto de prácticas, formales o informales, a veces a un proceso conductual, a veces a un rasgo de personalidad. Esta imprecisión es un obstáculo para su comprensión cabal. Entonces, ¿cómo hacemos que mindfulness sea una práctica científica? Ese es el quid de la cuestión, el carozo de la aceituna, el membrillo del pastelito. Es necesario comprender mindfulness, pero esto ofrece dificultades por todas partes.

Una vía ha sido proponer mejores definiciones. Pero una definición no es una explicación; una definición tan solo prescribe arbitrariamente un sentido a lo definido. Por eso tenemos decenas de definiciones de mindfulness, y si bien algunas se superponen parcialmente, no podemos elegir una “verdadera” definición de mindfulness en base a esas superposiciones: no se genera conocimiento científico por votación, solo se genera consenso con ese recurso. Definir no es comprender, de la misma manera que conocer la etimología de la palabra “fósforo” no es lo mismo que comprender cómo y por qué se enciende..

Otra vía ha sido la acumulación de estudios de eficacia. Pero no basta para decir que algo es científico con acumular estudios de eficacia y afirmar que “está validado”. En primer lugar, no se puede afirmar que una práctica esté “validada“, no existe una entidad científica universal que otorgue sellos científicos de validez garantizada; ninguna terapia está “validada” en sentido estricto –a lo sumo podemos decir que aún no ha sido refutada o que tiene soporte empírico o evidencia favorable para X situación o trastorno. Pero en segundo lugar, hacer que un conocimiento sea científico no requiere certificarlo sino que implica comprenderlo científicamente. Para que se trate de un conocimiento refinado y útil es necesario que podamos comprender sus principios y efectos y de qué manera se vinculan con otros conocimientos existentes.

Para pensarlo con una analogía, es sabido desde hace siglos que las hojas de sauce alivian ciertos dolores. Si fuéramos los primeros investigando esa tradición popular podríamos hacer mil estudios de eficacia de las hojas de sauce, probarlas para el dolor de espalda, para el dolor de piernas, para el dolor de cabeza, y no avanzaríamos mucho en la comprensión científica de su efecto. Podríamos decir que están “validadas”, pero no tendríamos mucha idea de cómo funcionan. Las investigaciones de eficacia no nos permiten ir más allá. Una comprensión más útil implicaría indagar cuál es su principio activo, qué efectos principales y secundarios ejerce, por qué procesos los ejerce, etc. Ese es el proceso por el cual pasamos de las hojas de sauce, de modesta utilidad, al ácido acetilsalicílico de la aspirina. Sin una comprensión científica quedamos atados a la utilización de las hojas de sauce, pero cuando conocemos los principios implicados, podemos ir más allá, podemos buscar otras plantas que produzcan la misma sustancia, podemos buscar sustancias químicamente similares, o químicamente distintas pero que produzcan efectos similares, etc. No se trata de una cuestión de validación sino una de utilidad -si han tomado una aspirina alguna vez, en lugar de tener que recolectar hojas de sauce, entenderán lo que digo.

Por esto es que los estudios de eficacia son necesarios pero no suficientes para una comprensión científica; permiten corroborar que mindfulness tiene un efecto, pero no nos dicen qué lugar ocupa, qué relaciones tiene con el resto de nuestros conocimientos.

Otro camino para que mindfulness ingrese al conocimiento científico ha sido buscar explicaciones en áreas ajenas a la psicología, y en particular en la biología y estudios de neuroimágenes. Esto ofrece también varios problemas.

En primer lugar, una explicación psicológica no puede ser reemplazada por una explicación biológica ni por una explicación sociológica, política o de cualquier otro nivel de análisis. Los otros niveles pueden complementar y enriquecer el análisis psicológico, pero de ninguna manera pueden reemplazarlo. La biología ofrece conocimientos biológicos, no psicológicos. Pedirle que reemplace el análisis psicológico es en el mejor de los casos desentenderse del problema que tenemos y delegar la explicación a otros; en el peor de los casos, es intentar legitimizarse apoyándose en las ciencias duras (cosa que suelen hacer los modelos psicológicos cuando se quedan cortos de ideas).

En segundo lugar, estos estudios tienden a verificar que mindfulness efectivamente modifica el cerebro de alguna manera, pero es un conocimiento trivial: toda actividad sostenida va a modificar el cerebro -estoy dispuesto a apostar que una maratón de Netflix mirando Unbreakable Kimmy Schmidt va a generar cambios notables en el cerebro. El asunto es que aún no sabemos del todo de qué manera se vinculan ciertos cambios en el cerebro con el cambio de conductas complejas como las involucradas en estrés, ansiedad, y demás condiciones para las cuales mindfulness se afirma eficaz –y esto dejando de lado que los estudios de neuroimágenes tienen dificultades notables en sí mismos: hace unos meses entrevistamos a un investigador sueco que encontró un problema con uno de los paquetes de software más utilizados en neuroimágenes que los hace generar hasta un 70% de falsos positivos, lo cual pondría en duda la validez de unos 40.000 investigaciones.

En resumen: mindfulness es un concepto impreciso que proviene de una tradición precientífica. Esa imprecisión no puede resolverse por medio de una definición (ya que la definición depende de un consenso arbitrario), no puede resolverse por medio de estudios de eficacia (ya que sólo nos dicen que funciona en determinada situación, pero no de qué manera, ni cuáles son los componentes activos), y tampoco puede resolverse por medio de apelar a la biología (ya que las respuestas se obtienen a nivel biológico, no psicológico).

¿Cuál podría ser entonces, una vía posible para una conceptualización científica y psicológica de mindfulness? Tenemos ya una buena idea de que mindfulness funciona. Ahora, si queremos mejorar sus efectos, si queremos saber por ejemplo, por qué el ejercicio físico genera resultados similares, es decir, si queremos comprender mindfulness, necesitamos considerar cómo funciona. Y una forma de comprender científicamente a mindfulness consiste en precisar cuáles son los procesos psicológicos que involucra.

Por ejemplo, Bishop y colaboradores (2004), propusieron una definición de mindfulness involucrando dos componentes: auto-regulación de la atención y  orientación hacia la experiencia en el momento presente, caracterizada por curiosidad, apertura, y aceptación. No es una mala operacionalización (es claramente una definición cognitiva) pero para definición científica (y en especial para un terapeuta conductual-contextual), tiene algunos problemas. En primer lugar, los términos de la definición están muy cercanos a nociones de sentido común. En segundo lugar, y esto es algo más insalvable para un terapeuta conductual contextual: omiten largamente el contexto de las conductas involucradas, ocupándose más bien de entidades internas hipotéticas (para una crítica más extensa, véase Hayes & Shenk, 2004)

ACT, RFT y mindfulness

Creo que las ideas de ACT/RFT sobre la psicopatología pueden ser útiles para pensar a mindfulness. En otros artículos hemos hablado de esto, por lo que recordarán que la idea de ACT es que la psicopatología en los seres humanos es resultado en gran parte del predominio de las relaciones derivadas en la regulación de la conducta. Dicho de otro modo, el predominio de lo verbal dificulta el contacto con el mundo y tiende a generar rigidez conductual.

Es lo que llamamos fusión, y lleva a su vez a la evitación experiencial (por la evaluación de experiencias internas), al yo conceptualizado (al identificarse a uno mismo con descripciones y evaluaciones), y perdiendo contacto psicológico con los estímulos del momento presente (a través del predominio de lo simbólico).

La definición que ACT propone de mindfulness, entonces, es una que ya conocen: es el costado izquierdo del hexaflex (para una descripción más detallada véase Fletcher & Hayes, 2005).

En otras palabras: cuando hablamos de mindfulness hablamos de disponer un contexto para las siguientes conductas:

  • Observar las funciones directas de los pensamientos en lugar de sus funciones simbólicas (es decir, notar los pensamientos sin comprarlos). Esto es lo que llamamos defusión, es decir, establecer un contexto que modifique las funciones de los pensamientos, sin cambiar su forma, frecuencia e intensidad
  • Notar los eventos internos sin hacer esfuerzos para cambiarlos o huir de ellos. Cuando un contexto propicia estas conductas, hablamos de un contexto de aceptación.
  • Observar las experiencias internas desde un punto de vista de pura observación. Esto es lo que llamamos yo-como-contexto, un lugar de observación y del self no identificado con los contenidos de la experiencia en un momento dado.
  • Contactar con estímulos internos (emociones, sensaciones, pensamientos, etc.), y externos (estímulos presentes en el ambiente en ese momento), de manera flexible y enfocada. Este es el proceso que denominamos contacto con el momento presente.

Entonces, hablamos de mindfulness cuando se establece un contexto en el cual se movilizan esos cuatro procesos conductuales, un contexto que favorece el aprendizaje de ese repertorio específico de conductas. Si esta conceptualización resultara ser válida (y hasta ahora parece serlo), las ventajas son varias.

En primer lugar, permite separar a mindfulness de cualquier forma de meditación. Una práctica de meditación es un contexto posible para estas conductas, pero si esta conceptualización es válida cualquier contexto que movilice estos cuatro procesos conductuales, en conjunto o individualmente, generará los mismos resultados psicológicos. Esto nos permite no depender de la meditación como práctica para generar los efectos de mindfulness. Nos permite también investigar uno a uno estos procesos, y evaluar cuáles de ellos son más útiles en ciertos tipos de situaciones y motivos de consulta, cuáles son más necesarios para un paciente determinado, cuáles estamos movilizando en una psicoterapia.

En segundo lugar, nos permite comprender prácticas y recursos que si bien son descriptivamente distintos, generan resultados similares. Meditar, pintar mandalas, colorear cuentos, hacer actividad física, etc., en tanto movilicen los mismos procesos es de esperar que produzcan resultados similares. Por esto mismo, nos permite considerar prácticas nuevas, no tradicionales, que puedan ser adaptadas a distintos pacientes para impactar sobre un proceso en particular.

En tercer lugar, tener una operacionalización así nos sugiere en qué dirección indagar cuando una intervención de este tipo no funciona, por medio de investigar qué es lo que está pasando con esos procesos. ¿Por qué en esta persona meditar ayuda y en esta otra no? Quizá porque en la segunda no se está impactando sobre el proceso de aceptación, por lo cual podemos trabajar específicamente sobre ese proceso en terapia con otros recursos. En cambio, si estamos atados a la práctica de meditación, lo único que podemos hacer es mandarlo a hacer más meditación hasta que le brote Kabat-Zinn de las orejas.

Es lo mismo que con las hojas de sauce y la aspirina: cuando podemos describir los principios involucrados nuestra capacidad de acción aumenta exponencialmente –más aún si nuestra definición incluye desde el inicio el contexto a generar para movilizar cada proceso.

Por esto creo que este tipo de discusiones teóricas son importantes, si bien pueden parecer espantosamente áridas para un clínico. No se trata de una discusión abstracta y alejada de la clínica, sino de una forma de mejorar el impacto y la flexibilidad del trabajo en la clínica. Si consideramos la situación terapéutica como el contexto para las conductas del paciente en ese momento, y si mindfulness consiste en un determinado contexto, los terapeutas podemos considerar y dirigir en esa dirección las palabras que usamos, las cosas que decimos, aquello que reforzamos, aquello que dejamos pasar, las ideas o prácticas que proponemos. Permite no quedar atado a técnicas o procedimientos sino pensar en principios conductuales, y en las mejores formas de propiciarlos en esta situación, con este paciente.

Artículo publicado en Grupo ACT y cedido para su publicación en Psyciencia.

Referencias:

  • Bishop, S. R., Lau, M., Shapiro, S., Carlson, L., Anderson, N. D., Carmody, J., … Devins, G. (2004). Mindfulness: A proposed operational definition. Clinical Psychology: Science and Practice, 11(3), 230–241. http://doi.org/10.1093/clipsy/bph077
  • Bruin, E. I. de, van der Zwan, J. E., & Bogels, S. M. (2016). A RCT Comparing Daily Mindfulness Meditations, Biofeedback Exercises, and Daily Physical Exercise on Attention Control, Executive Functioning, Mindful Awareness, Self-Compassion, and Worrying in Stressed Young Adults. Mindfulness, 7(5), 1182–1192. http://doi.org/10.1007/s12671-016-0561-5
  • Coronado-Montoya, S., Levis, A. W., Kwakkenbos, L., Steele, R. J., Turner, E. H., & Thombs, B. D. (2016). Reporting of positive results in randomized controlled trials of mindfulness-based mental health interventions. PLoS ONE, 11(4), 1–18. http://doi.org/10.1371/journal.pone.0153220
  • Fletcher, L., & Hayes, S. C. (2005). Relational frame theory, acceptance and commitment therapy, and a functional analytic definition of mindfulness. Journal of Rational-Emotive & Cognitive-Behavior Therapy, 23(4), 315–336. http://doi.org/10.1007/s10942-005-0017-7
  • Goyal, M., Singh, S., Sibinga, E. M. S., Gould, N. F., Rowland-Seymour, A., Sharma, R., … Haythornthwaite, J. A. (2014). Meditation programs for psychological stress and well-being. JAMA Internal Medicine, 174(3), 357. http://doi.org/10.1001/jamainternmed.2013.13018
  • Hayes, S. C., & Shenk, C. (2004). Operationalizing Mindfulness Without Unnecessary Attachments. Clinical Psychology: Science and Practice, 11(3), 249–254. http://doi.org/10.1093/clipsy/bph079
  • Hayes, S. C., & Wilson, K. G. (2003). Mindfulness: Method and Process. Clinical Psychology: Science and Practice, 10(2), 161–165. http://doi.org/10.1093/clipsy/bpg018
  • Salud Mental y Tratamientos

Vale para primera consulta psicológica gratuita con APEC

  • David Aparicio
  • 13/03/2017
Consulta psicológica gratuita

Necesitas asistencia psicológica – o sabes de alguien que necesita–,  pero encuentras muchos impedimentos para empezar a atenderse. Tal vez es el dinero, falta de tiempo, no sabes a dónde asistir o quizás vives en un área muy alejada donde no hay psicólogos que te puedan ayudar.

Nuestros colegas de APEC brindan asistencia psicológica a domicilio y han tenido la enorme gentileza de ofrecer una (1) sesión psicológica completamente gratuita a domicilio (en España) y terapia online (Latinoamérica) para todos los lectores de Psyciencia con la directora de APEC (Apoyo Psicológico en Casa), Natalia Pedrajas Sanz.

El equipo de APEC está compuesto por profesionales especialistas de diferentes campos de la salud mental que tienen la misión de acercar la psicología a las personas.

Para acceder a la terapia gratuita sólo debes ingresar el código PSYCIENCIA en el siguiente formulario con tus datos y la Lic. Pedrajas Sanz se contactará contigo.

Ingresa aquí para empezar el formulario.

  • Ciencia y Evidencia en Psicología

Los dibujos de Ramón y Cajal que transformaron nuestro conocimiento del cerebro

  • David Aparicio
  • 12/03/2017

Santiago Ramón y Cajal es considerado el padre de las neurociencia moderna. Sus trabajos forjaron los cimientos teóricos y empíricos en la manera en que entendemos el funcionamiento del sistema nervioso.

Ramón y Cajal fue el propulsor de la doctrina de la neurona, la cual explica que el tejido cerebral está conformado por células individuales, separadas, autónomas y metabólicamente distintas que se comunican a través de señales químicas y eléctricas. Esa es la manera en que entendemos el funcionamiento del sistema nervioso y que aprendemos desde chicos. Pero en su época teoría reticular era la explicación dominante del sistema nervioso y lo concebía como un tejido continuo y comunicado.

Ramón y Cajal, no solo era científico de primera linea sino que también era un hábil artista que podía trasmitir a través de hermosos y precisos dibujos las estructuras cerebrales que iba descubriendo cuando los microscopios de la época no tenían la potencia de los de hoy día.

La BBC ha recopilado algunas de las imágenes del Instituto Cajal para rendir homenaje al trabajo de este gran científico.

Imagen: Instituto Cajal
Imagen: Instituto Cajal

Astrocitos en el hipocampo del cerebro humano. Los astrocitos son células localizadas en el sistema nervioso central. Tienen cuerpos celulares pequeños con prolongaciones que se ramifican y extienden en todas direcciones.

Imagen: Instituto Cajal

Los dibujos de la izquierda muestran contactos peri-celulares denominados «cálices de Held», que se dan entre las fibras del nervio y los cuerpos de las neuronas. Estos contactos ayudan al cerebro a percibir el sonido y a ubicar de dónde viene. A la derecha, el laberinto del oído interno.

Imagen: Instituto Cajal

Representación del artículo publicado en 1888 en el que decía que cada célula nerviosa era «un cantón fisiológico absolutamente autónomo».

Imagen: Instituto Cajal
Imagen: Instituto Cajal

Fuente: BBC

  • Ciencia y Evidencia en Psicología

La ansiedad y depresión podrían incrementar el riesgo de muerte por cáncer

  • David Aparicio
  • 10/03/2017
morir de cáncer

Un análisis prospectivo publicado en BMJ sugiere que las personas que sufren de distrés psicológico (ansiedad y depresión) prolongado tendrían mayor riesgo de morir por causa de ciertos tipos de cáncer.

La investigación utilizó los datos de 16 estudios prospectivos previos no publicados que habían seguido durante casi 10 años a 163,363 personas mayores de 16 años de edad, sin diagnóstico de cáncer y que habían sido evaluados con la escala GHQ-12, un screening de los trastornos leves y no psicóticos de las personas. Los autores también ajustaron los factores de: sexo, educación, nivel socioeconómico, indice de masa corporal, consumo de alcohol y tabaquismo.

Los investigadores analizaron todos los datos y encontraron que las personas con niveles más altos de distes psicológico tenían mayor riesgo de morir por cáncer de colon, esófago, páncreas y próstata.

Los hallazgos mencionados enriquecen la evidencia de que el deterioro de la salud mental podría predecir en algún nivel el padecimiento de enfermedades físicas. Sin embargo, la metodología utilizada en este estudio no permite establecer un vínculo causal entre el distrés psicológico y las muertes por el cáncer.

La investigación es de acceso libre y puedes descargarla en formato PDF.

Fuente: Medical Express
Imagen: Shutterstock

  • Artículos Recomendados de la Web

En defensa de ser tímido y de sus ventajas accidentales

  • David Aparicio
  • 10/03/2017

Jaime Rubio Hancock escribió para Verne un lindo artículo sobre las ventajas de ser tímido:

Los tímidos somos conscientes de que a menudo “las conversaciones son rituales vacíos, mero relleno de silencios incómodos”. No todas las conversaciones “pueden ser trascendentales o profundas porque nuestra vida interior siempre será más rica que nuestra capacidad para articularla”. Y eso significa que si pasamos un rato callados no pasa absolutamente nada.

Es decir, no es que los tímidos y los introvertidos seamos incapaces de desenvolvernos con comodidad en lo que en inglés se llama small talk, las charlas sobre nada en concreto, sino que estamos en contra de estas conversaciones.

El small talk a menudo se traduce como “charla de ascensor”. No es casual: el etnólogo sueco Åke Daun explica que en su país es habitual subir por las escaleras para no verse atrapado en un ascensor con un desconocido, “por miedo a no ser capaz de pensar en algo acerca de lo que hablar”. No es algo que ocurra solo en Suecia. Hay tímidos en todo el mundo.

Lee el artículo completo en Verne.

  • Ciencia y Evidencia en Psicología

Video: Evaluación y tratamiento conductual de los problemas de sueño

  • David Aparicio
  • 09/03/2017
problemas de sueño

En Autism Center of Excellence han preparado un completo video que explica cómo se utiliza el análisis funcional de la conducta. En este caso, se han enfocado en la evaluación y tratamiento de los problemas de sueño que enfrentan los niños con autismo.

Puedes activar los subtítulos en español.
  • Ciencia y Evidencia en Psicología

La mentira del Reiki como terapia complementaria

  • Sergio Garcia Morilla
  • 09/03/2017

El reiki es una práctica de origen oriental basada en la idea de que por nuestros cuerpos fluye una supuesta «energía o fuerza vital», el qui o ki en japonés, y que cuando esta energía se bloquea aparecen dolencias y enfermedades físicas, mentales y/o emocionales. La solución es que una persona instruida en la disciplina (el emisor o canal) elimine esos bloqueos mediante la transferencia, por imposición de sus manos o por otros medios (según su nivel), de «energía vital» al receptor o persona afectada. Esto hace, supuestamente, que se eliminen las molestias o enfermedades permitiendo la autosanación y llevando  a un «estado de equilibrio».

El Reiki lejos de ser una práctica anecdótica la podemos encontrar en muchos centros de atención sanitaria privados y algunos públicos. Pero, ¿qué se esconde detrás de esta práctica? Veamos:

Qué no es el reiki:

No es una práctica de origen milenario: Muchas personas así lo creen porque lo antiguo/milenario vende más, parece ejercer un mayor atractivo. Sin embargo, es una práctica relativamente nueva y de milenaria no tiene nada. Es más actual que incluso otra pseudoterapia muy extendida en ámbitos de la salud: la homeopatía, creada en 1796 por Samuel Hahnemann. En el caso del reiki esta fue creada en 1922 por el budista japonés Mikao Usui.

No es una práctica científica: La idea de que existe una “energía vital” llamada Qui de origen cósmico que tiene propiedades de sanación, restablecimiento del equilibrio y demás cosas inespecificas no se fundamenta en ninguna teoría científica aceptada y no se puede medir con ningún artefacto (Algo así como un Dragón en el Garaje)  al contrario que otras muchas energías que sí están reconocidas, tales como la energía eléctrica, lumínica, nuclear (fuerte y débil), solar, cinética, mecánica, térmica, eólica, potencial, hidráulica, química, sonora, fotovoltáica, química, radiante, geotérmica, metabólica, magnética, electromagnética, por poner algunos ejemplos.

Esta práctica no tiene ningún cuerpo teórico sólido ni lo respalda ningún estudio riguroso. Como toda pseudociencia la explicación del fenómeno por el que cura o funciona entra en contradicción con el cuerpo teórico del resto de las disciplinas científicas (física, química, fisiología, medicina, etc.). Habla de energía cósmica no reconocida que una persona puede canalizar y emitir a corta o larga distancia (violando los principios de conservación de la energía) y que sana mediante el restablecimiento de un flujo energético corporal que la medicina, fisiología, bioquímica o física más básica no encuentran por ningún lado.

No es una práctica eficaz: Hay personas que afirman: «A mi me funciona». Opinión respetable donde las haya. Pero, ¿realmente funciona por lo que dice que funciona? Por supuesto que no. No existe un sólo estudio que diga que el reiki es más eficaz que el placebo para ningún problema. El que «le funcione» a una persona se puede explicar por otros fenómenos bien estudiados como la homeostásis o regresión a la media, selección de memoria o sesgo de confirmación, o el propio efecto placebo. Se han realizado interesantes estudios de revisión que la han descartado como práctica eficaz.

No es una práctica completamente inocua: Hay quien que puede llegar a pensar que si no hace nada malo pues «¿Qué más da?, ¿qué mal puede hacer, no?» Pues aparte del hecho de que dicen que hace una cosa que no hace (canalización de energías para desbloquear problemas) por lo que puede considerarse un timo.  Existen estudios concretos que advierten que dar a los pacientes reiki o cualquier otro placebo hace más daño que bien. Cuando una persona deja la medicina convencional o basada en la evidencia por otras alternativas suele acabar mal.

No es una terapia complementaria: Huyendo de la categoría de “terapia alternativa” los defensores de las pseudoterapias han redefinido estas prácticas  con la categoría de “terapias complementarias” pero de complementaria no tiene nada ya que para que algo sea complementario de algo tiene que hacerla mejor, más completo, efectivo o perfecto y el Reiki no aporta nada de eso. Se ha demostrado claramente y sin lugar a dudas que cuando el reiki es usado como tratamiento médico, no confiere beneficio alguno: La American Cancer Society, el Cancer Research UK, y el Centro Nacional de Salud Complementaria e Integral entre muchas otras no han hallado ninguna evidencia clínica ni científica que apoye las afirmaciones de que el reiki sea eficaz para tratar enfermedad o dolencia alguna. Sería más conveniente denominar al reiki como una pseudoterapia más que terapia alternativa. Por eso, algunas personas la definen como terapia complementaria porque dicen que pueden ir junto a otras terapias médicas basadas en la evidencia. Si es así, ¿para que necesitamos un “complemento” que sabemos que funciona como mucho con el mismo efecto que un placebo? ¿para qué gastar más recursos en añadir algo que no es más eficaz que la medicina convencional? ¿creemos de verdad que se va a sumar su efecto, de algo que no tiene efecto? Es más, cuando resulte eficaz un “tratamiento complementario”, ¿podemos afirmar que se debe a la medicina basada en la evidencia o a su complemento no probado? Son cuestiones interesantes.

No hay energías Qui del cosmos que fluyan entre nosotros. En 1996, Emily Rose una niña de 11 años de edad con un experimento muy sencillo demostró que el reiki no funciona. Una niña de 11 años.

A partir de lo comentado hasta ahora saca tus propias conclusiones, infórmate adecuadamente, se crítico, escéptico, curioso y duda. Sólo esa actitud evitará que alguien mediante su fuerza vital te substraiga mágicamente el dinero de tus bolsillos.

Paginación de entradas

Anterior1…34567Próximo

Apoya a Psyciencia con tu membresía 💞.    

Únete a Psyciencia Pro
  • Inicia sesión
  • Tips para terapeutas
  • Podcast
  • Recursos
  • Webinars
  • Artículos
  • «Efecto Flynn, pruebas psicológicas y la evolución de la psicología en Panamá» con Dimas Villarreal – Watson, episodio 15
  • La importancia del humor en la crianza
  • Jóvenes con rasgos psicopáticos tienen más riesgo de morir jóvenes
  • Conocerte es como pelar una cebolla
  • «No le tengo miedo al exilio» con Pablo Gagliesi – Watson, episodio 16
Psyciencia
  • Contáctanos
  • Publicidad
  • Nosotros
  • Publica
Psicologia y neurociencias en español todos los días

Ingresa las palabras de la búsqueda y presiona Enter.