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Ciencia y Evidencia en Psicología

2850 Publicaciones

Investigación, neurociencia, modelos teóricos y psicopatología

  • Ciencia y Evidencia en Psicología

Cómo influye la toma de perspectiva en la toma de acción contra el racismo y el sexismo

  • 22/06/2021
  • Maria Fernanda Alonso

Una investigación reciente encontró que ser capaz de adoptar la perspectiva de otra persona predice la voluntad de desafiar activamente los comportamientos racistas o sexistas (Davis et al., 2021). 

Los investigadores se preguntaron qué procesos psicológicos influyen en la decisión de una persona de actuar prejuiciosamente, guiada por creencias y actitudes discriminatorias. Para averiguarlo se enfocaron en dos constructos psicológicos que podrían afectar la probabilidad de que involucrarse en un comportamiento prejuicioso: la flexibilidad psicológica y la toma de perspectiva. 

La flexibilidad psicológica es la capacidad de reconocer las propias actitudes implícitas pero de actuar con sentido, de acuerdo con los valores propios. La toma de perspectiva es la habilidad que le permite a una persona adoptar el punto de vista de otra. Juntas, estas habilidades pueden promover la acción contra el comportamiento discriminatorio al permitir que las personas noten sus prejuicios internos, comprendan las perspectivas de los grupos marginados y elijan actuar de manera significativa.

Por qué es importante

Adoptar la perspectiva de otros juega un papel vital en el fomento de la acción conductual contra el racismo y el sexismo. Investigaciones anteriores han encontrado que la adopción de perspectivas se puede desarrollar a través de la formación y puede conducir a un cambio de comportamiento. Las intervenciones que promueven este proceso psicológico pueden ofrecer un método eficaz para fomentar comportamientos antirracistas y antisexistas.

Qué metodología usaron

386 estudiantes universitarios estadounidenses completaron una encuesta que evaluó sus actitudes antirracistas, antisexistas, inflexibilidad psicológica y toma de perspectiva. Además, los participantes indicaron la probabilidad de que se involucraran en ciertos comportamientos anti-racistas (por ejemplo, confrontar a alguien que cuenta un chiste racista) y comportamientos anti-sexistas (por ejemplo, intervenir para prevenir una agresión sexual contra una víctima femenina).

Qué encontraron

Aquellos estudiantes que demostraron una mayor toma de perspectiva (al estar de acuerdo con enunciados como «antes de criticar a alguien, trato de imaginar cómo me sentiría si estuviera en su lugar») eran más propensos a decir que intervendrían para prevenir la agresión sexual. Una mayor toma de perspectiva predijo la probabilidad de participar en comportamientos anti-sexistas más allá de una medida de sexismo ambivalente.

La adopción de perspectivas de otras personas también predijo comportamientos antirracistas más allá de una evaluación de la conciencia de los encuestados sobre el privilegio de los blancos. 

Por otra parte, la inflexibilidad psicológica no prodijo comportamientos antisexistas o antirracistas, lo que sugiere que este rasgo por sí solo no explica la participación de una persona en comportamientos discriminatorios.

Fomentar las habilidades de toma de perspectiva puede ser más efectivo que las intervenciones que buscan alterar el contenido de las actitudes y creencias prejuiciosas, particularmente porque contribuyen a asumir el punto de vista de los grupos marginados, explican los autores.

Finalmente, dentro de los límites de la investigación encontramos que la muestra de mujeres fue bastante pequeña y en su mayoría fueron de raza blanca. Se necesitan estudios adicionales entre muestras más diversas. Los autores señalan que sería interesante explorar cómo la toma de perspectiva influye en la acción contra otros tipos de discriminación como la homofobia y la discapacidad.

Referencia bibliográfica: Davis, C. H., Krafft, J., Tish Hicks, E., & Levin, M. E. (2021). The role of psychological inflexibility and perspective taking in anti-racism and anti-sexism. En Personality and Individual Differences (Vol. 175, p. 110724). https://doi.org/10.1016/j.paid.2021.110724

Fuente: Psypost

  • Ciencia y Evidencia en Psicología

La fe y la materia gris

  • 21/06/2021
  • Alejandra Alonso

Un nuevo estudio, realizado en los Países Bajos, buscó probar hipótesis prominentes en la literatura que relacionan la estructura cerebral con la experiencia religiosa a través de un trabajo metodológicamente poderoso (o sea, con un buen tamaño de muestra) y robusto sobre la religiosidad y las diferencias entre estructuras cerebrales.

Los autores resaltan que investigaciones previas están plagadas de inconsistencias metodológicas: muestras pequeñas, tests no validados y confusión conceptual con relación a las estructuras que están siendo medidas.

El objetivo de la investigación fue establecer la relación que existe entre la religiosidad y las diferencias en las estructuras cerebrales con datos que sean obtenidos a través del rigor estadístico y metodológico. La esperanza de los científicos es establecer un nuevo estándar para futuros estudios.

Tres teorías fueron puestas a prueba

La primera de ellas dice que la corteza orbitofrontal ha sido implicada en la religiosidad por su rol en el monitoreo del error. La teoría es que las personas religiosas sufren una discapacidad en este área cerebral, lo que les lleva a aceptar doctrinas religiosas. Resultados previos han sido variados, algunos han encontrado que la corteza orbitofrontal es reducida y otros que está agrandada.

La siguiente teoría puesta sobre la mesa dice que habría una atrofia o disfunción en el lóbulo temporal que se asociaría con mayor religiosidad, percepción de comunicación con Dios y experiencias religiosas que cambian la vida. Los científicos probaron si los aspectos experienciales de la religión se relacionaron con un volumen reducido en las regiones temporales, incluido el hipocampo.

Por último, el equipo tomó la teoría de que existen diferencias estructurales en el lóbulo parietal superior e inferior que se relacionarían con la probabilidad de experiencias místicas; esta teoría se basa en que se ha observado que un flujo reducido de sangre en el lóbulo parietal superior se relaciona a “experiencias de unidad absoluta” durante la meditación.

¿Cómo se realizó el estudio?

Se utilizaron los datos de 211 personas, quienes respondieron a una serie de preguntas sobre la religiosidad y las experiencias religiosas. Luego se sometieron a escaneos cerebrales de las zonas de interés. Los escáneres dividieron el cerebro en píxeles de 3 dimensiones que luego permitirían comparaciones entre sujetos para una región particular.

Esta metodología tuvo el beneficio de proveer una buena prueba de confirmación de hipótesis además de ser una manera simple de cuantificar las diferencias cerebrales.

¿Qué encontraron?

Los científicos no encontraron relación entre las diferencias en la estructura cerebral y los autorreportes de religiosidad o experiencias místicas, tanto al usar análisis de zonas cerebrales de interés como al analizar el cerebro completo.

Continúa el debate sobre cuál es el mejor método para estudiar la religiosidad neurológicamente. El equipo de investigadores recomendó que en el futuro se renuncie a este tipo de análisis y se centren en enfoques funcionales y multivariados.

Referencia del estudio: van Elk, M. & Snoek, L. (2019), The relationship between individual differences in gray matter volume and religiosity and mystical experiences: A preregistered voxel-based morphometry study. European Journal of Neuroscience, Volume 51, Issue 3. Doi: https://doi.org/10.1111/ejn.14563

Fuente: Psypost

  • Ciencia y Evidencia en Psicología

Así es como la música realmente afecta la inteligencia

  • 18/06/2021
  • Equipo de Redacción

Activa la traducción automática de subtítulos en el reproductor de Youtube.

En 1991, un pequeño estudio realizado en la Universidad de California, Irvine, encontró que los adultos jóvenes recibieron un modesto impulso cerebral al escuchar a Mozart antes de realizar pequeñas tareas mentales. A partir de esto, surgió una mitología exagerada en torno a lo que se conoció como «El efecto Mozart», que vincula la exposición a la música clásica con una mayor inteligencia, especialmente en los bebés. En esta animación, la locutora y psicóloga del Reino Unido, Claudia Hammond, analiza este mito y lo que realmente dice la investigación sobre la música y la inteligencia, y cómo los medios de comunicación distorsionan y exageran los descubrimientos científicos.

Fuente: BBC Reel

  • Ciencia y Evidencia en Psicología

Cómo la magia de la amabilidad me ayudó a sobrevivir al Holocausto

  • 16/06/2021
  • David Aparicio

El sobreviviente del Holocausto Werner Reich relata su angustiosa adolescencia como un prisionero transportado entre campos de concentración, y comparte cómo un acto pequeño y amable puede inspirar toda una vida de compasión. «Si alguna vez conoces a alguien que necesita ayuda, si conoces a alguien que está asustado, sé amable con ellos», dice. «Si lo hace en el momento adecuado, entrará en su corazón y estará con ellos dondequiera que vayan, para siempre».

  • Ciencia y Evidencia en Psicología

No lo estás inventando, la fatiga por Zoom es real

  • 16/06/2021
  • David Aparicio

Durante la cuarentena millones de personas empezaron a trabajar en modalidad en línea. Todas las reuniones, clases, terapias, actividades religiosas, celebraciones, momentos recreativos y encuentros entre amigos se realizaban por medio de una pantalla. Esta novedosa experiencia emocionó a las personas y rápidamente encontraron los beneficios de las sesiones en línea: no más tráfico en el auto, ni levantarse temprano para ir al trabajo, ahorro de recursos, etc. Pero a medida que pasaban las semanas empezaron a sentirse más exhaustos que cuando trabajaban presencialmente y viajaban a su trabajo. ¿Cómo es esto posible?

Los comentarios sobre la fatiga por Zoom (la plataforma de videoconferencia más popular del momento) se propagaron por todas partes y los investigadores también vivieron ese cansancio en carne propia. Así que decidieron investigar qué generaba este cansancio y cómo se puede prevenir. Para ello evaluaron a 55 personas que trabajaban por medio de videoconferencias en diferentes ámbitos y los encuestaron durante cinco días de trabajo consecutivos para conocer cómo se sentían al terminar su jornada de trabajo. Al finalizar la evaluación encontraron que más del 92% de los participantes reportó signos de fatiga por videoconferencia. Los resultados están disponibles en la revista Journal of Applied Psychology.

Andrew A. Bennett, coautor del estudio, explicó así los resultados: “El principal hallazgo es que sentirse cansado después de estas videoconferencias es algo real. Si ha experimentado esto, no está solo y no lo está imaginando. Ahora tenemos algunos datos científicos sólidos para respaldar este fenómeno: más del 92% de los participantes en este estudio reconocieron sentirse fatigados y cansados después de una videoconferencia”.

La investigación también ofrece datos muy interesantes que explican por qué nos sentimos más agotados: 

  1. La fatiga por videoconferencia aumenta cuando las reuniones están programadas después del mediodía y temprano en la noche.
  2. La fatiga incrementa cuando hay que tener la cámara encendida porque las personas tienen que mantener la atención durante largos periodos de tiempo, a diferencia de las reuniones presenciales en las que podemos tomar pequeñas pausas simplemente al mirar a otro lugar. En las videoconferencias las personas se sienten que están expuestas todo el tiempo y las hace más cuidadosas de sus movimientos y atención.
  3. La fatiga también se relacionó con el esfuerzo extra que tienen que hacer las personas para entablar una conexión social con los demás participantes. Las videoconferencias suelen ser bastante impersonales, por lo tanto las personas intentan ser más efusivas y usan un tono de voz más alto, todo contribuye al cansancio que experimentamos los que trabajamos en línea. 

¿Qué podemos hacer para disminuir el agotamiento relacionado con las videoconferencias? La investigación provee tres recomendaciones bastante simples que pueden mejorar tu día de trabajo en línea:

  1. Intenta programar las reuniones en línea cerca del mediodía y evita agendar reuniones en la tarde cuando las personas están fatigadas. Cerca del mediodía es cuando las personas están con más energía y dispuestas a participar en las videoconferencias. 
  2. Activa el silencio en las conferencias por internet. Parece una recomendación muy tonta, pero realmente ayuda a reducir las distracciones y mejorar el rendimiento. En Zoom puedes habilitar el micrófono al mantener apretada la tecla espacio. Es una técnica útil para interrumpir menos y que no se escuchen ruidos innecesarios. 
  3. Sentirte parte del grupo realmente importa. Los hallazgos de esta investigación muestran que las personas sienten menos fatiga cuando tienen un sentido de pertenencia con el grupo de la videoconferencia. Intenta encontrar formas de mantenerte conectado con las personas y hacer conexiones para que puedas sentirte parte del grupo. 
  4. Toma pausas entre las reuniones. Está demostrado que una pausa breve, incluso de 1 minuto, puede reducir significativamente la fatiga. Considera pararte, caminar un poco, tomar agua y volver a tu escritorio para reanudar tu trabajo.

Todavía no se sabe cuáles serán los efectos a largo plazo de la fatiga por videoconferencia. Esta investigación se realizó en abril del 2020 y se necesita un seguimiento que contraste estos resultados con los de este año (2021) y permita así conocer qué factores mantuvieron o redujeron la fatiga de las personas a largo plazo. 

La videoconferencia no es una tecnología nueva. Muchos la usábamos antes de la pandemia, pero una cosa es tener una reunión en línea una vez a la semana, y otra muy distinta es pasar casi toda la jornada laboral al frente de una pantalla. Por lo tanto, las políticas y leyes laborales deben considerar y ser explícitas en las regulaciones que se deben utilizar para cuidar a los trabajadores. 

Fuente: PsyPost

Referencia bibliográfica: Bennett, A. A., Campion, E. D., Keeler, K. R. & Keener, S. K. (2021). Videoconference fatigue? Exploring changes in fatigue after videoconference meetings during COVID-19. The Journal of Applied Psychology, 106(3), 330-344. https://doi.org/10.1037/apl0000906

  • Ciencia y Evidencia en Psicología

¿Cómo conciben la felicidad las personas con rasgos de la tríada oscura de la personalidad y cómo impacta en su bienestar?

  • 16/06/2021
  • Maria Fernanda Alonso

Maquiavelismo, psicopatía y narcisismo son los tres rasgos que componen la llamada “triada oscura de la personalidad”. Recientemente, un equipo de investigadores exploró cómo conciben la felicidad, su naturaleza, valor, causas y consecuencias las personas con altos niveles de tales rasgos; y encontraron que las personas con rasgos maquiavélicos y psicopáticos altos respaldan concepciones sobre la felicidad que socavan el bienestar. Y, por otro lado, hallaron que las personas con rasgos de personalidad narcisista respaldan concepciones de felicidad que promueven el bienestar (Joshanloo, 2021).

Básicamente, la psicopatía abarca características como ser egoísta, insensible, carente de remordimiento y antisocial. Por su parte, el maquiavelismo refiere a ser manipulador, tener poca moral y explotar a otros. Finalmente, ser excesivamente orgulloso de uno mismo, vanidoso y con un gran ego, además de demostrar poca empatía, sos rasgos narcisistas.

Qué metodología usaron

Para examinar la relación entre la tríada oscura, el bienestar experimentado y un gran conjunto de concepciones de la felicidad, y cómo determinan los niveles de bienestar, el equipo de investigadores llevó adelante un estudio en el que participaron 1177 coreanos, quienes completaron evaluaciones sobre bienestar psicológico y rasgos de la tríada oscura de la personalidad. También completaron ocho encuestas que midieron varias concepciones de felicidad: la Escala de miedo a la felicidad, la Escala de externalidad de la felicidad, la Escala de fragilidad de la felicidad, la Escala de sufrimiento transformativo, la Escala de inflexibilidad de la felicidad, la Escala de valoración de la felicidad, la Escala de felicidad inclusiva y la Escala de eudemonismo y hedonismo.

Qué encontraron

Los investigadores encontraron que los rasgos de la tríada oscura influyen en el bienestar en parte al promover ciertas ideas al respecto; en otras palabras, las personas con niveles altos de los rasgos de la tríada oscura tienden a apoyar o no apoyar ciertas creencias sobre el bienestar que, por sí mismas, mejoran o socavan el bienestar.

Específicamente encontraron que el maquiavelismo y la psicopatía estaban asociados negativamente con el bienestar, es decir que los individuos con rasgos más maquiavélicos y/o psicopáticos tendían a reportar menor satisfacción con la vida, más afecto negativo y menos relaciones positivas. Esta asociación se explica en parte por el hecho de que el maquiavelismo y la psicopatía se asociaron con el apoyo a concepciones de felicidad que tienden a socavar el bienestar, como la creencia de que la felicidad es pasajera o que puede conducir a cosas malas.

Los autores explican que tales personas valoran y buscan la felicidad, pero tienen dudas respecto de sus consecuencias y de cuánto control tendrán sobre ella. Puede que estas personas adopten un enfoque competitivo para obtener felicidad, e incluso podría suceder que  lograr felicidad cause problemas (por ejemplo, la felicidad puede inducir una sensación de rivalidad o envidia en los demás). Estas nociones de bienestar son compatibles con los aspectos egoístas, nihilistas y cínicos del maquiavelismo y la psicopatía, acompañadas de la percepción de que el mundo es un lugar hostil y competitivo.

Por otro lado, calificar alto en narcisismo se asoció con mayor bienestar. En parte puede ser explicado por el hecho de que el narcisismo se asoció a concepciones sobre la felicidad que tienden a promover el bienestar. Señalan los autores que investigaciones anteriores han mostrado también vínculos positivos entre narcisismo y bienestar. Además, la escala de narcisismo utilizada en este estudio mide predominantemente las características relativamente adaptativas del narcisismo (p. ej., grandiosidad y autoestima positiva), dejando de lado las características más desadaptativas (p. ej., explotación y fragilidad narcisista), que pueden inflar las asociaciones con el bienestar. En segundo lugar, los narcisistas muestran una tendencia a la respuesta socialmente deseable y los sesgos de mejora personal ( ver John y Robins, 1994; Kowalski et al., 2018), lo que puede afectar sus respuestas a las preguntas sobre bienestar.

El presente es un estudio transversal, por lo que no se pueden hacer inferencias de causalidad. Además, es necesario replicar sus resultados en muestras de otros países.

Referencia bibliográfica: Joshanloo, M. (2021). Conceptions of Happiness Mediate the Relationship Between the Dark Triad and Well-Being. Frontiers in Psychology, 12, 643351. https://doi.org/10.3389/fpsyg.2021.643351

Fuente: Psypost

  • Ciencia y Evidencia en Psicología

¿Son los eSports un verdadero deporte?

  • 15/06/2021
  • Federico Lande

A simple vista los deportes electrónicos o eSports son actividades que no requieren de una acción física de gran magnitud tal como estamos acostumbrados a entender el deporte desde su aspecto físico.

La pregunta «¿son los eSports un deporte?», es parte de los debates actuales relacionados al deporte y su interacción con las nuevas tecnologías.

¿Qué se considera deporte?

La Real Academia Española en su primera acepción define al deporte como «la actividad física, ejercida como juego o competición, cuya práctica supone entrenamiento y sujeción a normas»; mientras que la segunda acepción encontrada dice que el deporte es «recreación, pasatiempo, placer, diversión o ejercicio físico, por lo común al aire libre».

La definición de deporte se ha relacionado con todas las formas de actividad física leve, moderada, vigorosa casual u organizada con reglas, que requieren de acciones motoras en las cuales se compite y en todos los casos hay ganadores y perdedores.

¿Qué son los eSports?

El término deportes electrónicos o eSports, hace referencia a las competiciones de videojuegos en que se enfrentan jugadores humanos (humanos vs humanos, no humanos vs inteligencia artificial) usando una plataforma electrónica, y cuyo resultado depende de la habilidad de los jugadores más que del azar.

Vale aclarar que no todos los videojuegos son eSports, ya que para poder entrar en esta categoría, el videojuego requiere de una estructura que ofrezca a los jugadores un sistema de clasificación y competiciones que estén monitoreadas por entes reguladores.

Diferencias y semejanzas: deporte metal

Desde una perspectiva global de sector, los eSports son una realidad de competición, rendimiento, entretenimiento, social, económica y laboral (DEV, 2018; Hamari y Sjöblom, 2017; Stanton, 2015). En concreto, los eSports se definen como el juego competitivo organizado de videojuegos. Esto es, un gamer (jugador profesional de eSports) compite de forma individual o por equipos contra otro/s, en función del videojuego, sentado delante de una pantalla de ordenador, móvil o monitor de consola (p.ej., Play Station). Estas competiciones se juegan de forma presencial (en una sede común) o remota (cada uno desde su sede), y se retrasmiten a través de plataformas online como, por ejemplo, Twitch (Gerber, 2017).

Es verdad que los eSports son actividades que no requieren de una acción física de gran magnitud como el atletismo, por ejemplo. Quizás sea este aspecto el que genera más debate, y el más complicado de corresponder desde los eSports. Sin embargo, en primera instancia, el ejercicio físico que suponen deportes como el fútbol o el tenis, parece diferente en virtud del gasto de energía que demandan. Las semejanzas de los eSports con otros deportes son más cercanas a aquellos de corte más mental, como el ajedrez y el tiro olímpico, los cuales requieren preparación física y se encuentran en Centros de Alto Rendimiento.

Desde esta mirada, la preparación física necesaria para los eSports tiene similitudes con los deportes mentales dada la resistencia necesaria de los jugadores profesionales para aguantar el ritmo y duración de las competiciones, tanto a nivel físico (p.ej., desgaste físico y mental) como mental (p.ej., mantener la concentración y hacer frente al estrés de la competición).

Los eSports también contienen elementos comunes a los deportes tradicionales (p.ej., fútbol, hockey y ajedrez) desde el aspecto mental, rasgos que son relevantes desde la psicología aplicada y su estudio:

  1. hay un rendimiento principalmente mental, aunque en menor medida, también físico;
  2. la participación es organizada e incluye instituciones que lo avalan (p.ej., clubes de eSports);
  3. existen competiciones regladas (p.ej., en formato de liga durante una temporada o copa entre clubes);
  4. hay entrenamientos (físico, psicológico y técnico-táctico);
  5. están sujetos a normas; y
  6. tienen un carácter competitivo.

Conclusión

De acuerdo con las características pertenecientes a la actividad física, acciones motoras, reglas y normativas, y además la influencia social y psicológica, podríamos concluir que los eSports deberían ser considerados un deporte.

Jugar a ciertos videojuegos y/o competir en los eSports puede ser fuente de disfrute, ocio y entretenimiento, así como una excelente herramienta inclusiva, de promoción de las relaciones sociales, la actividad física y la salud. Lograr una mejor comprensión de los factores humanos, la dinámica y los desafíos comunes de los deportes tradicionales, videojuegos y eSports, podría ayudar a definir e interpretar los deportes electrónicos y aprovechar las oportunidades que surgen de las similitudes entre los deportes tradicionales y electrónicos.

Los eSports seguirán evolucionando, pero no es lo mismo «jugar un videojuego» que participar de algún deporte electrónico, ya que el contexto competitivo es intrínseco en el término eSports. Por esta razón es importante desarrollar estrategias en donde profesionales de la salud y el deporte estén capacitados para implementar modelos alternativos de satisfacción de las necesidades básicas por medio de los eSports.

Referencias bibliográficas:

  • Ayora, V. (06 de abril de 2019). El COI acepta a los eSports como «actividad deportiva». Marca. Recuperado de https://www.marca.com/eSports/2019/04/06/5ca8f65c22601dfd0a8b463a.htm
  • Cantón, E. (2016). La especialidad profesional en Psicología del Deporte. Revista de Psicología Aplicada al Deporte y al Ejercicio Físico, 1, e12. https://doi.org/10.5093/rpadef2016a2
  • Carretero, A. (08 de marzo de 2019). Las jugadoras piden paso en los eSports: el 22% de los ‘gamers’ son mujeres. Palco23. Recuperado de https://www.palco23.com/entorno/las-mujeres-piden-paso-en-los-eSports-el-22-de-los-gamers-son-mujeres.html
  • García-Naveira, A. (2019). MAD Lions eSports Club: Experiencia profesional del psicólogo del deporte. Revista de Psicología Aplicada al Deporte y al Ejercicio Físico, 4, e7, 1-11 https://doi.org/10.5093/rpadef2019a6
  • García-Naveira, A., Jiménez, M., Teruel, B. y Suárez, A. (2018). Beneficios cognitivos, psicológicos y personales del uso de los videojuegos y eSports: una revisión. Revista de Psicología Aplicada al Deporte y al Ejercicio Físico, 3, E16, 1-14. https://doi. org/105093/rpadef2018a15
  • Hulk, T. (2019). The Social Context of the Benefits Achieved in eSport. The New Educational Review, 55(1), 160-169. https://doi. org/10.15804/tner.2019.55.1.13
  • Real Academia Española (RAE, 2021). Deporte. Recuperado de: https://dle.rae.es/?id=CFEFwiY
  • Ciencia y Evidencia en Psicología

Demencia frontotemporal

  • 10/06/2021
  • Lynda Evelin Acuña Hernández

La demencia frontotemporal (DFT) es una designación neuropatológica utilizada para identificar un grupo de enfermedades neurodegenerativas de los lóbulos temporales y frontales, asociadas con patologías específicas (Miller & Llibre, 2019; Rabinovici & Miller, 2010). Los principales síndromes clínicos asociados con DFT se clasifican bajo tres variantes clínicas que se distinguen por síntomas tempranos y predominantes: variante conductual de DFT (bvFTD), afasia primaria progresiva variante no fluida/gramática (nfvPPA) y variante semántica de la PPA (svPPA) (Olney et al., 2017).

Según especialistas, el diagnóstico preciso de los síndromes FTD es un desafío debido a las diversas sintomatologías presentadas, en especial las dominadas por cambios de personalidad, las cuales se malinterpretan fácilmente como una enfermedad psiquiátrica, accidente cerebrovascular u otras afecciones, especialmente en las etapas iniciales. Por otro lado, la «sobre interpretación» de la atrofia cerebral en la neuroimagen a veces conduce a un diagnóstico falso de DFT (Kelley & El-Khoury, 2016; Sivasathiaseelan et al., 2019).

No obstante, los criterios de diagnósticos, las imágenes y los exámenes realizados genéticamente, aumentan la probabilidad de que se identifique la neuropatología relacionada con la demencia frontotemporal (Bang et al., 2015; Gorno-Tempini et al., 2011; Rascovsky et al., 2011). A medida que avanza la demencia frontotemporal, los síntomas de las tres variantes clínicas pueden converger, ya que una degeneración inicialmente focal se vuelve más difusa y se extiende para afectar grandes regiones en los lóbulos frontal y temporal. Con el tiempo, los pacientes desarrollan deterioro cognitivo global y déficits motores, incluido parkinsonismo y enfermedad de las neuronas motoras en algunos pacientes. Los pacientes con enfermedad en etapa terminal tienen dificultad para comer, moverse y tragar. La muerte suele ocurrir alrededor de 8 años después del inicio de los síntomas y generalmente es causada por neumonía u otras infecciones secundarias (Bang et al., 2015).

Con relación a la variante conductual (bvFTD), los primeros síntomas se caracterizan por cambios de personalidad, desinhibición y apatía. La desinhibición del comportamiento puede resultar en un comportamiento socialmente inapropiado (por ejemplo, acercarse a extraños sin respetar los límites físicos y sociales); acciones impulsivas o descuidadas (como gastar imprudentemente); nuevos comportamientos delictivos (por ejemplo, robo, micción en público, insinuaciones sexuales o accidentes de atropello y fuga); y comentarios personales vergonzosos. Aunque los pacientes pueden hacer comentarios sexuales inapropiados, generalmente tienen una disminución de la libido. La apatía se manifiesta como un interés reducido en el trabajo, los pasatiempos, la interacción social y la higiene, y puede confundirse con depresión. De igual forma, manifiestan comportamientos estereotipados, que incluyen movimientos repetitivos simples, comportamientos ritualistas compulsivos y uso repetitivo de frases verbales. Los atracones (el aumento del consumo de dulces o alcohol y el aumento de peso son aspectos diferentes de la hiperoralidad) y menor sensibilidad al dolor (Bang et al., 2015; Olney et al., 2017).

En cuanto a la variante asociadas con el deterioro de habilidades lingüísticas durante la fase inicial de la enfermedad. La disfunción del lenguaje es el síntoma principal durante los primeros 2 años de la enfermedad. Las deficiencias incluyen la producción del lenguaje, la denominación de objetos, la sintaxis o la comprensión de palabras, y son evidentes durante la conversación o mediante la evaluación del habla y el lenguaje. El déficit del lenguaje es la principal causa de alteraciones en las actividades de la vida diaria. Aunque la causa subyacente es más a menudo la demencia frontotemporal, la afasia progresiva primaria puede asociarse con la enfermedad de Alzheimer. Si hay un deterioro visuoespacial prominente o un deterioro episódico o de la memoria visual, se debe considerar la enfermedad de Alzheimer. El paciente no debe mostrar alteraciones del comportamiento durante la fase inicial de la enfermedad; tales cambios son indicativos de demencia frontotemporal variante conductual (Bang et al., 2015; Mesulam, 2016).

Referente a la variante semántica (svPPA), se utilizó para describir un síndrome caracterizado por afasia semántica y agnosia asociativa. Los síntomas son el resultado de una degeneración asimétrica temprana de los lóbulos temporales anteriores y la amígdala. La pérdida semántica provoca anomia en personas, lugares y objetos; dificultades para encontrar palabras; y comprensión de palabras deficiente. La variante del lóbulo temporal izquierdo se presenta principalmente con pérdida semántica lingüística (variante semántica afasia progresiva primaria), mientras que la variante del lóbulo temporal derecho presenta cambios de comportamiento. La variante del lóbulo temporal izquierdo es aproximadamente tres veces más común que la variante del lóbulo temporal derecho. La comprensión de palabras individuales se ve afectada, especialmente en el caso de palabras que el paciente no utiliza habitualmente. La anomia tiende a ser más pronunciada para los sustantivos que para los verbos o pronombres. Los pacientes tienen dislexia superficial y disgrafía, alteraciones en las que se regularizan las palabras con ortografía o pronunciación atípicas. Se evitan otros dominios del lenguaje, especialmente durante la fase inicial de la enfermedad, y los pacientes conservan la gramática correcta y el habla fluida. Los déficits en el reconocimiento de objetos y personas van más allá del dominio visual y las pistas táctiles, olfativas o gustativas no ayudan. A medida que la enfermedad se propaga desde los lóbulos temporales a la corteza orbitofrontal, se producen cambios de comportamiento, como irritabilidad, retraimiento emocional, insomnio y una alimentación estricta o selectiva, a menudo centrada en un tipo particular de alimento; a veces surge la depresión (Bang et al., 2015; Sivasathiaseelan et al., 2019).

Respecto a variante no fluyente (nfvPPA), se caracteriza por una producción del habla lenta, laboriosa y entrecortada, y por la omisión o mal uso de la gramática (agramatismo). Los pacientes suelen cometer errores de sonido del habla inconsistentes, incluidas inserciones, eliminaciones, sustituciones, transposiciones y distorsiones. Asimismo, se pueden tener problemas para comprender oraciones con construcciones sintácticas complejas (por ejemplo, «La chica que le gusta al chico se puso de pie»), pero conservan la capacidad de comprender frases más simples con el mismo contenido semántico (por ejemplo, «Al chico le gusta una chica; esa chica se levantó»). Al comienzo de la enfermedad, las pruebas de producción del lenguaje escrito y comprensión sintáctica revelan errores gramaticales leves. Algunos pacientes mantienen la escritura intacta a pesar de la presencia de marcados déficits en el lenguaje hablado (Bang et al., 2015; Gorno-Tempini et al., 2011; Olney et al., 2017).

Con relación a los diferentes estadios evolutivos de la Demencia Frontotemporal según el nivel de afectación (Young et al., 2018). En estadios leves, la atrofia bilateral se evidencia en regiones del lóbulo frontal (ventromedial, dorsolateral y orbitofrontal), cíngulo anterior, ínsula anterior y áreas subcorticales (estriado ventral y tálamo dorsomedial). Es así como en el curso y avance de la enfermedad, esta atrofia se extiende hacia áreas más posteriores como la ínsula posterior y los lóbulos temporal y parietal (Lillo & Leyton, 2016; Olney et al., 2017; Rivas, 2014).

Es importante anotar también, que a nivel microscópico se han identificado: inclusiones ubiquinadas, depósitos Tau, cuerpos de Pick y neuronas acromáticas tumefactas o células de Pick. Depósitos de proteína tau en la forma clásica de cuerpos de Pick o como depósitos difusos de neuronas y glía (Lillo & Leyton, 2016; Olney et al., 2017; Rivas, 2014).

Puede existir una correlación entre la presentación clínica y el área de atrofia: la corteza orbitofrontal medial se encuentra más afectada en pacientes que presentan hiperactividad y desinhibición, mientras que la corteza dorsolateral presenta más daño en aquellos que presentan apatía.  Es de aclarar que, en algunos casos se presenta degeneración estriatal acompañada de alteraciones límbicas y del estriado que produce el desarrollo de conductas estereotipadas y ritualisticas, además de un síndrome de rigidez hipokinética (Rivas, 2014).

En la revisión de diferentes estudios, se ha identificado que el perfil neuropsicológico de las personas con demencia frontotemporal se caracteriza por presentar alteraciones en diferentes dominios cognitivos pero especialmente en las funciones ejecutivas relacionadas con la organización, planificación y monitorización de la conducta, así como cambios de personalidad del paciente, interviniendo en la regulación de la iniciativa, creación de metas, planes de acción y autocorrección según la retroalimentación proveniente del entorno (Luquin et al., 2015). Es importante recordar que la demencia prefrontal estaría localizada en dos áreas prefrontales que tratan la información de manera diferente colaborando al unísono (Lillo & Leyton, 2016), por lo tanto se identifican fallos o alteraciones significativas acorde a estas:

  1. El circuito dorsolateral: Permite un tratamiento de la información más racional. Entre sus componentes se encuentran:
    1. Planificación: Habilidad de anticipar, ensayar y ejecutar secuencias complejas de conducta con carácter prospectivo.
    1. La memoria operativa o de trabajo: la capacidad de mantener activa la información necesaria para llevar una tarea el tiempo suficiente hasta resolverla. 
    1. Actualización: permite la monitorización de contenidos de la memoria de trabajo.
    1. El control inhibitorio: se refiere a la cancelación de respuestas automatizadas, predominantes o guiadas por recompensas inminentes que son inapropiadas para las demandas actuales. 
    1. La flexibilidad cognitiva: habilidad para alternar entre distintos esquemas mentales, patrones de ejecución, o tareas en función de las demandas cambiantes del entorno (Lillo & Leyton, 2016).
  2. El circuito ventromedial y orbitofrontal: implicado en la resolución de problemas contextualizados (situaciones que generan una emoción, tensión o motivación entre una gratificación inmediata o una recompensa mayor a largo plazo). Algunos de los elementos que lo componen son:
    1. Procesamiento emocional: se refiere a la capacidad para identificar emociones en nosotros mismos.
    1. Toma de decisiones: habilidad para seleccionar la opción más ventajosa para el organismo entre un rango de alternativas disponibles.
    1. Cognición social: conjunto de procesos u operaciones mentales que subyacen a las interacciones sociales, en esta se abordan dos capacidades cognitivas intrínsecamente relacionadas con este componente:
      1. Teoría de la mente (TdM): capacidad para inferir estados mentales o emocionales de los demás. 
      1. Empatía: permite percibir, compartir y/o inferir los sentimientos, pensamientos y emociones de los demás (Lillo & Leyton, 2016).

La intervención neuropsicológica para las personas que presentan DFT prioriza la rehabilitación en las funciones ejecutivas por ser las más alteradas en los estadios iniciales de la DFT (Olney et al., 2017), donde el margen terapéutico de mejora es mayor, debido a la degeneración del lóbulo frontal. Los déficits del lenguaje no tendrían tanta relevancia, siendo propios de las variantes temporales.

Igualmente, es necesario realizar intervención con familias. Se encuentra en estudio, un programa de intervención psicológica cognitivo conductual grupal para los familiares de pacientes con demencia creado por el grupo de Arango (2014), el cual mostró resultados significativos mejorando la satisfacción con la vida, depresión, estrés y sobrecarga de cuidadores de pacientes con demencia (Cuesta & Soria, 2020).

Artículo escrito por las psicólogas Ana Carolina Morales Arias y Lynda Evelin Acuña Hernández.

Referencias bibliográficas

  • Bang, J., Spina, S., & Miller, B. L. (2015). Frontotemporal dementia. The Lancet, 386(10004), 1672–1682. https://doi.org/10.1016/S0140-6736(15)00461-4
  • Cuesta, L. M., & Soria, D. C. (2020). Propuesta de intervención neuropsicológica para demencia frontotemporal variante conductual en paciente y familia.
  • Gorno-Tempini, M. L., Hillis, A. E., Weintraub, S., Kertesz, A., Mendez, M., Cappa, S. F., Ogar, J. M., Rohrer, J. D., Black, S., Boeve, B. F., Manes, F., Dronkers, N. F., Vandenberghe, R., Rascovsky, K., Patterson, K., Miller, B. L., Knopman, D. S., Hodges, J. R., Mesulam, M. M., & Grossman, M. (2011). Classification of primary progressive aphasia and its variants. Neurology, 76(11), 1006–1014. https://doi.org/10.1212/WNL.0b013e31821103e6
  • Kelley, R. E., & El-Khoury, R. (2016). Frontotemporal Dementia. Neurologic Clinics, 34(1), 171–181. https://doi.org/10.1016/j.ncl.2015.08.007
  • Lillo, P., & Leyton, C. (2016). Demencia Frontotemporal, Cómo Ha Resurgido Su Diagnóstico. Revista Médica Clínica Las Condes, 27(3), 309–318. https://doi.org/10.1016/j.rmclc.2016.06.005
  • Luquin, M. R., Lamet, I., Giménez, N. P., & Rivero, M. (2015). Neuropsychological profile of frontotemporal lobar degeneration. Anales del Sistema Sanitario de Navarra, 38(1). https://doi.org/10.23938/assn.0056
  • Mesulam, M. (2016). Primary progressive aphasia. The Behavioral Neurology of Dementia: Second Edition, 7(1), 156–163. https://doi.org/10.1017/9781139924771.011
  • Miller, B., & Llibre, J. (2019). Frontotemporal dementia. En Handbook of Clinical Neurology (1a ed., Vol. 165). Elsevier B.V. https://doi.org/10.1016/B978-0-444-64012-3.00003-4
  • Olney, N. T., Spina, S., & Miller, B. L. (2017). Frontotemporal Dementia. Neurologic Clinics, 35(2), 339–374. https://doi.org/10.1016/j.ncl.2017.01.008
  • Rabinovici, G., & Miller, B. (2010). Frontotemporal Lobar Degeneration. CNS Drugs, 24(5), 375–398. https://doi.org/10.2165/11533100-000000000-00000
  • Rascovsky, K., Hodges, J. R., Knopman, D., Mendez, M. F., Kramer, J. H., Neuhaus, J., Van Swieten, J. C., Seelaar, H., Dopper, E. G. P., Onyike, C. U., Hillis, A. E., Josephs, K. A., Boeve, B. F., Kertesz, A., Seeley, W. W., Rankin, K. P., Johnson, J. K., Gorno-Tempini, M. L., Rosen, H., … Miller, B. L. (2011). Sensitivity of revised diagnostic criteria for the behavioural variant of frontotemporal dementia. Brain, 134(9), 2456–2477. https://doi.org/10.1093/brain/awr179
  • Rivas, C. (2014). Frontotemporal dementia: clinical, neuropsychological, and neuroimaging description Demencia frontotemporal: descripción clínica, neuropsicológica e imaginológica. Colomb Med, 45(453), 122–126. http://www.scielo.org.co/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1657-95342014000300006
  • Sivasathiaseelan, H., Marshall, C. R., Agustus, J. L., Benhamou, E., Bond, R. L., Van Leeuwen, J. E. P., Hardy, C. J. D., Rohrer, J. D., & Warren, J. D. (2019). Frontotemporal Dementia: A Clinical Review. Seminars in Neurology, 39(2), 251–263. https://doi.org/10.1055/s-0039-1683379
  • Young, J. J., Lavakumar, M., Tampi, D., Balachandran, S., & Tampi, R. R. (2018). Frontotemporal dementia: latest evidence and clinical implications. Therapeutic Advances in Psychopharmacology, 8(1), 33–48. https://doi.org/10.1177/2045125317739818
  • Ciencia y Evidencia en Psicología

Maternidad actual: ¿qué podemos aportar los psicólogos?

  • 10/06/2021
  • Agnese Ronchi

En las últimas décadas, la práctica clínica con familias, parejas y orientación a padres evidencia madres angustiadas, confrontadas con una maternidad diferente a la idealizada y muy distinta incluso a la vivida por sus propias madres. La usualmente escasa información durante el embarazo, junto con el descenso de nacimientos en las últimas décadas, hacen que cada vez existan menos ejemplos de crianza con pares, y que la brecha entre las generaciones sea más grande (Binstock, 2010).

Muchas madres y familias se encuentran hoy con un contraste entre las condiciones reales de la maternidad, donde existe poca disponibilidad psicosocial y una fuerte presión económico-laboral, y la idealización de la maternidad como algo sencillo e idílico (Stern, 1999). Simultáneamente, asistimos a una maternidad cada vez más postergada en el tiempo biológico, donde se esperan logros personales y laborales para después planificar y pensar en ser madres. En este contexto, se inserta el cambio de roles respecto del modelo tradicional, que muchas veces genera confusión en la organización de las familias actuales. Así, conviven prioridades personales y laborales a la par de la maternidad, que pueden incluso dificultar el vínculo madre-hijo y el proceso de maternar en sí mismo (Seitún, 2013).

Maternidad actual y psicoterapia: nuevos problemas y desafíos

Es cada vez más frecuente encontrarse en el trabajo clínico con madres desbordadas y desconectadas frente a su maternidad. Así surgen interrogantes que hacen a nuestro quehacer profesional: ¿cuál es nuestro rol como terapeutas? ¿Podemos prevenir este tipo de situaciones? ¿Dónde focalizar nuestras intervenciones?

En el trabajo psicoterapéutico, muchas madres plantean como motivo de consulta poca información sobre los cambios físicos y emocionales, tanto durante el embarazo, como en el post parto y en el transcurso de la maternidad como un todo. Por otro lado, suele aparecer en las consultas poca conexión con la maternidad real. Asimismo, insiste una maternidad idealizada, producto de mandatos socio-culturales, sobre los que ya Sebastiani (2000) alertaba en su libro dedicado a embarazo y maternidad. De hecho, muchos procesos terapéuticos avanzan en la medida en que las madres empiezan a visualizar las dificultades reales de la maternidad, lo que implica tanto cambios físicos como emocionales y de organización familiar. Aparece un importante rol preventivo del psicoterapeuta en el trabajo clínico con estas pacientes, sobre todo respecto de que el embarazo, o convertirse en madre, no curará ni mejorará relaciones o trastornos, sino que lo más probable es que éstos seguirán existiendo e, incluso, se intensifiquen.

Cambios físicos y emocionales

Dentro de este rol psicoeducativo, será importante trabajar con las pacientes la probabilidad cierta de que tendrán que postergar, por lo menos un tiempo, otras prioridades, como su trabajo o su vida social; y que pasará de ser una mujer independiente a una situación en donde un bebé dependerá casi exclusivamente de ella, por lo menos durante los primeros tiempos de vida del recién nacido. En este sentido, lo más probable es que tenga emociones encontradas frente a esta maternidad, ya que todo lo que le está pasando es muy nuevo. Son cambios a múltiples niveles, que van desde conflictos emocionales hasta cambios en el sistema endócrino.

Depresión posparto

Las intervenciones psicoeducativas también atañen a conocer acerca de trastornos psiquiátricos comúnmente asociados con esta etapa vital, como la depresión post parto. Es útil que las madres reciban información sobre pautas de alarma a las cuales estar atentas para pedir ayuda o pensar en una consulta psicológico-psiquiátrica (para una síntesis, ver: Mazaira, 2014). Del mismo modo, también es necesario psicoeducar sobre los procesos normales que pueden llegar a ocurrir durante esta etapa vital.

Roles familiares

Otro ángulo alude a la cuestión familiar. El rol en la familia va a cambiar: pasará de ser hija a ser madre. El vínculo con su pareja cambiará: pasarán a ser compañeros en este proyecto de maternidad. Aquí es importante analizar lo bueno y lo difícil que trae la maternidad. Incluso el embarazo puede ser un buen momento para evaluar sus emociones, trabajar vínculos y anticipar escenarios (Stern, 1999).

Finalmente, una cuestión crucial para un desarrollo saludable radicará en generar un apego seguro madre-bebé, y la importancia de un compañero que pueda sostener a esta madre, como plantearon autores clásicos del psicoanálisis, como Winnicott (1970) y Bowlby (1986). Deconstruir los propios estilos de apego previos y poder generar nuevos. Convertirse en una madre a pesar de la propia historia, creando su propia forma de maternar (Di Bártolo, 2018; Seitún, 2013). Se tratará, entonces, de acompañar a estas madres a generar un buen “maternaje”, en el sentido que puedan estar disponibles para este bebé, ser empáticas, poder dar amor y, poco a poco, ir generando límites sanos en el vínculo y con el mundo exterior (Di Bártolo & Seitún, 2019).

Conclusión

Las nuevas formas de maternar implican desafíos para nuestro trabajo clínico, con implicancias para la terapia de familia, terapia de pareja, orientación a padres y grupos terapéuticos. Al mismo tiempo, es necesario poder distinguir, desde una mirada clínica, entre procesos normales y patológicos involucrados tanto con el embarazo como con el puerperio. Para ello es importante que estemos actualizados como terapeutas respecto de las cuestiones que afectan el ser madre hoy y que también marcan configuraciones familiares específicas. Del mismo modo, estos desafíos nos obligan a pensar en nuevos dispositivos, desde orientación específica para embarazadas y puérperas, hasta grupos terapéuticos de pacientes atravesando estas situaciones.

Referencias bibliográficas:

  • Binstock, G. (2010). Tendencias sobre la convivencia, matrimonio y maternidad en áreas urbanas de Argentina. Revista Latinoamericana de Población, 6, 129-146
  • Bowlby, J. (1986). El vínculo afectivo. Madrid, Morata.
  • Di Bártolo, I. (2018). Cómo nuestros vínculos nos hacen quienes somos. Buenos Aires, Lugar Editorial.
  • Di Bártolo, I., & Seitún, M. (2019). Apego y crianza. Buenos Aires, Penguin Random House Grupo Editorial.
  • Mazaira, S. (2014). Trastornos psiquiátricos del puerperio. VERTEX Rev. Arg. de Psiquiatría. 25: 347-356.
  • Sebastiani, M. (2000). Embarazo, ¿dulce espera? Buenos Aires, Paidós.
  • Seitún, M. (2013). Capacitación emocional para la familia: cómo entender y acompañar lo que sienten nuestros hijos. Buenos Aires, Editorial Argentina.
  • Stern, D. (1999). El nacimiento de una madre. Cómo la experiencia de la maternidad te cambia para siempre. Buenos Aires, Paidós.
  • Winnicott, D. (1970). Conozca a su niño: psicología de las primeras relaciones entre el niño y su familia. Buenos Aires, Paidós.
  • Ciencia y Evidencia en Psicología

Despertarse tan solo una hora más temprano podría reducir el riesgo de depresión considerablemente

  • 09/06/2021
  • Maria Fernanda Alonso

Cambiar el momento de despertar y hacerlo solo una hora más temprano puede ser muy beneficioso para la salud mental: tras un estudio genético, investigadores encontraron que esta modificación es suficiente para reducir el riesgo de depresión mayor en un 23% (Daghlas et al., 2021).

Por qué es importante

Con la pandemia y la adaptación a nuevas formas de trabajar, estudiar y usar el tiempo, muchas personas han experimentado cambios en los horarios de sueño, por lo general retrasando el momento de ir a la cama y, consecuentemente, de despertarse. En este contexto también ha aumentado el tiempo de exposición a las pantallas y la luz que reflejan. La evidencia existente sugiere que quienes son más activos en el horario nocturno consumen más alcohol, cigarrillos y cafeína, son más propensos a tener un trastorno psicológico, diabetes, enfermedades respiratorias y gastrointestinales; y. Por otro lado, un estudio en el que se hizo un seguimiento de cuatro años a 32.000 enfermeras reveló que las personas “madrugadoras” tenían hasta un 27% menos probabilidades de desarrollar depresión en ese tiempo.

Estudios observacionales anteriores han demostrado que los noctámbulos tienen el doble de probabilidades de sufrir depresión que los madrugadores, independientemente del tiempo que duerman. Pero debido a que los trastornos del estado de ánimo en sí mismos pueden alterar los patrones de sueño, los investigadores han tenido dificultades para descifrar qué causa qué.

Daglas y sus colegas quisieron averiguar si cambiar el momento en que la persona se va a dormir tiene realmente un efecto protector y, en su caso, cuán grande debe ser el cambio para considerarlo beneficioso.

Qué metodología usaron

Los investigadores recurrieron a los datos recopilados  de la compañía de pruebas de ADN 23 and Me y la base de datos biomédica UK Biobank. En total, obtuvieron información de más de 840.000 personas, incluidos datos de 85.000 que habían usado rastreadores de sueño portátiles durante 7 días y 250.000 que habían llenado cuestionarios de preferencia de sueño. Luego utilizaron un método llamado «aleatorización mendeliana» que aprovecha las asociaciones genéticas para ayudar a descifrar la causa y el efecto. Explican los autores que nuestra genética se establece al nacer, por lo que algunos de los sesgos que afectan a otros tipos de investigación epidemiológica no suelen afectar a los estudios genéticos.

Más de 340 variantes genéticas comunes (incluidas las variantes del denominado «gen reloj» PER2 influyen en el cronotipo de una persona, y la genética explica colectivamente entre el 12% y el 42% de nuestra preferencia por el tiempo de sueño.

En la muestra más grande analizada, aproximadamente un tercio de los sujetos encuestados se autoidentificaron como “alondras matutinas”, el 9% como noctámbulos y el resto estaba en el medio. En general, el punto medio del sueño promedio fue a las 3 a.m., lo que significa que las personas iban a la cama a las 11 p.m. y se levantaban a las 6 a.m.

Con esta información, los investigadores recurrieron a una muestra diferente que incluía información genética junto con registros médicos y de prescripción anónimos y encuestas sobre diagnósticos de trastorno depresivo mayor. La pregunta que buscaron responder en ese momento fue si aquellos que tienen variantes genéticas que los predisponen a ser madrugadores también tienen menor riesgo de sufrir depresión. La respuesta hallada fue un firme sí.

Qué encontraron

Cuando el punto medio del sueño se ubicaba una hora antes, el riesgo de padecer trastorno depresivo mayor se reducía en un 23%. Este hallazgo sugiere que si alguien que normalmente se acuesta a la 1 a.m. empieza a acostarse a la medianoche y duerme el mismo tiempo, podría reducir su riesgo en un 23%; y si se va a la cama a las 11 p.m., podrían reducirlo en aproximadamente un 40%.

El estudio no deja en claro si las personas que ya son madrugadoras también podrían verse beneficiadas si se levantan más temprano; pero para aquellos en el rango intermedio o en el rango de la noche, probablemente cambiar el horario de dormir por uno más temprano les resultaría beneficioso.

Cómo se explica este efecto

Algunas investigaciones sugieren que tener mayor exposición a la luz durante el día da como resultado una cascada de impactos hormonales que pueden influir en el estado de ánimo.

Otros señalan que tener un reloj biológico, o un ritmo circadiano, con tendencias diferentes a las de la mayoría de las personas, puede ser en sí mismo deprimente, pues vivimos en una sociedad diseñada para las personas madrugadoras.

Los autores destacan que es necesario un gran ensayo clínico aleatorizado para determinar definitivamente si acostarse más temprano puede reducir la depresión. El presente estudio da una fuerte evidencia del efecto causal de la hora del sueño sobre la depresión.

Finalmente, aconsejan mantener los “días brillantes y las noches oscuras” a aquellas personas que quieran cambiar a un horario de sueño más temprano, y atenuar el uso de los dispositivos por la noche.

Referencia bibliográfica: Daghlas, I., Lane, J. M., Saxena, R., & Vetter, C. (2021). Genetically Proxied Diurnal Preference, Sleep Timing, and Risk of Major Depressive Disorder. JAMA Psychiatry . https://doi.org/10.1001/jamapsychiatry.2021.0959

Fuente: Science Daily

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