Psyciencia
  • SECCIONES
  • PSYCIENCIA PRO
    • ÚNETE A LA MEMBRESÍA
    • INICIA SESIÓN
    • CONTENIDO PARA MIEMBROS
    • RECURSOS PARA MIEMBROS
    • TIPS PARA TERAPEUTAS
    • PODCAST
    • WEBINARS
  • NORMAS APA
  • SPONSORS
  • NOSOTROS
Psyciencia
  • SECCIONES
  • PSYCIENCIA PRO
    • ÚNETE A LA MEMBRESÍA
    • INICIA SESIÓN
    • CONTENIDO PARA MIEMBROS
    • RECURSOS PARA MIEMBROS
    • TIPS PARA TERAPEUTAS
    • PODCAST
    • WEBINARS
  • NORMAS APA
  • SPONSORS
  • NOSOTROS

Publicaciones por mes

julio 2019

42 Publicaciones
  • Ciencia y Evidencia en Psicología

¿Qué podemos aprender del agua?

  • 25/07/2019
  • Maria Fernanda Alonso

Quizás tus días sean intensos, atareados, con muchos compromisos que cumplir. Quizás estar así de ocupado te haga sentir productivo. Productivo y estresado… estresado y ansioso. Y aún sintiendo que falta algo, en un mundo que se mueve demasiado rápido como para permitrnos detenernos a descubrir aquello que falta.

“¿Cómo encontramos la realización en un mundo que está, literalmente, cambiando tan rápido como podemos pensar, o incluso quizá más rápido?” se pregunta Raymond Tang en esta charla TED.  

Luego de buscar respuestas en muchos lugares, encontró un pequeño libro de filosofía china antigua, escrito hace más de 2600 años, «El Tao Te Ching: El libro del camino y la virtud.» 

En una de sus páginas halló el siguiente poema:

«La bondad suprema es como el agua. 

Beneficia a todas las cosas sin contención. 

En la vivienda, se mantiene firme. 

En el ser, fluye a las profundidades. 

En la expresión, es honesta. 

En el enfrentamiento, se mantiene amable. 

En el gobierno, no controla. 

En acción, se alinea con el tiempo. 

Está contenta con su naturaleza y por lo tanto es incuestionable». 

Podés activar los subtítulos en español.

Tan sencillo, profundo y actual. Raymond buscó la manera de aplicar estas enseñanzas en su vida cotidiana. Buscó aprender de la filosofía del agua. Y descubrió tres lecciones que, sostiene, lo han ayudado a encontrar mayor satisfacción en casi todo lo que hace. 

El agua es humilde. Y ¿qué implica esto? “La humildad le da al agua su poder. Pero creo que nos da la capacidad de mantenernos firmes, de estar presentes, de aprender y ser transformados por las historias de las personas que nos rodean.” 

El agua fluye en armonía. “Cuando se enfrenta a un obstáculo, de alguna manera el agua encuentra una solución, sin la fuerza y sin conflicto.” ¿De qué nos sirve? y ¿cómo podemos incorporar más armonía a nuestras vidas?

El agua tiene una aptitud receptiva, está abierta al cambio, es flexible. ¿Qué importancia tiene esto? 

¿Cómo podemos crecer y alcanzar nuestros objetivos, nuestras metas, aplicando en nuestras vidas las lecciones que aprendemos de la filosofía del agua?

Fuente: Ted

  • Salud Mental y Tratamientos

Autogestión como herramienta de intervención para niños con autismo

  • 24/07/2019
  • Geraldine Panelli

En el artículo anterior Tratamientos para autismo basados en intervenciones conductuales, el procedimiento de autogestión está encuadrado dentro de los tratamientos con evidencia empírica para el trastorno del espectro autista. Consiste en un autorregistro para modificar las propias conductas desadaptativas y aumentas las adaptativas; utilizando como modelo teórico de referencia el análisis conductual aplicado.

Es una técnica de gran utilidad  dado que incrementa exponencialmente la independencia y la autonomía del paciente. Si bien en su inicio necesita dedicación de un tutor, terapeuta o maestro; una vez aprendido el procedimiento se realiza de forma autónoma.

¿Qué ventajas tiene esta intervención?

Sin dudas la mayor ventaja es que es una herramienta que administra el mismo paciente, pero además:

  • Es una técnica de modificación de conducta no aversiva y flexible, la cual se adapta a infinidad de pacientes sin perder de vista las necesidades específicas.
  • Al ser responsabilidad del paciente evaluar los resultados y administrar los reforzadores o las sanciones a  sus comportamientos, no desgasta la relación con el adulto que es quién generalmente sanciona o retiene los reforzadores.
  • Se describe cómo un procedimiento que enseña al paciente habilidades nuevas y adaptativas. Mejora el autoconocimiento y el autocontrol, mejorando su relación con el entorno.
  • Promueve la inclusión en diferentes entornos, principalmente como herramienta en el campo escolar.

¿En qué consiste el diseño de un plan en autogestión?

1. Identificar los comportamientos objetivo:

Esto implica poder definir operativamente la conducta de manera clara y precisa. Si el objetivo es “portarse bien en el aula” para el paciente puede no ser claro si se cumple o no; la manera correcta sería “mantenerse sentado en el aula hasta que toque el timbre del recreo”. Siempre se deben priorizar habilidades a incrementar o a aprender; pero en casos extremos y particulares se puede optar por un objetivo problemático a disminuir.

2. Determinar con qué frecuencia el paciente debe observar y registrar  los comportamientos:

Esto dependerá del nivel cognitivo, la edad y la severidad del comportamiento, en caso de ser disruptivo. Se puede utilizar un “registro de conducta alternativa” en el caso que se busque disminuir un comportamiento, registrar con más frecuencia  la conducta que compite con este. Un ejemplo, sería si nuestro paciente se levanta muchas veces en la escuela, que registre con más frecuencia el tiempo que pasa sentado. Al saber la frecuencia con la que el niño o niña debe registrar, se debe de estipular una señal para que lo haga. En un comienzo puede ser un aviso de un adulto verbal o no verbal y luego una alarma en el celular o reloj, un timer. En este punto es crucial que el aviso no sea estigmatizante, que para el resto de las personas con las que el individuo comparte espacios pase lo más desapercibido posible.

3. Explicación y consenso con el paciente:

Para una correcta adherencia a la intervención es necesario ser claros y precisos con la explicación. El paciente debe comprender el paso a paso del proceso, sus beneficios, y sobre todo elegir dentro de las posibilidades los reforzadores a los cuales accederá al cumplir sus metas. Los refuerzos deben ser motivantes y gratificantes. La relación esfuerzo requerido para cumplir las metas y los reforzadores debe ser equilibrada, si pedimos comportamientos que requieren un alto nivel de esfuerzo y luego no es recompensado como corresponde, la adherencia al procedimiento se verá afectada.

4. Registro:

Elegir la forma de registro adecuada en base a los gustos, habilidades y edad del individuo. Puede ser con lápiz y papel o en formato digital. Deben estar preestablecidos ya lo comportamientos a registrar y el intervalo de tiempo. En caso de niños o niñas con dificultades de lectoescritura se pueden utilizar imágenes para facilitar la tarea; llenar el registro en ningún caso debe ser aversivo.

Ejemplo: 

5. Práctica del procedimiento con supervisión:

El terapeuta puede utilizar modelado para enseñar al alumno cómo registrar y comprobar los resultados con las metas preestablecidas. También pueden utilizar juego de roles para que el paciente pueda preguntar lo que no comprende. Luego se practica bajo supervisión hasta que demuestre el dominio del procedimiento.

6. Implementación del plan:

Una vez que el terapeuta está seguro que el paciente es capaz de administrar el procedimiento solo, este comienza a  registrar de manera autónoma y a de calificar su comportamiento en base a las metas definidas previamente.

7. Determinar en conjunto con el paciente si las metas han sido alcanzadas:

Elegir la frecuencia con la que se administrarán los reforzadores y evaluar con el paciente si las metas se alcanzaron. Es importante comparar notas entre las partes dado que luego la administración de reforzadores será autónoma. La adherencia para registrar correctamente puede ir variando, por lo general se comienza exitosamente y luego puede decaer en calidad; esto puede ocurrir porque el comportamiento objetivo ya resulta muy fácil y hay que replantearlo, o porque los reforzadores elegidos van cambiando su valor.

Otra situación que puede suceder, es que el paciente no realice el registro con honestidad, por eso son importantes todos los pasos anteriores. El entablar relaciones más satisfactorias con el entorno y que estas mismas relaciones sean reforzantes, mejorará la funcionalidad del procedimiento.

Si los problemas de honestidad persisten en el tiempo o los criterios de logros se convierten en una discusión constante, hay que reevaluar si es una buena decisión utilizar esta intervención.

8. Proporcionar los reforzadores cuando se alcanzan las metas:

Cuando el paciente ha cumplido sus metas diarias es necesario que los reforzadores pactados estén disponibles y que sean proporcionados. Así como le pedimos su compromiso, su honestidad y que invierta esfuerzo en realizar los comportamientos pactados como objetivos; el terapeuta debe cumplir con lo acordado previamente; si esto no sucede todo el procedimiento y el aprendizaje previo corre peligro.

9. Generalizar el plan en el hogar o la escuela:

Los ambientes donde el paciente desarrolla la mayoría de sus actividades son cruciales para generalizar los comportamientos  aprendidos. Los adultos implicados en su aprendizaje: madres, padres y educadores cumplen un rol fundamental y deben ser tenidos en cuenta a la hora de realizar implementación de intervenciones. Una forma de implicarlos sería que ellos firmen la hoja de registro, dándole una validez para tener acceso a los reforzadores. Se debe poder acceder a los reforzadores pactados, en los momentos establecidos sin importar el adulto con quién se encuentre. Dependiendo la edad y las habilidades cognitivas del individuo se puede utilizar una una autogestión de los reforzadores.

10. Aumento de los intervalos entre  registros y desvanecimiento de la intervención:

Una vez que el paciente ha llegado a sus metas comportamentales y no se crea necesaria la continuidad del procedimiento, el mismo debe desvanecerse hasta desaparecer. El ideal a alcanzar es que el paciente aprenda a autorregularse y generalice las habilidades aprendidas al resto de las situaciones.

Para desvanecer la intervención se aumenta el intervalo entre registros hasta el mínimo, puede que en algunas ocasiones particulares se necesite volver a utilizar la intervención; si el procedimiento se realizó correctamente es una herramienta más dentro de todo el repertorio aprendido para autorregular y observar el comportamiento mejorando las respuestas a ciertos estímulos.

Consideraciones generales

La técnica de autogestión ha demostrado ser eficaz en pacientes de escolaridad primaria y secundaria para aumentar las habilidades de sociabilidad e interacción con los demás; por lo tanto no puede ser considerado un tratamiento aislado sino una herramienta complementaria a otros tratamientos efectivos.

No se recomienda utilizar este procedimiento en pacientes no verbales, pero tiene estudios de evidencia con resultados prometedores en niños y niñas con alteraciones severas en el lenguaje.

Si bien las habilidades del lenguaje no se estipulan como un prerrequisito, si se considera que facilitan el entrenamiento del procedimiento.

Los objetivos comportamentales que se establecen deben ser acordes a la edad, habilidades y posibilidades del paciente e ir incrementando en dificultad a medida que son cumplidos. Si se exige con un grado de dificultad superior a las capacidades del niño o la niña el procedimiento será aversivo y frustrante, no se obtendrán los resultados deseados.

El procedimiento no debe ser estático o inflexible;, todo lo contrario debe ser dinámico, modificarse, ajustarse y evaluarse constantemente en relación a las necesidades del paciente y los objetivos del tratamiento.

Referencias bibliográficas:

  • Class, J., Pollack, E., & Ladew, P. (2015). Findings and Conclusions: Addressing the Need for Evidence-Based Practice Guidelines: National Standards Project, Phase 2. National Autism Center.
  • Koegel, RL, y Koegel, LKE (1995). Enseñar a niños con autismo: estrategias para iniciar interacciones positivas y mejorar las oportunidades de aprendizaje . Paul H Brookes Publishing.
  • Stansberry-Brusnahan, L. L., Lynn Stansberry-Brusnahan, L., & Collet-Klingenberg, L. L. (2014). Evidence-based Practices for young children with Autism Spectrum Disorders: Guidelines and recommendations from the National Resource Council and National Professional Development Center on Autism Spectrum Disorders. International Journal of Early Childhood Special Education. https://doi.org/10.20489/intjecse.10795
  • Wilkinson, LA (2008). Autogestión para niños con trastornos del espectro autista de alto funcionamiento. Intervención en escuela y clínica , 43 (3), 150-157.
  • Artículos Recomendados de la Web

Cómo proteger a tus hijos del abuso sexual

  • 24/07/2019
  • David Aparicio

Hoy encontré este estupendo artículo en The New York Times en español, escrito por Shani Zoldan-Verschleiser con recomendaciones especificas que los padres, maestros y tutores pueden hacer para proteger a los niños de los depredadores sexuales. En este extracto compartiré los tres primeros:

• Enséñales que sus sentimientos importan y merecen respeto. Para los papás eso no significa dejarlos correr por la casa y hacer lo que les dé la gana, sino que cuando un niño comparte un sentimiento, hay que validarlo. Muchos papás conocen el clásico ejemplo de hacer una cena maravillosa con plato fuerte, varios acompañantes e incluso el postre; después, enfrentar a un niño que al ponerse la piyama anuncia que tiene hambre. Todos quisiéramos responder: “Eso no es posible” o “No tienes hambre” o algo menos correcto. Pero con un poco de cuidado podemos validar al niño y mantener nuestro estatus en la jerarquía del hogar. Intenta algo como: “Lamento que tengas hambre, pero tendrás que esperar al desayuno”, o “Ay, tienes hambre… hay una zanahoria en el refrigerador para ti” para validar los sentimientos de tus criaturas.

Respetar al niño y validar sus sentimientos le da un sentido del yo y le ayuda a reconocer sus propias emociones: ser capaz de reconocer nuestros sentimientos es el primer paso para saber cuando algo no se siente bien. Los depredadores confían en que los menores de edad son fáciles de manipular. Los que tienen una mejor sensibilidad respecto a lo que se siente bien y lo que no —y son capaces de comunicar esos sentimientos a adultos de confianza y que estos los validen— tienen una gran ventaja.

• Insiste en que son dueños de su cuerpo. Chicas y chicos necesitan comprender que nadie puede tocar sus partes íntimas, mirarlas o hablarles de sus partes íntimas fuera de las situaciones apropiadas, como en el consultorio médico. Comunícale este concepto a tus hijos desde los 2 años. Puede empezar cuando sea hora del baño o durante el entrenamiento de control esfínteres. Use lenguaje simple y apropiado para su edad: “Mamá te está lavando los ojos y los oídos y la espalda y el pene. Tu cuerpo es tan especial y te pertenece a ti. Nadie puede tocarlo porque este es tu cuerpo. Si alguien lo hace, dile a mamá de inmediato porque mi trabajo es cuidarte y mantenerte seguro; tocarte, especialmente en tus partes íntimas, puede no ser seguro”.

A medida que los niños crecen, esta conversación debe ser más detallada e incluir escenarios posibles, diálogos e incluso juego de roles. Asegúrate de que los chicos sepan que las reglas son para todos. Eso significa decir cosas como: “Nadie puede hacerte sentir incómodo, incluso si es tu tío, primo, tía o vecino. No está bien nunca y siempre voy a creerte”. Muchos niños no lo sabrán si no se los decimos.

• Asegúrate de que entienden la diferencia entre los secretos y las sorpresas. Hay que enseñarles que jamás deben mantener un secreto sobre sus partes íntimas. Un ejemplo que puedes usar es una visita médica, en la que es posible que alguien toque y mire sus partes íntimas. Eso está bien porque el doctor o la doctora se está asegurando de que estamos saludables, pero sobre todo porque no es un secreto. Los papás deben estar presentes cuando un niño está siendo examinado o saber de la consulta y después conversar con su hijo sobre lo ocurrido durante la examinación.

También, para equilibrar, hay que ayudarles a comprender el matiz entre secreto y sorpresa. Pedirle a un niño que no hable sobre el contenido de un regalo o una fiesta sorpresa puede ser confuso, así que hay que insistir en que las sorpresas y los secretos no son lo mismo. Quien recibe un regalo se va a enterar de la sorpresa y casi seguro se sentirá feliz y cómodo. Por el otro lado, un secreto que no debe contarse jamás no está bien y nos puede confundir, entristecer o hacer sentir asco. Este es un concepto crucial para los niños, porque los depredadores intentarán que los niños mantengan el secreto.

Todos podemos ayudar a prevenir el abuso sexual infantil.Nadie puede quedarse de brazos cruzados o con excusas para proteger a los niños. El artículo incluye más recursos para ayudar a prevenir el abuso sexual infantil. Puedes leerlo en The New York Times.

  • Ciencia y Evidencia en Psicología

Ser hábil para engañar podría calificarte como más competente para ciertos trabajos

  • 23/07/2019
  • Maria Fernanda Alonso

No todos tenemos la misma capacidad para negociar. Pero todos sabemos que, en una negociación, es muy probable que las partes estiren un poco la verdad. O al menos esperamos que esto suceda. Y, de hecho, una investigación ha encontrado que la capacidad de engañar es considerada como un signo de competencia en aquellos trabajos que requieren que el empleado realice ventas (Gunia & Levine, 2019).

Los investigadores Emma Levine de la Universidad de Chicago y Brian Gunia de la Universidad Johns Hopkins descubrieron que, lejos de ser desaprobada, la capacidad de engañar es muy bien valorada en ocupaciones calificadas como “altas” en “orientación para la venta.”

En dos estudios pilotos, los investigadores pidieron a los participantes que calificaran 32 ocupaciones como «altas» o «bajas» en “orientación para la venta,” lo que refleja el grado en que los trabajadores deben persuadir a otros para que realicen compras inmediatas como parte de sus trabajos. En cuatro estudios posteriores, los investigadores se centraron en tres ocupaciones que son estereotipadas como particularmente altas en orientación para ventas (ventas, banca de inversión, publicidad) y tres ocupaciones que los participantes consideraron como relativamente bajas en orientación para ventas: consultoría, administración sin fines de lucro, contabilidad.

Luego, los investigadores realizaron experimentos en los que los participantes observaron a personas que mentían o actuaban con honestidad en diversas circunstancias (por ejemplo, cuando informaban sus gastos después de un viaje de negocios o cuando completaban un juego de economía en el laboratorio). Finalmente, los participantes juzgaron qué tan exitoso y competente sería un mentiroso o una persona honesta en ocupaciones que tenían alta o baja orientación para la venta, y, en dos de los estudios, si los contratarían para esas ocupaciones.

Encontraron que los participantes creían que los mentirosos serían más exitosos en las ocupaciones con alta orientación para la venta. De hecho, cuando los participantes tuvieron la oportunidad de contratar personas para completar tareas orientadas a la venta, era más probable que contrataran engañadores para estas tareas, incluso cuando su propio dinero estaba en juego.

Los hallazgos pueden ayudar a explicar por qué persiste el engaño en ciertas ocupaciones: debido a que los gerentes de contratación y otros actores de la organización consideran que los engañadores son más competentes para los roles de ventas con alta presión, y los contratan a una tasa elevada.

«El engaño, en forma de fraude, malversación y corrupción, le cuesta a la economía una gran cantidad de dinero y socava el tejido moral subyacente de la economía», explican Gunia y Levine. «Las empresas se exponen a un mayor riesgo al contratar engañadores.”

Según el estudio, las organizaciones deberían alinear sus requisitos de trabajo con un enfoque de ventas orientado al cliente que enfatice cómo el empleado puede ayudar a satisfacer los intereses de un cliente a largo plazo. Tal cambio podría reducir las tendencias de los gerentes de contratación de ver a los engañadores como competentes y reducir la tentación de reclutar a mentirosos en roles clave.

Referencia del estudio:

Gunia, B. C., & Levine, E. E. (2019). Deception as competence: The effect of occupational stereotypes on the perception and proliferation of deception. Organizational behavior and human decision processes, 152, 122-137. https://doi.org/10.1016/j.obhdp.2019.02.003

Fuente: Science Daily

 

  • Salud Mental y Tratamientos

Disney, y la Terapia de Aceptación y Compromiso (ACT)

  • 23/07/2019
  • Ariel Faust

De acuerdo a Törneke (2017), la implementación de metáforas en la práctica psicoterapéutica y otros intercambios comunicacionales orientados a objetivos, suele favorecer el desarrollo de relaciones arbitrarias entre marcos relacionales complejos, promoviendo el enriquecimiento semántico de los intercambios y la comprensión intelectual y experiencial de los participantes. Dada la popularidad e impacto afectivo general de películas, series y relatos de Disney, consideramos que podría ser de utilidad compartir con el lector estos prismas lingüísticos, con la intención de favorecer la observación de aspectos complejos de la práctica y la teoría a partir de perspectivas diversas y flexibles.

En líneas generales el formato ACT (Hayes, Strosahl, y Wilson, 1999.) no enfatiza el desarrollo de protocolos específicos para trastornos específicos sino la promoción de marcos de trabajo transdiagnósticos y centrados en procesos. Dicho modelo parte de un supuesto básico sobre el sufrimiento, distinto al que estamos habituados al menos en el mundo de la psicología, denominado “normalidad destructiva”. El mismo postula que los procesos psicológicos básicos comunes a todos los seres humanos pueden generar malestar y sufrimiento. Esto es en contrapunto al modelo más expandido – denominado normalidad saludable –  que afirma que la psicopatología se debe a procesos anormales, y que la condición “normal” del humano es la de estar sano.

¿Qué significa esto? Esencialmente plantean una inversión respecto de la forma en la que pensamos el dolor y el sufrimiento. La norma ya no sería la salud, dejando a quién “enferma” como el anormal, sino lo contrario. Esto se respalda por supuesto en investigaciones que dan cuenta que un alto porcentaje de la sociedad en algún momento de su vida calificaría para sufrir un trastorno. Por lo tanto la propuesta señala que gran parte del sufrimiento humano es inherente a la vida. Lo novedoso en este caso, es que dicho sufrimiento estaría directamente ligado a una habilidad humana: el lenguaje.

“La miseria humana sólo puede entenderse en el contexto del logro humano, porque la fuente más importante de cada uno es la misma: la actividad simbólica humana.” (Hayes, Strosahl, y Wilson, 1999, p. 11)

Para explicar esta idea retomaremos una metáfora elegida por Hayes, Storsahl y Wilson, sobre la fuerza, elemento primordial de la saga de Star Wars. La misma está constituida por un lado de luz y otro de oscuridad. Uno no puede existir sin el otro. El lenguaje, en términos de la habilidad para derivar y combinar relaciones entre eventos y símbolos, también posee estas dos caras, pues nos permite entre otras cosas, analizar y predecir situaciones futuras para evitar desenlaces indeseados (luz), pero… esta misma habilidad nos permite también imaginar durante horas y horas futuros indeseados y sentir una inmensa ansiedad, aun cuando ninguno de esos futuros haya ocurrido aún.

No podemos dejar de mencionar que este modelo teórico y su aplicación clínico-terapéutica se encuentra dentro de las llamadas “terapias de tercera ola” (diferenciada de la ola conductual y la cognitiva). Una de las distinciones principales respecto de sus antecesoras radica en que propone una relación distinta con las experiencias privadas, aquellas que pasan “por debajo de la piel” (léase, pensamientos, sensaciones físicas, emociones, recuerdos). Ya no se trata de modificarlas o buscar alternativas más adaptativas, sino de reducir los esfuerzos destinados a controlar/evitar estas experiencias y aceptarlas como son y no como dicen ser. Como meta global, este formato terapéutico estará orientado hacia la flexibilidad psicológica, para poder construir, acción por acción, una vida conectada con lo que cada persona valora, a pesar del sufrimiento que cada una de esas acciones puede implicar.

Evitación experiencial en Arendelle

Siguiendo esta lógica, el modelo ACT (Hayes, Strosahl, y Wilson, 1999.) nos

sugiere realizar una diferencia entre lo que denominan, dolor limpio y dolor sucio. El dolor limpio está relacionado al dolor que trae consigo el hecho mismo de estar vivo, y las distintas circunstancias cotidianas sumadas a la historia de vida de cada persona, que pueden aumentar o disminuirlo.

«Esta es, oh monjes, la noble verdad sobre el sufrimiento. El nacimiento es sufrimiento, la vejez es sufrimiento, la enfermedad es sufrimiento, la muerte es sufrimiento, convivir con lo indeseable es sufrimiento, separarse de lo deseable es sufrimiento, no obtener lo que se desea es sufrimiento. Todo conlleva sufrimiento, la existencia y sus partes son sufrimiento.”

Buda. Primera noble verdad.

El segundo, el dolor sucio, se refiere al malestar que se suma cuando intentamos controlar el dolor limpio. Es decir, los intentos activos para evitar entrar en contacto con nuestros pensamientos, sensaciones y emociones dolorosas generar un malestar secundario, pero no menos importante. Esto es lo que en ACT se denomina: evitación experiencial.

Recurramos a la magia de Disney para que se entienda mejor.

En la película Frozen nos encontramos con el personaje de Elsa, princesa de Arendelle, cuya falta de expertise en el uso de sus poderes mágicos de hielo deviene rápidamente en un accidente mientras juega con su hermana pequeña. Tras una intervención de los Trolls del bosque quienes logran salvar a la niña, a los padres no se les ocurre mejor idea que cerrar todas las puertas y ventanas del castillo. Elsa por su parte, procede a encerrarse en su cuarto por miedo a no poder controlar sus poderes. El modelado familiar y la regla verbal que se establece a partir de estas circunstancias (y que gobierna gran parte de la conducta de Elsa durante la película) es: “Ocúltalo, no sientas, no sientas” lo cual como sabemos, es una empresa vana. “Si no lo quieres tener, lo tienes” (Hayes, Strosahl, y Wilson, 1999, p.121) suelen decir quienes trabajan en ACT. Elsa, en su afán de no lastimar a su hermana, termina alejándose al punto de que prefiere ni siquiera verla, para no entrar en contacto con las experiencias privadas que le recuerdan el accidente. Pero no solo se aleja de ella, sino también de lo que en realidad valora: la relación con su hermana, con su pueblo y más aún, su propia libertad. Por tanto, al dolor experimentado por lo ocurrido durante su infancia, se suma el dolor sucio, aquel que deviene del encierro, el ocultamiento y el intento de controlar sus poderes.

La fusión cognitiva del Rey León

Tras presenciar la muerte de su padre a manos de una estampida de ñus orquestada por su tío Scar, Simba huye de la tierra que lo vio nacer. Al borde de la inanición, es rescatado por Timón y Pumba quienes lo llevan a la verdadera tierra prometida. Una vez allí, observamos una escena que prácticamente todo padre y madre en algún momento ha vivido: su hijo/a tiene hambre y no quiere comer lo que se le preparo. En este caso, la suricata le presenta al cachorro de león lo que ellos consideran un verdadero manjar: gusanos. La reacción inmediata de Simba, es de asco evidente. Sin embargo, jamás lo ha probado.

¿Cómo podríamos explicar este rechazo?

La Teoría de los Marcos Relacionales (RFT por sus siglas en ingles) base epistemológica de ACT, da cuenta de este proceso a partir de una capacidad exclusiva de los humanos competentemente verbales: relacionar distintos estímulos entre si, mas allá de sus propiedades y/o características físicas. Para ser más exactos, aquello que nos es exclusivo a nosotros, es la capacidad de, una vez establecido el aprendizaje de una relación entre dos estímulos, derivar una nueva relación. Es decir, una vez que aprendimos que el objeto de madera con cuatro patas, un asiento y un respaldo se relaciona con el estímulo sonoro “silla”, podremos alcanzarle a cualquier vecino dicho objeto cuando nos lo solicitan usando la palabra “silla”. Aprendimos que el objeto equivale al sonido, y logramos invertirla (el sonido también equivale al objeto) sin necesidad de un aprendizaje extra. Esta equivalencia entre dos estímulos se denomina “relación de coordinación.”  Cabe mencionarse, que esta relación entre el objeto y el sonido “silla” es completamente arbitraria y establecida por el contexto. No existe ninguna relación natural entre el objeto de madera y los sonidos que producimos para nombrarla. Es por eso que en distintos países del mundo, el mismo objeto de madera es llamado de formas tan variadas como “Silla”, “Chair”, “Isu” y “kise”.

Törneke y Ramnero, pioneros en el tema, plantean que de la misma forma que podemos poner cualquier foto en un mismo marco, podemos relacionar cualquier estimulo con otro de forma arbitraria, sin importar si previamente existía alguna relación entre ellos o no. Uno de estos marcos es el que mencionamos previamente, el de coordinación (un estimulo equivale a otro). Existen otros marcos como los de oposición (una silla no es una mesa), comparación (esta silla es mas grande/chica que otra), causal (Si rompo la silla, entonces no tendré donde sentarme), deícticos (La silla esta aquí, el trono esta allá), temporal (antes tenia dos sillas, ahora tengo cuatro) y varios más. Es importante tener en cuenta que un mismo estimulo puede estar en relación con múltiples otros. En la frase: “Esta silla azul que esta aquí, es mas grande que esa silla verde que está en la pieza de allá” podríamos ubicar que el estimulo silla esta en una relación de coordinación, de oposición, de comparación y una deíctica. Esto es lo que denominamos red de relaciones.

Profundizando un poco más, debemos aclarar también que cuando se establece una relación entre estímulos, las funciones de los mismos se ven modificadas.

“Estas redes relacionales pueden transformar la función psicológica que un estimulo posee para una persona… todo estimulo que entre en una red de respuestas relacionales como las que hemos descripto tendrá propiedades psicológicas directas, aquellas intrínsecas al estimulo en si (peso, tamaño, forma, textura, etc.) y además propiedades psicológicas que podríamos llamar simbólicas, que son el resultado de sus relaciones con otros estímulos” (Mandil, J., Quintero, P.J., & Maero. F. 2017. p. 11.)

Gracias a (o por culpa de) esta habilidad de enmarcar relaciones, los seres humanos (incluyendo a los personajes de Disney) nos comportarnos de una determinada forma frente a un estimulo, ya no solo por las propiedades físicas que posee, sino que también, es posible que nuestra conducta se vea influenciada por las propiedades “simbólicas” que también posee (por estar inmerso en una red de relaciones).

Volviendo por fin, al caso de nuestro pequeño felino, lo que presenciamos es el predominio de las funciones psicológicas-simbólicas del estimulo gusano, por sobre las físicas: Simba aun no ha entrado en contacto con el sabor, textura y temperatura del gusano y sin embargo se niega a probarlo. Podemos hipotetizar pues, que “gusano” esta en una red de relaciones que establece que es desagradable. Por ejemplo, coordinación: “esto es un gusano”, distinción: “un gusano no es una cebra” y el más importante, comparación: “Los gusanos no son tan deliciosos como las cebras.”

Esto es lo que en ACT se denomina, fusión cognitiva: “La predominancia de las funciones simbólicas por sobre las funciones directas de un estimulo” (Mandil, J., Quintero, P.J., & Maero. F. 2017. p 11.) y es el hecho de estar, por así decirlo, “fusionado” con el pensamiento “los gusanos son desagradables” lo que gobierna la conducta de Simba, impidiéndole probar un alimento nutritivo que le permitiría salvar su vida.

¿Cómo se soluciona el problema en este caso? Disney recurre a Timón. A partir de que la suricata establece una nueva relación al decir: “Saben a pollo”, se transforma la función del estimulo gusano, pasando de ser aversiva a ser apetitivo como un pollo. Podríamos decir que en ese instante, Simba se distancia por un momento de los pensamientos que previamente establecían que los gusanos son desagradables (es decir, las propiedades psicológicas-simbólicas del estimulo) permitiendo así el contacto con las propiedades directas de la larva al probar un bocado de la misma. Su conducta ya no esta gobernada rígidamente por los productos verbales previos, sino que ha logrado flexibilizar su conducta partir de la nueva información provista. El resultado: “Viscoso, pero sabroso.” Esencialmente lo que todas las madres hacen con sus hijos que rechazan un nuevo alimento: “Probalo y después decidí si no te gusta.”

La defusión cognitiva y el maestro Shifu

Ahora bien, cuando hablamos de defusión cognitiva nos encontramos con una posible definición:

“…proceso que describe el repertorio conductual que consiste en involucrarse con los propios productos verbales (pensamientos, reglas, evaluaciones, predicciones, etc) sin ser inflexiblemente controlado por ellos, al tiempo que se mantiene la sensibilidad al impacto de la conducta gobernada por los patrones vitales valorados” (Mandil, J., Quintero, P.J., & Maero. F. 2017. p 24)

¿Qué significa esto? Esencialmente que esta una de las herramientas terapéuticas con las cuales se intenta contrarrestar el efecto nocivo de la fusion cognitiva más ligada a la evitación experiencial que definimos previamente. Es decir, la fusion cognitiva no necesariamente es perjudicial (dicho sea de paso, la evitación experiencial tampoco). Muchas veces es incluso útil. Se vuelve dañina justamente cuando el resultado de la fusión con los propios productos verbales resulta en conductas de evitación o escape, que alejan a la persona de la vida que quiere vivir, o de comer un gusano que puede salvarle la vida.

A través de la defusión, lo que se busca es generar una “distancia”, un espacio entre el evento privado y la respuesta. Es gracias a esa “distancia” que existiría la posibilidad de responder de una forma flexible, un poco mas acorde a quién queremos ser, que a lo que no queremos experimentar. Usamos la palabra distancia en el afán de desliteralizar el pensamiento, señalando a su vez que defusión también implica la posibilidad de considerar a la persona que piensa, como separada del producto del pensar. De esta forma, podemos ver a nuestras producciones verbales como lo que son y no como nuestra mente dice que son.

Es interesante mencionar que el paso previo, necesariamente es aceptar la falta de control sobre los eventos privados y abandonar la lucha. Es decir, no tenemos control sobre lo que pensamos o sentimos, pero si sobre como respondemos a ellos.

Mientras que ACT utiliza distintas metáforas y estrategias para señalar lo fútil de intentar controlar nuestros eventos privados, nosotros recurrimos otra película animada. No de Disney, sino de Dreamworks.

Aproximadamente antes de los primeros diez minutos de la película Kung Fu panda, presenciamos la siguiente escena. El gran maestro Oogway le comunica a Shifu que ha tenido una visión: “Tai Lung va a regresar”. El susodicho es un antiguo discípulo de Shifu, poderoso, arrogante y vengativo, que intento apropiarse del “rollo del dragón” sin permiso, por lo cual fue aprisionado. En esta escena, podemos ver que las emociones que invaden a Shifu son miedo y preocupación. Su conducta, guiada por el intento de evitar experimentar estas emociones e (hipotéticos pensamientos del estilo “si se escapa se arma alto bardo” o “Si llega hasta acá me mata al toque”), es la siguiente: llama a su ayudante, un ganso llamado “Chen” a quien le indica que vuele inmediatamente a la prisión donde se encuentra Tai Lung. Una vez allí, debe exigir que se doble la seguridad, el tiempo de los turnos de vigilancia, etc. Quienes han visto la película saben cuál es el resultado. En una suerte de profecía autocumplida, Tai Lung escapa pura y exclusivamente gracias a una de las plumas que pierde Chen, en su visita a la cárcel.

Es interesante que la profecía “Tai Lung va a regresar” podría tomarse como un pensamiento automático y no una frase dicha por Oogway, es lo mismo. Es la certeza absoluta de que esa frase/pensamiento es una verdad literal (fusión cognitiva) y no solamente un pensamiento, lo que determina que la conducta de Shifu este orientada hacia el escape. El evento imaginado y tan temido en realidad no ocurrió. Sin embargo, la fusión con este pensamiento permite que las propiedades funcionales del mismo estén “presentes”, es decir, como si ya hubiese ocurrido. Shifu ya está experimentando en ese instante la presencia destructiva de Tai Lung.

“No es el pensamiento en sí mismo el problema. Es la fusión con él y la evitación resultante lo que hace el daño.” (Hayes, Strosahl, y Wilson, 1999, p.73)

Oogway – que no es ningún tonto – se la ve venir y agrega: “Uno puede toparse con su destino en el camino que tomó para evitarlo.” En algún punto, la anciana tortuga esta planteando una alternativa mas cercana a los procesos de aceptación. Tai Lung va a regresar. Esto es así. Frase, pensamiento o imaginación, es lo que hay. Las conductas dirigidas a evitarlo, solo aumentaran el malestar. Otra vez sopa: “Si no lo quieres, lo tienes”. (Hayes, Strosahl, y Wilson, 1999, p.121)  ¿Qué alternativa hay?

Oogway, al igual que algunos terapeutas ACT, postulan la posibilidad de que nuestra conducta este guiada por nuestros valores y no por la evitación experiencial.

“Tu mente es como esta agua mi amigo. Cuando esta agitada es difícil ver. Pero si le permites asentarse, la respuesta se vuelve clara”.  (Maestro Oogway)

En el caso de Kung fu panda, la propuesta del gran maestro es la de encontrar a aquel digno de utilizar el Rollo sagrado, convertirse en el “Guerrero Dragón” y proteger al valle de toda amenaza, incluyendo la venganza de Tai Lung. Este proceso, a lo largo de la película, implica para Shifu un tremendo esfuerzo de aceptación y defusión cognitiva en varias ocasiones, dado que quien termina siendo seleccionado para ser el Guerrero Dragón es Po, un Panda gordo sin ninguna habilidad aparente.

Shifu esta convencido de que “…ese panda fofo no puede ser la solución a nuestros problemas.” En su mente, el Guerrero Dragón debe ser poderoso e invencible. Esta idea rígida de cómo deben ser las cosas le impide ver como en realidad son (o más aun, como podrían ser). En primera instancia Shifu hace todo lo posible para romper el espíritu de Po, poniéndolo a prueba a través de un estilo de entrenamiento que consta de ejercicios que el Panda obviamente no puede seguir. ¿En que momento cambian las cosas? ¿A partir de qué instancia Shifu comienza a entrenar a Po, aceptando que efectivamente puede convertirse en su salvación? Esto se da casi por accidente, en el instante en que Shifu ve a Po desplegando todas las habilidades que le había intentado enseñar, pero en un contexto lleno de reforzadores positivos para el panda: la cocina. A partir de este encuentro, Shifu entrena a Po de una forma completamente distinta, saliéndose de sus patrones conductuales más rígidos, basando su enseñanza en las fortalezas y debilidades de su alumno.

Si eso no es flexibilidad conductual, ¡no se que lo es!

Artículos recomendados:

Teoría de los Marcos Relacionales: Lectura de un Terapeuta Integrativo

Terapia de Aceptación y Compromiso (ACT) para padres de niños con conductas disruptivas

Cómo resolver un cubo Rubik sin maldecir demasiado: contingencias y reglas en clínica

Defusión: una propuesta diferente para relacionarnos con nuestros pensamientos indeseado

Referencias bibliográficas:

  • Hayes, S. C., Strosahl, K. D., & Wilson. K. G. (1999). Acceptance and Commitment Therapy: An experiential approach to behavior change. New York: Guilford.
  • Ramnero, J., & Torneke, N. (2011). The ABCs of Human Behavior: Behavioral Principles for the Practicing Clinician. Oakland, CA: New Harbinger Publications.
  • Mandil, J., Quintero, P.J., & Maero. F. (2017). Terapia de aceptación y compromiso con adolescentes. Buenos Aires: Akadia.
  • Torneke, N. (2017). Metaphor in Practice: A Professional’s Guide to Using the Science of Language in Psychotherapy. Oakland, CA: New Harbinger Publications.
  • Ciencia y Evidencia en Psicología

¿Bullying entre hermanos?

  • 23/07/2019
  • Maria Fernanda Alonso

Hemos estudiado el bullying en su ámbito habitual, es decir, en el contexto escolar, pues literalmente se trata de acoso escolar. No obstante, muchos investigadores han centrado su atención en las conductas de abuso y acoso que pueden surgir entre hermanos, y sus posibles consecuencias.

Para empezar, veamos qué entienden algunos estudiosos por bullying o acoso entre hermanos. Dieter Wolke, Ph.D., de la Universidad de Warwick en Inglaterra, es un destacado investigador sobre la intimidación (bullying) y el desarrollo infantil, quien sostiene que “el acoso entre hermanos es la forma más frecuente de violencia familiar y, a menudo, los padres y los profesionales de la salud lo consideran una parte normal del crecimiento, pero cada vez hay más evidencias de que puede tener consecuencias a largo plazo, como mayor soledad, delincuencia y problemas en la salud mental.”

El Dr. Wolke es el autor principal de un estudio que define el bullying entre hermanos como abuso psicológico (decir cosas desagradables o hirientes), abuso físico (golpear, patear o empujar) o abuso emocional (ignorar al hermano, decir mentiras o difundir falsos rumores) (Dantchev & Wolke, 2019).

Para este estudio, su equipo de investigación analizó los datos de 6.838 niños y niñas británicos nacidos en 1991 o 1992 y sus madres. Los niños fueron clasificados en cuatro categorías: víctimas, agresores’víctimas (definido como perpetradores y víctimas de acoso entre hermanos), agresores o no involucrados.

Wolke y su coautor Slava Dantchev, B.Sc., querían estudiar las causas subyacentes del acoso entre hermanos y tener en cuenta la estructura familiar, las conductas de crianza, las experiencias sociales tempranas y el temperamento de la niña o niño.

Cuando los niños tenían 5 años, sus madres informaron con qué frecuencia eran víctimas o perpetradores de acoso dentro de la familia. Las relaciones entre hermanos se evaluaron dos años después, cuando se les preguntó a las madres cuánto tiempo pasaban los niños participando con sus hermanos en diversas actividades, como hacer manualidades o dibujar.

A los 12 años, los niños autoinformaron si habían sido acosados ​​por un hermano o si habían acosado a un hermano en los últimos seis meses. A los niños también se les preguntó su edad cuando experimentaron el acoso de hermanos por primera vez y cuándo intimidaron a un hermano por primera vez.

Los investigadores también recopilaron estadísticas familiares de las madres, incluido el número de niños que viven en el hogar, el estado civil de la madre, el contexto socioeconómico de la familia, la salud mental materna durante y después del embarazo, los conflictos parentales, las relaciones madre-hijo, la violencia doméstica y el abuso infantil.

También tomaron en cuenta el temperamento, la salud mental, el coeficiente intelectual y la inteligencia socioemocional de cada niño en varios momentos durante sus primeros años.

Los hallazgos revelan que alrededor del 28% de los niños estuvieron involucrados en conductas de bullying entre hermanos; el abuso psicológico era la forma más común. Se encontró que la mayoría de esos niños fueron agresores-víctimas, lo que significa que fueron acosadores ​​y fueron acosados, según el estudio.

«La intimidación ocurre en situaciones donde no podemos elegir a nuestros compañeros, como en las familias», dijo Wolke. “Los hermanos viven en lugares cerrados y la familiaridad les permite saber qué botones presionar para molestar a sus hermanos o hermanas. Esto puede ir en ambos sentidos y permite que un niño sea víctima y autor de la intimidación».

De acuerdo con el estudio, la estructura familiar (ser el primogénito o uno de los hermanos mayores) y el género (ser varón) fueron los predictores más fuertes de la intimidación entre hermanos en la infancia media. «Las niñas y los niños más pequeños fueron más a menudo las víctimas,» dijo Dantchev.

El estado civil y socioeconómico no parecía estar relacionado con más o menos bullying. “El acoso entre hermanos no discrimina. «Ocurre en familias ricas tanto como familias de bajos ingresos y ocurre en hogares monoparentales tanto como en hogares biparentales», dijo Wolke.

Los investigadores creen que el acoso puede ocurrir con más frecuencia en familias más grandes porque los recursos como el afecto o la atención de los padres y los bienes materiales pueden ser más limitados.

“A pesar de nuestras diferencias culturales, los humanos todavía somos muy biológicos. Un hijo primogénito tendrá sus recursos reducidos a la mitad con el nacimiento de un hermano, y más aún a medida que se agreguen más hermanos a la familia «, dijo Wolke. «Esto hace que los hermanos luchen por esos recursos limitados a través de la dominación».

«Será importante que los padres se den cuenta y entiendan que la pérdida de recursos puede afectar a un hermano mayor», dijo. «Es una buena idea que los padres manejen esto desde el principio pasando tiempo de calidad con sus hijos primogénitos o mayores e involucrándolos en el cuidado de los hermanos menores».

Referencia del estudio:

Dantchev, S., & Wolke, D. (2019). Trouble in the nest: Antecedents of sibling bullying victimization and perpetration. Developmental Psychology, 55(5), 1059-1071. https://doi.org/10.1037/dev0000700

Fuente: PsychCentral

  • Ciencia y Evidencia en Psicología

6 estrategias creativas para ayudar a niñas y niños a superar el TOC

  • 22/07/2019
  • Maria Fernanda Alonso

El presente artículo contiene una traducción del original escrito por su autor, el Dr. Ben Furman, psiquiatra, psicoterapeuta y profesor del enfoque Centrado en la Solución para prevenir y tratar problemas de salud mental tanto en niños como en adultos. 

Si bien está especialmente orientado a ayudar a las personas que tienen a su cargo la crianza de niñas y niños con Trastorno Obsesivo Compulsivo (TOC) a los niños, todas estas ideas también son aplicables a los adultos. 

Primero, sugiere formas de explicar el TOC a los pequeños y describe algunos métodos ineficaces y, a menudo, contraproducentes que los niños suelen utilizar para tratar de manejar sus preocupaciones. Posteriormente presenta seis estrategias creativas que podés enseñar a tu hija o hijo para ayudarle a manejar el problema.

¿Qué es el TOC?

Trastorno obsesivo-compulsivo (TOC) es el término médico para un trastorno, o mal funcionamiento del pensamiento, en el cual una persona sufre de obsesiones, que a menudo están vinculadas a las compulsiones. Las obsesiones son preocupaciones intensas y obstinadas de que algo terrible haya sucedido o sucederá. Las compulsiones son actos repetitivos que la persona realiza para tratar de manejar sus preocupaciones intensas. Los ejemplos de compulsiones incluyen la verificación repetitiva, limpieza, orden y rituales supersticiosos.

El TOC afecta a aproximadamente el dos por ciento de la población. Es un poco más común en las mujeres que en los hombres y, a menudo, comienza en la infancia, generalmente entre los siete y los diez años.

Obsesiones y compulsiones

Una obsesión es una aprehensión, o un miedo angustioso de que algo terrible ya haya sucedido o sucederá pronto debido a algo que la persona ha hecho o no ha hecho. Una obsesión es una preocupación obstinada que ocupa la mente de la persona y la atormenta incluso si hace todo lo posible por superarla.

Compulsión es el término empleado para los métodos ineficaces que las personas que sufren de TOC usan para tratar de superar sus preocupaciones obstinadas. Imaginá que este pensamiento aparece en tu mente: «Mis manos están sucias» (aunque las lavaste hace un momento). Podés intentar deshacerte de ese pensamiento de preocupación lavándote las manos de nuevo. Si te lavas las manos repetidamente, el lavado es una compulsión que utilizás para superar tu preocupación persistente y exagerada de que tus manos están sucias.

Otro ejemplo: una preocupación intensa ocurre en la mente de un niño de que algo malo le puede haber pasado a su madre mientras él está en la escuela y su madre está en casa. El niño puede tratar de deshacerse de su pensamiento de preocupación llamando a su madre para asegurarse de que esté bien y viva. Si la preocupación vuelve a aparecer pronto, y el niño siente que necesita repetir la comprobación, podemos decir que la comprobación es la compulsión con la que el niño intenta controlar la preocupación «algo malo le puede haber pasado a mi madre.»

Tratamientos estándar para el TOC

Los dos tratamientos más utilizados para el TOC son la medicación y la terapia cognitiva conductual (TCC).

Los psiquiatras prescriben fácilmente drogas psicotrópicas, incluso para los niños, pero su efectividad es muy marginal. En el mejor de los casos, la medicación puede reducir o enmascarar algunos de los síntomas del TOC al reducir la ansiedad, pero la mayoría de las veces los efectos secundarios de los medicamentos psiquiátricos superan sus posibles beneficios.

La terapia cognitiva conductual (TCC) se considera el estándar de oro para el tratamiento del TOC en niños y adultos. Aunque se han informado buenos resultados en estudios de investigación clínica, en la vida real, la efectividad de la TCC parece estar sobrevaluada. Un gran porcentaje de personas que se han sometido a una TCC todavía sufren síntomas de TOC después de haber completado su tratamiento.

En este artículo, propongo una manera de pensar sobre el TOC y un enfoque para ayudar a los niños que luchan con la condición, con base en los principios fundamentales de la TCC. Sin embargo, este enfoque agrega una capa creativa que lo hace más divertido y atractivo para el niño. Mi inspiración se deriva principalmente de las tradiciones de terapias breves, narrativas y centradas en soluciones.

Explicando el TOC a los niños

No es sorprendente que sea difícil explicar el TOC a un niño, porque incluso los expertos no tienen ni idea de por qué algunas personas padecen esta condición y la mayoría no.

Una forma posible de ayudar al pequeño a entender su problema es usar la «externalización», una explicación que se utiliza comúnmente en la terapia narrativa con niños. Significa que le decís a tu hijo que hay una criatura imaginaria, tal vez sentada sobre nuestro hombro izquierdo, cuyo trabajo es generarnos preocupaciones. Los niños suelen responder bien a esta metáfora. Luego, podés ayudar a tu hijo a encontrar un nombre para la criatura y también podés pedirle que la dibuje. En este artículo llamaré a la criatura el «gremlin de la preocupación».

Una forma alternativa de utilizar la externalización es explicar que existe una región especial en el cerebro humano que es responsable de generar preocupaciones. Podés llamar a esa área nuestro «generador de preocupaciones» o «núcleo de preocupaciones». Los mismos métodos que describo en este artículo para hacer frente al Gremlin de la preocupación también pueden ser aplicados para enfrentar el núcleo de preocupaciones.

Por supuesto, no hay gremlins sentados en nuestro hombro izquierdo que nos bombardean con preocupaciones obstinadas, ni hay regiones específicas del cerebro responsables de generar preocupaciones. Sin embargo, la metáfora puede ser muy útil para los niños, no solo porque les permite comprender su experiencia angustiosa, sino también porque les ayuda a ser más creativos y astutos a la hora de inventar formas de hacer frente a sus preocupaciones.

Podés explicarle a tu hijo que todos tenemos un gremlin de la preocupación y todos debemos aprender a aceptar o vivir en armonía con él. A veces, si el gremlin de la preocupación se emociona y se pone a toda marcha, necesitamos encontrar maneras de calmarlo. También es importante explicarle al niño que algunas formas de tratar de calmar la preocupación sobreexcitada del Gremlin funcionan mejor que otras.

Maneras ineficaces de calmar al Gremlin

Como madre o padre, puede resultarte útil comprender algunas de las formas ineficaces en que los niños a menudo tratan de aceptar sus preocupaciones. Estos métodos incluyen razonamiento, reafirmación, verificación, limpieza, ordenar, repetición, rituales supersticiosos, evitación y distracción. 

Razonamiento

Los niños a veces intentan superar sus preocupaciones iniciando un diálogo interno con su gremlin de la preocupación. El problema con este método es que es casi imposible superar al gremlin. Considerá esta «conversación»:

«¿Puede ser que tus manos estén sucias?,” dice el gremlin de la preocupación.

«No, no lo están. Acabo de lavarlas hace un minuto,” responde el niño.

«Pero todavía podrían estar sucias», insiste la gremlin de la preocupación.

«¿Por qué lo estarían si las acabo de lavar?», trata de decir el niño.

“Las lavaste, pero no apropiadamente. No te lavaste entre los dedos, ¿verdad?,» señala el Gremlin de la preocupación.

«Sí me lavé entre los dedos», protesta el niño.

«¿Lo hiciste? ¿Estás seguro? Podrías haber sido descuidado. Apuesto a que tus manos todavía están sucias,» dice el gremlin de la preocupación ahora.

«Mi madre dice que es imposible tener las manos limpias al 100%. Siempre habrá algunos gérmenes en la piel,” intenta razonar el niño.

«Correcto, y al tocar cosas que otras personas podrían comer podés causar que alguien se enferme. Quién sabe, incluso pueden morir por tu causa,” responde el gremlin de la preocupación, y comienza a asustar al niño.

«Está bien, los lavaré una vez más solo para asegurarme», dice el niño, cediendo ante el obstinado gremlin de la preocupación.

El razonamiento, o argumentación lógica, significa debatir con el gremlin de la preocupación. Tiene la intención de silenciar al gremlin, pero hace exactamente lo contrario al desencadenar un sinfín de argumentos contrarios. Cuanto más intenta el niño refutar la preocupación, más intensamente la defenderá su Gremlin. Es casi imposible vencer al gremlin de la preocupación debatiendo con él.

Reaseguramiento

No es raro que los niños que sufren de TOC pidan a sus padres que los convenzan de que su preocupación es innecesaria. El reaseguro de los padres puede ofrecer un descanso temporal de la ansiedad para el niño, pero el alivio a menudo es de corta duración. Al asegurarle a un niño con TOC que no hay nada que temer, los padres le están haciendo un flaco favor. En lugar de calmarlo, este consuelo bien intencionado termina estimulando la gran preocupación del niño, al mismo tiempo que aumenta la dependencia del niño de las garantías de sus padres.

Niño: ¿Morirá alguien de nuestra familia durante la noche mientras dormimos?

Padre: No, nadie morirá durante la noche. Ya te lo he dicho muchas veces.

Niño: ¿Estás seguro de que nadie morirá? ¿Cómo puedes estar tan seguro?

Padre: Todos dormiremos bien y nos despertaremos frescos por la mañana.

Niño: ¿Pero y si alguien muere en la noche? Por favor, decime una vez más que nadie va a morir. ¡Decilo otra vez por favor!

Comprobar, limpiar, ordenar y repetición

Algunas preocupaciones se pueden superar mediante la comprobación. Si estás llevando a tu hijo a la escuela y de repente comienza a preocuparse de que hayas dejado la puerta de la casa sin llave, podés regresar y asegurarte de que la puerta esté, de hecho, cerrada con llave. O si tu hijo comienza a preocuparse por que quizás has dejado el horno encendido, pueden ir juntos hasta el horno para asegurarse de que esté apagado.

Comprobar más de una vez no es una buena manera de superar las preocupaciones. Al igual que el reaseguramiento, sólo proporciona alivio temporal al niño, al mismo tiempo que allana el camino para la duda renovada y la necesidad de verificar nuevamente. «Sí, es cierto que ya lo comprobaste, pero ¿lo hiciste correctamente?», pregunta sarcásticamente el Gremlin de la preocupación, obligándolo a revisar una y otra vez. En lugar de ayudar al niño a vencer sus preocupaciones, el comprobar tiende a hacer que la preocupación sea más obstinada.

Si la preocupación está relacionada con la suciedad, tiene sentido que intente superarla mediante la limpieza. Del mismo modo, si al niño le preocupa que algo malo suceda si las cosas no se colocan exactamente de la manera correcta, o si las actividades no se llevan a cabo en el orden correcto, es comprensible que  intente superar la preocupación pasando el tiempo colocando las cosas solo de ese modo, o repitiendo una actividad una y otra vez hasta que pueda sentir que la secuencia se realizó de la manera correcta. Como todos sabemos, este tipo de compulsiones pueden consumir enormes cantidades de tiempo y hacer poco para ayudar al niño a superar las preocupaciones subyacentes.

Rituales supersticiosos

Los seres humanos somos supersticiosos. Tocamos madera después de decir que algo ha ido bien. Sabemos que esta acción no tiene efecto, pero igual lo hacemos. Por si acaso.

Por lo tanto, no es sorprendente que los niños que sufren de preocupaciones irracionales tengan la idea de que podrían superar su preocupación realizando un ritual supersticioso de algún tipo.

Por ejemplo, un niño que se preocupa de que algo malo suceda porque ha tenido un pensamiento «pecaminoso» podría tener la idea de prevenir esa cosa mala realizando un ritual. Ese ritual podría ser recitar un rezo, repetir ciertas palabras en su mente, o incluso agitar sus manos de cierta manera, X número de veces.

Al realizar un ritual supersticioso, el niño puede ser capaz de vencer su preocupación por un breve momento, pero el método es traicionero porque refuerza la tendencia del niño a desarrollar preocupaciones. Cuando los niños tratan de alejar sus preocupaciones con rituales, están practicando el pensamiento supersticioso y, por lo tanto, refuerzan la base sobre la que se fundamenta su problema.

Evitación

Muchas personas que sufren de fobias (miedos extremos e irracionales) manejan su ansiedad al evitar, a toda costa, cualquier situación que provoque su temor. Por ejemplo, los que sufren miedo a las alturas a menudo enfrentan su problema evitando los lugares altos, y los que temen las situaciones sociales a menudo evitan ir a cualquier lugar en el que deban hablar con extraños. De manera similar, los niños que sufren de preocupaciones excesivas pueden tratar de controlar su ansiedad evitando situaciones que saben que desencadenarán sus obsesiones.

Por ejemplo, si un niño tiene la preocupación de que algo malo le puede pasar a su madre mientras está en la escuela, puede «resolver» el problema al quedarse en casa para asegurarse de que su madre esté a salvo. La “solución” elimina la preocupación, pero el precio es alto, ya que el niño pierde la escuela y el estar con sus amigos.

Distracción

Algunos niños pueden obtener un descanso temporal de su preocupación, al redirigir su atención hacia algo diferente. Un niño puede, por ejemplo, distraerse escuchando música o jugando un videojuego.

Redirigir la atención de uno a otra cosa es útil ya que proporciona un respiro temporal de las preocupaciones ansiosas, pero el alivio puede durar poco tiempo si las preocupaciones se reactivan tan pronto como la distracción se detiene.

6 formas creativas de calmar al Gremlin de la Preocupación

Ahora que conocés las estrategias ineficaces que los niños usan para suprimir su preocupación hiperactiva, es hora de encontrar soluciones. Estas estrategias son métodos más efectivos que podés enseñarle para sobrellevar su gremlin de la preocupación (o el núcleo hiperactivo de la preocupación).

  1. Tiempo de preocupación

El tiempo de preocupación es un método recomendado a menudo para las personas que sufren de insomnio causado por una preocupación excesiva. Esto significa que reservás un tiempo designado para pensar en tus preocupaciones durante el día o la noche antes de ir a la cama. Durante este intervalo de tiempo, que puede durar de 10 minutos a media hora, te sentás con un bolígrafo y un papel y te concentrás deliberadamente en pensar en tus preocupaciones. El método se basa en la observación de que es más fácil para las personas deshacerse de las preocupaciones a la hora de acostarse si ya las han tratado de antemano. Cuando una preocupación aparezca en su mente en la cama, pueden decirse a sí mismos: «No voy a pensar en eso ahora. Ya lo pensé durante mi tiempo de preocupación,» o «no voy a pensar en eso ahora, lo pensaré en mi próximo tiempo de preocupación «.

Podés sugerir este método a tu hijo. Ayudalo a programar un cronómetro y usar un bolígrafo y una libreta, y que escriba cada preocupación que le venga a la mente. Alentalo a preocuparse deliberadamente tanto como pueda durante este período. ¿Qué es lo peor que podría pasar? ¿Qué otra cosa (mala) puede pasar? ¿Qué más te preocupa? Cuando el temporizador indique que el tiempo de preocupación ha terminado, ayudalo a guardar el bloc de notas y animalo a que comience a hacer otras cosas. Decile: «le has prestado toda tu atención a tus preocupaciones, por lo que ahora podés darte un respiro y dejar de lado tus preocupaciones hasta el próximo momento de preocupación.»

Podés mejorar el efecto del método pidiéndole a tu hijo que vuelva a revisar sus notas de preocupación y que te las lea en voz alta. Cuando los niños vuelven a visitar sus preocupaciones de esta manera, a menudo encuentran que las preocupaciones han perdido su control sobre ellos y ya no provocan el tipo de ansiedad que solían generar.

2. Poner las preocupaciones en espera

Las muñecas guatemaltecas de preocupación son muñecas en miniatura hechas de hilos de colores que generalmente vienen en bolsas pequeñas de cuatro o cinco. Los guatemaltecos han usado muñecos de preocupación durante siglos para ayudar a los niños a liberarse de las preocupaciones que los mantienen despiertos y evitan que se duerman a la hora de acostarse. La madre, el padre o los abuelos del niño toman una de las muñecas diminutas del bolso y le piden que le cuenten la preocupación a la muñeca. La muñeca asume la preocupación, liberando así al niño de tener que pensar en ello. La muñeca se coloca debajo de la almohada del niño y cuando el niño se despierta por la mañana, la muñeca se ha ido. Ha vencido la preocupación y ha vuelto al bolso. Hay varias muñecas en el bolso, de modo que si un niño tiene más de una preocupación, cada una de las muñecas puede tomar una diferente.

La idea de las muñecas de la preocupación se basa en la observación de que las preocupaciones tienden a evaporarse, desvanecerse o perder su intensidad si la persona preocupada ni siquiera intenta deshacerse de ellas, sino que las pone en espera, para ser atendidas más adelante. Cuando una preocupación está en espera en un lugar seguro, pero sin preocupar a la mente, el tiempo comienza a hacer sus milagros y la preocupación comienza a disminuir hasta que pierde su poder.

No necesariamente tenés que usar muñecas de preocupación para enseñarle este método a tu hijo. En su lugar, podés pedirle que escriba sus preocupaciones en hojas de papel y que las ponga en espera (quitarlas temporalmente de su cabeza) colocando las hojas en una caja de preocupaciones o en algún otro lugar especial que el niño haya reservado para ellas. Cuando una hora más tarde, o quizás al día siguiente, el niño abra la caja de preocupaciones y lea lo que está escrito en las hojas, es probable que encuentre que las preocupaciones ya no le molestan tanto como lo hacían en el momento en que las escribió. 

Para ayudar a su hijo a entender este método, podés explicarle que al Gremlin no le gusta que ignore sus preocupaciones, pero no le importa que las deje de lado. Al anotar sus preocupaciones y prometerle al Gremlin prestarles atención más adelante, puede calmar la preocupación hiperactiva del Gremlin y aprender a vivir en armonía con él.

3. Enmendando las preocupaciones con un final feliz

He escrito una historia ilustrada para niños sobre cómo superar las pesadillas recurrentes. Podés encontrarla en el sitio web www.kidsskills.org. En la historia, un niño llamado Nigel le dice a su abuela que tiene una pesadilla recurrente donde grandes camiones de miedo lo persiguen.

«¿No sabías, Nigel, que no existen las pesadillas?» responde su abuela.

«¿Por qué decís eso? Tengo la misma pesadilla casi todas las noches,» responde Nigel.

«No hay pesadillas porque todos los sueños tienen un final feliz», explica la abuela.

«¡Pero el mío no!», solloza Nigel.

«Por supuesto que no, si te despertás en la mitad,” dice la abuela.

La historia continúa con Nigel y su abuela imaginando juntos un final feliz para el sueño de Nigel. En su fantasía mutua, los camiones se detienen y los conductores salen a decirle a Nigel que están allí para traerle regalos. Nigel sube a los camiones, que están llenos de cosas interesantes, y elige su regalo favorito. Cuando Nigel está en la cama, la abuela le dice: «recuerda ver el final de tu sueño esta noche». Esa noche Nigel duerme toda la noche sin sueños y su pesadilla nunca reaparece.

Una forma de entender las preocupaciones es considerarlas como pesadillas despiertas, o pesadillas que ocurren en un estado consciente. La mente del niño genera fantasías de miedo durante el día de la misma manera que durante la noche. Esta forma de entender las preocupaciones te permite enseñarle al pequeño a hacer lo que la abuela de Nigel le enseñó a hacer con su pesadilla: revisar la pesadilla despierta enmendándola con un final feliz.

Por ejemplo, si al niño le preocupa que algo malo les pase a sus padres porque no se puso la ropa exactamente en el orden correcto, pedile que te cuente los detalles de su pesadilla despierta. 

«¿Cómo es tu pesadilla despierta? ¿Qué cosas de miedo crees que podrían pasarnos a nosotros?» Supongamos que su hijo ahora informa que tiene una pesadilla despierta en la que uno o ambos de ustedes son atropellados por un automóvil y mueren. Ahora podés decirle que no solo todos los sueños, sino también todas las pesadillas despiertas, tienen un final feliz y proceder a ayudarlo a enmendar la fantasía. Tal vez en este final feliz, la ambulancia llega a la escena del accidente y los paramédicos descubren que sus padres han sobrevivido al accidente sin un rasguño y pueden regresar a casa sin más preámbulos. O tal vez un ángel aparece y cura sus heridas y los hace felices de nuevo.

Los niños con problemas de TOC son maestros en usar su habilidad para fantasear. Si un niño es bueno para crear fantasías de miedo, puede ayudarse a sí mismo aprendiendo a crear fantasías felices en su lugar.

  1. Ignorar las preocupaciones

Imaginá que cuando eras pequeño tenías un hermano mayor que se complacía en burlarse de ti, por ejemplo, diciendo cosas como «¡Cuidado, hay monstruos debajo de su cama!» Cuanto más miedo tenías, más disfrutaba lo que estaba haciendo.

A medida que creciste, comenzaste a comprender que no hay monstruos debajo de la cama y aprendiste a luchar contra tu hermano. Cuando volvió a hablar sobre los monstruos, vos le respondiste: “basta. No hay monstruos debajo de mi cama. Estás siendo estúpido.» Él dejó de molestarte cuando se dio cuenta de que ya no podía engañarte más. Lo derrotaste al ignorar su ridícula crueldad.

Los niños a menudo se asustan entre sí de esta manera. Proyectan varias imágenes de miedo: «¡Mañana será el fin del mundo!» O afirman que el perro de la familia fue atropellado por un automóvil y luego se complacen en observar las reacciones emocionales del otro. Desde la perspectiva de un forastero, lo que están haciendo parece no servir para otro propósito que no sea bullying, pero también podemos pensar en tales interacciones como una forma de ensayar una habilidad importante para la vida. Cuando los niños juegan asustándose entre sí deliberadamente, ayudan a entrenarse unos a otros en la habilidad de manejar y tratar con imágenes y fantasías de miedo. El juego del miedo termina cuando el objetivo aprende a responder al miedo de una manera que indica que se niega a tomar en serio el escenario y, en cambio, muestra una habilidad para ignorarlo al responder al agente del miedo diciendo, por ejemplo, «¡Ps! No te creo» o «¡No me hagas reir!»

Puede ser útil que pienses en la preocupación de tu hijo, de la misma manera que pensás en tu hermano mayor imaginario. El Gremlin de la preocupación de tu hijo lanza activamente diversas imágenes de peligro y amenazas, no para molestarlo, sino para enseñarle y entrenarlo para que sea más fuerte; para ayudarlo a desarrollar una piel lo suficientemente gruesa como para protegerlo de todo tipo de imágenes aterradoras y fantasías que amenazan con arruinar su felicidad. Visto desde esta perspectiva, el Gremlin de la preocupación de tu hijo, tiene buenas intenciones. Su trabajo es enseñarle a responder a sus preocupaciones no tomándolas en serio o simplemente ignorándolas.

5. Convertir al Gremlin de la preocupación en un Maestro

Si podés pensar en la preocupación de tu hijo, no como un acosador, sino como un maestro, podés avanzar un poco más en este concepto.

Un padre me contó la siguiente historia de cómo ayudó a su hija de siete años para superar una preocupación persistente: la preocupación de la niña apareció a la hora de acostarse. Cuando su padre la acostaba, empezaba a dudar de que la puerta de la casa estaba cerrada con llave, lo que permitía a los ladrones entrar a la casa por la noche. Cuando ya estaba en la cama, exigió, varias veces, ir con su padre para verificar y asegurarse de que la puerta estaba cerrada con llave. La preocupación persistió, sin importar cuán firmemente el padre le aseguró que la puerta estaba cerrada con llave e incluso después de haber revisado la puerta juntos muchas veces.

El padre estaba desesperado. No quería agravar el problema de su hija reasegurándola una y otra vez de que la puerta estaba cerrada. Tampoco quiso ceder a las exigencias de su hija de revisar la puerta una vez más. Decidió probar algo fuera de lo común. La noche siguiente a la hora de acostarse, cuando la niña comenzó a preocuparse porque la puerta no estaba cerrada con llave, el padre accedió a revisar la puerta con ella una vez. Cuando la niña estaba de vuelta en la cama, el padre la sorprendió preguntándole: «Sé que acabamos de revisar la puerta, pero ¿qué pensás? ¿Está cerrada o podría haber una posibilidad de que aún esté abierta?”

«Está cerrada», dijo la niña, asegurándole a su padre que no había ninguna razón para pensar que la puerta no estaría cerrada.

En lugar de convencerse de la seguridad de su hija, continuó dudando. «¿Estás segura de que está cerrada? ¿Tal vez no verificamos correctamente?,” dijo y continuó hasta que la niña comenzó a molestarse con él y le exigió que se detuviera. La estrategia funcionó. La niña superó rápidamente su preocupación al tener que asegurarle a su padre que él no tenía que preocuparse por que la puerta no estuviera bien cerrada. El padre inició un juego para jugar en el que asumió el papel de su gremlin de la preocupación para permitirle practicar y aprender una mejor manera de responder a sus preocupaciones.

6. El músculo anti-preocupación y el juego de lucha contra la preocupación

Si podés ayudar a tu hijo a imaginar que sus preocupaciones son generadas por un gremlin de la preocupación, probablemente también puedas ayudarlo a imaginar que existe una habilidad que él necesita para calmar su preocupación cuando se sobreexcita y lo bombardea con preocupaciones innecesarias. Pueden llamar a esta formación de habilidades el «músculo anti-preocupación» para ayudar al niño a entender que es una habilidad que puede fortalecerse con la práctica, de la misma manera que puede fortalecer los músculos con entrenamientos.

Una posibilidad para hacer esto, que puede parecer extraña al principio, es jugar un juego con el niño que lo ayude a ser mejor descartando, ignorando o riendo ante preocupaciones tontas. Podés dejar que tu hijo le dé un nombre a este juego, pero por ahora lo llamaremos simplemente “juego de lucha contra la preocupación”. En este juego, se turnan para proponer preocupaciones entre ustedes y demostrar que cada uno es capaz de abordarlas.

Debes comenzar a jugar al juego proponiendo preocupaciones tontas que son fáciles de abordar y progresar gradualmente hacia preocupaciones que son más difíciles de superar para el niño. Podés comenzar proponiendo una preocupación absurda como «tu nariz se va a caer» o «el cielo se va a caer». Cuando estés seguro de que tu hijo es capaz de abordar preocupaciones tan tontas y fáciles, podés aumentar la dificultad del juego y empezar a sugerir preocupaciones más difíciles.

Por ejemplo, podrías sugerir «si no tocás la mesa tres veces, mañana tu bicicleta tendrá una llanta desinflada», «durante la noche, se desatará una tormenta y nuestra casa será alcanzada por un rayo a menos que gires alrededor tres veces,» o incluso» te enfermarás a menos que te laves las manos dos veces.»

La idea del juego es asegurarte de que tu hijo aprenda, emulandote, a abordar las preocupaciones con creatividad y humor. Las posibles respuestas incluyen, entre otras, no decir nada y simplemente encogerse de hombros o rodar los ojos para indicar que esa preocupación no le afecta. Otra opción es decir algo como «¿A quién le importa?» «No me pueden molestar», «¡Como sea!», «¡En tus sueños!» O «¡No me hagas reir!» El juego debe ser divertido tanto para vos como para tu hijo. Debería estar impregnado de risas, y cada victoria, incluso una pequeña, debe ser recibida con un choque de mano u otro gesto similar.

Jugar este juego juntos le ofrece a tu hijo una experiencia de aprendizaje divertida y no amenazadora. Le da la oportunidad de desarrollar su músculo antipreocupación, como así también estrategias más inteligentes para responder a las preocupaciones y aprender a aceptar su gremlin de la preocupación o su núcleo de la preocupación hiperactivo.

Pensamientos finales

El TOC es una molestia común con la que luchan innumerables personas en todo el mundo. Puede tomar muchas formas, pero siempre consiste en un miedo imaginario, del que la persona trata de defender con el uso de estrategias que no solo son inútiles sino que también empeoran el problema.

Recuperarse de esta dolencia requiere mantenerse alejado de las estrategias inútiles que involucran la lógica, la razón y la sensibilidad, y reemplazarlos con creatividad, inventiva y juego.

Fuente: Mad in America

 

  • Análisis
  • Artículos de opinión (Op-ed)

La humildad de la ciencia

  • 22/07/2019
  • Sergio Lotauro

Los científicos tenemos fama de ser soberbios e inflexibles. Y aquellos que específicamente nos dedicamos a estudiar el cerebro, somos los peores: Fríos, algo desquiciados y un poquito maquiavélicos. La culpa la tiene el doctor Viktor Frankenstein, Hannibal Lecter, y Mr. Freeze (si, el archienemigo de Batman) entre otros personajes remotamente emparentados con la ciencia y que no nos rinden honor, precisamente. 

En parte, esta mala reputación tiene que ver con los estereotipos, esa vieja y remanida estrategia cognitiva que los seres humanos utilizamos para clasificar a las personas. 

La construcción de categorías mentales en donde poner a la gente a partir de unos pocos datos como la profesión, la nacionalidad o el signo del zodíaco es una de las falacias más extendidas en el mundo entero, pero que tiene la enorme ventaja de ayudarnos a simplificar lo complejo, a no tener que pensar, evitando que tengamos que partir desde cero cada vez que conocemos a alguien. Cuando nos presentan a Fulano, con solo saber dónde nació, y si es de “tauro” o “libra” ya alcanza: Sabemos automáticamente como es esa persona, o creemos saberlo. Nos ahorramos el arduo trabajo de tener que conocerla en profundidad para poder llegar a alguna que otra modesta conclusión. Los estereotipos nos facilitan la vida, es cierto, pero lo que obtenemos a cambio es una verdad de perogrullo. 

Los argentinos somos pasionales y dramáticos, los gallegos son duros de entendederas (este creo que corresponde exclusivamente a mi país), los alemanes son estrictos y disciplinados, y los asiáticos son genios en matemáticas. Todos sabemos eso, ¿o no?

Pero ahí no termina la cosa. Quiero contarles algo que me pasó hace apenas unos días: Un amigo muy dado a las terapias alternativas me dio a entender, con cierta sutileza mal concebida, que por mi condición de científico, soy un tanto necio, ya que a priori mi visión “acotada del mundo” no me permite aceptar la posibilidad de que haya otras realidades, como la presencia de entes espirituales y fantasmas, los meridianos que atraviesan el cuerpo, y la existencia de vidas pasadas. Finalmente también me invitó a no cerrarme a cualquier disciplina alternativa por el solo hecho de que no se ajuste a “mi estrictísimo” método científico. 

La verdad es que escucharlo hablar me llevó a pensar si en realidad me estaba describiendo a mí, o se estaba describiendo él mismo.

Me explico. 

Si bien es cierto que hay muchos científicos arrogantes, estos no deben ser confundidos con la ciencia como ente abstracto. Hay gente pedante de bata blanca en los laboratorios y hospitales, pero esto no es exclusivo de los científicos, también hay gente así en el resto de las disciplinas, incluidos los actores, barrenderos, pilotos de aviación y fumigadores de cucarachas. 

Otro punto a tener en cuenta es que la ciencia como tal se encuentra permanentemente revisando sus postulados, buscando la refutación de sus propias hipótesis, considerando el error en todas y cada una de sus premisas como una posibilidad muy real. 

La ciencia es vulnerable, plausible de fallar, y cualquier verdad que acepte como tal será  considerada una verdad transitoria, solo válida mientras no aparezca una nueva verdad complementaria o contraria, ya sea que integre a la anterior o la desplace. 

Sí, damas y caballeros. Contrariamente a lo que mi prejuicioso amigo cree, la ciencia es humilde, no soberbia. No se aferra al conocimiento que genera de manera rígida e inamovible; algo que, por ejemplo, si ocurre en la astrología o en la armonización de los chakras, por citar algunos ejemplos de pseudociencias muy en boga en estos tiempos. 

la ciencia como tal se encuentra permanentemente revisando sus postulados, buscando la refutación de sus propias hipótesis

La ciencia también acepta la multicausalidad. Entiende que el comportamiento de una persona, es la consecuencia de su carga genética, sobre la que además influye la crianza que esa persona recibió de sus padres cuando era niña, el colegio al que asistió, y muchos etcéteras que están en danza en la lotería de la vida. Para la astrología (que desde la concepción de mi amigo se presume mucho más receptiva que la ciencia) la conducta de una persona está determinada por el mes en el que nació: Hecho insignificante al cual llaman “virgo” o “acuario”, y se resiste a cotejar sus propios conocimientos con los generados en otras disciplinas, como la medicina o la psicología.

No fue precisamente Galileo Galilei quien quiso prender fuego a aquellos que descreían que la tierra giraba alrededor del sol, y no el sol alrededor de la tierra. Pero si fue la iglesia católica y sus seguidores los que quisieron quemar vivo a Galileo por poner en tela de juicio la afirmación bíblica que sostiene que nuestro planeta es el centro del universo.

Galigelo Galilei antes de la inquisición ©Bianchetti/Leemage

Entonces, cabe preguntarse: ¿Quién en verdad es el necio e inflexible? ¿Quién realmente se encuentra ciego a explicaciones disímiles? ¿Quién es más fundamentalista: El científico o el pseudocientífico?

El amigo Galileo, con gran humildad, consideró la posibilidad de que el hombre no fuera, después de todo, tan importante y grandioso como los mismos hombres pensaban. También cuestionó lo evidente, aquello que los ojos muy claramente nos muestran con solo mirar al cielo u observando cualquier atardecer: ¡Que el sol se mueve!  

Los postulados de Galileo cayeron muy mal no solo porque contradecían la palabra divina, sino porque además ponían de relieve que, no éramos tan especiales como pensábamos y que al universo (y al mismísimo dios, en última instancia) le importamos un comino.

En sintonía con lo anterior, tampoco hay que olvidar que en psicología existe algo que se conoce como el efecto Dunning Kruger. Simplificando un poco la cosa, este postulado sostiene que cuanto más ignorante es alguien, más tenderá a considerar sus escasos conocimientos como la verdad absoluta. Esto ocurre por una simple razón: Es su propia estupidez, ni más ni menos, la que le impide contemplar e integrar a su acervo aquellos conocimientos que no termina de comprender; ergo se queda con lo simple, lo sencillo, eso que ya conoce, y se cierra al resto. 

Wayne Dyer no es santo de mi devoción, pero le doy la razón cuando dijo: “El grado más alto de ignorancia es cuando rechazas algo que ni siquiera conoces”.

La persona inteligente y bien formada, por el contrario, tiene mayor conciencia de lo poco que sabe y de lo mucho que le queda por aprender. Acepta también que hay cuestiones que por el momento no se pueden explicar, y otras que tal vez no se vayan a explicar nunca, y no trata de rellenar esos huecos de conocimiento inventando un dios, o apelando a la supuesta  presencia de extraterrestres o la mística de la numerología.

Este mayor grado de conciencia hace que se sienta pequeño y dubitativo, lo que a su vez, paradójicamente puede traducirse en un mayor grado de inseguridad y vacilación en la vida. 

Recuerdo una vieja sentencia del Chavo del 8 (el clásico personaje de Chespirito): “Solo los tontos están seguros”. La otra cara de la misma moneda diría: “Solo los inteligentes dudan”.

El efecto Dunning Kruger define perfectamente al pseudocientífico, no al hombre de ciencia. La soberbia define perfectamente al pseudocientífico, no al hombre de ciencia. 

“No quiero saber, quiero creer” dijo Carl Sagan. Y te queremos por eso, Carl.

  • Ciencia y Evidencia en Psicología

Test de Moca para evaluación del deterioro cognitivo (entrenamiento online)

  • 22/07/2019
  • David Aparicio

El entrenamiento en el uso del Test de Moca es un curso breve, dirigido a profesionales de la salud, donde aprenderán como aplicar e interpretar el Test más utilizado en el mundo en la actualidad, tanto a nivel de investigación como a nivel clínico, como instrumente de despistaje cognitivo por su alto nivel de confiabilidad y validez.

¿Por qué entrenarse en instrumentos de despistaje de deterioro cognitivo?

Según datos de las Naciones Unidas, las personas mayores de 60 años se duplicarán para el año 2050 y se triplicará para el año 2100, y los mayores de 80 se triplicará para el 2030 y se multiplicará por 7 en el 2100.

Inscríbete aquí.

Este impresionante aumento de la población mayor en el mundo viene acompañado de grandes retos en  el área de la salud, entre los que encontramos el deterioro cognitivo y las demencias para lo que no estamos preparados, ni contamos con suficientes especialistas para hacerle frente, de ahí la importancia de prepararse en esta área.

¿Qué aprenderás en este curso?

  • En qué circunstancias se recomienda la aplicación del Test de Moca.
  • Comparación con el MMSE y otros instrumentos de evaluación en screening cognitivo
  • Porque elegir el Moca como test de tamizaje.
  • Como se aplica correctamente el test de Moca.
  • Como se interpretan los puntajes.

Al finalizar podrás

  • Te permitirá optimizar el tiempo de tu consulta.
  • Realizar despistaje de deterioro cognitivo leve con mayor precisión.
  • Identificar pacientes en riesgo que requieren intervención inmediata.
  • Entender los resultados del test mucho más allá de los puntajes.
  • Manejar tu consulta bajo estándares internacionales.
  • Hacer investigación y poder correlacionar tus datos con otros estudios internacionales.
  • Sumarte al gran número de especialistas que se están preparando para dar respuesta a la gran demanda de atención en esta área.

FECHA del entrenamiento: julio 22, 23 y 24 de julio. Las clases estarán disponibles online hasta el 28 de julio.

Metodología: 100% Online. Disponible las 24 horas del día.

Dirigido a:

  • Médicos especialistas en Neurología, Psiquiatría, geriatría, médicos familiares y otros especialistas que se interesen en el área, así como residentes y estudiantes de medicina.
  • Neuropsicólogos, psicólogos clínicos, terapistas ocupacionales, enfermeros y disciplinas afines al igual que estudiantes del área.

Docente: PhD. María Olivia Goncalves. Directora de Grupo Sinapsis

Para inscripciones o para mayor información visita la página oficial de Grupo Sinapsis.

Agradecemos a Grupo Sinapsis, nuestro sponsor exclusivo de la semana.

  • Ciencia y Evidencia en Psicología

¿Estás seguro de que leés tan rápido como pensás?

  • 19/07/2019
  • Maria Fernanda Alonso

Importante: Este estudio es una impresión previa que aún no ha estado sujeta a revisión por pares y la versión final publicada puede diferir de la versión en la que se basó este informe.

Una revisión analizó casi 200 estudios sobre tasas de lectura publicados en los últimos años con una estimación general de la rapidez con la que leemos. ¿Qué encontró?  Leemos considerablemente más lento de lo que comúnmente se piensa.

En un artículo anterior te comentamos que, según un estudio (Bavishi, Slade, & Levy, 2016), leer ayuda a vivir más, y leer libros es aún más beneficioso para la longevidad pues requiere mayores facultades cognitivas. Quizá que te interese incorporar el hábito de la lectura a tu vida y no sepas cómo. Éstas recomendaciones pueden serte útiles.

De las diversas estimaciones de la velocidad de lectura promedio a lo largo de los años, una de las más citadas es la de 300 palabras por minuto (ppm). Sin embargo, una serie de hallazgos de tasas de lectura más lentas desafían esa estadística, señala Marc Brysbaert de la Universidad de Ghent en Bélgica en su nuevo artículo publicado como preimpresión en PsyArxiv (Brysbaert, 2019).

Brysbaert buscó todos los estudios que midieron las tasas de lectura en participantes de entre 17 y 60 años y en idiomas que usan el alfabeto latino. La naturaleza exacta de los estudios varió mucho: por ejemplo, en algunos, los participantes tuvieron que leer un pasaje largo antes de responder preguntas de opción múltiple sobre el texto, mientras que en otros leyeron oraciones individuales mientras se medían los movimientos de sus ojos. Pero Brysbaert solo incluyó aquellos estudios en los que los participantes leyeron por diversión o comprensión, y excluyó a otros que requieren memorización u otros desafíos. En total, encontró 190 estudios adecuados realizados entre 1901 y 2019, en los que participaron 17.887 participantes.

La tasa de lectura promedio en estos estudios resultó ser solo de 238 palabras por minuto, mucho más lenta que la popular estimación de 300 ppm. Sin embargo, hubo mucha variabilidad entre los estudios, en particular los que utilizaron pasajes muy cortos, donde la tasa más lenta fue de poco más de 100 ppm y la más rápida casi 400 ppm. Con textos más largos, las tasas cayeron más cerca del promedio, lo que sugiere que las tareas de lectura más largas podrían ser una medida más confiable.

Si bien el número de estudios con idiomas distintos al inglés era demasiado pequeño para sacar conclusiones firmes, parecía haber una diferencia entre los idiomas. Por ejemplo, la tasa de lectura en los cinco estudios en español fue considerablemente más rápida que el promedio, con 278 palabras por minuto, mientras que la tasa promedio para los 144 estudios en inglés fue de 236 palabras por minuto. Y aunque el metanálisis sólo incluyó participantes menores de 60 años, Brysbaert señala que otros estudios han encontrado que la tasa de lectura disminuye en los grupos de mayor edad.

Saber que las tasas de lectura son más cercanas a 240 que a 300 palabras por minuto puede parecer bastante intrascendente. Pero los educadores utilizan este tipo de umbrales para determinar si alguien lee con lentitud y necesita ayuda para remediarlo, por ejemplo. «Establecer la tasa de lectura objetivo en 300 palabras por minuto no es realista para la mayoría de las personas y es probable que resulte en una decepción de lo que se puede lograr», escribe Brysbaert.

Este artículo tiene 608 palabras ¿Mediste el tiempo que te tomó leerlo? Si te interesa aumentar tu velocidad de lectura, te recomiendo este artículo y también este.

Fuente: The British Psychological Society

Bavishi, A., Slade, M. D., & Levy, B. R. (2016). A chapter a day: Association of book reading with longevity. Social Science & Medicine, 164, 44-48. https://doi.org/10.1016/j.socscimed.2016.07.014

Brysbaert, M. (2019). How many words do we read per minute? A review and meta-analysis of reading rate. https://doi.org/10.31234/osf.io/xynwg

 

Paginación de entradas

Anterior12345Próximo
Regístrate al boletín semanal 💌
PSYCIENCIA PRO
  • Inicia sesión
  • Cuenta
  • Cierra sesión
  • Artículos
  • Recursos
  • Webinars
Recomendados
  • El estatus científico de las técnicas proyectivas
  • El diagnóstico del TDAH en adultos: características clínicas y evaluación
  • Cómo actuar cuando alguien expresa directa o indirectamente pensamientos de suicidio
Tips para terapeutas
  • Aprender a dejar ir: Cómo la defusión cognitiva puede ayudar a los pacientes a liberarse de la preocupación por su carrera profesional
  • Estrategias eficaces para reducir el perfeccionismo en los pacientes con ansiedad social
  • Cuando el paciente está fusionado con ideales religiosos
Recursos
  • Registro de historia clínica para adultos (PDF)
  • 14 Recursos clínicos para abordar el insomnio
  • Exploración del estrés (hojas de trabajo)
Podcast
  • «La adversidades de los terapeutas que trabajan en el área de discapacidad», con Geraldine Panelli – Watson, episodio 2
  • «La reinvención del psicólogo», con Augusto Méndez – Watson, episodio 7
  • «Formación accesible para psicólogos» con Miguel Valenzuela – Watson, episodio 10
Webinars
  • Cómo potenciar intervenciones terapéuticas a través de los estilos de comunicación en DBT
  • Domina tu productividad con Todoist (Webinar)
  • Cómo abordar la violencia y la infidelidad desde la terapia integral de parejas
Psyciencia
  • Contáctanos
  • Publicidad
  • Nosotros
  • Publica
Psicologia y neurociencias en español todos los días

Ingresa las palabras de la búsqueda y presiona Enter.