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Publicaciones por mes

noviembre 2013

35 Publicaciones
Sin categoría

12 estrategias para construir una relación sana cuando tienes TDAH

  • 29/11/2013
  • David Aparicio

Las personas que tienen TDAH y que están en una relación, a menudo no se sienten entendidas por sus parejas, quienes interpretan sus conductas como perezosas o intencionales; mientras que éstas últimas suelen sentirse frustradas cuando el miembro de la pareja con TDAH, sin intención, rompe compromisos, olvida y extravía cosas, llegan tarde o actúa impulsivamente.

La relación también se empieza a erosionar cuando la comunicación se resiente ya que los adultos con TDAH tienden a interrumpir, tienen mucha dificultad para organizar sus pensamientos y concentrarse en una conversación y dejan escapar comentarios inapropiados, lo cual muchas veces hiere los sentimientos de su pareja.

Las personas con TDAH pueden hacer mucho para construir una relación sana

Todas estas cosas hacen muy propensa a la relación a transformarse en una dinámica padre-hijo ya que las parejas sin TDAH intentan ser un apoyo, pero pueden actuar inadvertidamente como padres.

Sin embargo, esto no quiere decir que la relación este acabada. Las personas con TDAH pueden hacer mucho para construir una relación sana, pueden aprender a convertirse en oyentes activos y a comunicarse mejor.

Aquí te dejamos 12 estrategias de comunicación y escucha activa que cualquier persona puede aprender y mejorar:

1. Parafrasea:  parafrasear lo que otra persona dice y hacer preguntas puede ayudar a mantenerte concentrado en la conversación. Esto también le demuestra a la otra persona que estás verdaderamente interesado en su perspectiva.

2. Se curioso acerca de la conversación: concentrarte en lo que encuentras interesante sobre lo que tu pareja está diciendo. ¿Sobre qué te gustaría saber más? Preguntale a tu pareja y escucha su respuesta.

3. Presta atención a las señales no verbales: pon atención al lenguaje corporal de tu pareja y el tono de su voz. ¿Qué es lo que te está diciendo el lenguaje corporal de tu pareja? ¿Qué emociones transmite en su voz?

4. Limita tu conversación: si te empiezas a salir de la conversación luego de un periodo de tiempo, entonces debes establecer límites en su duración. Hazle saber a tu pareja cuando estás teniendo un día especialmente difícil para concentrarte.

5. Utiliza tu inquietud como una ventaja: los expertos sugieren que utilices un objeto pequeño como una bola de estrés o una cinta elástica para mantenerte concentrado. Prueba varias técnicas para descubrir qué es lo que te funciona mejor a tí. Asegúrate de mantener el respeto y de no distraer a otras personas.

Evita utilizar al TDAH como excusa en la relación

6. Educa a tu pareja sobre el TDAH: ayuda a tu pareja a entender lo que significa tener TDAH, los síntomas con los que luchas y lo que tu pareja puede esperar. Esto ayuda a que ellos empaticen, a que eviten errores comunes (como fomentar una relación padre-hijo) y a que se construya una relación positiva.

7. Maneja tu TDAH: si bien esto es necesario para cualquier persona, es especialmente beneficioso para un individuo con TDAH dormir lo suficiente y participar en actividades físicas. En algunos casos también debes tomar medicación y trabajar en conjunto con tu terapeuta.

8. Cuéntale a tu pareja sobre lo que estás haciendo: evita utilizar al TDAH como excusa en la relación. Habla con tu pareja sobre cómo estás manejando tus síntomas y cómo estás afrontando los desafíos y aprovecha sus puntos fuertes.

9. Haz lo que es importante para cada uno: los expertos recomiendan preguntarse a cada uno: ¿Qué es lo que realmente necesitas de mi que no has estado recibiendo? Esto permite identificar una acción específica y encaminarse según estas necesidades.

Nutre las cosas que le dan vida a la relación

10. Recuérdense a cada uno las cosas que aman: la negatividad engendra negatividad. Centrarse siempre en los problemas o en el TDAH sólo hará que éstos se mantengan como foco central. Recuerden porqué iniciaron la relación en primer lugar. Piensen en lo que les gusta o las cosas que aman del otro.

11. Trabaja sobre lo que está funcionando: nutre las cosas que le dan vida a la relación. Por ejemplo, si les gusta tener una interesante conversación en la cena no coman frente a la TV.

12. Obtén ayuda: Busca apoyo en un especialista que tenga entrenamiento y experiencia trabajando con el TDAH. Esto puede hacer una diferencia para ayudar a una relación que está luchando para mejorar.

El TDAH puede afectar a tu relación. Pero no tiene por qué arruinarla. Enfócate en manejar efectivamente tu condición, mejora tus habilidades de escucha y comunicación y construye sobre las cosas positivas de tu relación.

Artículo originalmente publicado en Psychcentral y traducido y adaptado por David Aparicio y Alejandra Alonso.

Imagen: zoetnet (Flickr)

  • Ciencia y Evidencia en Psicología

La televisión NO ayuda a los niños a ser más tolerantes

  • 29/11/2013
  • Alejandra Alonso

Últimamente hablamos mucho sobre bullying, niños agrediendo a sus pares por todo tipo de razones, por ser gordo, flaco, blanco, negro, tartamudo, tener un trastorno autista o hasta tener asma. Nos sorprende leer sobre chicos que parecen ser tan crueles que no les importa lo que causan en otros, ni siquiera cuando los llevan al extremo de los intentos de suicidio. Según un nuevo estudio, la televisión no nos ayuda a que los niños aprendan a entender y aceptar a otros y mucho menos aún cuando los padres no están atentos para explicar las cosas que sus hijos ven en la misma.

La teoría de la mente es algo que los niños suelen desarrollar durante los años de preescolar (es la habilidad de empezar a dejar de lado estados mentales individuales, como creencias, deseos intencionales y pretensiones y entender que otros pueden no tener la misma visión). Los expertos en el desarrollo del niño dicen que esta habilidad es crítica para el desarrollo social y que sin ella, es difícil para los niños entender la moralidad y reconocer las mentiras. Si no se desarrolla plenamente, por ejemplo, un niño podría pensar que todos prefieren una galletita antes que una zanahoria, ya que esa es su preferencia personal.

Los libros por otro lado, suelen incluir explicaciones de cómo se siente una persona.

¿Cómo influencia la televisión dicho desarrollo? Para responder este interrogante, investigadores de la Escuela de Comunicación de la Universidad Estatal de Ohio estudiaron la relación entre el ver TV y la comprensión del estado mental en niños en edad preescolar.

El equipo entrevistó a los padres de 107 niños de entre 3 y 6 años de edad, e indagó sobre cuántas horas estaba prendida la televisión en la casa, independientemente de si alguien estaba mirándola, durante tres períodos de tiempo en un día de la semana promedio y durante un fin de semana promedio. También se les preguntó a los padres si sus hijos tenían televisores en sus cuartos (el 20% respondió que sí).

Luego de esto, se les presentó a los niños una variedad de tareas que evaluaban la teoría de la mente, tales como mostrarles la foto de una mujer a la cual nombraron Sra. Jones. Los investigadores les dijeron a los niños que era tiempo para comer un bocadillo y que, cuando a la Sra. Jones se le daba la opción de elegir entre galletitas y zanahorias, la Sra. Jones prefería la opción que el niño no prefiriera. Luego los investigadores le preguntaban al niño cuál sería el bocadillo que elegiría la Sra. Jones para ver si éste entendía deseos diferentes.

Si veían TV con sus padres y hablaban sobre lo que habían visto, se desempeñaban mejor.

Incluso luego de considerar las diferencias basadas en la edad de los niños y su estatus socioeconómico, los investigadores encontraron que los niños en cuyas casas la televisión permanecía prendida más tiempo, incluso solo de fondo y en aquellas donde el niño tenía una en su cuarto, tenían menos entendimiento de los estados mentales diferentes. Según los autores, investigaciones previas han mostrado que la televisión no ayuda a los niños a desarrollar apreciación por las diferentes creencias y visiones que la gente pudiera tener. Los libros por otro lado, podrían nutrir tales distinciones, ya que suelen incluir explicaciones de cómo se siente una persona. Los niños puede aprender y entender perspectivas mentales a través de conversaciones cara a cara, pero es más difícil para ellos comprenderlas cuando están observando una escena bidimensional.

“No era sólo la televisión lo que embotaba esta habilidad. Los preescolares que veían TV con sus padres y luego hablaban sobre lo que habían visto con ellos, se desempeñaron mejor que los niños de aquellos padres que no discutían el contenido visto. Otra investigación ha encontrado que la comunicación padre-hijo en general está vinculada a una teoría de la mente más avanzada, así que esa podría ser una explicación para nuestros hallazgos”, dice la autora principal, Amy I. Nathanson, y sigue explicando que “cuando los padres hablan con sus niños, pueden discutir los pensamientos, creencias, intenciones, metas de las personas -y pueden utilizar las palabras “saber”, “pensar”, etc. La exposición a ésta clase de conversación ayuda a los niños a entender que otras personas tienen estados mentales únicos que manejan su conducta.”

Los resultados sugieren que si los padres se sientan a mirar la televisión con sus niños pequeños pueden ayudarlos a entender y ser más tolerantes a visiones y creencias que son diferentes a las suyas propias, dice Nathanson, y esto podría tener implicaciones sobre la manera en que interactúan con amigos, pares y colegas cuando crecen.

Fuente: Healthland
Imágen: Lubs Mary (Flickr)

  • Ciencia y Evidencia en Psicología

Sextoys: Un Camino hacia el Bienestar Sexual y la Autoconciencia

  • 29/11/2013
  • David Aparicio
man and woman lying on bed

El bienestar sexual es un aspecto fundamental de la salud mental y emocional. Sin embargo, en muchas culturas, hablar de sexo y de las herramientas que pueden mejorar nuestra vida sexual sigue siendo un tema tabú. Los sextoys, en particular, han sido vistos tradicionalmente como algo marginal o incluso negativo, pero cada vez más estudios y expertos en psicología y sexualidad nos invitan a reconsiderar su impacto positivo en nuestra vida sexual y en nuestra salud mental.

Sextoys y la Autoexploración

Uno de los principales beneficios psicológicos de los sextoys es la autoexploración. La capacidad de conocer nuestro propio cuerpo y descubrir qué nos resulta placentero puede ser un ejercicio poderoso de autocomprensión. Según expertos en psicología sexual, la autoexploración a través de los sextoys no solo ayuda a mejorar la satisfacción sexual, sino que también permite a las personas sentirse más conectadas con sus propios deseos y límites. Este tipo de autoconocimiento es crucial para desarrollar una vida sexual más plena y satisfactoria.

Reducción del Estrés y Mejora del Estado de Ánimo

El uso de estos juguetes no solo tiene beneficios relacionados con la intimidad física, sino también con el bienestar psicológico. La masturbación, como una forma de explorar el placer propio, está asociada con la liberación de endorfinas, las hormonas que inducen sensaciones de felicidad y relajación. Estudios han demostrado que la masturbación puede reducir el estrés, mejorar el estado de ánimo y, en algunos casos, incluso aliviar síntomas de ansiedad y depresión.

Los Sextoys y la Salud Sexual

Los sextoys también juegan un papel crucial en la mejora de la salud sexual. Ayudan a las personas a superar dificultades como la disfunción sexual o la falta de deseo, ya que permiten experimentar el placer de una manera no convencional y libre de presión. Para muchas personas, son una herramienta de liberación, especialmente para aquellos que buscan explorar diferentes aspectos de su sexualidad sin juzgarse a sí mismos.

Estigmas y Mitos

Aunque su uso es cada vez más aceptado, persisten varios mitos y estigmas. A menudo, se asocia su uso con la vergüenza o la inmoralidad, lo que genera barreras para aquellos que desean utilizarlos. Es crucial romper con estos tabúes y reconocer que el bienestar sexual, al igual que cualquier otro aspecto de la salud, debe ser abordado de manera abierta y saludable. Su uso puede ser una forma segura y saludable de explorar nuestra sexualidad sin que ello implique un problema psicológico o emocional.

Conclusión

La psicología de la sexualidad nos recuerda que el bienestar sexual está intrínsecamente ligado al bienestar emocional. Los sextoys, lejos de ser simples herramientas físicas, son una vía hacia el autoconocimiento, la reducción del estrés y la mejora de la salud sexual. Al eliminar estigmas y promover una visión más inclusiva y respetuosa de la sexualidad, podemos fomentar un ambiente donde las personas se sientan libres de explorar sus deseos sin miedo ni vergüenza. La clave está en ver la sexualidad como una parte natural y saludable de nuestra vida, en la que los sextoys pueden jugar un papel positivo y enriquecedor.

  • Salud Mental y Tratamientos

Los problemas mentales causan mayor estigma en las familias que los problemas fisicos

  • 28/11/2013
  • David Aparicio

Un estudio realizado en España y en otros 27 países, encontró que las familias donde un miembro tiene una condición mental sufren más discriminación que las familias que tienen un miembro con una enfermedad física.

Otras investigaciones habían estudiado la vergüenza internalizada y el estigma sufrido por el individuo con un trastorno mental. Lo que aporta este nuevo estudio es una evaluación del grado en que un miembro de la familia puede sentirse avergonzado cuando un familiar cercano sufre de problemas de alcohol, drogas u otras condiciones mentales versus las enfermedades médicas generales.

Los resultados fueron presentados en la revista Psychological Medicine y muestran que ambas situaciones (físicas y mentales) agregan un peso extra a los miembros de la familia. “Sin embargo, lo más notable es que los familiares de los pacientes con problemas mentales sienten más estigma que aquellos con condiciones físicas”, sostiene Jordi Alonso, investigador español que formó parte de las evaluaciones.

(Artículo relacionado: Por qué mantengo mi trastorno bipolar bajo secreto en mi trabajo)

La OMS explica que las personas que sufren de condiciones mentales están expuestas a considerables violaciones de los derechos humanos en todo el mundo. Además, esta estigmatización pone en riesgo el tratamiento y aísla a los individuos que sufren.

“Las personas con enfermedades mentales tienen que afrontar diariamente la discriminación en la educación, el trabajo y la vivienda. En algunos países ellos sufren de distintos tipos de abusos como por ejemplo: la negación del derecho a votar, casarse o tener hijos.

¿Cómo podemos reducir o eliminar la discriminación respecto a la salud mental? La OMS propone las siguientes estrategias:

  • Incrementar la conciencia de la población;
  • Mejorar los derechos humanos en los servicios de salud mental;
  • Empoderar a los usuarios de los servicios de salud mental y sus familias;
  • Reemplazar las instituciones psiquiátricas por servicios de salud comunitarios;
  • Mejorar la inversión y adoptar políticas, leyes y servicios que promuevan los derechos humanos en esta población.

Los datos demuestran que todavía existe una tendencia internacional de estigma sobre las enfermedades mentales y nos recuerdan que debemos iniciar campañas anti-estigma que incluyan no sólo a los individuos sino también a la familia como foco de atención.

Fuente: Psypost
Imagen: BP

  • Recursos para Profesionales de la Psicología

(PDF) Guía para la elaboración de un plan local de prevención de drogodependencias

  • 28/11/2013
  • Equipo de Redacción

Con esta guía se pretende promover la realización de planes locales para la prevención de las drogodependencias. También se busca dar instrumentos metodológicos que faciliten el proceso de planificación, redacción, evaluación e implementación de los mismos. Se pretende también que sea un manual de fácil manejo y consulta para los técnicos y políticos de los entes locales que se propongan realizar su plan local de prevención de drogodependencias.

Descarga:  PDF Guía para la elaboración de un plan local de prevención de drogodependencias

Fuente: PNSD.ES
Imagen: baptfrack (Flickr)

  • Salud Mental y Tratamientos

Los programas de entrenamiento cognitivo no mejorarían la conducta de los niños con TDAH

  • 27/11/2013
  • David Aparicio

Últimamente se han popularizado mucho los programas computarizados de entrenamiento cognitivo que prometen reducir la hiperactividad y la atención de los niños con TDAH, mejorando así sus notas, conductas y relaciones con los pares. Estas promesas han ilusionado a los padres, quienes desesperados por ayuda están dispuestos a pagar grandes sumas de dinero, e incluso algunos matriculan a sus hijos en escuelas privadas que ofrecen estos programas. Pero, ¿qué nos dice la ciencia sobre estos programas? ¿realmente ayudan a los niños con esta dificultad?

No hay evidencia empírica que demuestre una notable mejoría

Para responder a esas preguntas, el psicólogo y profesor de la Universidad Central de Florida, Mark Rapport, organizó un equipo de investigadores con el fin de estudiar los datos provenientes de 25 diferentes estudios. Al concluir los análisis, el equipo encontraron que no hay evidencia empírica que demuestre una notable mejoría en las habilidades cognitivas y/o el desempeño escolar o conductual de los niños.

El equipo analizó estudios donde se les asignaba a un grupo de niños los entrenamientos cognitivos computarizados, mientras que el grupo control recibía un placebo.

Sorprendentemente, aunque la mayoría de los programas de entrenamiento cognitivo aseguraron que entrenan y mejoran la memoria de trabajo (uno de los principales déficits de los niños con TDAH), se encontró, gracias a una detallada revisión de estos entrenamientos, que en realidad entrenaban la memoria a corto plazo, un tipo de memoria que guarda la información por un periodo breve de tiempo, mientras que la memoria de trabajo utiliza la información almacenada para realizar una amplia gama de tareas cognitivas tales como la comprensión lectora, el cálculo mental y las actividades multitarea.

Estos hallazgos no significan que los programas basados en computadora no puedan ser beneficiosos para los niños con TDAH, sino que sugiere la necesidad de mejorarlos y diseñarlos específicamente para ejercitar la memoria de trabajo.

Los datos fueron serán publicados (y están disponibles online) en la edición de diciembre de la revista Clinical Psychology Review.

Fuente: Psypost
Imagen: Luis Vidal (Lois) (Flickr)

  • Salud Mental y Tratamientos

La medicación antidepresiva no aumentaría el riesgo de tener un bebé con autismo

  • 27/11/2013
  • David Aparicio

La mayor preocupación de las mujeres embarazadas que toman antidepresivos reside en el hecho de que estos puedan afectar a su bebé. Esta preocupación se relaciona con resultados de estudios anteriores que han encontrado que el riesgo de tener un bebé con autismo es hasta 5 veces más alto en las mujeres embarazadas que consumen antidepresivos. Sin embargo, nuevos datos provistos por un estudio danés que contó con más de 600 mil niños, no pudo encontrar esta relación.

Según los autores del estudio, esta es la encuesta más grande realizada a la fecha que busca una correlación entre la medicación antidepresiva durante el embarazo y el autismo.

“Sabemos por estudios previos que hay un incremento en el riesgo de sufrir de autismo si, entre otras cosas, los padres tienen un diagnóstico de trastorno mental, como por ejemplo, depresión. Pero nosotros no pudimos demostrar que el riesgo se incrementa si las madres están recibiendo medicación antidepresiva durante el embarazo. Al analizar los datos de los hermanos, pudimos ver que el riesgo de tener un bebé con autismo es en gran parte el mismo, independientemente de si la madre toma la medicación antidepresiva o no durante el embarazo.» explicó Jakob Christensen, coautor de la investigación.

Para realizar el estudio, el equipo de investigadores identificó a todos los niños nacidos vivos en Dinamarca (N = 668.468) entre 1996 y 2006 y consiguieron la información de las prescripciones médicas de las mujeres durante el embarazo a través del Registro de Prescripción Nacional Danés; por otro lado, los diagnósticos de los trastornos del espectro autista en los niños y los diagnósticos psiquiátricos de los padres fueron obtenidos del Registro Central Psiquiátrico.

Al analizar todo estos datos se encontró que los bebés expuestos prenatalmente a los antidepresivos tenían una razón de riesgo de 1.5 para los trastornos del espectro autista comparado con los bebés que no fueron expuestos. Al restringir el análisis a los bebés de las mujeres con un diagnóstico de trastorno afectivo se encontró una razón de riesgo de 1.2,  el riesgo se redujo aún más cuando los niños fueron comparados con sus hermanos no expuestos (1.1).

El coautor de la investigación Mogens Vestergaard, agrega que estos datos podrían ayudar a los médicos a tranquilizar a las madres preocupadas por las posibles consecuencias de tomar medicación antidepresiva durante el embarazo.

Los investigadores concluyen que pueden haber otros riesgos asociados con la toma de medicamentos antidepresivos durante el embarazo. Por lo que es muy importante contactarse con su médico si están bajo medicación y están pensando quedar embarazadas.

La investigación fue publicada en la revista Clinical Epidemiology y puedes descargar el pdf completo.

Fuente: ScienceDaily; Dovepress
Imagen: abarefoot (Flickr)

  • Ciencia y Evidencia en Psicología

El mito de la catarsis: descargar el enojo ¿es saludable?

  • 26/11/2013
  • Paula José Quintero

Quienes trabajamos con terapias focalizadas en emociones, como la Terapia Dialéctico-Conductual, sabemos que la “descarga” emocional no siempre es beneficiosa para la vida de las personas. Es más, en muchos casos, puede ser perjudicial a largo plazo y convertirse en un obstáculo para la obtención de metas vitales.

Se suele utilizar el término coloquial “descarga emocional” para referirse a la expresión emocional en términos del impulso de acción que incluye la emoción. Es decir, la descarga implicaría la disminución de la tensión emocional a través de la realización del impulso que dicta la emoción, lo que la emoción nos dice que hagamos. Pero lo cierto es que la respuesta emocional no es necesariamente parte del fenómeno emocional, es decir, podemos responder de muchas maneras diferentes sintiendo esa misma emoción. Puedo enojarme con mi jefe lo que no implica necesariamente “gritarle y dar un portazo”.

Nuestra respuesta frente a la experiencia emocional puede ser variada, y podemos aumentar estas opciones de respuesta a través de la práctica y la generalización de las habilidades de regulación emocional (Linehan, 1993).

Una de las habilidades más sencillas pero no necesariamente fácil de practicar, es simplemente la contemplación de la ola emocional, desde que surge luego de un disparador específico hasta que se produce un retorno a la línea de base; retorno que inevitablemente sucederá si nos permitimos estar con la emoción sin reaccionar a ella.

A pesar de ésto, se sigue sosteniendo que las emociones, mal llamadas “negativas”, como el enojo, deben poder “descargarse” porque sino algo terrible ocurrirá. Tanto el saber popular como algunas corrientes psicológicas han alentado estas ideas que están muy arraigadas en la cultura pese a las evidencias fuertes en su contra. “Si no me descargo, voy a explotar”, “si no expreso mi enojo, me queda adentro y me voy a enfermar”, “el enojo se acumula hasta que uno estalla” son algunas  de las versiones de una misma historia que termina justificando las respuestas impulsivas del enojo que pueden generar daño a nosotros mismos o a otras personas.

Afortunadamente  hay gente dispuesta a investigar y derribar mitos que no contribuyen a una vida saludable. Tal es el caso de Scott Lilienfeld y su equipo, que escribieron un libro muy interesante sobre Mitos de la Psicología Popular (Lilienfeld, 2011). A continuación les comparto algunos fragmentos que traduje del libro, sobre el alcance del mito de la catarsis y la evidencia en su contra (“Mito Nro. 30: Es mejor expresar el enojo hacia los demás que guardarlo para sí”):

***

Patrick Henry Sherrill tiene la triste distinción de ser la persona que inspiró el término “going postal” por haber cometido una de las peores masacres de la historia americana.

El 20 de agosto de 1986, Sherrill, furioso ante la perspectiva de que sería despedido de su trabajo como empleado de correos, disparó dos armas que escondió en su bolsa de correo, matando a 14 trabajadores e hiriendo a 6 antes de quitarse la vida en la oficina de correos de Oklahoma. Muchas personas usan ahora el término «going postal» para describir a una persona enojada que se vuelve incontrolablemente violenta.

La «furia al volante», un término del argot que refiere a las erupciones de ira en las carreteras, puede ser igualmente mortal.

El 16 de abril de 2007, después de hacer parpadear sus luces delanteras y arrinconar a Kevin Norman, Jason Reynolds se adelantó con su auto al de Norman y pisó los frenos. Cuando Norman se desvió para evitar un choque, el vehículo rodó hasta el medio de la carretera, aterrizó encima de otro vehículo, y mató a Norman y al otro conductor (The Washington Times, 2007).

¿Podrían Sherrill y Reynolds haber evitado estos estallidos letales si hubieran “descargado” sus emociones reprimidas en casa, digamos, golpeando una almohada con un bate de plástico o golpeando una bolsa de boxeo para mitigar su ira?

Si pensás como la mayoría de la gente, entonces probablemente creas que la liberación de la ira es más saludable que mantenerla “enfrascada”. En una encuesta, el 66% de los estudiantes de psicología acordó en que expresar la ira reprimida es un medio eficaz de reducir el riesgo de agresión (Brown, 1983).

Esta creencia se remonta más de 2.000 años atrás, cuando el filósofo griego Aristóteles, en su Poética clásica, propuso que el presenciar obras teatrales trágicas ofrecía la oportunidad de catarsis (derivada de la palabra griega «Katharsis») -una purga de la ira y otras emociones negativas que ofrecía una experiencia satisfactoria de “limpieza psicológica”.

Sigmund Freud (1930/1961), un influyente teórico respecto de la catarsis, sostenía que la furia reprimida podía acumularse y supurar, como el vapor de una olla a presión, al punto de causar trastornos psicológicos.

«El Increíble Hulk», personaje del comic de Marvel, es una metáfora de las consecuencias del fracaso en el control de la ira, que siempre está al acecho en los márgenes de la conciencia. Cuando Bruce Banner permite que demasiada ira se acumule, se transforma en su alter-ego desbocado, Hulk.

La psicología popular nos enseña que la ira es un monstruo que hay que domesticar. Una gran cantidad de películas y libros alimentan la idea de que podemos hacerlo «desahogándonos», «sacando lo que tenemos adentro», «eliminándola de nuestro sistema».

En la película “Analízame” (1999), el psiquiatra le recomienda al Gánster de Nueva York  que golpee una almohada cada vez que sienta enojo.

En “Un Mundo Implacable” (1976), un presentador de noticias enojado (interpretado por Peter Finch) implora a los espectadores furiosos e indignados por la suba del precio del petróleo y por la economía que estaba cayendo en picada, que liberen sus frustraciones abriendo las ventanas y gritando: «¡Estoy loco como el infierno y  no voy a soportarlo más!”. En respuesta a sus incitaciones, millones de estadounidenses hicieron precisamente eso.

En “Locos de Ira” (2003), el personaje principal  es acusado erróneamente de haber tenido un ataque de ira en un avión y el juez le ordena concurrir a un grupo de manejo de la ira en el cual su terapeuta, el Dr. Buddy Rydell, le recomienda purgar su ira arrojando objetos contundentes. Los consejos del Dr. Rydell son similares a los de muchos autores de gran cantidad de libros de auto-ayuda para el manejo de la ira.

John Lee (1993) sugiere que en lugar de “sostener el enojo venenoso”, es mejor “golpear un almohadón y, mientras lo haces, gritar y maldecir. Golpea con todo el frenesí que tengas. Si estás enojado con una persona en particular, imagina su rostro en el almohadón y descarga toda tu ira física y verbalmente” (pág. 96).

El Dr. George Bach y Herb Goldberg (1974) recomiendan un ejercicio llamado “El Vesubio” -refieriéndose al volcán situado frente a la bahía de Nápoles cuya erupción causó la destrucción de Pompeya y Herculano, las cuales quedaron sepultadas. En este ejercicio “los individuos pueden desahogar sus frustraciones reprimidas, resentimientos, heridas, hostilidades y furia dando un grito a todo pulmón, como un estallido” (pag.180).

Estas técnicas para lidiar con el enojo incluso encontraron su lugar dentro de algunas psicoterapias. Algunas terapias bastante populares alientan a los pacientes a gritar, golpear almohadones y arrojar objetos contra la pared cuando sienten enojo (Lewis y Bucher, 1992). Los defensores de la Terapia Primal sostienen que los adultos perturbados psicológicamente deben liberar el dolor emocional producido en su infancia traumática, descargando este dolor, usualmente a través de gritos desgarradores (Janov, 1970).

En algunas ciudades de Estados Unidos, como Atlanta y Georgia aun pueden encontrarse centros de Terapia Primal.

La investigación sugiere que la Hipótesis de la Catarsis es FALSA.

Por más de 40 años, los estudios han revelado que fomentar la expresión del enojo de manera directa hacia otra persona o indirecta, como por ejemplo hacia un objeto,  en realidad aumenta la intensidad del enojo (Bushman, Baumeister, & Stack, 1999; Lewis & Bucher, 1992; Littrell, 1998; Tavris, 1988). En uno de los estudios iniciales, la gente que fue instruida a clavar clavos luego de que alguien los insultó fueron más -y no menos- críticos con esa persona (Hornberger, 1959). Más aun, practicar deportes agresivos como el rugby, que presumiblemente podrían promover catarsis, resulta en un incremento de la agresión (Patterson, 1974) y jugar videojuegos violentos también está asociado con un incremento de la agresión en estudios de laboratorio y en contextos de vida diaria (Anderson & Bushman, 2002; Anderson, Gentile, & Buckley, 2007).

De modo que expresar la ira no implica “descargarla”: simplemente alimenta la llama del enojo. Las investigaciones revelan que expresar enojo es útil sólo cuando va acompañado de estrategias de resolución de problemas constructivas diseñadas para resolver la fuente del malestar (Littrell, 1998).

De manera que si estamos enojados con nuestra pareja porque siempre llega tarde a las citas, gritarle difícilmente nos haga sentir mejor y tampoco mejorará la situación. Pero si de manera calmada y asertiva podemos expresar lo que sentimos (“Me doy cuenta de que probablemente no lo estás haciendo a propósito, pero cuando llegas tarde herís mis sentimientos”) habremos dado un gran paso en dirección a resolver el conflicto.

Los medios de comunicación podrían incrementar la probabilidad de que algunas personas se involucren en actos agresivos porque creen que de ese modo se sentirán mejor (Bushman, Baumeister, & Phillips, 2001). Brad Bushman y sus colegas (Bushman et al., 1999) realizaron una investigación en la cual les pidieron a los participantes que escriban un ensayo sobre el aborto, luego les dieron a un grupo notas de periódicos falsos en las que se leía que actuar agresivamente era un buen modo de reducir el enojo y a otro grupo notas también falsas que hablaban en contra de actuar agresivamente. Finalmente los investigadores dieron una devolución muy crítica a los participantes respecto a lo que habían escrito sobre el aborto (“Este es uno de los peores ensayos que leí en mi vida!”). Los resultados indicaron que las personas que leyeron las notas “pro-catarsis” se pusieron más agresivas hacia la persona que los criticaba que aquellos que leyeron las notas “anti-catarsis”.

¿Por qué el Mito de la Catarsis sigue siendo tan popular a pesar de la evidencia avasallante en su contra? Porque a veces la gente se siente mejor en el corto plazo -inmediatamente después del estallido- y eso podría reforzar el acto de expresión del enojo y la idea de que la catarsis funciona (Bushman, 2002; Bushman et al., 1999)

A su vez muchas veces la gente atribuye de manera equivocada el hecho de sentirse mejor a la catarsis, cuando en realidad lo que ocurre es que el enojo por lo general desaparece solo después de un tiempo. Como lo observó Jefrey Lohr y sus colegas (Lohr, Olatunji, Baumeister, & Bushman, 2007) este es un ejemplo de la falacia “post hoc, ergo propter hoc” –si viene “después de”, entonces es “a causa de”- es decir, a veces vemos “causas” donde sólo hay “correlaciones” y asumimos que porque algo viene después de otra cosa, esa otra cosa debe ser la causa.

***

Sostener el mito de la catarsis puede llevarnos a comportarnos de modos que pueden hacernos sentir peor –y no mejor. Y más importante aún, puede constituirse en un obstáculo para explorar con curiosidad modos diferentes de respuesta emocional que podrían ser más consistentes con la persona que queremos ser y que podrían beneficiar nuestro camino hacia la consecución de metas importantes en nuestra vida.

Traducción y adaptación del texto: “50 Great Myths of Popular Psychology: Shattering Widespread Misconceptions about Human Behavior”, Lilienfeld, Lynn, Ruscio & Beyerstein, 2011: Myth #30 It’s Better to Express Anger to Others than to Hold It in.

Imagen:  Denis Dervisevic (Flickr)

  • Salud Mental y Tratamientos

Psicoterapia Analítica Funcional

  • 25/11/2013
  • Fabián Maero
black patient and psychologist discussing problem in office

Créase o no, estamos de vuelta con la serie de terapias de tercera ola.

Ya dimos un panorama general respecto a qué se denomina terapias de tercera ola y qué abordajes estarían incluidos (link), luego hablamos sobre terapias basadas en mindfulness (link), luego sobre terapia metacognitiva (link), entrevista motivacional (link), y activación conductual (link).

Hoy toca el turno a las terapias basadas en las relaciones, y nos detendremos en Psicoterapia Analítica Funcional (FAP, por las siglas en inglés).

Psicoterapia Funcional Analítica – Un abordaje conductual de la relación terapéutica

FAP es un modelo de terapia cuya herramienta principal y foco de trabajo está en la relación terapéutica. Sí, sí, ya sé lo que van a decir: todas las terapias trabajan con la relación terapéutica, gran noticia, y no sólo eso, sino que han corrido ríos de tinta sobre el rol de los factores no específicos en psicoterapia, es decir, aquellos aspectos de la psicoterapia que no pertenecen a un modelo en particular pero que están presentes en toda intervención: el encuadre, la educación, expectativas de mejoría, entre otros, pero la relación terapéutica es la gran vedette de los factores no específicos.

La particularidad de FAP, en este aspecto, es que deliberadamente enfoca la relación terapéutica, es decir, intenta transformar ese factor no específico en un factor específico.

Los desarrolladores de este abordaje son Robert Kohlenber y Mavis Tsai, que describen de esta manera los inicios del modelo:

Originalmente desarrollamos FAP  (Kohlenberg & Tsai, 1991), para explicar por qué algunos de nuestros pacientes que recibían Terapia Cognitivo Conductual (TCC) estándar mostraban transformaciones inesperadas y profundas en sus vidas, más allá de las expectativas usuales del tratamiento. Cada uno de estos notables casos involucró una relación terapeuta-paciente particularmente emotiva, intensa e involucrada. Buscamos explicar estas relaciones utilizando un análisis conductual radical del proceso psicoterapéutico (Skinner, 1945, 1953, 1957, 1974), que enfatizaba la historia única de cada individuo. A Guide to Functional Analytic Psychotherapy, Tsai & Kohlenberg, 2009

Para quien escribe, lo más notable de FAP desde el primer momentoen que se la considera es que se trata de un abordaje puramente conductual. Ahora bien, el conductismo no es precisamente conocido por su emocionalidad y ternura, pero el subtítulo del libro del cual acabamos de citar es “Conciencia, coraje, amor y conductismo”. Rara mixtura si las hay.

Sin embargo, la premisa es rigurosamente conductual, y probablemente FAP sea uno de los modelos más cercanos a los principios básicos del conductismo, y por eso, vamos a tomar un pequeño desvío por algunas ideas básicas del análisis de la conducta.

Un bosquejo del conductismo

Dicho en pocas  palabras, el análisis de la conducta que propone el conductismo radical postula que la conducta está controlada o influenciada por el contexto, es decir, por los estímulos ambientales que están presentes antes de la conducta (denominados “antecedentes”), y por los efectos que esa conducta tiene en el ambiente (denominados “consecuencias”).

A su vez, esas consecuencias pueden hacer que la conducta tenga mayores probabilidades de repetirse en un futuro, en cuyo caso las llamamos “refuerzos”, o que tenga menores probabilidades de repetirse, en cuyo caso las llamamos “castigo”.

Destaquemos que ninguna consecuencia es un refuerzo o castigo en sí, sino que las definimos de uno u otro modo según el efecto que tenga sobre la conducta.  Por ejemplo, un shock eléctrico no es un castigo per se, salvo que reduzca la probabilidad de ocurrencia de una determinada conducta en el futuro. Debido a esto, la perspectiva conductual es necesariamente histórica: debemos considerar no sólo la conducta que elegimos analizar, sino también sus antecedentes, sus consecuencias, y cómo afectan a la conducta futura. También se incluye en este análisis la historia de aprendizaje del individuo, es decir, la historia de la relación entre el individuo y su ambiente.

Hay dos vertientes al analizar una conducta: una es su topografía, es decir, en qué consiste exactamente esa conducta, y otra es su función, es decir, la relación que establece entre antecedentes y consecuencias. Dos conductas pueden ser topográficamente similares pero funcionalmente distintas (el gesto para llamar a un taxi es similar al saludo nazi, pero la función es claramente distinta), y también opera la inversa: varias conductas, topográficamente distintas, pueden tener la misma función (por ejemplo, hay varias maneras para intentar mantener el pánico bajo control, tales como respirar de cierto modo, tomar un clonazepam, evitar lugares con mucha gente, etc, conductas distintas entre sí, pero con una función similar)

Esta forma de analizar una conducta puede aplicarse a conductas simples, como por ejemplo, el movimiento de un dedo al encender la luz, pero también a conductas más complejas, como una conversación con un terapeuta.

Esta forma de analizar la conducta tiene un objetivo claro: predecir e influenciar. Una conducta puede tener múltiples consecuencias, y no todas ellas serán relevantes si queremos modificarla. El fin último es poder identificar los aspectos ambientales relevantes (y en principio manipulables), que influencian esa conducta en cuestión.

La palabra “influencia” (o la que se usaba anteriormente: “control”), tiende a provocar escalofríos en los terapeutas, pero en realidad se trata de algo que hacen todas las psicoterapias: un terapeuta interpretando un lapsus, dando una tarea, señalando una distorsión, está influenciando al paciente, aún sin proponérselo deliberadamente. Y es justamente asumir este hecho y llevarlo al campo de la terapia la tarea que guía a FAP.

Un panorama general de FAP

En base a los principios bosquejados en la sección anterior, FAP formula algunos principios y pautas de intervención basados en las interacciones terapéuticas

FAP emplea la función de la conducta para establecer un paralelo entre las conductas que suceden fuera de la sesión y las conductas que suceden dentro de la sesión. Como dijimos antes, dos conductas pueden ser funcionalmente similares aunque descriptivamente sean distintas. FAP plantea entonces que algunas conductas que suceden en sesión van a ser similares a algunas conductas significativas que ocurren fuera de la sesión (que es donde querríamos ver los cambios).

FAP utiliza el concepto de Conductas Clínicamente Relevantes (CCR), para guiar las intervenciones. CCR es toda conducta que sucede en sesión y que tiene alguna importancia para el tratamiento de acuerdo a los objetivos de trabajo. Se distingue entre CCR1, que son ocurrencias de la conducta problemática y CCR2, que son conductas que señalan mejorías (hay también CCR3, que pasaremos por alto en esta pequeña recorrida).

Kohlenberg y Tsai (2009), las definen así:

(Las CCR1 son) problemas del paciente que ocurren en sesión. Las CCR1 son ocurrencias en sesión de los repertorios del paciente que han sido especificados como problemas, de acuerdo a las metas para la terapia y la conceptualización de caso. Debe haber una correspondencia entre CCR1 específicas y problemas cotidianos particulares. Comprender las CCR1 requiere una apreciación de la conducta en términos de clases de respuesta que incluyen distintas topografías conductuales (…). Si FAP es exitosa, los CCR1 deberían disminuir en frecuencia a lo largo de la terapia.

Para dar un ejemplo un poco burdo (no se me pongan exquisitos), supongamos que tenemos un paciente cuyo motivo de consulta es la dificultad para generar relaciones sociales cercanas. En este contexto, una CCR1 podría ser, por ejemplo, que durante la sesión, ante una pregunta del terapeuta acerca de sus emociones el paciente cambie de tema.  Una CCR2, en cambio, podría ser que ante una pregunta de este tipo, el paciente hable sobre algo que le resulta doloroso, resultando en mayor intimidad en el vínculo terapéutico.

Ahora bien, como decíamos antes, una conducta aumenta sus probabilidades de repetirse según las consecuencias con las que se encuentre. Y dado que el terapeuta es el contexto del paciente, aquél intentará reforzar las CCR2, y extinguir (no reforzar), las CCR1, por medio de expresar y amplificar sus respuestas ante las conductas del paciente. En el ejemplo que acabamos de dar, un terapeuta podría reforzar esa CCR2 por medio de un comentario (“aprecio que compartieras conmigo que es valioso para vos, aún cuando sea doloroso), un gesto de cercanía, o simplemente prestando atención en silencio –lo que sea que funcione como refuerzo para esa conducta en particular.

Es interesante notar que, consistentemente con una perspectiva contextual-funcional las conductas clínicamente relevantes no se limitan a las conductas del paciente, sino que también se incluyen las conductas problemáticas y positivas del terapeuta (denominadas T1 y T2 respectivamente)

En base a esta definición de las CCR, FAP postula cinco reglas de intervención, que no deben ser entendidas como instrucciones rígidas, sino como guias generales y flexibles para guiar el trabajo terapéutico:

Regla 1) Prestar atención a las CCR.

Esencialmente esta regla es un recordatorio para el terapeuta de que las CCR van a ocurrir durante la hora de terapia. Un paciente que tiene problemas haciendo amigos puede alienar al terapeuta. Un paciente que es agresivo con otros puede ser hostil con el terapeuta (…)Es el trabajo del terapeuta FAP observar y notar estas conductas cuando ocurren.

Regla 2) Evocar las CCR.

Además de notar las CCR, la regla 2 sugiere estructurar la relación terapéutica para evocarlas (…), lo cual puede incluir utilizar técnicas de otros modelos terapéuticos con el propósito específico de evocar conductas clave del paciente.

Regla 3) Responder contingentemente a cualquier CCR que ocurra en sesión.

Esta es la regla esencial que define el mecanismo de acción en FAP. Los momentos claves en FAP son cuando una CCR2 (conductas de mejoría), ocurre y el terapeuta se ve naturalmente afectado por ella. El terapeuta expresa o amplifica su respuesta natural al paciente en un intento de reforzar la conducta de mejoría. El énfasis en FAP es en el refuerzo natural, de modo que los terapeutas FAP desarrollan relaciones genuinas y compasivas con los pacientes y permiten que sus reacciones naturales en el momento guíen sus respuestas antes las CCR.

Regla 4) Observar los efectos potencialmente reforzantes de la conducta del terapeuta en relación a las CCR del paciente.

Para comprender esta regla, debemos recordar que los conductistas definen el refuerzo funcionalmente, como cualquier evento que lleve a un incremento de la conducta, y no topográficamente según alguna forma específica de la conducta. Por esto, para que un terapeuta sepa si la regla 3 está efectivamente ocurriendo, la regla 4 alienta al terapeuta a observar los cambios conductuales del paciente a lo largo del tiempo.

Regla 5) Proveer interpretaciones funcionales de la conducta, como también alentar estrategias de generalización de la conducta, tales como tareas entre sesiones. Las interpretaciones funcionales se refieren a identificar antecedentes y consecuencias en sesión para una conducta dada, de manera de poder generalizar este análisis a la vida fuera de la sesión.

FAP en contexto

Dicho en pocas palabras, FAP provee una estrategia general para que la relación terapéutica pueda ser utilizada de manera que genere impactos duraderos fuera de las sesiones, empleando para esto las respuestas del terapeuta. Esto tiene algunas consecuencias respecto al estilo de las sesiones. En primer lugar, las sesiones de FAP están intensamente enfocadas en el momento presente, es decir, en los intercambios y respuestas que ocurren en ese momento en particular. Aún cuando se esté hablando de un tema externo a la sesión, el foco estará en lo que ese tema genera, aquí y ahora.

En segundo lugar, las sesiones FAP son intensas. No hay otra manera de decirlo. Se trata de una forma de terapia que busca evocar en la relación terapéutica aquellos aspectos más dolorosos de la vida del paciente, por lo cual la emocionalidad es alta. Consistentemente con esto, los entrenamientos para terapeutas de FAP suelen ser intensos, ya que la formación del terapeuta se realiza principalmente de manera experiencial.

Hablando desde otro lugar, FAP es un modelo que por naturaleza se presta para la integración, y de hecho tiene vínculos muy cercanos con otros modelos de tercera ola. En terapia dialéctico conductual (DBT), por ejemplo, en el libro de Linehan (1993),se incluyen principios de FAP para guiar la relación terapéutica, y en terapia de aceptación y compromiso(ACT) es común escuchar que “no se puede hacer ACT sin FAP”. Se trata de abordajes históricamente tan cercanos que el intercambio es fluido en ambas direcciones, incorporando desarrollos y avances.

En resumen, una rara avis en el conjunto de las terapias de tercera ola que, sin embargo, es completamente consistente con los principios generales de la misma.

(Gracias a Paula José Quintero por sus comentarios y sugerencias en este artículo)

  • Ciencia y Evidencia en Psicología

El ejercicio aeróbico podría reducir los episodios de migraña

  • 25/11/2013
  • David Aparicio

Por lo general se dice que el ejercicio físico puede ser un posible disparador de los ataques de migraña, esto provoca que los sujetos que sufren de esta condición eviten el ejercicio físico, lo que resulta en una menor resistencia aeróbica y menor flexibilidad. Sin embargo, los datos de un estudio dirigidos por la Dra. Emma Varkey,  describen que un programa de ejercicios específicamente diseñado, puede ser bien tolerado por los pacientes, dando como resultado una menor frecuencia de dolores de cabeza y una mejora en la calidad de vida.

El número de ataques de migraña había disminuido

El ensayo fue publicado en la revista Headache: The Journal of Head and Face Pain (Jaquecas: La revista de la cabeza y dolor facial). Y utilizó una muestra de 26 personas que sufrían de migraña, las cuales fueron examinados antes, durante y después de la intervención de ejercicio aeróbico. El programa se basó en ejercicios de spinning (para el ejercicio aeróbico continuo) que fue diseñado para mejorar el consumo máximo de oxígeno sin empeorar las migrañas de los pacientes.

Después del periodo de tratamiento, el consumo máximo de oxígeno de los participantes aumentó significativamente. No se encontró un empeoramiento en las migrañas en ningún momento durante la investigación y se observó que, pasado un mes de haber finalizado el tratamiento, el número de ataques de migraña había disminuido, así como también el número de días con migraña por mes, la intensidad de las mismas y el consumo de medicación.

 Puede ser una opción preventiva

Estos resultados impulsaron a los investigadores a estudiar 3 años después, si el ejercicio físico aeróbico (40 minutos, 3 veces a la semana) puede ser utilizado como tratamiento preventivo de los ataques de migraña, y encontraron que éste puede ser una opción preventiva para los pacientes que no se benefician o no quieren tomar una medicación diaria.

Estas dos investigaciones demuestran que es posible implementar intervenciones específicas alternativas a la medicación para la migraña. Sin embargo, es importante que hables con tu médico y que juntos evalúen las opciones de tratamiento. No dejes tu medicación sin consultar.

Descarga Material Educativo de Cefaleas Precipitantes de migraña

Fuente: ScienceDaily
Imagen: PCTRS

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