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Publicaciones por etiqueta

ACT

76 Publicaciones
  • Exclusivo para miembros de Psyciencia Pro
  • Salud Mental y Tratamientos

Cuando el paciente está fusionado con ideales religiosos

  • 08/04/2021
  • Equipo de Redacción

Tips para psicoterapeutas, es una sección con recomendaciones breves para ayudar a terapeutas que enfrentan dificultades en la consulta o se encuentran estancados en algún proceso del tratamiento. Puedes leer todos los artículos aquí.

Artículo publicado en Psychwire por el Dr. Russ Harris, profesor de ACT de renombre mundial y autor del bestseller La trampa de la felicidad.

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  • Análisis

Aportes de las terapias de tercera generación a la orientación a padres de niños con conductas disruptivas

  • 11/03/2021
  • Javier Mandil

Entre tantas, hay dos tipos de justificaciones para que las llamadas terapias de tercera generación hayan acrecentado su diseminación en los últimos años, incluso en áreas especializadas como la clínica infantojuvenil: las buenas razones y las excelentes razones.

Las buenas razones están dadas por la notable circunstancia de que, aun ante la relativa juventud de estos enfoques se haya recopilado evidencia suficientemente competitiva para que numerosos profesionales elijan estos abordajes de acuerdo a las características que contextualizan los motivos de consulta, la idiosincrasia de sus consultantes y sus propias preferencias.

Las excelentes razones están dadas por su promisoria implementación, ya sea en manera aislada o combinada con otros enfoques para el tratamiento de problemáticas insuficientemente abordadas y/o en relación a las cuales los modelos tradicionales han presentado dificultades (Levin, Krafft y Twohig, 2020).

Dado el impacto de las conductas disruptivas de los niños para los propios consultantes, sus familias y los entornos educativos, en este artículo nos vamos a enfocar en las excelentes razones para la implementación de enfoques derivados de diferentes modelos contextuales y de tercera generación, en manera complementaria a la orientación a padres de niños de 6 a 12 años que presentan conductas disruptivas.

A pesar de la eficacia ampliamente corroborada de los programas de orientación a padres basados en la psicoeducación y en las técnicas de modificación comportamental, sabido es que no todas las familias parecen beneficiarse de estos abordajes al presentar ciertas complejidades (por ejemplo la presencia de psicopatología parental, o de conflicto crónico familiar y demás vulnerabilidades en los entornos de referencia) y que en numerosos casos se registran dificultades para la generalización y la manutención de las mejorías logradas en los tratamientos (Ollendick y King, 2012). Estas últimas circunstancias suelen deberse a que frecuentemente las familias atraviesan periodos de crisis, reorganizaciones y modificaciones en las prioridades que dificultan la puesta en práctica de las competencias efectivas. En este sentido, lidiar con las vulnerabilidades propias y con el impacto de configuraciones contextuales complejas, que parecen habituales en épocas contemporáneas, parecen ser los desafíos adicionales que enfrentan los padres para el abordaje de las conductas disruptivas que afectan a sus hijos (Whittingham y Coyne, 2019).

Ya desde las más tempranas revisiones, desarrolladas entre otros por Hayes y Greco (2008), los especialistas han definido a los abordajes de tercera generación en la clínica infantojuvenil especialmente en relación con dos características: la promoción por parte de los grupos familiares de la aceptación y de la toma de perspectiva en relación a las experiencias psicológicas dolorosas.

Tomando en cuenta que, ya sea por el propio impacto de los problemas de conducta graves y/o crónicos y/o por las vulnerabilidades psicológicas personales y/o propias de las redes de apoyo, las figuras parentales podrían enfrentar barreras cognitivas y emocionales para la incorporación de competencias orientadas a la crianza efectiva, es lógico que los componentes aditivos aportados por enfoques como el mindful parenting, ACT y DBT estén mostrando resultados prometedores (Coyne et al., 2011; Whittingham y Coyne, 2019). En sintonía con estas perspectivas, procederemos a hacer una breve revisión de algunas de sus principales contribuciones a continuación.

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Mindful parenting: Hacia una parentalidad consciente

El mindfulness es la adaptación occidental, aplicada a la psicoterapia, la promoción y la prevención en salud mental, de prácticas derivadas de la meditación vipassana y otras tradiciones budistas. Consiste en una forma particular de orientar la atención, en manera abierta, prescindiendo de juicios y de valoraciones a la experiencia presente. La misma implica a los fenómenos del entorno así como a los eventos psicológicos, incluyendo los pensamientos, emociones y sensaciones dolorosas que adquieren un valor informativo respecto a la relación de la persona con su experiencia integral en contexto (Kabat-Zinn, 1991).

De acuerdo a Bishop et al. (2004), el mindfulness puede definirse a partir de un modelo de dos componentes que involucra:

  1. La auto regulación de la atención, descripta como el contacto con el momento presente, percibiendo en manera consciente a los eventos psicológicos y a nuestro entorno inmediato.
  2. Una orientación particular hacia la experiencia presente, advirtiendo lo que pensamos y sentimos sin intentar cambiarlo, sino simplemente observándolo con curiosidad y aceptación.

La base conceptual para la utilización de estas prácticas es que nuestra tendencia a involucrarnos en manera automática en múltiples tareas y procesos de resolución de problemas, suele llevarnos inadvertidamente a la valoración y comparación de los eventos con la experiencia pasada o al desarrollo de múltiples escenarios posibles en relación al futuro. En este sentido, la propensión a la rumia y a la preocupación incrementa el impacto psicofísico del estrés y afecta nuestro desempeño interpersonal en diferentes situaciones.

Una de las implementaciones más tempranas del mindfulness en el ámbito de la salud mental ha sido la parentalidad consciente o mindful parenting, que consiste en la práctica de la atención consciente por parte de las figuras parentales en la crianza. De acuerdo a Kabat-Zinn y Kabat-Zinn (1998), la parentalidad consciente tiene efectos beneficiosos para los niños y sus cuidadores en situaciones diversas. La exposición a situaciones estresantes cotidianas, crisis familiares y sociales y/o al impacto de problemas psicológicos crónicos suele incrementar el estrés, la auto y heterocrítica y la desregulación emocional en los padres, dificultando su contacto con la experiencia presente, la adopción de la perspectiva de los niños y el ejercicio efectivo de las competencias parentales.

En contrapartida, considerable evidencia sugiere que el mindfulness puede asistir a las figuras parentales en la elección de prioridades, la focalización en el momento presente, en un incremento del “darse cuenta” de su participación en las interacciones con sus hijos, en el desarrollo de la empatía y en el incremento de la presencia emocional en la vida familiar (Fuller y Fitter, 2020).

Por estos motivos se han investigado los efectos positivos de adaptaciones de programas de entrenamiento en atención plena, implementados junto a las figuras parentales de niños con desordenes psicológicos y discapacidades (Singh et al., 2006) y particularmente en manera combinada con protocolos de orientación a padres para el manejo de la conducta oposicionista (Whaller, Rowinsky y Williams, 2008).

Los programas de orientación a padres para el manejo de las conductas disruptivas en niños, acreditan diferentes versiones con solido soporte empírico. Sus componentes esenciales incluyen el brindar información a los padres sobre las dificultades enfrentadas por los hijos, sobre el desarrollo de un vínculo de apego saludable, sobre la implementación de la atención positiva y el manejo de las consecuencias conductuales (Ollendick y King, 2012).

Algunas prácticas típicas de atención plena, posibles de ser integradas a los programas de gestión comportamental, podrían incluir redirigir la atención hacia situaciones neutrales en el presente, el llamado mindful S.T.O.P. —acrónimo ingles de “parar, respirar, observar que ocurre con relación a la experiencia presente y luego actuar con consciencia plena”–(Phang, Keng y Chiang, 2014), así como el “surfear las urgencias”. En este marco, el término “urgencia” se utiliza para identificar las sensaciones asociadas a los actos impulsivos, cuya observación atenta incrementa la capacidad de las figuras parentales para decidir en manera consciente diversos cursos de acción constructivos ante los conflictos y las crisis (Singh et al., 2019; Fuller y Fitter, 2020).

De acuerdo a investigadores en el área, si al entrenamiento en habilidades para la crianza se le adicionan los efectos beneficiosos del mindfulness orientados a la transformación de la relación de las figuras parentales con sus experiencias psicológicas y con el entorno, es razonable que diversos estudios muestren resultados superiores a los tratamientos tradicionales, tanto referentes a mejorías en los repertorios conductuales de los niños como en indicadores relativos a la salud mental y a la calidad de vida de sus cuidadores (Blackledge y Hayes, 2006; Fuller y Fitter, 2020).

ACT y el desarrollo de la flexibilidad psicológica y vincular

La terapia de aceptación y compromiso (ACT), define al sufrimiento psicológico como una paradoja intrínseca al ser humano: Dada nuestra capacidad de utilizar al lenguaje para el desarrollo de categorías, clasificaciones, formas de organización y de predicción, tendemos a fusionarnos con los juicios y valoraciones que adjudicamos a la experiencia. Así mismo, dado que en nuestra particular relación con los eventos privados, solemos tratar a los pensamientos, emociones y sensaciones dolorosas como problemas a resolver, tendemos a intentar evitarlos, prolongando e intensificando a mediano plazo el sufrimiento (Hayes, Strosahl y Wilson, 1999).

En coherencia con estas perspectivas, ACT focaliza el abordaje de los motivos de consulta con relación a procesos transdiagnósticos centrales involucrados en el sufrimiento psicológico. En este sentido, Coyne et al. (2011) explican que, en los problemas relacionados con conductas disruptivas poco respondedores a los tratamientos tradicionales, es posible observar una tendencia a la fusión cognitiva por parte de las figuras parentales con las experiencias psicológicas dolorosas evocadas por las situaciones conflictivas (como por ejemplo las autocríticas, sobre exigencias, juicios y valoraciones de la identidad del niño) y la recurrencia de repertorios de acciones orientados por la evitación experiencial. Entre estos últimos, es frecuente observar en la clínica un abanico diverso de reacciones, que abarcan la inconsistencia en la implementación de las habilidades de crianza, el distanciamiento físico y/o psicológico respecto al niño, la multiplicación de repertorios destructivos asociados al enojo secundario, entre otras.

Por estos motivos podemos ubicar, en desarrollos como los de Coyne y Murrell (2009), Backen Jones et al. (2016) y Whittingham y Coyne (2019), ciertos principios nodales basados en la Terapia de Aceptación y Compromiso, que operan sobre estos procesos en manera combinada con los programas de orientación a padres:

  • Procedimientos basados en la integración de la teoría del apego y la teoría del aprendizaje: Aunque por razones históricas de filiación escolástica y poca comunicación entre paradigmas, la teoría del apego y la teoría del aprendizaje han ofrecido propuestas aparentemente contradictorias acerca del desarrollo evolutivo y respecto a las recomendaciones para el abordaje de las conductas disruptivas, hoy suelen reconsiderarse sus aportes en manera interactiva. Desde esta perspectiva, se conceptualiza al apego como un vínculo promotor del desarrollo socio-emocional organizado a partir de un sistema de intercambio de señales entre niños y cuidadores, que tiende a estabilizarse a partir de aprendizajes sucesivos. Esto tiene consecuencias de importancia para la clínica: el enriquecimiento de los vínculos que promueven la conexión filial a la vez que la exploración graduada, posibilita el desarrollo de la perspectiva interpersonal, la regulación de las emociones y la ejercitación de repertorios parentales sensibles y efectivos; por ejemplo, el retiro de reforzadores orientado a favorecer la extinción de las conductas problemáticas, llevado a cabo en manera compasiva por parte de los cuidadores, así como la sintonía y la atención plena al reforzar los repertorios constructivos.
  • Desarrollo interactivo de competencias psicológicas y vínculos flexibles:La base conceptual de estos aportes, sustentada en el contextualismo funcional y en la teoría del apego, favorece la descripción de correlaciones fluidas entre el desarrollo de la flexibilidad psicológica parental, la sensibilidad y sintonía en el vínculo filial y la progresiva promoción de la flexibilidad psicológica en los niños. Vale decir, al conceptualizar desde ACT a la interacción entre padres e hijos, podemos entender a la flexibilidad psicológica como una propiedad emergente del contexto familiar.

Con este criterio es posible considerar que, al desarrollar esa apertura curiosa a las experiencias privadas dolorosas que es la aceptación por parte de los padres, aumentan las probabilidades de que se favorezca a su vez la aceptación de las experiencias dolorosas interpersonales y del niño en sí mismo. Una vez más, será de suma importancia señalar en este contexto que aceptación no significa sumisión, pasividad ni resignación. Consiste en cambio en la toma de contacto abierta con las experiencias, como paso previo para el accionar consciente y comprometido.

Así mismo, al promover defusión se flexibiliza la relación de los padres con sus pensamientos, emociones y sensaciones dolorosas, reduciendo el impacto de las mismas sobre el ejercicio de las competencias parentales, favoreciendo de esta forma el seguimiento flexible de las reglas lingüísticas y el desarrollo de la sensibilidad contextual por parte de los niños.

En coincidencia con las propuestas de la teoría del apego, el contacto con el presente por parte de las figuras parentales, favorece la sensibilidad al repertorio de señales intercambiado en el vínculo, la regulación de la emoción expresada en el entorno familiar, así como el progresivo desarrollo de habilidades de autorregulación por parte del niño.

Finalmente, el desarrollo del yo contexto, al promover un sentido de identidad como contexto estable de observación y participación, da lugar al ejercicio de perspectivas flexibles sobre los participantes, la diada y el vínculo filial. La capacidad de los padres para ponerse en el lugar de los hijos, a su vez incide en la regulación de las emociones y en el desarrollo progresivo de la perspectiva interpersonal por parte de los jóvenes.

  • Desarrollo de competencias parentales orientadas por valores:Es usual en los casos crónicos que las sucesivas crisis y altibajos dificulten una toma de contacto temprana por parte de los padres con situaciones reforzantes a raíz del proceso terapéutico. Más aún, en numerosas oportunidades el ejercicio de las competencias parentales flexibles suele ocasionar inicialmente picos de extinción y posibles explosiones emocionales, que los padres necesitan atravesar en vistas a alcanzar logros generales y estables. Es en este sentido que la elucidación de valores, dirigida a orientar el accionar parental efectivo y a favorecer la toma de contacto con metas graduales, adquiere una importancia primordial para el desarrollo de la motivación y la adherencia al tratamiento. Ejercicios del tipo: “Imagina un día en el futuro de tu hijo. En él lo ves haciendo cosas que te ponen orgullosa, ya que demuestran cualidades que han logrado desarrollar a partir del vínculo filial. ¿Qué cualidades serian? ¿Cuál sería un primer paso, de aquí a un mes que te haría sentir que avanzamos en esa dirección? ¿Qué competencias de las que estuvimos practicando crees que te servirían para tales fines?”, tenderían a favorecer la implementación sostenida de las habilidades de crianza a partir de acciones comprometidas. Se desarrollaría de esta forma, un contexto para el aprendizaje familiar en el que se promovería el seguimiento flexible de reglas, así como la progresiva toma de contacto por parte de los niños con sus preferencias personales, sus protovalores y finalmente con sus propios valores, que orientarían el desarrollo de accionares y vínculos comprometidos, en ese laboratorio natural para el desarrollo de la identidad y las relaciones interpersonales que llamamos adolescencia.

Al día de la fecha, un número progresivo de estudios de caso y estudios piloto parecen augurar buenas expectativas respecto a los efectos aditivos de ACT a los programas de orientación a padres en casos refractarios a los tratamientos tradicionales, a la par que estudios controlados con muestras más amplias se encuentran en desarrollo (Backen Jones et al., 2016; Whittingham y Coyne, 2019).

DBT: Transitando las dialécticas parentales

Los enfoques basados en la terapia dialéctica conductual (DBT) ubican predominantemente como objeto de estudio e intervención, a las vulnerabilidades de los niños que no han sido beneficiados por los tratamientos tradicionales. Basándose en la teoría biosocial, Harvey y Penzo (2009) identifican a un grupo de consultantes jóvenes que registran un patrón de alta reactividad, alta intensidad en la expresión de las emociones y un retorno lento a la calma. La intensidad de las experiencias emocionales de estos consultantes estaría determinada por la interacción entre posibles sensibilidades de base neurobiológica y el desarrollo de la crianza en ambientes invalidantes (es decir entornos en los que tiende a no reconocerse, a minimizarse y/o tergiversarse el valor de las experiencias psicológicas e inclusive, en manera integral a las personas en sí mismas).

En manera análoga a la constitución frecuentemente interactiva, entre consultantes y familiares de los ambientes invalidantes, se entiende que la desregulación emocional de los jóvenes, suele interrelacionarse con la posible desregulación emocional y otras vulnerabilidades psicológicas de las figuras parentales (Ben-Porath, 2010). Es por eso que, de acuerdo a Perepletchikova (2018) la intervención directa sobre el comportamiento del consultante joven tiene una relevancia relativa, hasta tanto los padres no adquieran competencias orientadas a la auto y heteroregulación emocional y al análisis y la modificación de las conductas problemáticas.

En este sentido la autora, destaca la vulnerabilidad de estos niños nominándolos “supersensibles” y al complejo rol de los padres como el de “superbomberos”, que asisten en la resolución de las crisis y como consultores o coterapeutas del niño, en tanto modelan la resolución de problemas y las estrategias efectivas para la regulación de las emociones.

En sintonía con estas propuestas, autores como Harvey y Penzo (2009) señalan como ejes principales del abordaje al análisis funcional de las conductas-problema, la incorporación de las dialécticas parentales que orientan la crianza efectiva, la comprensión de las vulnerabilidades y necesidades de los niños y el interjuego entre la validación y la modificación conductual desarrollado por los adultos responsables.

Para alcanzar estos propósitos, la parentalidad efectiva con relación a los niños con desregulación emocional, requerirá de los adultos responsables la práctica de competencias como la identificación de prioridades y la definición de metas, la participación en las interacciones a partir de la atención plena y el desarrollo de acciones efectivas orientadas a partir de esa forma de equilibrio entre la lógica racional y la información provista por la experiencia emocional que el modelo denomina “mente sabia” (Linehan, 1993).

Tal como destaca Ben-Porath (2010), el trabajo con la propia desregulación emocional de los adultos involucra especialmente la práctica de habilidades de conciencia, habilidades para el reconocimiento y el etiquetado emocional y finalmente el aprendizaje de repertorios enmarcados en la denominada “acción opuesta”. De acuerdo a Linehan (1993), estos últimos consisten en el desarrollo de patrones de respuesta que no retroalimentan la expresión emocional destructiva, favoreciendo por el contrario su paulatina regulación. Algunos ejemplos típicos, correspondientes al abordaje parental de las situaciones de conflicto podrían ser responder en manera asertiva al experimentar tristeza, exponerse gradualmente ante la experimentación de ansiedad, contactar con las vulnerabilidades personales cuando podría ser efectivo ante situaciones asociadas con el enojo, entre otros.

De acuerdo a Perepletchikova (2018), los progresos en el desarrollo de habilidades, tanto para los niños afectados como para sus cuidadores, podrían darse de dos maneras:

  • En “modo real”, es decir implementando las habilidades parentales en las situaciones problemáticas, promoviendo a partir de las mismas el desarrollo de competencias para la regulación emocional por parte de los niños.
  • En “modo como si”, ya sea procesando reacciones problemáticas y repasando repertorios alternativos, realizando la práctica de habilidades a partir de role playing y/o anticipando situaciones de crisis decidiendo planes de acción efectivos.

Por último y quizás como aspecto central de los abordajes DBT para la desregulación emocional en niños y en figuras parentales, es importante destacar que dado el carácter intenso de las situaciones de conflicto y las crisis afrontadas por estos grupos familiares, se promueve la superación de las perspectivas y reacciones extremas a partir del desarrollo de síntesis dialécticas más efectivas (Harvey y Penzo, 2009):

  • Aceptación del niño y de las dificultades, a la vez que se mantiene la esperanza en los cambios
  • Establecimiento de un contexto de apoyo para los niños, a la vez que se promueve en manera gradual su independencia
  • Establecimiento de límites útiles para la convivencia, a la vez que se promueve un margen evolutivamente adecuado para las elecciones personales.
  • Identificación de prioridades y actuación en relación con las mismas, a la vez que se dejan ir las situaciones de conflicto accesorias.
  • Comprender que, tanto los niños como sus figuras parentales hacen lo mejor posible. Y que sería bueno que lo hagan, cuando es necesario y en la medida de lo posible, cada vez mejor.

Conclusiones y desarrollos pendientes

Más allá de que los enfoques reseñados presentan diferencias de importancia en sus bases teóricas y particularidades metodológicas que les adjudican una identidad especifica, su sustento común en el análisis funcional de las conductas, el contacto abierto respecto a la experiencia presente y el desarrollo de la toma de perspectiva cognitiva, nos permite señalar procesos de cambio centrales, que parecen potenciar el aprendizaje de competencias parentales efectivas ante situaciones complejas (Hayes y Greco, 2008). Aunque los reportes sobre la eficacia adicional provista por estos enfoques, al día de la fecha son incipientes, podríamos augurar a partir de los mismos perspectivas prometedoras. Ciertos desarrollos pendientes, concernientes a la importancia de los contextos compasivos promotores de la sensibilidad y el soporte social ante las vulnerabilidades de los niños y sus cuidadores, probablemente sean aspectos clave para la promoción de una crianza con mayores oportunidades (Whittingham y Coyne, 2019; Luoma y LeJeune, 2020). Por lo pronto, el impacto psicosocial reciente por la pandemia COVID-19, parece dejarnos junto a sus saldos más amargos la experiencia de que la toma de contacto abierta con el sufrimiento, los esfuerzos y las necesidades comunes, contribuyen al desarrollo de la resiliencia personal, familiar y comunitaria (Coyne et al., 2020). Es de esperar entonces, que subsiguientes avances sociales, científicos y culturales aporten al progreso de la psicoterapia con los niños y sus familias.

Referencias bibliográficas:

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  • Ben-Porath, D. (2010). Dialectical Behavior Therapy Applied to Parent Skills Training: Adjuntive Treatment for Parents with Difficulties in Affect Regulation. Cognitive and Behavioral Practice, 17(4). 458-465.
  • Bishop, S., Lau, M., Shapiro, S., Carlson, L., Anderson, N., Carmody J., Segal, Z., Abbey, S., Speca, M., Velting, D. & Devins, G. (2004). Minfulness: A proposed operational definition. Clinical Psychology: Science and Practice, 11(3). 230-241.
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  • Singh, N., Lancioni, G., Winton, A., Fisher, B., Wahler, R. & Mc Aleavey, K. (2006). Mindful parenting decreases aggression, non-compliance and self-injury in children with autism. Journal of Emotional and Behavioral Disorders. 14.169-177.
  • Wahler, R., Rowinski, B. & Williams, K. (2008). Mindful Parenting: An Inductive Search Process. En S. Hayes & L. Greco (comps.). Acceptance & Mindfulness Treatments for Children & Adolescents. A Practicioner`s Guide. Oakland: New Harbinger Publications Inc.
  • Whittingham, K. y Coyne, L. (2019). Acceptance and Commitment Therapy: The Clinician`s Guide for Supporting Parents.Cambridge: Elsevier Academic Press.


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  • Ciencia y Evidencia en Psicología

Steven Hayes, Paul Gilbert y Dennis Tirch debaten sobre la ciencia de la evolución y la psicología

  • 09/03/2021
  • David Aparicio

Tres referentes de las terapia contemporáneas debaten sobre la relación entre la ciencia evolutiva y la psicología clínica y psicoterapia, por qué debe haber una mejor integración entre estos campos, los puntos en común entre la terapia de aceptación y compromiso (ACT) y la terapia centrada en la compasión (CFT), y cómo la psicología puede jugar un rol esencial en la intervención de problemas sociales de gran escala como el COVID-19 y el cambio climático.

Puedes activar la traducción automática de subtitulos en Youtube.

Sobre los participantes:

  • El profesor Paul Gilbert, OBE es un psicólogo clínico británico, fundador de la terapia centrada en la compasión (CFT), el entrenamiento de la mente compasiva (CMT) y autor de libros como The Compassionate Mind: A New Approach to Life’s Challenges, Overcoming Depression. Ha investigado enfoques evolutivos de la psicopatología durante más de 40 años con un enfoque especial en los roles del estado de ánimo, la vergüenza y la autocrítica en diversas dificultades de salud mental para las que se desarrolló la Terapia Centrada en la Compasión. El profesor Gilbert ha escrito / editado 21 libros y más de 200 artículos.
  • El profesor Steven C. Hayes, Ph.D., es profesor de psicología en la Universidad de Nevada. Autor de cuarenta y tres libros y más de seiscientos artículos científicos, se ha desempeñado como presidente de la Association for Behavioral and Cognitive Therapy y de la Association for Contextual Behavioral Science, y es uno de los psicólogos más citados del mundo. El Dr. Hayes inició el desarrollo de la Terapia de Aceptación y Compromiso (ACT) y de la Teoría del Marco Relacional (RFT), el enfoque de la cognición en el que se basa ACT.
  • El Dr. Dennis Tirch es director fundador del Center for Compassion Focused Therapy, el primer centro de formación clínica para la Compassion Focused Therapy (CFT) en los Estados Unidos. El Dr. Tirch ha sido descrito como uno de los líderes más importantes del país en el entrenamiento de la compasión en psicoterapia basada en evidencia. Es un terapeuta experto, supervisor y formador reconocido internacionalmente en CFT, Terapia Cognitiva Conductual (CBT), Terapia de Aceptación y Compromiso (ACT) y Psicología Budista (BP). El Dr. Tirch es autor de 6 libros y numerosos capítulos y artículos revisados ​​por pares sobre la atención plena, la aceptación y la compasión en psicoterapia.


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  • Ciencia y Evidencia en Psicología

La OMS recomienda a ACT para el tratamiento de dolor crónico en niños

  • 14/02/2021
  • David Aparicio

La terapia de aceptación y compromiso (ACT) cuenta con más 400 ensayos aleatorios que respaldan su efectividad para el abordaje de múltiples problemas psicológicos, incluido el dolor crónico. Este importante cuerpo de investigación ha permitido que la OMS evaluara su efectividad y que la incluyera en la Guía para el manejo del dolor crónico en niños, que fue publicada en enero de este año.

La inclusión de ACT se encuentra en el apartado de los tratamientos no farmacológicos:

  • En niños con dolor crónico, manejo psicológico a través de la terapia cognitiva conductual e intervenciones relacionadas como la terapia de aceptación y compromiso y la terapia de relajación (recomendación condicional, nivel de evidencia moderado).
  • La terapia psicológica se puede administrar de manera presencial o remota, o utilizando un enfoque combinado (recomendación condicional, nivel de evidencia moderado).

A simple vista pareciera que la recomendación de los tratamientos psicológicos es débil, pero como explica en un tuit Steven Hayes, cocreador de ACT, las psicoterapias igualaron a las recomendaciones más fuertes incluidas en la guía e incluso sobrepasaron a la medicación que alcanzó un nivel de evidencia bajo.

¿En qué se basó la OMS?

Para decidir qué tratamientos incluir, los investigadores de la OMS llevaron a cabo una revisión sistemática de 63 ensayos aleatorios controlados que valoraron la efectividad de la terapia cognitiva conductual, entrenamiento en relajación, terapia conductual, hipnosis, terapia de resolución de problemas y la terapia de aceptación y compromiso versus las listas de espera y el tratamiento habitual. Entre los tipos de dolor crónico se incluyó la migraña, el dolor de cabeza tensional, entre otros.

Los resultados reportaron que la terapia cognitiva conductual, la terapia de aceptación y compromiso, la terapia de conducta y el entrenamiento en relajación, evaluadas como grupo, lograban una reducción del 50% del dolor y discapacidad; mejoraban la calidad de de sueño; estado de ánimo; calidad de vida; comunicación familiar y reducían la ansiedad.

No es cualquier tipo de terapia la que pasa por una revisión sistemática, especialmente para el abordaje de una condición tan complicada como el dolor crónico en niños. Y que la OMS, la máxima institución de salud en el mundo la incluya en su guía, es un logro muy importante para los miles de investigadores que han llevado esta terapia al laboratorio y la han evaluado durante 34 años.



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  • Recursos para Profesionales de la Psicología

«Algunas batallas se ganan soltando», una metáfora para trabajar la desesperanza creativa

  • 13/02/2021
  • David Aparicio

Después de realizar un análisis funcional de la conducta problema y establecer los objetivos terapéuticos, los terapeutas que trabajan con la terapia de aceptación y compromiso (ACT) utilizan el proceso de la desesperanza creativa para mostrar a los consultantes que los intentos de control de los pensamientos, sentimientos, sensaciones y emociones (eventos privados) no son estrategias efectivas para reducir el malestar y que irónicamente generan todo lo contrario: aumentan el sufrimiento psicológico. Todo este proceso no se hace a través de simples explicaciones teóricas, sino por medio de ejercicios experienciales y metáforas.

Los colegas de TerapiasContextuales.com (que por cierto tienen un estupendo curso de metáforas en la práctica clínica) compartieron esta metáfora conocida en ACT que ilustra este concepto en el tratamiento de la depresión:

Imagina que la depresión en la que te encuentras ahora se parece un poco al juego de tirar la cuerda con un monstruo grande.

A veces sientes que no vas a conseguir ganar, cuanto más tiras, más fuerte tira el monstruo hacia su terreno.

Te das cuenta que entre los dos hay un abismo sin fondo, y si pierdes sabes que serás arrastrado al interior del abismo y ahí te vas a quedar para siempre.

Pero imagínate que para ganar en realidad tienes que hacer otra cosa completamente diferente.

Tal vez para ganar no tienes que tirar excesivamente de la cuerda. Tal vez para ganar debes de descubrir la manera de soltarte de ella.


En esta metáfora, le persona y la cuerda es una representación de lo que se quiere controlar con la depresión, puede la forma de sentir o los propios pensamientos.

Y el monstruo es el miedo paralizante, que por ese mismo miedo dejamos de hacer muchas cosas, o al contrario hacemos muchas cosas para evitar sentirlo. El monstruo puede tener en diferentes formas, emociones, personas, eventos o situaciones que estes evitando.

Muchas veces para ganar la batalla con el miedo, solamente tenemos que soltar el control, soltar la cuerda. El monstruo siempre va a estar ahí, pero ahora sabes que ya no te arrastrará al abismo, porque en lugar de tirar y pelear con el, ahora solo aceptas su presencia.

Artículo recomendado: La metáfora del pez, un recurso para trabajar defusión.



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  • Análisis

Estado empírico de la terapia de aceptación y compromiso (ACT)

  • 12/02/2021
  • David Aparicio

En 1986 Robert Zettle y Steven Hayes publicaron el primer ensayo clínico aleatorizado (ECA) que demostró la efectividad de la terapia de aceptación y compromiso para el tratamiento de la depresión. Han pasado 34 años y la lista de investigaciones no ha parado de crecer. En este momento ACT tiene 437 ensayos aleatorios y más de 60 metaanálisis publicados que demuestran su efectividad para diversos problemas psicológicos. Lo que significa un verdadero hito. Existen más de 500 terapias psicológicas, pero solo un pequeño puñado de ellas cuenta con evidencia que las respalde. ACT es una de ellas.

El metaanálisis más nuevo se publicó el año pasado en Journal of Contextual Behavioral Science, y es una revisión especialmente importante. No solo porque sintetiza toda la evidencia disponible de ACT sino también porque nos dice hasta qué grado funciona.

Esta investigación revisó 20 metaanálisis, que estaban compuestos 133 ECAs y una muestra total de 12,477 participantes. Todas las investigaciones fueron seleccionadas de diferentes bases de datos científicas y se les aplicó un control de calidad metodológica para asegurarse de que cumplían con los requisitos establecidos.

Sus resultados volvieron a evidenciar que ACT es un tratamiento efectivo para una amplia gama de condiciones y problemas de salud; que es más eficaz que otras terapias psicológicas (con un tamaño del efecto que va desde pequeño a mediano); y que tiene un impacto similar al de la terapia cognitiva conductual. Aunque, vale añadir, algunos metaanálisis encontraron que ACT es superior a la TCC en el tratamiento de algunos problemas específicos.

Los resultados de la investigación están organizados de la siguiente manera:

  • Depresión. Nueve metaanálisis reportaron efectos de ACT sobre la depresión y seis de ellos favorecieron a ACT sobre otros tratamientos (tratamiento habitual y todas las intervenciones psicológicas evaluadas, con excepción de la TCC) y sobre las condiciones no activas como la lista de espera y placebo.
  • Ansiedad. Siete metaanálisis reportaron efectos de ACT sobre los trastornos de ansiedad. Seis de ellos mostraron evidencia significativa que la posiciona sobre otros tratamientos y condiciones no activas.
  • Abuso de sustancias. Tres metaanálisis reportaron que ACT es efectiva para el tratamiento del abuso de sustancias. Dos de esas revisiones la favorecieron significativamente sobre otros tratamientos.
  • Dolor crónico. Dos revisiones corroboraron que ACT es efectiva para el tratamiento del dolor crónico y que tiene un efecto mayor que otros tratamientos activos, incluida la TCC.
  • Otras condiciones. Metaanálisis individuales reportaron que ACT es efectiva para el tratamiento de los trastornos alimentarios, psicosis, estrés, problemas somáticos, condiciones físicas. Y cinco de ellos reportaron un efecto (de chico a mediano) de ACT en comparación a otras terapias y condiciones no activas.
  • Calidad de vida. Seis estudios reportaron que ACT es superior a otros procedimientos activos (psicoterapias).
  • Flexibilidad psicológica. Tres metaanálisis confirmaron que ACT es una intervención eficaz para incrementar la flexibilidad psicológica, la cual es el núcleo de este tratamiento.
  • Otros. Siete revisiones demostraron que ACT puede incrementar el bienestar, reduce las hospitalizaciones e incrementa la salud física, la conciencia plena y el funcionamiento general.

ACT vs otros tratamientos activos:

  • Otras terapias (no TCC). Ocho metaanálisis hicieron 22 comparaciones de ACT con otras terapias, 21 de esas revisiones favorecieron a ACT y 14 de ellas reportaron efectos estadísticamente significativos.
  • Terapia cognitiva conductual. 10 de las 12 comparaciones hechas por los metaanálisis favorecieron a ACT sobre la terapia cognitiva conductual y tres de esas comparaciones fueron estadísticamente significativas. Dos comparaciones favorecieron a la TCC, pero sus resultados no fueron significativos en el tratamiento de la depresión y el dolor crónico. El tamaño del efecto fue calculado según los resultados de los estudios sobre ansiedad, depresión, dolor crónico y calidad de vida.

Existen muchos tratamientos psicológicos, pero pocos hacen el trabajo de probar si realmente funcionan y hasta qué punto. La Association for Contextual Behavioral Science, la organización que agrupa el desarrollo de ACT y la teoría del marco relacional (RFT), se ha dedicado desde sus inicios a probar, mejorar y el desarrollo de esta terapia.

Referencia del estudio: Gloster, A. T., Walder, N., Levin, M. E., Twohig, M. P., & Karekla, M. (2020). The empirical status of acceptance and commitment therapy: A review of meta-analyses. Journal of Contextual Behavioral Science, 18, 181-192. https://doi.org/10.1016/j.jcbs.2020.09.009



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  • Recursos para Profesionales de la Psicología

Tarjetas para trabajar valores

  • 29/09/2020
  • David Aparicio

Fabián Maero y el equipo de Grupo ACT Argentina han preparado una serie de tarjetas para trabajar valores (lo importante para el consultante) en terapia. Fabián describe cómo usarlas y también tiene añade el enlace para descargar las tarjetas en blanco y negro y en colores:

El ejercicio en sí se hace en tres rondas. En primer lugar, se clasifican todas las tarjetas en tres montones: muy importante, importante, menos importante. En segundo lugar, se toman las tarjetas de la pila «Muy importante» y se vuelven a seleccionar solo diez. En tercer lugar, se toman esas diez tarjetas y se seleccionan solo tres, que son las que representan los valores centrales en la vida de la persona. Entre ronda y ronda tiene lugar una pequeña conversación sobre algunos puntos de la tarea. En cada archivo están las instrucciones detalladas.

Hemos traducido y adaptado las tarjetas a tres formatos para que resulten más fáciles de usar. El primer formato es un powerpoint. Esto permite utilizarlas por videollamada, compartiendo la pantalla con la persona con la que estemos trabajando. Las tarjetas están apiladas en el tercer slide y pueden ir moviéndolas para clasificarlas.

Para descargar las tarjetas visita la página de Grupo ACT Argentina.



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  • Ciencia y Evidencia en Psicología

Desafíos para practicar una crianza guiada por valores en momentos de pandemia

  • 17/09/2020
  • Susana Almada

La experiencia de “Practicando una crianza guiada por valores”, como taller participativo dirigido a padres y cuidadores, fue pensada y elaborada dentro de la situación de ASPO (Aislamiento Social Preventivo Obligatorio) en el Área Metropolitana de Buenos Aires, provocada por la pandemia del COVID-19.

La situación de cuarentena ha supuesto un desafío global, especialmente, para las familias en las que padres e hijos han sido confinados durante largos períodos de tiempo, con una ruptura repentina y sostenida en su sistema de organización y convivencia. Esta situación de excepcionalidad incrementa las interacciones entre los miembros de la familia y, con ello, las ocasiones para fortalecer comportamientos o hábitos que beneficien la convivencia o generar otros que la perjudiquen. Durante el confinamiento, las facetas laborales, educativas y de ocio confluyen en el mismo contexto, el hogar, y, por ello, se hace más necesaria una organización flexible de las actividades, para que cada miembro de la familia pueda responder ante esta situación excepcional del modo más útil.

La investigación sobre la aplicación de ACT en contextos no clínicos allana el camino para el desarrollo de nuevas líneas de actuación ante situaciones tan excepcionales como el confinamiento durante largos periodos de tiempo.

Como terapeutas clínicos, continuamos ofreciendo contención y orientación a las familias por medios virtuales y eso inspiró este aporte que tiene dos ejes de trabajo clínico al servicio de ofrecer preguntas orientadas a favorecer la toma de perspectiva que podrían ser de utilidad para operacionalizar los valores en metas y conductas dentro de este contexto inédito. Pensamos que podemos llevar algunas herramientas clínicas al ámbito familiar, lo que puede ayudar a las familias a favorecer el desarrollo de la capacidad de madres, padres y cuidadores para comprometerse con acciones concretas y valiosas que funcionen, (entendiendo el contexto de cada familia en particular) al servicio de la aceptación y la toma de perspectiva de pensamientos, emociones y sensaciones que ocurren o interfieren en el desarrollo tanto personal como familiar.

  • Primer eje: el análisis funcional de la conducta clínica donde Coyne y Cairns (2016), plantean que abordar e integrar las conductas verbales de los padres al análisis funcional nos permite entender la incidencia del seguimiento de reglas en los comportamientos. Considerando los antecedentes, la conducta específica y las consecuencias activas en el ambiente, podemos entender la función del comportamiento del niño en relación al contexto y realizar intervenciones adecuadas para favorecer el desarrollo de alternativas flexibles. Los aportes de la teoría de marcos relacionales (RFT) nos permiten incorporar al análisis conductual clases funcionales de comportamientos que se generalizan en contextos diversos en manera relativamente independiente a las contingencias naturales. Skinner (1957) los definió como conductas gobernadas por reglas. El acto del habla y del pensar son conductas que se interrelacionan y transforman en manera bidireccional y múltiple. Así mismo, las emociones también son conceptualizadas como conductas-estímulo con capacidad de generar y de ser afectadas por relaciones y transformaciones arbitrarias. De acuerdo a Kohlberg, Tsai & Kanter (2009): el acto de hablar, nuestras acciones, nuestras emociones, nuestras reglas y pensamientos son conductas con capacidad de establecer relaciones y transformaciones entre sí y en función del contexto y que en un análisis funcional podrían ser distinguidas como conductas clínicamente relevantes. La terapia de aceptación y compromiso, provee instrumentos útiles para el abordaje de reglas y marcos relacionales que podrían facilitar el ejercicio de una parentalidad efectiva y flexible.
  • Segundo eje: una parentalidad basada en valores. Los valores son las cualidades que deseamos que tengan nuestras acciones. Constituyen la dirección para el desarrollo personal que elegimos y esta orientación opera como guía de las conductas. La acción comprometida es el proceso de llevar a cabo los comportamientos guiados por valores aceptando los eventos privados dolorosos en pos de “hacer lo que nos es importante” (Polk y Schoendorff, 2014). Asistir a los adultos significativos en el descubrimiento de los valores a partir de los cuales desean orientar la crianza suele ser productivo (Coyne, 2009). Con el tiempo las acciones comprometidas reguladas verbalmente tenderán a ser reforzadas por las consecuencias directas provistas por el contexto, tales como la mejoría de las dificultades, el incremento de la alegría compartida y una mayor armonía en el vínculo (Backen Jones et al., 2016).

El objetivo es potenciar repertorios de flexibilidad psicológica que permitan que tanto padres como hijos puedan seguir dedicando energía a lo que les “nutre” en sus vidas, aun experimentando en ocasiones malestar en formas de ansiedad, frustración, miedo, tristeza, enojo, etc.

Creemos importante el trabajo con los valores de las figuras parentales debido a que favorece la aceptación de las situaciones problemáticas y los eventos privados dolorosos. El propósito de estos procedimientos se orienta al desarrollo de la regulación emocional y la flexibilidad psicológica en los adultos, permitiendo el manejo de sus propios pensamientos y emociones dolorosas suscitadas en las situaciones conflictivas, la toma de contacto directa con las prioridades de cada situación, una mayor empatía hacia los niños afectados y el ejercicio efectivo de las competencias provistas por los programas de orientación a padres.

A través del armado de un mapa que nos guíe, trabajamos con las familias participantes conductas que les alejan y otras que les acercan al tipo de familia que les gustaría ser en este contexto inédito.

Utilizamos el análisis funcional de la conducta para situar las conductas problemáticas en un contexto, donde las familias puedan observar no sólo la conducta disruptiva, sino también qué la antecede (vulnerabilidades, factores predisponentes, eventos desencadenantes, enlaces) y cuáles son las consecuencias generadas por esa conducta a corto y largo plazo.

Por otra parte, utilizamos la matrix como herramienta para cultivar flexibilidad psicológica, abordando los eventos internos y las conductas parentales de un modo simple, gráfico, que sea fácil de implementar en los hogares luego del taller. Lo que nos gusta de la matrix es que nos ayuda a abordar algunas cuestiones de las familias de una forma simple y no complicar el terreno para alcanzar la práctica de la flexibilidad psicológica.

La esencia de la matrix es la posibilidad de ver nuestro propio comportamiento en términos de los 5 sentidos y aquello que no se ve, que es la mente. Y así observar cómo te atascas, notas desde tu propia experiencia cómo funciona aquello que haces, tomando como criterio ¿funciona lo que hacemos?

¿Quién no se atascó alguna vez con esto? ¿Me estoy alejando o acercando de aquello que es importante para mí? Y este trabajo, allana el camino para volver a conectar y estar en el momento presente y poder vincularnos con aquello que es más importante para estas familias en este contexto tan limitante y difícil cómo es el de la pandemia.

Observamos durante el transcurso del taller que las conductas indeseadas muchas veces tienen un largo historial de desarrollo y podría llevar un tiempo antes de que los cambios en los comportamientos de los padres incidan en las conductas de los hijos.

Debido a que las consecuencias de la implementación de estrategias por parte de los padres no siempre son reforzantes a corto plazo, asistir a los adultos significativos en el tener claridad de los valores a partir de los cuales desean orientar la crianza suele colaborar en la mejora de las estrategias que utilizan. Con el tiempo las acciones comprometidas guiadas por esos valores tenderán a ser reforzadas por las consecuencias directas que nos brinda el contexto, es decir, la mejoría de las dificultades, el incremento de la alegría compartida y una mayor armonía en el vínculo.

Lo interesante de este momento tan peculiar es el hecho de que tanto los profesionales como las familias respondemos sensiblemente al mismo contexto, de algún modo compartimos exactamente la misma experiencia, por eso nuestra propuesta, se convierte en un espacio colectivo donde con cierta intimidad se puede explorar con confianza eso que se siente y así orientar modos de acción y cultivar valores favoreciendo la flexibilidad psicológica, importantísima para cuidar la salud mental de las familias.

*Este artículo fue escrito por Vanina Teti y Susana Almada.

Lista de referencias

  • Alonso Sanz, A., Barbero Rubio, A. y Gil Luciano, B. (2020) Consideraciones sobre conducta infantil y confinamiento en la crisis por COVID-19 desde la perspectiva funcional del Análisis de la conducta y ACT.
  • MICPSY (2020) Pautas de convivencia con niños durante COVID-19.
  • Olaz, F., Polk, K. La Matrix, Manual del usuario.
  • Mandil J., Jose Quintero P., Maero F. ACT Terapia de Aceptación y compromiso para adolescentes. Editorial Akadia
  • Kelly G., Soriano, L. (2002) Terapia de Aceptación y compromiso, un tratamiento conductual orientado a valores.
  • Hayes, S. (2013). Sal de tu mente, entra en tu vida. La nueva terapia de aceptación y compromiso. Bilbao: DDH. (Original del 2006)
  • Mandil, J. (2016) Terapia de aceptación y compromiso para padres de niños con conductas disruptivas. Psyciencia: https://www.psyciencia.com//terapia-aceptacion-compromiso-act-padres-ninos-conductas-disruptivas/
  • Ascanio-Velasco L. y Ferro-García R. (2018). Combinando la terapia de aceptación y compromiso con la terapia de interacción padres-hijos en un niño con graves problemas de conducta. Revista de psicología clínica con niños y adolescentes.


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  • Salud Mental y Tratamientos

Mira a Steven Hayes haciendo role play de la terapia de aceptación y compromiso (ACT)

  • 01/09/2020
  • David Aparicio

Continuamos con la serie de videos de role play. La semana pasada pudimos ver a Marsha Linehan demostrando cómo se hace DBT. Ahora verás a Steven Hayes mostrando cómo trabajar en sesión algunos de los elementos de la terapia de aceptación y compromiso (ACT). Hayes es sumamente práctico y toda sus conversaciones intenta generar un espacio experiencial para los consultantes. Ver a otros terapeutas en acción es una fuente invaluable de inspiración y ver a los creadores de los modelos terapéuticos nos ayuda también a pulir nuestras propias habilidades.

Los videos son extractos de la serie de videos ACT in Action de Psychoterapy.net, y activar los subtítulos en español de todos los videos.

Abordaje del control y aceptación: Hayes muestra la diferencia entre la aceptación como una postura ante las sensaciones y emociones y creer en la aceptación como otra forma de intentar controlar la experiencia interna.

Defusión cognitiva: Hayes expone ayuda a una consultante a notar el proceso del pensamiento y tratarlo como eso, pensamientos y no como la verdad.

Flexibilidad psicológica: en este video Hayes trabaja con un consultante el proceso de exposición y explica cual es la diferencia entre el modelo tradicional de terapia de exposición y la exposición en ACT.

Mindfulness y contacto con el momento presente: Hayes ayuda a un consultante a tomar contacto con el momento presente y a diferenciar la emoción que experimenta en ese momento (tristeza) y su propia persona.

Cese de la lucha contra las emociones y pensamientos: “Solo tenemos un aliado aquí y es muy poderoso. Este es nuestro aliado: es tu dolor” Con esa frase inicia el video donde Hayes aborda el cese de la lucha contra las emociones y los pensamientos del consultante.



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  • Salud Mental y Tratamientos

Recurso clínico: cuestionario de valores personales II

  • 28/08/2020
  • David Aparicio

Fabián Maero en Grupo ACT comparte la adaptación realizada por Solange Estévez y Dalila Acuña del cuestionario de valores personales II (PVQ-II), una herramienta sumamente útil para los terapeutas que trabajan desde la terapia de aceptación y compromiso. Los detalles:

El área de Valores en ACT es una de las pocas en donde nos interesa fomentar cierto nivel de elaboración y reflexión en las personas con que trabajamos. Explorar distintos aspectos de los valores personales puede proporcionarle mayor riqueza al proceso, de manera que lo que hoy les traemos es una herramienta que puede ayudarles en el trabajo clínico. Se trata del cuestionario de valores personales II (PVQ-II), un cuestionario desarrollado por John Blackledge, Joe Ciarrochi y Ann Bailey, que tiene algunas características que lo hacen particularmente interesante.

El cuestionario tiene tres grandes partes. Comienza al estilo de todos los formularios de valores de tipo narrativo, brindando una breve guía y un espacio para describir valores personales en nueve áreas vitales: Relaciones Familiares, Amistades/Relaciones Sociales, Pareja/Relaciones Románticas, Trabajo/Carrera, Educación/Crecimiento/Desarrollo Personal, Recreación/Ocio/Deporte, Espiritualidad/Religión, Comunidad/Ciudadanía, y Salud/Bienestar Físico.

Pueden descargarlo haciendo click en este link: cuestionario de valores personales II, y va a quedar disponible en la sección de recursos de la web de Grupo ACT.



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