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Publicaciones por mes

abril 2018

43 Publicaciones
  • Ciencia y Evidencia en Psicología

El café produce una entropía cerebral generalizada (y por eso lo amamos)

  • 11/04/2018
  • Rita Arosemena P.

La ciencia ya ha profundizado en la importancia de lo que llaman entropía cerebral como indicio de una mayor capacidad de procesamiento de la información, en oposición a la baja entropía, caracterizada por el orden y la repetición, que se observa cuando estamos en un sueño profundo o coma.

Lo más reciente es que un nuevo estudio publicado en Scientific Reports es el primero en examinar si la ingestión de un psicoestimulante, en este caso la cafeína,  afecta la entropía cerebral y cómo lo hace. Los resultados muestran que la cafeína causa un aumento generalizado de la entropía, lo que podría guardar relación con un mayor cociente de inteligencia verbal y capacidad de razonamiento.

El estudio de la entropía: una aproximación a la inteligencia

Para llegar a esta conclusión, investigadores de la Universidad Normal de Hangzhou en China escanearon los cerebros de 60 participantes, 30 hombres y mujeres, al inicio del estudio y también después de haber ingerido una pastilla de cafeína de 200 mg (aproximadamente dos tazas de café). Fue un escaneo de «estado de reposo», lo que significa que los participantes simplemente se quedaron en el escáner sin hacer nada.



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Para ambos escaneos, el equipo analizó el cambio de los niveles de actividad neuronal de un momento a otro, y buscó correlaciones en la actividad a través y dentro de las regiones cerebrales para calcular la entropía del cerebro. También midieron los cambios en el flujo sanguíneo cerebral a través del cerebro.

Las exploraciones mostraron que la cafeína aumenta la entropía cerebral en casi toda la corteza cerebral, pero especialmente en el «córtex prefrontal lateral, la DMN , la corteza visual y la red motora». Los investigadores explican que esto podría relacionarse con los efectos beneficiosos que todos hemos escuchado de la cafeína, como «atención, vigilancia y acción / función del movimiento».

Estos hallazgos se complementan con los resultados obtenidos por el equipo de  Glenn Saxe en la Facultad de Medicina de la Universidad de Nueva York. Saxe utilizó los mismos métodos que el equipo de Chang para medir la entropía cerebral en 900 participantes sanos, que también completaron medidas de inteligencia verbal y capacidad de razonamiento fuera del escáner. Los investigadores de Nueva York definieron la entropía cerebral como «una medida de la flexibilidad o disposición general del cerebro para enfrentar estímulos impredecibles» y descubrieron que se correlacionaba con la inteligencia.

Específicamente, el rendimiento superior del vocabulario se asoció con una mayor entropía del estado de reposo en el lóbulo frontal inferior izquierdo, mientras que la capacidad de razonamiento superior se asoció con una mayor entropía en esa misma región, pero también en áreas prefrontales bilaterales.

Saxe y sus colegas dijeron que «la entropía en este contexto proporciona un indicador de la disposición general del cerebro para procesar estímulos impredecibles del entorno», en otras palabras, un cerebro con mayor entropía puede ser capaz de modelar y predecir los resultados de un complejo y caótico mundo.

Los investigadores agregaron, sin embargo, que no habían medido «el uso activo de los estados del cerebro durante una tarea en particular». De hecho, ahora se necesita una investigación de seguimiento para ver cómo la entropía del cerebro varía durante el desempeño de desafíos mentales específicos, y cómo la cafeína y otras sustancias pueden afectar la entropía durante tales tareas.

En contraste con la asociación de entropía-inteligencia, la edad y los años de educación de los participantes no se correlacionaron con sus puntajes en las pruebas de cociente intelectual. «Estos resultados sugieren que la entropía es un predictor confiable de la inteligencia, y proporciona información única no capturada por el estado de desarrollo y el estado educativo por sí solos», concluyeron los investigadores.

Investigaciones previas han demostrado que la entropía se reduce en adultos diagnosticados con TDAH, por ejemplo, y en personas adictas a la cocaína.

Fuente: Research Digest; Scientifi Reports

  • Ciencia y Evidencia en Psicología

¡Menos juguetes, más imaginación! (toco madera)

  • 11/04/2018
  • Rita Arosemena P.

Hace un tiempo, publicamos un artículo sobre los niños narcisistas y el vínculo entre este fenómeno y los padres que consienten demasiados a sus hijos. A menudo se habla de las consecuencias de ser demasiado duro con los niños, de practicar estilos de crianza más asertivos y educar a nuestros hijos a través del diálogo, pero muchas veces se deja de lado la importancia de aprender a ser equilibrados para no perjudicar el desarrollo de los niños y permitirles explotar al máximo su potencial.

He aquí la eterna disputa entre ser un «buen padre» y ser un «padre cool«, del que nuestros hijos presuman con sus amigos porque les damos todo lo que nos piden.

Bueno, una vez más (y siguiendo el hilo de aquel artículo): darle todo a los niños no significa necesariamente que les estemos haciendo un bien solo porque «nace del amor» consentirlos. En realidad, podríamos estar perjudicándolos.



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Cuando yo era niña, mi mamá me dio los juguetes que era posible dentro de las circunstancias y también los que, a su juicio, eran más convenientes para estimular la creatividad. El resultado es que tuve pocos juguetes en comparación con los niños de ahora, y muy pocos eran capaces de hablar, caminar o volar sin mi ayuda.

Recuerdo que entonces era más común ver a los niños usar la imaginación para solventar las «carencias de fábrica» de los muñecos de acción tradicionales.

Hoy en día, tenemos juguetes de todo tipo: educativos, de acción, vehículos… La pregunta es qué tanto está beneficiando esta diversidad y bombardeo publicitario a los niños. Seamos sinceros: antes, recibir un juguete era una hermosa sorpresa; ahora, las compañías entregan catálogos a los niños para que elijan sus juguetes navideños como si fuera una red de mercadeo.

Un grupo de investigadores de la Universidad de Toledo (Estados Unidos) se preguntó lo mismo que muchos padres están preguntándose en este momento: ¿acaso nos equivocamos al darle tantos juguetes a los niños?

El equipo condujo un estudio que contó con 36 niños de entre 18 y 30 meses. Los investigadores seleccionaron un grupo de 32 juguetes de cuatro tipos: juguetes educativos (que enseñan colores, por ejemplo), juguetes «simulados» (que sugieren escenarios temáticos, como interpretar a un médico), juguetes de acción (que requieren efectuar actividades específicas como apilar o construir, por ejemplo) y vehículos.

Los investigadores grabaron en vídeo a los niños en dos sesiones de juego supervisadas de 15 minutos: en una, estaban en una habitación con un juguete de cada categoría (cuatro juguetes en total) y en la otra, cuatro de cada categoría (16 en total).

Los resultados indicaron que, cuando los niños pequeños tenían una mayor cantidad de juguetes (16), jugaban en promedio con la mitad de ellos. Por el contrario, cuando tenían una cantidad menor (4), jugaban en promedio con tres.

En pocas palabras, dieciséis juguetes distraen más que cuatro

La cantidad de juguetes disponibles pareció afectar la forma en que jugaban los niños pequeños. Cuando solo se ofrecían cuatro juguetes, cada uno de los 10 «incidentes» de juego duraba más, unos dos minutos (en promedio) en comparación con un minuto cada uno, de los 20 incidentes de juego en la condición de 16 juguetes. Además, con menos juguetes los niños descubrieron un 60% más de formas diferentes de interactuar con cada uno (como «simular», «insertar», «apilar», etc.).

Menos juguetes disponibles le permiten a un niño enfocarse más en un juguete, explorarlo y descubrir diferentes maneras de usarlo. Tomando en cuenta la evidencia que sugiere que los niños pequeños pueden beneficiarse del entrenamiento de atención, los investigadores opinan que «un ambiente que presenta menos distracciones puede proporcionar a los niños pequeños la oportunidad de ejercer sus capacidades de atención intrínseca». 

Desde luego, un detalle importante a considerar es que los juguetes utilizados en el estudio no pertenecían a los niños involucrados. Es normal que un niño con un juguete nuevo, o prestado, experiemente cierto frenesí por lo desconocido, justamente la emoción que suelen perder con el tiempo hacia los juguetes usados.

Una forma de manejar esto es restringir el acceso a los juguetes salvo cuando los niños van a utilizarlos, y seleccionar entonces sólo un grupo pequeño de ellos, de modo que se incentive a los pequeoñs a explorar a fondo un juguete a la vez.

Fuente: Research Digest; Science Direct

  • Ciencia y Evidencia en Psicología

Identifican circuito cerebral que integra el movimiento de la cabeza con señales visuales

  • 10/04/2018
  • Rita Arosemena P.

Un equipo de neurocientíficos del Sainsbury Wellcome Center ha identificado un circuito en la corteza visual primaria (V1) del cerebro que integra señales de movimiento visual y de la cabeza. El estudio, publicado en la revista Neuron, aclara los mecanismos mediante los cuales las entradas visuales y vestibulares en el cerebro se suman para permitir respuestas conductuales apropiadas.

El equipo identificó un sitio en la corteza visual primaria donde convergen las señales vestibulares y las señales visuales, y determinó que las señales vestibulares provienen de la corteza retroesplenial, un área del cerebro que codifica información crítica para la navegación espacial a lo largo del día a día.

Procedimiento experimental

Para identificar las áreas dentro de V1 que podrían tener acceso a las señales de movimiento de cabeza, los investigadores usaron sondas de Neuropixels de última generación para hacer un registro desde el cerebro de los ratones que se rotaron pasivamente. Las grabaciones iniciales se llevaron a cabo en completa oscuridad para garantizar que no hubiera entrada visual y los datos mostraron que las neuronas V1 de la capa 6 (L6) transmiten información sobre el movimiento de la cabeza durante la rotación.



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La segunda parte del estudio, que utilizó grabaciones intracelulares, se centró en qué aspectos del movimiento de la cabeza podrían estar codificados por dicha actividad. Al lesionar los canales vestibulares y hacer girar a los animales a diferentes velocidades, el equipo pudo ver que la gran mayoría de las neuronas V1 L6 reciben entradas sinápticas cuya actividad proporciona una estimación confiable de la velocidad de la cabeza.

Para investigar la integración de las señales de cabeza y movimiento visual en células V1 L6 individuales, se obtuvieron nuevamente registros intracelulares de ratones mientras se rotaban en un estímulo visual estático. Luego se compararon estos resultados con datos de rotaciones en la oscuridad.

Se descubrió que las neuronas L6 reciben un conjunto de entradas distintas de las que transmiten información de movimiento visual y que estas señales suman linealmente para distinguir el movimiento interno del externo y su combinación.

«lo más sorprendente fue ver cómo estas señales se representan en la red local. A pesar de explorar solo una pequeña fracción del espacio del estímulo vestibular, casi todas las células respondían», DIJO el profesor TROY W. Margrie

La parte final del estudio se centró en una fuente potencial de las señales de movimiento de la cabeza. La corteza retroesplenial (RSP), un área del cerebro involucrada en la navegación espacial, se propuso como posible candidato debido a su conectividad monosináptica con V1 L6 y su relevancia funcional propuesta. Para probar esta teoría, los pseudovirus se usaron para expresar un indicador de calcio que permitía el registro óptico de las señales de salida de las neuronas RSP. Los datos mostraron que RSP proporciona una ruta plausible para la integración de las señales de movimiento de la cabeza.

El profesor Troy W. Margrie, autor principal del estudio, comentó que estos hallazgos juegan un papel importante para comprender el procesamiento espacial. «Estos nuevos datos plantean la posibilidad de que se transmitan varios tipos de información espacial. En este sentido, L6 podría servir como un locus para la modulación dependiente del contexto de la señalización sensorial en la corteza».

Fuente: Science Daily; Neuron

  • Ciencia y Evidencia en Psicología

Mujeres bisexuales son vistas como «promiscuas y confusas», según estudio

  • 10/04/2018
  • Rita Arosemena P.

La bifobia es el nombre que recibe la aversión particular hacia las personas bisexuales, la cual puede provenir tanto de la comunidad heterosexual como de la comunidad homosexual (gays y lesbianas).

Hace unos años, se publicaba en Psychology & Sexuality un estudio que abordaba la percepción social de la bisexualidad en los Estados Unidos. Las autoras, Corey Elizabeth Flanders y Elaine Hatfield, apuntaban a la teoría de que la comunidad bisexual tendía a ser «más o menos invisible» debido a la inclinación general de asumir que la orientación sexual puede ser juzgada con base en el sexo de una sola pareja, ya sea la primera o la más reciente. 

Esto conducía a la gente a pensar que si alguien vivía una experiencia sexual o sentimental con una persona del mismo sexo una sola vez, podía ser catalogado como homosexual.



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Recientemente, otra investigación publicada por The Journal of Sex Research corrobora el estigma que ronda, específicamente, a las mujeres bisexuales, quienes son estereotipadas por los heterosexuales como «confundidas, promiscuas y neuróticas». 

La sociedad heterosexual ve a las personas bisexuales como gente que vive en un constante conflicto interno, cuando en realidad se trata de un conflicto externo, producto de las actitudes negativas de la comunidad.

«Por un lado, la sociedad habitualmente ignora la bisexualidad. Cada vez que una persona profesa tendencias bisexuales, se clasifican automáticamente como homosexuales, heterosexuales o mentirosos», explica el autor del estudio, Alon Zivony, de la Universidad de Tel Aviv.

Mujeres bisexuales se consideran inmaduras e incapaces de mantener una relación

Los estereotipos bisexuales parecen derivar de la idea de que los hombres y las mujeres son polos opuestos, es decir que si una persona tiene dos atracciones opuestas, lo más lógico es pensar que está confundida. No obstante, aclara Zivony, «se está volviendo cada vez más claro que el género no debe verse en dos categorías dicotómicas y opuestas. Una vez que dejamos ir la idea de que el género es binario, es más fácil ver por qué la bisexualidad no puede determinar la personalidad de alguien». 

Los estigmas son dañinos e hirientes, no sólo porque se ataca masivamente a las personas en su vida pública sino también porque se alimenta la idea errónea de que la orientación sexual implica un grado mayor o menos de madurez y capacidad para mantener relaciones sanas y estables.

En el estudio, 261 participantes heterosexuales (154 hombres y 107 mujeres) proporcionaron descripciones de mujeres heterosexuales, lesbianas y mujeres bisexuales. También leyeron una descripción de dos estudiantes universitarios de 24 años en una cita y evaluaron el potencial romántico de uno de ellos.

Los investigadores encontraron que las mujeres bisexuales, en comparación con las lesbianas y las mujeres heterosexuales, fueron evaluadas como más confundidas, promiscuas, no monógamas, neuróticas, extravertidas y abiertas a las experiencias. Los bisexuales también se evaluaron como menos amables y menos concienzudos.

Como sociedad, tenemos que hablar más sobre la bisexualidad

Los investigadores opinan que la mejor forma de comenzar a cambiar esta perspectiva es educando a las personas acerca de la bisexualidad. De hecho, durante el estudio se encontró que quienes carecían de conocimiento acerca de la bisexualidad tenían más probabilidades de evaluar a las mujeres bisexuales como confusas y promiscuas.

«Esto significa que la tendencia de la sociedad a ignorar la bisexualidad es perjudicial para los bisexuales», explica Zivony.

Los autores del estudio consideran que es positivo el hecho de que el estigma provenga de la ignorancia, ya que brindar información a escala social podría ser la solución para mitigar los estereotipos y la discriminación, y mejorar significativamente la calidad de vida de las personas bisexuales.

El estudio tiene algunas limitaciones notables y los investigadores reconocen que es necesario profundizar en los mecanismos que intervienen en la formación de los estereotipos para comprender mejor el fenómeno.

Fuente: Psypost; Tandf Online

  • Salud Mental y Tratamientos

Las técnicas conductuales están mas vigentes que nunca

  • 09/04/2018
  • CETECIC

Aunque cada vez más obsoleta, la división entre técnicas cognitivas y conductuales aún sigue realizándose. Esto obedece a diferentes motivos: tal vez simplemente didácticos, como una forma de ordenar los contenidos a transmitir; otras veces históricos, pues cada uno de estos grupos han surgido en momentos y lugares diferentes; quizá simplemente por hábitos, como una sencilla manera de hablar. Hasta acá no hay ningún problema.

No obstante, también en la actualidad hay lugares, incluso académicos, desde donde la separación entre técnicas conductuales y cognitivas continúa siendo hecha sobre la base de supuestos “paradigmas contrapuestos” o “paradigmas distintos”, afirmándose que el primero, el conductual, ha sido un momento de la historia de la psicología “superado” por el paradigma cognitivo.

Este último habría, supuestamente, incorporado al primero en un enfoque de mayor alcance y generalidad explicativa, es decir, lo habría superado. Llegamos incluso a escuchar afirmaciones tales como que las técnicas conductuales son antiguas, obsoletas y que, por ende, “ya no se usan más pues han sido reemplazadas por procedimientos cognitivos”.



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En lo que resta de este artículo, revisaremos algunas técnicas conductuales de amplio uso en la actualidad. La continua aplicación de estos procedimientos está basada principal y primeramente en criterios empíricos, como debe corresponder a cualquier enfoque que se pretenda científico. Se usan, simple y llanamente, porque funcionan bien. Pero también nosotros trataremos de remarcar el fundamento teórico que conecta ciertos procedimientos con determinados problemas. Vale decir, más allá del hecho de su efectividad demostrada, que muchos investigadores se han preguntado ¿por qué funcionan?, y eso ha llevado a algunos desarrollos teóricos que, a su vez, han tendido a mejorar los mismos procedimientos.

Afortunadamente, el uso de internet hoy permite un acceso a ilimitada cantidad de información. Esto ha redundado no sólo en una comunicación científica rápida y eficaz, sino que la información está accesible para cualquiera que quiera consultarla. Muchas instituciones poseen sitios web donde se establecen los criterios de lo que es un tratamiento psicológico validado. Uno de los más importantes es el de la Asociación Psicológica Americana. Este y otro recurso de consulta de España se referencian al final del artículo.

Desensibilización sistemática

La desensibilización sistemática tiene el mérito de haber sido el primer procedimiento psicológico cuya eficacia fue probada experimentalmente. O, mejor dicho, el mérito lo tiene su creador, Joseph Wolpe, uno de los padres del enfoque conductual, quien desarrolló sus investigaciones en la década de 1950.

Su ámbito principal de aplicación es el de las fobias específicas, aunque también ha sido utilizado con otros trastornos de ansiedad con un éxito variado. El núcleo inicial del procedimiento consistió en la aproximación gradual imaginada a lo que la persona teme mientras se encuentra en estado de relajación.

La desensibilización sistemática tiene el mérito de haber sido el primer procedimiento psicológico cuya eficacia fue probada experimentalmente

Desde su desarrollo, el procedimiento ha sido utilizado con diferentes variantes. Su efectividad se encuentra más que probada y sigue siendo un procedimiento vigente. Si bien la exposición en vivo es más eficiente (es decir, logra los objetivos con menos tiempo), la mayoría de los pacientes con fobias específicas no se sienten cómodos para iniciar con este procedimiento. Por lo tanto, la desensibilización sistemática imaginaria suele ser un primer paso que facilita la subsiguiente exposición en vivo.

Terapia de exposición

Es la técnica que más veces ha mostrado su efectividad para el tratamiento de los trastornos de ansiedad, por ende, es las más veces citada en los listados para los tratamientos de estos diagnósticos.

Según cuál sea el trastorno de ansiedad en cuestión, tiene diferentes variantes.
El fundamento de la exposición radica en el mecanismo postulado para el mantenimiento de la ansiedad patológica. La hipótesis conductual principal afirma que la ansiedad patológica conduce a conductas de evitación de las situaciones que disparan esa ansiedad patológica. Luego, las conductas de evitación interfieren con el mecanismo normal y natural de extinción que se produciría si la persona afrontara los estímulos provocadores de ansiedad. Así, por ejemplo, una persona que padece de ansiedad social, típicamente evitará encuentros con desconocidos o tratará de pasar desapercibido en lugares donde haya personas que no pertenezcan a su círculo íntimo. De ese modo, la ansiedad disparada por la interacción con personas desconocidas se sortea al evitarse el contacto pero, a su vez, esta evitación impide que la ansiedad se extinga de modo normal y natural.

Por lo tanto, la técnica de exposición propicia que la persona tome contacto con lo que teme; así, de modo más gradual o brusco, quien padece de ansiedad patológica deberá confrontar con su temor si quiere que éste desaparezca. Entre otras cosas, durante la exposición no han de realizarse los comportamientos de evitación y escape; por ello, una de sus denominaciones es exposición y prevención de la respuesta; siendo “la respuesta (prevenida)” la evitación y el escape.

Quien padece de ansiedad patológica deberá confrontar con su temor si quiere que éste desaparezca

Inicialmente, la técnica de exposición se planteó de manera empírica, vale decir, por su eficacia y postulando a la habituación como uno de los mecanismos de efectividad. Años de investigación han mostrado que el mecanismo de efectividad de esta técnica es un tipo especial de aprendizaje denominado “aprendizaje de extinción”, el cual tiene todo un conjunto de particularidades. Se ha avanzado mucho también en el conocimiento de las bases neurales del mismo, lo cual ha generado directrices para mejorar aún más el procedimiento de exposición .

Hoy la exposición es definitivamente la técnica más utilizada para todo el ámbito de los desórdenes de ansiedad, con gran cantidad de variantes. Por ejemplo:
– Para el T.O.C utilizamos la exposición intensiva.
– En el T.A.G. utilizamos la exposición funcional cognitiva.
– En el T.P.E.PTse aplica la exposición narrativa.
– En el TP se usa la exposición interoceptiva.

Como nota de color, es de remarcar que en algunos reportes de investigación y guías de tratamientos empíricamente basados se pone en duda el hecho de que el aditamento de terapia cognitiva mejore la efectividad de la exposición .

Activación conductual

Se trata de un tratamiento fuertemente validado para la depresión. La premisa básica del tratamiento consiste en que, en la depresión, las personas abandonan actividades productoras de reforzadores positivos. Dicha pérdida favorece un estado de ánimo disfórico que profundiza aún más el alejamiento de actividades, estableciéndose así un círculo vicioso.

La activación conductual opera por medio de la selección de conductas que maximizan la probabilidad de reforzamiento positivo con un esfuerzo pequeño, de modo de que los pequeños reforzadores vayan operando gradualmente un cambio en el estado de ánimo y el paciente se motive a realizar conductas progresivamente más complejas que proporcionen más y mejores reforzadores positivos. El procedimiento suele completarse con la identificación de obstáculos para la actividad, como fuentes de miedo, ansiedad y conflictos interpersonales, para los cuales se utiliza el entrenamiento en resolución de problemas.

La activación conductual sin el aditamento cognitivo ya venía aplicándose con éxito antes del desembarco de las terapias cognitivas

La racionalidad de la activación conductual se encuentra en los principios básicos de condicionamiento operante: la conducta se encuentra controlada por sus consecuencias o, dicho de otra forma, el ambiente “selecciona” qué conductas emiten en las personas. Las consecuencias actúan como incentivo de las conductas seleccionadas y por ende, son la motivación para los futuros comportamientos. De hecho, ya tan atrás como en la década de 1960, Ferster y Lewinsohn postularon un modelo denominado “socioambiental” para explicar la depresión como una disminución de conducta reforzada positivamente en favor de la reforzada negativamente.

En las versiones actualmente aplicadas de la activación conductual, solemos adicionar ingredientes provenientes de las terapias cognitivas como, por ejemplo, el conocido procedimiento de valoración de agrado y dominio propuesto por Aaron Beck. Si bien los aportes de esta corrientes son invaluables en lo que hace al tratamiento de la depresión, es de remarcar que la activación conductual sin el aditamento cognitivo ya venía aplicándose con éxito antes del desembarco de las terapias cognitivas.

Por otra parte, también vuelve a resonar la crítica de algunas investigaciones que no han logrado demostrar claramente una mejora al procedimiento cuando sumamos los ingredientes cognitivos al protocolo básico de activación conductual. Lo que seguramente sí hace la versión cognitiva de la técnica es ser más amigable para los pacientes, lo cual es realmente mucho.

Hemos tomado algunos ejemplos de técnicas conductuales para mostrar simplemente su actualidad y efectividad en los tratamientos empíricamente basados. La lista podría seguir: habilidades sociales, relajación muscular en sus diferentes versiones, reforzamiento positivo de conductas a incrementar, extinción operante, control del estímulo precedente, entre otros; todos son ejemplos de procedimientos con una larga historia de aplicación efectiva, comprobada en el tratamiento de muchas conductas problema; siguen siendo hoy de plena actualidad.

Lo que seguramente sí hace la versión cognitiva de la técnica es ser más amigable para los pacientes, lo cual es realmente mucho

¿Existe alguna manera de aunar todos estos procedimientos “conductuales” con algún criterio, un denominador común unívoco, que los separe de las otras técnicas, las “cognitivas”? Creemos que no, no hay una línea tajante sino una zona de transición y matices con varios criterios. Y seguramente es más lo que comparten que lo que las diferencia. Por ejemplo, la forma de su aplicación.

Si bien las técnicas conductuales implican la acción de las personas, el movimiento del cuerpo de los pacientes; el terapeuta interviene predominantemente de manera verbal, con instrucciones verbales mayoritariamente, pero no exclusivamente. Por ejemplo, el terapeuta puede efectuar muchas veces el modelado de una conducta, como es característico en el entrenamiento en habilidades sociales. No obstante, lo que seguramente no falta nunca es el componente verbal. Así pues, damos instrucciones a los pacientes, recibimos de ellos reportes verbales de lo que hicieron, sintieron, pensaron, de los resultados obtenidos y sobre ello, replanificamos nuestras próximos pasos de la intervención.

En algunos casos, la aplicación de las instrucciones terapéuticas es bastante simple para los pacientes, bastante directamente realizable, como cuando le pedimos a un paciente con insomnio que no utilice dispositivos electrónicos multimedia una hora antes de acostarse. El paciente puede elegir hacerlo o no, pero si opta por sí, seguramente puede seguir la instrucción. Opuestamente, hay casos en que la instrucción del terapeuta no puede ser seguida por el paciente, aunque fuera correcta y terapéuticamente efectiva si el paciente la acatara. Así, por ejemplo, si un paciente tiene temor de manejar en autopistas, y el temor es muy alto, no podemos pedirle simplemente que se exponga a ello y punto, sólo basándonos en el argumento de que la exposición es efectiva para los trastornos de ansiedad, en este caso, una fobia situacional. El paciente simplemente no lo logrará porque tendrá mucho miedo, e incluso en este caso, el miedo puede favorecer distracciones que lleven a un accidente.

En estos casos, la misma observancia del protocolo de tratamiento es una suerte de objetivo terapéutico. Así, el terapeuta tendrá que plantear aproximaciones graduales, segmentando el problema en unidades más pequeñas y más manejables, acompañando los distintos afrontamientos con herramientas de manejo de la ansiedad, como respiraciones abdominales y relajación diferencial. En un caso así, es muy probable que tengamos que realizar sesiones de desensibilización sistemática Imaginaria antes de pasar a la parte en vivo.

En síntesis, la aplicación de ningún procedimiento es lineal, directa y como una receta. Esto vale tanto para las técnicas cognitivas como para las conductuales y para cualquier otro procedimiento terapéutico, sin importar cómo se clasifique. De este modo, el terapeuta no sólo deberá conocer los procedimientos eficaces sino que habrá de poder armonizarlos en un plan terapéutico coherentemente guiado y ejecutable de acuerdo a las posibilidades de cada paciente puntual.

Referencias acerca de tratamientos psicológicos empíricamente validados:
– https://www.div12.org/psychological-treatments/
– Se trata de un sitio obligatorio de referencia. La división 12 de la APA se ocupa de revisar las investigaciones, resumir y generar criterios acerca de los diferentes tratamientos.
– http://webs.ucm.es/info/psclinic/guiareftrat/
– Es un sitio de la Universidad Complutense de Madrid, tiene la ventaja de que el material está en español. No sólo da lineamientos sobre muchos tratamientos sino que a su vez, contiene un conjunto de referencia hacia otros sitios web relacionados con el tema.

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PDFelement: una aplicación esencial para editar, firmar y anotar todos tus documentos

  • 09/04/2018
  • David Aparicio

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  • Ciencia y Evidencia en Psicología

¿Se han exagerado los beneficios de la marihuana para tratar el dolor?

  • 09/04/2018
  • Rita Arosemena P.

El uso de cannabis medicinal para el tratamiento del dolor crónico se ha vuelto cada vez más frecuente conforme los gobiernos han levantado las sanciones para su consumo y las personas buscan alternativas a los fármacos tradicionales.

No obstante, a pesar de que muchos expertos reconocen que existe evidencia a favor del uso de cannabis en ciertos escenarios médicos, también hacen énfasis en la superficialidad con que se ha estudiado el tema y el limitado respaldo con que se cuenta para impulsar el incremento de su uso.

En agosto del año pasado, Reuters publicaba un artículo acerca de la poca evidencia científica a favor del cannabis medicinal como un método efectivo para tratar el dolor y el estrés postraumático. Ahora, investigadores de la Universidad de Alberta (Canadá) se suman a la consigna afirmando que existen pruebas limitadas que respalden los beneficios de la marihuana medicinal, no sólo para el tratamiento del dolor sino de muchas afecciones, y que, incluso, los beneficios podrían ser tan significativos como los daños.



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«No existe investigación de buena calidad en el área»

El estudio, titulado «Guía simplificada para la prescripción de cannabinoides médicos en atención primaria», fue publicado en la revista Canadian Family Physician luego de una revisión en profundidad de los ensayos clínicos que involucran cannabis medicinal y será distribuida a aproximadamente 30,000 médicos en todo Canadá.

La realización de la guía fue supervisada por un comité de 10 personas, apoyado por otros 10 colaboradores, y evaluada en pares por otros 40 participantes, entre médicos, farmacéuticos, enfermeras practicantes, enfermeras y pacientes. La revisión examinó los cannabinoides para el tratamiento del dolor, espasticidad, náuseas y vómitos, así como sus efectos secundarios y daños.

Los investigadores encontraron, que en la mayoría de los casos, el número de estudios aleatorizados que involucran cannabis medicinal es extremadamente limitado o está completamente ausente. El tamaño y la duración de los estudios que existen también son muy limitados en su alcance.

Para Mike Allan, director de medicina basada en la evidencia en la Universidad de Alberta y líder en la realización de la guía, opina que el entusiasmo por el cannabis medicinal es muy alto en algunas personas, sin embargo, «la investigación de buena calidad no ha sido capturada». 

«En general, hablando de un solo estudio (en el tema), y a menudo muy mal hecho», dijo Allan. «Por ejemplo, no hay estudios para el tratamiento de la depresión. Para la ansiedad, hay un estudio de 24 pacientes con ansiedad social donde la mitad recibió una dosis única de derivado de cannabis y calificó su ansiedad haciendo una presentación simulada. Esto hace muy difícil determinar si el tratamiento de por vida para enfermedades como los trastornos de ansiedad general es razonable».

De acuerdo con la guía, existe una investigación aceptable para el uso de cannabinoides médicos para tratar un puñado de condiciones médicas muy específicas, que incluyen el dolor neuropático crónico, el dolor paliativo por cáncer, la espasticidad asociada con la esclerosis múltiple o la lesión de la médula espinal y las náuseas y los vómitos de la quimioterapia. Incluso en esos casos específicos, los beneficios fueron generalmente menores.

Resultados expuestos en la guía

  • Para el dolor de nervios, el 30% por ciento de los pacientes que recibieron un placebo experimentaron una mejoría moderada en su dolor, mientras que el 39% experimentaron el mismo efecto con cannabinoides médicos.
  • En pacientes con espasticidad muscular, el 25% de los que tomaron un placebo experimentaron una mejora moderada en comparación con el 35% que consumió el cannabis medicinal.
  • El uso de cannabis medicinal fue mejor respaldado en su uso para pacientes con quimioterapia que experimentan náuseas y vómitos.
  • Algo menos de la mitad de los pacientes que usan cannabinoides para sus síntomas tenían una ausencia de náuseas y vómitos en comparación con el 13% que usó placebo.

Allan considera que el cannabis medicinal debería considerarse en pocas condiciones, sólo cuando se ha obtenido la evidencia adecuada y después de que un paciente ha probado con distintas terapias estándar sin obtener los resultados deseados. Además, recomienda probar los cannabinoides farmacéuticos antes de fumar marihuana medicinal debido a los posibles riesgos y «naturaleza inconsistente de la dosificación de marihuana medicinal». 

«Estos resultados pueden ser insatisfactorios para algunos, particularmente aquellos con puntos de vista polarizados con respecto a los cannabinoides médicos», dijo Allan

Si bien los investigadores encontraron que la evidencia que apoya el uso de cannabinoides médicos es limitada, los efectos secundarios fueron comunes y consistentes. Alrededor del 11% de los pacientes no fueron capaces de tolerar los cannabinoides médicos, en comparación con el 3% de los que tomaron placebo. Los efectos comunes incluyeron sedación (50% versus 30%), mareos (32% versus 11%) y confusión (9% versus 2%).

Allan reconoce que se necesita una mejor investigación, como ensayos de control aleatorio que sigan a un gran número de pacientes por periodos de tiempo más largos. «Si tuviéramos eso, podría cambiar la forma en que abordamos este problema y ayudar a guiar nuestras recomendaciones», concluye.

Fuente: Science Daily; Canadian Family Physician

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  • Ciencia y Evidencia en Psicología

Para criar hijos resilientes, debes ser un padre resiliente

  • 08/04/2018
  • David Aparicio

Emily F. Popek para The New York Times en español:

“La resiliencia de los padres funciona como un patrón para que el niño pueda identificar cómo enfrentar los desafíos, cómo comprender sus propias emociones”, afirma Dan Siegel, autor de The Yes Brain, que se enfoca en cultivar la resiliencia en los niños.

Sin embargo, poder afrontar con filosofía los berrinches y rabietas representa un reto para muchos padres, en especial, si tenemos expectativas poco realistas sobre lo que es la infancia.

“La idea de que la crianza debe ser la maravillosa, feliz y perfecta culminación de nuestras esperanzas y sueños es parte de eso”, comenta Katherine Reynolds Lewis, autora del libro próximo a publicarse The Good News About Bad Behavior.

Lewis dice que el enojo, las lágrimas y otros arrebatos son parte natural del desarrollo de cualquier niño; es lo que ella llama “el caos de la niñez”.

No obstante, los padres que son incapaces de enfrentar ese caos o que no están dispuestos a hacerlo podrían considerar los arrebatos del niño como un problema que debe resolverse de inmediato.

Laura Markham, psicóloga clínica y editora del sitio AhaParenting.com, dice que, cuando eso sucede, “ridiculizamos a los niños, los culpamos y les decimos que es culpa suya; los aislamos al enviarlos a su habitación”.

La naturaleza de la respuesta de los padres puede variar, aseveró Markham, pero el mensaje es el mismo: el enojo, la tristeza o la frustración son inaceptables.

Según Markham, eso es lo contrario a la resiliencia; se trata de imponer una frágil rigidez que hace que padres e hijos se sientan temerosos de que las emociones intensas los destrocen.

En contraste con esa fragilidad, los padres que no evaden el poder de emociones como el enojo tienen una mayor capacidad para asimilar las interacciones desafiantes con sus hijos, expuso Siegel, quien es director ejecutivo del Instituto Mindsight. Además, no hay que preocuparse si este tipo de resiliencia no llega de forma natural, añade, pues con la práctica se vuelve más sencillo.

Muchos padres se sorprenden cuando el psicólogo les pide trabajar con ellos en las sesiones argumentando que es el niño quien tiene el problema. Este artículo explica muy bien como los padres pueden enseñarle a sus hijos a regular su conducta y al mismo tiempo establecer expectativas más acordes con su edad y desarrollo. El artículo también incluye una serie de habilidades que pueden practicar desde sus hogares. Se los recomiendo.

ARTICULO COMPLETO EN THE NEW YORK TIMES.



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Ajedrez contra el Alzheimer

  • 06/04/2018
  • David Aparicio

Los beneficios del Ajededrez para las personas con Alzheimer, por Juan Antonio Ruiz:

El Club de Ajedrez “Pedro Sánchez” de Guareña (Badajoz) es una de las entidades que lidera la Red Internacional de Ajedrez Social y Terapéutico, en la que se fomentan las aplicaciones del ajedrez para ralentizar el deterioro cognitivo provocado por el alzhéimer o la demencia senil.

A través de la actividad “Ajedrez sin límites”, que imparte Juan Francisco López, el club pacense trabaja con todos los grupos sociales, “desde personas mayores, hasta personas con discapacidad o que han sufrido un accidente cerebrovascular y enfermos de cáncer o con principio de alzhéimer”.

En sus clases, una quincena de alumnos se reúnen dos veces por semana para ponerse delante de un tablero de ajedrez. Sin embargo, no van a jugar una partida, sino que López los guía por diferentes tableros para que, de manera casi inconsciente, pongan a trabajar todas las zonas de su cerebro.

Con este tipo de ejercicios “se trabajan las funciones cognitivas del individuo, como la atención, la memoria, el razonamiento y las funciones ejecutivas”, dice López a Efe.

Entre los alumnos, es imposible encontrar un patrón común, desde personas mayores hasta jóvenes con alguna incapacidad, pero la clase fluye y todos coinciden en “la cantidad de beneficios” que les aportan estos ejercicios.

López, en su afán por ayudar a estos a través de su pasión, el ajedrez, ha desarrollado ejercicios para, por ejemplo, influir en la ralentización del deterioro cognitivo en personas mayores, para que enfermedades como el alzhéimer o la demencia senil “tarden más tiempo en invalidar a quienes la sufre”.

Admirable propuesta que demuestra los beneficios de que la sociedad se comprometa en iniciativas para el cuidado de las personas con Alzheimer.

Lee el artículo completo en EFE.



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  • Ciencia y Evidencia en Psicología

Las escuelas deberían enseñar a los niños a contar con los dedos

  • 06/04/2018
  • Rita Arosemena P.

El contenido de este artículo es especialmente placentero, sobre todo porque, durante generaciones, ha persistido la idea de que usar los dedos para contar es perjudicial para los niños, y que deberían simplemente ser capaces de memorizar las tablas de multiplicar y las operaciones de adición básicas.

Incluso viví en carne propia experiencias desagradables con profesores que decían que contar con los dedos era «de mentes perezosas» porque no se ejercitaba la memoria ni la lógica.

Afortunadamente para los niños de hoy en día, recientemente se publicó un estudio en la revista Journal of Cognitive Psychology que desmitifica por completo los supuestos efectos negativos de usar los dedos para contar, especialmente durante la primera infancia.



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La investigación fue realizada por un equipo de expertos suizos, y la principal conclusión del estudio es que los niños de seis años que utilizan los dedos para contar se desempeñan mejor en las adiciones simples. De hecho, los niños con mayor capacidad de trabajo (que, se supone, «no deberían» usar los dedos) son quienes prefieren utilizarlos como apoyo para resolver operaciones matemáticas.

En otras palabras, y contra todo pronóstico, usar los dedos es cosa de mentes ágiles.

Las autoras del estudio, Justine Dupont-Boime y Catherine Thevenot de las universidades de Ginebra y Lausana, explican que estos resultados buscan defender la promoción del uso de los dedos en las tareas aritméticas durante los primeros años de escolaridad, y que esto podría ayudar a los niños menos dotados a superar sus dificultades en el área matemática.

usar los dedos para contar es cosa de mentes ágiles y no de niños perezosos, como se creía antes

Para el estudio, se reclutaron 84 niños voluntarios de seis escuelas suizas diferentes donde la política no es enseñar el conteo con los dedos explícitamente, pero tampoco desalentarlo (a excepción de adiciones muy simples donde la suma es menor a 10).

Las investigadoras midieron la memoria de trabajo de los niños utilizando la tarea de lapso de dígitos hacia atrás, que consiste en escuchar una cadena de números y repetirlos en orden inverso. Los niños con mayor memoria de trabajo pueden repetir con precisión cadenas más largas.

También se grabó a los niños discretamente mientras realizaban, uno a la vez, adiciones sencillas de un solo dígito, algunas un poco más complicadas que otras porque involucraban sumas mayores a 10 (algunos niños hicieron la tarea adicional antes de las pruebas de memoria, otros después). Las investigadoras codificaron luego los vídeos para examinar qué niños contaron con los dedos durante la tarea de adición y qué estrategia usaron.

Se encontró que cincuenta y dos (52) niños contaron los dedos, y lo sorprendente es que hubo una correlación significativa entre el conteo con los dedos y un mejor rendimiento (para las sumas más fáciles y más difíciles). También se halló una correlación importante entre el conteo de los dedos y una mayor capacidad de memoria de trabajo.

No se trata de usar los dedos para siempre…

Los investigadores creen que los niños con peor memoria de trabajo luchan por descubrir el conteo de los dedos por sí mismos, cuando lo ideal sería que las escuelas les enseñaran a hacerlo de forma no impositiva, y motivándolos siempre a descubrir la mejor estrategia para ellos.

Incluso en la India se enseña a los niños a utilizar los dedos para resolver operaciones, y no parece irles nada mal.

https://www.youtube.com/watch?time_continue=25&v=FgFEckm-rRA

Por supuesto, no se trata de que los niños cuenten con los dedos para siempre, sino que aprendan a utilizar este método para resolver problemas aritméticos e ir abandonándolo progresivamente conforme dominen procedimientos más mentales.

Estos nuevos hallazgos se basan en un estudio previo que probó repetidamente las habilidades de adición de niños de cinco años durante un período de tres años, y encontró que el recuento de dedos se correlaciona con un rendimiento superior hasta, pero no más allá, de los 8 años.

Fuente: Research Digest; Tandf Online

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