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Publicaciones por mes

marzo 2020

72 Publicaciones
  • Ciencia y Evidencia en Psicología

¿Qué tienen en común Nelson Mandela y Jessica Slaughter con la Psicología de la Actividad Física?

  • 21/03/2020
  • Federico Lande

Buscar nuevas formas de comunicar la idea de que moderados niveles de actividad física redundan en salud mental y control del peso en tiempos donde tenemos límites de espacio físico presenta un desafío importante e interesante. Para el Instagram @7000pasos me puse a googlear y encontré dos ejemplos súper paradigmáticos y con algo en común (no sólo el color de la piel):

Mandela y Slaughter nos enseñan que sumar pasos diarios en ambientes super pequeños es posible

Nelson Mandela (1918 – 2013), fue un líder sudafricano y Premio Novel de la Paz en 1993, muy conocido por su idea de que el deporte podía generar cambios políticos profundos. Aunque su reconocimiento mundial vino por el lado del rugby, pocos saben que dentro de su rutina diaria durante los 27 años que estuvo privado de libertad, le gustaba trotar o caminar en el lugar. Y lo hacía dentro de su celda de… ¡9 metros cuadrados!. Según su biografía, algunas veces desde las 04.30 de la madrugada y durante una hora… si, durante 27 años y en su celda. Luego, en libertad y como mandatario, cada mañana siguió con su hábito en su residencia de gobierno tal como se puede ver en la película Invictus, del 2009.

Como leí en la web Running: “bien vale la pena recordar a Mandela por estos pequeños gestos donde los amantes del running no tenemos más que admirar.”

Mucho menos conocida que Mandela, es Jessica Slaughter. Ella es mujer de casi 90 años, que se hizo conocida dando una entrevista para la revista People donde cuenta que bajó 54 kilos caminando en su casa y modificando su dieta después de toda una vida con sobrepeso y problemas de salud.

«Conozco el piso de maravilla” bromeó en la entrevista: «siempre está limpio y no hay nada en el suelo, así que me siento segura de que no me voy a caer con nada que haya por medio”.

Cada mañana camina unos 3000 pasos diarios dentro de sus cuatro paredes. Casi como la canción de Charly Garcia, yendo y volviendo de la habitación al living. Luego, antes de la cena, unos 2000 pasos más sumado a las actividades en su casa.

Dice Slaughter: «yo hago ejercicio antes de comer. No hace falta hacerlo rápido, sólo debes hacerlo. Quiero que todos los adultos y personas mayores sepan que no hay edad para ponerse en forma física. No tenemos que dejar de vivir, y se anima a recomendarnos: «todo el mundo cree que por ser vieja debes estar postrada en una silla sin moverte y como ven no es así. Si lo que te da miedo es ir por el parque por si se te rompe la cadera, esta es tu rutina,» concluye. Se puede ver la entrevista aquí.

En conclusión no mucho más que agregar, sólo decir que gracias a conductas como estas, tanto Jessica Slaughter como Mandela, forjaron su carácter y su gran destino en pequeños ambientes.



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  • Salud Mental y Tratamientos

Hoy: El contexto de la depresión (clase online gratuita) por Fabián Maero

  • 20/03/2020
  • David Aparicio

Fabián Maero, especialista en activación conductual para la depresión y columnista en Psyciencia, tendrá hoy una clase online gratuita titulada El contexto de la depresión.

La clase iniciará a las 20:00 hs de Argentina y para acceder a ella solo debes seguir la página de Facebook de Fabián o de Grupo ACT Argentina.

Te esperamos.



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  • Ciencia y Evidencia en Psicología

¿Es buena la música para el rendimiento cognitivo?

  • 20/03/2020
  • Maria Fernanda Alonso

La necesidad de estimulación externa sería un factor clave para determinar si la música favorece o no al rendimiento cognitivo de una persona. Quienes tienen altos requerimientos de este tipo de estimulación tienden a aburrirse fácilmente y a buscar aportes externos. Esos individuos a menudo se desempeñan peor, paradójicamente, cuando escuchan música mientras realizan una tarea mental. Las personas con baja necesidad de estimulación externa, por otro lado, tienden a mejorar su rendimiento mental con la música. Estos son hallazgos que surgen de un estudio realizado por Manuel González de Baruch College y John Aiello de la Universidad de Rutgers (Gonzalez & Aiello, 2019).

Pero otros factores también juegan un papel. González y Aiello evaluaron tanto la personalidad del oyente como la dificultad de la tarea y la complejidad de la música. El hecho de que los estudiantes experimenten un beneficio o un perjuicio por la música depende de la interacción de la personalidad del alumno, la tarea mental y la música.

Primero, los participantes completaron la Escala de Propensión al Aburrimiento, que es una prueba de personalidad utilizada para determinar la necesidad de estimulación externa. Luego se dedicaron a una tarea cognitiva fácil (buscar la letra A en listas de palabras) y una tarea más desafiante (recordar pares de palabras). Para controlar los efectos de la práctica y la fatiga, la mitad de los sujetos completaron primero la tarea fácil, mientras que la otra mitad completó primero la tarea desafiante. Los participantes finalizaron ambas tareas en una de tres condiciones de sonido: (a) sin música, (b) música simple o (c) música compleja. Toda la música fue instrumental, y su complejidad fue manipulada variando el número de instrumentos involucrados en la pieza. La música simple incluía piano, cuerdas y sintetizador, mientras que la música compleja agregaba batería y bajo a la pieza simple.

Los datos sugieren que la decisión de activar o desactivar la música mientras se estudia debe depender de la personalidad. Para aquellos con una gran necesidad de estimulación externa, escuchar música mientras se aprende no es aconsejable, especialmente si la tarea es difícil y/o la música es compleja. En la tarea simple (encontrar A), las puntuaciones de dichos sujetos para la condición musical fueron las mismas (para música simple) o significativamente peores (para música compleja) que las de la condición silenciosa. En la tarea compleja de aprender pares de palabras, su rendimiento era peor cada vez que se tocaba música, independientemente de si era simple o compleja.

Sin embargo, para aquellos con una baja necesidad de estimulación externa, escuchar música es generalmente la opción óptima. En la tarea simple las puntuaciones de dichos participantes para la condición musical fueron las mismas (para música simple) o dramáticamente mejores (para música compleja) que las de la condición silenciosa. En la tarea compleja los participantes mostraron un beneficio pequeño pero confiable con música simple y compleja, en relación con el silencio.

Los resultados sugieren que existen diferencias individuales sustanciales en el impacto de la música en la función cognitiva y, por lo tanto, las recomendaciones con respecto a su presencia en el aula, la sala de estudio o el ambiente de trabajo pueden necesitar ser personalizadas. Los estudiantes que se aburren fácilmente y que buscan estimulación deben tener cuidado al agregar música a la mezcla, especialmente la música compleja que puede captar la atención y consumir recursos cognitivos críticos que son necesarios para completar con éxito su tarea. Por otro lado, los estudiantes con una baja necesidad de estimulación externa pueden beneficiarse significativamente de la presencia de música, especialmente al completar tareas simples y comunes.

Sin embargo, antes de que los estudiantes decidan ponerse sus auriculares, deben considerar cuidadosamente tanto su selección musical como la naturaleza de la tarea. Toda la música utilizada en el presente estudio fue instrumental, y la música con letra probablemente será más compleja. La complejidad parece aumentar la excitación, y la ley de Yerkes-Dodson sugiere que un nivel moderado de excitación produce un rendimiento óptimo. Cuando hay muy poca o demasiada excitación, el rendimiento disminuye. Por lo tanto, los beneficios de la música para aquellos con una baja necesidad de estimulación externa podrían disminuir o incluso desaparecer con la complejidad adicional de las letras.

Del mismo modo, los aumentos en la complejidad de una tarea cognitiva también podrían reducir o eliminar el beneficio de la música. Aunque la tarea «compleja» utilizada en este estudio (aprender pares de palabras) fue solo moderadamente desafiante, el aumento de la complejidad, en relación con la tarea simple, fue suficiente para reducir el efecto positivo de la música. Con una tarea cognitiva altamente desafiante (por ejemplo, comprensión de texto o preparación de exámenes), incluso aquellos con una baja necesidad de estimulación externa pueden no mostrar tal efecto con la música.

En conclusión, con la personalidad correcta (baja necesidad de estimulación), la música correcta (instrumental) y la tarea correcta (de dificultad baja a moderada), la presencia de música puede mejorar significativamente el funcionamiento cognitivo. 

Referencia bibliográfica:

Gonzalez, M. F., & Aiello, J. R. (2019). More than meets the ear: Investigating how music affects cognitive task performance. Journal of Experimental Psychology. Applied, 25(3), 431-444. https://doi.org/10.1037/xap0000202

Fuente: Scientific American



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  • Ciencia y Evidencia en Psicología

Estudio en Wuhan: predictores de síntomas de estrés postraumático durante el brote de COVID-19

  • 20/03/2020
  • Maria Fernanda Alonso

Un reciente estudio realizado con residentes de Wuhan, la ciudad epicentro del brote de Coronavirus en China, revela que la prevalencia de los síntomas de estrés postraumático (SEPT) en este lugar fue del 7% un mes después del inicio de la pandemia (Liu et al., 2020).

Allí, una cuarentena obligatoria entró en vigencia el 23 de enero de 2020.
Los síntomas de estrés postraumático incluyen recuerdos intrusivos no deseados, sueños perturbadores, conducta irritable, hiperexcitación y dificultad para concentrarse.

Los investigadores señalaron que «la falta de información clara y definida» sobre el virus, así como «la escasez de trabajadores y recursos médicos» dejó a los residentes en la región «sufriendo una ansiedad intensa debido a la incertidumbre y la inseguridad.»

Entre el 30 de enero y el 8 de febrero de 2020, los investigadores encuestaron a 285 residentes de Wuhan y ciudades aledañas. Descubrieron que las mujeres, las poblaciones más susceptibles a la infección y aquellas con más problemas para dormir tenían más probabilidades de experimentar mayores síntomas de estrés postraumático.

Dado que la situación en Wuhan todavía se está desarrollando, los investigadores dicen que «tienen razones para creer que la prevalencia de los síntomas de estrés postraumático entre el público de las áreas más afectadas será más grave que los resultados de este estudio.»

Según fuentes periodísticas, en el día 19 de marzo de 2020 no se registraron nuevos casos de COVID-19 en Wuhan, por primera vez desde el inicio del brote (Página 12, 2020).

Li Lanjuan, director del principal laboratorio chino para Diagnóstico y Tratamiento de Enfermedades Infecciosas, dijo que “si no hay ningún nuevo caso de coronavirus en Wuhan durante 14 días seguidos, creemos que podremos entonces levantar la cuarentena de la ciudad gradualmente.» (马驰, s. f. ). También advirtió que se necesitarán todavía estrictas medidas de control y prevención para impedir un eventual rebrote.

Referencia bibliográfica:
Liu, N., Zhang, F., Wei, C., Jia, Y., Shang, Z., Sun, L., Wu, L., Sun, Z., Zhou, Y., Wang, Y., & Liu, W. (2020). Prevalence and predictors of PTSS during COVID-19 Outbreak in China Hardest-hit Areas: Gender differences matter. En Psychiatry Research (p. 112921). https://doi.org/10.1016/j.psychres.2020.112921

Página 12. (2020, marzo 20). En Wuhan, epicentro del coronavirus, no se registraron nuevos contagios | Por primera vez desde el comienzo de la pandemia. PAGINA12; Página12. https://www.pagina12.com.ar/254055-en-wuhan-epicentro-del-coronavirus-no-se-registraron-nuevos-

马驰. (s. f.). Lockdown of Wuhan may be gradually lifted – Chinadaily.com.cn. Recuperado 20 de marzo de 2020, de https://www.chinadaily.com.cn/a/202003/19/WS5e72c0aba3101282172803e7.html
Fuente: Psypost



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  • Artículos de opinión (Op-ed)

Cómo hablar con alguien que crees que está mal informado sobre el coronavirus

  • 19/03/2020
  • The Conversation

La evidencia médica es clara: la amenaza a la salud global del coronavirus no es un engaño elaborado. Bill Gates no creó el coronavirus para vender más vacunas. Los aceites esenciales no son efectivos para protegerlo del coronavirus.

Pero esos hechos no han impedido que las afirmaciones contrarias se extiendan tanto dentro como fuera de línea.

No importa el tema, las personas a menudo escuchan información contradictoria y deben decidir en qué fuentes confiar. Internet y el entorno de noticias acelerado significan que la información viaja rápidamente, dejando poco tiempo para la verificación de hechos.

Como investigadora interesada en la comunicación científica y las controversias, estudio cómo se propaga la desinformación científica y cómo corregirla.

He estado muy ocupada últimamente. Ya sea que estemos hablando del coronavirus, el cambio climático, las vacunas o algo más, abunda la información errónea. Tal vez ha compartido algo en Facebook que resultó ser falso o retuiteó algo antes de verificar la fuente. Esto le puede pasar a cualquiera.

También es común encontrarse con personas que están mal informadas pero que aún no lo saben. Una cosa es verificar dos veces su propia información, pero ¿cuál es la mejor manera de hablar con alguien más acerca de lo que cree que es verdad, pero cuál no es verdad?

¿Vale la pena debatir?

Primero, considere el contexto de la situación. ¿Hay suficiente tiempo para entablar una conversación? ¿Parecen interesados y abiertos a la discusión? ¿Tienes una conexión personal con ellos donde valoran tu opinión?

Evaluar la situación puede ayudarlo a decidir si desea iniciar una conversación para corregir su información errónea. A veces interactuamos con personas de mente cerrada y que no están dispuestas a escuchar. Está bien no debatir con ellos.

En las interacciones interpersonales, la fortaleza de la relación puede ayudar a corregir la información errónea. Por ejemplo, puede ser más fácil corregir la información errónea en un miembro de la familia o pareja porque ya saben que usted los cuida y está interesado en su bienestar.

No seas condescendiente

Un enfoque es participar en una discusión de ida y vuelta sobre el tema. Esto a menudo se llama un enfoque de diálogo para la comunicación.

Eso significa que te importa la persona detrás de la opinión, incluso cuando no estás de acuerdo. Es importante no entablar conversaciones con una actitud condescendiente. Por ejemplo, cuando se habla con los escépticos del cambio climático, la actitud que el orador tiene hacia una audiencia afecta el éxito de la interacción y puede llevar a que las conversaciones terminen antes de que comiencen.

En lugar de tratar la conversación como una lectura correctiva, trate a la otra persona como un compañero igual en la discusión. Una forma de crear ese vínculo común es reconocer las dificultades compartidas de localizar información precisa. Decir que circula mucha información puede ayudar a alguien a sentirse cómodo cambiando su opinión y aceptando nueva información, en lugar de resistirse y apegarse a sus creencias anteriores para evitar admitir que estaban equivocados.

Parte de crear diálogo es hacer preguntas. Por ejemplo, si alguien dice que escuchó que el coronavirus fue todo un engaño, podría preguntar: «Eso no es algo que había escuchado antes, ¿cuál fue la fuente de eso?» Al estar interesado en su opinión y no rechazarla de inmediato, abre la puerta a la conversación sobre la información y puede involucrarlos en su evaluación.

Una oportunidad para intercambiar información

Otra estrategia es presentarle a la persona nuevas fuentes. En mi libro, hablo de una conversación que tuve con un escéptico del clima que no creía que los científicos hubieran alcanzado un consenso del 97% sobre la existencia del cambio climático. Desestimaron este número bien establecido al referirse a fuentes no científicas y publicaciones de blogs. En lugar de rechazar sus recursos, ofrecí intercambiar con ellos. Por cada una de sus fuentes que leí, leerían una de las mías.

Es probable que la información errónea recibida por las personas no provenga de una fuente creíble, por lo que puede proponer una alternativa. Por ejemplo, podría ofrecer enviarles un artículo de los Centros para el Control de Enfermedades con información médica y de salud, el Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático para obtener información ambiental o el sitio de desacreditación Snopes para comparar la información. Si alguien con quien estás hablando está abierto a aprender más, fomenta esa curiosidad continua.

A veces es difícil, inconveniente o incómodo involucrar a alguien que está mal informado. Pero creo firmemente que abrirnos para tener estas conversaciones puede ayudar a corregir la información errónea. Para garantizar que la sociedad pueda tomar las mejores decisiones sobre temas importantes, comparta información precisa y combata la difusión de información errónea.

Autor: Emma Frances Bloomfield – Profesora Asistente de Estudios de Comunicación en la Universidad de Nevada, Las Vegas

Artículo publicado en The Conversation y traducido para su re-publicación en Psyciencia.

The Conversation



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  • Ciencia y Evidencia en Psicología

Tratamiento de conductas repetitivas y restrictivas en individuos con TEA: ¿tienen evidencia los fármacos?

  • 19/03/2020
  • Alejandra Alonso

En un estudio publicado recientemente, se realizó una revisión sistemática y meta-análisis de la eficacia de medicinas disponibles para el tratamiento de conductas restrictivas/repetitivas en los trastornos del espectro autista (TEA).

Los TEA son trastornos del neurodesarrollo que se caracterizan por un comienzo temprano, deficits persistentes en la comunicación e interacción social y patrones repetitivos y restrictivos de conducta, intereses o actividad.

Las conductas restrictivas y repetitivas incluyen fenómenos motores repetitivos (por ejemplo, estereotipias), intereses reducidos, compulsiones y conductas problemáticas severas (como autolesiones). Dichos comportamientos pueden causar mucho estrés en el individuo con autismo y en su familia, ya que la intolerancia al cambio puede llevar a muchos problemas, incluidas la evitación de ciertas actividad o las agresiones a sí mismo y otros.

Algunos estudios aportan evidencias de que intervenciones conductuales pueden reducir algunos tipos de conductas repetitivas y restringidas (Zandt, Prior, Kyrios, 2007; Boyd, McDonough, Bodfish, 2012), sin embargo queda mucho por resolver todavía en este ámbito, ya que estas conductas parecen persistir durante el desarrollo de la persona.

La FDA aprobó dos antipsicóticos atípicos (risperidona en 2006 y aripiprazol en 2009), para el tratamiento farmacológico de la irritabilidad asociada al TEA, pero ninguno para el manejo de síntomas como déficit social o conductas repetitivas y restrictivas. Sin embargo, un estudio encontró que el 27.2% de los jóvenes con TEA recibe medicación psictrópica (Xu, Strathearn, Liu, 2019) y muchas veces no se trata de risperidona o aripiprazol.

Por lo tanto, los investigadores realizaron un meta-análisis donde solo incluyeron Estudios Aleatorios Controlados (RCT) publicados desde 1994 hasta 2018, que utilizaran cualquier intervención farmacológica dirigida al tratamiento de personas con TEA que tuvieran conductas restringidas/repetitivas. Los estudios debían utilizar medidas para reportar cambios en dichas conductas, como el Repetitive Behavior Scale-Revised, Aberrant Behavior Checklist (ABC) (Stereotypic Behavior Subscale), el Yale Brown Obsessive Compulsive Scale (Y-BOCs) y su versión para niños (CY-BOCS).

Los científicos encontraron que, de los 14 estudios que cumplieron con los criterios de inclusión, 6 mostraron diferencias significativas entre medicación activa, risperidona, fluvoxamina, fluoxetina, buspirona, divalproex sodium y placebo en la reducción de estas conductas. Aunque dichos estudios individuales reportan que el tratamiento farmacológico podría ser efectivo para el tratamiento de conductas repetitivas/restrictivas en pacientes con TEA, el meta-análisis no mostró diferencias significativas entre medicación y placebo, tanto cuando se incluyeron todas las intervenciones como cuando solo se incluyeron ISRS.

Este meta-análisis se une a otros que reportan un efecto pequeño o nulo de los ISRS en el tratamiento de conductas repetitivas/restrictivas en individuos con TEA.

Los autores advierten que los estudios sobre farmacoterapia son particularmente difíciles debido a que la variabilidad metodológica (diseño del estudio, tamaño de la muestra, diferencia en dosificación y duración del tratamiento) complica las comparaciones entre estudios. Este detalle dificulta la determinación de la eficacia de los medicamentos disponibles. Por último, la recolección de reportes sobre síntomas conductuales también suele ser un problema en este tipo de estudios.

Referencia del estudio original: Yu, Y., Chaulagain, A., Pedersen, S.A. et al. Pharmacotherapy of restricted/repetitive behavior in autism spectrum disorder:a systematic review and meta-analysis. BMC Psychiatry 20, 121 (2020). https://doi.org/10.1186/s12888-020-2477-9

Referencias:

Boyd BA, McDonough SG, Bodfish JW. Evidence-based behavioral interventions for repetitive behaviors in autism. J Autism Dev Disord. 2012;42(6):1236–48.

Xu G, Strathearn L, Liu B, et al. Prevalence and Treatment Patterns of Autism Spectrum Disorder in the United States, 2016. JAMA Pediatr. 2019;173(2):153–159. doi:10.1001/jamapediatrics.2018.4208

Zandt F, Prior M, Kyrios M. Repetitive behaviour in children with high functioning autism and obsessive compulsive disorder. J Autism Dev Disord. 2007;37(2):251–9.



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  • Ciencia y Evidencia en Psicología

Psicología para Escépticos, Episodio 7: Cómo enseñar a leer a nativos digitales

  • 19/03/2020
  • Mariano Scandar

La Dra. Débora Burin es investigadora del CONICET dedicada desde hace décadas al estudio científico de los procesos cognitivos detrás de la comprensión lectora y en los últimos años ha centrado su trabajo en comprender qué factores explican las diferencias individuales en la comprensión lectora , sobre todo en lo referente a textos online.

En esta entrevista nos cuenta sobre: modelos de comprensión lectora, cómo enseñar a leer a nativos digitales y sobre la revolución que implicó el movimiento de “ciencia abierta” destinado a transparentar y hacer más replicables las investigaciones.

Escucha el episodio aquí:

https://escepticoscomar.files.wordpress.com/2020/03/episodio-7.mp3

También puedes escucharlo en Spotify – Apple Podcasts – Ivoox



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  • Análisis
  • Artículos de opinión (Op-ed)
  • Ciencia y Evidencia en Psicología

Las piedras en el camino de la psicología científica

  • 18/03/2020
  • Mariano Scandar

Se dice de la psicología con frecuencia que es una ciencia inmadura y demasiado joven, también que se trata de una ciencia «blanda», por oposición a aquellas disciplinas como la física o la química… Todo eso es cierto en parte. También podríamos de forma optimista, decir que la psicología es la menos blandas de las ciencias sociales y la más blanda de las ciencias naturales. Aunque establecer ranking de dureza es algo que salvo a la hora de comprar colchones, no tiene demasiado sentido.

Es claro, que la psicología científica está atravesada por debates internos que dejan perplejos a aquellos que provienen de las ciencias naturales y que, por el contrario, resultan muy a gusto de un filosofo: ¿qué es el sufrimiento? ¿es el hombre el que enferma o la sociedad que lo enferma? Mi modesta opinión es que dichos debates, tan comunes en las ciencias sociales, son un problema epistemológico serio para una ciencia experimental. Y la psicología, es hoy por hoy eso.

Sociales o naturales

Una parte cada vez más grande de los psicólogos consideramos una serie de premisas como válidas que nos acercan a las ciencias naturales y nos alejan de a poco de las ciencias sociales. En primer lugar, mientras que resulta bastante fácil de explicar porqué un historiador o un sociólogo se sienten cómodos con la etiqueta de científicos sociales, ya que su estudio se centra casi exclusivamente en fenómenos culturales humanos, no es tan sencillo decir lo mismo de un psicólogo. Estudiamos conductas de una especie animal en particular, que efectivamente es social. También son sociales las hormigas, las abejas, las suricatas y las orcas por decir solo algunas, sin que en la facultad de sociales estén pensando en instaurar un cupo para cetáceos.

A un psicólogo le interesa la conducta humana, tanto en cuanto emerge de sus interacciones sociales, como en cuanto es influida por aspectos químicos, embrionarios, neurales, etc. En ese sentido, renegar de aspectos socioculturales es tan tonto como reducirse a ello. Hoy mezclamos técnicas electrofisiológicas y de estudios por imágenes con experimentos cognitivos clásicos para garantizar que aquello que estamos teorizando conceptualmente, esté realmente sucediendo dentro de la cabeza de las personas, así como para descartar teorías que, aunque puedan incluso poseer un cierto poder explicativo y predictivo, claramente no son compatibles con el modo en que el cerebro funciona.

Ante este panorama de progresivo «endurecimiento» de la psicología, que según mi criterio es la única posibilidad de que la psicología ocupe a largo plazo un lugar de prestigio en la ciencia, resultan especialmente nocivas las argumentaciones teóricas basadas en terminologías novedosas para viejos conceptos y la necesidad que muchos colegas parecen tener de reinventar cada 10 años el campo de la psicología.

Saussure 101: la relación entre significado y significante es arbitraria

Que yo le llame vaso a eso que tengo con café adelante mío en este momento o que le diga tasa depende de qué hayamos definido socialmente como una cosa u otra. Como dice Perez Reverte, la real academia no es la legisladora del lenguaje sino la notaria: Anota la manera en que la gente habla.

Asi, términos como enfermedad mental, autismo, inteligencia, sensaciones, emociones, etc., son palabras. Solo eso. Las ciencias en general tienen el buen tino de no cambiar las definiciones sino que inventan palabras nuevas y se ahorran problemas. Un átomo es, etimológicamente, algo indivisible. Sin embargo hoy sabemos que se dividen y mucho (pregúntenle a Hiroshima). Pero el nombre se lo dejamos. Era un lio sino… es como cuando le cambian el nombre a las calles, todavía mi viejo le dice Cangallo a Perón y Caning a Scalabrini Ortiz: la confusión es mala para la ciencia.

Pero los psicólogos no podemos con nuestro genio: veamos el caso de la inteligencia. La inteligencia es un concepto teórico, obviamente no existe en la vida «real» y ni siquiera es un concepto que tenga sentido dentro de la neurociencia más que como una regularidad estadística: es un término acuñado para dar cuenta de la capacidad global de una persona… Un número único que aglutina resultados múltiples. La utilidad de este concepto (una especie de índice de «caballos de fuerza» del cerebro), es bastante buena, si se tiene en cuenta que permite predecir en 50 minutos de evaluación, con un 70% de exactitud, como le irá académicamente a una persona en los próximos 10 años. Pero obviamente no me dice que tan bien toca el piano o si ayuda a las ancianas a cruzar la calle… todo no se puede.

Por otro lado, tenemos un concepto teórico que funciona muy bien que se llama cognición social, que resume la capacidad de una persona para realizar procesos cognitivos que involucran la comprensión de los estados mentales de los demás, la pragmática de la comunicación, el realizar procesos específicos vinculados con la resolución de problemas interpersonales y esas cosas que nos separan de Sheldon Cooper. Se trata de un concepto científicamente impecable: es operacionalizable, está bien definido, podemos medirlo bien y sabemos localizarlo en el cerebro mejor que a la mayoría de los constructos teóricos que manejamos (area ventromedial del lóbulo frontal básicamente)

Sin embargo, a Salovey, & Mayer, en 1990, se les ocurrió que denominar a la cognición social «inteligencia emocional» era una buena idea porque era una forma de marcar un punto político «el intelecto no es todo». El trabajo de 1990 es bastante serio, y otros que siguieron también… (Digo, no es una chapuza a nivel estadístico aunque a mi no me guste) pero… le estaban cambiando el nombre a la calle… y es un lio… después vino Goleman, y ahora tenemos gente que cobra 10 lucas por darle un curso de dos horas a los docentes sobre inteligencia emocional en el aula y pasarles un powerpoint con una imagen de un pez trepando a un árbol. En fin.

 

Entre Goleman y otros amantes la transmutación de conceptos ( y de vender libros a lo loco), como Gardner generaron la idea de que se puede tener más de una inteligencia. Luego de 30 años, no lograron un solo test de inteligencias múltiples que fuera solido estadísticamente y para colmo le quitan el sentido a la palabra inteligencia. Si tengo 7 inteligencias ¿qué las diferencia del concepto de «habilidad o talento?

Del mismo modo sucede con el malestar psicológico, litros de tinta (electrónica por suerte ahora) filosofando sobre si un niño con autismo tiene una condición, una enfermedad, un síndrome, un trastorno, o si es neurodiverso. Incluso tenemos gente alegando que los autistas son el próximo paso evolutivo, lo cual es curioso desde un punto de vista Darwiniano: es raro que un ser sea superior a otro cuando tiene mas dificultades para sobrevivir de forma autónoma y aún más para reproducirse…

Breve paréntesis autobiográfico: he trabajado durante 18 años con niños con problemas severos y tengo un hijo con autismo. Todo lo que los padres queremos es que nuestro hijo sea lo menos neurodiverso posible. Que hable, que tenga amigos y sobre todo que un día se valga por si mismo. Como padre de un niño con TEA, cualquier persona que me hable de que el autismo no es un trastorno sino una forma diferente de ver el mundo, sobre todo si ni siquiera tiene hijos, me está faltando el respeto. Fin del paréntesis.

El problema de estas discusiones sobre trastorno vs. enfermedad y demás variantes, es que a diferencia de las discusiones científicas, donde todas las partes acuerdan sobre el significado de las categorías (trastorno, condición, salud, enfermedad) y se dedican a discutir en qué categoría entran los datos con más precisión, en las ciencias psicológicas, nos salteamos ese paso previo y redefinimos a piachere qué quiere decir cada categoría, por lo cual todo el problema termina siendo «qué entendemos por» en lugar de «qué explica mejor que»

Demasiado Ego

No sé cuantas «escuelas» hay en cada disciplina, pero sospecho que no hay 500 formas de ver la oncología, la cardiología o ni siquiera la antropología. Sin embargo, en 2005 Fonagui contó en su libro que ya existían más de 1000 formas de psicoterapia diferente. Si se tiene en cuenta que todas las investigaciones muestran que las técnicas que tienen un efecto terapéutico son muy pocas: la relación terapéutica en sí, la exposición, la meditación, el aprendizaje de habilidades (de autorregulación, ejecutivas, sociales), las reestructuraciones basadas en la metacognición (pensar sobre los pensamientos) y algunas más que me estoy salteando seguro. Tenemos 1000 autores proclamando la autoría de un estilo de psicoterapia que o recambian uno o más de los principios que sabemos que funcionan o que inventan formas de terapia que no funcionan en absoluto. No es muy sensato.

Un buen ejemplo de esto es la «disciplina positiva» que sigue la lógica de las «franquicias» en psicologia, con certificaciones y esas cosas…

No tiene estudios de eficacia, mientras que los programas de entrenamiento a padres clásicos basados en el condicionamiento operante tienen cientos que prueban que funcionan. Sin embargo, esta de moda…

Paréntesis legal: no es necesario certificarse en nada en casi ningun pais del mundo. Desde un punto de vista legal, si tenes matricula podes aplicar un técnica psicológica aunque el autor patalee y si no la tenes no, aunque la disciplina positiva certifique como «facilitadores» a personas que no son psicólogos.

Lo triste viene cuando uno lee el libro: se trata básicamente de las mismas técnicas de modificación de conducta basadas en refuerzo positivo y aversivos sociales (desaprobación parental, pérdida de privilegios; aunque la palabra castigo esta prohibida por cuestiones de márquetin) Mezcla eso con un lenguaje tomado principalmente de la psicología positiva y te garantizas llenar un Luna Park. ¿funcionará esta terapia? es muy probable que si el que la usa, además sabe realmente hacer un análisis funcional, si… Igual de bien que los programas de entrenamiento a padres que empezaron a usarse hace nada mas que 50 años.

No todos los debates son estériles, ni todas las diferencias entre terapéuticas se reducen a egos. A pesar de lo mucho que molesta a los que buscan la armonía, las discusiones entre conductistas y cognitivistas sobre si vale la pena hablar de procesos internos como algo diferente a conductas encubiertas, es un ejemplo de algo que podría parecer semántica pero no lo es. ¿podemos reducir todo lo que llamamos mente a conductas? Los procesos internos son formas de dualismo o renegar de ellos es una forma de reduccionismo. ¿podemos diseñar experimentos para verificarlo?

Las discusiones científicas se diferencian fácilmente de las demás: buscan una explicación más exacta para los datos, no apelan a la autoridad y buscan formas experimentales de ponerse a prueba…

Lo demás son obstáculos para la ciencia, cada nueva teoría que es un refrito de la anterior, cada página escrita discutiendo si una palabra significa lo que significaba el año pasado o ahora significa algo nuevo, todo eso justifica a los escépticos que ven a la psicología como una charlatanería ilustrada.

Artículo publicado en Psicología para Escépticos y cedido para su reubicación en Psyciencia.



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  • Ciencia y Evidencia en Psicología

Dos cambios importantes en el desarrollo cerebral del adolescente

  • 18/03/2020
  • Alejandra Alonso

Un nuevo estudio que fue publicado en Proceedings of the National Academy of Sciences sugiere que, durante la adolescencia, algunas redes cerebrales empiezan a funcionar, permitiéndole al joven desarrollar habilidades sociales más complejas que le servirán para la vida adulta. Sin embargo, este mismo fenómeno supone un riesgo más elevado de enfermedad mental.

Aunque sabemos que durante la adolescencia se producen cambios a nivel funcional y estructural en el cerebro, no es claro cómo madura exactamente la función cerebral al pasar de la adolescencia a la adultez. La descripción de ésta maduración podría ayudarnos a entender mejor algunos cambios a nivel cognitivo y comportamental así como también la vulnerabilidad a trastornos mentales que se dan en esta etapa del desarrollo. Es por esto que un equipo de Cambridge University y University College London llevaron a cabo un estudio en el que participaron 298 jóvenes saludables de entre 14 y 26 años.

La investigación utilizó Imágenes de Resonancia Magnética Funcional (IRMf) de la actividad cerebral de dichos participantes, escaneadas de 1 a 3 ocasiones con al menos 6 meses de separación entre tomas. En cada escaneo, los participantes se recostaban en el escaner para que los científicos pudieran analizar los patrones de conexión entre diferentes regiones cerebrales en un estado de descanso.

Fue así como descubrieron dos grandes cambios en la conectividad funcional del cerebro que se dan en la adolescencia:

  1. Las regiones cerebrales que son importantes para la visión, el movimiento y otras facultades básicas estaba fuertemente conectada a los 14 años y se hacía más fuerte a los 25. Esto fue llamado “patrón conservador de cambio”, ya que las áreas cerebrales que tienen conexiones ricas al principio de la adolescencia, se enriquecen todavía más en la transición a la adultez.
  2. Las regiones cerebrales que son importantes para las habilidades sociales avanzadas (como la teoría de la mente) mostraron un patrón de cambio muy diferente. En el caso de éstas regiones, las conexiones se redistribuyeron durante la etapa de adolescencia: conexiones inicialmente débiles, se hicieron más fuertes y viceversa. A este se le llamo “patrón disruptivo de cambio”.

Al comparar los resultados de las IRMf y otros datos cerebrales, el equipo encontró que las redes de regiones que mostraban patrones disruptivos de cambio durante la adolescencia tenían niveles más altos de actividad metabólica (asociada a remodelación de conexiones entre células nerviosas).

Una de las autoras del estudio, la Dra. Petra Vértes, comenta: “De los resultados de estos escaneos cerebrales, parece que la adquisición de habilidades nuevas, más adultas, durante la adolescencia depende de la formación activa y disruptiva de conexiones entre regiones cerebrales, poniendo nuevas conexiones cerebrales ‘en línea’ por primera vez para desarrollar habilidades sociales y de otro tipo durante el crecimiento.”

El profesor Ed Bullmore, otro de los autores del paper, explica que muchas veces los trastornos mentales se dan por primera vez en la adolescencia, pero no se sabe porqué. Según él, gracias a estos resultados se sabe que hay una remodelación cerebral activa en la adolescencia y que una comprensión más profunda de este desarrollo puede ayudarnos a entender mejor las enfermedades mentales en personas jóvenes.

Por último, el autor principal, Dr František Váša, señala que el trabajo con IRMf es complicado ya que el mínimo movimiento puede corromper los datos obtenidos. Y los adolescentes suelen tener dificultades para quedarse quietos. Sin embargo, el equipo utilizó 3 formas diferentes de asegurarse que sus datos, y por ende sus conclusiones, no se vieran afectados por ese problema y solo se debieran a los cambios en el desarrollo del cerebro.

Referencia del estudio original: Váša, F et al. Conservative and disruptive modes of adolescent change in human brain functional connectivity. PNAS; 28 Jan 2020; DOI: 10.1073/pnas.1906144117

Fuente: University of Cambridge



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  • Ciencia y Evidencia en Psicología

Coronavirus y servicios psicológicos: Cómo proteger a tus pacientes y tu trabajo

  • 18/03/2020
  • David Aparicio

Los gobiernos de muchos países han implementado una serie de medidas (aislamiento social y cuarentena) para reducir el riesgo de contagio del nuevo coronavirus. Dichas restricciones exigen que los psicólogos clínicos se adapten a las restricciones y ofrezcan alternativas para continuar ofreciendo sus servicios. La Asociación Americana de Psicología (APA) ha preparado una breve lista con recomendaciones para proteger a los pacientes y tu trabajo como psicóloga/o:

Haz del autocuidado una prioridad

Cuida tu propia salud y la de tu familia. Como profesionales de la salud muchas veces nos sentimos tentados a priorizar las necesidades de los pacientes, pero es importante recordar de que si estamos enfermos no podremos ofrecer ayuda eficaz. Recuerda que el autocuidado en nuestra profesión es fundamental.

Prepara tus atención clinica

Evalúa como el brote potencial de coronavirus puede afectar tu trabajo. Debido a las restricciones y cuarentenas implementadas es muy probable que muchos pacientes tengan que cancelar su sesión a último minuto. Evalúa si puedes ser flexible con tus políticas de cancelación. Revisa tus finanzas y acuerdos comerciales. ¿Tienes suficientes reservas para cubrir los gastos si experimentas una disminución de sesiones o si te enfermas? ¿Tienes un plan para que alguien maneje las comunicaciones con tus pacientes y pague las cuentas en caso de que te enfermes? Prepara un plan económico que te ayude a sobrellevar la situación.

Utiliza las opciones de telepsicología

¿Cuentas con las aplicaciones y equipo para ofrecer servicios de psicología por medio de llamadas o videoconferencias desde tu hogar u oficina? Si no conoces te recomendamos usar. Algunas recomendadas son:

  • Facetime
  • Skype
  • CITA.IO
  • Google Hangout
  • Zoom

Evalúa con tus pacientes que plataforma usarás para llevar a cabo la terapia. Asegura de tener una buena velocidad de internet, que el micrófono, parlantes (auriculares) y cámara funcionen adecuadamente.

Desarrolla un plan de comunicación con tus pacientes

Determina la mejor manera de mantenerte en contacto con tus pacientes y sus familiares durante la cuarentena. Prepara un aviso que describa como funcionará tu consultorio para que estés preparada/o para hablar con tus pacientes. Revísalo con cada paciente; publícalo en tu página web; sala de espera ; mensaje de Whatsapp o correo electrónico. Incluye información sobre tus políticas de cancelación, procedimientos, etc.

Promueve la higiene en tu consultorio

Mantén un entorno seguro para tus pacientes, colegas y colaboradores. Coloca letreros que promuevan el lavado frecuente de manos, pon desinfectantes y gel alcoholado en salas de espera, oficinas y baños. Visita sitios webs confiables para obtener información sobre cómo prevenir la propagación del coronavirus.

Ayuda a tus pacientes y a la comunidad a manejar la ansiedad

Los constantes informes de noticias sobre el coronavirus pueden incrementar el pánico y ansiedad desmesurada en las personas. Ayuda a calmar el miedo al proporcionar información científica y apropiada a tus pacientes y medios locales. Puedes utilizar las recomendaciones de la APA para mantener la calma y perspectiva durante el brote de coronavirus.

Fuente: APA



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