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Publicaciones por mes

agosto 2014

23 Publicaciones
  • Recursos para Profesionales de la Psicología

(Vídeo) Cómo el azúcar afecta a tu cerebro

  • 30/08/2014
  • David Aparicio

Cuando comes algo cargado de azúcar, el paladar, intestino y cerebro toman aviso. Esta activación de tu sistema de recompensas cerebral no es diferente al de las sustancias adictivas como el alcohol o la nicotina – una sobrecarga de azúcar incrementa los niveles de dopamina y te deja con ganas de más azúcar. En esta clase de TED la especialista en nutrición Nicole Avena nos explica por qué debemos disfrutar con moderación de los dulces y golosinas.

El vídeo está en inglés (le pedimos disculpas por eso), pero estaremos atentos para agregar los subtitulos en español cuando estén disponibles.

Puedes tomar un breve test sobre el vídeo aquí.



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  • Salud Mental y Tratamientos

Terapia de exposición 3.0

  • 29/08/2014
  • Fabián Maero

Ah, exposición. Vapuleada, desdeñada, pero pese a todo más útil que una Victorinox en un camping.

Terapia de exposición es un recurso que ha demostrado ser efectivo en una amplia gama de trastornos, como por ejemplo fobias, estrés postraumático, trastorno obsesivo compulsivo, trastorno de pánico, trastorno de ansiedad social, entre otros (Norton & Price, 2007).  Además de su eficacia, una gran ventaja de terapia de exposición es su flexibilidad en tanto herramienta: se puede adaptar a distintos formatos (exposición prolongada, interoceptiva, vía realidad virtual, en vivo, imaginaria, gradual, masiva, con tensión aplicada, etc), y se puede utilizar como tratamiento en sí misma o como componente en tratamientos más complejos. Tiene unos 60 años de investigación y aplicación clínica a sus espaldas, y en general es uno de los recursos más potentes que se pueden utilizar en la clínica.

Además de todo eso, es uno de los recursos menos utilizados en psicoterapia. Por ejemplo, Harned, Dimeff, Woodcock, & Skutch, (2011) sugieren que sólo entre un 7 y un 38% de los terapeutas TCC utilizan terapia de exposición en el tratamiento de trastornos de ansiedad. ¿Por qué cuernos pasa esto? Mi hipótesis (que, de paso, es completamente robada de Boudewyns & Shipley, 1983 y Fontana et al., 1993), es que en primer lugar, los terapeutas no entienden bien terapia de exposición, y segundo, más importante, es que a los terapeutas les da ansiedad trabajar con terapia de exposición.



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Consideren el siguiente reporte de intervención (Craske et al, 2014):

“Roberto es un hombre de 43 años que buscó terapia por pensamientos intrusivos relacionados con dañar a su hijo recién nacido. A la vez que creía que nunca dañaría a sus hijos, sentía un extremo malestar por estas imágenes. Específicamente, imaginaba que sofocaba a su hijo mientras éste dormía”

Se abordó el caso con terapia de exposición, y en el reporte del caso Craske y colaboradores narran lo siguiente:

“Algunas de las exposiciones más difíciles, tales como poner su mano en el cuello de su hijo dormido durante un período especificado de tiempo, fueron trabajadas tempranamente en la terapia” (la cursiva es mía).

¿No les da un escalofrío en la nuca la parte resaltada en cursivas? Es chocante, sin duda. Sin embargo, el tratamiento funcionó en 12 sesiones. Tres meses de terapia. Y no es un caso aislado, en absoluto; hace algún tiempo publicamos un video de Lars-Goran Öst trabajando con una persona fóbica a las serpientes en sólo 3 horas.

Lo curioso es que exposición es un recurso que todo terapeuta utiliza, más allá de su orientación teórica, más tarde o más temprano, aún de manera involuntaria. Piensen en lo que pasa cuando acompañamos a un niño que tiene miedo a entrar a una pileta: lo ayudamos a entrar al agua con paciencia, lo alentamos a que juegue en la parte menos profunda, y gradualmente lo alentamos a que se nade a la parte más honda (salvo que adhieran a la escuela de enseñanza natatoria de mi primo, denominada “Ups, te empujé a la parte más honda de la pileta sin querer”). Vean el video de Öst,y podrán notar que está haciendo exactamente eso (lo del contacto gradual, no lo de mi primo, que de todos modos fue efectivo). Por supuesto, terapia de exposición es más sofisticada y necesita un entrenamiento especial -particularmente una comprensión del contexto en que tiene lugar la conducta- pero en su esencia, se basa en tomar contacto sin defensa con experiencias evitadas.

El asunto es que trabajar con exposición requiere un terapeuta dispuesto a experimentar malestar. Los que trabajamos con exposición sabemos que es más fácil (y menos efectivo), hablar de una fobia con un paciente en lugar de ayudarlo a exponerse al miedo.

Exposición hoy

Una característica fascinante (al menos para los nerds como yo), de los procedimientos que se basan en investigación es que van cambiando y mejorando según avanza lo que sabemos sobre ellos. No son estáticos, no permanecen siempre iguales sino que cambian, se adaptan conforme vamos aprendiendo, y este ha sido el caso también con exposición. A la vez que sigue siendo una de las principales herramientas del arsenal terapéutico, ciertas formas de trabajar con ella han cambiado en base a lo que fuimos aprendiendo. Si no están demasiado aburridos hasta aquí, permítanme reseñar los principales cambios que han ocurrido dentro del campo de terapia de exposición.

Modelo teórico

Se sabe que la exposición generalmente funciona. Ahora bien, dar cuenta de cómo funciona es un asunto completamente distinto.

Para decirlo mal y pronto (lo cual no creo que sea un problema, si quisieran leerlo bien dicho no me estarían leyendo a mí), inicialmente se postuló que la exposición funcionaba por medio del mecanismo de habituación (Rankin et al, 2009),  generando un “des-aprendizaje” del aprendizaje del miedo (véase Bouton, 2002). Esto tiene consecuencias concretas en la clínica: si la teoría postula que la exposición tiene que borrar o reemplazar el aprendizaje anterior, puedo evaluar el progreso de una terapia midiendo el nivel de miedo del paciente: si el miedo se va, es que el aprendizaje se debe haber borrado/olvidado/habituado. En gran parte, de aquí viene la conocida instrucción de “permanecer en la situación hasta que el miedo disminuya”. Si el miedo baja, es que el aprendizaje anterior ha perdido efecto.

El cambio de mareas se originó cuando a partir numerosas investigaciones se comenzó a postular que la exposición no borra ni reemplaza los viejos aprendizajes sino que genera un nuevo aprendizaje inhibitorio que compite con el anterior (Bouton, 2002; Craske et al., 2008). Verlo de esta manera involucra que  el estímulo que genera el miedo adquiere una doble función, excitatoria e inhibitoria; luego de la exposición dependerá de una serie de variables contextuales cuál será la función que se expresará en un momento determinado, es decir, si se expresará el aprendizaje excitatorio (ie. miedo), o el inhibitorio.

Para representarse esto, imaginen que tienen una ruleta de casino que en lugar de tener varios números y opciones, sólo tiene un número posible, pongamos el 7. Cada vez que se haga girar la rueda, saldrá el 7 porque es el único número que tiene (sí, es la ruleta más aburrida del mundo). Esa es la situación con el aprendizaje excitatorio inicial, cuando predomina el miedo: es completamente predecible que ante un estímulo A, habrá una respuesta de miedo B. Ahora bien, cada aprendizaje de exposición es como agregar a la ruleta otro número, y otro, y otro, hasta llegar a decenas de números posibles en la ruleta. El número original no se ha ido ni borrado sino que se ha convertido en altamente improbable: frente a un estímulo A, ahora puedo tener la respuesta B, pero también la respuesta C, o D, o E, etc. Eso es lo que denominamos ampliación del repertorio de conductas o también flexibilidad.

Como decía antes, esto tiene consecuencias prácticas: si con la exposición estoy tratando de “borrar” un aprendizaje, voy a seguir ciertos pasos e indicadores. Si, en cambio, con la exposición estoy tratando de generar respuestas alternativas, voy a seguir otros pasos.

Estrategias clínicas

De acuerdo a varias investigaciones respecto a las sutilezas de cómo funciona la extinción, Craske et al (2014), proponen una serie de recomendaciones clínicas para trabajar con exposición. Si todavía no están hartos… solo denme unos minutos más. Algunas de las estrategias que se sugieren son las siguientes:

Violación de expectativas: esta estrategia consiste en diseñar exposiciones que principalmente violen las expectativas respecto a la frecuencia o intensidad de los resultados negativos. Es decir, en lugar de que la exposición se sostenga hasta que el miedo baje, es preferible que se sostenga hasta tanto las expectativas sobre el estímulo sean violadas, hasta que el paciente aprenda algo nuevo. Craske lo ejemplifica de esta manera: “para personas que tienen miedo de tener un ataque cardíaco en un ascensor, la exposición puede ser llevada a cabo en ensayos de exposición cada vez más prolongados en el ascensor aunque el miedo no disminuya en cada ensayo” (las cursivas son mías). Básicamente, la idea es enfatizar la diferencia entre expectativas y experiencia.

Extinción profundizada: cuando sea posible, se combinan varios estímulos que han pasado por un proceso de exposición en un solo ensayo. Por ejemplo, si estamos trabajando con miedo a las arañas, podemos exponer primero a un tipo de araña, luego a otro tipo de araña, y luego (extinción profundizada), exponer con ambos tipos de araña a la vez.

Extinción ocasionalmente reforzada: este requiere un poco más de experiencia para llevar a la práctica, consiste en provocar (o permitir), que durante el período de extinción haya nuevas oportunidades de experimentar la respuesta problemática. Por ejemplo, inducir nuevamente síntomas de pánico en situaciones que han pasado por exposición y ya no generan respuestas de evitación.

Prevención o remoción de señales de seguridad: esta estrategia es bien conocida, se trata de remover todo objeto o conducta que sirva para señalar que el sujeto está “a salvo del miedo” durante la exposición. No tiene sentido llevar a cabo una exposición si la persona tiene un blister de clonazepam en el bolsillo “por las dudas”.

Variabilidad: esta es mi favorita (sí, tengo estrategias de exposición favoritas, soy tan geek como quiero). Básicamente implica volver un poco más impredecible el estímulo de la exposición. “En exposición variable, ésta es llevada a cabo con los ítems de la jerarquía en un orden aleatorio, sin importar los niveles de miedo o la reducción de miedo (…) Llevamos a cabo exposición con estímulos variables, con duraciones variables y con niveles de intensidad variables” (Craske, 2014)

Múltiples contextos: esta también es una estrategia ampliamente conocida, y es similar a la anterior, ya que consiste en llevar a cabo la exposición en el mayor número posible de contextos distintos en lugar de sólo hacerlo en el consultorio. La idea aquí, claro está, es generalizar el aprendizaje a situaciones distintas para fortalecerlo y volverlo más disponible.

Reconsolidación: esta estrategia es la que menor solidez de evidencia tiene, pero resulta interesante para pensar. Consiste en presentar brevemente el estímulo condicionado antes de la exposición, por ejemplo, presentar la araña durante unos segundos, una media hora antes de empezar con la exposición. Esto viene de la mano de los desarrollos en neuro sobre las emociones y recuerdos (Ledoux, por ejemplo), que sugieren que cada vez que un recuerdo es recuperado se vuelve a escribir en la memoria a largo plazo; por lo tanto, introduciendo nueva información cuando ese recuerdo se recupera se podría modificar el recuerdo en sí. Como dije recién, la evidencia es contradictoria en este caso (y hay algunos problemas conceptuales también), pero vale la pena jugar con la idea.

Cerrando

Sin duda, trabajar con exposición no es para cualquier terapeuta. No sólo es más complejo de lo que parece, sino es necesario cierto grado de valentía para no sólo permitir, sino activamente promover que el malestar esté presente en una sesión. Ayudar a que un paciente enfrente sus monstruos requiere un terapeuta dispuesto a hacer lo mismo.

Varias de las indicaciones que hemos reseñado apuntan a potenciar el miedo, en lugar de disminuirlo. Por decirlo de algún modo, estas indicaciones apuntan a traer el miedo a la luz y lidiar con él de varias formas. Los que trabajan con modelos que enfatizan flexibilidad psicológica (ACT, por ejemplo), habrán notado que varias de estas indicaciones son consistentes con el modelo: generar variabilidad de respuestas y aproximación (como podría ser observar con curiosidad y apertura al estímulo), no focalizar en la emoción sino en la conducta, permitir o incluso fomentar que el miedo esté presente. Steven Hayes termina un handout de exposición con estas instrucciones para cuando se realiza la exposición (Hayes & Smith, 2005):

“Divertite un poco. Hacé algo (cualquier cosa), nuevo en esa situación. Contá un chiste. Tarareá. Comé. Saltá. Jugá pequeños juegos mentales”

Técnicamente, lo que está promoviendo en ese fragmento son nuevas conductas. En la práctica, esto resulta en sentir abiertamente el miedo; no es tolerarlo, no es resignarse a él, no es intentar borrarlo, sino aceptarlo, aumentarlo incluso, y jugando un poco, hacerle espacio en la vida.

Imagen: Batanga

Referencias

  • Bouton, M. E. (2002). Context , Ambiguity , and Unlearning : Sources of Relapse after Behavioral Extinction: Four Mechanisms of Relapse.
  • Craske, M. G., Kircanski, K., Zelikowsky, M., Mystkowski, J., Chowdhury, N., & Baker, A. (2008). Optimizing inhibitory learning during exposure therapy. Behaviour Research and Therapy, 46(1), 5–27.
  • Craske, M. G., Treanor, M., Conway, C. C., Zbozinek, T., & Vervliet, B. (2014). Maximizing exposure therapy: An inhibitory learning approach. Behaviour Research and Therapy, 58, 10–23.
  • Harned, M. S., Dimeff, L. A., Woodcock, E. A., & Skutch, J. M. (2011). Overcoming barriers to disseminating exposure therapies for anxiety disorders: a pilot randomized controlled trial of training methods. Journal of Anxiety Disorders, 25(2), 155–63.
  • Norton, P. J., & Price, E. C. (2007). A meta-analytic review of adult cognitive-behavioral treatment outcome across the anxiety disorders. The Journal of Nervous and Mental Disease, 195(6), 521–31.
  • Rankin, C. H., Abrams, T., Barry, R. J., Bhatnagar, S., Clayton, D. F., Colombo, J., Thompson, R. F. (2009). Habituation revisited: an updated and revised description of the behavioral characteristics of habituation. Neurobiology of Learning and Memory, 92(2), 135–8.
  • Análisis

Sexo dopamínico

  • 28/08/2014
  • Asociación Educar

Una de nuestras hormonas más famosas es la Sra. Dopamina: la “mina” (mujer, en lunfardo) que te “dopa” (te droga). Aunque también el término podría aludir a minas de oro, o de guerra, cosa que también tendría su lógica. Lejos estamos de que éstas sean sus raíces etimológicas, pero es muy real que particularmente los hombres (aunque no en forma exclusiva) somos altamente vulnerables a quedar dopados por… minas.

Cuando los niveles de dopamina son óptimos somos la mejor versión de nosotros mismos: estamos motivados, alegres, satisfechos, nos relacionamos bien con los demás, nuestra libido es buena, sentimos amor, tomamos riesgos a conciencia y estamos entusiastas, pero no febriles.

Asimismo, si nuestra dopamina está muy alta nos sentimos obligados a conseguir lo que sea sin que nos importen las consecuencias; nos ponemos exigentes y de mentalidad fija. Esto era muy bueno hace 150.000 años cuando lo que teníamos que obtener era comida, abrigo o pareja, comandados por nuestra genética.



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Sin embargo, si los niveles están muy bajos puede venir el desgano, la depresión, libido baja, disfunción sexual y la búsqueda de adicciones para restablecer lo perdido.

Cuando los niveles de dopamina son óptimos somos la mejor versión de nosotros mismos

No malinterpretemos: no es solamente la dopamina la responsable de estos cambios, pero sí influye enormemente. Es que a la hora de entendernos, si fuéramos un guiso, las hormonas serían algo así como los condimentos. Así como hay mil formas de condimentar un guiso, variando las cantidades y proporciones de las distintas especias, hay también innumerables posibilidades de combinar cantidades y tipos de hormonas dentro de nosotros.

A los guisos que comemos los sazonamos a voluntad, en cambio nuestro “guiso” emocional se adereza casi siempre sólo, guiado por funciones inconscientes. De hecho, algunos huelen exquisito y otros, horrible; los hay incomibles, picantes, salados, desabridos, etc. Asimismo, están los que tienen mal aspecto pero saben bien, o los que por más ricos que parezcan son intragables. En fin, las combinaciones son incalculables y las sorpresas están siempre a la vuelta de la esquina.

Lo que no deja de sorprender es el hecho de que por más que sepamos que somos nosotros los que fabricamos nuestros cócteles hormonales, solemos responsabilizar a otros por el estado de nuestro ánimo, asumiéndonos como máquinas reactivas, únicamente manejados por el entorno.

Pero volvamos a la dopamina y las minas (no me refiero a las que explotan, ni a las de oro.) Venimos con una orden genéticamente programada que puede resultarnos súper estresante: reproducirnos. Como sabrán, nacemos con todo un paquete de órdenes ancestrales como, por ejemplo, conseguir territorio, establecer jerarquías, alimentarnos, ahorrar energía y perpetuar la especie, entre muchas otras. Pero ya que pasamos tantas horas con el sexo dándonos vuelta por la cabeza, sea consciente o inconscientemente, veremos cómo la Sra. (o Srta.) Dopamina puede intervenir para arraigar ciertos patrones de comportamiento.

Nuestras primitivas redes emocionales del cerebro activarán fuertemente el circuito dopaminérgico de recompensa, premiándonos con placenteras descargas cuando nos movemos en dirección a su pedido de encuentro sexual. Nos premia cuando se nos pasa por la cabeza, e incluso más si hacemos algo para conseguirlo, y nos recontra gratifica cuando lo logramos. Y después: ¡Hasta la vista, baby! Chau premios por un buen rato. A no ser que…

Las hormonas serían algo así como los condimentos

Pasemos primero a los ratones. Los científicos ponen un ratón macho con una hembra receptiva y al cabo de un tiempo (y antes de que “concrete”) le miden sus niveles de dopamina y ven ―como es de esperarse dentro del paquete de cambios hormonales que inducen a un macho a procrear― que los valores de dopamina suben hasta que logra copular con ella (hay que estar muy atentos, porque es uno de los actos más veloces y cortos que conozco ―admiro profundamente la paciencia científica―). Acto seguido le vuelven a medir su dopamina y se observa que el número cayó por debajo de lo normal y puede mantenerse así por varios días. No obstante, si lo colocan junto a una nueva hembra receptiva, la cifra inmediatamente vuelve a subir como parte del paquete hormonal de conducta procreativa, para luego volver a hundirse una vez alcanzado el objetivo de copular. ¡Pobre ratón! Uno imagina que ya no da más… Sin embargo, cuando aparece a su lado otra nueva hembra receptiva… ¡Dale que va! Lo mismo. Y si le siguen presentando ratonas, el final del cuento puede llegar a ser muy triste. Quizás en el cielo de los ratones lo reciban como a un héroe, pero en la tierra su misión habrá terminado.

Como se puede ver con los ratones, intercambiar genes es absolutamente prioritario para la naturaleza. Cada vez que los hacemos, los nuevos individuos recombinan caracteres, se reparan cadenas de ADN averiadas y se da también la posibilidad de que ocurran mutaciones que pueden mejorar la especie.

El placer recibido por una “auto dosis” de dopamina es sumamente adictivo

Los humanos no estamos exentos de este tipo de comandos genéticos, pero nuestros comportamientos sexuales, alterados por el aprendizaje social, son mucho más complejos y variables. Sin embargo, no es poco común quedar atrapado en el primitivo patrón de comportamiento del tercero en discordia, y la dopamina tiene mucho que ver en este escenario. Tendemos a repetir patrones de conducta que nos producen placer y al hacer esto los reforzamos y solidificamos hasta creernos que son nuestra única posibilidad.

El placer recibido por una “auto dosis” de dopamina es sumamente adictivo y, a veces, simplemente quedamos pegados a los comportamientos que nos hicieron conseguirla.

Al igual que con cualquier adicción, hay un período de “subidón” y otro de “resaca” que nos hace anhelar restablecer los niveles dopamínicos anteriores, cosa que generalmente buscamos a través de los patrones de comportamientos que ya conocemos. La dopamina sube durante los coqueteos para luego caer después del orgasmo. Claro que algunos sienten esta resaca como desesperante y hacen lo que sea por recuperarlos. De hecho, si buscar un tercero es la única opción que conocemos para lograrlo, no es de sorprenderse que quedemos atrapados en una adicción sexual. Somos adictos a lo que no podemos dejar de hacer. Si nuestro cerebro no conoce otra opción, no puede elegirla.

Hay distintas formas de abordar el sexo. Si polarizamos la manera en la que encaramos nuestra vida sexual podemos encontrar dos extremos: por un lado, la lujuria, por el otro, el amor. En la lujuria total el otro es un objeto usado para obtener el placer de un orgasmo, mientras que en el amor total la ecuación se invierte y lo importante es lo que damos y el orgasmo deja de ser el fin primordial. Oscilamos combinando ambas variables.

En el extremo del amor, el nivel de dopamina se mantiene más estable al no caer abruptamente después del orgasmo.

No estamos diciendo que la única forma de ser felices es evitando el orgasmo .Pero, ¿por qué no expandir nuestras posibilidades? Usar nuestra sexualidad como forma de comunicación íntima y de expresión de afecto profundo ―y no sólo con un fin de descarga― amplía las opciones de nuestro cerebro. Instalar nuevos patrones de comportamiento nos ayudará a independizarnos de nuestros comandos biológicos ancestrales, y nos dará la posibilidad de elegir cómo sentirnos bien.

Ésta no es una cuestión menor: reentrenar nuestro sistema de recompensa, ayudarlo a aprender a esperar y postergar la gratificación (o encontrarla circulando caminos nuevos) puede ser uno de los desafíos más liberadores de nuestra vida.

Instalar nuevos patrones de comportamiento nos ayudará a independizarnos de nuestros comandos biológicos 

Aprender a independizarnos de nuestros comandos emocionales primitivos y reconocernos más que ellos nos proveerá de una enorme fortaleza. Dejar de ver los pedidos de nuestro cerebro emocional como órdenes y entender que son simplemente opciones que conscientemente podemos ignorar o tomar nos dará una gran entereza:

¿Por qué no usar al sexo como herramienta para enseñarle a nuestro sistema emocional a circular por otras opciones?

Cambiar hábitos no es algo que se aprenda en un abrir y cerrar de ojos. Esto no nos produce una satisfacción inmediata, y a nuestro sistema emocional no le gusta esperar: está en cada uno elegir. Las recompensas más grandes son las que más cuestan conseguir. Para obtener logros nuevos es necesario hacer las cosas de una forma distinta de la que venimos funcionando: paso a paso, pero con determinación y paciencia.

Como bien dijo Albert Einstein: “Locura es hacer una y otra vez lo mismo esperando un resultado diferente”. O como lo expresó una anciana sabia: “Es mejor aprender a remar que seguir cambiando de botes”. Si no sabes remar un bote, tampoco sabrás hacerlo en otro. Aprender es, a largo plazo, un mejor negocio para bajar nuestra cuota de estrés y crecer durante el proceso.

¡Qué tengan una hermosa semana, con niveles óptimos de dopamina, para mantener nuestra energía alta, nuestra mente calma y nuestro corazón contento!

Autor: Prof. Nse. Carlos Teisaire
Artículo de opinión: La opinión es una creencia subjetiva, y es el resultado de la emoción o la interpretación de los hechos. Una opinión puede ser apoyada por un argumento, aunque las personas pueden dibujar las opiniones opuestas de un mismo conjunto de hechos. Este artículo representa la opinión del autor y no necesariamente de aquellos que colaboran en Psyciencia.
Artículo previamente publicado en Asociación Educar.
Imagen:  Jandira

  • Ciencia y Evidencia en Psicología

Habría menos violencia domestica entre las parejas casadas que consumen marihuana

  • 28/08/2014
  • David Aparicio

La edición de agosto de la revista Psychology of Addictive Behaviors nos presenta una interesante y, quizás para algunos, controversial investigación que sugiere que las parejas que fuman marihuana frecuentemente son menos propensas a sufrir de violencia doméstica.

El estudio fue conducido por investigadores de la Universidad de Buffalo y contó con la participación de 634 parejas casadas durante nueve años y su objetivo principal fue intentar clarificar algunos datos consistentes sobre la violencia doméstica entre las parejas que fuman marihuana.

Las parejas que consumen marihuana juntos tienen valores y círculos sociales similares



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Estos fueron sus hallazgos:

  • El consumo más frecuente por parte del marido y de la esposa (de 2 a 3 veces al mes o más a menudo) predijo una menor frecuencia de violencia en la pareja (IPV) realizada por los maridos.
  • El consumo de marihuana por parte de los esposos también predijo menos IPV perpetrada por las esposas.
  • Los parejas en las que ambos cónyuges usaron marihuana frecuentemente reportaron la menor frecuencia de IPV.
  • La relación entre el consumo de marihuana y la reducción de violencia de pareja fue más evidente entre las mujeres que no tenían antecedentes de conducta antisocial previa.
  • Se encontró una relación positiva entre las parejas que usan marihuana y episodios de IPV, pero solo en las parejas que habían reportado un agresión física durante el año previo al matrimonio.

Los investigadores creen que las parejas que consumen marihuana juntos tienen valores y círculos sociales similares, y sería esta similitud la responsable de reducir la probabilidad del conflicto.

Si bien estos resultados son bastante llamativos, hay que resaltar que este estudio no examinó si el uso de marihuana en un día determinado reduce la probabilidad de episodios de violencia en ese momento, sino la ocurrencia de dichos episodios a lo largo de los 9 años del estudio. Y aunque este estudio apoya la idea de que la marihuana no incrementa, y hasta podría relacionarse con la reducción la probabilidad de un conflicto agresivo, todavía faltan investigaciones que repliquen estos hallazgos y que evalúen el consumo diario de marihuana y alcohol y la probabilidad de conflicto en el mismo día.

Puedes acceder a la investigación aquí.

Fuente: Psypost
Imagen: Huffpost

  • Ciencia y Evidencia en Psicología

Enfermeras preocupadas por las personas son más propensas al Burnout

  • 26/08/2014
  • David Aparicio

“Quiero ayudar a las personas”. Esa es la respuesta que solemos recibir cuando le preguntamos a alguien por qué va a estudiar o ejerce la enfermería.  Parecería que ese objetivo altruista de ayudar a otros debería ser la principal causa a la hora de ser enfermera/o. Sin embargo, nuevos datos nos sugieren que este motivador podría jugar en contra e incluso repercutir directamente en la salud de los enfermeras.

Según los investigadores de la Universidad de Akron, las enfermeras que son motivadas principalmente por el deseo de ayudar a otros son más propensas a sufrir de burnout (síndrome del quemado), en comparación con aquellas que están motivadas por el disfrute de su trabajo o su estilo de vida.

También hallaron que las enfermeras que entran a esta carrera por otras razones o en conjunto con la de ayudar a otros, encuentran su trabajo menos estresante, lo que resulta en menos burnout, mejor salud personal y un compromiso laboral más alto.



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Las enfermeras que entran a esta carrera por otras razones o en conjunto con la de ayudar a otros, encuentran su trabajo menos estresante

Asimismo, encontraron que las enfermeras que estaban altamente motivadas por el estilo de vida que el trabajo les provee y la habilidad de interactuar personalmente con los pacientes, se sintieron más satisfechas con su empleados y menos inclinadas a dejar su trabajo.

Los investigadores explican que este estudio no intentó evaluar qué tan bien realizaban su trabajo las enfermeras según sus motivaciones. A su vez, añaden que se deben realizar estudios con una muestra más amplia de enfermeras que permita profundizar en esas relaciones.

El estudio se valió de los datos de más de 700 profesionales de  enfermería, de los cuales el 90% eran mujeres  y sus datos fueron presentados el 19 de agosto de 2014 en la 109 reunión de la American Sociological Association. Puedes enviar un email a Daniel Fowler para solicitar una copia de la investigación.

Fuente: Medical News Today
Imagen: Pitchengiveline

 

 

  • Análisis

¿Por qué hay más separaciones en verano?

  • 26/08/2014
  • Clotilde Sarrió

En el ámbito de la psicoterapia abundan una serie de mitos que en nada ayudan a lo que debería ser el trabajo personal del pacientes que acude a un psicoterapeuta y, en general, de quienes en un momento determinado de sus vidas les preocupa un problema que interfiere en la estabilidad de las mismas.

Uno de estos mitos es la tendencia exagerada a utilizar el mantra “hay que ser positivos”, como consejo-panacea universal que, sin rigor profesional, y abusivamente, utilizan quienes tienden a espiritualizar los problemas y preocupaciones sin contemplar la realidad. Otro de los mitos es aventurar que “el nacimiento hijo ayuda a resolver los problemas de pareja”, craso error desde la perspectiva de una psicoterapia seria. El tercer mito, precisamente del que trata este artículo, es la creencia de que “una pareja puede resolver la crisis de relación que atraviesa haciendo un viaje de placer”.

Crisis de pareja y vacaciones

Mi experiencia profesional echa por tierra este último mito –mas bien una fantasía– según suelo comprobar en algunos pacientes después de las vacaciones de verano, una época del año que suele abocar en frecuentes separaciones y divorcios otoñales. Esto es debido a que ciertas parejas en crisis pretenden resolverla en vacaciones, forzando su convivencia sin haber planteado previa y adecuadamente sus problemas en común, y aun menos los individuales que cada uno aporta a la relación. Es por ello que, al estar juntos más horas al día, sin los lapsus de respiro que brindan las actividades de la vida cotidiana, quedan más en evidencia las discrepancias y se acelera el riesgo de ruptura. Cuando un pareja en crisis se plantea realizar un viaje mágico para salvar su relación, se suelen crear expectativas que someten a un sobreesfuerzo a ese gigante con pies de barro que es una relación que se tambalea y, como resultado, sólo consiguen darse de bruces con la realidad. Se trata pues de esfuerzos estériles, algo así como intentar rehabilitar un edificio con los cimientos defectuosos y pretender, además, que sea habitable.



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Termina de leer este artículo completo en Gestalt Terapia.

Imagen: Montedaquin

  • Salud Mental y Tratamientos

Niños que pierden el diagnóstico de autismo ¿curados o mal diagnosticados?

  • 25/08/2014
  • Equipo de Redacción

Hay mucha gente que publicita a bombo y platillo la recuperación (o curación) del autismo de algunos niños, por supuesto basado en un método que ellos emplean y que son estupendos y que siempre son gratis aunque luego al final de todo te cueste un buen dinero. Luego hay otra gente que sencillamente dice que hay niños que acaban perdiendo el diagnóstico de autismo.

Todo esto conlleva dos formas de proponer: Por una parte tenemos aquellos que en base a las conclusiones (un niño perdió el diagnóstico) buscan algún dato para confirmar sus conclusiones. Y por otra parte tenemos aquellos que en base a los datos están intentando llegar a conclusiones. Al segundo le llaman método científico.

Y volviendo a los datos, la verdad es que desde hace un tiempo se habla de niños o adolescentes, que pierden el diagnóstico. Según los estudios que se han llevado a cabo, generalmente (no en todos los casos) los niños habían tenido atención intensiva. El pasado 31 de julio, se publicó en el diario The New York Times un interesante artículo titulado The Kids Who Beat Autism, que precisamente aborda este aspecto, el de “los niños que vencieron al autismo”. Pero que también fue rápidamente respondido en un artículo titulado The Kids Who Don’t Beat Autism, o “los niños que no vencieron al autismo”. Y es que este tema provoca muchas y lógicas reacciones. Según los estudios que se han realizado, y que coinciden bastante con los datos arrojados sobre errores diagnósticos, estiman que alrededor del 1 al 20% de niños con un diagnóstico de autismo lo perderán. Pero curiosamente, da igual si a la recepción del diagnóstico se hablaba de un cuadro severo o leve, la “severidad” no parece estar relacionada con la pérdida del diagnóstico. Reafirmando la máxima de que un diagnóstico no es un predictor de futuro.



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Termina de leer el artículo completo en Autismo Diario.

Imagen: James Chew (Flickr)

  • Ciencia y Evidencia en Psicología

Las pastillas para la ansiedad y dormir se relacionan con el incremento de muerte

  • 25/08/2014
  • David Aparicio

Nuevos datos revelan que los ansiolíticos y las pastillas para dormir están relacionados con un incremento del riesgo de muerte. Este descubrimiento fue realizado por la Universidad de Warwick y publicados en la revista BMJ.

El director de la investigación, Profesor Scott Weich, explicó qué significan estos hallazgos:

“El mensaje principal de esta investigación, es que realmente necesitamos ser más cuidadosos con estos tipos de medicamentos. Esto se basa en un creciente cuerpo de evidencia que sugiere que sus efectos secundarios son importantes y peligrosos. Tenemos que hacer todo lo posible para minimizar la excesiva dependencia de los ansiolíticos y pastillas para dormir.”



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Resaltan la importancia de asegurarnos de que sean usados el menor tiempo posible

(Artículo recomendado: Trastorno de pánico, ¿medicación o psicoterapia?)

Los datos también demostraron que las Benzodiazepinas fueron los fármacos que más prescribieron los médicos, incluyendo diazepam y temazepam. El estudio también examinó los efectos de otros grupos de drogas, llamadas las Z drogas y todos los ansiolíticos e hipnóticos.

Según los investigadores, estos datos resaltan la importancia de asegurarnos de que sean usados el menor tiempo posible, ya que son posiblemente adictivos. Y además, recomiendan que se consideren otras opciones de tratamiento, como la terapia cognitivo conductual, que ha demostrado ayudar a los pacientes con problemas de ansiedad y trastornos del sueño.

La investigación se valió de la información de 34.727 personas, desde que recibieron su primera prescripción de ansiolíticos o pastillas para dormir y fueron seguidas por casi 7 años y medio.

Se tomaron en cuenta factores como: edad, consumo de tabaco, alcohol, el uso de otras prescripciones, el estatus socioeconómico, e incluso factores como los trastornos del sueño, trastornos de ansiedad y otros trastornos psiquiátricos en todos los participantes.

Es importante destacar que estos hallazgos se desprenden de un análisis de datos y que deben ser interpretados cuidadosamente. Se deberá seguir investigando para lograr un entendimiento más profundo sobre los efectos secundarios de estos fármacos.

Nota del editor: si estás tomando medicación no la dejes ni la cambies sin consultar antes a tu psiquiatra. Preguntale qué podés esperar de la medicación, los efectos secundarios y las mejores opciones alternativas disponibles para tu caso, pero tené en cuenta que la decisión de medicar o no, se basa en el criterio clínico según la mejor evidencia disponible (idealmente, al menos), y tu caso en particular.

Fuente: ScienceDaily
Imagen: Guian Bolisay (Flickr)

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Entrenamiento Online de Terapia de Aceptación y Compromiso (ACT)

  • 25/08/2014
  • Equipo de Redacción

Aprovecha esta oportunidad para practicar ACT durante 8 semanas desde tu casa. Practica tus habilidades en pequeños grupos de 3 personas en habitaciones privadas virtuales, mientras eres guiado por tu entrenador. Luego regresa al grupo mayor para poner en común y compartir con los otros miembros mientras al mismo tiempo relacionas lo trabajado con la teoría y la práctica clínica.

El número de participantes por sesión tiene un límite de 9 personas para asegurarnos una experiencia óptima de aprendizaje que pueda satisfacer tus necesidades. Disfruta de un apoyo y seguimiento personalizado a cargo de tu entrenador y de tus compañeros entre las sesiones. Un entrenamiento verdaderamente participativo.

(Artículo relacionado: ¿Qué es la Terapia de Aceptación y compromiso?)



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Por medio de la ACT-Matrix y las herramientas clínicas focalizadas en las relaciones de FAP, aprenderás a responder flexiblemente a tus clientes y a recibir y aprovechar mejor tu propia experiencia como terapeuta.

Reunión de apoyo y tutoria técnica: 4 de septiembre
Entrenamiento online: 11 de septiembre al 30 de octubre de 2014.  Jueves de 12 pm a 2 pm (horario de Buenos Aires)

Entrenamiento realizado por: Contextual Psychology Institute de Canadá

Entrenadores : Fabian Olaz y Juan Pablo Coletti

Características del programa:

  • Aprendizaje distribuido en 8 sesiones semanales de 2 horas
  • Plataforma de Aprendizaje totalmente interactiva
  • Práctica en pequeños grupos
  • Apoyo personalizado entre sesiones
  • Grupo de apoyo online
  • Participación certificada con 16 créditos CEUS OPQ/APA

Costo: 300 dólares canadienses

  • Salud Mental y Tratamientos

Marilyn Monroe del glamour al suicidio: una factible terapia adleriana

  • 24/08/2014
  • Andrés Buschiazzo

El trabajo psicoterapéutico desde el prisma adleriano con Marilyn Monroe tendría en cuenta para la aproximación a su estilo de vida sus primeros recuerdos infantiles (PRI), sueños, fantasías y  la constelación familiar. Estas son algunas de las técnicas de la Psicología Individual para explorar la personalidad.

El “estilo de vida” o personalidad, según J. Bernstein, es la “técnica de vivir en relación con lo porvenir” (p18).

El término “carácter”, surge en el buque insignia de la Psicología Adleriana: “El carácter neurótico”. Adler lo utiliza con rigurosidad etimológica que deriva del verbo griego “charasso” = marcar, sellar, gravar, acuñar. En la actualidad los adlerianos preferimos hablar de estilo de vida más que de carácter.



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Cada estilo de vida es único, irrepetible, indivisible, intransferible y privativo de cada individuo.

Principios que configuran el estilo de vida (Bernstein, 1959 pp. 11 – 32. En: Alfred Adler. “El carácter neurótico”):

  • Precocidad: El estilo de vida se forma en los primeros 4 o 5 años de vida, y es el resultado de la construcción que el niño realiza en el hogar, escuela, en su actitudes y relaciones frentes a sus pares y mayores y frente a sí mismo. Recordemos que es una construcción, no algo heredado o innato, que se mantiene fiel a sí mismo a lo largo de la vida.
  • Teleológico o finalista: Se organiza en función a un objetivo de vida ficticio. Se pueden reconocer tres circunstancias que orientan los esfuerzos del niño a establecer su meta final:

(a) el niño busca un primer punto de referencia, y lo encuentra en su sentimiento normal de pequeñez, inseguridad que en ciertos casos está exacerbado como los son malformaciones congénitas, situaciones económicas y culturales desfavorables, etc. Todas estas situaciones son vividas por el sujeto como falta, carencia, como un menos.

Cada estilo de vida es único, irrepetible, indivisible, intransferible y privativo de cada individuo

(b) El niño experimenta el mundo exterior, los padres como un situación vivida con un “plus” = más, a la que hay que llegar para sortear el “minus» = menos. Por oposición a su sentimiento de inferioridad ve en las personas que lo rodean poder, completud y seguridad

(c) Su afán por lograr la meta de perfección (afán de superioridad), lleva al niño a trazar líneas directrices, en otros términos rasgos del estilo de vida para alcanzar su objetivo.

(3) Unicidad: El estilo de vida es unitario y continuo, siempre es el mismo en todas su expresiones. Por lo que en un rasgo está la totalidad de la personalidad. La Psicología Individual deja de utilizar la teoría del atomismo o asociacionismo, paradigma del análisis que deriva de la química que consiste en dividir el objeto de estudio en su partes, por el del holismo, (constructo acuñado por Smut), el objeto no es más el centro de estudio del sujeto, como la tierra no es más el cetro del universo (Kant).

(4) Identidad: La personalidad se mantiene fiel a sí misma toda la vida, sólo cambian las expresiones fenomenológicas acorde con la maduración y con los cambios de contextos. A modo de ejemplo, un niño que a los 4 años evita los juegos con los compañeros, a los 40 años evitará las reuniones sociales como parte de la finalidad hasta el momento desconocida. En un proceso psicoterapéutico el objetivo es cambiar el estilo de vida, cambiando el objetivo y el plan de vida, mientras que en el “counselling” se buscan generar cambios dentro del estilo de vida pero no su totalidad.

(5) Social: Es dentro de un contexto social donde el sujeto se traza los objetivos de vida y la serie de compensaciones por el lado útil de la vida (constructivo, cooperativo) o por el lado inútil de la vida (egocéntricos, para preservar el prestigio del “yo”).

(6) Peculiar: La meta de vida es siempre individual, única, de ahí la singularidad de cada estilo de vida. Por eso afirmamos con Künkel  “que el uso de una sola técnica es un error de técnica”. No todas las técnicas son útiles para todos los individuos, de ahí la flexibilidad y múltiples técnicas con las que cuenta la Psicología Individual para hacer una exhaustiva exploración de la personalidad analizada.

(7) Creatividad: El estilo de vida es el resultado de la construcción a partir de las materias primas que son: lo genético, el ambiente y la experiencia de cada individuo en función al objetivo de vida establecido en los primeros años de vida.

Recordemos la expresión de Adler: “No olviden el hecho, de las más alta importancia, de que ni la herencia ni el ambiente son factores determinantes; ambos dan solo el marco y las influencias a las cuales responde el individuo, de acuerdo con su estilo conformado por su poder creador” (Ansbacher, 1968, p. 5)

Portrait Of Marilyn Monroe

Los PRI de Marylin Monroe, los extraemos de una entrevista que se le hiciera dos días antes de su muerte por la revista “Life” publicado en el trabajo de H. Ansbacher: “Marylin Monroe, ¿una neurótica…?”, el autor plantea que la actriz desde una edad temprana: “se había fijado una meta divina” (1975, p.23).

A diferencia de Freud que consideraba los recuerdos infantiles como “encubridores” porque ocultan los contenidos más importantes, por influencia de la represión sexual y de la amnesia derivada de ella. Ese contenido “más importante”, latente (decía Freud) es el que hay que descubrir o levantar para conocer las causas del comportamiento. Los adlerianos no levantamos desde el comienzo la amnesia infantil sino que partimos de lo que el sujeto sabe.

Para Adler,  los recuerdos infantiles son el medio para comprender

Para Adler,  los recuerdos infantiles son el medio para comprender (en términos de Dilthey: comprensión = penetrar) el estilo de vida y los patrones afectivos-cognitivos de la personalidad. A diferencia de Freud, los PRI no están vinculados necesariamente a un pulsión sexual, sino que éste es un factor más que compone la personalidad total. Parafraseando a Dreikurs la sexualidad no posee al hombre sino que el hombre posee la sexualidad.  Otros autores coincidentes con Adler y la relevancia de los contenidos manifiestos de la psique los encontramos en Stekel y Jung, ambos disidentes de la primera Asociación Psicoanalítica.

Primeros recuerdos infantiles (PRI) de Marylin Monroe

PRI 1: El siguiente recuerdo fue relatado a su marido A. Miller:

“Estando con mi abuela cuando tenía un año, recuerdo haber despertado de la siesta luchando por la vida. Estaban apretando algo contra mi cara. Pudiera haber sido una almohada. Luché con todas mis fuerzas” ( Ansbacher, 1975, p 26).

PRI 2: Es un sueño de su infancia: “cuando tenía aproximadamente seis o siete años, soñé que estaba de pie en una iglesia, sin ninguna ropa, y que todo el mundo estaba extendido a mis pies en el suelo, mientras yo caminaba desnuda, sintiéndome en libertad, teniendo cuidado de no pisar a nadie” ( Ansbacher, 1975, p 26).

PRI 3:  Un recuerdo cuando tenía 11 años: “todo el mundo, que siempre había estado tan cerrado para mi, se abrió repentinamente, incluso las otras chicas me atendían, porque pensaron: Habrá que tener cuidado con ella.´ Tenía que darme un paseo de unas dos millas y media hasta la escuela, y vueltas. Esto era un placer. Todos los tipos tocaban la bocina (…) el mundo se hizo amistoso. Todos los chicos que repartían los periódicos venían a donde yo vivía. Solía colgarme de la rama de un árbol, llevando una especie de camiseta… Ellos venían con sus bicicletas y rodeaban el árbol, yo era demasiado tímida para bajar y cuando por fin bajaba, me paraba en el bordillo escuchándolos (…). Solía reírme tanto y tan alegremente (…). Me sentía  libre y me atreví a preguntar,¿Me dejan la bici?`, y ellos contestaban: ¡Claro! Entonces salía a toda velocidad, pedaleando alrededor de la manzana, contenta mientras ellos se quedaban esperando mi vuelta. El viento me acariciaba” (Ansbacher, 1975, p 27).

El contexto familiar de Marilyn es un indicador de su tendencia extrema a compensar su sentimiento de inferioridad. Algunas claves son: nació el 1 de junio de 1926 (recordemos que dos años más tarde fue la devastadora crisis de 1929 en EE.UU.), en una casa de clase media-baja. Su madre estaba divorciada y tenía dos hijos en su matrimonio, que no le habían sido confiados. No conoció a su padre, hasta los 7 años creció como hija adoptiva junto con otros cuatro niños de su misma condición, en un contexto de disciplina severa, pero buena y en un ambiente religioso. La madre la visitaba todos los fines de semana con su abuela hasta que ésta última fue internada en un hospital psiquiátrico.  Luego vivió dos años con su madre y dos años más en un orfanato.

Interpretaciones a través de la lente de la Psicología Individual

Las conjeturas sobre el estilo de vida, a partir de los primeros recuerdos y el contexto familiar, son que Marylin  fue desde niña rechazada por su padre y familiares por distintos motivos, se trazó un plan de vida acorde a sus primeras impresiones sobre su vida (autoimagen), las relaciones (heteroimagen) y el mundo (cosmoimagen). El rechazo en una etapa primera hizo que buscara el cariño del padre ausente en otras figuras que representaban autoridad. El plan de vida de los 5 primeros años  de vida lo podemos observar como un patrón de conducta que se repite. Uno de los objetivos era captar la atención de los hombres a cambio de nada, una vez que los tenía los rechazaba para vengarse de su padre. El medio por antonomasia empleado fue el de la seducción buscando admiración y sumisión de todos los hombres. El patrón (pattern behaviour) es el mismo a los 3 y a los 30 años: adquirir seguridad y sentimiento de valor reuniendo pruebas de su poder de seducción y fascinación.

El contexto familiar de Marilyn es un indicador de su tendencia extrema a compensar su sentimiento de inferioridad

La timidez también es un rasgo que, conforme al “objetivo de vida divino” de la actriz, tiene la finalidad de evitar situaciones temidas y asegurar el prestigio personal.

El objetivo de superioridad, lo vemos en el PRI 2, ella en la iglesia con todos a sus pies, es ella la diosa que hay que adorar o al menos un ángel, en este “contexto, su desnudez parece ser más bien una expresión de sublimación que de sexualidad” ( Ansbacher, p.27). En el PRI 1, vemos la intención de luchar con medios masculino y femeninos para alcanzar su meta de icono pop y sexual. Desde la preadolescencia se acostumbró a recibir mucho sin esfuerzos aparentes, hay una sobrevaloración por su belleza dejando de cultivar el interés social y la lógica para la convivencia humana como nos enseñó Adler.

Cada vez menos responsable con las tareas de la vida (amor, relaciones interpersonales, trabajo, arte y trascendencia). En el último período de su vida llegaba tarde al trabajo, en el amor fracasó tres veces en el matrimonio, un forma de rechazar el compromiso.

Se casó para evitar castigos del orfanato…

Murió, en una hora singular y no una trivial, parafraseando a Borges, a las 4:55 de la mañana como dice un tango de Horacio Ferrer la hora en que mueren: “los que saben morir”…

El querer dormir – querer morir-  Un deseo de morir por toda la eternidad, con barbitúricos  (quedan vestigios de esa droga en los bromuros). Recordemos  a Cardenal & Sölle: “Ella tenía hambre de amor y le ofrecimos tranquilizantes. Para la tristeza de no ser santos se le recomendó el psicoanálisis” (p.32).

Puso su hija a cuidados adoptivos, no asumió la función materna, aplicando la ley del talión, no tuvo estabilidad familiar…

marilyn-monroe-happy

Su psicoanalista, Greenson, expresa que su salud psíquica y mental se fue deteriorando y con frecuencia lo llamaba para que le prescribiera fármacos para su insomnio. Tenía terapias farmacológicas paralelas al psicoanálisis.

Sufría de lo que ahora llamamos “crisis de pánico” a la hora de estudiar, que no eran otra cosa que crisis de angustia no elaboradas, recordemos las risas en su PRI 3, que muestra la contracara que es la angustia.

Según Lee Strasberg actor y amigo de la actriz, el funeral fue realizado tres días después en privado por su segundo esposo donde dijo Joe Di Maggio: “No puedo decirle adiós a Marilyn nunca le gustaba decir adiós (temía la partida o el abandono – el paréntesis es mío-) pero, adoptando su particular manera de cambiar las cosas para poder así enfrentarse a la realidad, diré hasta la vista” (Summers,1985). Porque todos visitaremos el país donde ella ha partido, como figura emblemática e icono de un contexto de glamour provoca un cúmulo de identificaciones introyectivas y proyectivas así como  “apercepciones tendenciosas” (que los adlerianos llamamos salvaguardias antes de que existiera el constructo de mecanismo de defensa). Desde su soledad y éxito nos confronta con nuestra propia muerte.

Su imagen irradió de tal forma que cambió estilos de vida de artistas notables como Frank Sinatra y Pat, amiga de la actriz. Nunca volvieron a ser como antes.

 Greenson, expresa que su salud psíquica y mental se fue deteriorando y con frecuencia lo llamaba para que le prescribiera fármacos para su insomnio

Su personalidad era una especie de Jano bifronte, por un lado ella era una mujer de una marcada feminidad y vulnerabilidad, llena de glamour y seducción, por otro le atribuyen en esos diagnósticos que conforman a los que los hacen y  no quienes los reciben, de neurótica depresiva.

Es interesante que en el momento de su muerte, su ama de llave, que a los 23 años de muerte afirmó que esa noche no lograba dormir y observó que las luces de la habitación de Marilyn estaban encendidas…cuando entró en ella la encontró desnuda sobre la cama…tal vez una asociación por contraste: una forma de negar la muerte evocando el nacimiento, porque se nace desnudo… y al morir se cubre o se usa mortaja.

*Artículo de opinión (Op-ed): La opinión es una creencia subjetiva, y es el resultado de la emoción o la interpretación de los hechos. Una opinión puede ser apoyada por un argumento, aunque las personas pueden dibujar las opiniones opuestas de un mismo conjunto de hechos. Este artículo representa la opinión del autor y no necesariamente de aquellos que colaboran en Psyciencia.

Bibliografía

Adler, A. (1959). El carácter neurótico. Buenos Aires: Paidós

Ansbacher, H. & Ansbacher, R. (1964). The Individual Psycology of Alfred Adler.   New York: First Harper Torchbook.

Ansbacher, H. (1975). Marylin Monroe, una neurótica?. En: Psicodeia Revista de Psicología Nº 3, España.

Cardenal, E. & Sölle, D. (1985). Oración por Marilyn Monroe.  Nicaragua: nueva Nicaragua

Dreikurs, R. (1965). La Psicología Individual de Alfred Adler. En: Stern. E. La psicoterapia en la actualidad. Buenos Aires: EUDEBA

Greenson, R. (1976). Técnica y práctica del psicoanálisis.  Buenos Aires: Siglo veintiuno editores.

Künkel, F. & Gardner, R. (1971). El consejo psicológico. Barcelona: Miracle

Matton, M. A. (1980). El análisis jungiano de los sueños. Buenos Aires: Paidós

Summers, Anthony (1985). Goddess, The Secret Lives of Marilyn Monroe. Guild Publishing, Londres

Stekel, W. (1957). Progresos y técnica en la interpretación de los sueños. Buenos Aires: Imán

Taraboreli, R. (2009) La vida secreta de Marylin Monroe.  Buenos Aires: Grupo Editoral Norma

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