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Publicaciones por mes

mayo 2019

42 Publicaciones
  • Artículos Recomendados de la Web

La científica que usa luz para tratar el Alzheimer

  • 24/05/2019
  • David Aparicio


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Nuño Domínguez entrevistó en El País, a Li-Hue Tsai, una reconocida investigadora del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) que utiliza la estimulación visual con luz LED para eliminar la acumulación de proteínas amilioides, un tipo de proteína directamente relacionado como una de las principales causas del Alzheimer:

Pero descubrimos que es posible utilizar un método no invasivo para inducir ondas gamma en el cerebro. Inicialmente utilizamos destellos de luz LED a una frecuencia de unos 40 hercios y demostramos que al hacerlo, las neuronas se disparan exactamente a 40 hercios en la corteza visual. Estas ondas inducidas tienen un efecto similar en la reducción de los niveles de amiloide y también en la reducción de la proteína tau. Luego descubrimos que si los animales reciben la estimulación todos los días, en unas semanas el aumento de actividad se transmite al resto del cerebro, a la corteza prefrontal epicentro del pensamiento complejo y observamos una reducción de amiloide y tau en diferentes partes del cerebro. Este año acabamos de publicar otro artículo que demuestra que también es posible obtener resultados similares usando estimulación acústica, con sonidos a 40 hercios. Cuando combinamos las dos estimulaciones podemos ver que la onda gamma viaja muy rápidamente por el cerebro y el efecto es tan poderoso que puede evitar que las neuronas mueran.

Una entrevista fascinante. Leela completa en el País.

  • Ciencia y Evidencia en Psicología

Neuroticismo, ¿un problema de salud pública?

  • 24/05/2019
  • Maria Fernanda Alonso


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El neuroticismo o inestabilidad emocional, como rasgo psicológico relativamente estable, es la tendencia a experimentar emociones negativas como tristeza o ansiedad, así como cambios de humor y pensamientos irracionales (Costa and McCrae 1985)(«Neuroticism – an overview | ScienceDirect Topics», s. f.). Otros lo han caracterizado como la tendencia relativamente estables a responder con emociones negativas a amenazas, frustraciones o pérdidas; las reacciones de los individuos varían en la población desde reacciones emocionales frecuentes e intensas a pequeños desafíos, hasta pequeñas reacciones emocionales incluso ante dificultades significativas (Lahey, 2009).

¿Por qué tiene importancia para la salud pública?

A las personas emocionalmente estables por lo general les resulta más fácil controlar sus impulsos y no suelen sentirse muy inseguros de sí mismos. Esta estabilidad se vincula con un mejor manejo del estrés y las frustraciones menores. Por el contrario, el neuroticismo se vincula con menor felicidad en la vida, a la vez que se lo asocia con tendencia a la automedicación, consumo de alcohol y cigarrillo, sumado a otros hábitos poco saludables y vidas más cortas, según un estudio que siguió a 1788 hombres durante 30 años (Mroczek, Spiro, & Turiano, 2009). El profesor Daniel K. Mroczek, primer autor del estudio, resalta que los altos niveles de algunos rasgos de personalidad pueden ser peligrosos para la salud física.

El neuroticismo es un sólido correlato y predictor de muchos trastornos mentales y físicos diferentes, comorbilidad entre ellos y la frecuencia de uso de los servicios de salud mental y general (Lahey, 2009).

Otro grupo de investigadores halló que a nivel fenotípico, ambiental y genético, la soledad tuvo una correlación positiva significativa con el neuroticismo (Schermer & Martin, 2019).

En este artículo comentamos los resultados de un estudio según el cual existiría una fuerte relación entre la personalidad y la probabilidad de experimentar problemas de salud mental. Mostró, por ejemplo, que las personas que puntuaron alto en las escalas de neuroticisimo también tenían mayor riesgo de sufrir de depresión, ansiedad y problemas con el consumo de alcohol y drogas. Por otro lado, los sujetos que puntuaron alto en extraversión tenían menos riesgo de sufrir de alguna condición mental (Hengartner, Tyrer, Ajdacic-Gross, Angst, & Rössler, 2018).

Una posición teórica importante sostiene que las personas con mayor nivel de neuroticismo se involucran en conductas de salud más deficientes, como fumar y beber en exceso, lo que lleva a una muerte temprana. De esta manera buscan explicar la relación entre los altos niveles de neuroticismo y el mayor riesgo de mortalidad (Mroczek et al., 2009).

Sin embargo, es posible reducir el neuroticismo, según han encontrado los resultados de 207 estudios separados: las personas se vuelven significativamente menos neuróticas después de hacer terapia. Se encontró que luego de tan solo tres meses de tratamiento, la estabilidad emocional de las personas había mejorado la mitad de lo que lo haría durante en toda su edad adulta. Además, después de hacer psicoterapia y/o tomar medicamentos, las personas también fueron un poco más extrovertidas. Finalmente, tanto la reducción del neuroticismo como el aumento de la extraversión se mantuvieron a largo plazo.

Por si esto fuera poco, una investigación encontró dos factores que pudieron explicar la felicidad de las personas desde su adolescencia hasta entrar en la vejez: el rasgo de personalidad conocido como extroversión en la adolescencia tuvo un impacto positivo directo en el bienestar y la satisfacción con la vida de las personas. Por otro lado, el factor neuroticisimo tuvo un impacto negativo en el bienestar y felicidad de las personas (Gale, Booth, Mõttus, Kuh, & Deary, 2013).

Los profesionales señalan que lograr una comprensión completa de la naturaleza y los orígenes del neuroticismo y los mecanismos a través de los cuales se vincula a los trastornos mentales y físicos debería ser una de las principales prioridades para la investigación. Saber por qué el neuroticismo predice una variedad tan amplia de resultados aparentemente diversos debería conducir a una mejor comprensión de los puntos en común entre esos resultados y mejorar las estrategias para prevenirlos (Lahey, 2009).

Fuente: Psyblog

Referencias bibliográficas:

Gale, C. R., Booth, T., Mõttus, R., Kuh, D., & Deary, I. J. (2013). Neuroticism and Extraversion in Youth Predict Mental Wellbeing and Life Satisfaction 40 Years Later. Journal of Research in Personality, 47(6), 687-697. https://doi.org/10.1016/j.jrp.2013.06.005

Hengartner, M. P., Tyrer, P., Ajdacic-Gross, V., Angst, J., & Rössler, W. (2018). Articulation and testing of a personality-centred model of psychopathology: evidence from a longitudinal community study over 30 years. European Archives of Psychiatry and Clinical Neuroscience, 268(5), 443-454. https://doi.org/10.1007/s00406-017-0796-8

Lahey, B. B. (2009). Public health significance of neuroticism. The American Psychologist, 64(4), 241-256. https://doi.org/10.1037/a0015309

Mroczek, D. K., Spiro, A., & Turiano, N. (2009). Do Health Behaviors Explain the Effect of Neuroticism on Mortality? Longitudinal Findings from the VA Normative Aging Study. Journal of Research in Personality, 43(4), 653-659. https://doi.org/10.1016/j.jrp.2009.03.016

Neuroticism – an overview | ScienceDirect Topics. (s. f.). Recuperado 24 de mayo de 2019, de https://www.sciencedirect.com/topics/neuroscience/neuroticism

Schermer, J. A., & Martin, N. G. (2019). A behavior genetic analysis of personality and loneliness. Journal of research in personality, 78, 133-137. https://doi.org/10.1016/j.jrp.2018.11.011

 

  • Ciencia y Evidencia en Psicología

Un nuevo analgésico que es tan potente como la morfina pero que no crea adicción

  • 24/05/2019
  • David Aparicio


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El analgésico denominado ZH853 fue desarrollado por investigadores de la Universidad de Tulane y está en fase experimental con ratas.

Según los reportes presentados en el Journal of Neuroinflammation, este nuevo analgésico es tan potente como la morfina, logra reducir la inflamación, reduce el tiempo de recuperación y previene las recaídas del dolor crónico. Esto representaría una gran avance sobre los analgésicos tradicionales, que han demostrado ser efectivos en el tratamiento del dolor inicial, pero acarrean serios efectos nocivos a largo plazo: pueden hacer que los pacientes sean más sensibles al dolor, prologan el malestar, incrementan el riesgo de desarrollar dolor crónico y son medicamentos que deben ser controlados por su alto riesgo de adicción.

El nuevo analgésico es el producto de una variación científicamente diseñada a partir de las moléculas de endomorfina, un neuroquímico que se encuentra naturalmente en el cuerpo.

Para probar su efectividad, el equipo dividió a las ratas que sufrían de dolor inflamatorio y dolor postquirúgico en tres grupos: un grupo recibió el nuevo analgésico ZH853, otro grupo recibió dosis de morfina y el ultimo grupo recibió el placebo.

Los efectos fueron asombrosos. EL nuevo analgésico aceleró la recuperación del dolor de las ratas y en algunos casos redujo hasta la mitad el tiempo de recuperación en comparación con aquellas que recibieron morfina y placebo. El tiempo de recuperación en el grupo de ratas sin tratamiento fue de 32 días, el grupo con morfina demoró 42 días en recuperarse y las ratas con el ZH853 se recuperaron en solo 11 días.

«ZH853 disminuyó la cantidad de tiempo en el dolor en comparación con la morfina en todas las pruebas», dijo la primera autora del estudio, Amy Feehan, PhD, «este fue un hallazgo inesperado y sin precedentes, dado que se sabe que los opioides aumentan y prolongan muchos tipos de dolor».

Para estar seguros del efecto del nuevo analgésico los investigadores evaluaron también la sensibilidad al dolor encubierto por los cambios del sistema de endorfinas en el cuerpo. Cuando una lesión genera dolor, el sistema opioide del cuerpo se activa para controlarlo. Si el sistema opioide es bloqueado, ya sea por el estrés o por un antagonista, el dolor podría volver incluso después que la lesión haya sanado.

A diferencia de la morfina, el ZH853 no enmascaró el dolor como los analgésicos tradicionales, sino que atenuó o bloqueó la neuroinflamación y la sensibilización latente, dos procesos que contribuyen a la transición del dolor agudo al dolor crónico.

El desarrollo de nuevos analgésicos podría significar una salvación para millones de personas que no encuentran alivio a su dolor. Pero para que esto suceda es necesario que el ZH853 sea probado en ensayos clínicos con humanos. Los investigadores esperan hacerlo en los próximos dos años.

Referencia del estudio original: Amy K. Feehan, James E. Zadina. Morphine immunomodulation prolongs inflammatory and postoperative pain while the novel analgesic ZH853 accelerates recovery and protects against latent sensitization. Journal of Neuroinflammation, 2019; 16 (1) DOI: 10.1186/s12974-019-1480-x

Fuente: ScienceDaily

  • Ciencia y Evidencia en Psicología

¿Cómo funcionan los analgésicos?

  • 23/05/2019
  • Equipo de Redacción


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Algunas personas toman aspirina o ibuprofeno para tratar dolores y molestias diarias. pero ¿cómo funcionan exactamente las diferentes clases de analgésicos? Aprende sobre la fisiología básica de cómo los seres humanos experimentan dolor y el funcionamiento de los medicamentos que hemos inventado para bloquear o sortear ese malestar.

https://www.youtube.com/watch?v=9mcuIc5O-DE

 

  • Ciencia y Evidencia en Psicología

Se estima que adquirir el lenguaje requiere almacenar 1.5 megabytes de información

  • 23/05/2019
  • Alejandra Alonso


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Existe un viejo debate sobre cómo adquirimos el lenguaje, si hay bases innatas (teoría nativista) o si el lenguaje es totalmente aprendido (empiristas). Lo cierto es que los debates se realizan contando con pocas bases científicas. Dos investigadores quisieron conocer cuánta información debemos obtener para adquirir varios aspectos del lenguaje y sus resultados tienen implicaciones importantes para las teorías antes mencionadas.

Si queremos encontrar una respuesta a este viejo debate, es mejor dejar las teorías de lado y observar cuánta información debe ser aprendida para poder hablar un idioma con las competencias de un adulto, explican Francis Mollica de la Universidad de Rochester y Steven Piantadosi de la Universidad de California. Si la cantidad es vasta, por ejemplo, esto podría indicar que no es factible aprender todo sin sofisticados mecanismos del lenguaje que sean innatos.

En su paper, Mollica y Piantadosi presentan resultados que sugieren que algo del lenguaje sea innato, pero probablemente no el tipo de conocimiento sintáctico (reglas gramaticales que indican el orden correcto de palabras). Sus conclusiones sugieren que el debate sobre si la sintaxis es aprendida o innata ha sido desplazado.

Mollica y Piantadosi estimaron cuánta información debemos absorber para adquirir varios aspectos del lenguaje (identificar fonemas, tipos de palabras, semántica léxica, así como también sintaxis, por ejemplo).

Las matemáticas utilizadas para obtener esos datos son complejas. Pero su enfoque fundamental es calcular el número de “bits” necesarios para especificar un resultado (aprender el significado de una palabra, por ejemplo) “desde un espacio plausible de alternativas lógicamente posibles.”

Utilizando dicho enfoque, los científicos estimaron que almacenar conocimiento esencial sobre los fonemas toma solo hasta 750 bits (un bit es una unidad binaria de información utilizada en informática; 8 millones de bits son equivalentes a 1 megabyte). Sin embargo, el vocabulario típico de un adulto de cerca de 40,000 palabras involucra tal vez alrededor de 400,000 bits de conocimiento léxico. Almacenar información sobre qué significan todas esas palabras es más demandante: los investigadores creen que podría llegar a 12,000,000 de bits. Y agregan que alguien que está aprendiendo un idioma necesitaría almacenar cerca de 80,000 bits de información sobre frecuencia de las palabras.

El equipo de investigadores se concentró luego en la sintaxis: “La sintaxis tradicionalmente ha estado en el campo de batalla de los debates sobre cuánta información ya traemos incorporada (innata) vs es aprendida. Frente a las teorías sintácticas masivamente incompatibles y poco determinadas experimentalmente, apuntamos a estudiar la pregunta de una forma que sea tan independiente como sea posible”, escriben los autores. De hecho, ellos estiman que necesitamos almacenar solo una pequeña cantidad de datos sobre sintaxis (tal vez 667 bits). De acuerdo con las estimaciones, tener conocimiento innato sobre sintaxis no sería muy útil, ya que adquirirlo representa una demanda relativamente baja.

Puede ser que el conocimiento sintáctico no requiera una gran cantidad de conocimiento, pero la cantidad total de información relacionada al lenguaje que debe ser almacenada por un hablante competente es enorme: cerca de 1.5 megabytes. Si esto es correcto, significaría que hasta la edad de 18 años, un niño deberá recordar en promedio, 1000 a 2000 bits de información cada día. La estimación más baja que hacen los científicos es que para adquirir lenguaje adulto competente, se requerirán 120 bits por día.

Los autores destacan que para adquirir el lenguaje nos valemos de mecanismos cognitivos muy sofisticados para aprender, recordar y hacer inferencias. Además concluyen que sus resultados sugieren que si algún conocimiento específico del lenguaje es innato, probablemente sería para ayudar con el enorme desafío de aprender semántica léxica, en vez de otros aspectos que requieren menos magnitud de información.

Referencias del estudio original: Mollica, F. & Piantadosi, S.(2019), Humans store about 1.5 megabytes of information during language acquisition. Publicado en Royal Society Open Science. DOI: https://doi.org/10.1098/rsos.181393

Fuente:Research Digest

  • Ciencia y Evidencia en Psicología

Muchos usuarios de cannabis medicinal discontinuaron el uso de benzodiazepinas

  • 23/05/2019
  • Maria Fernanda Alonso


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Un estudio (Purcell, Davis, Moolman, & Taylor, 2019) ha encontrado que muchos pacientes dejan de usar benzodiazepina después de recibir cannabis medicinal. Los hallazgos han sido publicados en la revista Cannabis and Cannabinoid Research.

“Me interesó este proyecto porque presentaba una oportunidad para abordar el uso de las benzodiazepinas y el cannabis, que se están volviendo cada vez más relevantes socialmente. Las benzodiazepinas pueden ser eficaces para tratar muchas afecciones médicas, pero a diferencia de los opioides, parece que hay poca conciencia pública sobre los riesgos asociados con estos medicamentos recetados de uso común», dijo el autor del estudio Chad Purcell, un estudiante de medicina de la Universidad de Dalhousie.

Las benzodiazepinas son una clase de medicamentos que se usan para tratar afecciones como la ansiedad y el insomnio. Son los psicotrópicos más utilizados, e incluyen Alprazolam (Xanax, Niravam) diazepam (Valium), clonazepam (Klonopin), lorazepam (Ativan) y otros.

Respecto de los efectos a nivel cognitivo del consumo de benzodiazepinas, un estudio sugiere que los usuarios a largo plazo estaban significativamente deteriorados, en comparación con los controles, en todas las áreas evaluadas. Sin embargo, este estudio tuvo varias limitaciones, una de las cuales es haber contado con un número relativamente pequeño de investigaciones. La observación de que el uso de benzodiazepinas a largo plazo tiene efectos generalizado en la cognición presenta numerosas implicaciones para la prescripción informada y responsable de estos fármacos (Barker, Greenwood, Jackson, & Crowe, 2004).

Las benzodiacepinas constituyen un grupo de fármacos de amplia prescripción en la práctica clínica. Sus efectos farmacológicos son compartidos pero su perfil farmacocinética modifica su utilidad en los diferentes escenarios clínicos. Su prescripción irracional es un problema de salud pública mundial, siendo el uso crónico y los riesgos asociados al mismo un claro ejemplo de este patrón de uso no apropiado. Están sujetas a interacciones farmacológicas frecuentes y existen poblaciones más vulnerables a sus efectos adversos, como los ancianos. Algunos de sus efectos adversos más notorios son las caídas y la aparición de dependencia y tolerancia asociado a un incorrecto uso crónico, con la aparición de síndromes de discontinuación si este se interrumpe en forma brusca. Existen pautas de uso racional que deben conocerse al realizar su prescripción (Domínguez, Collares, Ormaechea, & Tamosiunas, 2016).

Otros han señalado que aunque las benzodiazepinas son invaluables en el tratamiento de los trastornos de ansiedad, tienen cierto potencial de abuso y pueden causar dependencia o adicción. La dependencia farmacológica, una adaptación predecible y natural de un sistema corporal acostumbrado durante mucho tiempo a la presencia de un fármaco, puede ocurrir en pacientes que toman dosis terapéuticas de benzodiazepinas. Sin embargo, esta dependencia, que generalmente se manifiesta en los síntomas de abstinencia tras la interrupción brusca de la medicación, se puede controlar y finalizar mediante una reducción gradual de la dosis, el cambio de medicación y/o el aumento de la medicación. Debido a la naturaleza crónica de la ansiedad, el tratamiento con benzodiazepinas en dosis bajas a largo plazo puede ser necesario para algunos pacientes; esta continuación del tratamiento no debe considerarse abuso o adicción (O’brien, 2005).

Purcell comenta que en su experiencia previa como farmacéutico pudo observar de primera mano la forma en que las benzodiazepinas afectaban las vidas de sus pacientes. “Me familiaricé con los efectos adversos de estos medicamentos que incluyen dependencia, caídas y aumento de la sedación, especialmente cuando se usan en combinación con otros medicamentos.”

Canadá ha legalizado el cannabis, y esto posiciona a sus investigadores en un lugar único respecto de la posibilidad de contribuir al desarrollo de las investigaciones sobre esta droga. Purcell comenta su deseo de aprovechar “esta oportunidad para ayudar a comprender mejor los posibles usos y daños del cannabis», y cómo podría mitigar los efectos del uso de benzodiazepinas.

Consumo de cannabis e interrupción de benzodiazepinas

Los investigadores observaron tasas significativas de interrupción de la administración de benzodiazepinas en 146 pacientes de cannabis medicinal, que consumían benzodiazepinas con regularidad al comienzo del estudio. Aproximadamente el 45 % de los pacientes habían dejado de tomar la medicación con benzodiazepina a los seis meses de comenzar el consumo de cannabis medicinal.

Muchos pacientes también reportaron disminución de la angustia diaria debido a condiciones médicas después de que se les recetó cannabis. «Esperamos que futuras investigaciones expliquen esta observación y brinden recomendaciones para los pacientes que usan benzodiazepinas y/o cannabis», dijo Purcell.

Sin embargo, el autor advierte que «el diseño del estudio excluye nuestra capacidad para afirmar de manera confiable que la interrupción de las benzodiazepinas fue causada por iniciar cannabis medicinal. Podemos simplemente afirmar que esta asociación fue observada. Tampoco podemos sugerir un posible mecanismo fisiológico para explicar esta asociación.”

En cuanto a las características del cannabis administrado, Purcell resaltó que no tuvieron “acceso a la información sobre las variedades de cannabis, el crecimiento y los productores,” advirtiendo además que por ese motivo no es posible “generalizar estos resultados a productos que actualmente están disponibles comercialmente en Canadá.” Finalmente, hay que destacar que el equipo de investigación no sugiere que el cannabis pueda o deba usarse como sustituto o complemento de las benzodiazepinas indicadas y prescritas médicamente. Estudios posteriores son necesarios para entender mejor la posible relación existente y sus efectos.

Referencias:

Barker, M. J., Greenwood, K. M., Jackson, M., & Crowe, S. F. (2004). Cognitive effects of long-term benzodiazepine use: a meta-analysis. CNS Drugs, 18(1), 37-48. https://doi.org/10.2165/00023210-200418010-00004

Domínguez, V., Collares, M., Ormaechea, G., & Tamosiunas, G. (2016). Uso racional de benzodiacepinas: hacia una mejor prescripción. Revista Uruguaya de Medicina Interna, 1(3), 14-24. Recuperado de http://www.scielo.edu.uy/pdf/rumi/v1n3/v01n03a02.pdf

O’brien, C. P. (2005). Benzodiazepine use, abuse, and dependence. The Journal of Clinical Psychiatry, 66 Suppl 2, 28-33. Recuperado de https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/15762817

Purcell, C., Davis, A., Moolman, N., & Taylor, S. M. (2019). Reduction of Benzodiazepine Use in Patients Prescribed Medical Cannabis. Cannabis and Cannabinoid Research. https://doi.org/10.1089/can.2018.0020

Fuente: PsyPost

  • Ciencia y Evidencia en Psicología

Alarmante prevalencia de trastornos del espectro alcohólico fetal en ciertos grupos a nivel mundial

  • 22/05/2019
  • Maria Fernanda Alonso


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Una importante revisión (Popova, Lange, Shield, Burd, & Rehm, 2019) ha encontrado que los trastornos del espectro alcohólico fetal (TEAF) son de 10 a 40 veces mayor en ciertos grupos susceptibles, que en la población general. Estos grupos incluyen niños bajo cuidado del Estado, personas en servicios correccionales o servicios de educación especial, poblaciones aborígenes y personas que usan servicios clínicos especializados (clínicas genéticas y clínicas para discapacidades del desarrollo o atención psiquiátrica). Este estudio utilizó datos de 69 estudios que representan a 17 países de América del Norte y del Sur, Europa, Asia y Australasia.

Los TEAF son graves afecciones, permanentes e incapacitantes, que afectan a personas de todos los orígenes raciales, étnicos y socioeconómicos. Son causados por el alcohol consumido durante el embarazo. El alcohol es una sustancia tóxica que puede atravesar fácilmente la placenta, lo que resulta en un daño permanente al cerebro y otros órganos del embrión y el feto en desarrollo. Aproximadamente uno de cada 13 bebés expuestos prenatalmente a cualquier nivel o tipo de alcohol desarrollará TEAF; alrededor de 630.000 bebés nacen con TEAF en el mundo cada año.

Inicialmente el diagnóstico se basó en parámetros físicos que incluían anomalías faciales y retraso del crecimiento, con evidencia de retraso en el desarrollo o deficiencia mental. Cuarenta años de investigación han demostrado que los efectos más profundos de la exposición prenatal al alcohol están en el cerebro en desarrollo y los efectos cognitivos y de comportamiento que conllevan. La exposición al alcohol afecta el desarrollo del cerebro a través de numerosas vías en todas las etapas, desde la neurogénesis hasta la mielinización. Se ven afectados diversos comportamientos que van desde las funciones ejecutivas hasta el control motor (Riley, Infante, & Warren, 2011).

Uno de cada 13 bebés expuestos prenatalmente a cualquier nivel o tipo de alcohol desarrollará TEAF

La prevalencia estimada de TEAF en los grupos susceptibles antes nombrados varió de 10 a 40 veces más alta que la prevalencia de TEAF global de 7.7 por 1000 en la población general. Por ejemplo, la prevalencia de TEAF entre los niños bajo cuidado del Estado fue 32 veces mayor en los Estados Unidos y 40 veces más alta en Chile; la prevalencia entre los adultos en el sistema correccional canadiense fue 19 veces mayor; y la prevalencia entre las poblaciones de educación especial en Chile fue 10 veces mayor.

La Dra. Svetlana Popova, autora principal, señaló la necesidad de que los Estados adopten políticas públicas que reconozcan y aborden este problema a nivel mundial. Asimismo, sostuvo que deben implementarse controles de rutina en la atención clínica para identificar a las personas con TAEF dentro de los grupos susceptibles, con el fin de brindarles el apoyo apropiado y realizar intervenciones tempranas. Por otro lado, remarcó que las mujeres deben abstenerse completamente de consumir cualquier tipo de alcohol durante todo el embarazo y cuando intentan quedar embarazadas.

Esta revisión estuvo restringida por el número limitado de estudios, algunos de los cuales eran muy antiguos y tenían deficiencias metodológicas. Los países deben realizar estudios epidemiológicos rigurosos para comprender el tamaño y la gravedad de este grave pero prevenible trastorno del desarrollo neurológico relacionado con el alcohol.

Referencias:

Popova, S., Lange, S., Shield, K., Burd, L., & Rehm, J. (2019). Prevalence of fetal alcohol spectrum disorder among special subpopulations: a systematic review and meta-analysis. Addiction. https://doi.org/10.1111/add.14598

Riley, E. P., Infante, M. A., & Warren, K. R. (2011). Fetal alcohol spectrum disorders: an overview. Neuropsychology Review, 21(2), 73-80. https://doi.org/10.1007/s11065-011-9166-x

Fuente: Science Daily

  • Análisis

Análisis conductual: Una alternativa a la clasificación diagnóstica

  • 22/05/2019
  • Fabián Maero


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Una asociación persistente que varias veces hemos intentado corregir aquí (como por ejemplo, en esta publicación) es la asociación entre el conductismo (en tanto corriente psicológica), y los sistemas de clasificación psiquiátricos como el DSM (siglas en inglés del Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales) o el CIE (Clasificación Internacional de Enfermedades) en sus diversas iteraciones.

La forma de funcionamiento de esos sistemas es basarse en la identificación de conjuntos de síntomas para diagnosticar un trastorno psicológico, lo que se denomina un abordaje sindrómico. Así, por ejemplo, en el DSM-V, si una persona manifiesta:

  • Insatisfacción con la calidad o cantidad de sueño, ya sea:
  • conciliando el sueño
  • manteniendo el sueño sin despertarse a la noche
  • despertarse temprano a la mañana sin poder volver a dormir

Si esto sucede 3 veces por semana, se sostiene durante tres meses, y genera malestar o perturbaciones en el funcionamiento, corresponde entonces el diagnóstico de Trastorno de Insomnio del DSM.

Hay varias objeciones que se le pueden realizar a estos sistemas. En primer lugar, se postulan como “ateóricos” (el DSM afirmó esto explícitamente en su tercera edición), es decir, no corresponden a ninguna teoría psicológica o psiquiátrica particular, pero esto implica también que no describen una etiología, es decir, las causas o procesos vinculados a un determinado diagnóstico. El DSM no se expide sobre las causas o procesos vinculados al Insomnio, por ejemplo, tan solo pretende identificar síntomas y asignar al paciente a su clasificación (aunque no es difícil postular que en realidad sí hay una teoría detrás, véase por ejemplo Castiglioni & Laudisa, 2015), por lo cual se le ha criticado que su utilidad clínica es baja ya que sin las causas o procesos vinculados al insomnio, el tratamiento procede a ciegas. Esto ha llevado a críticas con respecto a los tratamientos farmacológicos vinculados al DSM, que a menudo proceden sin una teoría con respecto a las causas, sino sólo a los efectos que la medicación tuviere (véase un excelente comentario al respecto aquí). También se ha criticado su naturaleza sindrómica y categorial, es decir, considerar que los trastornos representan síndromes discretos y separados, y considerarlos como categorías en lugar de dimensiones psicológicas (para una revisión más completa véase Hayes, Wilson, Gifford, Follette, & Strosahl, 1996).

Estas características han hecho que desde el inicio, este tipo de sistemas sean rechazados por el conductismo, que ha propuesto formas alternativas de abordar los problemas psicológicos. Lo que les traemos hoy es un artículo que se ha publicado hace más de medio siglo ya, escrito por autores conductuales apenas unos años después de la publicación del primer DSM. Se trata de un texto interesante por los argumentos que desarrolla en contra de este tipo de sistema de clasificación de problemas psicológicos, aun cuando la solución propuesta haya sido adoptada sólo parcialmente.

Los autores proponen un abordaje que en lugar de asignar al paciente a una categoría diagnóstica convencional, realice un análisis de las condiciones biológicas, sociales, y conductuales para los problemas de un paciente. Se trata del tradicional énfasis del conductismo: no se puede comprender ninguna conducta sin un análisis de su contexto y las relaciones entre ambos. Si quieren leer con más detalle la forma de elegir blancos de tratamiento propuesta por Kanfer, pueden consultar a Kanfer & Grimm (1977).

Lo hemos traducido (aunque en esto debería hablar en singular, todas las torpezas de la traducción son sólo mías) tratando de mantenernos tan fieles como sea posible al texto original, para que puedan leerlo y sacar sus propias conclusiones. Está en pdf para que puedan descargarlo, imprimirlo, y construir así potentes avioncitos de papel con los cuales molestar en clase.

Versión en PDF

Descarga el artículo completo en formato PDF.

Durante la última década los ataques a los diagnósticos psiquiátricos convencionales han sido tan generalizados que muchos clínicos ahora usan etiquetas diagnósticas con moderación y en tono de disculpa. La adherencia sostenida a los términos nosológicos del esquema clasificatorio tradicional sugiere alguna utilidad de la presente clasificación de los trastornos de la conducta, a pesar de su aparente baja fiabilidad su valor pronóstico limitado y sus múltiples debilidades respecto a sus asunciones de soporte. En un estudio reciente de este problema, se compararon los patrones de síntomas de esquizofrénicos paranoides cuidadosamente diagnosticados. Katz et al (1964), encontraron una considerable divergencia entre los pacientes con el mismo diagnóstico y concluyeron que “los sistemas de diagnóstico más circunscriptos en su intención, como por ejemplo, los basados en el comportamiento manifiesto por sí solo, en lugar de los sistemas que tratan de comprender la etiología, patrones de síntomas y el pronóstico, puede más directamente aplicables a los problemas actuales de la investigación en psiquiatría “(p202).

Nos proponemos aquí examinar algunas fuentes de insatisfacción con el actual enfoque de diagnóstico, para describir un marco para un análisis del comportamiento de los pacientes individuales que implica tanto sugerencias para el tratamiento como criterios de resultados para el caso individual, y para indicar las condiciones de recogida de los datos para un análisis de este tipo.

__________________________________________

I. Problemas en los sistemas de diagnóstico actuales

Numerosas críticas se ocupan de la consistencia interna, la explicitación, la precisión y la fiabilidad de las clasificaciones psiquiátricas. Nos parece que la falla más importante radica en nuestra falta de conocimientos suficientes para categorizar el comportamiento a lo largo de las dimensiones pertinentes que permitan la predicción de las respuestas al estrés social, crisis vitales, o el tratamiento psiquiátrico. Esta limitación evita cualquier cosa menos una aproximación cruda y tentativa a una taxonomía de los comportamientos individuales eficaces.

Zigler y Phillips (1961), discutiendo la necesidad de un adecuado sistema de clasificación, sugieren que un sistema cerrado de diagnóstico orientado etiológicamente es prematuro. En cambio, creen que es necesario un ataque empírico, utilizando ” síntomas, ampliamente definidos como conductas significativas y discernibles, como la base del sistema de clasificación ” (p 616).

Pero los síntomas como una clase de respuestas se definen, después de todo, sólo por su valor de molestia para el entorno social del paciente o para sí mismo como un ser social. También son notoriamente muy poco confiables para predecir la historia etiológica particular del paciente o su respuesta al tratamiento. Un enfoque alternativo yace en el intento de identificar clases de variables dependientes en el comportamiento humano que permitan inferencias sobre los factores de control particulares, los estímulos sociales, los estímulos fisiológicos , y los estímulos de refuerzo, de las cuales son función. En el presente estado del arte de pronóstico psicológico, parece más razonable desarrollar un programa de análisis que esté estrechamente relacionado con el tratamiento posterior. Un esquema de clasificación que implique un programa para el cambio de comportamiento es uno que ofrecería no sólo utilidad sino también potencial para la validación experimental.

Por tanto, la tarea de la evaluación y el pronóstico puede ser reducida a los esfuerzos por responder a las siguientes tres preguntas : (a) qué patrones de comportamiento requieren un cambio, ya sea en su frecuencia de ocurrencia , su intensidad, su duración o en las condiciones en que se producen, (b) ¿cuáles son los mejores medios prácticos que pueden producir los cambios deseados en este individuo (manipulación del medio ambiente, de la conducta, o las actitudes de sí mismo del paciente ), y (c) qué factores los están manteniendo en la actualidad y cuáles fueron las condiciones bajo las cuales se adquirió este comportamiento. La investigación de la historia de la conducta problemática sería sólo principalmente de interés académico, excepto porque aporta información acerca de la eficacia probable de un método de tratamiento específico.

Expectativas de los sistemas de diagnóstico actuales

En la medicina tradicional, la emisión de un diagnóstico sobre un paciente a menudo se ha visto como un requisito previo esencial para el tratamiento, debido a un diagnóstico sugiere que el médico tiene algún conocimiento sobre el origen y el curso futuro de la enfermedad. Más aún, el diagnóstico en la medicina con frecuencia une el conocimiento acumulado sobre el proceso patológico que conduce a la manifestación de los síntomas, y las experiencias que otros han tenido en el pasado tratando pacientes con tal enfermedad. La medicina moderna reconoce que cualquier enfermedad en particular no necesita tener una sola causa o siquiera un pequeño número de condiciones antecedentes. Sin embargo, la etiqueta de diagnóstico trata de definir al menos las condiciones necesarias que son más relevantes en la consideración de un programa de tratamiento. Algunos sistemas de clasificación diagnóstica también tienen un valor incalculable como base de muchas decisiones sociales que involucran a poblaciones enteras. Por ejemplo, la planificación de instalaciones de tratamiento, los esfuerzos de investigación y los programas educativos consideran las frecuencias de distribución de síndromes específicos en la población general.

Ledley y Lusted (1959) dan una excelente concepción del modelo tradicional en la medicina a través de un análisis del razonamiento subyacente. Los autores diferencian entre un complejo de enfermedad y un complejo de síntomas. Mientras que el primero describe procesos patológicos conocidos y sus señales correlacionadas, el último representa signos particulares presentes en un paciente en particular. El puente entre los complejos de enfermedad y de síntomas es proporcionado por el conocimiento médico disponible y el diagnóstico final es equivalente a identificar el complejo de enfermedad. Sin embargo, las brechas existentes en el conocimiento médico requieren el uso de enunciados de probabilidad al relacionar la enfermedad y los síntomas, admitiendo que hay alguna posibilidad de error en el diagnóstico. Una vez establecido el diagnóstico, las decisiones sobre el tratamiento todavía dependen de muchos otros factores, como las condiciones sociales, morales y económicas. Ledley y Lusted (1959) por lo tanto, separan el diagnóstico clínico en un proceso de dos pasos. Un procedimiento estadístico es sugerido para facilitar el primario, o proceso de etiquetado diagnóstico. Sin embargo, la elección del tratamiento depende no sólo de un diagnóstico apropiado. Las decisiones de tratamiento también son influenciadas por las condiciones morales, éticas, sociales y económicas de cada paciente, su familia y la sociedad en la que vive. La asignación adecuada del peso que debe darse a cada uno de estos valores debe, en el último análisis, dejarse a criterio del médico ( Ledley y Lusted 1959 ).

El modelo de Ledley y Lusted (1959) asume métodos disponibles para la observación de la conducta relevante (el complejo de síntomas), y algún conocimiento científico que lo relacione a los antecedentes o correlatos conocidos (el proceso de enfermedad). Las teorías contemporáneas de la conducta patológica todavía no proporcionan directivas adecuadas para el observador que sugieran lo que ha de ser observado. De hecho, Szasz (1960) ha expresado la opinión de que el modelo médico podría ser totalmente inadecuado porque la psiquiatría debería ocuparse de los problemas de la vida y no de enfermedades del cerebro o de otros órganos biológicos. Szasz sostiene que ” la enfermedad mental es un mito, cuya función es disfrazar y así hacer más digerible la amarga píldora del conflicto moral en las relaciones humanas ” (p 118). El ataque contra el uso del modelo médico en psiquiatría proviene de muchas frentes. Scheflen, describe un modelo de psiquiatría somática que es muy similar al modelo médico tradicional de la enfermedad. Un proceso patológico resulta en la aparición de una enfermedad; los síntomas están relacionados con un estado patológico y representan nuestra evidencia de “enfermedad mental”. El tratamiento consiste en la eliminación del patógeno, y el estado de salud es así restaurado. Scheflen (1958) sugiere que este modelo médico tradicional se utiliza en la psiquiatría no sobre la base de su adecuación sino debido a su atractivo emocional.

Las limitaciones del modelo somático se han discutido incluso en algunas áreas de la medicina en las cuales el modelo parecería más apropiado. Por ejemplo, en la nomenclatura para el diagnóstico de las enfermedades del corazón y los vasos sanguíneos, el comité de criterios de la New York Heart Association sugiere el uso de múltiples criterios para las enfermedades cardiovasculares, incluyendo una declaración de la capacidad funcional del paciente. El comité sugiere que la capacidad funcional se “… estime evaluando la capacidad del paciente para realizar actividad física ” (p 80), y decidida en gran parte por inferencia a partir de su historia. Además, “… no debería estar influenciada por el carácter de la lesión estructural o por una opinión en cuanto al tratamiento o pronóstico ” (p 81). Este enfoque, deja claro que una evaluación completa de un paciente, independientemente de la enfermedad física que sufre, también debe tener en cuenta su eficacia social y las formas particulares en que los factores fisiológicos, anatómicos y psicológicos interactúan para producir un patrón de comportamiento en particular en un paciente individual.

Diagnóstico múltiple

Una solución práctica ampliamente utilizada como elusión de la dificultad inherente a la aplicación del modelo médico a un diagnóstico psiquiátrico es ofrecida por Noyes y Kolb (1963) Ellos sugieren que el clínico construya una formulación diagnóstica que conste de tres partes: (1) Un diagnóstico genético que incorpora los factores constitucionales,somáticos y factores históricotraumáticos que representan las fuentes principales o determinantes de la enfermedad mental; (2 )Un diagnóstico dinámico que describe los mecanismos y técnicas inconscientemente utilizados por el individuo para manejar la ansiedad, mejorar la autoestima, es decir, que trace los procesos psicopatológicos; y (3) un diagnóstico clínico que transmita connotaciones útiles acerca del síndrome de reacción, la evolución probable de la enfermedad, y los métodos de tratamiento que muy probablemente resultarían beneficiosos.

Los múltiples criterios de Noyes y Kolb (1963)se pueden organizar en tres dimensiones más simples de diagnóstico que podrían tener algún valor práctico para el clínico: (1) etiológica, (2) conductual, y (3) predictiva. El tipo de información que transmite cada tipo de etiqueta diagnóstica es algo diferente y adaptado específicamente para el propósito para el cual se utiliza el diagnóstico. El enfoque de triple etiqueta intenta contrarrestar las críticas dirigidas a la utilización de cualquier sistema de clasificación único. La confusión en un sistema único se debe en parte al hecho de que una formulación diannóstica destinada a describir el comportamiento actual, por ejemplo, puede resultar inútil para predecir la respuesta a un tratamiento específico, o para predecir retrospectivamente la historia y el desarrollo personal del paciente, o para permitir la recogida de datos de frecuencia en poblaciones hospitalarias.

Clasificación por etiología

El sistema kraepeliniano y algunos fragmentos de la clasificación 1952 de la APA enfatizan factores etiológicos. Ellos comparten la hipótesis de que factores etiológicos comunes conducen a síntomas similares y responden a un tratamiento similar. Esta dimensión del diagnóstico es mucho más fructífera cuando se trata de trastornos de la conducta que se encuentran principalmente bajo el control de alguna condición biológica. Cuando se conoce que un paciente padece de una ingesta excesiva de alcohol, su comportamiento alucinatorio, falta de coordinación motora, juicio pobre, y otra evidencia de desorganización comportamiento a menudo puede ser relacionada directamente a una condición antecedente tal como el efecto tóxico del alcohol sobre el sistema nervioso central, hígado, etc. En estos casos, la clasificación según la etiología también tiene algunas implicaciones para el pronóstico y el tratamiento. Las alucinaciones agudas y otros comportamientos desorganizados debido al alcohol suelen desaparecer cuando el nivel de alcohol en la sangre baja. Ejemplos similares se pueden extraer de cualquier clase de trastornos conductuales en la que un cambio en el comportamiento se asocia principal o exclusivamente con un solo factor antecedente particular. En estas condiciones, este factor puede ser llamado un patógeno y la situación se aproxima estrechamente a la condición descrita por el modelo médico tradicional.

La utilización de esta dimensión como una base para el diagnóstico psiquiátrico, sin embargo, tiene muchos problemas, al margen de lo infrecuente que es que una condición especifica tenga una relación demostrada directa y “causal” con un patógeno. Entre las áreas actuales de la ignorancia en el campo de la psicología y la psiquiatría, la etiología de la mayoría de los trastornos comunes probablemente ocupe el primer lugar. No se ha hallado que ningún entorno familiar específico, ninguna experiencia traumática dramática ni anormalidad constitucional conocida se traduzcan en un mismo patrón de conducta desordenada. Si bien los esfuerzos de investigación actuales se han orientado a la investigación de los patrones familiares de los pacientes esquizofrénicos y varios estudios sugieren una relación entre el comportamiento de la madre y un proceso esquizofrénico en el niño, 10 no es del todo claro por qué la presencia de estos mismos factores en otras familias no arroja una incidencia similar de esquizofrenia. Más aún, los pacientes pueden mostrar un comportamiento diagnosticado como esquizofrénico cuando no hay evidencia de la relación madrehijo postulada.

En un artículo reciente Meehl (1962) postula la esquizofrenia como una enfermedad neurológica, con contenidos aprendidos y una base de disposición . Con este conjunto de factores etiológicos interactivas, es evidente que la dimensión etiológica como clasificación resultaría en el mejor de los casos en un sistema extremadamente engorroso, y en el peor en un uno inútil.

Clasificación por síntomas

Un diagnóstico clínico a menudo es un enunciado que resume la forma en que una persona se comporta. En el supuesto de que una variedad de comportamientos están correlacionados y son consistentes en cualquier individuo dado, se hace más económico asignar al individuo a una clase de personas que enumerar y clasificar todos sus comportamientos. La utilidad de un sistema de este tipo se basa en gran medida en la disponibilidad de evidencia empírica relativa a las correlaciones entre los diversos comportamientos (relaciones respuestarespuesta), y el supuesto, además, que la frecuencia de ocurrencia de tales comportamientos es relativamente independiente de las condiciones de estímulo y refuerzo específicas.

Hay dos limitaciones importantes para un sistema de este tipo. La primera es que el diagnóstico por síntomas, como hemos indicado en una sección anterior, muchas veces es engañoso porque implica factores etiológicos comunes. Freedman da un excelente ejemplo de las diferencias tanto en los factores antecedentes probables y la respuesta al tratamiento posterior en tres casos diagnosticados como esquizofrénicos. Los pacientes de Freedman fueron diagnosticados por al menos dos psiquiatras, y uno esperaría que el enfoque tradicional debiera resultar en el tratamiento de la esquizofrenia que sea que se practique en el lugar en donde se ven los pacientes. El primer paciente con el tiempo mostró creciente evidencia de una endocrinopatía, y cuando esto se reconoció y fue tratado, los síntomas psicóticos entraron en remisión. El segundo caso tenía una historia sólida de crisis epilépticas y una medicación anticonvulsiva adecuada fue eficaz en el alivio de sus síntomas. En el tercer caso, el tratamiento dirigido a un análisis descubierto de las técnicas de adaptación del paciente resultó en una mejora considerable en la conducta del paciente y el subsiguiente alivio de episodios psicóticos. Freedman sugiere que la esquizofrenia no es una enfermedad en el sentido de que tiene una etiología única, patogenia, etc., sino que representa la evocación de una vía final común en el mismo sentido que el dolor de cabeza, epilepsia, dolor de garganta, o de hecho cualquier otro complejo de síntomas. Más aún, se sugiere que el término ” esquizofrenia ha dejado de ser útil y debe ser desechado ” (p.5).

El diagnóstico por síntomas, como hemos indicado en una sección anterior, muchas veces es engañoso porque implica factores etiológicos comunes.

Opler (1957) ha puesto de manifiesto la importancia de los factores culturales en la divergencia de los síntomas observados en pacientes colectivamente etiquetados como esquizofrénicos. La clasificación descriptiva no siempre es tan engañosa, sin embargo. La evaluación del rendimiento intelectual a veces da lugar a una declaración de diagnóstico que tiene valor predictivo para la conducta del paciente en la escuela o en un trabajo. Hasta la fecha, parece que hay muy pocas afirmaciones generales sobre las características individuales, que tengan tanta utilidad predictiva como el coeficiente intelectual.

Una segunda limitación es que el enfoque actual para el diagnóstico por síntomas tiende a centrarse en un grupo de comportamientos que a menudo es irrelevante con respecto al patrón total de la vida del paciente. Estos comportamientos pueden ser de interés sólo porque son popularmente asociados con la desviación y el desorden. Por ejemplo, delirios leves ocasiona les interfieren poco o nada en absoluto con la eficacia social o laboral de muchos pacientes ambulatorios. Sin embargo, la admisión de su aparición es a menudo suficiente para un diagnóstico de la psicosis. Pareciera posible el refinamiento de este enfoque más allá del uso actual, como se muestra por ejemplo en Lorr et al (1963) , pero esto no remueve las limitaciones anteriores.

La utilización de un enfoque descriptivo de síntomas centra con frecuencia la atención sobre los subproductos de patrones de comportamiento más amplios, y resulta en intento de tratamiento de conductas (síntomas) que pueden ser simples consecuencias de otros aspectos importantes de la vida del paciente. El énfasis en las quejas subjetivas, estados de ánimo y los sentimientos del paciente tiende a fomentar el uso de una clasificación basada en síndromes. También desemboca frecuentemente en esfuerzos para cambiar los sentimientos , ansiedades y estados de ánimo (o , al menos, el informe del paciente acerca de ellos) , en lugar de investigar las condiciones de vida , las reacciones interpersonales y factores ambientales que producen y mantienen estos patrones de respuesta habituales.

Clasificación por pronóstico. Hasta la fecha, el menor de los esfuerzos se ha dedicado a la construcción de un sistema de clasificación que asigna a los pacientes a una misma categoría sobre la base de su respuesta a tratamientos específicos similares. La pregunta apropiada que se plantea para un sistema de clasificación de este tipo consiste en la manera en que un paciente va a reaccionar a un tratamiento, independientemente de su comportamiento actual o de su historia pasada. Los numerosos estudios que tratan de establecer signos pronósticos en tests proyectivos de la personalidad o tests somáticos representan esfuerzos para categorizar a los pacientes en esta dimensión.
Windle (1952) ha llamado la atención sobre el bajo grado de previsibilidad ofrecida por los test de personalidad (proyectivos), y ha señalado las dificultades encontradas al evaluar la investigación en esta área debido a la descripción inadecuada de la población muestreada y los requisitos de mejoría. En una revisión posterior Fulkerson y Barry (1961) llegaron a la misma conclusión que el rendimiento en tests psicológicos es un pobre predictor de resultados en enfermedad mental. Ellos sugieren que las variables demográficas, tales como la gravedad, duración, gravedad inicial, grado de estrés inicial, etc., parecen tener relaciones más fuertes con el resultado que los datos de los tests psicológicos. La falta de relaciones fiables entre las categorías diagnósticas, datos de tests, variables demográficas, u otras mediciones sobre el paciente, por una parte, y la duración de la enfermedad, la respuesta a un tratamiento específico o el grado de recuperación, por otra parte, excluyen la construcción de un marco empírico simple para un sistema de clasificación de diagnósticopronóstico basado sólo en una serie de síntomas.

El enfoque actual para el diagnóstico por síntomas tiende a centrarse en un grupo de comportamientos que a menudo es irrelevante con respecto al patrón total de la vida del paciente.

Ninguna de las dimensiones que se utilizan actualmente para el diagnóstico está directamente relacionada con métodos de modificación de la conducta, actitudes, patrones de respuesta, y acciones interpersonales de un paciente. Dado que el modelo etiológico subraya claramente factores causales, es mucho más compatible con una teoría de la personalidad que hace especial hincapié en factores genéticos y de desarrollo. La clasificación por síntomas facilita las decisiones socioadministrativas sobre los pacientes, proporcionando una base para juzgar el grado de desviación de las normas sociales y éticas. Tal clasificación es compatible con una teoría de la personalidad basada en la hipótesis de la curva normal y se ocupa de la caracterización por medio de la comparación con un promedio ficticio. El enfoque de pronóstico predictivo parece tener la aplicabilidad práctica más directa . Si la investigación sostenida apoyara ciertos hallazgos iniciales, sería en verdad reconfortante poder predecir el resultado de la enfermedad mental según el puntaje de competencia social premórbido de un paciente (Zigler, 1961) o según la puntuación del paciente en una escala de fortaleza del yo, o de muchos de los otros signos y variables individuales que han demostrado tener algunos poderes de predicción. Es lamentable que estos poderes de predicción se disipen frecuentemente al realizar una validación cruzada. Como Fulkerson y Barry (1961) han indicado, los predictores únicos no han mostrado mucho éxito.

II. Un enfoque funcional (analítico conductual)

La creciente literatura sobre los procedimientos de modificación de conducta derivados de la teoría del aprendizaje sugiere que un procedimiento de diagnóstico eficaz sería aquel en el que los métodos terapéuticos eventuales pudieran estar directamente relacionados con la información obtenida a partir de una evaluación continua de los comportamientos actuales del paciente y los estímulos que la controlan. Ferster (1965) ha dicho “… un análisis funcional de la conducta tiene la ventaja de que especifica las causas de la conducta en forma de eventos ambientales explícitos que se pueden identificar con objetividad y que son potencialmente manipulables” (p.3). Una propuesta tal de diagnóstico asume que una descripción de la conducta problemática, sus factores de control, y los medios por los que se pueden cambiar son las “explicaciones” más adecuadas.

Más aún, asume que una evaluación diagnóstica nunca está completa. Esto implica que la información adicional sobre las circunstancias del patrón de vida del paciente, las relaciones entre sus comportamientos y estímulos que controlan en su entorno social y su experiencia privada se obtiene sostenidamente hasta que se demuestra suficiente para efectuar un cambio notable en el comportamiento del paciente, resolviendo así “el problema” . En un enfoque funcional es necesario continuar la evaluación del patrón de vida del paciente y los factores que lo controlan, a la vez que simultáneamente se intenta la manipulación de estas variables a través del refuerzo, la intervención directa, u otros medios hasta que el cambio resultante en el comportamiento del paciente permite la restauración experiencias vitales más eficientes.

El presente enfoque comparte con algunas teorías psicológicas la presunción de que la psicoterapia no es un esfuerzo dirigido a la remoción de conflictos intrapsíquicos, ni hacia el cambio en la estructura de personalidad por medio de interacciones de naturaleza intensamente noverbal (eg., transferencia, autoactualización, etc.). Adoptamos la postura de que el trabajo del tratamiento psicológico involucra la utilización de una variedad de métodos para diseñar un programa que controle el ambiente del paciente y las consecuencias de su conducta de manera tal que el problema presentado sea resuelto. Hipotetizamos que los ingredientes esenciales de una tarea terapéutica usualmente involucran dos etapas separadas: (1) un cambio en las discriminaciones perceptuales de un paciente, esto es, en su abordaje a percibir, clasificar y organizar eventos sensoriales, incluyendo la percepción de sí mismo, y (2), cambios en los patrones de respuesta que ha establecido hacia los objetos sociales y hacia sí mismo a lo largo de los años (Kanfer, 1965). Además, la tarea del clínico puede involucrar a intervención directa en las circunstancias ambientales del paciente, la modificación de la conducta de otras personas significativas en su vida, y el control de estímulos reforzantes que están disponibles a través de autoadministración, o contingentes a la conducta de otros. Estos últimos procedimientos complementan las interacciones verbales de la psicoterapia tradicional. Requieren que el clínico, invitado por el paciente o su familia, participe más plenamente en la planificación del patrón de vida del paciente fuera del consultorio.

La psicoterapia no es un esfuerzo dirigido a la remoción de conflictos intrapsíquicos, ni hacia el cambio en la estructura de personalidad por medio de interacciones de naturaleza intensamente noverbal

Es necesario indicar qué cosas el presente modelo teórico no sostiene, a fin de comprender olas diferencias con otros procedimientos. No asume que (a), el insight es un sine qua non de la psicoterapia, (b) los cambios en pensamientos o idea llevan inevitablemente a cambios últimos en las acciones, (c) las sesiones terapéuticas verbales sirven como símiles o equivalentes de situaciones vitales actuales y (d) un síntoma puede ser removido sólo desenterrando su causa u origen. En ausencia de tales asunciones se vuelve innecesario conceptualizar el trastorno conductual en términos etiológicos, en términos psicodinámicos o en términos de un proceso de enfermedad especificable. Mientras que la psicoterapia por medios verbales puede ser suficiente en algunas instancias, la combinación de modificación conductual en situaciones vitales y las interacciones verbales sirven para extender el arsenal del terapeuta. Por tanto, la psicoterapia verbal es vista como un adjunto a la implementación de cambios terapéuticos en el patrón total de la vida del paciente, no como un fin en sí mismo, ni como el único vehículo para aumentar la efectividad psicológica.

Al adoptar esta perspectiva de la modificación de conducta, hay un compromiso más allá, a un interjuego constante entre estrategias de evaluación y terapéuticas. Una formulación diagnóstica inicial busca determinar las principales variables que pueden ser directamente controladas o modificadas durante el tratamiento. Durante las sucesivas etapas de tratamiento se recoge información adicional sobre el repertorio del paciente, su historia de refuerzo, los estímulos controladores pertinentes en su ambiente social y físico, y las limitaciones sociológicas dentro de las cuales operan tanto el paciente como el terapeuta. Por tanto, la formulación inicial siempre será expandida o modificada, resultando ya sea en confirmación o en el cambio de la estrategia terapéutica previa.

Una guía para el análisis funcional de la conducta individual

Con el fin de ayudar al clínico en la recolección y organización de la información para un análisis conductual, hemos construido un esquema que pretende proveer un modelo útil de la conducta del paciente con un nivel de abstracción relativamente bajo. Una serie de preguntas son así organizadas para arrojar implicaciones inmediatas para el tratamiento. Este esquema ha resultado útil tanto en la práctica clínica como en enseñanza. A continuación hay un breve resumen de las categorías del esquema1:

El análisis de la situación problema: Las principales quejas del paciente se clasifican en clases según excesos y déficits conductuales. Para cada exceso o déficit se describen las dimensiones de frecuencia, la intensidad, la duración, la idoneidad de la forma, y las condiciones de estímulo. En el contenido, las clases de respuesta representan los principales objetivos de la intervención terapéutica. Como una característica indispensable adicional, los recursos útiles de comportamiento del paciente se enumeran para su utilización en un programa de terapia.

Clarificación de la situación problema: Aquí consideramos las personas y las circunstancias que tienden a mantener los problemas de conducta, y las consecuencias de estas conductas para el paciente y para otros en su entorno. Se presta atención también a las consecuencias de los cambios en estas conductas que pudieran resultar de la intervención psiquiátrica.

Análisis de motivación: Dado que los estímulos reforzantes son idiosincráticos y dependen para su efecto de una serie de parámetros únicos para cada persona, una jerarquía de personas particulares, eventos y objetos que sirven como reforzadores se establece para cada paciente. Se incluyen en esta jerarquía todos aquellos eventos reforzantes que facilitan comportamientos de aproximación, así como aquellos que, debido a su aversividad, disparan respuestas de evitación. Esta información tiene como objetivo realizar planes para la utilización de los distintos refuerzos en la prescripción de un programa de terapia conductual específica para el paciente, y para permitir la utilización de las conductas de refuerzo apropiadas por el conducta como excesivamente agresiva, para ser reducida por constricciones, claramente difiere de considerar esa misma conducta como un déficit en auto control, sujeto a incrementos por medio de entrenamientos y tratamientos.terapeuta y otras personas importantes en el entorno social del paciente.

Los estímulos reforzantes son idiosincráticos y dependen para su efecto de una serie de parámetros únicos para cada persona, una jerarquía de personas particulares, eventos y objetos que sirven como reforzadores se establece para cada paciente.

Análisis del desarrollo: Se hacen preguntas sobre el bagaje biológico del paciente, sus experiencias socioculturales, y su desarrollo conductual característico. Están formuladas en una forma tal que (a) evoquen descripciones de su comportamiento habitual en diversas etapas cronológicas de su vida, (b) relacionen nuevas condiciones específicas de estímulo con cambios notables en su comportamiento habitual, y (c) relacionen ese comportamiento modificado y otros residuos de eventos biológicos y socioculturales al problema presente.

Análisis de auto control: En esta sección se examinan tanto los métodos y el grado de autocontrol ejercido por el paciente en su vida diaria. Las personas, eventos o instituciones que han reforzado con éxito conductas de autocontrol son consideradas. Los déficits o excesos de autocontrol son evaluados en función de su importancia como blancos terapéuticos y para su utilización en un programa terapéutico.

Análisis de las relaciones sociales: El examen de la red social del paciente se lleva a cabo para evaluar la importancia de las personas en el entorno del paciente que tienen cierta influencia sobre los comportamientos problemáticos, o que a su vez son influenciados por el paciente para sus propias satisfacciones. Estas relaciones interpersonales son revisadas con el fin de planificar la posible participación de otras personas importantes en el programa de tratamiento, basada en los principios de la modificación de la conducta. El examen también ayuda al terapeuta a considerar la gama de relaciones sociales reales en las que el paciente necesita funcionar.

Análisis del entorno social, cultural y físico: En esta sección se añade al anterior análisis del comportamiento del paciente como un individuo, la consideración de las normas en su entorno natural. Los acuerdos y discrepancias entre los patrones de vida idiosincrásicos del paciente y las normas de su entorno se definen de manera que la importancia de estos factores pueda ser decidida en la formulación de objetivos de tratamiento que incluyan explícitamente las necesidades del paciente y las presiones de su entorno social.

El esquema anterior tiene como propósito lograr la definición del problema de un paciente de una manera que sugiera operaciones de tratamiento específicas, o que ninguna es feasible, y comportamientos específicos como objetivos para la modificación. Por lo tanto, la formulación está orientada a la acción. Puede ser utilizada como una guía para la recogida inicial de la información, como un dispositivo para organizar los datos disponibles, o como un diseño para el tratamiento.

La formulación de un plan de tratamiento es consecuencia de este tipo de análisis, porque el conocimiento de las condiciones de refuerzo sugiere los controles de motivación que están a disposición del clínico para la modificación de la conducta del paciente. El análisis de los problemas de comportamiento específicos también ofrece una serie de metas para la psicoterapia u otro tratamiento, y para la evaluación del progreso del tratamiento. El conocimiento de las condiciones biológicas, sociales y culturales del paciente, podría ayudar a determinar qué recursos pueden ser utilizados, y qué limitaciones deben ser consideradas en un plan de tratamiento.

Uno debe tener cuidado de no “explicar” procesos verbales en términos de mecanismos internos postulados sin evidencia de apoyo adecuada, ni deben hacerse inferencias acerca de los procesos no observados o eventos sin pruebas que los corroboren.

Las diversas categorías intentan llamar la atención sobre las variables importantes que afectan el comportamiento _actual_del paciente. Por lo tanto , su objetivo es obtener descripciones de abstracción de bajo nivel. Las respuestas a estas preguntas específicas se formulan mejor mediante la descripción de clases de eventos informados por el paciente, observados por otros, o por incidentes críticos descritos por un informante. El análisis no excluye la descripción de los comportamientos verbales simbólicos habituales del paciente. Sin embargo, al utilizar comportamientos verbales como base de este análisis, uno debe tener cuidado de no “explicar” procesos verbales en términos de mecanismos internos postulados sin evidencia de apoyo adecuada, ni deben hacerse inferencias acerca de los procesos no observados o eventos sin pruebas que los corroboren. El análisis incluye muchos elementos que no son conocidos o son no aplicables para un paciente determinado. La falta de información sobre algunos temas no indica necesariamente que el análisis esté incompleto. Estas carencias deben ser señaladas, sin embargo, debido a que a menudo contribuyen a una mejor comprensión de lo que el paciente tiene que aprender para ser una persona autónoma. Igual de importante es un inventario de su repertorio de conducta socialmente eficaz existente que se puede poner al servicio de cualquier procedimiento de tratamiento.

Este análisis es consistente con nuestras formulaciones anteriores de los principios de la medicina integral (Guze et al., 1953 y Saslow, 1952), que hizo hincapié en la acción conjunta de los factores biológicos, sociales y psicológicos en los trastornos psiquiátricos. El lenguaje y la orientación del enfoque propuesto se basan en la teoría del aprendizaje contemporáneo. El marco conceptual está en consonancia con la opinión de que la evolución de los trastornos psiquiátricos se puede modificar mediante la aplicación sistemática de los principios científicos en los campos de la psicología y la medicina al modo habitual del paciente de vivir.

Este enfoque no es un sustituto para la asignación de los pacientes a las categorías tradicionales de diagnóstico. Este etiquetado puede ser deseable con fines estadísticos , administrativos o de investigación. Pero el análisis actual está destinado a sustituir otras formulaciones de diagnóstico que tienen por objeto servir de base para la toma de decisiones acerca de las intervenciones terapéuticas específicas.

III. Los métodos de recopilación de datos para un análisis funcional

Los abordajes diagnósticos tradicionales han utilizado como principales fuentes de información el informe verbal del paciente, su comportamiento no verbal durante una entrevista, y su rendimiento en las pruebas psicológicas. Estas observaciones son suficientes si uno considera que los problemas de conducta son sólo una propiedad del patrón particular de asociaciones del paciente o de su estructura de personalidad. Se esperaría que un trastorno mental se revelara por las características estilísticas en el repertorio conductual del paciente. Sin embargo, si uno ve los trastornos de conducta como conjuntos de patrones de respuesta que se aprenden bajo condiciones particulares y son mantenidos por los estímulos ambientales e internos definibles, una evaluación de la conducta del paciente es insuficiente a menos que también se describan las condiciones en que se produce. Este punto de vista requiere una expansión de las fuentes de observación del clínico, de modo de incluir los campos de estimulación en la que el paciente vive, y las variaciones de comportamiento del paciente como una función de la exposición a estas diversas variables estimulares. Por lo tanto, el clínico con recursos no necesita limitarse a los resultados de los tests, las observaciones de la entrevista en el consultorio, o historias de referencia al formular el caso concreto. Tampoco es necesario que considerarse irremediablemente perjudicado cuando el paciente tiene poca habilidad observacional o comunicativa para reconstruir verbalmente sus experiencias de vida para el clínico. Independientemente de las habilidades comunicativas del paciente, los datos deben consistir en una descripción de la conducta del paciente en relación a las diversas condiciones ambientales.

Un análisis del comportamiento no excluye ningún dato relativo a experiencias pasadas o presentes como irrelevantes. Sin embargo, el mérito relativo de cualquier información (como, por ejemplo, al crecer en un hogar roto o haber tenido experiencias homosexuales) radica en su relación con las variables independientes que se pueden identificar como controlando la conducta problemática actual. La observación de que un paciente ha alucinado en ocasiones puede ser importante sólo si tienen repercusiones en su actual problema. Considerado aisladamente, un reporte de alucinaciones puede ser engañoso, resultando en un énfasis en la clasificación en lugar de en el tratamiento.

En la entrevista psiquiátrica un enfoque analítico-conductual se opone a la aceptación del contenido del autorreporte verbal como equivalente a los acontecimientos o experiencias reales. Sin embargo , los informes verbales proporcionan información relativa a la construcción verbal del paciente de su entorno y de su persona, su recuerdo de experiencias pasadas, y sus fantasías sobre ellos. Si bien estas autodescripciones no representan datos sobre los sucesos que efectivamente se produjeron internamente, representan comportamientos actuales del paciente e indican las cadenas verbales y repertorios que el paciente ha acumulado. Por lo tanto, el comportamiento verbal puede ser útil para la descripción de los procesos de pensamiento de un paciente. Para sacar el máximo provecho de este enfoque, las variaciones en los procedimientos tradicionales de la entrevista se pueden obtener mediante técnicas tales como juegos de rol, debates, la interpretación de los acontecimientos actuales de la vida, o la libre asociación controlada. Dado que hay poca evidencia experimental de las relaciones específicas entre las declaraciones verbales del paciente y sus actos no verbales de conducta, el informe verbal por sí solo resulta insuficiente para un análisis completo y para la predicción de su comportamiento diario. Además, es bien sabido que una persona responde a condiciones ambientales y señales internas que no puede describir adecuadamente. Por lo tanto, cualquier informe verbal puede pasar por alto o disimular los aspectos más importantes de un análisis de comportamiento, es decir, la descripción de la relación entre condiciones antecedentes y la conducta posterior.

Además de la utilización de la propia persona del clínico como un objeto de estímulo controlado en situaciones de entrevistas, las observaciones de la interacción con otros significativos se pueden utilizar para el análisis de las variaciones en la frecuencia de distintos comportamientos en función de la persona con la que el paciente interactúa. Por ejemplo, el uso de las funciones estándar prescritas para las enfermeras y asistentes, la utilización de los miembros de la familia del paciente o de sus amigos, se puede utilizar para obtener datos pertinentes al patrón de respuesta interpersonal habitual del paciente. Estas observaciones son especialmente útiles si en una entrevista posterior se le pide al paciente describir y discutir las sesiones observadas. Los enfrentamientos con las grabaciones para las comparaciones entre el informe de la paciente y la sesión actual como da fe el observador pueden proporcionar informaciónsobre la percepción del paciente de sí mismo y los demás, así como su conducta habitual hacia sus pares, figuras de autoridad, y otras personas importantes en su vida.

Excepto en el trabajo con niños o unidades familiares, se ha hecho un uso insuficiente del material obtenido a partir de otros informantes en las entrevistas sobre el paciente. Estos informes pueden ayudar al observador a reconocer los dominios de comportamiento en el que el informe del paciente se desvía de o está de acuerdo con las descripciones proporcionadas por los demás. Esta información también es útil para contrastar los informes del paciente sobre sus efectos presuntivos sobre otra persona con los efectos efectivos sobre persona. Si los problemas interpersonales del paciente se extienden a las áreas en las que los contactos sociales no están claramente definidos, las contribuciones de otros informantes son esenciales.

Debe tenerse en cuenta que los informes verbales de otros informantes pueden no ser más congruente con los hechos reales que los propios informes del paciente y deben ser igualmente relacionados a la propia credibilidad del informante. Si las figuras cruciales, tales como padres, cónyuges, empleadores pueden ser entrevistados, también proporcionarán al clínico un poco de información acerca de las personas con las que el paciente tiene interacciones repetidas y con las que los problemas interpersonales pueden haberse desarrollado.

La observación del comportamiento diario del paciente en el trabajo representa una excelente fuente de información, si se puede acceder a ella. Las observaciones del paciente por el clínico o su personal pueden ser preferibles a las descripciones de los compañeros o supervisores. Las observaciones del trabajo son especialmente importantes para los pacientes cuyas quejas incluyen dificultades en su actividad laboral diaria o que describen situaciones de trabajo como factores que contribuyen a su problema. Aunque un uso más libre de esta técnica puede verse obstaculizada por las actitudes culturales hacia el tratamiento psiquiátrico, tales observaciones pueden ser de libre acceso en situaciones de hospital o en situaciones de trabajo protegido. Con el uso de escalas de medición de la conducta u otros dispositivos de medición sencillos, breves muestras de los comportamientos de los pacientes en situaciones de trabajo pueden ser obtenidos por observadores mínimamente entrenados.

Al propio paciente se le puede pedir proporcionar muestras de su propia conducta mediante el uso de grabadoras de cinta para la grabación de los segmentos de las interacciones en su familia, en el trabajo, o en otras situaciones en su vida cotidiana. Un sistema de monitoreo de televisión para la conducta del paciente es una técnica excelente desde un punto de vista teórico , pero es muy engorroso y costoso. El uso de grabaciones para fines diagnósticos y terapéuticos ha sido reportado por algunos investigadores (Bach et al, 1963, Cameron, et al 1964 y Slack, 1960) La reproducción de las grabaciones y la grabación de las reacciones del paciente a la reproducción pueden utilizarse en las entrevistas para aclarar el comportamiento del paciente hacia los demás y su reacción a sí mismo como un estímulo social.

Los tests psicológicos representan problemas a resolver en condiciones de interacción específicas. Entre las pruebas de inteligencia altamente estandarizadas y las pruebas proyectivas ambiguas y no estructuradas yace una dimensión de la estructura a lo largo de la cual más y más la responsabilidad de proporcionar respuestas adecuadas recae en el paciente. En comparación con los procedimientos de la entrevista, la mayoría de las pruebas psicológicas proporcionan una relativamente alta estandarización de las condiciones de estímulo. Pero, además de las respuestas específicas dadas en las pruebas de inteligencia o proyectivas, estos tests también proporcionan una muestra conductual de la reacción del paciente a una situación problema en un entorno interpersonal relativamente estresante. Por lo tanto, las pruebas psicológicas pueden proporcionar no solamente en los resultados cuantitativos, sino que también pueden ser tratados como una experiencia de vida en miniatura, dando información sobre el comportamiento interpersonal del paciente y las variaciones de su comportamiento en función de la naturaleza de las condiciones de estímulo.

En esta sección hemos mencionado sólo algunas de las numerosas situaciones vitales que pueden ser evaluadas con el fin de proporcionar información sobre el paciente. Los criterios para su uso yacen en la economía, la accesibilidad para el clínico, y la relevancia para el problema del paciente. Mientras que es más conveniente para recoger los datos de un paciente en un consultorio, puede ser necesario que el clínico obtenga información de primera mano acerca de las condiciones reales en las que las el paciente vive y trabaja. Esa familiaridad se puede obtener ya sea mediante la utilización de informantes o por la entrada del médico en el hogar, la situación laboral o el entorno social en el que vive el paciente. Bajo todas estas condiciones, el médico es eficaz sólo si es posible para él mantener un rol no participante, objetivo y observante sin consecuencias adversas para el paciente o la relación terapéutica.

Los métodos de recogida de datos para un análisis funcional descritos aquí difieren de los enfoques psiquiátricos tradicionales sólo en que requieren la inclusión del campo de estímulo físico y social en el que el paciente funciona en realidad. Sólo una evaluación completa de las condiciones de vida y de trabajo del paciente y su estilo de vida permite una descripción de los problemas reales que el paciente enfrenta y la especificación de los pasos que deben tomar para alterar la situación problemática.

Resumen

La clasificación psiquiátrica actual falla en proporcionar una base satisfactoria para la comprensión y el tratamiento de la conducta desadaptativa. Los esquemas de diagnóstico que se utilizan actualmente se basan en la etiología, la descripción de los síntomas, o el pronóstico. Aunque cada uno de estos enfoques tiene una utilidad limitada, no hay ningún esquema unificado disponible que permita la predicción de respuesta al tratamiento o el futuro curso de la enfermedad a partir de la asignación de los pacientes a una categoría específica.

En este artículo se propone un enfoque analítico conductual que se basa en la teoría del aprendizaje contemporáneo, como alternativa a la asignación del paciente a una categoría diagnóstica convencional. Incluye el resumen de un esquema que puede servir como una guía para la recopilación de información y la formulación del problema, incluyendo las condiciones biológicas , sociales y de comportamiento que están determinando el comportamiento del paciente . Su objeto es la integración de la información sobre un paciente para la formulación de un plan de acción que pudiera modificar la conducta problemática del paciente. Se hace hincapié en las variables particulares que afectan al paciente individual en lugar de la determinación de la similitud de la historia del paciente o de sus síntomas con grupos patológicos conocidos. La última sección del documento se ocupa de métodos útiles para la recopilación de la información necesaria para completar un análisis de comportamiento de este tipo.

Este documento ha sido elaborado junto con la subvención de Investigación MH 0692103 de los Institutos Nacionales de Salud Mental, Servicio de Salud Pública de los Estados Unidos.

Descarga el artículo completo en formato PDF para acceder a la lista completa de referencias bibliográficas.

  • Ciencia y Evidencia en Psicología

Entrenamiento cognitivo a través de juego de computadora para mejorar la salud

  • 21/05/2019
  • Maria Fernanda Alonso


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¿Puede ser bueno para la salud jugar un juego de computadora? Pues, depende del juego: en un estudio (Forman et al., 2019) se utilizó esta vía para entrenar a los jugadores con el fin de que reduzcan el consumo de azúcar y que, de esa manera, pudieran bajar de peso y mejorar su salud.

Según una publicación de la Organización Mundial de la Salud sobre Ingesta de azúcares para adultos y niños (OMS | Ingesta de azúcares para adultos y niños, 2015), “la mala alimentación y la falta de ejercicio físico, se encuentran entre las causas más frecuentes de las enfermedades no transmisibles”, que son la principal causa de mortalidad (68% del total de muertes en todo el mundo), y también son factores de riesgo para la obesidad –un factor de riesgo independiente para muchas enfermedades no transmisibles. “Una ingesta elevada de azúcares libres es preocupante por su asociación con la mala calidad de la dieta, la obesidad y el riesgo de contraer enfermedades no transmisibles.” “Preocupa también la relación entre la ingesta de azúcares libres y la caries dental. Las enfermedades dentales son las enfermedades no transmisibles más prevalentes del mundo y, aunque en las últimas décadas se ha avanzado considerablemente en su prevención y tratamiento, persisten los problemas, que causan dolor, ansiedad, limitaciones funcionales (en particular asistencia a la escuela y rendimiento académico bajos en los niños) y desventajas sociales por la pérdida de dientes.”

Es por esto, y basada en diversas investigaciones científicas, que la OMS recomienda:

  • Una ingesta reducida de azúcares libres a lo largo de toda la vida.
  • Tanto en adultos como en niños, reducir la ingesta de azúcares libres a menos del 10% de la ingesta calórica total (recomendación firme).
  • La OMS sugiere que se reduzca aún más la ingesta de azúcares libres a menos del 5% de la ingesta calórica total (recomendación condicional).

El estudio que comentamos al principio fue dirigido por el Doctor Evan Forman, profesor de psicología en la Facultad de Artes y Ciencias de la Universidad de Drexel y también dirige el Centro para el peso, la alimentación y la ciencia del estilo de vida (Centro WELL) en Drexel.

Forman señaló que «el azúcar agregada es uno de los mayores culpables del exceso de calorías y también está asociada con varios riesgos para la salud, incluido el cáncer.» «Por estas razones, la eliminación del azúcar agregado de la dieta de una persona produce pérdida de peso y reduce el riesgo de enfermedad».

Como parte de su estudio, los investigadores desarrollaron y evaluaron un juego de «entrenamiento cerebral» dirigido a la parte del cerebro que inhibe los impulsos con la esperanza de que mejore la dieta, específicamente al disminuir el consumo de alimentos dulces.

«Los juegos de ‘entrenamiento cognitivo’, o ‘cerebral’ cerebro «, se han utilizado para ayudar a las personas a reducir los hábitos poco saludables, como fumar», dijo Forman. «También estábamos viendo resultados positivos de los laboratorios que usan programas de entrenamiento en computadoras».

De acuerdo con Forman, esta investigación es la primera en examinar el impacto de este tipo de «entrenamiento de control inhibitorio altamente personalizado y/o gamificado» en la pérdida de peso usando entrenamientos repetidos en el hogar.

El grupo de Forman conceptualizó un juego basado en el entrenamiento cognitivo y trabajó con Michael Wagner, profesor y jefe del departamento de Medios Digitales de la Escuela de Artes y Diseño de Medios Westphal de Drexel, y con un grupo de estudiantes de medios digitales para desarrollarlo en base a un juego de computadora, llamado «Dieta DASH», para los propósitos del estudio.

El juego personalizó automáticamente el entrenamiento para centrarse en los dulces que cada participante solía comer y ajustó la dificultad según lo bien que estaban resistiendo la tentación de los dulces.

El ensayo asignó al azar a 109 participantes que tenían sobrepeso y comían dulces. Los participantes asistieron a un taller antes de comenzar el juego para ayudarles a comprender por qué el azúcar es perjudicial para su salud y para aprender qué alimentos deben evitarse y los métodos para hacerlo.

Jugar el juego les ayudó a perder hasta el 3.1 % de su peso durante ocho semanas

«El taller ayudó a darles a los participantes estrategias para seguir una dieta sin azúcar. Sin embargo, planteamos la hipótesis de que los participantes necesitarían una herramienta adicional para ayudar a controlar los antojos de dulces», dijo Forman. «Los entrenamientos diarios podrían hacer o deshacer la capacidad de una persona para seguir la dieta sin azúcar agregada. Fortalecen la parte de su cerebro para que no reaccione al impulso de los dulces».

Luego, los participantes jugaron el juego en una computadora por unos minutos cada día durante seis semanas y luego otra vez una vez por semana durante dos semanas.

En el juego, los jugadores se mueven lo más rápidamente posible a través de una tienda de comestibles con el objetivo de colocar los alimentos correctos (alimentos saludables) en un carrito de compras, mientras se abstienen de elegir los alimentos incorrectos (su dulce preferido). Los puntos fueron otorgados por artículos correctos colocados en carros.

Para más de la mitad de los participantes, quienes mostraron mayores preferencias hacia los dulces, jugar el juego les ayudó a perder hasta el 3.1 % de su peso corporal durante ocho semanas. Los participantes también indicaron que encontraron la capacitación diaria satisfactoria, que se convirtió en parte de su rutina diaria y que deseaban continuar con el entrenamiento si estuvieran disponibles.

«Los hallazgos del estudio ofrecen apoyo calificado para el uso de un entrenamiento cognitivo computarizado para facilitar la pérdida de peso», dijo Forman.

El estudio también dispuso al azar si los participantes recibieron una versión altamente gamificada (gráficos y sonidos mejorados) o una versión menos gamificada del entrenamiento. Si bien la diferencia entre el nivel de gamificación no importó, en general, si los participantes redujeron el consumo de azúcar y perdieron peso, sí encontraron que los pocos hombres en el estudio reaccionaron mejor a la versión altamente gamificada que las mujeres. El Centro WELL ahora está llevando a cabo una nueva prueba con la versión altamente gamificada de este entrenamiento específicamente para hombres, y está reclutando activamente participantes.

Referencia del estudio:

Forman, E. M., Manasse, S. M., Dallal, D. H., Crochiere, R. J., Loyka, C. M., Butryn, M. L., … Houben, K. (2019). Computerized neurocognitive training for improving dietary health and facilitating weight loss. Journal of Behavioral Medicine. https://doi.org/10.1007/s10865-019-00024-5

OMS | Ingesta de azúcares para adultos y niños. (2015). Retrieved from https://www.who.int/nutrition/publications/guidelines/sugars_intake/es/

Fuente: Science Daily

  • Ciencia y Evidencia en Psicología

Hallan fuerte vínculo entre la depresión y el mayor uso de medio digitales en adolescentes chinos

  • 21/05/2019
  • Maria Fernanda Alonso


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Un nuevo estudio (Zhang et al. 2019), encontró que tienen altas probabilidades de experimentar depresión, y están en riesgo, aquellos adolescentes chinos que dedican más tiempo a realizar actividades que involucran pantallas (como mirar TV o navegar en la web), y menos tiempo a actividades sin pantallas, incluyendo la actividad física. La investigación también halló mayor asociación con la depresión en las niñas, sobre los niños, a medida que el uso de nuevos medios digitales crece en todo el país.

Globalmente, Internet se ha convertido en una parte integral de la vida con las redes sociales que representan una parte considerable de ese uso. Podemos preguntarnos, incluso, si el servicio de Internet debe integrar actualmente lo que se conoce como la Canasta Básica Total, es decir el conjunto de necesidades tanto alimentarias como de bienes y servicios consideradas esenciales (éste concepto se utiliza para determinar la incidencia de la pobreza, analizando la proporción de hogares cuyo ingreso no supera el valor de la Canasta Básica Total).

En 2016, más de dos mil millones de personas utilizaron medios digitales en todo el mundo, y se prevé que aumentarán a casi tres mil millones en 2020. El número de usuarios de medios digitales en China también ha aumentado rápidamente. Estudios anteriores informaron que los problemas de conducta, los síntomas depresivos y el suicidio en casi todos los países desarrollados se han intensificado desde la Segunda Guerra Mundial.

El doctor Jie Zhang, investigador principal del estudio, miembro de la Universidad Central de Finanzas y Economía, de Beijing, China y de la Universidad Estatal de Búfalo en Nueva York, EE. UU, señaló las grandes posibilidades que ofrecen los medios digitales a la hora de consumir entretenimiento, comprar, reservar viajes, buscar información e incluso comunicarse; posibilidades que también son aprovechadas por los adolescentes; y resaltó que esto ha cambiada profundamente la vida moderna del ciudadano chino promedio.

«Sin embargo, el acceso a estos medios digitales puede tener resultados perjudiciales, como la distracción en el trabajo o la escuela, la difusión de información falsa sobre las personas, el bullying online (ciberacoso) y la reducción de las interacciones sociales cara a cara, todo lo cual puede llevar a la ansiedad, la depresión y el suicidio,» manifestó Jie Zhang.

En China, los adolescentes se enfrentan a graves dificultades psicológicas. La evidencia reciente muestra que la prevalencia de síntomas depresivos entre los estudiantes chinos varía de 11.7 % a 22.9%, lo que representa una preocupación importante para la salud pública, dado el vínculo establecido entre la depresión y el suicidio en China.

Los investigadores diseñaron un estudio transversal para evaluar la asociación entre los nuevos medios digitales y los síntomas depresivos en una muestra representativa de adolescentes chinos. Encuestaron a más de 16.000 adolescentes chinos de 12 a 18 años de edad utilizando datos de la Encuesta de Panel de Educación de China 2013-2014 (CEPS). El primer objetivo fue investigar los factores que podrían afectar la depresión, comparando específicamente el tiempo de pantalla tradicional (ver la televisión); tiempo de pantalla de medios digitales (online); tiempo fuera de la pantalla (deportes, ejercicio, lectura y actividades culturales); y experimentar síntomas depresivos en adolescentes. El estudio también examinó la posible influencia, en los síntomas depresivos, del género, el nivel de grado en la escuela, la ciudad natal, el número de hijos en la familia y el estado socioeconómico. El segundo objetivo era comparar asociaciones entre diferentes grupos económicos.

Los nuevos medios digitales, si no se administran adecuadamente, crean peligros para la salud pública en los adolescentes

Los investigadores descubrieron que un mayor tiempo de pantalla en el consumo de medios está relacionado con la depresión entre los adolescentes chinos, aunque el tiempo de pantalla online es un predictor más fuerte. El presente estudio también mostró que los medios digitales tenían un mayor impacto en la depresión entre las niñas, lo que es consistente con la evidencia de una mayor depresión y suicidio entre las mujeres en comparación con los hombres en China.

El área occidental menos desarrollada económicamente de China mostró el vínculo más fuerte entre los medios digitales y la depresión, aunque esta asociación aún era significativa en todas las regiones económicas. La influencia del tiempo de pantalla tradicional fue más inconsistente dentro del grupo estudiado, ya que el tiempo de televisión predijo la depresión solo en el área oriental y el control de televisión parental laxo amortiguó la depresión solo en las áreas oriental y occidental. Además, el presente estudio destaca que pasar tiempo sin pantallas puede disminuir la depresión, aunque la naturaleza exacta y la fuerza de esta relación varían según las regiones económicas.

«Los nuevos medios digitales, si no se administran adecuadamente, crean peligros para la salud pública en los adolescentes», comentó el Dr. Zhang. Quien a su vez puso de manifiesto que debido a que “existen numerosas y significativas diferencias en la economía, la cultura y la educación entre China y los países occidentales, así como claras diferencias en la depresión de los adolescentes y el comportamiento suicida; puede que, por estos motivos, no sea apropiado hacer inferencias sobre cómo los medios digitales impactan los resultados negativos entre adolescentes chinos de estudios que utilizan muestras de países occidentales.

«Sin embargo, nuestro estudio se puede utilizar para advertir a los adolescentes chinos para que reduzcan el tiempo que dedican a los medios digitales y aconsejarles que dediquen más tiempo a actividades fuera de la pantalla, como actividades al aire libre y comunicación cara a cara.»

Se espera que los resultados de este estudio contribuyan a reducir los síntomas depresivos en adolescentes chinos.

Referencia del estudio:

Jie Zhang, Hang Hu, Dwight Hennessy, Sibo Zhao, Yiwen Zhang. Digital media and depressive symptoms among Chinese adolescents: A cross-sectional study. Heliyon, 2019; 5 (5): e01554 DOI: 10.1016/j.heliyon.2019.e01554

Fuente: Science Daily

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