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Artículos de opinión (Op-ed)

212 Publicaciones

La opinión es una creencia subjetiva, y es el resultado de la emoción o la interpretación de los hechos. Una opinión puede ser apoyada por un argumento, aunque las personas pueden dibujar las opiniones opuestas de un mismo conjunto de hechos. Este artículo representa la opinión del autor y no necesariamente de aquellos que colaboran en Psyciencia.

  • Artículos de opinión (Op-ed)

Sexo, amor y (la incómoda) autoafirmación «Libego»

  • 04/06/2024
  • Gabriel Genise

Por: Jeremy E. Sherman, Ph.D. Traducido y adaptado por Dr. Gabriel Genise y Lic. Thiago Batistuta

Aunque la teoría evolutiva da cuenta de la libido y el romance explica el amor y la unión de pareja, hay algo que no se ha mencionado. El «libego» representa la faceta de afirmación del ego en nuestra búsqueda de sexo y amor. La autoafirmación del ego es una necesidad humana natural, inevitable y, aunque un poco vergonzosa, es universal. Hay paralelismos interesantes entre nuestras actitudes hacia el sexo y el ego. Los pájaros lo hacen, las abejas lo hacen, incluso las pulgas lo hacen. Hagámoslo, enamorémonos. — Cole Porter

Quizás tú también lo has experimentado. Yo sí. ¿Por qué sucede? Hay dos respuestas comunes, pero ninguna cuenta toda la historia. Una es que el amor es un milagro mágico e indescriptible que hace que el mundo gire y que la vida valga la pena. Esta respuesta es perfecta para una cita romántica.



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La otra es más adecuada para encuentros casuales: durante 3.6 mil millones de años, el objetivo de la vida ha sido el éxito reproductivo biológico. Hace unos dos mil millones de años, evolucionó la reproducción sexual. ¡Libido! Está en nuestros genes y pantalones.

He sentido ambas.

La libido fue lo que me interesó en la biología evolutiva. Necesitaba una explicación para mi obsesión irracional de conquistar corazones femeninos. Encontré mi respuesta: provengo de una larga línea de amantes apasionados.

A estas alturas, dudo que la libido fuera todo, o siquiera la mayor parte, de lo que me impulsaba. Mi mayor motivación era mi necesidad de afirmación, mi adicción a lo que llamo «endorfment», el subidón de endorfinas al ser aprobado y verme reflejado de manera afirmativa en los ojos de una mujer hermosa.

Por lo tanto, propongo una distinción. Existe la libido, pero también existe el «libego», la afirmación del ego como un impulsor de todo el complejo de sexo, amor, romance, citas y apareamiento.

Sospecho que el «libego» es un gran impulsor para todos nosotros. Pero claro, lo diría, y no solo como una proyección. Estudio los paralelismos y contrastes entre los humanos y otros organismos, y aquí hay un gran contraste: los humanos manejan bajo la influencia desorientadora y emocional de ideas y conceptos con los que ninguna otra criatura lidia.

Algunos investigadores distinguen la conciencia humana como autoconciencia, pero pocos mencionan que con la autoconciencia viene la autoevaluación. Somos una especie singularmente ansiosa. Me imagino que estamos navegando en aguas turbulentas y furiosas, con pensamientos vertiginosos que podrían ahogarnos en la duda. Lo único que podemos hacer es mantener nuestras cabezas fuera del agua. Abrazar todo tipo de pensamientos que afirman el ego, que nos mantengan a flote, aferrándonos desesperadamente a la vida. Pertenecer a un ser amado, incluso solo por una noche, sería un gran impulso.

No soy una pulga educada, pero he recibido una educación, una educación que otras criaturas no pueden tener y no necesitan. Los humanos nacen indefensos y dependientes de la cultura. Sin aculturación, somos salvajes, apenas humanos. No solo nos amamantamos de los pechos de nuestras madres; nos nutrimos del tesoro cultural de palabras y los pensamientos que generan.

Para ser humanos, necesitamos el lenguaje, pero ¿te has dado cuenta? Navegar por aguas turbulentas bombardeados por ideas es tremendamente desestabilizador: todas las amenazas reales e imaginarias, pasadas, presentes y futuras, y las oportunidades perdidas que podemos concebir a través del lenguaje. Somos Homo sapiens. Vivimos con el miedo crónico de perdernos algo.

Con el lenguaje, podemos imaginar lo ideal y ver dónde nos quedamos cortos. No es de extrañar que necesitemos idealizarnos a nosotros mismos cuando podemos hacerlo. Hay algunas formas sancionadas para hacerlo, y la pareja es una. La religión es otra. Los paralelismos entre ambas son obvios. Enamorarse es como nacer de nuevo, encontrar el cielo, ser concedido la vida eterna destinada a vivir felices para siempre. La música R&B es música gospel con el objeto de amor cambiado, de Dios amado al compañero amado. El sexo es como una oración al amado. La monogamia es como el monoteísmo.

Otras criaturas hacen lo mejor que pueden de manera instintiva sin la carga de las dudas ansiosas que nos atormentan. Detrás de cada esquina acecha algún concepto que amenaza con saltar y debilitarnos. Somos ansiosos y ansiosos por no sentirnos ni parecer ansiosos. Así que no, no decimos «Lo hago por la afirmación». Decimos «Lo hago por el amor verdadero o el sexo apasionado».

Humanos «adictos al like»

Vivimos en una economía de likes sumamente competitiva. Sí, el ego es peligroso, pero no es patológico.

La solución: estatus y pertenencia. El miedo humano de acabar exiliado, abandonado y ostracizado está bien documentado, al igual que la sensación de hundimiento que experimentamos cuando somos rechazados, abandonados o marginados en el juego del apareamiento.

Mirando hacia atrás, no puedo determinar cuánto de mi búsqueda sexual fue debido a la libido versus el ego. Seguramente cambió con el tiempo. Supongo que a mitad de la vida, el libego constituía el 80% de lo que me motivaba. El ego todavía impulsa mucho de lo que hago. No es que me haya retirado de necesitar afirmación. Más bien, lo he trasladado a otros medios, por ejemplo, haciendo videos como este.

Lo que consideramos ego es, en el fondo, la necesidad humana crónica y natural de reafirmación, dado que estamos lidiando con pensamientos turbulentos como ninguna otra criatura. Y nos avergonzamos de ello, por lo que el ego es una palabra tan sucia como el sexo. Hay muchos paralelismos evidentes entre nuestras actitudes sobre la libido y el ego:

  • La libido y el ego son considerados impulsos humanos fundamentales y fuertes.
  • La libido y el ego son difíciles de controlar y pueden volverse peligrosos.
  • Intentamos controlar y ocultar nuestras libidos y egos.
  • Normas sociales fuertes regulan la expresión de la libido y el ego.
  • Los mojigatos hacen campaña para frenar la poderosa marea de la libido. Los ascetas hacen campaña para frenar la poderosa marea del ego.
  • Muchos de estos campañistas luego son expuestos como hipócritas, negando su libido (por ejemplo, sacerdotes) y egos (por ejemplo, gurús) mientras los disfrutan en secreto.
  • Competimos sobre quién tiene más libido (por ejemplo, el mercado de la carne) y ego (por ejemplo, la política). Y sobre quién tiene menos libido (por ejemplo, la mojigatería santurrona) y ego (por ejemplo, la abnegación más humilde).

La masturbación es una de las expresiones más obvias y embarazosas del libego. Al ser sorprendidos en el acto, nos avergonzamos no solo del sexo sino de la fantasía autoafirmativa de que estamos al mismo nivel que nuestros amantes de fantasía.

La masturbación es una gran metáfora para otras actividades momentáneas de reabastecimiento del ego que pueden volverse adictivas y peligrosas, algunas sancionadas socialmente, otras rechazadas como prácticas de almas degeneradas. Sea lo que sea lo que nos impulsa a participar en ellas, nos resistimos a admitir que son terapias de reabastecimiento del ego. Por ejemplo:

  • Compras compulsivas
  • Drogas y alcohol
  • Arreglarse y embellecerse
  • Pertenecer a grupos
  • Fiestas
  • Ser comentarista de sillón
  • Crear memes
  • Criticar
  • Chismear
  • Deportes de espectadores
  • Descripciones autocomplacientes
  • Jugar a ser héroe
  • Jugar a ser dios
  • Jugar videojuegos
  • Identificarse con héroes y antihéroes ficticios.

¿Hay algo más en lo que pueda ayudarte?

  • Artículos de opinión (Op-ed)

El eslabón perdido en los entrenamientos en crianza

  • 03/06/2024
  • Geraldine Panelli

Hace un tiempo que nombró «El eslabón perdido en los entrenamientos en crianza» al aporte que me brinda la ciencia conductual contextual al trabajo con familias. La idea central es que, a menudo, los entrenamientos y la bibliografía sobre crianza se centran en decirles a los padres y madres qué deben hacer en determinadas situaciones o cuál es la mejor manera de actuar frente a los desafíos de la crianza. Sin embargo, existe una notable falta de atención hacia el mundo interno de estos cuidadores, y ese es el verdadero eslabón perdido en la intervención.

En mi experiencia trabajando con familias que enfrentan desafíos en la crianza de sus hijos, me he encontrado realizando planillas de análisis funcional de los comportamientos encubiertos de los papás y mamás en conjunto con ellos. Esto se hace con el propósito de ampliar la conciencia de qué es lo que les sucede en esos momentos de actuar: qué piensan, cómo se sienten, cómo se encuentra su cuerpo. Estas reflexiones nos permiten identificar las barreras internas que les impiden hacer lo que racionalmente saben que es mejor para sus hijos.

En las planillas y respuestas a las que llegamos, encontramos coincidencias en juicios relacionados con cómo son sus hijos, reglas sobre cómo deberían ser y pensamientos de hartazgo y saturación. Al no poder tomar distancia de esos pensamientos y fusionarse con ellos, el resultado final es un conjunto de comportamientos que les brindan una sensación de alivio inmediato (reforzamiento negativo a corto plazo), lo cual aumenta la probabilidad de que vuelvan a actuar de la misma manera en el futuro frente a condiciones similares. A largo plazo, sin embargo, este escape los aleja del tipo de padres y madres que quieren ser, es decir, de sus valores (reforzadores abstractos jerárquicos).



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Tomando como ejemplo un caso clínico, al realizar un análisis funcional con Paula y Juan, encontramos un ciclo recurrente en el que le gritaban fuertemente a su hijo cuando este gritaba y lloraba para conseguir algo tangible. Este comportamiento les hacía sentir culpa y tristeza posteriormente, incluso provocando discusiones entre ellos. Por este motivo, decidieron acudir a consulta.

La conversación clínica fue una gran herramienta para trabajar con ellos desde la Teoría del marco relacional (RFT), utilizando preguntas como:

  • ¿Si este problema no existiera, cómo les gustaría comportarse con su hijo? (Condicional)
  • ¿Cómo han cambiado sus comportamientos como padres desde que nació su hijo hasta hoy? (Temporalidad)
  • ¿Qué cualidades como padres consideran más importantes y menos importantes? (Jerarquía)
  • ¿Cómo piensan que se siente su hijo cuando le gritan? (Perspectiva)
  • ¿Si estuviesen en una filmación, cómo les gustaría verse actuando cuando su hijo se comporta de esa manera? (Perspectiva)

Verlos contestar estas preguntas fue maravilloso. A partir de ahí, logramos establecer un camino de trabajo centrado en valores con continuidad. También trabajamos con una escalera gradual de acciones comprometidas (moldeamiento) para que lograran ampliar la conciencia en el paso a paso de los reforzadores, a veces tangibles y a veces abstractos, a los que accedían como consecuencia de sus actos. Esto colaboró con su compromiso y mayor adherencia a las intervenciones, incluso cuando las mismas presentaban importantes desafíos.

Trabajar con este eslabón perdido realmente mejoró mis competencias clínicas. Antes de conceptualizar desde esta unidad de análisis, me resultaba frustrante brindar indicaciones a las familias basadas en modificación de conducta, ya que muchas veces no eran llevadas a cabo debido a esta barrera en el mundo interno, la cual no estaba abordando adecuadamente. 

La ciencia conductual contextual ha demostrado ser una herramienta valiosa para superar estas barreras. A través de la observación y el análisis funcional, podemos identificar patrones de pensamiento y emociones que interfieren con la implementación de estrategias de crianza eficaces. Este enfoque no solo ayuda a los padres y madres a comprender mejor sus propias reacciones y comportamientos, sino que también les proporciona las herramientas necesarias para hacer cambios significativos y sostenibles en su manera de interactuar con sus hijxs.

Hoy puedo notar en las experiencias que esta mirada es mucho más amable, compasiva y anticapacitista. Trabajar desde este lugar me acerca a quien quiero ser como terapeuta, alineándome con mis propios valores y la posibilidad de entrenar mis evitaciones (reforzamiento negativo). Esto genera en la clínica un aprendizaje tanto para mis consultantes como para mí. La integración de la ciencia conductual contextual en el trabajo con familias no solo mejora la eficacia de las intervenciones, sino que también humaniza el proceso terapéutico, creando un espacio más comprensivo y respetuoso para todxs los involucrados.

El uso de estrategias basadas en valores transversales a las sesiones clínicas, ayuda a los padres y madres a reconectar con sus objetivos y aspiraciones a largo plazo. En lugar de enfocarse únicamente en los problemas inmediatos, se fomenta una perspectiva más amplia que considera el bienestar general de la familia.

  • Artículos de opinión (Op-ed)

¡Nos vemos en la conferencia mundial de la ACBS 2024 en Buenos Aires !

  • 26/04/2024
  • David Aparicio

Estoy emocionado porque asistiré por primera vez a la Congreso mundial de la Asociación de la Ciencia Contextual Conductual (ACBS), la cual se llevará a cabo en Argentina. Este evento tiene un significado especial para mí, ya que, a pesar de no ser argentino, cursé mi licenciatura en Argentina, fundé Psyciencia en este país y fui introducido a las terapias contextuales gracias a varios colegas y amigos que compartieron su conocimiento por medio de artículos que empezamos a publicar en el 2012 cuando todavía ACT no era muy conocida por estos lares. Estoy agradecido por cómo estas conexiones me han acercado al mundo de las terapias contextuales.

La conferencia de la ACBS se llevará a cabo del 25 al 28 de julio 2024 en Buenos Aires, siendo el principal evento que reúne a terapeutas que trabajan desde la perspectiva de la terapia de aceptación y compromiso. Durante el congreso, se ofrecerán ponencias y talleres que potenciarán nuestra labor clínica. Puedes consultar el programa completo de conferencias aquí.

Para registrarte puedes hacerte miembro de la ACBS, esto te dará acceso a recursos clínicos (videos, publicaciones, protocolos, evaluaciones), acceso a la Revista de Ciencias del Comportamiento Contextual ( JCBS ), la posibilidad de unirte a cualquiera de los Capítulos de la ACBS (son como las secciones regionales) y por supuesto un descuento especial para el Congreso Mundial de la ACBS. El precio de la inscripción dependerá de la región en la que te encuentres, pero para Latinoamérica cuesta al rededor de los 349 dólares. Puede parecer un poco excesivo, pero creo que es una muy buena inversión para aprender y pulir las habilidades clínicas de nuestro trabajo en 4 días de entrenamiento intensivo.



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Para mí, este congreso representa una valiosa oportunidad no solo de aprender, sino de compartir con colegas y amigos a quienes admiro profundamente y de quienes he aprendido mucho a lo largo de mi camino como terapeuta. Así que si tienes la oportunidad de asistir a la ACBS y me ves por ahí, no dudes en saludar. Estaré encantado de conectar contigo.

Haz clic aquí para obtener más detalles del Congreso mundial de la ACBS.

  • Artículos de opinión (Op-ed)

Los psicoterapeutas son las personas más afortunadas del mundo

  • 29/11/2023
  • Allen Frances

Un aspecto prácticamente pasado por alto en psicoterapia es el nivel de enseñanza que los pacientes brindan a sus terapeutas, no solo contribuyendo a mejorar sus habilidades terapéuticas, sino también a enriquecer su desarrollo personal. He experimentado algunas de las experiencias más significativas de mi vida durante sesiones de psicoterapia, y algunas de las personas más apreciadas fueron aquellos pacientes con quienes tuve el privilegio de trabajar.

Al inicio de mi carrera, noté que mi comportamiento en las sesiones de psicoterapia reflejaba una versión más positiva de mí mismo en comparación con mis otras relaciones. Experimentaba una mayor empatía y menor egoísmo. Con el tiempo, la labor con mis pacientes contribuyó gradualmente a suavizar los aspectos más desafiantes de mi personalidad, transformándome en un mejor esposo, padre, abuelo, maestro y amigo. Este escrito pretende expresar mi profundo agradecimiento y reconocer la enorme deuda que tengo con mis pacientes. No puedo estar más agradecido, y a continuación, enumeraré algunos de los numerosos regalos que he recibido a lo largo de los años gracias a mi trabajo clínico.

Diez formas en que los pacientes nos hacen mejores personas

  1. Relaciones cercanas: Nuestra capacidad para participar en relaciones cercanas se origina en la naturaleza mamífera innata que interactúa con la crianza temprana. Sin embargo, las experiencias de la vida posterior juegan un papel crucial en aumentar o disminuir nuestra comodidad con la intimidad. La esencia de la psicoterapia radica en formar una alianza terapéutica, que frecuentemente resulta ser terapéutica para ambas partes, enseñándoles cómo sentirse más cómodos acercándose a otras personas.
  2. Empatía: La capacidad de comprender los sentimientos de otras personas y ver la vida desde su perspectiva es en parte innata y en parte cultivada. Sin embargo, ninguna profesión, excepto la psicoterapia, la demanda y mejora tanto. Los músculos de la empatía se fortalecen con la práctica; cada sesión representa una oportunidad para desarrollar y ampliar nuestra habilidad para sentir y expresar empatía.
  3. Valentía: Todos mis pacientes han experimentado vidas considerablemente más difíciles que la mía, que ha sido relativamente fácil. De manera casi uniforme, han enfrentado las circunstancias con coraje y determinación, una fortaleza que no estoy seguro de poder manejar. Nunca me quejaré de los desafíos y decepciones en mi vida, ya que he sido testigo de la gracia mostrada por mis pacientes al confrontar vidas mucho más difíciles.
  4. Honestidad emocional: La mayoría de las personas mienten solo de manera ocasional, pero son escasas aquellas que mantienen una honestidad emocional la mayor parte del tiempo, ya sea consigo mismas o con los demás. Este nivel de sinceridad demanda un esfuerzo considerable y, en la vida cotidiana, no siempre se percibe como esencial. No obstante, la psicoterapia se presenta como una excepción: los pacientes deben explorar, reflexionar y actuar con un grado de honestidad que normalmente no se les exige, y esta franqueza ejerce una influencia significativa en el proceso terapéutico.
  5. Resiliencia: Uno de mis pacientes describió su vida como «derribado ocho veces, levantado nueve veces». Los pacientes son derribados una y otra vez, no solo por las exigencias previsibles de sus vidas externas, sino también por los problemas internos que son el foco del tratamiento. Me ha sorprendido e inspirado ver con qué frecuencia los pacientes se levantan esa novena vez, con problemas aparentemente insuperables y situaciones sin esperanza resultan bien porque tienen el valor de seguir intentándolo y nunca perder la esperanza.
  6. Buenos momentos: La psicoterapia no es siempre complicada; para muchos pacientes, el propósito es maximizar los buenos momentos cada día y mejorar la apreciación de los pequeños placeres de la vida. Esto ha tenido ciertamente un impacto en mí.
  7. Desinterés: Un principio fundamental que orienta la conducta del terapeuta es dar prioridad siempre a los intereses del paciente y nunca actuar de manera egoísta o explotadora, ni siquiera de formas sutiles. Este enfoque también nos impacta, aunque de manera menos marcada, en nuestras relaciones terapéuticas.
  8. Humildad: Trabajar con pacientes me ha enseñado que hay mucho que no sé sobre la vida y las personas, y que en ocasiones digo y hago cosas tontas. También he aprendido que los pacientes suelen perdonar y olvidar fácilmente mis errores mentales, pero encuentran más difícil perdonar y olvidar mis errores emocionales.
  9. Aceptación: Puede sonar trillado, pero participar en psicoterapia con pacientes te brinda la sabiduría para discernir qué es posible cambiar y qué es necesario aceptar, tanto en ellos como en ti mismo.
  10. Gratitud: He experimentado algunos fracasos como psicoterapeuta, con personas que abandonaron el tratamiento sintiendo que no los ayudé. Sin embargo, los pacientes que tuvieron éxito a menudo expresaron su gratitud de manera muy generosa, enseñándome a ser abiertamente agradecido con ellos y con otras personas en mi vida.

Momentos mágicos en la psicoterapia

Los psicoterapeutas son las personas más afortunadas del mundo porque nuestra profesión nos permite participar en tantas relaciones profundamente significativas, hora tras hora, todos los días laborables. Ciertamente, esto hace que la carrera sea exigente, pero también muy gratificante. Y la psicoterapia bien realizada nunca se vuelve rutinaria o aburrida. Siempre debes estar alerta a la posibilidad de que ocurra un «momento mágico», una oportunidad para hacer una gran diferencia en la vida de tus pacientes o para que ellos hagan una gran diferencia en la tuya. Los pacientes no son tus amigos, pero a veces pueden estar, de alguna manera, más cerca, cuando ambos cambian a través de la especial intimidad de la relación terapéutica. Nuestros pacientes pueden ser nuestros mejores maestros. ¡Los míos ciertamente lo han sido!



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Preguntas para reflexión y discusión

  1. ¿Cuáles son tus impresiones sobre la premisa del autor?
  2. ¿Quién entre tus propios pacientes/clientes te ha enseñado lecciones importantes?
  3. ¿Podrías expresar gratitud directamente a un paciente por una lección enseñada alguna vez?
  • Artículos de opinión (Op-ed)

Estoy esperando el turno con mi psicóloga

  • 23/11/2023
  • David Aparicio

Me encantó este meme. Demuestra lo humano y complicado de nuestra profesión. Me hizo recordar cómo hace unos días estaba a punto de iniciar una sesión de terapia y al mismo tiempo esperaba ansiosamente el viernes para tener mi cita con mi psicóloga.

  • Artículos de opinión (Op-ed)
  • Neurociencias

Los psicofármacos podrían abrir una ventana para sacarle más provecho a la terapia

  • 22/11/2023
  • The Conversation

Por Rebecca Price, profesora asociada de psiquiatría y psicología, Universidad de Pittsburgh

Existe un creciente reconocimiento en la comunidad científica de que combinar diferentes enfoques de tratamiento para las condiciones de salud mental puede generar un beneficio mayor que la suma de sus partes.

Como psicóloga clínica e investigadora en neurociencia, he estado trabajando para integrar perspectivas de ambos campos con el fin de ampliar las opciones de tratamiento para aquellos que sufren de depresión, ansiedad y condiciones relacionadas. Diseñar un plan de tratamiento que preste atención cuidadosa a la secuencia y dosis de las terapias biológicas y conductuales podría beneficiar a las personas de nuevas maneras que ninguno de los enfoques podría lograr por sí solo.



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La ansiedad y la depresión son las condiciones de salud mental más prevalentes en todo el mundo. A nivel global, alrededor de 280 millones de personas experimentan depresión, y hasta 1 de cada 3 cumplirá con los criterios diagnósticos para un trastorno de ansiedad en algún momento de sus vidas. Existen numerosas opciones de tratamiento efectivas para ambas condiciones, que incluyen medicamentos, psicoterapia, cambios en el estilo de vida y neuroestimulación.

Médicos y terapeutas recomiendan a muchos pacientes que buscan atención para la salud mental que prueben más de un enfoque simultáneamente, como la combinación de medicamentos y terapia. Esto se basa en la idea de que si respondieran bien a cualquiera de los tratamientos recetados, experimentarían un beneficio neto más rápido o más fuerte que si probaran cada uno de forma secuencial. Sin embargo, históricamente, los investigadores han estudiado cada enfoque de forma aislada. La mayoría de la investigación se ha centrado en comparar tratamientos individuales uno a la vez con un grupo de control, como un placebo de píldora o una lista de espera para psicoterapia.

Neuroplasticidad y tratamiento

Avances recientes en la comprensión científica de la depresión, la ansiedad y otras condiciones relacionadas con el estrés sugieren que los cambios e impedimentos en la neuroplasticidad son contribuyentes críticos.

La neuroplasticidad se refiere a la capacidad del cerebro para ajustarse de manera flexible en respuesta a un entorno en constante cambio; es un componente crucial del aprendizaje. En estudios con animales, los déficits en la neuroplasticidad se observan como cambios en las vías moleculares y neuronales, como una disminución en el número de sinapsis o puntos de contacto entre neuronas, después de un estrés crónico. Estos cambios podrían estar relacionados con los patrones mentales y los síntomas de depresión y ansiedad en las personas, como cuando los pacientes informan una capacidad reducida para pensar, sentir y actuar de manera flexible. También pueden estar vinculados a la forma en que se piensa, recuerda e interpreta la información, sesgada hacia lo negativo.

La investigación ha demostrado que muchos tratamientos biológicos efectivos, como medicamentos y neuroestimulación, pueden mejorar o alterar la neuroplasticidad. Ciertos cambios en el estilo de vida, como el ejercicio regular, pueden tener efectos similares. Los científicos consideran que esto es clave para reducir los síntomas. Desafortunadamente, los síntomas a menudo regresan cuando se interrumpen estos tratamientos. La recaída es especialmente evidente en el caso de los medicamentos. Tanto para los antidepresivos como para los medicamentos más recientes contra la ansiedad, las tasas de recaída comienzan a aumentar poco después de que los pacientes dejan el tratamiento.

Por otro lado, los tratamientos conductuales, como la psicoterapia, introducen nuevas habilidades y hábitos que pueden ser más duraderos. Los beneficios continúan incluso después de que la fase más intensa del tratamiento haya concluido. Las reuniones regulares con un terapeuta a lo largo de varios meses pueden ayudar a muchos pacientes a aprender a enfrentar síntomas negativos y circunstancias de la vida de nuevas maneras. Pero dicho aprendizaje depende de la neuroplasticidad para forjar y retener estos nuevos y útiles caminos en el cerebro.

Los investigadores plantean la hipótesis de que mejorar o modular la plasticidad con una intervención biológica como la medicación no solo puede reducir los síntomas, sino que también puede proporcionar una ventana de oportunidad para que las intervenciones conductuales, como la psicoterapia, sean más efectivas. Intervenciones basadas en el aprendizaje, como la terapia cognitivo-conductual o la terapia de exposición, si se cronometran adecuadamente, podrían aprovechar la mayor neuroplasticidad inducida por las intervenciones biológicas y mejorar los resultados a largo plazo.

Piensa en las vías en el cerebro como carreteras. Los tratamientos biológicos transforman un conjunto de carreteras escasamente conectadas, que consisten solo en algunos caminos muy transitados que representan pensamientos, miedos y hábitos no útiles, en una red más densa de carreteras interconectadas y recién pavimentadas. Los tratamientos conductuales pueden asemejarse a conducir repetidamente por un conjunto específico de nuevas carreteras que conducen a perspectivas más equilibradas sobre uno mismo y el mundo que lo rodea, aprendiéndolas hasta poder transitarlas sin esfuerzo, sin necesidad de GPS. Esto asegura que esas carreteras ahora familiares estarán disponibles para ti en el futuro y te protegerán contra el retorno de la ansiedad y la depresión.

Sinergias en el tratamiento combinado

Diseñar tratamientos combinados para promover explícitamente la sinergia es relativamente nuevo, y hay cada vez más evidencia que lo respalda. Algunos ejemplos específicos son notables.

En primer lugar, algunos estudios han mostrado que la D-cicloserina, un antibiótico utilizado para tratar la tuberculosis, puede hacer que la terapia de exposición para las condiciones de ansiedad sea más efectiva al ayudar a los pacientes a aprender a calmar sus miedos. La D-cicloserina también puede mejorar los efectos antidepresivos de un tipo de neuroestimulación llamada estimulación magnética transcraneal, que estimula las células nerviosas mediante campos magnéticos.

Varios estudios sugieren que combinar la neuroestimulación con enfoques cognitivo-conductuales, como la terapia cognitivo-conductual o el entrenamiento del control cognitivo, puede dar lugar a reducciones a más largo plazo en la depresión y la ansiedad.

De manera similar, dosis bajas de ketamina, un medicamento utilizado en la anestesia general con efectos antidepresivos rápidos, pueden utilizarse para «iniciar la bomba» para un nuevo aprendizaje útil. Un estudio que mi equipo y yo realizamos encontró que los ejercicios diarios en computadora de 30 a 40 minutos durante cuatro días después de una sola dosis de ketamina llevaron a un aumento de nueve veces en la duración de los efectos antidepresivos, es decir, 90 días de síntomas reducidos, en comparación con la ketamina sola, que produjo 10 días de síntomas reducidos.

Finalmente, hay un creciente interés en el uso de otros medicamentos con propiedades psicodélicas para ayudar en la psicoterapia. Los beneficios terapéuticos de realizar estas terapias asistidas con psicodélicos bajo supervisión médica se atribuyen a los efectos rápidos de aumento de la neuroplasticidad y alteración de la conciencia de drogas como el psilocibina y el MDMA. Los investigadores creen que estos efectos a corto plazo fomentan nuevas perspectivas e ideas que los psicoterapeutas pueden ayudar a los pacientes a integrar en su visión del mundo permanente.

Existe un gran potencial en las formas guiadas por la neurociencia de combinar tratamientos. Sin embargo, es importante tener en cuenta que diferentes enfoques de tratamiento ocasionalmente pueden actuar en contra unos de otros, disminuyendo los beneficios a largo plazo de la psicoterapia sola. Por ejemplo, un estudio sobre el trastorno de pánico encontró que los pacientes que aprendieron técnicas de psicoterapia mientras tomaban medicamentos ansiolíticos tenían una mayor probabilidad de recaída después de suspender su uso en comparación con aquellos que recibieron solo psicoterapia.

Se necesitan ensayos clínicos cuidadosamente diseñados y seguimientos a largo plazo para comprender completamente cómo combinar lo biológico y lo conductual para desarrollar tratamientos que sean eficientes, accesibles, seguros y duraderos.

Artículo publicado en The Conversation y cedido para su republicación en Psyciencia.

  • Artículos de opinión (Op-ed)

El vaivén de la aceptación

  • 27/09/2023
  • Fabián Maero

¿Cómo harías vos si estuvieras en mi lugar? –me pregunta un amigo que está pasando por un momento difícil, sabiendo que en lo inmediato las cosas van a empeorar antes de mejorar. Mi amigo pertenece a mi oficio, así que no me está preguntando por técnicas. Me está preguntando qué haría con tanto dolor yo, que he recibido mi porción de sufrimiento, como todos.

Puedo darte dos respuestas –le digo– la profesional y la personal. La primera es que lo aconsejable es aceptar incondicional y radicalmente el dolor. Es, después de todo, el postulado de todos los modelos psicoterapéuticos que lidian con estas cuestiones.

La respuesta personal, sin embargo, difiere. Cierto fundamentalismo de la aceptación quiere que toda evitación sea considerada como problemática. La verdad es que a cada dolor que me ha tocado lo he atravesado con un vaivén: aceptar de a ratos, evitar de a ratos –un vaivén entre contacto y alejamiento, como un barco en un mar tormentoso inclinándose a babor y estribor. Dejarme atravesar por el dolor una parte del tiempo, distraerme con un libro o la compañía de mis amistades el resto del tiempo.



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Entiendo las razones del fundamentalismo de la aceptación: es tan ubicua y poderosa la presión social y cultural para distanciarse de todo dolor que a menudo es necesario desplegar una fuerza igualmente terca e indoblegable en la dirección opuesta. Sobrecorregir, si se me perdona el desagradable neologismo, es algo con frecuencia necesario en psicoterapia cuando se lidia con años o décadas de práctica en evitar.

En un mundo de estridentes y rotundos blancos y negros, lo matizado y sutil tiende a quedar ahogado.

Pero atravesar un dolor, como todo en la vida, es una cosa de matices, de gradaciones, de un cierto vaivén. Las cosas que duelen imponen un peaje de dolor a pagar, pero a veces puede ser más gentil pagarlo de a poco. Acercarse y hacerle lugar, tomar distancia para recuperar fuerzas, acercarse nuevamente, buscar un abrazo comprensivo que distraiga y ayude a pasar el día, y así. El vaivén que nos saca del barro.

La compasión también requiere flexibilidad suficiente para acompañar el vaivén que esta persona, en este momento, bajo estas circunstancias, es capaz de desplegar frente a este dolor.

Artículo publicado en Grupo ACT y cedido para su republicación en Psyciencia.

  • Artículos de opinión (Op-ed)

Adolescencia, filtros de belleza y la salud mental

  • 05/09/2023
  • Federico Lande

Hace unos meses dicté una serie de seminarios acerca de la influencia que las redes sociales tienen en la percepción de belleza. 

Profesionales allí presentes, la mayoría del área de la estética y la belleza, mencionaron lo que estaban observando en sus consultorios: una ola de pacientes que demandaban verse igual, en la realidad, a cómo se lucían en sus fotos de Instagram. Una de ellas comentó que una adolescente fue a la consulta porque sus amigas le decían que tenía que parecerse más a la que se mostraba en las redes, porque ahí era más linda.

Los filtros de belleza, en especial los faciales, representan el uso más popular y extendido de Realidad Aumentada (RA) y posibilita que cada vez haya más y mejores aplicaciones para modificar o editar un cuerpo. Aparecieron por primera vez en Snapchat en 2015, y son una extensión del fenómeno de las selfies. En aquel entonces los usuarios podían ensayar usar una especie de disfraz virtual, como por ejemplo, decorarse unas partes de la cara o parecer un animal. Lo que antes parecía un juego, hoy, monta un escenario que permiten representar ideales, casi siempre inalcanzables: satisfacer el ideal de belleza. 



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Pasando por un conjunto de selecciones personales, sociales y técnicas la imagen que construimos en las redes sociales no es ingenua.  En el caso de los y las adolescentes, que todavía están descubriendo quiénes son, se han convertido en la puesta a prueba de muchas de las herramientas de RA que distorsionan el cuerpo. Para ellos navegar entre su imagen digital y analógica, podría ser especialmente complicado. Y todo eso está ocurriendo casi sin supervisión. 

Los investigadores aún no saben qué impacto puede tener el uso prolongado de la RA, pero sí saben que existen riesgos concretos. 

Como vemos en los consultorios, lo que empezó como un juego para jóvenes (y no tan jóvenes  podría potenciar una ola de dificultades emocionales asociadas por ejemplo, a la dismorfia corporal, un trastorno que se caracteriza como la preocupación excesiva por defectos en la apariencia física (puede ser la nariz, la boca, el abdomen) que generalmente son irrelevantes o inexistentes, pero que son percibidos por quien los sufre y repercuten en sus actividades sociales y ocupacionales. En ocasiones, puede traer aparejados trastornos alimentarios.

En un discurso dirigido a los inversores en febrero de 2021, el cofundador de Snapchat, Evan Spiegel, expresó: «Nuestra cámara ya es capaz de hacer cosas extraordinarias. Pero la RA es la que está impulsando nuestro futuro». Spiegel se refiere a los filtros como «un servicio». Por ejemplo uno de los últimos filtros de TikTok, Bold Glamour, se convirtió en el más viral de la red. Muchos usuarios se han expresado con enojo tras comprobar el cambio tan radical de la imagen que provoca el filtro  y están compartiendo sus opiniones en cientos de vídeos cuestionando si ya se está llegando a límites que rozarían hasta la ilegalidad.

No creo que haya que tener un título universitario específico para darse cuenta de que algo podría no ser saludable. Es nuestra tarea como profesionales hablar de lo que supone usar los filtros de forma abusiva. 

Tal vez la solución no sea prohibir estos filtros, sino educar a los adolescentes para que hagan un uso saludable de estas aplicaciones. Lamentablemente dudo que aún seamos capaces de entender cómo los filtros afectan la percepción que tenemos de nosotros mismos. Pero vale la pena no banalizarlos.

  • Artículos de opinión (Op-ed)

Por qué no podemos ser cognitivos y contextuales al mismo tiempo

  • 17/05/2023
  • Geraldine Panelli

Durante mi experiencia como psicóloga fuí pasando por diferentes formaciones, capacitaciones, enfoques teóricos, etc. En un principio me sonaba bien ser terapeuta conductual, cognitiva y contextual; éramos todos TCC una C más una C menos, en ese momento era el grupo que hacia terapias basadas en la evidencia, parecido a una especie de secta en donde pocos entraban.

Hasta que en un momento empecé a reconocer en mí misma persona haciendo terapia ACT como consultante, que esto era bastante complejo, más bien que todo lo que había estudiado en la carrera de grado poco encajaba con mi mirada de salud – enfermedad. A veces está bien no resistir archivo (lo escuché en un podcast hace poco) porque eso quiere decir que nos cuestionamos, transformamos, movemos. La misma ciencia muta, no está quieta; por qué nosotros tendríamos que quedar atados a una parte de todo el movimiento.

En este recorrido, donde literalmente mi mente se abre, empecé a notar que algunas cosas de las que había estudiado no coincidían con las habilidades que iba desarrollando en mi propia terapia y empecé a curiosear cada vez más que aleja a las ciencias contextuales de las cognitivas.



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Realmente creo que hoy coincidimos la mayoría de lxs psicóloguxs que trabajamos desde las prácticas basadas en la evidencia, que la ciencia básica puede explicar cada proceso, herramienta o habilidad que se trabaja desde cualquier modelo; pero lo que cambian son los objetivos de las mismas dependiendo de la mirada del mundo y de la concepción de la salud / enfermedad de las corrientes terapéuticas.

Dentro del repertorio de comportamientos que desarrollan las personas gracias a las intervenciones terapéuticas podemos observar cambios sustanciales en sus vidas; estos cambios mejoran su calidad de vida, pero la gran pregunta que se abre es ¿a qué dirección apuntan esos comportamientos aprendidos?.

Es acá donde podemos encontrar las diferencias entre las ciencias cognitivas y las contextuales. Sin pensar que una es mejor que la otra, simplemente poder pensar que son rutas que apuntan a destinos distintos.

¿Los comportamientos apuntan a controlar las emociones, cambiar los pensamientos, discriminar esquemas internos que funcionan “mal”, promover la evitación del sufrimiento a través de la eliminación de los síntomas; entendiendo la salud mental desde el modelo médico hegemónico, donde la explicación al comportamiento humano es causal, “actuó de determinada manera por lo que siento o pienso” y el sufrimiento se percibe como enfermedad a curar?

O, por el contrario, ¿los comportamientos apuntan a relacionarnos con nuestra parte interna de forma correlacional, es decir discriminar nuestras emociones, pensamientos, impulsos; entendiendo que podemos responder a los mismos de formas diversas, promoviendo las que nos acerquen a lo que es valioso para nosotros mismos, en lugar de a los que eliminan esas sensaciones internas? Además en esta dirección, se entiende el sufrimiento inherente a la condición de humanidad, teniendo una mirada macro donde no hay un mal funcionamiento individual sino un contexto a tener en cuenta. Desde esta mirada el contexto es el entorno, el medio en donde se vincula una persona; la misma persona como ser socio verbal y lo que sucede dentro de su piel y la relación terapéutica.

Si conoces de modelos cognitivos o contextuales espero que hayas podido discriminar cuál de los párrafos anteriores coinciden con su mirada de mundo.

Podemos explorar un poco más en detalle.

Por un lado, el modelo cognitivo utiliza herramientas de los procesos básicos del conductismo radical; sumando intervenciones cognitivas propias como por ejemplo la reestructuración cognitiva, para trabajar sobre los comportamientos encubiertos, también llamados privados. Utiliza la metáfora del procesador de una computadora para modelar la idea del problema en el interior de la o él consultante. Mediante registros diarios, ejercitaciones y hojas de práctica enseña al consultante a identificar estas cogniciones (pensamientos, emociones, sentimientos, etc.) que son vistas como las causas del sufrimiento y el principal objetivo es el cambio de los mismos.

Por otro lado, los modelos contextuales tienen sus raíces en el conductismo radical, contextualismo funcional y en la teoría de los marcos relacionales (RFT). Utilizan diferentes herramientas específicas dependiendo de qué terapia se realice, pero apuntan a la adquisición de habilidades que permitan la generalización de repertorios que promuevan una vida hacia los valores del consultante. En relación a los eventos privados indeseados o síntomas, no son cuestiones a sanar; más bien son vistos como visitantes transitorios que vienen y van, el objetivo principal es ampliar el repertorio de comportamientos que nos acerquen a la vida que queremos tener a pesar de su presencia.

Una curiosidad a tener en cuenta es que hay términos que se repiten o parecen parecidos entre los diferentes modelos de terapias. Es por esto que tenemos que conocer las diferencias y ver cual es el objetivo de la intervención a realizar. Podemos ver algunos ejemplos, por un lado la palabra aceptación en ACT tiene una definición distinta a la misma palabra desde DBT, la primera refiriendo a la aceptación de lo que sucede dentro de la piel y la segunda radicalizada, pensando en el contexto externo a la persona que no puede cambiar. Por otro lado, mindfulness tiene una sola definición pero la función en ACT es totalmente contraria a en DBT. Como ven podríamos ir seleccionando habilidades, incluso la reestructuración cognitiva y usarla con una u otra función en relación a nuestra visión de mundo.

Podemos equivocarnos mil veces, hipotetizar la función que queremos que tengan las habilidades cuando las enseñamos y que salga lo contrario. Hacer una intervención creyendo ir en una dirección y que de repente darnos cuenta que resulta en otra. Lo importante es poder ser conscientes en la conceptualización de los casos y la planificación de nuestras intervenciones de cual de estos destinos son el norte para nosotrxs, pero sobre todo para nuestxs consultantes.

  • Artículos de opinión (Op-ed)

8 mitos sobre la felicidad

  • 19/01/2023
  • Laura Ruiz

¿Alguna vez te has preguntado qué es la felicidad? Seguramente, es aquello que todos aspiramos llegar a tener, pero a pesar de ser un aspecto común de los seres humanos, su definición varía en gran medida en función de lo que es nuestra propia percepción y concepto de ser felices. 

Lamentablemente, en torno a la felicidad se han creado varios mitos que conviene derribar. Hemos resumido algunos de los más notorios. Algunos de ellos son descritos por Sonja Lyubomirsky, investigadora graduada en la Universidad de Harvard y Doctora en Psicología Social por la Universidad de Stanford (Estados Unidos), en su libro “La ciencia de la felicidad” (2008).

1. Hay que ser felices todo el tiempo

Este mito ha causado muchos problemas y malestares a muchas personas a lo largo del tiempo, y es que a muchos nos han querido vender la idea de que hay que estar siempre felices para ser exitosos en la vida, pero esto es algo simplemente irreal. 



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La felicidad no es un estado continuo, y es parte de nuestra cualidad humana experimentar toda una variedad de emociones y sentimientos a lo largo de nuestra vida. Pensar en que siempre seremos felices es simplemente absurdo. Ser sanos es permitirnos también sentirnos mal, y no pasa nada. 

2. Tenemos que conseguir ciertas cosas para ser felices

La felicidad es un estado, no un lugar al cual llegar, y este mito ha sido uno de los que más ha perdurado en el tiempo, pues nos han hecho creer que debemos tener o lograr ciertas cosas en la vida para ser felices. Y es entonces cuando pasamos toda nuestra existencia en una carrera contra el tiempo por lograr todo eso para ser por fin “felices”.

Pero la felicidad no se basa en cosas materiales, se basa en el agradecimiento y en nuestra capacidad de disfrutar y valorar lo que tenemos. Y no solo nos referimos a lo material, sino también a las relaciones interpersonales y a la autopercepción de nosotros mismos. 

3. La felicidad está “ahí fuera”

Otro falso mito de la felicidad muy relacionado con el anterior. Como decíamos la felicidad en realidad no es algo tangible, algo que se busque y se encuentre, que se pueda tocar. Por ello, al no ser algo que se busca y se encuentra, no tiene sentido esperar que ocurran ciertas cosas para lograr ese estado de felicidad. 

Porque la felicidad es efímera, es un momento puntual tomando café con tu mejor amigo, es una sensación de ilusión al ver esa persona que hace mucho que no vemos… son momentos, sensaciones, estados… es algo impermanente que, tal y como viene, se va. 

Y además, no depende tanto de las cosas de fuera, sino de nuestra ya mencionada capacidad para ser felices, para automotivarnos, para apreciar las pequeñas cosas y, en definitiva, para ser capaces de asombrarnos con la belleza de la vida.

4. Si no eres feliz estás mal

Afirmar esto es reducir mucho la realidad, simplificarla demasiado. ¿Realmente estar mal es sinónimo de ser un infeliz? Además, lo cierto es que muchas veces nos han hecho creer que no es normal no sentirse feliz y que debemos serlo siempre para estar bien, pero esto es simplemente irreal. Como seres humanos complejos que somos, con cualidades biopsicosociales, hay muchos factores que juegan un papel en nuestra sensación de bienestar.

No pasa nada malo si nos sentimos mal algunas veces, si estamos tristes, molestos o frustrados. Es simplemente parte de lo que somos, de nuestra naturaleza, y eso no significa que hayamos fracasado en ese propósito absurdo de querer ser siempre felices. 

5. La felicidad conlleva solo emociones positivas

Lo cierto es que la alegría y la tristeza pueden convivir, y que esto no es incompatible con la felicidad. La realidad es que un estado de felicidad puede aparecer cuando logramos ir resolviendo diferentes situaciones diarias o puntuales. 

Pero para poder afrontar este reto, serán también necesarias nuestras emociones “negativas” (o más bien, emociones menos agradables de transitar), como el miedo, la tristeza o la rabia. Por lo tanto, para ser felices sí son importantes las emociones positivas, pero también el hecho de poder transitar y acoger las “negativas”, ya que ellas también nos guían, y tienen su sentido y función.

6. No se puede ser feliz e inteligente al mismo tiempo

La literatura está llena de autores que han preservado la idea de que a mayor conocimiento o inteligencia menor es la capacidad de ser felices, asociando la idea de la felicidad a una profunda ignorancia que nos hace no ser conscientes de todo a nuestro alrededor.

Pero esto no es cierto, bien puedes ser una persona inteligente y feliz, pues la felicidad no está supeditada al nivel de conocimiento que tenemos. Podemos ser inteligentes, tener mucho conocimiento y aún así, tomar la valiente decisión todos los días de buscar el lado positivo de las cosas y de ser agradecidos por lo que tenemos. 

7. La felicidad: se tiene o no se tiene

Otro mito asociado a la felicidad. Muchos tienen la idea de que “nacemos felices o infelices”, como si esa felicidad dependiera de la genética. Lo cierto es que el ser humano, por naturaleza, tiene la capacidad intrínseca de ser feliz, y que esto depende de sí mismo (lógicamente, junto a las circunstancias de su vida). 

Pero es un mito esto de que hay personas que no pueden ser nunca felices. Sin embargo, también es importante saber que ser feliz conlleva esfuerzo, dedicación y una actitud positiva hacia la vida. Y es que, la fuente de la felicidad la podemos encontrar en la forma en la que tenemos de comportarnos, en cómo pensamos y en las metas que nos planteamos en la vida.

8. El que no es feliz, tiene algún defecto

Todos pasamos épocas complicadas en nuestra vida, y esto no nos quita la capacidad de ser felices, aunque sí pueda dificultar este estado de bienestar. Sin embargo, esto no significa que haya algo malo en nosotros, que tengamos alguna tara o defecto. 

No somos débiles por no ser felices todo el tiempo. Y de hecho, necesitamos poder reconocernos como seres vulnerables que somos para poder pedir ayuda cuando la necesitemos y recuperar estos momentos de bienestar y paz.

“La felicidad aparece cuando lo que piensas, lo que dices y lo que haces están en armonía”, Gandhi.

Referencias:

  • Lyubomirsky, S. (2008). La ciencia de la felicidad. Un método probado para conseguir el bienestar. Editorial Urano.

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