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Haciendo buena letra: una revisión de la validez de la grafología

  • Fabián Maero
  • 16/08/2016
woman in white long sleeved shirt holding a pen writing on a paper

Cuando decidí estudiar psicología, hace ya demasiados años, me puse a leer todo aquello que se cruzara en mi camino relacionado con el tema y de esta manera en la biblioteca de mi pueblo encontré un libro que me llamó la atención. Se trataba de un manual de grafología, el cual prometía revelar, a través del análisis de las características de la escritura, los detalles más recónditos de la personalidad del escribiente.

Los detalles del libro se me han perdido, pero un recuerdo persevera. En un capítulo el autor afirmaba que a través del análisis de la firma (no ya de la escritura), se podían predecir rasgos de personalidad, intereses y demás. Entre otros ejemplos, refirió haberse encontrado en un documento comercial con una firma que le llamó la atención. El autor llegó a la conclusión que la firma se parecía notablemente a un pez –tal trazo semejaba una aleta, otro la cola, y así–, y concluyó que debía de tratarse de la firma de una persona aficionada a la pesca. En una encomiable demostración de espíritu científico, le escribió al dueño de tan singular firma, a quien nunca había visto en persona, comunicándole sus suposiciones y pidiéndole que las confirmara en caso de ser ciertas.

Milagrosamente, obtuvo una respuesta. “Estimado X”, decía la carta, “Efectivamente, mi firma semeja un animal, pero lo está usted mirando al revés. En realidad no se trata de un pez, sino de un chancho”. Huelga decir que al leer eso mi fe en la grafología empezó a flaquear un poco.

Pero la pregunta permanece: ¿qué tan confiable es el análisis de la escritura para predecir rasgos de personalidad? Para responderla, hicimos lo que más nos gusta hacer los sábados por la noche cuando nos entregamos al descontrol: un recorrido extenso por los artículos científicos publicados.

¿Qué es la grafología?

Dicho en pocas palabras, la grafología postula que es posible conocer detalles de la personalidad a través de características formales (es decir, no por el contenido) de la escritura manuscrita, tales como la presión que se aplica sobre el papel, la orientación de las palabras (hacia la izquierda o derecha, por ejemplo), el tamaño, su altura, líneas, conexiones, etc.

Si bien hay distintas formas de analizar la escritura, que a su vez generan distintas escuelas, todas comparten el supuesto de que el análisis de ciertos rasgos de la escritura promete ofrecer información confiable sobre rasgos personales del escribiente–no meramente observaciones generales tales como que una letra prolija quizá refleje una personalidad metódica,  sino datos caracterológicos muy precisos tales como temperamento (nervioso, complaciente, flemático, etc.), rasgos mentales (inteligencia, intuición, razonamiento, memoria, etc.), rasgos sociales (introversión, extraversión, independencia, egoísmo), rasgos laborales (liderazgo, confiabilidad, egoísmo, entre otros), y rasgos morales (celos, generosidad, iniquidad, etc.) (Klimoski & Rafaeli, 1983). Quisiera reiterar que en el análisis grafológico suele enfocarse en las características de la escritura, no en el contenido de la misma –inferir que una persona que escribe “la vida no tiene sentido” quizá esté deprimida es relativamente fácil; inferir lo mismo a partir de los trazos de escritura de una lista de supermercado es toda otra historia. Por este motivo, en las investigaciones científicas suelen utilizarse fragmentos de escritura sin contenido personal (transcripciones de textos o dictados, etc.).

El análisis grafológico suele enfocarse en las características de la escritura, no en el contenido de la misma

Una advertencia: no debe confundirse la grafología con el peritaje caligráfico. Este último es el análisis de la escritura para corroborar a quién pertenece lo escrito -por ejemplo, en un litigio, el peritaje caligráfico se usa para determinar que un contrato ha sido efectivamente firmado por una de las partes, mientras que la grafología intenta hacer una evaluación o predicción sobre la personalidad de quien escribe. Si bien son disciplinas cercanas (al punto que a menudo una misma persona se dedica a ambas), los objetivos y supuestos son distintos (como también es distinto el soporte empírico de ambas).

En resumen, la grafología se utiliza de manera análoga a las técnicas proyectivas (si bien hay buenos argumentos para negar que sea cabalmente una técnica proyectiva, véase Driver, Buckley, & Frink, 1996), y por esto es utilizada en muchos ámbitos, desde recursos humanos hasta instituciones hospitalarias, pasando por instituciones educativas, derecho, indagación histórica y publicidad -pueden leer las incumbencias completas de la Asociación de Grafólogos Oficiales de la República Argentina en este link, pero baste citar de esa página el uso propuesto de grafología en recursos humanos:

“para determinar la idoneidad de los candidatos para acceder o promocionar a puestos de trabajo, para proveer perfiles de aptitudes que permitan distribuir o redistribuir ajustadamente al personal para un mejor rendimiento laboral; para realizar análisis grafológicos de compatibilidad entre socios, superiores y subordinados, cuadros directivos, planteles de operarios, etc.”

Si alguna vez tuvieron que enviar su currículum escrito a mano al aplicar para un trabajo, este es el motivo, de paso.

La grafología tiene una propuesta atractiva: predecir rasgos de personalidad, y a través de ello predecir las acciones de una persona, a través de la escritura. ¿Qué dice la evidencia? Si están con ganas de leer un aburridísimo recorrido por varias investigaciones, sígannos a la siguiente sección.

Las investigaciones (algunas, al menos)

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Photo by Pixabay on Pexels.com

En una primera aproximación, parecería que testear las hipótesis de la grafología es algo bastante directo: basta con evaluar a un grupo de personas usando herramientas de personalidad bien establecidas, luego evaluarlas con grafología, y analizar su poder predictivo. Resulta que esto ha sido realizado, de varias maneras distintas.

Por ejemplo, en un estudio realizado en 1986, tres grafólogos analizaron 80 muestras de escritura provenientes de empleados en un firma bancaria. Un psicólogo clínico (no grafólogo), también analizó el mismo material escrito, de manera puramente intuitiva. Las 80 personas habían pasado previamente por una batería de tests realizadas al aplicar para el empleo, así que se evaluó qué tanto el análisis de personalidad que realizaron los grafólogos y el psicólogo a partir de la escritura se semejaba al arrojado por la batería de test. La investigación mostró que, si bien el análisis de la escritura tuvo un pequeño poder predictivo, el no grafólogo obtuvo los mismos resultados que los grafólogos (Ben-Shakhar, Bar-Hillel, Bilu, Ben-Abba, & Flug, 1986).

Las respuestas dadas por los grafólogos no fueron mejores que una elección hecha al azar

En otra investigación reportada en el mismo artículo, se les pidió a 5 grafólogos que adivinaran la profesión de 40 personas a partir de una producción escrita estandarizada (es decir, las personas copiaron una serie de textos). Se les dijo a los grafólogos que había 8 profesiones incluidas en la muestra, y que podían marcar a cuáles profesiones podría corresponder cada muestra escrita. Se encontró que no sólo las respuestas dadas por los grafólogos no fueron mejores que una elección hecha al azar, sino que tampoco las respuestas fueron similares entre los distintos grafólogos (Ben-Shakhar et al., 1986).

Una investigación similar fue realizada a través del auspicio de la cadena de televisión BBC (Edwards & Armitage, 1992). Se tomaron muestras escritas provenientes de cuatro profesiones distintas, se les dieron a un grupo de grafólogos, quienes tuvieron que emparejar las muestras escritas con las profesiones. Además, las mismas muestras escritas fueron analizadas por un grupo de estudiantes de psicología, y por otro grupo de personas sin ninguna calificación académica. Mientras que los grafólogos tuvieron una tasa de aciertos del 65%, los estudiantes de psicología acertaron en un 54%, y el segundo grupo control de personas sin calificación acertó en un 59%, lo cual, si bien ofrece una débil evidencia a favor del análisis de la escritura, señala que los grafólogos no se desempeñaron mucho mejor que una persona sin ninguna formación.

Un estudio al respecto con una metodología curiosa fue llevado a cabo por Bushnell (1996). 120 personas (60 parejas que estaban conviviendo desde al menos un año), fueron evaluadas por un test de personalidad, el 16PF, y por grafología. Luego de un par de semanas a cada persona se le presentaron diez análisis de personalidad (cinco obtenidos por el 16PF y cinco obtenidos por grafología), y se le pidió que puntuara cada uno según la probabilidad de que fuera la propia descripción de personalidad. A continuación, de entre una muestra similar, cada persona tuvo que puntuar cuál sería más probablemente la muestra correspondiente a su pareja. Cada persona pudo identificarse a sí misma y a su pareja correctamente en los resultados del 16PF, pero no en los resultados del análisis grafológico.

Los autores señalan que estos resultados muestran que la validez del análisis de la escritura es limitada

Tett y Palmer (1997), tomaron una muestra de 49 estudiantes, los cuales realizaron un test de personalidad (el JPI-R), y una muestra de escritura, que fue analizada según los parámetros de grafoanálisis, que asigna determinados valores a características de la escritura tales como las características de los palitos de las “t”. Se analizó la correlación entre los rasgos de personalidad postulados por esta metodología con los rasgos de personalidad obtenidos por el JPI-R, y se encontró que sólo 6 de 119 relaciones fueron similares, mientras que 5 fueron opuestas. Los autores señalan que estos resultados muestran que la validez del análisis de la escritura es limitada.

Más recientemente Dazzi y Pedrabissi (2009), realizaron una investigación en la cual le administraron el Big Five Questionnaire -un test bien establecido y ampliamente usado para evaluación de rasgos de personalidad-  a 101 participantes, a los cuales también se les pidió una muestra neutra (es decir, no autobiográfica), de escritura, que fue analizada por dos expertos grafólogos a quienes se les pidió que puntuaran cada muestra según los mismos rasgos de personalidad que evalúa el Big Five (rasgos como dominancia, cooperación, control emocional, control de impulsos, perseverancia, etc.). Los resultados obtenidos por los grafólogos no correlacionaron con los resultados obtenidos por el Big Five, y tampoco las evaluaciones hechas por un grafólogo fueron similares a las evaluaciones realizadas por el otro grafólogo. En otra investigación publicada en el mismo artículo, se trató de discernir si los grafólogos tendrían mayor poder inferencial que no grafólogos, lo cual nuevamente arrojó resultados negativos: un grafólogo resultó tan efectivo como un no-grafólogo realizando inferencias sobre rasgos de personalidad.

Con respecto a esto último, es notable la constancia con la cual varios estudios señalan que las predicciones hechas por grafólogos a partir del análisis de la producción escrita pueden ser igualadas por no grafólogos -es decir, personas sin ninguna formación en grafología analizando el mismo material intuitivamente. En una investigación reciente Mouly y colaboradores (2007), por ejemplo, encontraron que grafólogos y no grafólogos tuvieron el mismo grado de precisión identificando cuáles muestras de escritura pertenecían a personas con intentos de suicidio y cuáles a personas sin intentos de suicidio.

Hasta aquí hemos recorrido algunas investigaciones puntuales, pero también se han realizado varias revisiones generales de literatura, y tampoco ofrecen perspectivas mucho más favorables para con la grafología.

La validez de los grafólogos fue casi cero, y que psicólogos sin formación analizando muestras de escritura se desempeñaron mejor que los grafólogos

Neter y Ben-Shakhar (1989), hicieron meta análisis de 17 estudios analizando el uso de grafología para selección de personal, abarcando 1223 muestras analizadas por 63 grafólogos y 51 no grafólogos, y reportaron que en los casos en los cuales fueron usados contenidos neutrales (es decir, en donde en el material escrito no tenía indicadores de personalidad), la validez de los grafólogos fue casi cero, y que psicólogos sin formación analizando muestras de escritura se desempeñaron mejor que los grafólogos en todas las dimensiones evaluadas. Los autores llegan a afirmar lo siguiente:

“Los grafólogos no se desempeñan mejor que los no grafólogos al predecir el desempeño futuro en base a textos manuscritos. De hecho, las predicciones de los grafólogos tienen un índice de correlación más bajo con los criterios que las de los no-grafólogos” (…) “el vínculo entre rasgos tales como honestidad, liderazgo o inteligencia y características específicas de la escritura manuscrita no ha sido especificado ni explicado, y no hay razón para creer que tal vínculo existe en absoluto”

Diez años más tarde Driver y colaboradores (1996), llevaron a cabo una revisión exhaustiva de la literatura hasta el momento y ofrecieron las siguiente conclusiones:

“Nuestra revisión de la literatura sugiere que la utilidad de la grafología como ayuda en las decisiones de empleo es como mínimo cuestionable”(…) “Hoy la preponderancia de la evidencia científica es simplemente demasiado negativa como para que los profesionales continúen utilizando la grafología para ayudarse con decisiones laborales vitales. Creemos que hasta que se haya presentado nueva y sustancial evidencia, la grafología debe ser descartada.”

Cerrando

Las investigaciones, meta-análisis y revisiones que hemos resumido aquí son bastante coherentes: la grafología no es una herramienta muy confiable para la evaluación de rasgos de personalidad, y en algunos casos hasta puede disminuir la validez de una evaluación. Si bien hay algunas investigaciones que apoyan la utilidad de la grafología, ese apoyo se desvanece a medida que aumenta el rigor metodológico. E incluso en los contados casos en los cuales el análisis de la escritura manuscrita resultó de alguna utilidad en una investigación bien diseñada, dio lo mismo que el análisis fuera realizado por un grafólogo o por un lego en la materia.

La grafología no es una herramienta muy confiable para la evaluación de rasgos de personalidad

Con respecto a esto, hay una cita de la revisión de Driver y colaboradores (1996), que quisiéramos compartir con ustedes:

“Se ha sugerido que la grafología puede usarse en conjunto con otras evaluaciones y procedimientos de selección. Por ejemplo, de acuerdo al Director de Reclutamiento de Credit Lyonnais: ‘La grafología es sólo un complemento’ (…). Sin embargo, creemos que si una herramienta de evaluación no agrega eficiencia predictiva (ie. una mejora en la calidad de seleccion de los candidatos), entonces la herramienta no agrega nada y no debe ser utilizada. Sin embargo, como hemos demostrado en este artículo, la evidencia de las últimas dos décadas se ha pronunciado de manera mucho más negativa en contra de la grafología.”

Compartimos este fragmento porque cada vez que hemos ofrecido en Psyciencia revisiones de este tipo (la que publicamos sobre el Rorschach o la que hicimos sobre el Test de la Figura Humana, por ejemplo), una crítica frecuente es “se trata sólo de una herramienta y debe usarse junto a otras”. Sin embargo, sumar herramientas de validez dudosa es una mala manera de aumentar la precisión de una evaluación. Si la herramienta A es de mala calidad, la herramienta B también, y la C también, no se ve cómo una conclusión basada en A + B + C podría ser válida; quizá este ámbito sea el único en el cual acumular errores lleve a un acierto, pero parece poco probable.

Ahora bien, ¿por qué se sigue utilizando la grafología si es tan poco válida? Varios autores (Ben-Shakhar et al., 1986; King & Koehler, 2000), señalan que probablemente se trate del efecto Forer, tambien llamado efecto Barnum (sobre el cual hemos escrito esta revisión), el mismo que actúa en los horóscopos, por el cual en las descripciones de personalidad tendemos a sólo considerar los aciertos e ignorar los errores.

En resumen, adhiriendo a lo escrito por Driver y colaboradores, considerando la evidencia disponible, parece que va siendo hora que estas prácticas se pausen hasta tanto haya evidencia que las sostenga.

Referencias

  • Ben-Shakhar, G., Bar-Hillel, M., Bilu, Y., Ben-Abba, E., & Flug, A. (1986). Can graphology predict occupational success? Two empirical studies and some methodological ruminations. Journal of Applied Psychology, 71(4), 645–653. https://doi.org/10.1037/0021-9010.71.4.645
  • Bushnell, I. W. R. (1996). A Comparison of the Validity of Handwriting Analysis With That of the Cattell 16PF. International Journal of Selection and Assessment, 4(1), 12–17. https://doi.org/10.1111/j.1468-2389.1996.tb00043.x
  • Dazzi, C., & Pedrabissi, L. (2009). Graphology and Personality: an Empirical Study on Validity of Handwriting Analysis. Psychological Reports, 105(3), 1255–1268. https://doi.org/10.2466/PR0.105.F.1255-1268
  • Driver, R. W., Buckley, M. R., & Frink, D. D. (1996). Should We Write Off Graphology? International Journal of Selection and Assessment, 4(2), 78–86. https://doi.org/10.1111/j.1468-2389.1996.tb00062.x
  • Edwards, A. G. P., & Armitage, P. (1992). An experiment to test the discriminating ability of graphologists. Personality and Individual Differences, 13(1), 69–74. https://doi.org/10.1016/0191-8869(92)90220-J
  • King, R. N., & Koehler, D. J. (2000). Illusory correlations in graphological inference. Journal of Experimental Psychology: Applied, 6(4), 336–348. https://doi.org/10.1037/1076-898X.6.4.336
  • Klimoski, R. J., & Rafaeli, A. (1983). Inferring personal qualities through handwriting analysis. Journal of Occupational Psychology, 56(3), 191–202. https://doi.org/10.1111/j.2044-8325.1983.tb00127.x
  • Mouly, S., Mahé, I., Champion, K., Bertin, C., Popper, P., De Noblet, D., & Bergmann, J. F. (2007). Graphology for the diagnosis of suicide attempts: A blind proof of principle controlled study. International Journal of Clinical Practice, 61(3), 411–415. https://doi.org/10.1111/j.1742-1241.2006.00960.x
  • Neter, E., & Ben-Shakhar, G. (1989). The predictive validity of graphological inferences: A meta-analytic approach. Personality and Individual Differences, 10(7), 737–745. https://doi.org/10.1016/0191-8869(89)90120-7
  • Tett, R. P., & Palmer, C. a. (1997). The validity of handwriting elements in relation to self-report personality trait measures. Personality and Individual Differences, 22(1), 11–18. https://doi.org/10.1016/S0191-8869(96)00183-3

Imagen: Unsplash

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¿A quién le importan los zurdos? – La Nación

  • David Aparicio
  • 15/08/2016
Hubo un tiempo donde se le obligaba a los niños zurdos a escribir y hacer todo con la mano derecha. Era una tortura. Hoy hay más opciones para los zurdos, hay sacapuntas, tijeras, lápices y hasta bolígrafos (birome en Argentina) para los que escriben con la mano izquierda. Pero eso no significa que ellos reciban los materiales adecuados para su lateridad, ni que los centros educativos se preocupen por ofrecer las opciones destinadas a sacarle provecho a la mano con que escriben. Muchos los ven como un accesorio, un gasto innecesario y tal vez exagerado. Cómo dice Emilise Pizarro en el artículo de opinión publicado el 13 de agosto,  Día Internacional del Zurdo: “El mundo está hecho por y para diestros” Aquí un fragmento de su artículo:

En ese mundo vive el zurdo, en una tortura cotidiana e invisible que comienza -si serán perversos los diestros- en la escolarización. En primer grado, cuando un niño diestro vuelve a casa y muestra qué linda le sale la a y qué bien pone el puntito sobre la i, el zurdo le enseña a su madre una estela de tinta azul que empieza en el cuaderno y se prolonga hasta su puño del guardapolvo blanco. Ella consolará: «Voy a hablar con la directora para que te deje usar birome en lugar de tinta», mientras le refriega con agua y jabón la mano, en la pileta del baño.

Resuelto ese trauma, permanecerá el suplicio de cortar con tijera, llegará el de usar un abrelatas, hacerse el nudo de la corbata para el otro lado, aprender en espejo a atarse los cordones, hacer fuerza al revés para abrir una puerta, resaltar un texto en reversa (comenzará el trazo en la última palabra y culminará en la primera) y tomar el café con leche en una taza hermosa de Los Pitufos, aunque sólo él sabrá que hay pitufos porque el dibujo mira hacia su pecho.

Lee el artículo completo en La Nación.

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  • Psicología aplicada

Mi hijo tiene celos de su hermano ¿Qué puedo hacer?

  • Cecilia Pérez
  • 15/08/2016
Los celos son un sentimiento que genera malestar. Sin embargo, no son un sentimiento a erradicar, puesto que se vinculan con el cuidado de aquellas personas que más se quiere. Son sanos y necesarios para garantizar un buen desarrollo emocional del niño. Los celos ayudan a los niños a adaptarse a nuevas situaciones y son la vía para mostrar su inquietud por tener que compartir aquello que consideraban únicamente suyo: sus padres. Con el nacimiento de un hermano pequeño, los niños pueden mostrar además de los celos, emociones asociadas como el enfado, el miedo y la inseguridad. Los niños de entre 2 a 5 años están inmersos en una etapa egocéntrica propia de su desarrollo evolutivo que, poco a poco, irán superando. A partir de los 6 años los celos entre hermanos irán disminuyendo e incluso desapareciendo. Pero hasta entonces, hay que tener mucha paciencia e intentar demostrar a vuestros hijos que los queréis por igual. Algo que internamente es evidente pero en apariencia puede no serlo. La sentimientos de celos están vinculados a la pérdida de algo que se percibe como propio en favor de una tercera persona. En el caso de un niño que siente celos de su hermano pequeño, lo que intuye es que está perdiendo el amor de sus padres (que es suyo porque hasta ahora era enterito solo para él) y se lo está quitando su hermano pequeño. También puede ocurrir al revés, que sea el pequeño el que sienta celos del primogénito por tener una relación de mayor confianza con los padres.

LOS CELOS ESTÁN VINCULADOS A LA PÉRDIDA DE ALGO QUE SE PERCIBE COMO PROPIO EN FAVOR DE UNA TERCERA PERSONA

Si se piensa por un momento, los celos de los niños hacia sus hermanos no difieren de los celos de los adultos en la pareja. En ambos casos hay otra persona que quiere robar “lo que es nuestro“. En los adultos es un poco más complicado porque existen otras variables en las que no voy a entrar… pero la base del sentimiento tiene el mismo sustrato.

Cómo se manifiestan los celos entre hermanos

Cuando un niño siente celos de su hermano, su comportamiento cambia. Los celos se pueden exteriorizar de dos formas: • De manera silenciosa. Los celos silenciosos pueden pasar desapercibidos porque el niño “no da guerra“. El niño se comporta bien, obedece a la primera, parece no enfadarse nunca… pero cuidado si antes no actuaba de esa manera. Puede que fuerce un buen comportamiento por el miedo de perder a sus padres. Es muy probable que por dentro esté guardando todo un mar de emociones desagradables y resentimiento. • De manera ruidosa. Son los celos más llamativos, los que enseguida detectamos. Algunas de las conductas que suelen aparecer en este tipo de celos son: • Regresiones: volver a chuparse el dedo, volver a hacerse pis en la cama, retomar los despertares nocturnos… • Uso de un lenguaje infantil ya superado. • Dificultad para obedecer, terquedad, negativismo. • Culpabilizar al hermano objeto de los celos, de los errores propios. • Agresividad con el hermano o con los padres. • Cambios de humor sin justificación aparente: irritabilidad, tristeza o llanto. • Verbalizaciones en las que indique no sentirse querido por los padres.

Qué hacer para ayudar al niño a superar los celos

Para ayudar a tu hijo a superar los celos hacia su hermano, es interesante mostrarle su nuevo rol dentro de la familia. No será el único hijo pero sigue siendo igual de importante. También es necesario enseñarle el valor de compartir. Algo que le acompañará el resto de su vida. Para llevar a cabo estos aprendizajes, te propongo dos métodos: • La comunicación familiar. • Los cuentos.

La comunicación familiar

Cuando llega un nuevo hermano a la familia es todo un acontecimiento. El nuevo miembro necesita cuidados constantes, en casa las rutinas se modifican al igual que los roles de cada miembro de la familia. Los que más sufren estos cambios son los hijos que pasan de ser únicos a ser los mayores, pero aún son pequeños y no comprenden bien qué ocurre y porqué ahora todo es distinto. Para prevenir que las modificaciones en la dinámica familiar sorprendan a los niños y sean parte de sus frustraciones, lo mejor es hablar con ellos. Dedicarles tiempo y responder a sus preguntas. A continuación te ofrezco una serie de consejos que te ayudarán a establecer una buena comunicación con tu hijo mayor y que le hará sentir que sigue siendo importante para ti. • Prepárale para la llegada del hermano pequeño. Háblale de los cambios que va a experimentar el cuerpo de mamá y de lo que significa ser el hermano mayor. Responde a sus preguntas con cariño y comprensión pero no crees falsas ilusiones. Frases como “cuando nazca tu hermanito podrás jugar con él” generan frustración porque crea unas expectativas que no se cumplen hasta mucho tiempo después.

LOS QUE MÁS SUFREN ESTOS CAMBIOS SON LOS HIJOS QUE PASAN DE SER ÚNICOS A SER LOS MAYORES, PERO AÚN SON PEQUEÑOS Y NO COMPRENDEN BIEN QUÉ OCURRE Y PORQUÉ AHORA TODO ES DISTINTO

• Empodera su rol de hermano mayor. Pídele que te ayude a bañar al bebé, a cambiarle los pañales, etc. Le estarás ofreciendo la posibilidad de que se sienta valioso, que crea en sí mismo y en sus fortalezas, y además le ayudarás a percibir el significado de ser el mayor. • No lo compares. Las comparaciones generan mucha inseguridad y los celos son precisamente el miedo a perder el cariño de los padres. Debes hacerle saber que le quieres por todas sus características positivas y que los errores que comete son oportunidades de mejora. Procura que se sienta especial por como es. • Permite que pueda expresar todas sus emociones, tanto agradables como desagradables de una forma adecuada sin dañar a nadie. Enséñale a poner en palabras lo que siente, con frases como: “Sé que estás molesto pero no por eso le tienes que pegar.” • Dedícale tiempo de calidad solo para él. Momentos donde sea el protagonista, donde podáis hablar sin interrupciones, donde podáis leer cuentos juntos o donde pueda enseñarte todo lo aprendido en el colegio. • Ármate de toneladas de paciencia. (Creo que este es el mejor consejo que te voy a dar). Los celos van a interferir en la dinámica familiar tanto o más que las necesidades del bebé. Para poder hacer frente a todo ello tienes que tener mucha paciencia, y pensar que con cariño y comprensión se pasará. No es fácil sobrellevar la etapa de los celos. Los adultos están cansados porque apenas duermen y el bebé necesita mucha atención, pero si se consiguen mitigar sus efectos, la relación entre los dos hermanos será envidiable.

Cuentos de ayuda con los celos entre hermanos

Como en otros artículos, siempre me gusta recomendar algún libro. En este caso traigo tres cuentos que ayudarán a explicar a tu hijo la llegada de su nuevo hermano.

Laura y la tripita de mamá

Laura-y-la-tripita-de-mamaEs un cuento breve con unas excelentes ilustraciones que casi permiten seguir la historia sin apenas leer. El cuento habla de la llegada de un nuevo miembro a la casa y de los cambios que se producen en el cuerpo de la madre durante el embarazo. Está pensado para niños a partir de 2 años. Este es el enlace de amazon del libro: Laura y la tripita de mama. Mi recomendación es que lo leáis junto a este otro.

Laura tiene un hermanito

Laura-tiene-un-hermanitoEs la continuación al libro anterior. Este cuento describe cómo se siente Laura con la llegada a casa de su hermano y cómo ha conseguido superar sus celos iniciales. Laura tiene un hermanito, tiene una presentación estupenda para los niños pequeños porque las hojas son lavables y las esquinas están redondeadas. Además las ilustraciones son muy llamativas para ellos.

¡Yo soy el mayor!

yo-soy-el-mayorCuenta la historia del hermano mayor de un grupo de sapos. Al principio del relato el protagonista está celoso y enfadado porque sus padres prestan más atención a sus hermanos pequeños que a él. Así que un día pide un deseo: volver a ser pequeño. Pronto se da cuenta de que ser pequeño no tiene tantas ventajas y que sus padres le quieren igual que a sus otros hermanos. ¡Yo soy el mayor! incluye un poster desplegable y unas fichas sobre celos para padres. Os pueden servir como guía para ayudar a vuestros hijos a superar los celos. Si te ha gustado este artículo y crees que puede ser útil, no dudes en compartirlo para que llegue a más padres como tú. Artículo previamente publicado en Psiente, blog especializado en temas de psicología infantil y desarrollo.

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Antidepresivos: definición y características

  • Alejandra Alonso
  • 15/08/2016
Antidepresivos
Los antidepresivos son un tipo de drogas psicotrópicas cuya función, a grandes rasgos, es la de animar a los individuos con depresión. Durante la depresión parecen escasear algunos neurotransmisores como la noradrenalina o la serotonina que elevan el estado de ánimo y la excitación; la mayor parte de los antidepresivos actúan aumentando la disponibilidad de dichos neurotransmisores (Myers, 2006). Por ejemplo, uno de los antidepresivos más famosos, la Fluoxetina mejor conocida como Prozac, opera bloqueando parcialmente la recaptación y eliminación de serotonina. Dado que relantiza el vacío sináptico de la serotonina, este fármaco y sus parientes (la sertralina y la paroxetina) son denominados Inhibidores Selectivos de la Recaptación de Serotonina o ISRS. Estas drogas de segunda generación suelen ser tan efectivas como los tricíclicos para tratar la depresión moderada y más seguras para personas con glaucoma y sobredosis (Myers, 2006; Gross, 2005). Otros antidepresivos, los tricíclicos como la imipramina y la amitriptilina, parecen operar bloqueando la recaptación de dopamina y noradrenalina, pero algunos también bloquean la recaptación de serotonina, otros solo bloquean la serotonina y un tercer grupo no tiene efectos conocidos en ninguno de los tres sistemas. El nombre de este tipo de antidepresivos se debe a que su estructura química básica incluye tres anillos de carbono. Son efectivos en el tratamiento de la depresión moderada y severa y suelen ser la primera opción en caso de depresión severa. Aunque los tricíclicos son tan efectivos como los ISRS, suelen provocar más efectos secundarios como aumento de peso, mareos, sequedad en la boca, hipertensión o efectos tóxicos en el sistema cardiovascular; es por ello que a veces se opta por administrarlos mediante un parche, ya que evita que pase por los intestinos y el hígado y también están siendo gradualmente remplazados por tricíclicos modificados como lofrepamina y trazedona, que provocan menos efectos secundarios (Myers, 2006; Gross, 2005). Un tercer tipo de antidepresivos, los Inhibidores de la Monoaminooxidasa (MAOI), como la iproniazida, funcionan inhibiendo una enzima encargada de descomponer los neurotransmisores. La iproniazida se utilizaba originalmente para tratar la tuberculosis en 1952 y allí se observó que elevaba el estado de ánimo de los pacientes. Esto es por que dicha droga y otras similares (como la fenelzina) inhiben la actividad de una enzima conocida como Monoaminooxidasa (MAO) y así se va aumentando la actividad de neuronas que utilizan noradrenalina y serotonina. Los MAOI suelen ser menos efectivos que los tricíclicos para tratar la depresión severa e igual de efectivos para la depresión moderada. Raramente se los prescribe porque pueden tener graves efectos secundarios, como hemorragias cerebrales, e interacciones peligrosas con otras drogas y algunos alimentos (Gross, 2005). Otro efecto secundario de los antidepresivos es que pueden producir disfunción sexual, aunque hay estudios que sugieren que el ejercicio regular puede ayudar con éste problema. Es importante conocer que, aunque los antidepresivos empiezan a actuar sobre los neurotransmisores en solo unas horas, los efectos psicológicos pueden tardar 4 semanas (Gross, 2005). Los antidepresivos también suelen utilizarse para tratar otras condiciones como los trastornos alimenticios, los trastornos de ansiedad, los síntomas de la menopausia y el TDAH (aunque su efectividad en niños y adolescentes es muy cuestionada). Además se utiliza a veces para tratar la depresión secundaria o postpsicótica en pacientes esquizofrénicos (Lieberman, Stroup y Perkins, 2010). Al retirar el fármaco se debe ir lentamente, de lo contrario puede causar insomnio, nauseas, ansiedad e intranquilidad (Gross, 2005). Hay investigadores que estudiaron el efecto del fármaco y lo compararon con el efecto placebo, encontrando solo un modesto efecto de los antidepresivos, aunque dichos estudios también tuvieron críticas metodológicas (ver aquí). Estas investigaciones nos hacen reflexionar sobre los efectos de nuestras expectativas. Lo cierto es que aún es limitado el conocimiento que poseemos sobre las raíces bioquímicas del trastorno y la recuperación (Elliot Valenstein, 1998, citado en Myers, 2006). Muchos profesionales están preocupados porque, dada la facilidad para encontrar y comprar los antidepresivos, se está bloqueando el desarrollo de formas alternativas de tratamiento como las psicoterapias (Gross, 2005). NOTA: Si estás tomando antidepresivos no los dejes o modifiques sin consultar a tu médico. Fuentes: Gross, R. (2005), Psychology, the science of mind and behaviour 5th edition. Hodder Arnold Publication Lieberman, J., Stroup, S., Perkins, D. (2010), Tratado de esquizofrenia, LEXUS editores: Barcelona Myers, D. (2006), Psicología 7ma edición. Editorial Médica Panamericana:Madrid

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  • Artículos de opinión (Op-ed)

Freud y/o la práctica actual

  • Luis Hornstein
  • 15/08/2016
Este fue el panel central de un libro que recogió las intervenciones y los debates que tuvieron lugar en las jornadas-homenaje realizadas a diez años de la muerte de Piera Aulagnier. Y es precisamente en ese marco –el del reconocimiento que psicoanalistas de diversas procedencias teóricas y clínicas y con elaboraciones conceptuales propias rinden a una obra original, donde deben verse las marcas de algunas definiciones vigentes para el psicoanálisis en nuestro medio. Pues si la fascinación conlleva como peligro la sumisión acrítica, la ausencia de fascinación pone en circulación un modo productivo de pensamiento, que no desdeña el intercambio con otras teorías. Y es allí donde el encuentro-homenaje cobra verdadero sentido y brinda frutos genuinos. En este panel participan Carlos Marios Aslan (Premio Konex de Platino década 1986-1996 en Psicoanálisis), Silvia Bleichmar (Premio Konex de Platino década 1996-2006 en Psicología) y Luis Hornstein (Premio Konex de Platino década 1996-2006 en Psicoanálisis). Reflexionan sobre la práctica instaurada por Freud y sus modificaciones actuales ilustrando el panorama de un psicoanálisis cuyo pluralismo crítico depende de una inserción en una clínica que se resiste a una globalización que pretenda diluir las condiciones sociohistóricas del ejercicio real del psicoanálisis. No hay práctica sin proyecto terapéutico. Esta definición no es menor en un momento en que la clínica presenta tantos desafíos. Y la respuesta del psicoanalista suele oscilar entre refugiarse en un teoricismo cuya relación con la clínica se desdibuja, o bien convertir la práctica en un artesanado más o menos empírico, conformándose con una metapsicología simplificante y congelada. Silvia Bleichmar afirma “que si no nos hacemos cargo de nuestras propias impasses internas una de las cuestiones más graves que nos afectan es el hecho de que el psicoanálisis corra el riesgo, lamentablemente, de caer implosionado no por la fuerza de sus oponentes, sino por sus propias contradicciones internas”. El psicoanálisis está en crisis. Una práctica innovadora ha sido reducida a una técnica estereotipada, petrificada, sin lugar para la creación. Se advierten signos de agotamiento de su discurso, que intenta preservar un monolitismo que ya no existe, al arrastrar el peso muerto de los análisis “ortodoxos”, con su técnica esclerosada. ¿Cómo construir un psicoanálisis contemporáneo, abierto a los intercambios con otras disciplinas y al desafío que impone cada coyuntura sociocultural, sin por ello perder especificidad ni rigor? ¿Cómo producir un pensamiento teórico que, anclado en la clínica, sea capaz de desafiar los dogmatismos? La forma de hacer productivo el patrimonio psicoanalítico es diferenciando el pasado caduco del pasado vigente, motor de un futuro posible. ¿Quién podría negar que, poco o mucho, Winnicott, Klein, Kohut, Piera Aulagnier, Green, Lacan (y la lista continúa) son hoy imprescindibles? Entonces hay que leerlos, y leerlos directamente, no en la versión que otros dan de ellos. (Lo que puede ser discutible es en qué medida a cada uno.) Una lectura variada no tiene por qué ser un caos o una “entente cordial” en la que convivan todos, si se advierten y respetan los distintos ejes conceptuales. Una condición para respetar la diversidad es poder manejarla. Casi como prestidigitadores. Los epígonos suelen ser rígidos. Sus jefes, no.

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Carlos Mario Aislan

Quizás alguno de ustedes haya escuchado uno de los últimos “chistes de gallegos” Un gallego, puesto en la situación en la que yo estoy ahora, dice: “antes de comenzar a hablar quiero decir algunas palabras”. Bueno, yo también quiero decir algunas palabras y son para agradecerle a Luis Hornstein y su organización, haberme invitado a participar en esta mesa redonda, primero por la invitación y luego porque espero participar de una situación que Castoriadis llamaba “El placer de representación”. En alemán representación es Vorstellung, que también quiere decir idea, así que estamos con el placer de las ideas, que espero que compartamos todos en este momento. En primer término me referiré a algunos aspectos formales de la práctica psicoanalítica actual. Empezaré contando algunas anécdotas de Freud. Comenzaré por una carta a Fliess donde le dice Freud “he terminado con éxito el análisis, del Sr. tal, con una invitación a cenar con la familia”. La segunda anécdota está en las notas originales del historial de “El hombre de las ratas”. En una sesión el paciente le dice a Freud que tiene hambre y él le hace servir de comer ; no sin consecuencias, porque luego de unas sesiones Freud anota que “El hombre de las ratas” se quejó que ese arenque le había caído mal. Por otro lado tenemos la correspondencia con Ferenczi. Durante la Primera Guerra Mundial, Ferenczi le solicita a Freud análisis. Tiene unos días de licencia, piensa viajar a Viena, y le pide a Freud si en esas fechas le puede dar varias horas de análisis por día (¿antecedente de análisis “condensado”?) Freud le contesta afirmativamente, y agrega: ”no se olvida de reservar algunas noches para cenar con la familia”.
Los analistas freudianos somos muy heterodoxos. La ortodoxia freudiana es la heterodoxia o la heterodoxia es la ortodoxia freudiana
Otra anécdota concierne a Gustav Mahler, el músico, quien tenía dificultades matrimoniales y le habían aconsejado que consultara a Freud. Parece que Mahler era bastante obsesivo: pidió una hora, Freud se la dio y poco antes Mahler la anuló. Repitió esto varias veces, hasta que Freud le mandó un telegrama diciéndole que iba a estar en una ciudad cercana a donde se hallaba Mahler, por un día, y luego se iba a tomar vacaciones muy largas. Este “apremio” decide a Mahler quien acepta la cita. Caminan por las calles del pueblo durante cuatro horas, “conversando”. Y dicen, por lo menos Jones dice, que con esa conversación Mahler se curó de la impotencia que tenía y su matrimonio se arregló.Este sería el primer ejemplo registrado de un psicoterapia breve psicoanalítica. También están los consejos que le da a Edoardo Weiss, que fue el introductor del psicoanálisis en Italia y que supervisaba por carta con Freud, así que ha quedado el material y la supervisión. Se quejaba Weiss que no podía establecer contacto con una paciente; entonces Freud le da el consejo de que ponga antes de la hora de ella a otra paciente mujer y que la despida muy efusivamente, que se asegure que la que lo está esperando lo vea y lo oiga. Cosa que hace y la paciente inmediatamente entra en una situación transferencial mucho más franca. Recuerdo el análisis que cuenta Joan Riviere, Uds. saben que fue una de las traductoras y supervisoras de las traducciones de Freud y que trabajó en el International Journal. La había analizado Jones y le escribió a Freud que tenía dificultades, parece que era una borderline, diríamos hoy. En su primera sesión ella va, se acuesta y para su sorpresa Freud le dice : “yo sé algunas cosas de Ud.: sé que Ud. tiene padre y madre, así que empiece ya”, se lo dice en lugar de esperar las asociaciones y los habituales rodeos. Durante el análisis descubrieron cosas a través del sueño, ( lamentablemente nosotros generalmente usamos los sueños sólo para confirmar nuestras hipótesis), entonces Freud dice “un descubrimiento así merece un premio” se levanta, busca un cigarro y lo enciende. En el libro de Smiley Blanton consta la siguiente anécdota: él le cuenta a Freud que está juntando plata para comprarse las Obras Completas de Freud, y a la sesión siguiente Freud se las regala. Y dice Blanton: “después de eso siguieron una cantidad de sesiones con sueños muy oscuros, indescifrables y asociaciones muy raras”. Freud comentó: “esto suele suceder cuando uno regala cosas a los pacientes”. Es decir, que lo había hecho igual, aunque él ya tenía esa experiencia. Otro comentario, casi de actualidad, lo cuenta Wortis que se analizó con Freud. Le hablaba de una paciente que iba por su quinto año de análisis, y Freud dice: “debe tener mucha plata para analizarse tanto tiempo”. Lo que quiero subrayar con estas anécdotas yo es que la ortodoxia freudiana consiste en la heterodoxia. Los que acusan a los analistas, freudianos o no, de ser muy ortodoxos, en realidad no saben que están afirmando que los analistas freudianos somos muy heterodoxos. La ortodoxia freudiana es la heterodoxia o la heterodoxia es la ortodoxia freudiana. Lo que yo quiero rescatar es la libertad de Freud para manejarse con la técnica y con la experimentación de la prueba y el error, o el éxito, y descartar las teorías o las prácticas que no le sirven y pasar a otras, es decir, su libertad técnica. Se deduce a través de los escritos de Freud, por ejemplo, el hecho de analizarlo a Ferenczi invitarlo a cenar a su casa con toda la familia, de la cual era amigo, (inclusive quería que se casara con su hija Matilde), ese tipo de cosas ilustran esa libertad. El ejemplo princeps es que analizó a su hija Anna durante varios años, en un análisis formal. Yo creo que Freud pensaba que la situación dentro de la sesión era una y la situación fuera de ella era otra. Así como un cirujano eventualmente podría operar a su hija con todas las reglas de la asepsia y del arte de la cirugía, él podía analizar a su hija y después afuera mantener una relación cotidiana y común. Eso también ha mostrado ser equivocado, pero esto es lo que muestra como se podía mover él. Y finalmente, lo más importante de todo esto, creo yo, es la importancia de la teoría psicoanalítica. Como dice el dicho: “no hay nada más práctico que una buena teoría”. Una buena teoría, permite a un analista formado, manejarse en cualquier situación. Un analista formado. Viene a mi mente la definición de un analista alemán que decía que para él la formación psicoanalítica era una formación psicosomática. ¿Qué quiere decir? como yo lo entiendo, quiere decir que estaba encarnada, no es una cosa aprendida solamente, es encarnada, forman parte de la personalidad, y eso es lo que quiero destacar, que la teoría es extremadamente importante, la formación es importante y si uno la tiene, se puede manejar en el consultorio, caminando por las calles, en el hospital, o inclusive -como hacían algunos analistas en el servicio de Goldenberg en Lanús- que analizaban en los autos, los que devenían consultorios con un asiento delantero diván y el analista se colocaría atrás, supongo. Me parece que la teoría freudiana es indispensable y es el alfa y el omega de toda formación psicoanalítica que merezca ese nombre. Creo que si Freud viniera a Buenos Aires en este momento y se enterara de las diferentes prácticas: individuales, de terapias de pareja, de grupo, de familia, de multifamilias, etc., etc., no se escandalizaría, siempre que sintiera que estan sustentadas por una formación teórica suficiente y adecuada. Paso al segundo punto que quería tratar hoy que son dos preguntas, la primera es ¿existe un “oro puro” del análisis? dicho de otro modo ¿existe un análisis “oro puro”? yo creo que esto es un mito y que no existe. Y luego voy a explicar por qué. La segunda pregunta es ¿existe un analista conceptualmente “oro puro”, con una teoría incontaminada por otras teorías, o sea, dueños de la verdad? A la primera pregunta tengo que contestar que siempre hubo en los tratamientos psicoanalíticos, psicoterapia, apoyo, sugestión, holding, influencias, etc., etc. Por suerte esto es inevitable que suceda, por la relación que se establece. Creo que esto nos introduce en otra cuestión que he venido sosteniendo en los últimos años y es que habría que darle legalidad a la “via del porre” porque todas estas situaciones van creando estructuras intrapsíquicas en los pacientes que no pasan por el insight sino que pasan por la relación y que modifican la estructura de la personalidad. A la segunda pregunta, si existe un analista conceptualmente “oro puro”, con teorías incontaminadas, debo decir que pienso que no y que actualmente estamos sustentando un pluralismo ideológico, o teórico, que no solamente… quiero decir que una posición pluralista no es aceptar de buena voluntad que los otros digan sus cosas y que no pensemos si son adecuadas o no, sino buscarla activamente, para realmente obtener la porción de verdad que puedan tener otras teorías. El problema del pluralismo, que ya estamos experimentando a veces, es similar al problema que se plantea especialmente en Filosofía del Derecho, el dilema de la tolerancia, que se expresa de ésta manera: “¿hasta cuando un tolerante puede tolerar a un intolerante?”. Esto lo he consultado con mucha gente especializada en Filosofía del Derecho, y finalmente me han dicho que este problema no tiene solución. Lo mismo puede suceder con el pluralismo, hasta cuando un pluralista puede tolerar a un no pluralista, y este es uno de los inconvenientes, porque no hay nada perfecto.

¿existe un analista conceptualmente “oro puro”, con una teoría incontaminada por otras teorías, o sea, dueños de la verdad?

Bueno, en términos de pluralismo y de la diversidad de teorías, debo decir a modo de esperanza, que si bien existe una imposibilidad, o enormes dificultades epistemológicas en realizar la equivalencia en términos teóricos entre diferentes teorías, por otra parte hemos asistido en los últimos 10 o 15 años, a la emergencia de un producto nuevo, que son analistas que han pasado por instituciones pluralistas y aunque tengan un marco referencial central, (que para mí es el marco freudiano sin duda), se hace en ellos una integración o articulación con algunos aspectos de otras teorías, conciente o inconciente dentro de la mente del analista. Entonces uno toma aspectos de otras teorías que encajan y que son capaces de integrarse, o de articularse con la teoría central que uno sostiene. Un ejemplo claro de esto me parecen ser muchos de los trabajos de Joyce Mc Dougall. También en ese sentido esa situación pluralista de esquemas, da lugar a ciertas dificultades en cuanto a la propia identidad, en cuanto al curriculum de uno. ¿Cómo me presentaría yo? ¿diciendo que yo soy un analista freudiano? sería totalmente escaso. Ensayé decir algo que estuviera un poco más adecuada a la realidad: yo me podría definir entonces así “analista freudiano contemporáneo, formado en la APA en su época kleiniana, en Estados Unidos en un Servicio de Psiquiatría con predominio freudiano y psicología del yo, con muchísimas influencias europeas y locales, que trabaja en Buenos Aires en el año 2.000 y que procura, dentro de lo posible, pensar por sí mismo”. El tercer punto es la teoría freudiana hoy. Yo creo que existe una resistencia entre los analistas a lo más radical y heterodoxo del pensamiento freudiano, que para mí es la segunda tópica. Yo no sé cuales serán las razones de esa actitud, pienso que son razones resistenciales a abrirse a lo nuevo, a tratar de describir el nuevo panorama que implica la segunda tópica y frente a toda ésta situación hay una vuelta a lo más conocido, a la primera tópica, con todos sus impasses teóricos. Y muchas veces desde la primera tópica,en un intento de resolver algunos de esos impasses teóricos se crea un nuevo esquema referencial, o como decía, una nueva metáfora. Y entonces, problemas que podrían ser solucionadas con ideas, descubrimientos y propuestas de la segunda tópica dan origen a una nueva y diferente “metáfora”. Diría entonces cuáles son las cuestiones que a mi gusto, entre otras, me han interesado a mí seguir explorando y seguir desarrollando dentro del esquema predominantemente freudiano. La conciencia-cualidad, es decir, cómo en la segunda tópica la conciencia pasa de ser un topos a ser una cualidad que puede o no estar, con lo cual se radicaliza totalmente el pensamiento de lo inconciente, siendo que todos los procesos mentales son inconcientes, salvo los iluminados por la linternita de la conciencia, en ese momento, o del interruptor de lo preconciente. Lo que dice Freud claramente muchas veces en los escritos de la segunda tópica, que la conciencia , es una cualidad, que puede estar o no dentro de los procesos mentales y eso creo que hay que ver como se integra con todo. Yo comparto ese enunciado y creo que hay que explorarlo más. Otros puntos serían la descripción metapsicológica de los diversos modos de internalización y de estructuración del psiquismo, la descripción metapsicológica de las identificaciones estructurantes y de los objetos internos, la definición psicoanalítica de las estructuras psíquicas dinámicas y su aplicación a la teoría, a la clínica y a la técnica (este es un punto extremadamente proficuo), una lectura freudiana de la teoría y clínica de la pulsión de muerte y lo que dije antes, la reevaluación, el estatuto legal de la via di porre, a raíz de los adelantos en lo que atañe a la intersubjetividad, la importancia de los otros en la construcción y desarrollo del alma y en las modificaciones estructurales no producidas por insight.

Silvia Bleichmar

Bueno, en primer lugar el agradecimiento a Cristina y Luis Hornstein por permitirme compartir este homenaje a Piera Aulagnier con todo lo que significa su pensamiento para todos nosotros en particular en un momento en el cual compartimos la sensación de un enorme vacío de figuras psicoanalíticas, con muy pocos nombres representativos de referencia para los analistas que nos sentimos afectados por la repetición de un conjunto de enunciados que percibimos claramente desgastados, agotados. De manera que la posibilidad de repensar sobre la obra de Piera, una obra inconclusa que, como sabemos, estaba en transición en el momento de su muerte, es realmente una oportunidad para seguir pensando todos nosotros sobre nuestra posición teórica y clínica. Quisiera empezar por cercar dos o tres cuestiones que considero importantes para mi exposición respecto al tema central: Freud y/o la práctica actual. En primer lugar la situación actual del psicoanálisis, no solo del entorno en el cual se despliega nuestra práctica sino en un plano intrateórico. Pienso que tenemos una tendencia acentuada a emplazar las dificultades del psicoanálisis en las condiciones sociales que se producen a partir de los nuevos modos de ejercicio de las prácticas profesionales, lo cual por supuesto no es desdeñable en razón del modo en cual se han visto alteradas en los últimos años – sobre la base de los modelos del capitalismo salvaje – las formas de las prácticas de las profesiones liberales en general, pero eso no es suficiente para dar cuenta de la situación de crisis del psicoanálisis. Ya que la crisis del capitalismo no la vamos a resolver nosotros – al menos desde el ámbito específico de nuestra profesión – podemos al menos plantearnos cómo entramos como psicoanalistas con cierta dignidad al siglo XXI y de qué modo nos sustraemos a sus efectos en el plano simbólico, o contribuimos a disminuir sus efectos devastadores de la subjetividad desde el ángulo que nos compete. Pienso, en este sentido, que si no nos hacemos cargo de nuestras propias impasses internas una de las cuestiones más graves que nos afectan es el hecho de que el psicoanálisis corra el riesgo, lamentablemente, de caer implosionado no por la fuerza de sus oponentes, sino por sus propias contradicciones internas. Y así como el socialismo real no cayó por la fuerza de las premisas del capitalismo, sino porque estaba clivado por contradicciones e impasses que no posibilitaban que la propuesta originaria arribara a un puerto adecuado, el psicoanálisis corre el riesgo de caer y arrastrar consigo la propuesta más importante que se haya realizado en la historia de la humanidad para la resolución del sufrimiento subjetivo al haber fundado una de las teorías más fecundas para la comprensión.
si no nos hacemos cargo de nuestras propias impasses internas una de las cuestiones más graves que nos afectan es el hecho de que el psicoanálisis corra el riesgo, lamentablemente, de caer implosionado no por la fuerza de sus oponentes, sino por sus propias contradicciones internas
Y cuando digo caer, me refiero a marginalizarse como práctica explicativa de los fenómenos humanos, no restringiendo mi preocupación al destino de la llamada práctica clínica sino al modelo que inaugura de explicación de las grandes premisas que rigen el conflicto humano a nivel intrapsíquico. Porque más allá, incluso, de los cambios habidos en la subjetividad, es necesario diferenciar estos cambios de ciertos paradigmas que siguen teniendo validez y que hacen a los procesos de constitución psíquica, a aquellos universales que el psicoanálisis pretende haber puesto a la luz del conocimiento como patrimonio de su descubrimiento. hablamos de cambios en la subjetividad, es indudable que ha habido cambios en la subjetividad, siempre y cuando diferenciemos lo que significa la subjetividad de lo que son los procesos de constitución psíquica. La subjetividad atañe a procesos históricos, políticos y sociales, de producción de sujetos sociales, que no pueden ser homologados a los procesos de la constitución psíquica, teniendo con los procesos de constitución psíquica un ensamble relativo. Podemos hablar de la constitución de la subjetividad en Esparta, podemos hablar de la constitución de la subjetividad en la Argentina del 50, podemos hablar de la constitución de la subjetividad en la Argentina del 2000, y más allá de ciertas variaciones los modelos metapsicológicos del funcionamiento psíquico, se sostienen con algunas variables. El modelo de la tópica del inconciente, el preconciente, las diferencias entre los sistemas psíquicos, la función de la represión, eso no varía. Pueden cambiar los valores del Superyo, pero el hecho de que exista una instancia reguladora de las acciones, como fuera definida por Freud desde la perspectiva del Superyo y como fuera definida por Kant desde el modelo de la ética, es absolutamente solidario con cualquier emprendimiento social compartido. Se dice con demasiada prisa que el Superyó ha desaparecido, como si se pudiera concebir una sociedad sin una instancia moral intrapsíquica. Han variado, indudablemente, los modos de ejercicio de la pautación del siglo XX o del siglo XIX, pero no ha desaparecido la existencia de una instancia reguladora de las impulsiones mortíferas hacia el semejante. A partir de eso me parece fundamental que cuando nos enfrentamos a los problemas actuales de la práctica, nos planteemos de qué manera la teoría psicoanalítica puede dar cuenta de la subjetividad del hombre actual, lo cual constituye, creo, nuestra preocupación mayor. Sabemos que todo conocimiento debe ser periódicamente sometido a nuevas revisiones. Mucho más en el caso del psicoanálisis, donde es imposible construir teoría sin que la teoría esté impregnada por los fantasmas de los sujetos que participan del proceso analítico. ¿Cómo establecer una teoría de la diferencia sexual anatómica, sin escuchar a los niños que elaboran teorías de la diferencia sexual anatómica. Es imposible construir una teoría del goce sexual sin escuchar a los sujetos que gozan sexualmente. Es imposible elaborar una teoría del Superyó sin escuchar a los sujetos que temen la crítica o el castigo de su conciencia moral. A partir de esto, si tenemos en cuenta que las formas del goce, las teorías acerca de la diferencia sexual anatómica, los contenidos del Superyó, han ido cambiando a lo largo de un siglo, es inevitable que la teoría psicoanalítica se haya ido llenando a lo largo de su producción de elementos míticos que impregnan sus descubrimientos teóricos. Quiero decir con esto que una parte muy importante de los enunciados vienen impregnados de los modos de funcionamiento ideológicos del siglo XIX y XX y que el riesgo que se corre, si no se los desgaja, es que los articuladores teóricos fundamentales que hacen a una verdadera antropología en el sentido de un modelo del funcionamiento psíquico con carácter universal y con posibilidad transformadora, caigan junto con los modelos de pensamiento del siglo XIX y XX. Voy a tomar uno o dos ejemplos, nada más. En primer lugar quiero tomar algo que planteó Carlos Mario, que comparto totalmente que tiene que ver con la cuestión del inconciente. Vale decir, con la preocupación respecto a la conciencia como un aspecto puntual y lo voy a formular en los términos que me permiten ligarlo a lo que estoy trabajando con mi intención de dar homenaje a Piera Aulagnier en este encuentro. Pienso que el descubrimiento radical del freudismo, el gran descubrimiento, no consiste en haber formulado que en los seres humanos la conciencia no es la dueña del psiquismo, ni en haber formulado que el yo no es el amo en su propia morada. Creo que el gran descubrimiento que viene a romper con toda la tradición filosófica y a plantear algo realmente inmetabolizable para los analistas mismos, es la posibilidad que exista un pensamiento sin sujeto, y que esto es del orden de lo inconciente. En esto radica el aporte fundamental a nivel del conocimiento universal de Freud en su famosa formulación respecto a los pensamientos del sueño: el hecho de que haya pensamiento allí donde el sujeto no está, que exista materialidad psíquica al margen del sujeto pensante, y que esto constituya el carácter de realidad del inconciente. Es tan inmetabolizable por los mismos analistas este descubrimiento fenomenal, incluso, tal vez, tan audaz para Freud mismo, que los retornos a la subjetivización del inconciente atraviesan toda la obra – como el derribamiento de la acefalía pulsional por los fantasmas originarios como guiones atravesados por la lógica y la temporalidad. Toda antropomorfización del inconciente es, en definitiva, un retorno a la conciencia intencional, aunque sea del orden de lo no manifiesto. Toda volición del orden de “Ud. no lo ama sino que inconcientemente lo odia”, es reposicionamiento del sujeto en el inconciente, del sujeto, como se ha dicho demasiado “del inconciente”. Y gran parte de nuestra práctica clínica ha estado viciada por la imposibilidad de comprender este descubrimiento fundamental, que radica en este hecho de que los pensamientos operan no sólo regidos por una legalidad diversa a aquellas que supone una legalidad del sujeto, sino con elementos representacionales no producidos por ningún sujeto, del lado del inconciente. Esto es evidente en lo que respecto al tema de la pulsión de muerte, por ejemplo, desarrollada en términos absolutamente antropomórficos, regido el sujeto por una suerte de teleología de la búsqueda de la no tensión como meta, como si uno tuviera una suerte de alma natura – como fuera entendida por Groddeck – que dirige acciones que ponen incluso en riesgo nuestros procesos orgánicos en razón de que nuestro organismo todo estaría determinado y regido, a partir de la liquidación monista de toda dualidad, por una voluntad superior. La propuesta fuerte de rescatar la idea de un pensamiento sin sujeto, vale decir, del orden de un inconciente parasubjetivo y presubjetivo y de diferenciar el momento de la constitución del sujeto de la constitución de la posibilidad representacional, es básica para una transformación total de nuestra práctica. Y en este sentido da coherencia a la preocupación fundamental que determina el inicio de la cura, en tanto contempla la preocupación del sujeto – el que se instala en el discurso, el que cree regir el psiquismo – por apropiarse de todo aquello que desconoce de sí mismo, vale decir que es ajeno a su emplazamiento yoico, y en tanto tal, es del orden de lo parasubjetivo. Voy a retomar acá dos enunciados de Piera Aulagnier que pueden permitir que abra un poco mi exposición en la dirección de su obra que me parece esencial y en la cual quisiera que se inscriba mi trabajo de hoy. Por un lado la idea de que “en el campo de la experiencia freudiana no puede existir un conocimiento del fenómeno psíquico sin que corresponda esperar de él que posibilite una acción sobre el fenómeno” para agregar que si “existe un conocimiento del fenómeno psicótico cuya acción es inoperante en el campo de la experiencia” es porque algo debe ser modificado. Cuando la teoría ha devenido inoperante seguir insistiendo de modo positivista en el campo del experimento es un error. De lo que se trata es de revisar aquello que falla en la red conceptual produciendo su reformulación. Es desde esta perpectiva que Piera Aulagnier propone la construcción de una nueva metapsicología, basada en una idea fuerte, que consiste en concebir a la actividad de representación como actividad básica del psiquismo, como el equivalente psíquico del trabajo de metabolización característico de la actividad orgánica. Quisiera introducir acá un elemento que es el siguiente: todas las escuelas posfreudianas son intentos de reelaboración de preguntas o respuestas del corpus central en sus aspectos inconclusos o contradictorios, y en la medida en que la obra madre es una obra contradictoria y en proceso, inevitablemente las escuelas se enfrentan. Pero creo que hay que ser claros, el enfrentamiento se produce en el interior mismo de la obra freudiana donde hay aspectos que son absolutamente inconciliables en la medida en que la obra va avanzando en el intento de cercar al objeto.

todas las escuelas posfreudianas son intentos de reelaboración de preguntas o respuestas del corpus central en sus aspectos inconclusos o contradictorios

A partir de esto, entonces, el concepto de metabolización que Piera plantea, tiene una virtud extraordinaria, que es un intento de resolución del gran problema que arrastramos respecto al orígen de la materialidad psíquica, con las oscilaciones que conocemos a partir del abandono de la teoría traumática: el endogenismo en el cual se va precipitando la obra de Freud a partir de 1905 y el intento de recuperación exógena hacia el final de su vida. Es así que la idea más interesante que nos aporta el concepto de metabolismo es que la realidad psíquica es algo que siendo del orden de la proveniencia exterior, solo es procesado a partir de las leyes con las cuales el sistema lo regula. Este la cuestión central con la cual debe ser entendido el paradigma propuesto por Aulagnier, respecto a la realidad psíquica como efecto de un autoengendramiento. Este paradigma del autoengendramiento, que no implica autonomía del sistema respecto a lo real sino procesamiento de lo real por parte del sistema pero transformación de lo recibido en algo diverso a lo existente afuera – idea que Laplanche también desarrolló desde un ángulo un tanto distinto mediante el concepto de metábola – abre una vía de resolución a la oposición nunca resuelta entre determinación externa y determinación endógena del psiquismo, para plantear claramente que el problema es la forma con la cual el psiquismo procesa aquella materialidad exterior que sin embargo deviene interior sin ser engendrada en forma autónoma por la fantasía. Es esta una cuestión que yo considero central y que permite salir tanto de los impasses endogenistas como interaccionales en psicoanálisis. El segundo aspecto que quiero tomar del pensamiento de Piera que me parece esencial remite a la función del otro como instituyente. Es indudable que nosotros hablando de la subjetividad actual no podemos seguir conservando como eje de la problemática de la constitución psíquica el Edipo como el cuento del niño que ama a la madre y odia al padre, o que odia a la madre y ama al padre, porque vamos a terminar trabajando solamente con gente del Opus Dei, con los sectores más tradicionales que conservan el modelo clásico de familia. Este modelo de familia ha caducado en gran medida, y no hay nada más patético que un analista tratando de ver con una pareja homosexual quién es mamá y quién es papá. Estamos nuevamente acá en la diferenciación entre constitución del psiquismo y producción de subjetividad, y ello nos lleva a la metapsicología y a la teoría en el sentido fuerte del término, vale decir, en el sentido en el cual está planteada la cuestión de la función del otro no como madre o como padre, sino como función instituyente. Es indudable que en el pensamiento de Piera Aulagnier es insostenible e impensable sin una realidad psíquica que no se construya a partir del otro, y que además no sea del orden de lo libidinal, deseante. Pero no se trata de cualquier realidad del otro la que incide en la constitución de la realidad psíquica, es el otro en su carácter deseante, en su realidad libidinal. Es acá donde yo quisiera asignarle a esto a una radicalización mayor, para recuperar lo que considero el aspecto mayor del concepto freudiano de Edipo. Es evidente que el pensamiento de Piera, en el momento en que se interrumpe, está trabajando con enunciados que todavía son de su orígen teórico de pertenencia, y que indudablemente la presencia de Lacan fue muy fuerte en Francia en todos esos años y lo ha sido también en la Argentina hasta hoy, a tal punto que los lacanianos lloran la muerte del padre de distintas maneras, y no me refiero a Lacan como padre, sino a la función del padre en la cultura, creo que porque hay una comprensión -en mi opinión- en la cual también a Lacan le ocurrió, como nos ocurre a todos y le ocurrió a Freud, que se anudan los grandes descubrimientos con los modos históricos-políticos con los cuales se sostienen en las representaciones ideativas de los seres humanos. Y bien, considero que no sólo es inmoral ideológicamente sino también incorrecto teóricamente seguir planteando la función terciaria que intercepta el goce del adulto con el niño, como metáfora paterna, y es imposible seguir hablando de la ley del padre después de la caída de la sociedad patriarcal y sobre todo con los errores y vicios profundos a los que llevó en su anudamiento entre ley y autoridad. Sin embargo, y es acá donde se ve claramente la importancia de separar el descubrimiento constitutivo del psiquismo de la producción de subjetividad, el descubrimiento de Freud respecto a la interceptación de la sexualidad intergeneracional que plantea la gran cuestión edípica, vale decir, el hecho de que en todas las sociedades tiene que haber un modo de pautación del goce intergeneracional, es una cuestión antropológica de base. Y es correcto en este sentido recuperar la inversión propuesta por Lacan acerca de considerar el Edipo como algo en lo que el niño es inmerso, pero precisando, sin espejamientos idealistas, que esta inmersión es inmersión en la sexualidad del adulto – no en el deseo-discurso, sino en el cuerpo sexuado, en el cuerpo erógeno del otro, aún cuando esta erogeneidad no pueda constituirse sin enclaves discursivos y sin la función del lenguaje que es innegable en el campo de la humanización. Pero hay que decir claramente que la prohibición del Edipo es la forma con la cual cada cultura determina la interceptación del goce con el cuerpo del niño como lugar de goce del adulto, y, que en ese sentido el fantasma del sujeto es el modo invertido, metabólico, fantasmático, con el cual el niño procesa el deseo del adulto de manera metabólica y bajo las diversas formas que se le van proponiendo a partir del nacimiento – las cuales son en principio erógenas y, por supuesto, representacionales, pero no por ello lenguajeras, ya que el lenguaje en términos de lógica del preconciente será del orden del contrainvestimiento y sólo recibirá mediado y transcripto este modo primario de producción sexual destinado al inconciente – Por ello, respecto a la llamada función del padre, creo que hay que conservar la idea de una interceptación terciaria del goce, separando la variable estructural de los agentes con los cuales se manifestó en la época de la sociedad patriarcal. Volviendo a los grandes conceptos planteados por Piera Aulagnier, se trata de retomarlos en tanto hacen al eje de las problemáticas con las cuales podemos pensar psicoanálisis en su corpus básico. La materialidad representacional propuesta mediante el concepto de pictograma, tal como fue planteado, acordando o no acordando con la fórmula tal cual, cuyo interés fundamental radica en la idea de que el pictograma se despliega antes de que un sujeto pueda leerlo y apropiarse de él. Vale decir, que se despliega como realidad psíquica y en el sentido fuerte freudiano, como materialidad externa a toda subjetividad. Es allí que se abre una cuestión central de nuestra práctica, ya que el psicoanálisis no se inscribe en el interior de lo que se ha considerado como del orden de los modelos terapeúticos narrativos como pretenden algunos – y esa es su diferencia fundamental con los modelos cognitivos, básicamente, y de otro tipo. El psicoanálisis no es una narrativa, es precisamente una forma de rescate del lado de la simbolización del sujeto psíquico de los aspectos representacionales no narrativos, que lo anteceden en su función como sujeto mismo. A partir de esto nuestra práctica no puede ni antropomorfizar al inconciente, ni plantear la posibilidad de que se instituya, digamos, un tipo de proceso analítico puro, vuelvo al oro puro del análisis, en la medida en que el análisis -entendido como pureza analítica- solo podría sostenerse con un sujeto cuyas organizaciones representacionales fueran siempre del orden de la represión secundaria, vale decir, de la desubjetivización de lo ya constituído como sujeto. Bueno, sé que he volcado un gran número de cuestiones que me inquietan y de ideas que me poseen, y tal vez puedan ustedes disculpar el abigarramiento sabiendo del profundo respeto con el cual quiero empezar hoy esta intervención para proponer en nuestras Jornadas de trabajo, con lo que creo es el que compartimos al venir a este homenaje que puede constituir un sinceramiento de nuestras grandes preocupaciones respecto al psicoanálisis y a la forma que pensamos que podemos encararlas.

Luis Hornstein

Primero y principal, nuestro agradecimiento a Marcelo Bernstein y a Daniel Feijoó, de la librería Paidós, sin cuyo entusiasmo estas jornadas hubieran sido imposibles. Segundo, mi agradecimiento a Piera, aunque ya no esté. Mejor dicho, que sigue estando con nosotros. Ella habló (y yo hablaré) de los “resguardos identificatorios”, y así cuestionó ese “que todo cambie” en que parecen consistir algunas cosmovisiones. Y la verdad es que Piera, en más de un momento de mi vida -que como la de todos- es un trayecto identificatorio-, Piera me ha echado una mano. Por eso le estoy tan agradecido. Dicho de otra manera: la dialéctica entre permanencia y cambio es compleja, y yo he recurrido a Piera pero también a los autores de la teoría de la complejidad. Es en esa articulación como entiendo su noción de “reparos identificatorios”, que son como un centro de reaprovisionamiento provisional, muy distinto a los “pilares básicos” o a los “principios fundamentales”. Nos ha reunido, sin fascinarnos, Piera Aulagnier. Es un placer intelectual seguir la trayectoria de esta pensadora. Por ejemplo, en su noción de “teorización flotante”. ¿Qué ideas son las que “flotan”? ¿Y en la “atención flotante”? ¿Las de un solo autor? ¿Las de varios? ¿Un solo autor implica dogmatismo? ¿Varios autores implica eclecticismo? Es lo que tendríamos que dilucidar en estas jornadas.

La marca registrada “psicoanálisis clásico” intenta preservar un monolitismo que ya no existe

El título de este panel es Freud y/o la práctica actual. Algunos dirían: Freud o la práctica actual, otros Freud es la práctica actual. Freud y la práctica actual es suponer que la obra de Freud informa la práctica actual. La Real Academia dice que “informar” es, en filosofía, “dar forma sustancial”. Mi empleo del término es distinto, menos lastrado en los “pilares” y en los “principios fundamentales”. Quiero decir que la obra de Freud es un centro de aprovisionamiento del psicoanálisis. Me alegró mucho escuchar a Carlos Mario y a Silvia, que a pesar de su conocida filiación freudiana, decir “no basta con Freud”. Y todos nosotros, cuando salgamos de aquí, o antes de venir a las Jornadas, seguramente haremos algo o habremos hecho algo, con esa comprobación de que “no basta con Freud”. Hay un contrato analítico. Pero no todos pensamos lo mismo. Algunos piensan en que el viejo contrato es infalible y no debe ser modificado, mientras que para otros algunas de las clásicas cláusulas son imprescindibles y otras pueden ser modificadas atendiendo la singularidad de cada análisis. Cualquier alteración del contrato supone renunciar al análisis cuando se idolatran los “standards” y se siente miedo ante lo real que se le insubordina, siendo que lo real siempre se insubordina. De ahí que el psicoanálisis “puro” u “ortodoxo” convierta las diferencias en deficiencias, en “debilidades”, en lugar de analizar, de ver qué pasa. Sí. ¿Había que esperar a la teoría de la complejidad para darnos cuenta de que la debilidad consiste, más bien, en la dureza monolítica? Dos posibilidades se esbozan: asumir o no asumir el desfasaje. Asumir ese desfasaje, por supuesto, no es una pichincha. Obliga a teorizar apuntalándose en la multiplicidad de prácticas sin pretender una técnica monocorde. “Cuantas inyecciones de sentido recibió la pobre Irma”, dijo alguna vez Pontalís. A lo cual yo agregaría: “cuantos hombres de los lobos están siendo atendidos y no tienen quien lo escriba”. Cierto aburrimiento que suele haber en las reuniones psicoanalíticas tiene que ver con que lo que hacemos de día tiene poco que ver con lo que decimos de noche. ¿Cómo trabajan los analistas? Los más talentosos se diferencian por sus prácticas y/o sus producciones. Los otros se diferencian por sus emblemas y por sus fueros. Las “teorías” cuando se las congela para conservar la identidad son sólo “contraseñas”. ¡Al diablo con los falsos dilemas! Aquí tenemos otros: ortodoxos/heterodoxos. Los muchos analistas que teorizan las prácticas en su desconcertante diversidad son etiquetados como “heterodoxos” por los “ortodoxos”. Son psicoanalistas de frontera. Trabajan en los bordes de la clínica y de la teoría y su tarea no es sólo recuperar lo existente sino producir lo que nunca estuvo. Se trata de ir más allá, aunque haya que modificar el encuadre y el estilo interpretativo, aunque haya que volver a pensar y que pensar por primera vez. Se trata de poner en juego toda su potencialidad simbolizante. Para los psicoanalistas de frontera las prácticas no se atan a las teorías. Un “psicoanálisis de frontera” es el que conquista territorios. Se diferencia –y se opone- a un “psicoanálisis retraído”, que actúa como si solo bastara repasar. Sus “debates” son burocráticos: predominan cuestiones administrativas y se centran en la “identidad”, por lo que se habla demasiado de lo que se debe ser y poco de lo que se hace. El psicoanálisis “puro”, “ortodoxo” o “clásico” se demostró reduccionista. Carlos Mario decía que se requiere discutir ciertas consignas superyoicas que paralizan. La marca registrada “psicoanálisis clásico” intenta preservar un monolitismo que ya no existe. Propone un psicoanalista “objetivo” espectador de un proceso “standard” que se desarrolla según etapas previsibles. Se lo presentó como garante de la ortodoxia. El modelo “clásico” rechazaba toda implicación subjetiva del psicoanalista. Sin embargo, los afectos del psicoanalista son utilizables para acceder al inconsciente del analizando. Lo aprendimos a medida que los pioneros aumentaban el respeto por los “límites de lo analizable”. Si hay una implicación subjetiva del psicoanalista, lo que corresponde es asumirla. Se abren opciones. Hacer como que no pasa nada y entonces es probable que no se hable. 2. Asumir y estudiar qué pasa. Mediante su implicación el analista multiplica potencialidades y disponibilidades en la escucha proporcionando una caja de resonancia (historizada e historizante) a la escucha. La contratransferencia es producción (y no reproducción) del espacio analítico si concebimos al psiquismo como sistema abierto auto-organizador que conjuga permanencia y cambio. Freud y su obra configuran una identificación que remite a una filiación simbólica. Una identificación primaria, no con su persona sino con su modalidad de interrogación. ¿Quién es Freud? ¿Qué cosa es Freud? Cuando su obra y su figura dejan de ser una referencia al origen o a la historia, devienen soporte de un yo ideal. Un psicoanalista hereda una tradición, cuyo núcleo es una identificación con Freud, con ese investigador que dice: “No creo más en mi neurótica”. Ese no creer, ese no quedar fijado a lo ya dicho-ya escrito, no anuncia apatía sino creación. Anticipa un conocimiento ulterior como premio a un trabajo intelectual que no evita la autocrítica referida a lo pensado, pero no a lo pensante; referida a lo descubierto, pero no a lo por descubrir.

Precisamente ahora el intercambio es más necesario que nunca, porque se advierten signos de agotamiento de cierto discurso psicoanalítico que pretendió sentarse en sus laureles

Un analista es una trayectoria. ¿Y qué es una trayectoria sino entreveros, un pelear pero también abrazarse con la clínica, con los textos, con su análisis, con su historia? Ese itinerario se nutre del conflicto entre textos, entre autores, entre prácticas. Es lo opuesto a cerrar filas. Cuando Carlos Mario intentó definirse como psicoanalista lo abordó a partir de su historia, de prácticas, de supervisiones, de influencias, de lecturas. Un psicoanalista freudiano y cosmopolita. Precisamente ahora el intercambio es más necesario que nunca, porque se advierten signos de agotamiento de cierto discurso psicoanalítico que pretendió sentarse en sus laureles. El psicoanálisis es un saber instituido e instituyente. Problematizar los fundamentos hace que lo instituyente repercuta sobre la práctica y que ésta vuelva a actuar sobre los fundamentos. La trayectoria de cada uno de nosotros articula historia infantil, historia actual, filiaciones, prácticas, experiencias transferenciales y contratransferenciales y pertenencias institucionales. ¿Cuáles son nuestras filiaciones reales? Recuerdo un relato de Silvia, sobre su primer encuentro con Laplanche, al cual le dijo “lo vengo a ver a Ud. porque es el más freudiano de los lacanianos” y Laplanche le aclaró “no, no, yo soy el más lacaniano de los freudianos”. Así puntualizó cuál consideraba él su filiación primaria. Yo diría hoy: “Piera es la más freudiana de los lacanianos”. Un origen distinto al de Laplanche, una filiación primordial lacaniana y un itinerario teórico y clínico que la condujo a una inmersión posterior en la obra freudiana. Confrontar al psicoanálisis con nuevas formas de pensamiento es insistir con su desafío fundacional. El horizonte epistemológico nos exige reflexionar entre otras cuestiones: sobre el determinismo, el azar, los sistemas abiertos, la autoorganización, la causalidad recursiva. Solo así combatiremos cierta perplejidad paralizante e inscribiremos al psicoanálisis en el paradigma de la complejidad. Un programa sólo es útil cuando estamos ante una situación cuyas condiciones no se modificarán ni serán perturbadas. “Programa de actividades para este año”. O sea, en un psicoanálisis no es útil. Nos enfrentaremos, paciente y analista, con desconocidos. La estrategia incluye la incertidumbre. Por supuesto que tienta un pensamiento simple que separe al objeto de su entorno y del observador. La ciencia “clásica” obraba con la ilusión de que el observador podía ser eliminado. Freud consideró los objetivos del análisis en el registro clínico y el metapsicológico. “Hacer conciente lo inconsciente”, “resolver fijaciones”, “rellenar lagunas mnémicas”, “donde ello era, yo debo devenir”. Privilegió ciertos indicadores clínicos: desaparición de síntomas, inhibiciones y angustia; aumento de la capacidad de rendimiento y de goce. Nadie puede hablar en nombre de todos. La meta de mi psicoanálisis es modificar las relaciones intersistémicas (tanto como lo quiera el paciente). Para saber si el análisis produce modificaciones de “estructura”, antes hay que decir qué entendemos por cambio de estructura. Yo, siguiendo a Freud, entiendo que la hay cuando se produce una transformación dinámica y económica de las relaciones del yo con el ello, superyó y realidad exterior. Como consecuencia de esa transformación, no se arriba al Nirvana, sino que se sigue afrontando posibles conflictos. Pero hay muchos psicoanálisis, y cada uno entiende a su manera la transformación del sujeto, buscada por todos. Para decirlo esquemáticamente, adaptación en el análisis norteamericano; internalización transmutadora en Kohut; historización ligadora mediante el trabajo erótico en Piera Aulagnier; instauración de una nueva relación entre imaginación radical y sujeto reflexivo en Castoriadis; elaboración de las ansiedades esquizo-paranoides y acceso a la posición depresiva en Klein; destitución subjetiva y atravesamiento del fantasma en Lacan; trabajo subterráneo de simbolización en Laplanche. Winnicott opta por crear un espacio transicional que potencie el jugar y la ilusión. Así como pienso que estamos en situación de elaborar una metapsicología respetuosa de la complejidad (que considere el psiquismo como sistema abierto) pienso que algunas sentencias de Freud deben seguir siendo exprimidas, para sacarles el jugo.“Hacer consciente lo inconsciente” o “donde ello era yo debo devenir”. ¿Cómo las entendemos actualmente? ¿Qué es lo inconsciente? En los primeros trabajos se origina en el trauma. En 1900 es un sistema. A partir de la segunda tópica, incluye el inconsciente reprimido, aspectos inconscientes del yo; el ello (inconsciente congénito) y lo inconsciente del superyó. Será, desde entonces, un sistema de deseos, de identificaciones, de valores interiorizados. “Donde ello era, yo debo devenir”. Lo inconsciente reprimido es producto de la historia infantil. El núcleo del ello está ligado a la historia de la especie. “Yo debo devenir.” ¿Cómo encaran el yo las distintas corrientes posfreudianas? Porque se puede encararlo de distintas maneras. Lo que no se puede es eludirlo. A Freud la metapsicología le permite jugar con las palabras, sacarles el jugo. Las sistematiza, las explicita, las aclara, observa contradicciones. Anticipándose varías décadas a las ideas actuales de complejidad, trata al psiquismo como un sistema abierto. Sabe que es un magma, más que un rompecabezas. Pero va diciendo: desde el punto de vista tópico, el yo depende de las reivindicaciones del ello, de los imperativos del superyó y de las exigencias de la realidad; desde el punto de vista dinámico, representa el polo defensivo del conflicto; desde el punto de vista económico, permite el pasaje de la energía libre (proceso primario) a la energía ligada (proceso secundario). Que sobre el yo haya tanta polémica, tantos dimes y diretes, es apenas una prueba de su complejidad. Claro que hay un yo-función propenso al adaptacionismo. Claro que hay un yo-representación, condenado al desconocimiento. Salgamos del apoltronamiento en las falsas opciones. Sigamos construyendo una metapsicología del yo que dé cuenta de la duplicidad. Esa duplicidad, la de ser a la vez defensivo e historizante, precisamente lo constituye. Por su independencia teórica e institucional Piera Aulagnier fue precursora en conjugar las críticas de Lacan a la concepción del yo autónomo con una teoría del yo que no niegue lo que el psicoanálisis reconoció como lo más suyo: el conflicto. Podríamos tolerar una convivencia pacífica entre un yo-función y un yo-representación renunciando a la búsqueda de articulación. Reducido a su función adaptativa implica dejar de lado su dimensión historizante, pensado como una imagen engañosa implica subestimar su función dinámica. Ningún concepto ha sido tan revisado como el de yo cuya heterogeneidad hizo que diversos autores privilegiaran algún aspecto. Aun si nos limitáramos a Freud, la palabra “yo” quiere decir muchas cosas. Y si en vez de una corriente psicoanalítica consideramos varias, llega a representar incluso nociones antitéticas. El yo encubre su proceso de producción y pudo parecer natural sólo porque se desconocían su génesis y sus funciones. El yo desestructurado de la psicosis le hace descubrir a Freud una fase autoerótica, previa al narcisismo, en la cual la unificación corporal todavía no se logró. El narcisismo se le presenta multifacético: fase libidinal, aspecto de la vida amorosa, origen del ideal del yo, construcción del yo… La esquizofrenia y la paranoia le dan argumentos para teorizar esa reverberación. Pero hay más: la enfermedad orgánica, la hipocondría, la homosexualidad, el dormir y la vida amorosa (Freud, 1914). En la clínica actual al yo le pasa de todo. Son hostigados su consistencia, su valor, su discriminación con el objeto, sus funciones, perdidas o nunca constituidas. Y en la teoría actual es jibarizada la noción de yo. ¿Por qué? Quizá por su complejidad, que se presenta inabarcable. Entonces se opta por una parte. Pensar al yo como devenir es ubicarlo en la categoría del tiempo y de la historia. En suma: de la indiferenciación narcisista a la aceptación de la alteridad y del devenir. Una teoría del sujeto debe dar cuenta de ese proceso concibiendo al yo en proceso identificatorio, no sólo identificado sino identificante; no sólo enunciado sino enunciante; no solo pensado sino pensante; no solo sujetado sino protagonista. En estas jornadas intentaremos responder a que es “hacer consciente lo inconsciente” y “donde ello era, yo debo devenir” en la constelación metapsicológica de Piera Aulagnier. Este libro recordará, produciendo, la libertad intelectual de Piera Aulagnier, las múltiples ocasiones en que pudo superar las oposiciones, tan caras a Freud, oposiciones que en manos menos expertas pueden convertir una vocación (entre ellas, la psicoanalítica) en una votación, en un cara o cruz, en un acto por el cual uno se saca el problema de encima, sea el de la curación, sea el de la realidad. ¿Qué es el ello para Piera? ¿Cómo se transforma el cuerpo biológico en erógeno? ¿Cómo se encarna el pictograma en lo corporal? Como decía Silvia: el pictograma permite soslayar una teoría solo narrativa de la constitución subjetiva. ¿En que consiste la potencialidad psicótica? ¿Qué lugar le asigna al pensamiento, la historia, al proceso identificatorio y a la realidad en la producción de subjetividad? ¿Cómo se inscribe Aulagnier en el paradigma de la complejidad? ¿Amor y pasión? ¿Abuso de transferencia? ¿Cuál es el lugar del pensamiento en el trabajo analítico? Piera Aulagnier hizo sus opciones. Leyó a Freud, a los posfreudianos y, por supuesto a Lacan, con quien se analizó y de cuyas instituciones fue miembro. Profundizó problemáticas cruciales del psicoanálisis contemporáneo. Porque Freud no basta, estuvo con Lacan. Porque Lacan “atrapa”, se escapó, no para refugiarse en una isla, no para inventar un nuevo solipsismo sino para pensar con nosotros, sin dejar nunca de ser ella misma. Reinterrogó los fundamentos que rigen la metapsicología, la nosografía y la práctica para problematizarlos y para que repercutieran sobre la praxis. ¿Es el psicoanálisis la espera pasiva de la creatividad como un estado de gracia, de inspiración súbita? Prefiero pensarlo como lucha contra escollos, contra la repetición. Modesta pero firmemente se relegan aquellos conceptos impensables desde la racionalidad actual, diferenciando entre la historia caduca y la historia constituida por el pasado actual (que define los conceptos aún válidos). Creo entender lo que dice Goethe y Freud transcribe: “Gris es toda teoría y verde el árbol de la vida”. Piera penetró muchos continentes negros de la teoría y de la práctica. Lo que no hizo fue un culto del misterio, un culto esotérico. E hizo que nuestra tarea fuera posible, llevadera. El psicoanálisis es productor de alteridad y no reproductor de mismidad. Sostiene un proyecto de autonomía reduciendo la violencia simbólica. Neutralidad como búsqueda, como ideal a lograr, opuesta a la alienación del otro en el deseo los ideales, los proyectos del analista. Si la violencia primaria impone a los niños ciertas denominaciones para ponerle palabras a los afectos, el trabajo analítico es justamente el recorrido inverso, ya que toda interpretación tiene como finalidad encontrar en estas demandas, estas inhibiciones, estos síntomas, los conflictos que lo originan y remontar estos conflictos a aquellas experiencias afectivas que han sido su fuente. El trabajo analítico se propone deshacer ciertas violencias sufridas. El tratamiento es un encuentro, si no con la Libertad, al menos con una mayor libertad. Las psicoterapias anteriores a Freud, él mismo lo dijo, cercenaban la libertad: la terapia sugestiva y la moral. Cada una a su modo, pretendía suprimir los síntomas sin interrogarlos. En el año 79 Piera Aulagnier escribió que la gente no teme que el análisis lo inunde de ideas sexuales, sino que lo convierta en el muñeco del ventrílocuo. Y este riesgo de alienación tiene que ver con una desacreditación del trabajo del yo y del pensamiento, tanto por parte del analista, como del paciente. La nostalgia es el anhelo de reencontrar un pasado idealizado. Tiene un riesgo: el desinvestimiento del presente y del futuro. Si propiciamos un diálogo entre pasado y presente no es para glorificar el pasado, sino para producir una nueva versión que haga brotar nuevas ilusiones para el porvenir. Una historia en movimiento conjuga permanencia y cambio. Imagen: Pexels

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Cómo defenderse de los ataques verbales con el Aikido

  • David Aparicio
  • 12/08/2016
El Aikido es una arte marcial japonés que tiene como principal objetivo el de neutralizar al adversario en situaciones de conflicto. Bajo ese principio, Antonio Perez Leal, nos explica en el blog Nueces y Neuronas los principios filosóficos del Aikido para defendernos y neutralizar los agotadores e interminables conflictos verbales:

El punto clave del aikido verbal es la escucha atenta y completa manteniendo el buen ánimo y la disposición para encontrar una solución al conflicto en la que nadie sufra. Realmente se puede entrenar la escucha, y podemos mantener un estado de calma a través de la respiración.  Debemos centrarnos en el flujo de nuestras propias emociones y de las reacciones físicas que nos provocan. Además hemos de recordar que es normal tener desacuerdos y es necesario darlos a conocer de forma directa y honesta, sin ofender o lastimar al compañero de disputa.

Y cómo esquivar una provocación verbal:

• Hacer un gesto mudo como una mirada extraña, un guiño, tomar nota o cualquier otro gesto que se nos ocurra cuando alguien dice algo para provocarnos.

• Cambiar el tema desviando la atención que nuestro agresor pone sobre un asunto que nos ofende, para dirigirlo a cualesquier otro sin importancia. Minimizar el tema ofensivo y centrarnos en lo que nos concierne, la propia integridad.

• Hacer un comentario monosilábico. Se hace ante un interlocutor que alardea bajo una avalancha de palabras y no pretendemos seguirle el juego y malgastar energía en discusiones inútiles, de tal manera que menos preciamos su locuacidad con una frase corta que desestima sus argumentos.

• Responder con un refrán inapropiado es una estrategia directa a la confusión, es decir se hace con esa intención directamente, apelar a la lógica de la comunicación de que todo lo que decimos tiene sentido, es pues un sinsentido ante el comentario insolente con el que hemos sido atacados.

Lee el artículo completo en Nueces y Neuronas.

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  • Psicología aplicada

Amnesia infantil ¿Sin represión?

  • Martín Paladino
  • 12/08/2016
La memoria es aquella función psicológica que nos permite transitar la vida sin mayores sobresaltos, dándole así estabilidad y previsibilidad al mundo que nos rodea. Permite que todos los días al despertar sepamos dónde estamos, quiénes son las personas que nos rodean y qué actividades vamos a realizar. No sólo eso, sino que también nos permite saber quiénes somos nosotros mismos, es decir, la memoria nos da identidad. ¿Qué seríamos, pues, sin ningún recuerdo de nuestro pasado? Es evidente que sin recuerdos no tendríamos una base para afirmar quiénes somos en el presente. Sin embargo, el recuerdo -de eventos, situaciones, conceptos, etc.- no puede darse, paradójicamente, sin una contraparte de olvido. No se puede recordarlo todo. Piénsese sino en Funes, el memorioso, y lo dificultoso que sería llevar una vida en la que se recordasen todos los detalles de cada momento. Ante la necesidad de recurrir a algún recuerdo se perdería todo el tiempo en rememorar cada detalle.

sin recuerdos no tendríamos una base para afirmar quiénes somos en el presente

Por lo tanto, recordar implica un proceso de selección de eventos relevantes y/o afectivamente importantes. Esa selección implica, a su vez, el no almacenamiento u olvido de otro detalles no relevantes. En este artículo se tratará uno de los tantos aspectos que hacen al amplio campo de la memoria: el olvido de los eventos de la primera infancia. El fenómeno de la amnesia infantil hace referencia a la incapacidad por parte de los adultos de recordar explícitamente eventos de la primera infancia, donde no hay memoria de los eventos ocurridos hasta los 2-3 años y sólo recuerdos borrosos de algunos eventos hasta los 6-7 años. Este concepto fue primeramente descrito por Freud a fines del siglo XIX. De acuerdo con las conceptualizaciones del psicoanálisis, los adultos no pueden recordar hechos de su primera infancia porque han caído bajo represión. Y esto debido al particular contenido de ciertas vivencias, más específicamente al complejo de Edipo, donde la relación del niño con sus padres tiene un tinte sexual. De forma muy simplificada, el niño experimentará deseo sexual hacia su madre debido al placer que sus cuidados le brindan y cierta hostilidad hacia su padre al verlo como un rival que podría alejarlo del amor de la madre. Debido a la imposibilidad de que sus aspiraciones sexuales se concreten en el tiempo, el niño debe renunciar a ello y el complejo de Edipo, junto con todos los recuerdos de la primera infancia, será reprimido. Es por eso que no se pueden recordar y evocar los eventos de aquel tiempo, este sería el motivo de la amnesia infantil. Ahora bien, desde aquellos tiempos hasta la actualidad la investigación científica nos ha brindado nuevos datos que permiten conocer mejor la naturaleza de este fenómeno. ¿Permiten estos datos cuestionar los postulados del psicoanálisis? Veamos la información que nos brinda la investigación. En esta oportunidad se acudirá a evidencia proveniente de la psicología comparada. Se ha descubierto que la amnesia infantil no es un fenómeno exclusivamente humano, sino que también se da en roedores y primates. ¿Cómo podemos saberlo? Por ejemplo, se han entrenado ratas de diferentes edades en una prueba de discriminación espacial motivada por aversivos y se midió la retención de la memoria 0, 7, 21 ó 42 días después. Todas las ratas mostraban una retención perfecta al medirlas justo después del entrenamiento (lo que indica que todas formaban recuerdos espaciales). Mientras que las ratas más jóvenes mostraban un olvido rápido, las ratas adultas (de 54 o más días de edad) mostraron una memoria perfecta 42 días más tarde. Por lo tanto, este fenómeno no puede ser explicado exclusivamente en términos humanos. Es necesario prestar atención a los hallazgos de la biología para comprender mejor lo que sucede.
la amnesia infantil no es un fenómeno exclusivamente humano, sino que también se da en roedores y primates.
El desarrollo postnatal prolongado de regiones cerebrales importantes para la memoria interfiere con el almacenamiento estable de nuevos recuerdos en la memoria de largo plazo. ¿Cómo se llega a esta conclusión? En un primer momento la evidencia fue indirecta a través de estudios correlacionales, pero recientemente se obtuvo evidencia directa a través de la manipulación experimental. Antes de comentar estas evidencias es preciso saber que a pesar de que gran parte de nuestro cerebro -y el de otros animales- no genera nuevas neuronas luego del nacimiento, existen dos áreas que lo siguen haciendo durante toda la vida: la zona subventricular del ventrículo lateral y la zona subgranular del hipocampo (donde nuevas neuronas migran la pequeña distancia desde allí hasta el giro dentado), que es una de las zonas relacionadas con la memoria. Los estudios correlacionales han encontrado que existe una correlación inversa entre la generación de nuevas neuronas (neurogénesis) en el hipocampo -más específicamente en el giro dentado- y el almacenamiento estable de nuevos recuerdos. Lo que se observa es que mientras mayor es la producción de nuevas neuronas y conexiones en esta zona, menor es la formación de recuerdos estables y, por tanto, el recuerdo a largo plazo de eventos ocurridos en ese período. Inversamente, a medida que declina la neurogénesis, aumenta la capacidad de formar recuerdos estables y, por tanto, de ser evocados a largo plazo. El factor más importante que regula la neurogénesis hipocampal es la edad: la mayor producción se da en la primera infancia y poco a poco va declinando a lo largo del tiempo hasta estabilizarse en la adultez. En este punto, una pregunta importante es cómo se produce el olvido. Existen dos hipótesis principales: las nuevas neuronas agregadas al giro dentado degradan los recuerdos porque 1) reemplazan conexiones sinápticas en los circuitos preexistentes de la memoria y porque 2) incrementan la excitabilidad de las redes de la memoria. En el primer caso, como la fidelidad de la memoria depende de la activación espacio-temporal de las neuronas del hipocampo, cualquier cambio en la arquitectura de la red resulta en pérdida de información. En el segundo caso, las nuevas neuronas que se agregan al hipocampo son más excitables que las “neuronas maduras”. Al agregar nuevas neuronas excitables se generaría un incremento en la conducción excitatoria general del red. Para prevenir consecuencias maladaptativas de la sobreexcitación, surgirían mecanismos homeostáticos para regular la excitabilidad del circuito, disminuyendo la excitabilidad intrínseca de las neuronas, por ejemplo. Finalmente, esto llevaría a silenciar algunas sinapsis y, por tanto, comprometer el almacenamiento de información.

El desarrollo postnatal prolongado de regiones cerebrales importantes para la memoria interfiere con el almacenamiento estable de nuevos recuerdos en la memoria de largo plazo

Otra evidencia consistente con estos datos es el hecho de que los cobayos no presentan amnesia infantil. ¿Por qué no lo hacen? Estos roedores tienen un período de gestación más largo que las ratas y su cerebro está mucho más desarrollado hacia el nacimiento, por lo que la neurogénesis postnatal es menor. Mientras que en ratas alrededor del 80 % de las células granulares son agregadas al giro dentado en las primeras dos semanas de vidas, en cobayos sólo alrededor del 20 % de estas células son agregadas en el primer mes de vida. Siguiendo la correlación antes planteada, lo esperable sería que los cobayos más jóvenes pudieran formar mayores recuerdos estables que en ratas y, por otro lado, que la estabilidad de los recuerdos de aquellos se asemeje a la de cobayos adultos. Y así lo demostraron las investigaciones: las ratas jóvenes mostraron olvido en un período de dos semanas comparadas con una retención estable en ratas adultas; además, 75 días después del aprendizaje los cobayos de 5 días mostraron la misma retención que cobayos adultos de 100 días. Es decir, los cobayos, al no presentar niveles altos de neurogénesis postnatal no tienen amnesia infantil, esto es, a largo plazo no olvidan los recuerdos formados en su infancia. Recientemente, y más importante, estudios experimentales demostraron que al manipular los niveles de neurogénesis en ratones se modifica la estabilidad de los recuerdos formados. Así, incrementar la neurogénesis luego de la formación de un recuerdo fue suficiente para generar olvido en ratones adultos. Mientras que durante la infancia, simplemente disminuyendo los niveles de neurogénesis luego de formar un recuerdo se logra disminuir el olvido a largo plazo. Además, como ya se mencionó, los cobayos no presentan amnesia infantil debido a que los niveles de neurogénesis postnatal son bajos y similares a los de adultos. Pero esto se puede modificar: al aumentarse los niveles de neurogénesis postnatal se indujo olvido a largo plazo de los recuerdos formados, o simplemente, se produjo amnesia infantil. Finalmente, a la luz de estos datos, debemos renunciar a la exclusividad humana de la amnesia infantil. Sabemos que esta es el resultado del proceso de neurogénesis postnatal prolongada, donde agregar nuevas neuronas en el giro dentado del hipocampo produce alteraciones en las conexiones preexistentes del circuito. También sabemos que este proceso se puede alterar manipulando los niveles de neurogénesis. Esta última información ya ni siquiera hace factible suponer un complejo de Edipo -y su represión- en ratas, si acaso se buscase mantener la hipótesis psicoanalítica de alguna manera. Referencias Akers, K. G., Martinez-Canabal, A., Restivo, L., Yiu, A. P., De Cristofaro, A., Hsiang, H. L. L., … & Frankland, P. W. (2014). Hippocampal Neurogenesis Regulates Forgetting During Adulthood and Infancy. science, 344(6184), 598-602. Josselyn, S. A., & Frankland, P. W. (2012). Infantile amnesia: a neurogenic hypothesis. Learning & Memory, 19(9), 423-433.

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  • Psicología aplicada

La red cerebral de criminales psicópatas funcionaría de manera diferente

  • Maria Fernanda Alonso
  • 12/08/2016
Establecer la responsabilidad de una persona respecto de la comisión de un ilícito es fundamental para determinar si será pasible o no de una sanción y, en su caso, para definir la dureza de su aplicación. Escáneres cerebrales en criminales psicópatas mostraron que ellos presentaban un fuerte enfoque en la recompensa y carencia de autocontrol. Esta combinación parece estar vinculada a la comisión de delitos, sostienen investigadores de Nijmegen, en un artículo en la revista Social Cognitive and Affective Neuroscience. Un equipo de investigadores del Donders Institute y del Departamento de Psiquiatría de Radboudumc querían saber si el modo en que funciona el cerebro psicópata es visiblemente diferente del modo en que funciona el cerebro de alguien que no lo es. Y también si existen diferencias entre los cerebros de psicópatas criminales y no criminales. Para el estudio, se realizaron tests en 14 individuos psicópatas convictos, y 20 individuos no-criminales, la mitad de las cuales tuvo un puntaje alto en la escala de psicopatía. Los participantes realizaron tests mientras su actividad cerebral se medía en un escáner de IRM. “Vimos que los centros de recompensas en los cerebros de las personas con muchos rasgos psicópatas (criminales y no-criminales) estaban activados más fuertemente que los de las personas sin rasgos psicópatas. Ya se ha demostrado que los cerebros de individuos no-criminales con rasgos psicópatas son estimulados por la expectativa de recompensa. Esta investigación muestra que ese también es el caso para individuos criminales con rasgos psicópatas,” dijo Dirk Geurts, investigador del Departamento de Psiquiatría en Radboudumc.
La tendencia a cometer delitos surge de LA combinación de un fuerte enfoque en la recompensa y una carencia de autocontrol
Geurts a la vez destaca un dato de relevancia: “Hay una diferencia en la comunicación entre el centro de recompensa y un área en el medio del prosencéfalo. La buena comunicación entre estas áreas parecería ser una condición para el autocontrol. Nuestros resultados parecen indicar que la tendencia a cometer delitos surge de la combinación de un fuerte enfoque en la recompensa y una carencia de autocontrol.” Y agrega que “este es el primer proyecto de investigación en el cual criminales convictos fueron examinados realmente.” Al igual que con cualquier otra forma de conducta, el comportamiento psicopático tiene una base neurobiológica y diversos elementos, como la falta de empatía y de involucramiento emocional, la impulsividad y un comportamiento seriamente antisocial y egocéntrico. Robbert-Jan Verkes, profesor de Psiquiatría y coordinador del estudio dijo: “Especialmente los últimos rasgos de carácter parecen estar conectados con un centro de recompensa excesivamente sensible. La presencia de estos rasgos impulsivos y antisociales predicen el comportamiento criminal más precisamente que la falta de empatía. La próxima pregunta relevante sería: ¿qué causa estas anomalías cerebrales? Probablemente es en parte hereditario, pero el abuso y estrés severo durante los años formativos también juegan un rol significante. Estudios posteriores proveerán más información.”

¿Escáneres cerebrales en tribunales?

Si el cerebro juega un rol tan importante, ¿hasta qué punto puede ser sancionada una persona por sus crímenes? ¿Veremos en un futuro escáneres cerebrales en tribunales? Por ahora, aclara Verkes, “estos hallazgos son sólo importantes a nivel de grupo ya que refieren a variaciones dentro del rango de resultados normales. Por supuesto que si podemos refinar estos y otros tipos de exámenes, bien podríamos ver escáneres cerebrales siendo usados en exámenes para la disminución de responsabilidad en psiquiatría forense en el futuro.” Y no sería la primera vez que los escáneres se pongan al servicio de la justicia. En un artículo anterior te contamos que, según una investigación, las IRMf son 99% precisas en identificar cuándo una persona está mintiendo en las respuestas a las preguntas, razón por la cual son utilizadas en algunos tribunales internacionales al momento de evaluar la veracidad de las declaraciones testimoniales. Fuente: Psypost

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  • Psicología aplicada

Para tener un matrimonio feliz es vital dormir bien

  • Alejandra Alonso
  • 12/08/2016
Hay muchos factores que hacen funcionar bien a un matrimonio, el cariño, el compromiso y el trabajo duro son algunos de ellos. Una pequeña investigación sugiere que la calidad del sueño podría ser otro factor muy relevante para sentir satisfacción con el matrimonio. Investigadores de la Universidad Estatal de Florida reclutaron a 68 matrimonios nuevos y les preguntaron cuántas horas habían dormido y cuán satisfechos se sentían con su matrimonio y con interacciones específicas con su pareja, por 7 días. En las noches en que las parejas dormían más tiempo, los investigadores observaron que tanto los esposos como las esposas reportaban mayor satisfacción marital al día siguiente. Los tiempos extendidos de sueño también parecen disminuir el impacto que tienen las experiencias negativas con la pareja (por ejemplo, una pelea en relación a las tareas de la casa) en la satisfacción general, aunque solo para los esposos. “La universalidad de nuestros descubrimientos es importante, es decir que sabemos que todo el mundo necesita dormir. A pesar del estadio en que esté una pareja en su relación o el contexto cultural en el que están insertos, cada miembro de la pareja puede verse negativamente afectado por no dormir lo suficiente”, comenta la autora principal, Heather Maranges. Esto resalta la importancia del sueño, ya que se relaciona con la autoregulación o el autocontrol que influyen en cómo se sienten y piensan las parejas casadas con respecto a su compañero. El autocontrol requiere energía que puede ser recargada cuando nuestros cuerpos se encuentran en el período de descanso conocido como sueño. Se sabe que la privación constante del sueño puede incrementar el riesgo de desarrollar problemas físicos de salud como presión alta o diabetes tipo 2, pero también puede cargar pesadamente a nuestros recursos cognitivos (un hecho que cualquier alumno que se ha quedado toda la noche estudiando sabe muy bien) . Y debido a que, incluso los matrimonios más perfectos, necesitan mucho esfuerzo mental para ser exitosos, los investigadores teorizaron que la calidad del sueño influye sobre nuestros sentimientos en relación a nuestro matrimonio. Ellos notaron que un tercio de los adultos casados o que viven juntos dijeron que los problemas de sueño consumen su relación. Aunque las horas de sueño sean un factor importante para mantener una relación, no hacen milagros. Las parejas que dormían más en promedio no necesariamente estaban más satisfechas con sus matrimonios que las que dormían menos. Esto sugiere que no se trata tanto del número de horas que se ha dormido sino más bien de que la calidad del sueño sea mejor que lo normal. Debido a que el estudio sólo observó parejas recientemente casadas, mayormente blancas y solo siguió la duración del sueño, Maranges espera que futuras investigaciones puedan ofrecer más luz sobre la relación entre el sueño y la calidad del matrimonio. Por ejemplo, utilizando diferentes medidas de la calidad del sueño o entrevistando a parejas más diversas en matrimonios con más años de estar juntos. Fuente: Medical Daily

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  • Psicología aplicada

Más videojuegos online y menos Facebook para mejorar tu rendimiento en matemáticas y ciencias

  • David Aparicio
  • 11/08/2016
La mayoría de los padres y maestros no ven con buenos ojos a los videojuegos. A menudo consideran que solo sirven para hacerle perder el tiempo a sus hijos y algunos hasta dicen que les afecta el cerebro. Es entendible considerando que en nuestra memoria sólo se queda el recuerdo de los niños que les va mal en la escuela porque juegan muchos videojuegos y que los padres y maestros solo quieren lo mejor para los niños. Curiosamente, los últimos estudios sobre este tema nos hacen replantarnos sobre la utilidad de los videojuegos y su valor dentro de los programas académicos. Contrario a la creencia de que los videojuegos no ofrecen beneficios académicos, una investigación de la Universidad en Melbourne en Australia encontró que los adolescentes que jugaban regularmente online tenían mejores puntuaciones en las materias de matemáticas, lectura y ciencias.
gozaban de 15 puntos sobre el promedio de estudiantes en matemáticas y 17 puntos en ciencias
Usualmente este tipo de investigaciones son pequeñas con muestras reducidas. Pero este no fue el caso. El estudio evaluó los puntajes en matemáticas, lectura y ciencias de 12,000 estudiantes de 15 años que habían participado en el Programa Internacional de Evaluación de Estudiantes, más conocido como PISA, y que también evaluó la conducta online de todos los participantes. Al comparar y cruzar los datos, se encontró que aquellos estudiantes que jugaban vídeojuegos online frecuentemente, gozaban de 15 puntos sobre el promedio de estudiantes en matemáticas y 17 puntos en ciencias. Los que jugamos o hemos jugado vídeojuegos online sabemos que son juegos que exigen de muchas habilidades cognitivas, como concentración, planeamiento, estrategias, capacidades para resolver problemas y también de la información que aprendemos en las aulas. Al parecer todos estos factores se combinan y refuerzan el conocimiento durante las partidas online. Otro dato bastante impactante de la investigación fue que se encontró el efecto contrario en los adolescentes que usaban regularmente las redes sociales, en especial Facebook, para ver fotos y chatear. Según sus datos, aquellos estudiantes tenían 20 puntos por debajo en matemáticas en comparación con los estudiantes que no usaban las redes sociales. “Los estudiantes que usan regularmente las redes sociales están, por supuesto, perdiendo tiempo que podrían estar usando para estudiar. – pero también indica que tienen dificultades con matemáticas, lectura y ciencias y están conectándose para socializar.” añadió Alberto Posso, coautor del estudio. Claramente los maestros y profesores deben aprovechar estos resultados para aprovechar los beneficios que ofrecen los videojuegos e incorporarlos a las actividades educativas. No es necesario esperar a que la escuela compre juegos “educativos”, sino que los maestros pueden utilizar los videjuegos más populares, como League of Legends o Starcraft para motivar a los estudiantes dentro de las actividades académicas y reforzar su conocimiento. Esta idea no es nueva. Ya existenuniversidades en Estados Unidos que implementan dentro de sus cátedras, los videojuegos de estrategia, para mejorar las habilidades de administración y negocios de sus estudiantes. Posso y su equipo no se olvidan de los chicos que tiene problemas académicos y que se la pasan en las redes sociales. Ellos recomiendan que los profesores también diseñen planes en donde se utilice Facebook (grupos y foros) como herramientas para involucrar a los estudiantes en el proceso de aprendizaje y ayudarlos a mejorar su rendimiento. Al final, la idea es que debemos aprovechar todos los recursos con lo que contamos para ayudar a los estudiantes y mejorar su aprendizaje. No podemos quedarnos sólo en lápiz y papel cuando vivimos en un mundo digital. Puedes leer los datos completos de esta investigación en el Journal of Communication. Fuente: ScienceDaily

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