Psyciencia
  • SECCIONES
  • PSYCIENCIA PRO
    • ÚNETE A LA MEMBRESÍA
    • INICIA SESIÓN
    • CONTENIDO PARA MIEMBROS
    • RECURSOS PARA MIEMBROS
    • TIPS PARA TERAPEUTAS
    • PODCAST
    • WEBINARS
  • NORMAS APA
  • SPONSORS
  • NOSOTROS
Psyciencia
  • SECCIONES
  • PSYCIENCIA PRO
    • ÚNETE A LA MEMBRESÍA
    • INICIA SESIÓN
    • CONTENIDO PARA MIEMBROS
    • RECURSOS PARA MIEMBROS
    • TIPS PARA TERAPEUTAS
    • PODCAST
    • WEBINARS
  • NORMAS APA
  • SPONSORS
  • NOSOTROS

Publicaciones por mes

enero 2022

38 Publicaciones
  • Recursos para Profesionales de la Psicología

Predictores del crecimiento postraumático en hombres y mujeres

  • 10/01/2022
  • David Aparicio
landscape man love people

Introducción: Las experiencias traumáticas son hechos relativamente frecuentes y no todas las víctimas desarrollan consecuencias psicológicas negativas. El propósito de este trabajo fue identificar los predictores del crecimiento postraumático en víctimas de distintos sucesos traumáticos.

Materiales y métodos: La muestra estaba constituida por 198 mujeres (M = 33.37; DE = 11.91) y 99 hom- bres (M = 35.30; DE = 12.54) quienes experimentaron diferentes eventos traumáticos. Para identificar los predictores del crecimiento postraumático se empleó el modelamiento de ecuaciones estructurales, considerando como variables predictoras: optimismo, sentido de vida y resiliencia.

Resultados: No se encontraron diferencias significativas en las variables de estudio de acuerdo con el sexo de los participantes; sin embargo, la matriz de correlaciones mostró que existían diferencias entre hombres y mujeres, por lo que se estimaron modelos separados. Aunque los modelos mostraron algunas diferencias, en ambos casos, tanto para mujeres como para hombres, el factor fortaleza y confianza en sí mismo resultó ser el principal predictor.



Suscríbete al newsletter para apasionados por la psicología y neurociencias


Conclusiones: Los resultados muestran la importancia de variables tanto individuales como ambientales, las cuales facilitan un estilo de afrontamiento adaptativo para lograr un crecimiento postraumático.

Autores: Lucía Quezada-Berumen y Mónica Teresa González-Ramírez

Descarga la investigación completa en formato PDF.

Fuente: Revista Ansiedad y Estrés

  • Sponsor

Los mayores expertos en psicología en directo cada semana

  • 10/01/2022
  • David Aparicio

Seguro que como psicólogo has querido estar lo más actualizado posible y te has encontrado con limitaciones de tiempo o dinero. En Psicoflix vamos a solucionar ese problema ofreciendo webinars semanales en directo con los mayores expertos en psicología del mundo, y todo esto con una suscripción mensual muy económica. Además, tendrás acceso a otros recursos adicionales exclusivos para ti: una comunidad privada, sesiones de supervisión, audiocursos, ¡y mucho más!

¿Qué incluye esta suscripción?

  • Un webinar a la semana en directo con expertos mundiales en psicología 
  • Pregunta tus dudas en directo
  • Acceso a todas las grabaciones de los webinars 24/7
  • Puedes darte de baja cuando quieras
  • Recursos adicionales exclusivos para ti

Próximos invitados



Suscríbete al newsletter para apasionados por la psicología y neurociencias


  • Marino Pérez – “Psicoterapia como Ciencia Humana”
  • Miriam Rocha  – “Análisis Funcional de la Conducta”
  • Andrés García García – “Bases y principios del Aprendizaje”
  • Carla Palafox – “DBT y casos difíciles: habilidades terapéuticas”

Suscríbete antes del 17 de febrero para disfrutar de esta oferta de por vida.

Agradecemos a Psicoflix, nuestro sponsor exclusivo de la semana.

  • Análisis

Todo lo que usted siempre quiso saber acerca del concepto de función (pero nunca se atrevió a preguntar)

  • 10/01/2022
  • Fabián Maero

Querría comenzar el tema de hoy con una anécdota personal. Al empezar mis estudios universitarios de psicología, en las épocas en las que la Tierra aún estaba caliente, me topé con una palabra que fue una persistente piedra en mis zapatillas: me refiero al término subjetividad. Mi alma mater era de orientación marcadamente psicoanalítica, por lo que la palabra aparecía constantemente en los textos y en las clases: comprender la subjetividad, respetar la subjetividad, intervenir sobre la subjetividad, etc.

Mi problema con el término era que nadie nos había transmitido claramente qué demonios quería decir subjetividad. El término se usaba profusamente, pero nadie nos proporcionaba una definición clara del concepto, explicitando de qué manera se diferenciaba de su sentido vulgar, las diferencias con conceptos similares como individualidad, etc. Los diccionarios no me eran de mucha ayuda, ya que no proporcionaban una definición técnica del término sino sus usos vulgares, e Internet en esa época era de más difícil acceso y contaba con menos recursos de esta índole, por lo que tampoco tenía a disposición una abundancia de fuentes digitales a las que consultar.

Si lo preguntaba directamente en clase solía obtener respuestas imprecisas o que ya suponían la definición, refiriéndose al papel del concepto dentro del corpus teórico –como si frente a la pregunta de qué es la conducta yo respondiera diciendo que la conducta puede ser reforzada o castigada: la respuesta no es errónea pero tampoco satisfactoria. No solo eso, sino que cierta expresión de perplejidad de mis docentes ante esa pregunta provocaba en mí la sensación persistente de que estaba preguntando algo que era completamente obvio y sabido por todos, como si frente a la expresión “la subjetividad es importante”, yo preguntara qué quiere decir “la”.



Suscríbete al newsletter para apasionados por la psicología y neurociencias


Eventualmente me di por vencido de encontrar una respuesta clara, aprendí a decir frases enteras que incluían la palabra subjetividad, y así aprobé las materias pertinentes (con buenas notas, agregaría para atestiguar la efectividad del procedimiento). Al día de hoy aún sospecho que tanto el alumnado como una parte no despreciable del cuerpo docente siguieron el mismo procedimiento, en general con buen éxito académico.

Ahora bien, al entrar en el mundo conceptual del conductismo y el análisis de la conducta tuve una sensación inicial similar con la palabra función. Como quizá hayan notado, también se trata de una palabra que usamos todo el tiempo: hablamos de la función de una conducta, de la función de un estímulo, de análisis funcionales, de contextualismo funcional, etcétera. Lo que no es tan sencillo es encontrar una definición y explicación precisa del concepto. Escuché al término ser utilizado coloquialmente como sinónimo de efecto, de intención voluntaria, de propósito implícito, de éxito, entre otros, pero a diferencia de otros términos, no suele estar definido en una buena parte de los textos básicos, que lo usan, pero generalmente sin definirlo explícitamente.

Durante un tiempo temí que se repetiría mi experiencia de la universidad, pero por suerte estaba equivocado. El universo conceptual conductual es extremadamente complejo, pero no confuso ni ambiguo, por lo que casi siempre es posible encontrar definiciones precisas de los conceptos utilizados –lo cual no significa que estén libres de debates ni tampoco que siempre sea fácil encontrarlos y entenderlos.

La idea de estas líneas es ahorrarles un poco de trabajo, o al menos señalarles la dirección en la cual pueden llevar a cabo sus propias investigaciones. Nos ocuparemos entonces del término función, de su origen, del impacto que significó su introducción en el corpus teórico conductual y de cómo la forma en que lo usamos cotidianamente se conecta con su sentido técnico. Con un poco de suerte, quizá salgan del artículo con una idea un poco más clara de qué quiere decir función o, más bien, con una idea un poco más clara de mis propias confusiones al respecto.

Antes de ocuparnos del tema es necesario señalar que la psicología, como otras ciencias, lidia con el problema de los términos prestados. Esto es, los conceptos de nuestras teorías usualmente se denominan con palabras que han sido tomadas del lenguaje común o del vocabulario técnico de otras disciplinas, a las que se les da un nuevo uso (por ejemplo con términos como depresión o resiliencia). El problema con eso es que las palabras de uso cotidiano con frecuencia son ambiguas y tienen varios sentidos que no siempre compatibles con el uso técnico, por lo cual si no se las selecciona y define claramente al incorporarlas a un aparato conceptual pueden ocasionar no pocas confusiones; lo mismo sucede si incorporamos un término técnico de otra disciplina sin especificar claramente de qué manera opera en la nuestra.

El ejemplo más notable que podría señalar sobre los problemas de los términos prestados es el término castigo en el análisis de la conducta: el concepto en sí es relativamente neutro –la presentación de consecuencias que reducen la probabilidad de una clase de conductas–, pero la fuerte connotación negativa (y vengativa) del término en el lenguaje vulgar hace que frecuentemente tengamos que aclarar de qué se trata, porque cotidianamente el término se usa de maneras que no siempre coinciden con el uso técnico que de él hacemos, tendiendo a evocar exclusivamente imágenes de latigazos o choques eléctricos.

Por este motivo, cuando lidiamos con un concepto técnico que se designa con alguna palabra de uso común es necesario andar con pies de plomo: el sentido vulgar puede proporcionarnos un indicio de su sentido técnico preciso, pero rara vez coinciden completamente. Cuando un físico habla de energía en un artículo especializado y cuando una mística refiere “sentir una energía”, están usando el mismo término, pero no el mismo concepto, esto es, no están diciendo la misma cosa.

Lo mismo aplica al término función, que tiene múltiples sentidos en el lenguaje cotidiano, algunos que son más compatibles con el uso conductual y otros que no –como cuando hablamos de una “función de teatro” o cuando hablamos de una “defunción”, (que significa literalmente que alguien dejó de funcionar). Para sumarle dificultad a la cuestión, a menudo incluso en los textos conductuales el término es utilizado de manera mezclada tanto en sus sentidos técnicos como en algún sentido vulgar, por lo cual hay que tener cuidado de no confundirse.

Hechas ya las introducciones, precauciones y amenazas, prepárense, que le sigue un texto aún peor.

Función y causalidad

El término función está relacionado con la forma particular en la cual el análisis de la conducta aborda la causalidad, por lo cual darle un poco de contexto al término puede ayudarnos a captar su importancia para nuestra ciencia. Un buen punto de partida es el siguiente fragmento en Ciencia y Conducta Humana:

“Los términos “causa” y “efecto” ya no son ampliamente utilizados en la ciencia. Han sido asociados con tantas teorías sobre la estructura y el funcionamiento del universo que significan más de lo que los científicos quieren decir. Los términos que los reemplazan, sin embargo, se refieren al mismo núcleo fáctico. Una “causa” se convierte en “cambio en una variable independiente” y un “efecto” en “cambio en una variable dependiente”. La antigua “conexión de causa y efecto” se convierte en una “relación funcional”. Los nuevos términos no sugieren cómo una causa causa su efecto; simplemente afirman que diferentes eventos tienden a ocurrir juntos en un cierto orden.” (Skinner, 1953, p. 23)

Dicho de otro modo, para Skinner, siguiendo a Ernst Mach, función viene a reemplazar el concepto de causación (a fines de brevedad tratemos a causalidad y causación como sinónimos, aunque no lo sean del todo). Ahora bien, ¿por qué sería deseable reemplazarla?

La causación tiene por fin explicar por qué sucede un evento. Decimos que “A fue causado por B”, es decir, que a cada evento le corresponde una causa, que hay una conexión necesaria entre B y A: “la chispa causó la explosión” señala no que la chispa y la explosión no son meramente eventos contiguos, sino que existe entre ellos una conexión necesaria: uno es la causa del otro, que es su efecto.

Esto puede parecer una obviedad inobjetable, pero esa idea de causalidad ha sido objeto de calurosos debates que llevan ya varios siglos. Una de las críticas más conocidas al respecto es la del filósofo inglés David Hume, quien postuló que la causalidad no existe en el mundo, sino que es un caso de asociación de ideas. García Morente(1992, p. 151) resume el argumento de Hume de esta manera: “si yo analizo la relación de causalidad, me encuentro con que algo A existe (…); luego tengo la impresión de algo B; pero no tengo nunca la impresión de que de A salga ninguna cosa para producir B. Yo veo que hace calor, tengo la impresión de calor; luego mido el cuerpo y lo encuentro dilatado; pero que del calor salga una especie de cosa mística que produzca la dilatación de los cuerpos, eso es lo que no veo de ninguna manera (…) Luego, esto de la causalidad es otra ficción.” Es decir, no podemos experimentar directamente que un evento cause el otro, sólo podemos decir que ambos ocurrieron en sucesión. La causalidad no es una conexión necesaria entre eventos, sino una conexión entre cogniciones: veo que sucede B antes de A, y digo que B causó A (no le muestren esto a alguien que se dedique profesionalmente a la filosofía porque me van a moler a palos, pero a los fines de este texto nos puede servir).

Esto es justamente lo que Skinner señala en el fragmento citado: una relación funcional no afirma que B causó a A, sino meramente que ambos “tienden a ocurrir juntos en un cierto orden” (op.cit.). En esto, el análisis conductual está siguiendo una tendencia compartida en las ciencias. La mayoría de las disciplinas científicas han abandonado la noción de causa, reemplazándola por alguna forma de correlación entre eventos.  Basta con revisar publicaciones especializadas para percatarse que la palabra causa ha sido exonerada casi completamente del vocabulario científico. Bertrand Russell lo resume de manera devastadora:

“Todos los filósofos, de todas las escuelas, imaginan que la causalidad es uno de los axiomas o postulados fundamentales de la ciencia, sin embargo, curiosamente, en ciencias avanzadas como la astronomía gravitacional, la palabra ‘causa’ nunca aparece (…) Creo que la ley de la causalidad, como muchas de las cosas que pasan entre los filósofos, es una reliquia de una época pasada, que sobrevive como la monarquía, sólo porque se supone erróneamente que no hace daño.” (Russell, 1912).

Esta es en parte la propuesta de Skinner: hablar de relaciones funcionales en lugar de relaciones causales. Esta es una primera forma en la cual podemos pensar al concepto de función en el análisis de la conducta.

Ahora bien, si la propuesta de Skinner fuera meramente una sustitución de términos (sustituir  “relación funcional” por “relación causa-efecto”), la cosa no tendría mayor trascendencia, ya que meramente estaríamos diciendo lo mismo con otras palabras, sería más una sinonimia que un cambio conceptual (véase Fryling & Hayes, 2011, p. 13). Pero el asunto tiene varias ramificaciones que explorar, de manera que, si no se han dormido aún… esperen un poco, porque esto va para largo y no les van a faltar oportunidades.

Reemplazar causa y efecto por relaciones funcionales señala para el análisis de la conducta una transición filosófica, más precisamente, el paso de una mirada mecanicista a una contextualista (Chiesa, 1992). Skinner no sólo está proponiendo un cambio de términos, sino que de contrabando introduce un cambio filosófico en la disciplina (no estoy afirmando que sea “el” momento de quiebre, sino uno de varios).

Permítanme explicar a qué me refiero. La idea de causación está más bien ligada a una posición filosófica mecanista(Hayes et al., 1988; Pepper, 1942). Para mejor entender esto, consideren una metáfora que suele utilizarse al hablar de causación, la metáfora de la cadena causal(Hanson, 1955). Ésta consiste en presentar a la causalidad como una sucesión de eventos secuenciales contiguos, como los eslabones en una cadena: A fue causado por B que fue causado por C que fue causado por D que fue causado por E. Según esta metáfora hay una cadena causal ininterrumpida de eventos que va de E hasta A, cada uno contiguo en el tiempo y en el espacio con el siguiente. De esta manera, para explicar la ocurrencia de A necesitamos rastrear la cadena hasta llegar a E –o incluso seguir y seguir hasta llegar a las causas primeras, allá en el inicio del universo. Si por algún motivo E no produce A, es por algún eslabón en la cadena que ha fallado.

Esta posición suena y es típicamente mecanista: si abordamos al mundo y a todos sus eventos como una máquina, cualquier evento puede ser rastreado causalmente sin interrupciones a otro evento en la máquina por medio de una sucesión de eventos contiguos entre sí: este engranaje mueve a este engranaje que mueve a este engranaje que mueve a este engranaje. La explicación de un evento requiere identificar la secuencia de eventos inmediatos anteriores de los que el evento es efecto, los eslabones de la cadena causal.

Pero un abordaje contextual ve al mundo de otra manera, y esto determina una forma diferente de pensar a la causalidad:

“Para un contextualista, la naturaleza de cualquier evento conductual es determinada sólo mediante la examinación de ese evento en el contexto en el cual ocurre. Cuando la totalidad de la interacción situada es descripta, la naturaleza de cada aspecto es definida en términos de todas los otros. Ningún aspecto es causalporque sus funciones dependen de otras características contextuales. Así, por ejemplo, el enunciado “la chispa causó la explosión”, asume que había suficiente material combustible, oxígeno, suficiente temperatura ambiente, y así (…) Ninguna de ellas causó el evento; más bien, la conjunción de todos estos participantes es el evento.” (Hayes, 1995, p. 59)

Es decir, una posición contextual rechaza la idea de que el evento a explicar sea causado por otro, ya que la explicación del evento depende de todo el contexto en el cual sucede. Si quisiéramos retener los términos de causalidad dentro de una mirada contextual, a lo sumo (y no es una buena idea) podríamos decir, no que “A fue causado por B”, sino que “A fue causado por B+C+D+E…” y así hasta el infinito, ya que los elementos del contexto no están determinados a priori. Pero aún así terminaríamos con una idea bastante diferente del uso tradicional de causalidad, por lo cual es preferible adoptar otra forma de hablar al respecto.

Consideren, por ejemplo, la siguiente pregunta: ¿Cuál fue la causa de la Primera Guerra Mundial? En la escuela la respuesta a esa pregunta consiste en describir una cadena de eventos que empieza con el asesinato del archiduque Francisco Fernando de Austria y que termina con el inicio de la guerra. Contrasten esa explicación con una mirada más contextual, que postule que el asesinato fue uno más de los eventos de un contexto mundial que incluía relaciones internacionales tensas y una carrera armamentista creciente con avances técnicos notables (como las armas químicas), entre otros. Esta idea de causación no requiere contigüidad temporal y espacial entre los eventos a explicar. Desde esta perspectiva diríamos que la Primera Guerra Mundial fue causada tanto por el asesinato del archiduque en 1914 como por la Entente Cordiale de 1904, sin que ambos eventos participen de la misma cadena causal –esto es, la Entente no fue un evento necesario para el asesinato del archiduque, sino que ambos fueron parte de la constelación de factores que participaron en el estallido de la guerra.

Es fácil apreciar de qué manera esto aplica al análisis conductual. Supongamos una rata en una caja de condicionamiento operante que está entrenada para presionar la palanca y así recibir comida cuando se enciende una luz verde en la caja. ¿Cuál es la causa de que presione la palanca? ¿La luz verde? ¿La comida? Señalar un solo elemento sería engañoso: la luz verde, la comida, y las contingencias entre ambas forman parte de un contexto que incluye la caja (ya que la rata no buscaría una palanca ante cualquier luz verde sin un entrenamiento específico), la historia de aprendizaje, su historia ontogenética y filogenética, etcétera (si les interesa el tema, vean este artículo sobre contexto, en donde desglosamos los principales elementos del contexto)

Si, por ejemplo, la rata ha sido alimentada unos minutos antes de ponerla en la caja, la luz verde ya no producirá el presionar la palanca, cosa inconcebible si la luz verde fuese la causa de la conducta.

La causa es todo el contexto. Cuando identificamos eventos particulares en un análisis, como la luz verde o la presentación de comida como consecuencia, no es porque sean las causas de la conducta, sino que estamos seleccionando algunos factores del contexto que pueden ser útiles para predecir e influenciar la conducta del organismo en cuestión.No es necesario tampoco que los eventos sean contiguos en tiempo y espacio: la historia de aprendizaje de la rata durante el mes anterior puede servirnos para explicar, por ejemplo, por qué hoy sigue presionando la palanca aun cuando ya no está recibiendo comida.

Esto nos puede ayudar a mejor el carácter eminentemente histórico del análisis de la conducta. El conductismo es la corriente psicológica que más énfasis pone en la metodología de caso único, en el seguimiento detallado de la historia individual como vía principal de explicar por qué un organismo actúa de tal manera en tal situación. La siempre impecable Mecca Chiesa lo dice mejor:

“(…) la mayor parte de la psicología (…) tiende a tratar su tema de manera episódica. Muchos tipos de investigación psicológica examinan episodios en la vida de los organismos, fragmentos de un proceso en curso y atribuyen la causalidad a las características inmediatas del episodio. Por el contrario, la investigación informada por el conductismo radical permite examinar los procesos conductuales extendidos en el tiempo y permite identificar las relaciones entre el comportamiento y otros eventos que también ocurren a lo largo del tiempo. Los patrones de comportamiento pueden establecerse durante un largo período de tiempo mediante patrones de consecuencias, y sin la exigencia de contigüidad el modo causal del conductismo radical permite múltiples escalas de análisis. Esto quiere decir que cuando los eventos conductuales y ambientales no revelan relaciones contiguas, el nivel de análisis puede ser cambiado a la abstracción de patrones” (Chiesa, 1992, p. 1291)

Hablar de relaciones funcionales representa entonces pasar de un modelo determinista de causalidad, en donde cada eslabón de la cadena determina al siguiente, a un modelo probabilístico de causalidad en el cual un evento no determina, sino que altera la probabilidad de que suceda otro. De esta manera, decimos por ejemplo que el reforzamiento de una conducta no determina que ésta se emita, sino que aumenta la probabilidad de que conductas de esa clase ocurran en el futuro frente a condiciones similares. También esto ayuda a entender por qué el contextualismo funcional sustituyó el lema skinneriano de “predicción y control” por “predicción e influencia”, porque sólo podemos influenciar probabilísticamente los eventos, no controlarlos de manera determinista, especialmente en contextos complejos y con extensas historias de aprendizaje.

Entonces, la introducción de las relaciones funcionales no es una mera sustitución de términos, sino que representa un cambio en la perspectiva filosófica, especialmente en las formas de pensar la causalidad en el conductismo radical, que sobre este tema ha tomado en préstamo una sustancial contribución por parte del interconductismo kantoriano.

Función en el uso cotidiano

Si por algún milagro han continuado la lectura, probablemente estén objetando que aún no he proporcionado una definición del término función, sino más bien hablando de su relevancia conceptual.

Ya voy, ya voy, ténganme paciencia.

Dicho de manera sencilla (y créanme, hay mucha tela para cortar sobre este punto, pero quisiera intentar una aproximación más o menos clara al concepto), cuando hablamos de función en el análisis de la conducta estamos hablando de una relación entre eventos, más específicamente las relaciones entre eventos del contexto y eventos conductuales.

Como quizá ya hayan notado, los conceptos del análisis conductual son en su mayoría relaciones. Por ejemplo, reforzamiento se refiere al establecimiento de una determinada relación entre una clase de conductas y una clase de consecuencias, y lo mismo sucede con castigo; hablar de un estímulo discriminativo involucra hablar de una relación entre un estímulo, una determinada consecuencia, y una conducta; una operación motivacional es la relación entre un evento, una conducta y su consecuencia, y así.

Entonces, cuando decimos que un estímulo o una conducta tienen una determinada función, estamos diciendo que participa en una determinada relación, ya sea con otra conducta o con otro estímulo. Por ejemplo, en clínica, decir que una conducta tiene una función de escape de los perros (supongamos, en una fobia), estamos señalando una relación entre esa conducta y esa clase de estímulos (digamos, correr, pero no en cualquier momento, sino cuando aparece un perro). Como vimos en la sección anterior, sería incorrecto decir que el perro causa la huida: la causa, en rigor de verdad, es todo el contexto actual e histórico de la persona. El perro, en ese contexto, es un estímulo que ha adquirido una determinada función, es decir, que tiene ciertas relaciones con cierta clase de conductas que ocasionan ciertas consecuencias.

De la misma manera, cuando hablamos de la transferencia (o transformación, en el lenguaje de RFT) de la función de un estímulo, lo que estamos diciendo es que un estímulo adquiere funciones similares a las que tiene otro estímulo, por ejemplo, cuando el sonido “pelota” adquiere funciones similares a las de una pelota, es decir, tiene similares relaciones con el resto de los eventos contextuales y conductuales.

Cuando decimos que intentamos modificar la función de un determinado estímulo, por ejemplo, de una emoción, estamos diciendo que no queremos modificar sus características formales sino modificar las relaciones que ese estímulo tiene con otros eventos del contexto y la conducta (por ejemplo, que en lugar de suscitar conductas de control suscite conductas de contemplación).

Función en el quehacer clínico

Identificar las relaciones entre los eventos del contexto y los eventos conductuales nos permite mejor predecir e influenciar la conducta para diversos fines. Este es el sentido de hacer un análisis funcional. Mientras que un análisis topográfico o formal describe las características de la conducta o estímulos involucrados, un análisis funcional describe las relaciones que esos eventos guardan entre sí.

Por ejemplo, al tomar como foco el autolesionarse de una persona, podemos llevar a cabo un análisis topográfico y describir entonces la intensidad de las lesiones, la zona del cuerpo, el tiempo empleado, etc. Pero meramente describir la forma de la conducta no nos ayuda a comprender por qué sucede, es decir, no nos deja en condiciones de predecir e influenciar su ocurrencia. Para lograr ello necesitamos analizar las relaciones que esa conducta tiene con elementos clave del contexto, es decir, realizar un análisis de las funciones que tiene, un análisis funcional.

Al examinar entonces las relaciones que tiene con el contexto podemos establecer la función que tiene el autolesionarse –por ejemplo, si tiene como consecuencia generar alivio de emociones dolorosas o si tiene como consecuencia alterar la atención de otras personas, entre otros posibles escenarios. Es decir, analizamos las relaciones que las autolesiones tienen con el contexto: cuáles son sus antecedentes, cuáles son sus consecuencias. La función que las autolesiones tuvieren no es algo intrínseco a las mismas, sino que puede variar en diferentes contextos. Dicho más precisamente: una misma conducta puede tener distintas funciones en distintos contextos. Consumir alcohol en un contexto puede tener la función de aliviar un malestar, mientras que en otro contexto puede tener la función de suscitar aprobación social –pero en cualquier caso no puedo saberlo sin examinar el contexto en que sucede el consumo.

Esta es la razón de buena parte de las críticas que el análisis conductual hace a los modelos de psicoterapia que asignan funciones fijas a conductas –cuando dicen cosas como por ejemplo, que las autolesiones son (siempre) un llamado de atención. La crítica conductual a ese tipo de afirmaciones no es que sean falsas, sino más bien que, hasta tanto no se determine para ese caso y en ese contexto en particular, qué relaciones guarda esa conducta con ese contexto, no es posible saber a ciencia cierta cuál es su función. Es suponer que una forma determinada está siempre asociada a una función determinada, como si después de haber visto trabajar a un bombero diría que la función del agua es siempre apagar fuegos, en todo contexto y situación. Podría ser que sí tuviera esa función, podría ser que no, pero asignarle una función fija, para todos los casos, en todos los contextos, de manera apriorística, es parte de un pensamiento mecanista, descontextualizado.

Ahora bien, si una serie de análisis funcionales y evidencia de otros tipos convergen en una dirección, podemos hipotetizar que una conducta probablemente tenga una determinada función en ciertos contextos, en el momento y situación en que lo afirmo. Pero ese probablemente es una apuesta operativa, no una certeza mecánica que afirma que siempre es así y no de otra manera.

Por ejemplo, a partir de varios análisis funcionales y de otros tipos de evidencia convergente sobre los intentos de suicidio que apuntan en la misma dirección, podemos realizar la apuesta operativa de que, en nuestro entorno sociocultural y en este momento histórico, su función principal quizá sea el alivio del malestar, pero no podemos afirmarlo con certeza, solo sostenerlo como hipótesis de trabajo a comprobar por medio de examinar las ocurrencias particulares de esos eventos. Es un conocimiento local, probabilístico, provisorio, no una certeza universal inmutable.

Ese es el corazón de terapia de aceptación y compromiso, de hecho: a partir de la inducción de numerosos análisis funcionales y de otra evidencia convergente se sostiene, como hipótesis de trabajo, que en el corazón de varios fenómenos clínicos radican conductas con función de evitación (entre otras), como si se tratara de una suerte de análisis funcionales prefabricados que de manera probabilista e hipotética empleamos en la clínica con fines prácticos. Al trabajar con una persona con un trastorno de ansiedad, en lugar de testear todas las posibles funciones que alguna conducta clínicamente relevante pudiera tener, tarea de una envergadura descomunal para el ámbito clínico, testeamos la hipótesis de que tiene función de evitación (y el resto de los procesos).

Esto resulta útil y necesario porque en rigor de verdad, en la clínica no podemos realizar análisis funcionales propiamente dichos. Esto se debe no sólo a que no podemos controlar el contexto de los pacientes con fines de experimentación, sino a que además no tenemos acceso al contexto en el que suceden la mayoría de las conductas de interés clínico, sino que sólo podemos acceder al relato de ese contexto por parte de nuestra paciente.

Por ejemplo, generalmente las autolesiones que analizamos no suceden durante la sesión, sino que son relatadas días después de ocurridas, y ese relato suele ser estar nublado por la distancia, suele ser fragmentario y omitir detalles cruciales, por lo cual suplementar ese relato con la evidencia que surge del estado del arte nos permite mejor navegar la actividad clínica, hipotetizando que esas conductas tienen ciertas funciones, y explorando si se trata de esas funciones en particular en lugar de explorar todas las posibles.

Los múltiples sentidos de función

Como señalé al principio, el uso cotidiano de los términos suele ser más impreciso que su uso técnico. Función suele utilizarse como sinónimo de efecto, intención, propósito, entre otras, y quizá en este punto se pueda entender mejor la relación entre esos usos y el sentido más preciso del término función entendido como relación entre eventos. Efectivamente, la función de una conducta incluye el efecto que tiene, es decir, sus consecuencias, y la función elicitante de un estímulo incluye el efecto que tiene sobre una conducta.

También podemos hablar de función como la intención, refiriéndonos al efecto habitual que tiene una cierta clase de conductas, aunque es erróneo asumir que se trata de una intención conciente y voluntaria: una conducta puede perfectamente adquirir una función sin que sea emitida de manera voluntaria y sin que la persona se percate de ello (por ejemplo, pueden ver este artículo que publicamos hace un tiempo, que reseña una investigación sobre el tema de Hefferline et al., 1959)

Estos sinónimos de función son útiles para la comunicación cotidiana y en tanto tal, perfectamente lícitos. Basta con tener en cuenta que el concepto en sí tiene una densidad propia, más precisa que esos usos coloquiales.

Espero que estas líneas, también imprecisas porque intentan explorar y transmitir más que determinar sentidos, les hayan sido de utilidad.

Artículo publicado en GrupoACT y cedido para su republicación en Psyciencia.

Referencias:

  • Chiesa, M. (1992). Radical behaviorism and scientific frameworks: From mechanistic to relational accounts. American Psychologist, 47(11), 1287–1299. https://doi.org/10.1037/0003-066X.47.11.1287
  • Fryling, M. J., & Hayes, L. J. (2011). The concept of function in the analysis of behavior. Revista Mexicana de Análisis de La Conducta, 37(1), 11–20. https://doi.org/10.5514/rmac.v37.i1.24686
  • García Morente, M. (1992). Lecciones preliminares de filosofía. Editores Mexicanos Unidos.
  • Hanson, N. R. (1955). Causal chains. Mind, 64(255), 289–311. http://www.jstor.org/stable/2251073
  • Hayes, S. C. (1995). Why cognitions are not causes. The Behavior Therapist, 59–60. http://scholar.google.com/scholar?hl=en&btnG=Search&q=intitle:Why+cognitions+are+not+causes#0
  • Hayes, S. C., Hayes, L. J., & Reese, H. W. (1988). Finding the philosophical core: A review of Stephen C. Pepper’s World Hypotheses: A Study in Evidence. Journal of the Experimental Analysis of Behavior, 50(1), 97–111. https://doi.org/10.1901/jeab.1988.50-97
  • Hefferline, R., Keenan, B., & Harford, R. (1959). Escape and avoidance conditioning in human subjects without their observation of the response. Science, 130(3385), 1338–1339. http://www.sciencemag.org/content/130/3385/1338.short
  • Pepper, S. C. (1942). World Hypotheses.
  • Russell, B. (1912). On the Notion of Cause. Proceedings of the Aristotelian Society, 13, 1–26. https://doi.org/10.2307/2910122
  • Skinner, B. F. (1953). Science and Human Behavior (1st ed.). Macmillan Pub Co.
  • Ciencia y Evidencia en Psicología

Cómo el sueño puede mejorar tu sistema inmune

  • 10/01/2022
  • David Aparicio
woman lying on bed covered with white blanket

Una de las mejores cosas que puede hacer para estimular su sistema inmunológico es irse a la cama, dice el científico del sueño Matt Walker. ¡Incluso puede hacer que su vacuna contra la gripe sea más efectiva!

Puedes activar los subtítulos en español.

Libro recomendado: Por qué dormirmos



Suscríbete al newsletter para apasionados por la psicología y neurociencias


  • Artículos Recomendados de la Web

Lo que pueden hacer los buenos amigos

  • 09/01/2022
  • David Aparicio

Patricia Fernández Martín para el diario El País:

Los comportamientos virtuosos consisten en decirle a nuestro amigo que es válido lo que siente. Que no está solo. Que vamos a atenderle con empatía. Que vamos a escuchar lo que le preocupa sin ser demasiado exigentes con los detalles. Preguntarle qué necesita. Si notamos que le cuesta abrirse, no insistamos. Mantengamos la calma. Podemos ser más activos ofreciéndole ayuda con las cosas básicas de la vida sin ser invasivos. Incluso proponerle algún plan agradable para que se distraiga y se sienta mejor; pero, a la vez, dejarle espacio. Es conveniente transmitirle esperanza respecto a la posibilidad de sentirse mejor con el paso del tiempo, y reconectarle con momentos agradables del pasado en los que haya superado circunstancias adversas. No es mala idea dar un paseo por un parque o hacer una pequeña excursión. Incluso aliarnos con algún familiar o amigo cercano. En definitiva, no presionar, no juzgar y estar disponibles. Cultivar la verdadera amistad se trata también de esto.

Pero cada persona tiene su límite en la capacidad de ayudar. Nunca debemos responsabilizarnos completamente de la salud mental de otra persona. No somos adivinos ni sabemos si el sufrimiento psíquico de nuestro amigo se trata de un malestar psicológico temporal propio de estos tiempos o si corresponde a un verdadero trastorno mental. Lo mejor que podemos hacer si notamos que pasa el tiempo y no hay mejoría, es ayudarle a buscar un profesional. El diagnóstico corresponde a un especialista, que analizará más factores: la intensidad emocional, si le limita su funcionamiento habitual y la duración.

Lee el artículo completo en EL País.



Suscríbete al newsletter para apasionados por la psicología y neurociencias


  • Sponsor

Certifícate en primeros auxilios psicológicos (PAP) – Curso online

  • 04/01/2022
  • David Aparicio

Si uno de tus propósitos para este nuevo año es poder ayudar a las personas que sufren, te invito a inscribirte en el curso online de  Primeros Auxilios Psicológicos (PAP) de la reconocida Universidad Autónoma de Barcelona. Una propuesta de entrenamiento pensada para que cualquier persona pueda se pueda entrenar (psicólogos, lideres religiosos, estudiantes, pacientes, etc.) paso a paso en las técnicas y pautas necesarias para fomentar la resiliencia y el autocuidado.

Los módulos del curso son:

  • Módulo 1: – Definición y condiciones de aplicación. En este primer módulo veremos qué son los primeros auxilios psicológicos y para qué sirve esta técnica de intervención: qué es lo que hay que hacer para aplicar los primeros auxilios psicológicos, qué fases tiene esta técnica, dónde y cómo debe aplicarse.
  • Módulo 2 – PAP en niños hasta 12 años. El módulo 2 está dedicado a cómo se aplican los primeros auxilios psicológicos en franjas de edad concretas y determinadas. Al final del módulo encontrará unos vídeos role playing para que pueda ver cuál es la aplicación correcta y la aplicación incorrecta de los PAP en estas franjas de edad.
  • Módulo 3 – PAP en adolescentes y adultos. El tercer módulo se centra en las particularidades de la aplicación de los PAP en adolescentes (en la primera parte del módulo) y adultos (en la segunda parte).
  • Módulo 4 – PAP en colectivos especialmente vulnerables. En este módulo veremos cómo adaptar lo aprendido hasta ahora, a grupos de usuarios con necesidades especiales. Veremos por ejemplo, cómo hay que variar la aplicación de los PAP cuando los destinatarios son personas con discapacidad auditiva que sólo utilizan el lenguaje de los signos, o bien personas que padecen una enfermedad mental.
  • Módulo 5 – Autocuidado del interviniente. En este quinto y último módulo Ud. aprenderá a cómo cuidarse usted mismo, el proveedor de los primeros auxilios psicológicos. Qué es la resiliencia y sobre todo qué son las pautas de auto cuidado para los intervinientes y cómo es la mejor manera, la forma más eficaz de aplicar estas pautas de auto cuidado.

El curso se encuentra en la reconocida plataforma de aprendizaje online Coursera y tiene dos opciones de inscripción: gratuita (con la que puedes tomar todas la clases) y la versión paga que te ofrece el certificado de aprobación emitido por la reconocida Universidad Autónoma de Barcelona.



Suscríbete al newsletter para apasionados por la psicología y neurociencias


Para mayor información e inscripción visita la página oficial del curso online Primeros Auxilios Psicológicos.

Otros cursos de Coursera que también te pueden interesar:

  • Lectura comprensiva en niños de 4 a 8 años: temas centrales para su desarrollo
  • Conciencia fonológica y vocabulario en los primeros años de la Infancia
  • Estadística aplicada a los negocios
  • Enseñanza de la escritura emergente
  • Artículos de opinión (Op-ed)

Los mejores libros que leímos en el 2021

  • 04/01/2022
  • Equipo de Redacción


Ya es una tradición en Psyciencia recopilar los libros favoritos que leemos cada año. En esta ocasión hicimos algún un poquito diferente e invitamos a psicólogos de diferentes enfoques (conductuales, sistémica, terapia breve centrada en soluciones, gestalt, cognitivo conductual) y distintos países para que compartieran los libros que más disfrutaron durante el año. Esta pluralidad de voces, culturas y enfoques nos ofrece una amplia variedad de libros para escoger.

En cada titulo encontrarás el nombre de la persona que lo recomendó, la descripción del libro y un enlace para que puedas adquirirlo. Esperamos que los disfrutes.

Teaching and supervising cognitive behavioral therapy de Sudak et al.

Recomendado por María Celeste Airaldi (Paraguay)



Suscríbete al newsletter para apasionados por la psicología y neurociencias


Ser un buen docente y supervisor en psicoterapia no se trata solo de ser un “buen terapeuta” y de tener vasta experiencia clínica. Implica entender que se trata de un proceso formal y sistemático, que, por sobre todo, también puede ser basado en la evidencia. 

Con la pandemia de COVID-19, las fronteras desaparecieron y más que nunca los profesionales de la psicología buscan entrenamiento y supervisión en línea. La supervisión y enseñanza siempre fue algo que me interesó y por eso este año le dediqué mucho tiempo a este libro, el más completo en el tema, con innumerables recursos para hacer de la supervisión una práctica eficiente y otras tantas consideraciones para enseñar de manera eficaz, en este caso, la terapia cognitiva conductual. No solo se trata de un libro que pone en práctica, en cada capítulo, los recursos que postula sino que, personalmente, me llenó de ideas para optimizar mi trabajo como supervisora y las clases que dicto. 

Lo mejor del libro son los recursos para que el propio supervisor pueda optimizar su práctica, aprendiendo de sus errores y de cómo dar un feedback que sea validante, al mismo tiempo que permite al supervisado llegar a su mayor potencial. Como todos los libros de Donna Sudak, este no decepciona por la practicidad y eficiencia. 

Cómpralo en Amazon.

Psychotherapy relationships that work: Volúmenes  1 y 2 de J. C., & Lambert, M. J. 

Recomendado por Mariano Scandar (Argentina)

Esta nueva edición (la tercera) muestra de forma completa el estado del arte respecto a las investigaciones existentes en diferentes aspectos de la relación terapéutica que tienen un efecto sobre la eficacia del proceso terapéutico. A través de 28 capítulos, divididos en dos tomos, cada uno de los cuales representa un metaanálisis sobre diferentes cuestiones: alianza, metas, empatía, reforzamiento positivo, congruencia, autodescubrimiento, expresión de emociones, manejo de la contratrasferencia, entre muchos otros.

Esta edición del libro está hecha bajo el ala de la fuerza de trabajo (task-force) de la APA dedicada a la psicoterapia y cuenta entre sus autores con la gran mayoría de expertos en cada tema. Lo que me gusta del libro es, por un lado, que ayuda a trascender la visión simplista de los factores comunes en psicoterapia y el famoso pájaro dodo para entender que detrás de lo que consideramos “inespecífico” hay cuestiones muy cuantificables, estudiables y medibles. Por otra parte, el libro respira un respeto profundo por las técnicas específicas como la otra gran parte necesaria de los tratamientos y se aleja de las visiones de los 80/90 que planteaban una dicotomía entre técnicas y relación terapéutica. Aunque el hecho de tratarse de metaanálisis hace que los capítulos puedan tener sus partes arduas, también tiene apartados que se ocupan de plantear qué conclusiones pueden extraerse en cada caso para la práctica clínica, que en general resultan muy útiles. Finalmente, el libro permite no sobredimensionar la potencia de cada aspecto de la relación terapéutica, mostrando cuál es el tamaño de efecto que realmente tienen.

Cómpralo en Amazon.

ACT Hazlo simple de Russ Harris 

Recomendado por José Enrique Morales (Panamá)

Debo confesar que cuando conocí ACT, se me hizo difícil todo este lío del yo como contexto, valores, defusión y demás. Sin embargo, luego de capacitaciones y algunos libros, he podido ver cómo puedes darle un sentido más rico a tus días, y hacer espacio al sufrimiento humano, del cual estaremos expuestos en alguna medida. Ahora, no se confíen, hacer ACT no es tan sencillo como lo propone este título. La práctica en sí misma puede resultar desafiante, desde enseñar ejercicios de atención al momento presente, sin que suene a algo místico, hasta abordar ejercicios de tomar contacto con emociones displacenteras, sin que esto represente un obstáculo en tus metas de vida.

Por dicha, contamos con autores como Russ Harris, quien tiene una habilidad bárbara para transmitir de manera sencilla conceptos que pueden resultar difíciles de asimilar. Este libro resulta necesario en tu biblioteca, ya sea que estés empezando o seas más experimentado en el mundo de la psicoterapia. Ya que aborda temas introductorios, sobre cómo explicar al paciente el concepto metafórico de “mente” y porque nos referimos a ella de esta manera, hasta temas más profundos que algunos libros suelen dejar por fuera, como: la autocompasión, exposición desde ACT, y espectaculares ideas para el abordaje de emociones difíciles como la vergüenza, ira y otras emociones problemáticas. 

Lo que más me gusta de este libro, es que al adquirirlo, automáticamente tendrás acceso a cientos de guiones, plantillas y ejercicios experienciales; esto es buenísimo, ya que ahorrarás mucho tiempo en tu trabajo como terapeuta.  Sin duda “ACT Hazlo simple” me ha impactado grandemente y hace que las sesiones con mis consultantes sean más prácticas y efectivas. 

Cómpralo en Amazon.

La cura de Schopenhauer de Irving Yalom 

Recomendado por Buenaventura del Charco Olea (España)

Este año, el libro que más me aportó fue La Cura de Schopenhauer de Irvin Yalom. Escrito por el catedrático de psiquiatría de la Universidad de Stanford y afamado psicólogo gestáltico, se trata de una novela y no de uno de sus habituales libros de ensayo o manuales sobre psicoterapia. A pesar de ser una novela de ficción, versa sobre los últimos días de un psiquiatra que padece una enfermedad terminal y la terapia de un grupo de pacientes, entre los que está un antiguo paciente suyo con el que tuvo un sonoro fracaso. 

Los capítulos versan sobre el contenido de las sesiones de grupo y escenas de las situaciones individuales de los pacientes del mismo. El libro muestra con claridad cómo funcionan las dinámicas de un grupo de psicoterapia, pero sobre todo, evidencia qué se mueve en los pacientes en las mismas y las reflexiones, responsabilidad y deseos del propio terapeuta. Con unos diálogos preciosos donde se abordan temas tan interesantes como la aceptación incondicional del otro y de nosotros mismos, los beneficios o no de la aceptación de las situaciones desde una perspectiva contemplativa o sobre adoptar una visión pesimista y gris de la vida como forma de protección a las expectativas que nunca se cumplen o el coraje que hay que poseer para decidir perdonar o asumir el riesgo de una vida vivida plenamente. 

Esta novela me ha aportado más en mi crecimiento como psicólogo que cualquier paper que haya podido leer este año, además de incluir pequeños aportes donde expone de manera bastante sintetizada los principios básicos de la vida del filósofo alemán. 

Un libro ameno y ágil de leer por su historia que engancha y su género de novela pero de profundo contenido y que invita a la reflexión.

Cómpralo en Amazon.

Getting unstuck in ACT de Russ Harris 

Recomendado por Ariel Faust (Argentina)

Para aquellos que estén comenzando a dar sus primeros pasos en el modelo ACT o para aquellos que ya hayan dado varios, este libro es imprescindible para afianzar y aceitar el proceso de pasar de, solo cometer errores a cometerlos y aprender de los mismos. Fiel a su estilo -utilizando un lenguaje accesible sin traicionar el aspecto técnico- Harris ofrece múltiples herramientas para notar y sortear los obstáculos con los que nos atascamos (terapeutas y consultantes) en el camino de emprender un proceso terapéutico. 

El autor naturaliza y válida esa sensación aversiva tan temida y tan ineludible, que experimentamos en sesión, dándole su justo y esperable lugar al miedo, a la confusión y al impulso a derivar inmediatamente al consultante. Para remediarlo nos ofrece guías paso a paso, ejemplos clínicos y ejercicios para practicar habilidades entre capítulos, con el objetivo de mejorar nuestras habilidades terapéuticas, cultivar y actuar acorde a nuestros propios valores y dejar de llamar a nuestros supervisores a las 3 de la mañana.

Definitivamente, es un libro que cumple una función de faro, una maravillosa guía para cuando sentimos que perdimos el rumbo de la terapia. Agradezco que un gran amigo me haya recomendado este libro hace un tiempo y no puedo más que extender dicha recomendación.

Cómpralo en Amazon.

Ciencia y Pseudociencia en Psicología y Psiquiatría de Marino Pérez Álvarez

Recomendado por José Olid (España)

En una época en la que los juicios rápidos, los rezos al “nuevo y viejo Dios” de la Evidencia Empírica y la palabra “pseudociencia” pareciera justificar cualquier ataque, Marino nos invita a la reflexión partiendo de unas simples notas epistemológicas, sobre la mera concepción – confusión acerca de lo científico – él prefiere hablar de “actitud científica”, antes que de método.

Me ha parecido un manual de muy necesaria lectura para todas las personas implicadas en la práctica de la psicoterapia – que bebe de conocimientos científicos y también de otros conocimientos que no son científicos y tampoco pretenden serlo, evitando caer, por tanto, en lo pseudocientífico. Anima también a quien lee a mirar más allá de la evidencia empírica, estableciendo sus límites de manera clara y pertinente. En mi caso supuso un soplo de aire fresco, que vino en un momento de crisis con mi propia profesión – momento del cual no sé si he salido aún, pero del cual ahora siento que tiene mucho sentido.

Cómpralo en Amazon.

Regulating Emotion the DBT Way: A Therapist’s Guide to Opposite Action de Christine Dunkley 

Recomendado por Paula José Quintero (Argentina)

Porque pese a la pandemia se sigue produciendo contenido maravilloso, aparece Christine Dunkley en 2021 con un libro imperdible para todes aquellos que les interese profundizar en una perspectiva conductual de las emociones. Incluyendo un excelente resumen sobre las funciones de las emociones basándose en la dialéctica entre validación y cambio tan central en DBT, la autora profundiza sobre la utilidad de la habilidad de acción opuesta como estrategia central de regulación emocional. Afortunadamente, el libro no deja de lado la importancia del cuerpo y sus expresiones en la regulación emocional, ofreciendo una sistematización del asunto sumamente útil para les terapeutas. Encontrarán una guía paso a paso dedicada a cada emoción, con la cual identificar de manera precisa cuándo y bajo qué condiciones la habilidad de acción opuesta puede ser útil. La yapa: como nos tiene acostumbrades DBT, nos sirve a todes: a consultantes pero también a terapeutas y familiares y allegades.

Soy muy, pero muy, fan de Christine. Estoy convencida de que todes les que nos interesamos en DBT tenemos algo que agradecerle a ella, por su gran claridad y sensibilidad clínica que afortunadamente puede plasmarse en este libro de alguna manera.

Cómpralo en Amazon.

Aprendizaje Complejo de Andrés García García 

Recomendado por Ray González (México)

El libro se presenta como el resultado de la experiencia del autor y como un manual para la asignatura universitaria que el mismo autor ha impartido durante varios años y que lleva el mismo título.

Naturalmente, estamos acostumbrados a escuchar que el comportamiento respondiente y operante es simple y que no da para analizar fenómenos del comportamiento más difíciles o complejos. Tanto así que se han desarrollado múltiples teorías y aproximaciones que tratan de “superar” lo que se considera un vacío que los principios básicos de aprendizaje. Sin embargo, el libro de aprendizaje complejo del Dr. García nos demuestra cómo los mismos principios básicos pueden explicar fenómenos más complejos sin necesidad de artilugios, o lo que algunos otros consideran problemas conceptuales. En primer lugar, el aprendizaje complejo se va a referir a contenidos y habilidades que se explican con los principios conocidos, pero que también necesitan más elementos que una contingencia básica o de dos o tres términos; es decir, discriminaciones condicionales, contextuales o instructivas, simples con estímulos compuestos, etc. además de que se amplía la visión y categorización de estímulos que cumplen la función de discriminativos.

El libro, a mi ver, es necesario y recomendable para todo aquel que quiera explicar el comportamiento complejo desde un análisis conductual y conceptual con una sólida fundamentación experimental y una fuerte base teórica. Además de que es un camino muy ameno y divertido, pues el autor comienza con un repaso de la historia de la ciencia, de la psicología y de las diversas filosofías conductuales de la psicología, ubicando a la psicología en su propio nivel de análisis.

Este año leí diversos libros, capítulos y artículos, y bien puedo decir que entre todos ellos Aprendizaje Complejo del Dr. Andrés García se lleva uno de los mejores lugares.

Compralo en Iris Copy.

Untamed de Glennon Doyle

Recomendado por Maria Claudia Uribe (Panamá)

Si buscas una lectura que abarque diversos temas personales desde una mirada íntima, honesta, perspicaz, y atrayente, te recomiendo leer Untamed. Glennon Doyle, una escritora norteamericana, activista, con otros 2 libros publicados que llegaron a la lista de mejor vendidos del New York Times, es una mujer con una historia de vida con importantes desafíos de salud mental, incluyendo bulimia y adicciones que la llevaron a ser hospitalizada y a recibir psicoterapia a lo largo de los años. Desde estas experiencias de vida, aunadas a un matrimonio insatisfactorio, 3 hijos y un segundo matrimonio con Abby Wambach, estrella del fútbol femenino con quien encuentra el amor, Glennon escribe sobre diversos temas, compartiendo anécdotas, reflexiones y lecciones aprendidas en capítulos cortos que invitan al lector a cuestionarse también sobre estos temas. Recomiendo su lectura de a poco, dejando que cada capítulo se asiente un rato antes de pasar al siguiente y teniendo un resaltador a mano, para volver a aquello que más resonó.

Uno de los temas transversales de esta autobiografía, es la sexualidad. Es inusual leer sobre el proceso personal de una mujer con una vida heterosexual que nunca cuestionó su sexualidad, y que narra la experiencia vivida al enamorarse de una mujer por primera vez y estar ante la encrucijada de qué cómo seguir adelante, aun enfrentando el dolor. Recomiendo el capítulo Permission Slips donde aborda la forma en que culturalmente tendemos a manejar la diversidad sexual desde un mundo heteronormativo. Encuentro refrescante el estilo sencillo, crudo, directo con el cual aborda este y otros temas, como el modelo de crianza con su exmarido, quien forma parte de su familia y con quien ejerce la coparentalidad, junto a su esposa Abby y en general, la perspectiva inspiradora y empoderadora con la que plantea los temas. 

Este libro fue mi libro favorito del 2021 por su estilo irreverente, cuestionador, reflexivo, por generar consciencia sobre cómo la socialización de la mujer se da de modo que limita su belleza salvaje, por su llamado a la liberación y la aceptación personal y por su invitación a escuchar la voz interior. En palabras de la cantante Adele, “este libro sacudirá tu cerebro y hará que tu alma grite”. 

Cómpralo en Amazon

Curious Behavior de Robert Provine

Recomendado por Fabián Maero (Argentina)

No diría que es el mejor libro de psicología que leí este año, pero sí que es el más divertido, lo cual no es algo desdeñable después del par de añitos que hemos transitado.

Escrito por el neurocientífico Robert Provine, es una irreverente sin embargo científicamente rigurosa exploración de conductas que suelen ocupar un segundo plano en los textos de psicología: risas, bostezos, lágrimas, eructos, vómitos, entre otras. Provine recorre lo que conocemos sobre cada uno de ellos: sus mecanismos biológicos, su función social, y los posibles caminos evolutivos que atravesaron esas conductas, escribiendo con humor y un espíritu lúdico muy adecuado para el tema. Si quieren conocer cuál es la relación entre los bostezos y los orgasmos, entre la risa y la locomoción bípeda, o entre el dolor y la picazón, este libro les puede resultar interesante.

Cómpralo en Amazon.

Hábitos Atómicos de James Clear 

Recomendado por David Aparicio (Panamá)

James Clear es un increíble autor. No es psicólogo, pero se ha especializado en la formación de hábitos y cada vez que lo leo me sorprende su increíble capacidad para explicar conceptos conductuales complejos en términos muy sencillos y muy fáciles de comprender. La premisa principal del libro es que las personas creen que para cambiar tienen que hacer cambios grandes y drásticos, pero, en realidad, los cambios provienen del resultado de pequeñas decisiones. Estos son los “hábitos atómicos”, cambios tan pequeños como una partícula y poderosos como un tsunami. A través de cada capítulo aprenderás como el ambiente moldea nuestro comportamiento y demuestra cómo los cambios pequeños pueden cambiar nuestra vida. 

En general, los psicólogos ya sabemos esto, pero una cosa es saberlo y otra muy diferente es explicarlo con precisión y utilizar metáforas adecuadas para que nuestros consultantes puedan entenderlo y aplicarlo. Hábitos atómicos es un libro que está lleno de recursos para que puedas emplearlo en la consulta y en la vida diaria. Es tan bueno que me atrevo a recomendarlo en cualquier parte y lugar.

Cómpralo en Amazon.

Esperanza en la oscuridad de Rebeca Solnit 

Recomendado por Jorge Ayala (Perú)

Esperanza en la oscuridad, de Rebeca Solnit, es hoy más relevante que nunca y ha sido mi libro favorito el 2021. Escrito en el año 2003, a raíz de la invasión de los Estados Unidos sobre Irak, el libro es una pronunciación a favor de la esperanza a través de historias de activismo que han sido subestimadas, revelando la vida interior de la política, las emociones y percepciones que fundamentan diferentes posturas y compromisos políticos. 

Solnit revela que en la incertidumbre radica nuestro poder de influir en el futuro y que el antídoto contra el miedo será siempre la esperanza, situada en una perspectiva que requiere pensamiento crítico y acción; la acción es imposible sin esperanza, señala Solnit, desafiando nuestras expectativas de cómo ocurre el cambio y lo que debemos recordar si queremos mantenernos motivados, comprometidos políticamente y convencidos de nuestra capacidad de marcar la diferencia en el trabajo que hacemos.

Cómpralo en Amazon.

La Matrix: Manual de Usuario de Fabián Olaz y Kevin Polk

Recomendado por Augusto Mendez (Panamá)

Mediante un lenguaje sencillo, pero robusto y conciso, uno de los libros que aprecié en el 2021 fue La Matrix de Fabián Olaz y Kevin Polk. Conocer las bases de la terapia de aceptación y compromiso (ACT) y la teoría de los marcos relacionales (RFT) a través de este libro realmente me facilitó entender y sobre todo aplicar con mis consultantes lo aprendido a través de la práctica clínica. 

La utilización de ejercicios, metáforas y su explicación teoría detrás de las técnicas enriquecen mucho más el quehacer del clínico, de manera coherente y eficaz, permitiendo al lector que pueda incluso utilizarlo en su quehacer diario (debes vivir ACT, no solo estudiar ACT y aquí se ejemplifica de manera perfecta). 

Proporciona herramientas que el psicoterapeuta puede usar con sus consultantes e incluso aquellos que están iniciándose en el mundo de las terapias contextuales lo encontrarán de manera divertida y pragmática. Sin tantos enredos y dejando claro los objetivos que se pretenden conseguir con esta obra (objetivos que también se logran al finalizar la obra). Resulta interesante cómo los autores nos explican cada área de la matrix de manera tan sencilla, usando varios recursos, que permite entender de manera rápida el concepto y su aplicación. 

Este manual es un excelente apoyo al profesional de la salud mental, donde también nos invita a continuar entrenándonos en el hermoso modelo de la terapia de aceptación y compromiso.

Cómpralo en Amazon.

A Contextual Behavioral Guide to the Self. Theory and Practice de Louise McHugh, Ian Stewart & Pricilla Almada

Recomendado por Javier Mandil (Argentina)

La elucidación de la complejidad del self ha ocupado un lugar central en el avance de nuestra disciplina, de William James en adelante. Sabido es que el autor, pionero en sistematizar el estudio del SI MISMO, lo describe a partir de la interacción entre el flujo cambiante de la experiencia y la concepción unificada de la propia conciencia que percibe. 

Posteriormente, Skinner explicará el desarrollo de la autoobservación y el autoconcepto en base a conductas verbales orientadas a referir a las propias experiencias, intenciones, motivaciones y acciones, cuya ocurrencia es reforzada por la comunidad lingüística. Atentos a estos desarrollos, McHugh, Stewart y Almada, autores con importante trayectoria en el estudio del self, despliegan un recorrido claro y ameno, explicando la manera en que la teoría de los marcos relacionalesapunta a resolver la complejidad propia de la relación entre el Yo como contexto de observación trascendente, el Yo como proceso, es decir como contacto con el fluir de la experiencia a cada momento y el Yo como conceptualización ficcional unificada, imprescindible para otorgar coherencia a nuestra identidad en lo cotidiano. 

En sintonía con estas perspectivas, señalan que la incidencia del si mismo en los motivos de consulta no responde al contenido de las autodefiniciones, sino a las modalidades de relación entre estas tres facetas de la autoconciencia. Finalmente, los autores, en manera generosa comparten con el lector las implicancias clínicas de este recorrido, describiendo los procesos a abordar en los tratamientos orientados al desarrollo de repertorios SELF flexibles: notar que las experiencias varían con el tiempo, tomar contacto con un sentido de perspectiva estable que trasciende las experiencias, tomar contacto con el self como continente de la variedad de experiencias y finalmente promover que, desde esa posición trascendental de observador, el consultante pueda responder en sintonía con cualidades valiosas. 

En suma, todo un viaje por la identidad teórico-práctica propia de la experiencia ACT y como tal, de lectura imprescindible.

Cómpralo en Amazon.

Artículos relacionados:

  • Los mejores libros de psicología que leímos en el 2019
  • Los mejores libros de psicología que leímos en el 2018
  • Los mejores libros de psicología que leímos en el 2017
  • Ciencia y Evidencia en Psicología

Cómo el sueño afecta lo que comes y cuánto comes

  • 03/01/2022
  • David Aparicio
person holding bread with bacon

¿Sabías que no dormir lo suficiente puede hacerte sentir más hambriento? Según el científico del sueño Matt Walker, la relación entre lo que come y su sueño es una calle de doble sentido. He aquí por qué comprenderlo puede ayudarlo a mejorar su salud en general.

Libro recomendado: Por qué dormimos

Paginación de entradas

Anterior1234

💌 Recibe nuestros artículos en tu correo.  

Regístrate
PSYCIENCIA PRO
  • Inicia sesión
  • Cuenta
  • Cierra sesión
  • Artículos
  • Recursos
  • Webinars
Recomendados
  • El estatus científico de las técnicas proyectivas
  • El diagnóstico del TDAH en adultos: características clínicas y evaluación
  • Cómo actuar cuando alguien expresa directa o indirectamente pensamientos de suicidio
Tips para terapeutas
  • Cómo ayudar a los pacientes cuando experimentan mucha ansiedad y desregulación en la sesión
  • Cómo reaccionar cuando un paciente busca la tranquilidad excesiva
  • Interrumpir a tus pacientes sin romper el vínculo
Recursos
  • PEDRA, un recurso de 7 tarjetas que te guiará para tener una conversación cuando alguien expresa pensamientos de suicidio
  • Cómo calmarte después de un ataque de pánico
  • Tarjetas del efecto de la co-rumiación
Podcast
  • «Curiosidad, terapia y vida”, con José Dahab – Watson, episodio 11
  • «El camino del psicólogo», con Karemi Rodríguez Batista – Watson episodio 4
  • «La vida del terapeuta», con Fabián Maero – Watson, episodio 5
Webinars
  • Domina tu productividad con Todoist (Webinar)
  • Elementos de la terapia dialéctica conductual para el abordaje del riesgo suicida
  • Regulación del estado de ánimo y activación conductual
Psyciencia
  • Contáctanos
  • Publicidad
  • Nosotros
  • Publica
Psicologia y neurociencias en español todos los días

Ingresa las palabras de la búsqueda y presiona Enter.