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Artículos de opinión (Op-ed)

212 Publicaciones

La opinión es una creencia subjetiva, y es el resultado de la emoción o la interpretación de los hechos. Una opinión puede ser apoyada por un argumento, aunque las personas pueden dibujar las opiniones opuestas de un mismo conjunto de hechos. Este artículo representa la opinión del autor y no necesariamente de aquellos que colaboran en Psyciencia.

  • Artículos de opinión (Op-ed)

Cómo pedir perdón

  • 19/09/2022
  • Buenaventura del Charco Olea

Hay veces que una relación importante se destruye. Bien por algo que ocurre poco a poco, comiéndolo todo como una gangrena que se expande, o bien por algún suceso que una de las partes vive como la hoja de una cuchilla que cercena toda posibilidad de relación. Creo que las primeras son más difíciles de reparar que las segundas (el otro se acostumbra a estar dolido y poco a poco empieza a vivir la relación como una fuente de sufrimiento que como algo nutritivo, mientras que en las que se rompen de golpe queda el anhelo o el recuerdo de ese vínculo como algo bueno). Pero también que la capacidad de amar de las personas es algo increíble, muchas veces capaz de cosas tan hermosas como el perdón o dejar una puerta que no se cierra del todo al otro, si bien para todo ello, como para casi cualquier proceso humano, deben darse las condiciones adecuadas.

Dicho esto, también quiero rebajar tus expectativas con este artículo: no hay fórmulas perfectas que garanticen nada cuando se trata de relaciones humanas. Las personas tienen capacidad de libre elección, por lo que no depende exclusivamente de ti que las cosas en una relación de dos ocurran, por mucho que lo hagas perfecto. Así que está bien si este artículo te ayuda o te da ganas de intentarlo, pero asume que tu margen de maniobra es el que es.

Como pedir perdón parece un proceso sencillo, que aparentemente consiste en pronunciar las disculpas, pero va mucho más allá. En primer lugar, hay que mostrar empatía y un reconocimiento sincero del dolor del otro y, en segundo lugar, debemos realizar alguna acción “reparadora” del malestar del otro.

Reconocer el daño del otro requiere de una condición previa: que empaticemos con el otro como para entenderlo, y en caso de no ser capaces de hacerlo, pedirle humildemente al otro que nos lo explique. El error habitual aquí, suele ser el de negar la vivencia del otro, con frases del tipo “te pido perdón, aunque no es para tanto” o “si algo te ha ofendido te pido disculpas, pero no creo que…” y similares que convierten la disculpa en una mera formalidad, ya que estás recalcando que no hay nada de lo que disculparse, y es culpa del otro el estar enojado. Otro error frecuente es el de pedir disculpas justificándose o presentando la ofensa como la consecuencia de la conducta del otro “te pido perdón por enfadarme, pero es que me llevas al límite” o “discúlpame por entrometerme, pero si no lo hago yo tú no lo haces” o mierdas similares.

Así que antes de preguntar cómo pedir perdón a mi pareja, amigo o a quien sea, piensa en primer lugar si estás dispuesto a asumir que el otro tiene derecho a estar dolido, y, sobre todo, si el dolor del otro te importa por encima de llevar razón, señalar lo que el otro hace mal o justificarte.

Entiende además que el otro necesita ver que te importa su dolor y que quieres acogerlo, aunque eso implique oír cosas que no te gusten porque te ponen como el malo de la película, pues siento decirte que si lo que pretendes es un “pasar página” o “seguir adelante” o “borrón y cuenta nueva” lo que quieres es estar bien, no reparar el daño. El dolor requiere ser expresado, legitimado y acogido para sanar. La persona dolida necesitará, a veces en repetidas ocasiones, expresar cómo se siente con lo sucedido y explicar en detalle por qué le ha dolido y cómo eso le enfada o decepciona profundamente, y a ti te tocará oír ese discurso doliente varias veces. No puede haber arrepentimiento si queremos pasar por algo lo sucedido, si deseamos dejarlo atrás: cuando algo te importa, lo atiendes.

Son ya unos añitos como psicólogo y creo que ninguna fórmula es más eficaz que decir: “claro que quiero arreglar las cosas contigo, pero sobre todo lo que me importa no es si estamos bien, si no el hecho de que tú estés dolido. Por favor, cuéntame qué te duele, pues, aunque sea incómodo para mí oírlo atender tu dolor me importa más que nada”. Joder, qué frase, tiene muchísima miga: en primer lugar, porque muestra que estamos de verdad dispuestos a lo que sea necesario para arreglarlo, en segundo lugar, porque le damos permiso al otro para estar mal y sobre todo, porque muestra un interés real en la persona, en el otro, por encima de lo que yo quiero, que es volver a tener relación.

Por orgullo, por falta de empatía, por miedo a lo que nos diga el otro o por culpa, muchas veces queremos arreglar las cosas y el otro siente que no importa, si no que importa arreglarlo y ya, sintiéndose utilizado o doblemente dolido porque su dolor vuelve a no importar y a ser negado.

El otro proceso del asunto, una vez reconocido, validado y acogido el dolor del otro, es el de realizar una acción reparadora. En todo manual sobre como arreglar mi relación de pareja, familiar o amistad, este debería ser al menos, el otro 50 % del volumen. Y es que reconocer el dolor del otro es una parte importantísima, pero se quedaría en un brindis al sol, vacía de contenido, si no hiciésemos algo para intentar reparar el daño que hemos realizado. Cuál es esa acción en cada caso es difícil de saber, pues dependerá enormemente de qué ocurrió y de cómo es el otro y lo que valora. Además, muchas veces el daño no puede deshacerse, pero creo que más que la eficacia de dicha acción reparadora es la intención lo que importa: que el otro nos vea dispuestos a hacer algo incómodo, intentarlo de corazón o esforzarnos por él, le transmite que realmente nos importa, y eso suele pesar mucho.

Por cierto, otra cosa que te recomiendo, en vez de buscar por internet, es acercarte al otro y preguntarle con sinceridad y humildad, qué necesita para que podáis arreglar de una vez por todas, lo vuestro. Y es que, en las relaciones, nos sentimos tan asustados, que muchas veces, se nos olvida preguntar.



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  • Artículos de opinión (Op-ed)

Lo que veo en consulta y no es psicoterapia

  • 19/04/2022
  • Buenaventura del Charco Olea
shouting woman with hands on head in dim red light

Cada vez atiendo más a personas que no tienen un diagnóstico reconocible, de los existentes en los manuales científicos, sino que vienen con problemas dispares y sobre todo, una sensación de insatisfacción, agotamiento vital fruto de una continua pelea entre una parte de si que se exige y pone metas y otra que no las alcanza y siente que ni quiere ni puede más. Además, cuando las consigue, no le llenan plenamente, con una exigencia imposible de ser saciada que tortura mucho cuando no alcanza algo, pero luego, rápidamente, pide otra meta y otra más.

Veo pacientes que han pasado por uno o dos profesionales (coach, psiquiatras, psicólogos…) y que, si bien han mejorado algunos aspectos mediante técnicas, siguen en términos generales con una sensación de desbordamiento y de malestar profundo, de un no entenderse a sí mismos y de no poder parar unas dinámicas de vida en las que se meten sin saber muy bien por qué coño lo hacen (enfados, querer controlar todo, desfase e impulsividad, postureo…).

Creo que todo esto señala el fracaso de una psicología muy centrada en el problema y poco en lo que le ocurre al individuo en su realidad más profunda: cuáles son sus grandes miedos, qué intentan conseguir o evitar con esas cosas disfuncionales que hacen (se exigen hasta la ansiedad por miedo a que si no funcionan no les querrán, se obligan a ser fuertes por el miedo a ser atacados o rechazados, no ponen límites o toman decisiones por el pánico al fracaso o porque se sienten débiles, etc).

Pero, sobre todo, considero que evidencia además que se tratan de forma excesivamente individual los problemas de la persona sin ver cómo afectan variables de la era que estamos viviendo: la continua comparativa y tener que aparentar éxito y felicidad inherentes a las redes sociales, que hace que la gente esté insatisfecha de cojones con su vida / competencias y habilidades/aspecto físico/pareja porque es imposible que si en 15 minutos de redes ves a 35 personas, tu vida sea mejor que la de todos esos en todos los aspectos.

También está el hecho de que vivimos en una sociedad que ha roto ideas y reglas que creíamos irrompibles y a las que nos negamos a renunciar (con bastante sentido común): el esfuerzo ya no parece tener las recompensas de mejora económica y estabilidad que tenía anteriormente (aunque sigo creyendo en la meritocracia, desde luego actualmente está escacharrada), la inestabilidad del mercado laboral, la vivienda o la pareja, con cambios continuos y requisitos cada vez más disparatados en los que construir proyectos a largo plazo parece imposible con nuestra vida actual.

Se ignora también, otro gran factor que a mí entender es clave: la vorágine del consumismo. Éste se basa en crearnos necesidades que no son reales pero que nos hace vivir en una continua insatisfacción por todo lo que “deseamos” en una lista que crece cebada por una publicidad brutal en la que se añaden cosas mucho más rápido que la que lo podemos conseguir y que además hace que cuando hacemos algo, en vez de disfrutarlo ya estemos pensando el próximo y frustrado por no tenerlo. Y esto no es lo peor, sino que nuestro tiempo, recursos y esfuerzos se vuelcan en esta lista en vez de en cosas más ambiguas pero más importantes como los principios y valores, la familia, el autocuidado, el pensamiento crítico, los seres queridos o lo comunitario.

La tecnología nos ha dado muchas ayudas, pero también ha creado un ecosistema y unas demandas a las que nuestro cerebro no está preparado ni adaptado, como que todo sea disponible todo el rato, el famoso “multitask” o el imperativo de la inmediatez, todo lo cual nos lleva a la ansiedad por no llegar a todo, la sensación de no poder desconectar o una impaciencia e intolerancia a la frustración mucho mayor que la de nuestros abuelos.

Finalmente, el cambio de paradigma social en la que los argumentos han sido sustituidos por los sentimientos, donde vivimos en la esquizofrenia de que se nos bombardee con una idea de “perfección” contÍnua pero a la vez se hable de la normatividad como el demonio o de pedir que sea siempre lo externo quien deba responsabilizarse de cómo me estoy sintiendo. Como si yo no tuviese nada que ver y todos los problemas fuesen únicamente sociales (lo que convive con un extremo individualismo en un discurso totalmente incongruente), o la información y política basada en el frentismo donde las ideas del otro me son tan ofensivas e intorolerables que sólo puedo censurarlo, indignarme, juzgarlo o exigir su cancelación.

Mucho social, espiritual, económico, filosófico, tecnológico que añadir a lo psicológico, por eso supongo, cada vez leo más sociología, filosofía o antropología que psicología.

Visita la página de Buenaventura del Charco Olea.



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  • Artículos de opinión (Op-ed)

He atendido más de 300 niños y adolescentes y esto es lo que he aprendido

  • 04/04/2022
  • Jonathan Molina Torres
man in black suit jacket sitting on brown wooden chair

He atendido más 300 pacientes en los 7 años que llevo ejerciendo como psicólogo de niños, adolescentes y sus familias y he aprendido algunas cosas que no me enseñaron ni la universidad ni los libros:

  1. Solo una mínima parte de los problemas que me he encontrado en consulta son «de manual». El resto (la mayoría) no encajan en etiquetas diagnósticas DSM ni en trastornos claramente definidos. Encontramos más problemas de insatisfacción, desadaptación a los contextos, etc.
  2. Las familias juegan un papel muy relevante en el origen y el mantenimiento de los problemas, sin embargo solo un pequeño porcentaje se implica activamente en los tratamientos . Involucrarlos es un reto y favorecerá el buen pronóstico.
  3. El componente contextual/social de los problemas psicológicos es brutal. Insatisfacción corporal, vacío, vivencia extrema de las relaciones sociales. Son canones o normas que parece que la sociedad y las RRSS dictan y hay que seguir.
  4. Tener bajos ingresos impide a muchas familias acceder a tratamientos o bien acceder en una frecuencia que pueda ser terapéuticamente relevante. Ser pobre empeora tu salud mental y además pone difícil que puedas mejorarla con un profesional.
  5. El aumento desde 2020 hasta ahora de atención de niños y adolescentes ha sido exponencial. Trabajando fuera de agenda, manejando lista de espera,… Los más jóvenes están al límite psicológicamente.
  6. Los profesionales cada vez necesitamos ser más flexibles y salirnos de nuestros marcos de seguridad para dar mejor atención. Priorizar el vínculo, introducirnos en su contexto, flexibilidad en los modelos y estrategias que utilizamos.

Este artículo fue publicado en formato de hilo en Twitter por Jonathan Molina y cedido para su publicación en Psyciencia.

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  • Artículos de opinión (Op-ed)

La desesperación del terapeuta

  • 15/02/2022
  • Marisa Paez

Muchos pacientes llegan a terapia enredados en su silencio. A veces, la respuesta que más se repite en la sesión es “no sé”. Hay demasiados vacíos, el paciente se muestra reservado, tienes la sensación de que puede contar más, de que se guarda cosas. Por momentos parece que uno encuentra algún tema en el que vislumbra un avance, pero este se diluye, se corta prematuramente. Las conversaciones sobre aspectos que se van explorando, las facetas vitales que se investigan y los temas abiertos terminan encallándose. No somos capaces de ver cuál es el problema que le trae a consulta.

En muchas ocasiones el paciente tampoco sabe a qué va. Sabe que hay algo que no está funcionando, que está en un atolladero, pero no tiene idea de qué es eso que obstaculiza su devenir ni por qué, ofrece respuestas cortas, y la comunicación no fluye, el relato no corre, no es transparente.

Es natural que ante estas circunstancias los terapeutas nos pongamos ansiosos, surja la inseguridad, la incertidumbre y hasta la desesperación. En muchas ocasiones ante esto tendemos a magnificar el problema del cliente: “esto tiene que ser gravísimo”, “a ver qué me encuentro”. Otras veces a minimizar su importancia: “es una tontería”, “esto le pasa a cualquiera”, etc. La incertidumbre, las dudas, suelen acompañarse a veces del impulso de mandar a casa al paciente para que regrese cuando tenga algo claro, o al contrario, escudriñamos de más en detalles irrelevantes.

Ante el desconocimiento y la frustración que supone estar delante de alguien y no saber qué hacer, podemos terminar forzando las conversaciones o intentando desatascar la interacción utilizando diferentes “ventosas”. Podemos ponernos insistentes y repetir preguntas, detenernos una vez más en los detalles, pedir más ejemplos, preparanos listas de preguntas para acribillar al paciente. Otras veces la estrategia es prepararnos montones de ejercicios, metáforas o tareas que terminen llenando la sesión. Creemos que algo de todo esto que hacemos le llegará al paciente, algo le será útil o desatascará la obstrucción.

Saber sostener los silencios en terapia, la ambigüedad, la duda, ayudarle al cliente a contactar emocionalmente con todo lo que conforma su vacío

Quizás la clave pueda radicar en la consciencia de nuestra propia impaciencia y desesperación. Comenzar por conocer en profundidad qué hacemos en nuestra vida cotidiana cuando las cosas no salen como esperábamos, o como aparece en los libros, o según nos dijeron que funcionaría… Pararse a conocer qué solemos hacer con nuestra impaciencia. Comenzar por parar, detenernos y situarnos desde una actitud de observación y apertura, cerca del cliente, cerca de su silencio, y también cerca de nuestras propias reacciones ante ello.

Saber sostener los silencios en terapia, la ambigüedad, la duda, ayudarle al cliente a contactar emocionalmente con todo lo que conforma su vacío, lo que hay en el espacio entre la pregunta y la respuesta, entre una frase y la siguiente que articula, con todo lo que contiene el «no sé», con el cómo se siente el no saber, cómo se siente en el cuerpo, cómo se nota en la mente, quizás sea de ayuda.

Quizás desde la confusión, la desesperación y la humildad de no saber qué hacer, es desde donde podamos los terapeutas acercarnos a conocer lo que conforma ese silencio del cliente. Tal vez desde ahí podamos encontrar el miedo del paciente a ser juzgado, valorado o invalidado. Posiblemente encontremos a una persona cansada de expresar lo que necesita que no ha encontrado respuesta alguna. Quizás nos encontremos con el temor de esa persona a ser castigado por expresarse… O descubramos que estamos ante una persona que no ha aprendido a preguntarse ni a responderse sobre las cosas importantes de su vida, o una persona a la que siempre algún otro ha respondido por él o por ella, que nunca ha aprendido a saber qué es lo que le gusta o disgusta, más allá de las expectativas de los otros…

Puede que el corazón de la intervención esté en que el terapeuta comparta su desconocimiento, su desesperación y sus reacciones al silencio del otro, su propia incertidumbre y la inseguridad que devienen en diferentes momentos, durante el proceso terapéutico… Probablemente este sea el mejor sitio desde el que acercarse al paciente, empatizar con él, validar lo que está sintiendo y moldear qué hacer ante su vacío.

Artículo publicado en el blog de Marisa Paez y cedido para su republicación en Psyciencia.

Ilustración de René Merino.



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  • Artículos de opinión (Op-ed)

«The A Word»: Una serie sobre el autismo y las dificultades en el diagnóstico

  • 04/02/2022
  • Geraldine Panelli

Aprovechando el verano y el tiempo libre me crucé con esta serie filmada en Reino Unido con unos paisajes alucinantes y una historia que relata el  padecimiento y los desafíos de una familia similares a los que escucho en el consultorio.

 The A Word es una serie sobre una familia con un hijo con trastorno del espectro autista. En la primera temporada comienzan a encontrarse con ciertas dificultades en el diagnóstico y en las siguientes dos se realiza un recorrido por cómo es la dinámica familiar luego de encontrarle un nombre a lo que a su hijo le sucedía. 

Si bien es una familia de clase acomodada y con recursos económicos suficientes, en la localidad en donde viven no cuentan con profesionales que tengan conocimientos suficientes sobre trastornos del neurodesarrollo, lo que sin dudas es el mayor inconveniente tanto en la serie como en la realidad. La madre del niño esboza frases que lamentablemente los profesionales de la salud oímos miles de veces de familias que vienen a consulta y que retrasan cualquier intento de diagnóstico temprano:

 “Luego de consultar en terapia del lenguaje a los 3 años, nos dijeron que se arreglaba solo.”

Una de las frases que más daño puede hacer en conjunto con “no seas ansiosa mamá, ya va a hablar”. Tal como muestra la serie, a las familias les cuesta el primer acercamiento a reconocer que hay algo que no está bien, que sus hijas/os a quienes aman tienen una dificultad o un problema de salud. Y cuando esto sucede, es momento de hacer todas las evaluaciones necesarias para poder reconocer a tiempo si hay un trastorno del neurodesarrollo o algún problema de salud de base, que está causando estas complicaciones.

Las familias escuchan a los y las profesionales, tenemos voz de autoridad para afirmar si todo está bien o si hay que hacer más evaluaciones. Por supuesto que cuando una familia se acerca con una duda y consulta, si el profesional les dice que está todo bien, lo más probable es que vuelvan a su casa y sigan con su vida con tranquilidad. Es por esto que tenemos que tener mucho cuidado. 

La evidencia nos demuestra que, cuando hablamos de trastornos del neurodesarrollo, mientras más temprano inicie el tratamiento, mejores probabilidades de desarrollo hay. Con lo cual tanto lo que le pasa a la familia en la serie, como lo que pasa habitualmente en las consultas no es inocuo, sino que atrasa. 

Me sorprende lo mucho que podemos observar en la serie en cuanto a la dinámica familiar, el estrés, las relaciones entre hermanos y hermanas, tías, tíos, abuelos y abuelas. Pasando también por las personas de la comunidad y las necesidades educativas que no son garantizadas.

Haciendo un pequeño repaso, sin ánimo de spoilear la historia es así: Joe es un niño muy querido, segundo hijo de un matrimonio felíz, viviendo cerca de su abuelo y sus tíos y tías quienes brindan un gran apoyo en su cuidado, al igual que su hermana mayor. Toda la familia aprende a sobrellevar las dificultades y “metidas de pata” de Joe y lo aceptan como es. Pero es importante resaltar que a mayores niveles de apoyo hay menor estrés en los cuidadores asociado al cuidado de un niño con TEA. 

A pesar de esto no es fácil para su madre y su padre el diagnóstico en sí mismo, la relación con la escuela y con la población en general. Como anticipé un poco más arriba, una de las complicaciones más grandes que se observa en la serie, es la dificultad para conseguir una enseñanza adecuada para Joe en donde vive. Lo que parte a la familia en dos, teniendo que mudarse a Manchester donde encuentran una escuela especial que cuenta con los recursos para ayudarlos y brindarles contención. 

Ver todas las herramientas que comienzan a usar como familia una vez que reciben acompañamiento y orientación es muy gratificante; realmente la serie es muy fiel a los comportamientos dentro del diagnóstico y a las opciones de tratamiento con evidencia que pueden ayudar al paciente y a sus familias. 

Hay algunas cuestiones en las que se hace mucho hincapié cuando se realiza orientación en crianza que en la serie se grafican de forma consistente:

  • el no hablar de los niños y las niñas cuando están presentes como si estuvieran ausentes
  • no hacer promesas que luego no podamos cumplir
  • repensar el discurso pensando en la literalidad 
  • preguntar antes de abrazar o dar un beso 
  • anticipar y planificar

Sin dudas, ver la serie es un gran recurso tanto para quienes trabajamos con personas con TEA y sus familias como para las familias que viven esta situación. Entender que las familias no están solas, que en el otro punto del mapa hay personas surfeando las mismas dificultades y que a pesar de que somos poblaciones totalmente distintas, nos queda mucho camino en relación a promover y asegurar un diagnóstico temprano con posibilidades reales de acceso a tratamientos validados científicamente y educación inclusiva. 



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  • Artículos de opinión (Op-ed)

14 libros de psicoterapia, comunicación y neurociencias que quiero leer en el 2022

  • 12/01/2022
  • David Aparicio

Aquí hay una lista de diferentes libros que quiero leer este año de diferentes temáticas relacionadas con mi trabajo. Algunos están en inglés y otros en español. La mayoría de los libros de psicoterapia que encontrarás son de DBT y ACT, dos de los modelos con los que trabajo. También hay un libro sobre el método socrático, el cual quiero aprender a usarlo mejor; un libro sobre el autocuidado (el año pasado quedé con muchos dolores de cadera y espalda por no cuidarme en mi trabajo como terapeuta); libros sobre las neurociencias de las emociones; el nuevo libro publicado de Viktor Frankl (que tengo mucha curiosidad de leer) y un libro sobre el mito de que la personalidad es permanente.

La mayoría de estos libros formarán parte del Club de lectura para miembros premium de Psyciencia. Así que si estás interesado en alguno de ellos y quieres leerlos con nosotros te sugiero que te unas a la membresía de Psyciencia para que puedas participar.

Empecemos con la lista:

Mindfulness of Two

Descripción:

Mindfulness for Two es una guía práctica y teórica sobre el papel que juega el mindfulness en la psicoterapia, específicamente en la terapia de aceptación y compromiso (ACT). En el libro, el autor Kelly Wilson define cuidadosamente la atención plena desde la perspectiva de ACT y explora su relación con los seis procesos de ACT y con la relación terapéutica en sí. Con una claridad sin precedentes, explica los principios que anclan el modelo ACT a la ciencia básica del comportamiento. La segunda mitad del libro es una guía práctica para observar y fomentar la atención plena en sus consultantes y en usted mismo.

Compra Mindfulness of Two en Amazon.

Comunicación Compasiva: Cómo remediar las relaciones difíciles

Descripción:

Este libro ofrece información para la práctica interna de la autovalidación, lo que incluye fomentar la autoaceptación, reformar los límites personales y cuidar los propios recursos internos, la vitalidad y la resiliencia, todo lo cual nos permite estar más presentes y ser más pacientes con los demás. Así somos capaces de responder con empatía, comprender al otro profundamente, abrir nuestros corazones con compasión y comunicarnos en formas validantes que no son posibles si tenemos miedo o estamos enojados.

Compra Comunicación compasiva en Editorial Tres Olas .

When Life Hits Hard

Ya sea la pérdida de un ser querido o de un trabajo, el final de una relación, una pandemia o un desastre natural, nada nos prepara realmente para esos momentos en los que la vida golpea con fuerza y ​​pone nuestro mundo patas arriba. La buena noticia es que puedes seguir adelante. Hay herramientas que puede usar para encontrar el camino de regreso de la desesperación y vivir una vida plena.

Compra When Life Hits Hard en Amazon.

Values in Therapy

Descripción:

Con un énfasis en cultivar significado y vitalidad en la vida de los consultantes, el componente de valores de la terapia de aceptación y compromiso (ACT) es lo que atrae a muchos terapeutas hacia el modelo de tratamiento. Sin embargo, hasta ahora, no había guías prácticas disponibles sobre la práctica basada en valores escritas desde la perspectiva de ACT. Y aunque el trabajo de valores puede parecer engañosamente simple, a menudo es difícil de llevar a cabo de manera efectiva en la práctica. Ahí es donde entra en juego esta completa guía.

Compra Values in Therapy en Amazon.

Chain Analysis in Dialectical Behavior Therapy

Descripción:

Lleno de ejemplos clínicos detallados, este libro desglosa de manera experta el proceso de análisis de la cadena conductual, la base fundamental para la evaluación y resolución de problemas en la terapia conductual dialéctica (DBT). Shireen L. Rizvi, clínica y entrenadora experimentada en DBT, brinda conocimientos y habilidades para conducir cadenas de manera efectiva y superar obstáculos. Ella presenta principios DBT, preguntas para hacer, estrategias para involucrar a los consultantes y abordar problemas difíciles de evaluar, y formas de evitar errores comunes. También describe cómo incorporar otras estrategias DBT esenciales (como la validación) en el análisis de la cadena, así como también cómo realizar cadenas en el contexto de la terapia individual, el entrenamiento de habilidades grupales, el entrenamiento telefónico y el equipo de consulta.

Compra Chain Analysis in Dialectical Behavior Therapy en Amazon.

The Socratic Method: A Practitioner’s Handbook

Hace unos 2500 años, Platón escribió una serie de diálogos que representan a Sócrates en una conversación. La forma en que Sócrates hace preguntas, y las razones por las cuales, equivalen a toda una forma de pensar. Este es el método socrático, uno de los grandes logros de la humanidad. Más que una técnica, el método es una ética de la paciencia, la indagación, la humildad y la duda. Es una ayuda para pensar mejor y un remedio para los malos hábitos mentales, ya sea en el derecho, la política, el salón de clases o al abordar las grandes preguntas de la vida en la mesa de la cocina.Basándose en cientos de citas, este libro explica qué es el método socrático y cómo usarlo.

Compra The Socratic Method: A Practitioner’s Handbook en Amazon.

Changing Behavior in DBT: Problem Solving in Action

Descripción:

Este libro profundiza en la resolución de problemas, uno de los componentes centrales de la terapia conductual dialéctica (DBT). Este recurso profundiza en los principios de cambio de la terapia y usan ejemplos de casos para ilustrar cómo aplicarlos efectivamente. El libro también presta especial atención a las trampas comunes que los terapeutas encuentran al analizar las conductas objetivo, por ejemplo suicidio, episodios de atracones y purgas, y cómo implementar soluciones apropiadas. Además el libro también incluye pautas para implementar con éxito las estrategias de resolución de problemas de DBT, incluido el entrenamiento en habilidades, el control y exposición de estímulos, reestructuración cognitiva y el manejo de contingencias.

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Análisis funcional de la conducta humana

En esta obra se hace un recorrido completo por el análisis funcional de la conducta humana, desde su nacimiento en el seno del análisis experimental de la conducta hasta sus aplicaciones en el campo clínico. En el libro se abordan en profundidad las controvertidas cuestiones filosóficas que apoyan las distintas conceptualizaciones de la conducta y de lo mental y se defiende un modelo esencialmente psicológico que aborda todos y cada uno de los aspectos de la conducta humana en su complejidad. Asimismo, se explica extensamente y en detalle el proceso para analizar funcionalmente cualquier conducta, incluyendo los conceptos de aprendizaje indispensables para llevarlo a cabo.

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Personality Isn’t Permanent: Break Free from Self-Limiting Beliefs and Rewrite Your Story

El Dr. Benjamin Hardy recurre a la investigación psicológica para demoler el concepto erróneo popular de que la personalidad (las actitudes y los comportamientos constantes de una persona) es innata e inmutable. Hardy nos libera de la creencia limitante de que nuestro «verdadero yo» debe ser descubierto, y muestra cómo podemos crear intencionalmente nuestro yo deseado y lograr metas asombrosas en su lugar.

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The Resilient Practitioner: Burnout Prevention and Self-Care Strategies for Counselors, Therapists, Teachers, and Health Professionals

Los terapeutas y otros profesionales de ayuda, como maestros, médicos y enfermeras, trabajadores sociales y clérigos, trabajan en campos muy exigentes y pueden sufrir agotamiento, fatiga por compasión y estrés secundario. Esto sucede cuando prestan más atención al bienestar de sus consultantes que al suyo propio. Tanto los estudiantes como los profesionales de estos campos encontrarán en este libro una guía esencial para lograr un equilibrio óptimo entre el autocuidado y el cuidado de los demás. Los autores describen las alegrías y los peligros del trabajo, el largo camino desde el novato hasta el profesional experimentado, la esencia del agotamiento, las formas de mantener el yo profesional y personal, los métodos que usan los expertos para mantener la vitalidad y un plan de acción para el cuidado personal.

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Sumar al amor

Descripción:

La mayoria de las habilidades que encontrarán en este libro están basadas en DBT y eso tiene una buena explicación. La intención de las y los autores es compartir algunos contenidos que pueden llegar a ser de utilidad para mejorar las relaciones interpersonales con personas que padecen de desregulación emocional y encontrar mejores formas de ayudar a tener una vida que valga la pena ser vivida.

Comprar Sumar al amor en Editorial Tres Olas.

How Emotions Are Made: The Secret Life of the Brain

La ciencia de la emoción se encuentra en medio de una revolución a la par con el descubrimiento de la relatividad en la física y la selección natural en la biología. Liderando el cargo está la psicóloga y neurocientífica Lisa Feldman Barrett, cuya investigación anula la creencia de larga data de que las emociones son automáticas, universales y están programadas en diferentes regiones del cerebro. En cambio, Barrett muestra que construimos cada instancia de emoción a través de una interacción única de cerebro, cuerpo y cultura.

Compra How Emotions Are Made: The Secret Life of the Brain en Amazon.

Yes to Life: In Spite of Everything

Once meses después de haber sido liberado de los campos de concentración nazis, Viktor E. Frankl realizó una serie de conferencias públicas en Viena. El psiquiatra, que pronto sería mundialmente famoso, explicó sus pensamientos centrales sobre el significado, la resiliencia y la importancia de abrazar la vida incluso frente a una gran adversidad. Las palabras de Frankl, publicadas aquí por primera vez en inglés, resuenan con tanta fuerza hoy, cuando el mundo enfrenta una pandemia de coronavirus, aislamiento social y una gran incertidumbre económica, como lo hicieron en 1946. Ofrece una exploración perspicaz de la máxima «Vive como si vivieras por segunda vez”, y despliega su convicción básica de que toda crisis encierra una oportunidad. A pesar de los horrores indescriptibles de los campos, Frankl aprendió de la fuerza de sus compañeros de prisión que siempre es posible «decir sí a la vida», una lección profunda y atemporal para todos nosotros.

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Behave: The Biology of Humans at Our Best and Worst

Los seres humanos son capaces de una espantosa agresión, deshumanización, destrucción y, al mismo tiempo, son capaces de inspirar altruismo, compasión y perdón. Sobre la base de una asombrosa variedad de pruebas de todos los subcampos dentro de la biología, la neurociencia, la psicología y la antropología, Robert M. Sapolsky explica cómo las personas llegan a mostrar estos comportamientos. Sapolsky, profesor de biología y neurología de la Universidad de Stanford, y en este libro rastrea los comportamientos, sucesos en el cerebro, en el cuerpo, el medio ambiente y la cultura que preceden a una acción en escalas de tiempo que van desde segundos hasta miles de años. Este libro es una excelente opción para aquellos que buscan una recomendación de libros de no ficción y para aquellos comprometidos con comprender cómo aprovechar lo mejor del comportamiento humano.

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  • Artículos de opinión (Op-ed)

Los mejores libros que leímos en el 2021

  • 04/01/2022
  • Equipo de Redacción


Ya es una tradición en Psyciencia recopilar los libros favoritos que leemos cada año. En esta ocasión hicimos algún un poquito diferente e invitamos a psicólogos de diferentes enfoques (conductuales, sistémica, terapia breve centrada en soluciones, gestalt, cognitivo conductual) y distintos países para que compartieran los libros que más disfrutaron durante el año. Esta pluralidad de voces, culturas y enfoques nos ofrece una amplia variedad de libros para escoger.

En cada titulo encontrarás el nombre de la persona que lo recomendó, la descripción del libro y un enlace para que puedas adquirirlo. Esperamos que los disfrutes.

Teaching and supervising cognitive behavioral therapy de Sudak et al.

Recomendado por María Celeste Airaldi (Paraguay)

Ser un buen docente y supervisor en psicoterapia no se trata solo de ser un “buen terapeuta” y de tener vasta experiencia clínica. Implica entender que se trata de un proceso formal y sistemático, que, por sobre todo, también puede ser basado en la evidencia. 

Con la pandemia de COVID-19, las fronteras desaparecieron y más que nunca los profesionales de la psicología buscan entrenamiento y supervisión en línea. La supervisión y enseñanza siempre fue algo que me interesó y por eso este año le dediqué mucho tiempo a este libro, el más completo en el tema, con innumerables recursos para hacer de la supervisión una práctica eficiente y otras tantas consideraciones para enseñar de manera eficaz, en este caso, la terapia cognitiva conductual. No solo se trata de un libro que pone en práctica, en cada capítulo, los recursos que postula sino que, personalmente, me llenó de ideas para optimizar mi trabajo como supervisora y las clases que dicto. 

Lo mejor del libro son los recursos para que el propio supervisor pueda optimizar su práctica, aprendiendo de sus errores y de cómo dar un feedback que sea validante, al mismo tiempo que permite al supervisado llegar a su mayor potencial. Como todos los libros de Donna Sudak, este no decepciona por la practicidad y eficiencia. 

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Psychotherapy relationships that work: Volúmenes  1 y 2 de J. C., & Lambert, M. J. 

Recomendado por Mariano Scandar (Argentina)

Esta nueva edición (la tercera) muestra de forma completa el estado del arte respecto a las investigaciones existentes en diferentes aspectos de la relación terapéutica que tienen un efecto sobre la eficacia del proceso terapéutico. A través de 28 capítulos, divididos en dos tomos, cada uno de los cuales representa un metaanálisis sobre diferentes cuestiones: alianza, metas, empatía, reforzamiento positivo, congruencia, autodescubrimiento, expresión de emociones, manejo de la contratrasferencia, entre muchos otros.

Esta edición del libro está hecha bajo el ala de la fuerza de trabajo (task-force) de la APA dedicada a la psicoterapia y cuenta entre sus autores con la gran mayoría de expertos en cada tema. Lo que me gusta del libro es, por un lado, que ayuda a trascender la visión simplista de los factores comunes en psicoterapia y el famoso pájaro dodo para entender que detrás de lo que consideramos “inespecífico” hay cuestiones muy cuantificables, estudiables y medibles. Por otra parte, el libro respira un respeto profundo por las técnicas específicas como la otra gran parte necesaria de los tratamientos y se aleja de las visiones de los 80/90 que planteaban una dicotomía entre técnicas y relación terapéutica. Aunque el hecho de tratarse de metaanálisis hace que los capítulos puedan tener sus partes arduas, también tiene apartados que se ocupan de plantear qué conclusiones pueden extraerse en cada caso para la práctica clínica, que en general resultan muy útiles. Finalmente, el libro permite no sobredimensionar la potencia de cada aspecto de la relación terapéutica, mostrando cuál es el tamaño de efecto que realmente tienen.

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ACT Hazlo simple de Russ Harris 

Recomendado por José Enrique Morales (Panamá)

Debo confesar que cuando conocí ACT, se me hizo difícil todo este lío del yo como contexto, valores, defusión y demás. Sin embargo, luego de capacitaciones y algunos libros, he podido ver cómo puedes darle un sentido más rico a tus días, y hacer espacio al sufrimiento humano, del cual estaremos expuestos en alguna medida. Ahora, no se confíen, hacer ACT no es tan sencillo como lo propone este título. La práctica en sí misma puede resultar desafiante, desde enseñar ejercicios de atención al momento presente, sin que suene a algo místico, hasta abordar ejercicios de tomar contacto con emociones displacenteras, sin que esto represente un obstáculo en tus metas de vida.

Por dicha, contamos con autores como Russ Harris, quien tiene una habilidad bárbara para transmitir de manera sencilla conceptos que pueden resultar difíciles de asimilar. Este libro resulta necesario en tu biblioteca, ya sea que estés empezando o seas más experimentado en el mundo de la psicoterapia. Ya que aborda temas introductorios, sobre cómo explicar al paciente el concepto metafórico de “mente” y porque nos referimos a ella de esta manera, hasta temas más profundos que algunos libros suelen dejar por fuera, como: la autocompasión, exposición desde ACT, y espectaculares ideas para el abordaje de emociones difíciles como la vergüenza, ira y otras emociones problemáticas. 

Lo que más me gusta de este libro, es que al adquirirlo, automáticamente tendrás acceso a cientos de guiones, plantillas y ejercicios experienciales; esto es buenísimo, ya que ahorrarás mucho tiempo en tu trabajo como terapeuta.  Sin duda “ACT Hazlo simple” me ha impactado grandemente y hace que las sesiones con mis consultantes sean más prácticas y efectivas. 

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La cura de Schopenhauer de Irving Yalom 

Recomendado por Buenaventura del Charco Olea (España)

Este año, el libro que más me aportó fue La Cura de Schopenhauer de Irvin Yalom. Escrito por el catedrático de psiquiatría de la Universidad de Stanford y afamado psicólogo gestáltico, se trata de una novela y no de uno de sus habituales libros de ensayo o manuales sobre psicoterapia. A pesar de ser una novela de ficción, versa sobre los últimos días de un psiquiatra que padece una enfermedad terminal y la terapia de un grupo de pacientes, entre los que está un antiguo paciente suyo con el que tuvo un sonoro fracaso. 

Los capítulos versan sobre el contenido de las sesiones de grupo y escenas de las situaciones individuales de los pacientes del mismo. El libro muestra con claridad cómo funcionan las dinámicas de un grupo de psicoterapia, pero sobre todo, evidencia qué se mueve en los pacientes en las mismas y las reflexiones, responsabilidad y deseos del propio terapeuta. Con unos diálogos preciosos donde se abordan temas tan interesantes como la aceptación incondicional del otro y de nosotros mismos, los beneficios o no de la aceptación de las situaciones desde una perspectiva contemplativa o sobre adoptar una visión pesimista y gris de la vida como forma de protección a las expectativas que nunca se cumplen o el coraje que hay que poseer para decidir perdonar o asumir el riesgo de una vida vivida plenamente. 

Esta novela me ha aportado más en mi crecimiento como psicólogo que cualquier paper que haya podido leer este año, además de incluir pequeños aportes donde expone de manera bastante sintetizada los principios básicos de la vida del filósofo alemán. 

Un libro ameno y ágil de leer por su historia que engancha y su género de novela pero de profundo contenido y que invita a la reflexión.

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Getting unstuck in ACT de Russ Harris 

Recomendado por Ariel Faust (Argentina)

Para aquellos que estén comenzando a dar sus primeros pasos en el modelo ACT o para aquellos que ya hayan dado varios, este libro es imprescindible para afianzar y aceitar el proceso de pasar de, solo cometer errores a cometerlos y aprender de los mismos. Fiel a su estilo -utilizando un lenguaje accesible sin traicionar el aspecto técnico- Harris ofrece múltiples herramientas para notar y sortear los obstáculos con los que nos atascamos (terapeutas y consultantes) en el camino de emprender un proceso terapéutico. 

El autor naturaliza y válida esa sensación aversiva tan temida y tan ineludible, que experimentamos en sesión, dándole su justo y esperable lugar al miedo, a la confusión y al impulso a derivar inmediatamente al consultante. Para remediarlo nos ofrece guías paso a paso, ejemplos clínicos y ejercicios para practicar habilidades entre capítulos, con el objetivo de mejorar nuestras habilidades terapéuticas, cultivar y actuar acorde a nuestros propios valores y dejar de llamar a nuestros supervisores a las 3 de la mañana.

Definitivamente, es un libro que cumple una función de faro, una maravillosa guía para cuando sentimos que perdimos el rumbo de la terapia. Agradezco que un gran amigo me haya recomendado este libro hace un tiempo y no puedo más que extender dicha recomendación.

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Ciencia y Pseudociencia en Psicología y Psiquiatría de Marino Pérez Álvarez

Recomendado por José Olid (España)

En una época en la que los juicios rápidos, los rezos al “nuevo y viejo Dios” de la Evidencia Empírica y la palabra “pseudociencia” pareciera justificar cualquier ataque, Marino nos invita a la reflexión partiendo de unas simples notas epistemológicas, sobre la mera concepción – confusión acerca de lo científico – él prefiere hablar de “actitud científica”, antes que de método.

Me ha parecido un manual de muy necesaria lectura para todas las personas implicadas en la práctica de la psicoterapia – que bebe de conocimientos científicos y también de otros conocimientos que no son científicos y tampoco pretenden serlo, evitando caer, por tanto, en lo pseudocientífico. Anima también a quien lee a mirar más allá de la evidencia empírica, estableciendo sus límites de manera clara y pertinente. En mi caso supuso un soplo de aire fresco, que vino en un momento de crisis con mi propia profesión – momento del cual no sé si he salido aún, pero del cual ahora siento que tiene mucho sentido.

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Regulating Emotion the DBT Way: A Therapist’s Guide to Opposite Action de Christine Dunkley 

Recomendado por Paula José Quintero (Argentina)

Porque pese a la pandemia se sigue produciendo contenido maravilloso, aparece Christine Dunkley en 2021 con un libro imperdible para todes aquellos que les interese profundizar en una perspectiva conductual de las emociones. Incluyendo un excelente resumen sobre las funciones de las emociones basándose en la dialéctica entre validación y cambio tan central en DBT, la autora profundiza sobre la utilidad de la habilidad de acción opuesta como estrategia central de regulación emocional. Afortunadamente, el libro no deja de lado la importancia del cuerpo y sus expresiones en la regulación emocional, ofreciendo una sistematización del asunto sumamente útil para les terapeutas. Encontrarán una guía paso a paso dedicada a cada emoción, con la cual identificar de manera precisa cuándo y bajo qué condiciones la habilidad de acción opuesta puede ser útil. La yapa: como nos tiene acostumbrades DBT, nos sirve a todes: a consultantes pero también a terapeutas y familiares y allegades.

Soy muy, pero muy, fan de Christine. Estoy convencida de que todes les que nos interesamos en DBT tenemos algo que agradecerle a ella, por su gran claridad y sensibilidad clínica que afortunadamente puede plasmarse en este libro de alguna manera.

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Aprendizaje Complejo de Andrés García García 

Recomendado por Ray González (México)

El libro se presenta como el resultado de la experiencia del autor y como un manual para la asignatura universitaria que el mismo autor ha impartido durante varios años y que lleva el mismo título.

Naturalmente, estamos acostumbrados a escuchar que el comportamiento respondiente y operante es simple y que no da para analizar fenómenos del comportamiento más difíciles o complejos. Tanto así que se han desarrollado múltiples teorías y aproximaciones que tratan de “superar” lo que se considera un vacío que los principios básicos de aprendizaje. Sin embargo, el libro de aprendizaje complejo del Dr. García nos demuestra cómo los mismos principios básicos pueden explicar fenómenos más complejos sin necesidad de artilugios, o lo que algunos otros consideran problemas conceptuales. En primer lugar, el aprendizaje complejo se va a referir a contenidos y habilidades que se explican con los principios conocidos, pero que también necesitan más elementos que una contingencia básica o de dos o tres términos; es decir, discriminaciones condicionales, contextuales o instructivas, simples con estímulos compuestos, etc. además de que se amplía la visión y categorización de estímulos que cumplen la función de discriminativos.

El libro, a mi ver, es necesario y recomendable para todo aquel que quiera explicar el comportamiento complejo desde un análisis conductual y conceptual con una sólida fundamentación experimental y una fuerte base teórica. Además de que es un camino muy ameno y divertido, pues el autor comienza con un repaso de la historia de la ciencia, de la psicología y de las diversas filosofías conductuales de la psicología, ubicando a la psicología en su propio nivel de análisis.

Este año leí diversos libros, capítulos y artículos, y bien puedo decir que entre todos ellos Aprendizaje Complejo del Dr. Andrés García se lleva uno de los mejores lugares.

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Untamed de Glennon Doyle

Recomendado por Maria Claudia Uribe (Panamá)

Si buscas una lectura que abarque diversos temas personales desde una mirada íntima, honesta, perspicaz, y atrayente, te recomiendo leer Untamed. Glennon Doyle, una escritora norteamericana, activista, con otros 2 libros publicados que llegaron a la lista de mejor vendidos del New York Times, es una mujer con una historia de vida con importantes desafíos de salud mental, incluyendo bulimia y adicciones que la llevaron a ser hospitalizada y a recibir psicoterapia a lo largo de los años. Desde estas experiencias de vida, aunadas a un matrimonio insatisfactorio, 3 hijos y un segundo matrimonio con Abby Wambach, estrella del fútbol femenino con quien encuentra el amor, Glennon escribe sobre diversos temas, compartiendo anécdotas, reflexiones y lecciones aprendidas en capítulos cortos que invitan al lector a cuestionarse también sobre estos temas. Recomiendo su lectura de a poco, dejando que cada capítulo se asiente un rato antes de pasar al siguiente y teniendo un resaltador a mano, para volver a aquello que más resonó.

Uno de los temas transversales de esta autobiografía, es la sexualidad. Es inusual leer sobre el proceso personal de una mujer con una vida heterosexual que nunca cuestionó su sexualidad, y que narra la experiencia vivida al enamorarse de una mujer por primera vez y estar ante la encrucijada de qué cómo seguir adelante, aun enfrentando el dolor. Recomiendo el capítulo Permission Slips donde aborda la forma en que culturalmente tendemos a manejar la diversidad sexual desde un mundo heteronormativo. Encuentro refrescante el estilo sencillo, crudo, directo con el cual aborda este y otros temas, como el modelo de crianza con su exmarido, quien forma parte de su familia y con quien ejerce la coparentalidad, junto a su esposa Abby y en general, la perspectiva inspiradora y empoderadora con la que plantea los temas. 

Este libro fue mi libro favorito del 2021 por su estilo irreverente, cuestionador, reflexivo, por generar consciencia sobre cómo la socialización de la mujer se da de modo que limita su belleza salvaje, por su llamado a la liberación y la aceptación personal y por su invitación a escuchar la voz interior. En palabras de la cantante Adele, “este libro sacudirá tu cerebro y hará que tu alma grite”. 

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Curious Behavior de Robert Provine

Recomendado por Fabián Maero (Argentina)

No diría que es el mejor libro de psicología que leí este año, pero sí que es el más divertido, lo cual no es algo desdeñable después del par de añitos que hemos transitado.

Escrito por el neurocientífico Robert Provine, es una irreverente sin embargo científicamente rigurosa exploración de conductas que suelen ocupar un segundo plano en los textos de psicología: risas, bostezos, lágrimas, eructos, vómitos, entre otras. Provine recorre lo que conocemos sobre cada uno de ellos: sus mecanismos biológicos, su función social, y los posibles caminos evolutivos que atravesaron esas conductas, escribiendo con humor y un espíritu lúdico muy adecuado para el tema. Si quieren conocer cuál es la relación entre los bostezos y los orgasmos, entre la risa y la locomoción bípeda, o entre el dolor y la picazón, este libro les puede resultar interesante.

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Hábitos Atómicos de James Clear 

Recomendado por David Aparicio (Panamá)

James Clear es un increíble autor. No es psicólogo, pero se ha especializado en la formación de hábitos y cada vez que lo leo me sorprende su increíble capacidad para explicar conceptos conductuales complejos en términos muy sencillos y muy fáciles de comprender. La premisa principal del libro es que las personas creen que para cambiar tienen que hacer cambios grandes y drásticos, pero, en realidad, los cambios provienen del resultado de pequeñas decisiones. Estos son los “hábitos atómicos”, cambios tan pequeños como una partícula y poderosos como un tsunami. A través de cada capítulo aprenderás como el ambiente moldea nuestro comportamiento y demuestra cómo los cambios pequeños pueden cambiar nuestra vida. 

En general, los psicólogos ya sabemos esto, pero una cosa es saberlo y otra muy diferente es explicarlo con precisión y utilizar metáforas adecuadas para que nuestros consultantes puedan entenderlo y aplicarlo. Hábitos atómicos es un libro que está lleno de recursos para que puedas emplearlo en la consulta y en la vida diaria. Es tan bueno que me atrevo a recomendarlo en cualquier parte y lugar.

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Esperanza en la oscuridad de Rebeca Solnit 

Recomendado por Jorge Ayala (Perú)

Esperanza en la oscuridad, de Rebeca Solnit, es hoy más relevante que nunca y ha sido mi libro favorito el 2021. Escrito en el año 2003, a raíz de la invasión de los Estados Unidos sobre Irak, el libro es una pronunciación a favor de la esperanza a través de historias de activismo que han sido subestimadas, revelando la vida interior de la política, las emociones y percepciones que fundamentan diferentes posturas y compromisos políticos. 

Solnit revela que en la incertidumbre radica nuestro poder de influir en el futuro y que el antídoto contra el miedo será siempre la esperanza, situada en una perspectiva que requiere pensamiento crítico y acción; la acción es imposible sin esperanza, señala Solnit, desafiando nuestras expectativas de cómo ocurre el cambio y lo que debemos recordar si queremos mantenernos motivados, comprometidos políticamente y convencidos de nuestra capacidad de marcar la diferencia en el trabajo que hacemos.

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La Matrix: Manual de Usuario de Fabián Olaz y Kevin Polk

Recomendado por Augusto Mendez (Panamá)

Mediante un lenguaje sencillo, pero robusto y conciso, uno de los libros que aprecié en el 2021 fue La Matrix de Fabián Olaz y Kevin Polk. Conocer las bases de la terapia de aceptación y compromiso (ACT) y la teoría de los marcos relacionales (RFT) a través de este libro realmente me facilitó entender y sobre todo aplicar con mis consultantes lo aprendido a través de la práctica clínica. 

La utilización de ejercicios, metáforas y su explicación teoría detrás de las técnicas enriquecen mucho más el quehacer del clínico, de manera coherente y eficaz, permitiendo al lector que pueda incluso utilizarlo en su quehacer diario (debes vivir ACT, no solo estudiar ACT y aquí se ejemplifica de manera perfecta). 

Proporciona herramientas que el psicoterapeuta puede usar con sus consultantes e incluso aquellos que están iniciándose en el mundo de las terapias contextuales lo encontrarán de manera divertida y pragmática. Sin tantos enredos y dejando claro los objetivos que se pretenden conseguir con esta obra (objetivos que también se logran al finalizar la obra). Resulta interesante cómo los autores nos explican cada área de la matrix de manera tan sencilla, usando varios recursos, que permite entender de manera rápida el concepto y su aplicación. 

Este manual es un excelente apoyo al profesional de la salud mental, donde también nos invita a continuar entrenándonos en el hermoso modelo de la terapia de aceptación y compromiso.

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A Contextual Behavioral Guide to the Self. Theory and Practice de Louise McHugh, Ian Stewart & Pricilla Almada

Recomendado por Javier Mandil (Argentina)

La elucidación de la complejidad del self ha ocupado un lugar central en el avance de nuestra disciplina, de William James en adelante. Sabido es que el autor, pionero en sistematizar el estudio del SI MISMO, lo describe a partir de la interacción entre el flujo cambiante de la experiencia y la concepción unificada de la propia conciencia que percibe. 

Posteriormente, Skinner explicará el desarrollo de la autoobservación y el autoconcepto en base a conductas verbales orientadas a referir a las propias experiencias, intenciones, motivaciones y acciones, cuya ocurrencia es reforzada por la comunidad lingüística. Atentos a estos desarrollos, McHugh, Stewart y Almada, autores con importante trayectoria en el estudio del self, despliegan un recorrido claro y ameno, explicando la manera en que la teoría de los marcos relacionalesapunta a resolver la complejidad propia de la relación entre el Yo como contexto de observación trascendente, el Yo como proceso, es decir como contacto con el fluir de la experiencia a cada momento y el Yo como conceptualización ficcional unificada, imprescindible para otorgar coherencia a nuestra identidad en lo cotidiano. 

En sintonía con estas perspectivas, señalan que la incidencia del si mismo en los motivos de consulta no responde al contenido de las autodefiniciones, sino a las modalidades de relación entre estas tres facetas de la autoconciencia. Finalmente, los autores, en manera generosa comparten con el lector las implicancias clínicas de este recorrido, describiendo los procesos a abordar en los tratamientos orientados al desarrollo de repertorios SELF flexibles: notar que las experiencias varían con el tiempo, tomar contacto con un sentido de perspectiva estable que trasciende las experiencias, tomar contacto con el self como continente de la variedad de experiencias y finalmente promover que, desde esa posición trascendental de observador, el consultante pueda responder en sintonía con cualidades valiosas. 

En suma, todo un viaje por la identidad teórico-práctica propia de la experiencia ACT y como tal, de lectura imprescindible.

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  • Artículos de opinión (Op-ed)

Precaución al usar el término «adicción» para referirte al uso problemático del celular

  • 16/11/2021
  • Federico Lande

La creencia de que el teléfono celular está causando los mismos problemas que la droga es hoy moneda corriente.  Es poco probable que los profesionales de la salud crean que la «adicción» a los teléfonos celulares sea comparable a la adicción a la cocaína o al tabaco en términos de gravedad y/o problemas de salud asociados. Sin embargo, da la impresión de que no existe otro término aceptado para un comportamiento que manifiesta problemas similares a las adicciones, como falta de autocontrol, uso excesivo o conductas de riesgo. 

Ante la inexistencia de una palabra mejor, «adicción» se ha convertido en una etiqueta generalmente aceptada pero problemática a la hora de comprender lo que pasa. Extender el término “adicción” al teléfono celular puede socavar la integridad de este concepto y la gravedad de los trastornos que sí responden a este flagelo. Es real que el aspecto físico y la portabilidad para tenerlos en cualquier momento y lugar aumenta la probabilidad de la frecuencia de uso. Pero el tiempo dedicado al teléfono no captura la esencia de lo que hacemos realmente con la tecnología. Si el problema no es el teléfono en sí mismo, entonces ¿el problema surge de las actividades que realizamos mientras usamos el teléfono?

Como el teléfono inteligente se utiliza para acceder a la navegación, facilita los comportamientos problemáticos que se dan en la web como el uso obsesivo de las redes sociales, la pornografía y la adicción al juego. 

Si hay un problema adictivo, está en las APPS que utilizamos

Por ejemplo, cuando un jugador patológico utiliza un app para jugar al póquer, es más exactamente una adicción en internet secundaria a su primer problema (el juego). Por lo tanto, utilizar el teléfono inteligente para apostar o participar en otros comportamientos adictivos no debe confundirse con una adicción a los teléfonos celulares. Este mismo razonamiento se ha utilizado para distinguir otras actividades específicas realizadas con APPS, como el uso de las redes sociales. Dado que muchas personas acceden a las mismas en su dispositivo, puede dar la impresión de adicción al dispositivo, pero no es lo mismo.

Extender el término “adicción” al teléfono celular puede socavar la integridad de este concepto y la gravedad de los trastornos que sí responden a este flagelo.

Sabemos que es muy importante no dejar de tener en cuenta que las investigaciones muestran que el uso de teléfonos inteligentes está asociado con varios problemas. En estudios correlacionales, por ejemplo, el uso excesivo de las redes sociales se asocia con diversos problemas de salud mental, como ansiedad, depresión, estrés y baja autoestima. Sin embargo, la existencia de consecuencias negativas no es lo mismo que la existencia de adicción. Es necesario distinguir la plataforma del dispositivo.

¿Un trastorno?

Una razón por la que el uso de teléfonos inteligentes puede estar patologizado es porque el papel que juega el dispositivo en la vida de las personas aún no se comprende completamente y esto contribuye a la construcción de una patología. En mi opinión, considerar el uso intensivo de teléfonos inteligentes como un trastorno de la misma categoría que la adicción a la cocaína o al alcohol socava la gravedad de la adicción. Para algunos el uso intensivo del celular podría significar ser más activo en el trabajo o aumentar su círculo social.

Sabemos que después de un período de tiempo y adaptación, la funcionalidad polifacética del teléfono se convierte en una parte esencial de la vida cotidiana, y tenerlo a mano permite reestructurar y adaptar actividades habituales, algo que es inicialmente cómodo y práctico. Los comportamientos comunes que se llevan a cabo en el teléfono inteligente deben explorarse con cautela en el contexto de sus propias motivaciones, gratificaciones y contexto sociocultural y no como componentes de una adicción a los teléfonos inteligentes.

Es imprescindible no diagnosticar un comportamiento excesivo, desadaptativo o problemático como adictivo para evitar generar falsas epidemias de “pacientes” mal identificados y psicopatologizar comportamientos comunes que pueden desviar los esfuerzos de investigación y tratamiento del problema de las adicciones.

Es importante cambiar la perspectiva sobre este tema fuera de un marco de adicción y ver el uso de teléfonos inteligentes en un contexto que considere la interacción entre el dispositivo y las necesidades, comportamientos y deseos del usuario.



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  • Artículos de opinión (Op-ed)
  • Ciencia y Evidencia en Psicología

Del éxito en el colegio al fracaso en la universidad

  • 25/10/2021
  • Buenaventura del Charco Olea
man studying inside the classroom

Cada cierto tiempo tengo uno de estos pacientes: chicos (normalmente varones) que durante su etapa en el instituto sacaban muy buenas notas, eran aplicados y se esforzaban pero que cuando les toca irse a realizar sus estudios universitarios, padecen una fuerte crisis existencial. Estos jóvenes se vuelven extremadamente apáticos, con poca capacidad no sólo para cumplir sus obligaciones como acudir a clase o estudiar, sino también para cosas que, en principio, parece lógico que les motivasen como salir de fiesta o echarse una novia. Sus días trascurren haciendo cosas que acaparan por completo su atención y les permite abstraerse de su realidad, “no pensar”, como jugar a videojuegos, pasar las horas muertas en internet, consumir series en atracones o fumar porros.

Aunque casi todo el mundo lo que ve de ellos es su falta de disciplina y trabajo (luego voy con eso) hay una cosa que es la que me llama poderosamente la atención: No son balas perdidas o fiesteros empedernidos, calaveras que se estén “desfasando” y su motivación parece más dirigida hacia tratar de “no sentir” que la búsqueda de experiencias. Cuando tenía 20 años, que no hace tanto de ello (actualmente tengo 34) en general se hablaba más del joven perdido que buscaba estar todo el rato “desfasándose” en el consabido botellón, que salía todos los días que podía y siempre encontraba una excusa para irse de jarana. Aquel que acudía a las clases modo zombie debido a la falta de sueño (recuerdo cuántos buenos ratos pasé en el botellódromo de Granada, y como te encontrabas al día siguiente a los compañeros que viste de fiesta saliendo con la cara de cadáver en la cafetería de la facultad, pidiéndonos un café para no quedarnos dormidos en clase y tratando de rehacer el cuerpito post fiesta y resacoso).

Estos chicos de los que hablo, en cambio, viven en modo zombie pero no por el cansancio de las noches de fiesta, sino porque intentan pasar por la vida como muertos vivientes. Viven una vida grises y apáticos como un anciano de 80 años sin sueños. Estoy pensando ahora mismo en algunos que tengo en consulta cuando escribo este artículo y se me parte el puto corazón (sobre todo con los dos a los que no supe ayudar y veía la desolación de la desesperanza en sus ojos).

No quiero hacer apología del sino de mi generación y mucho menos de la anterior, donde la heroína o “la ruta del bakalao” fue un problema gordísimo, pero me parece que al menos queríamos sentir cosas, estar vivos, había algo que nos motivaba y nos empujaba.

¿Por qué les pasa esto a tantos jóvenes hoy en día?

Como siempre que se debaten estos temas, lo primero es decir que voy a hablar de un fenómeno, pero que trata de describir lo que ocurre en personas, y las personas, son “cada una de su pae y de su mae” que decimos en Granada, por lo que por obligación este artículo dará unas explicaciones estereotipadas, reduccionistas y posiblemente necesarias pero no suficientes para explicar cada caso individual, sobre todo ese por el que posiblemente estés leyendo este artículo y que te preocupa.

Para empezar, creo que el factor clave es el miedo al fracaso, son niños que se sienten poco válidos (aunque hayan “triunfado” o todo les haya ido bien), con lo que se denomina una fuerte autoestima basada en el logro, que consiste en que sienten que su valía como individuos, lo dignos de ser amados que son, depende de sus logros. Normalmente suelen ser niños que han sido muy estimulados o exigidos desde el plano académico, no tiene porque haber sido de forma dura ni castigadora (muchas veces incluso ha sido en forma de atención y ayuda) pero sienten que el contacto con ellos y el interés hacia ellos siempre han girado en torno a sus logros (el interés era por lo que podían conseguir o conseguían no por ellos como individuos), interiorizando un mensaje de que “tanto logro tanto valgo”. Claro, cuando eso ocurre el miedo al fracaso es enorme, paralizador, ya que, si intento algo y no lo consigo, perdería mi valía como individuo y nadie me amaría. Ese bloqueo paradójicamente les hace fracasar, lo que hace que les de más miedo intentarlo (a fin de cuentas “han fallado” pero no lo han intentarlo) y entran en un difícil círculo vicioso.

Esto hace que, por lo general, sean chicos que se sienten terriblemente solos (aunque a veces estén rodeados de personas o sus padres) ya que nadie parece ver su pena o interesarse por su “yo real” más allá de la hoja de servicios y su expediente académico. Muchas veces viven el estar con otros como una situación amenazante, ya que temen hacer algo que evidencie su falta de valía y fracasen, o tienen una sensación visceral de que a nadie les importa realmente quienes son.

Muchas veces sienten que simplemente han vivido alineados, haciendo “lo correcto”, lo que se espera de ellos en esa consecución de logros, y nadie les ha preguntado realmente qué querían hacer o no han podido escoger…. Aunque no siempre, algunos me cuentan en consulta que si ellos no importan, ¿por qué iban a esforzarse en nada? A fin de cuentas, ellos no merecen la pena.

Es esa falta de sentido de vida, de certeza sobre quienes son ellos y qué quieren más allá de conseguir triunfoses el otro gran factor de su falta de actividad. Cuando no tenemos un por qué, una motivación íntima, esforzarse o avanzar es terriblemente pesado, y ellos sienten que importan poco o no saben quienes son realmente, más allá de ser quienes conseguían esos logros por los que eran amados.

Cuando la vida no tiene mucho sentido, tenemos un miedo atroz al fracaso y no sabemos realmente qué queremos ¿para qué intentar nada? ¿para qué exponerme a fracasar? Mejor batirme en retirada existencial, recluyéndome en una realidad donde no hago nada y por tanto no puedo fallar, donde no tengo que mantener esa pesada fachada de éxito y triunfo para que otros me quieran y detrás de la cual nadie me ve (ni siquiera ellos mismos).

Pero no son simples víctimas, la vida no es sólo lo que nos toca vivir. A la famosa frase de Ortega y Gasset de “yo soy yo y mis circunstancias” hay que añadir un “y cómo yo me posiciono ante ellas y cómo decido encararlas”. Con frecuencia la falta de disciplina, la vida cómoda donde han tenido de todo o que con frecuencia se han vivido sobreprotegidos a pesar de las exigencias en los logros (eso explica en parte su miedo y huida, pues se viven incapaces de encarar el dolor) suele hacer que se batan en retirada, que prefieran esa vida no vivída (para mi la más triste de las opciones) y que no se rebelen contra esa sensación. Que no griten su dolor y pidan ayuda, que se instalen en la comodidad de un discurso indolente sobre sí mismos y la falta de sentido de la vida o que, sencillamente, traten de llenar el vacío con cosas que no le hagan pensar para no ver su propio dolor.

¿Cómo ayudarles entonces? Transmitiéndoles una preocupación genuina por ellos, más allá de que estén fracasando, haciéndoles ver que su dolor nos conmueve y que su fracaso nos preocupa más que nos estorbe. Cogiéndoles la mano y estando a su lado.

Y si en vez del ser querido de uno de esos chicos, tú eres el chico, decirte, que esto tú también lo puedes hacer contigo: en vez de huir quedarte contigo en tu pena, acompañarte por duro que sea, porque a ti si te importas más allá de tus logros.

Artículo publicado en el blog de Buenaventura del Charco Olea y cedido para su republicación en Psyciencia.



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  • Artículos de opinión (Op-ed)

Piense en los trastornos mentales como las “tendencias pegajosas» de la mente

  • 03/08/2021
  • Equipo de Redacción

¿Qué son exactamente los trastornos mentales? La respuesta a esta pregunta es importante porque informa cómo los investigadores deben tratar de explicar los trastornos mentales, cómo responde el público a las personas que los padecen y cómo debemos desarrollar los tratamientos para ellos.

A pesar de la importancia de esta pregunta, hay poco consenso sobre la respuesta. Algunos sostienen que los trastornos mentales son enfermedades cerebrales. Otros argumentan que son construcciones sociales que se utilizan para medicalizar comportamientos aberrantes. Algunos piensan que son respuestas conductuales evolutivamente adaptativas que ya no funcionan para nosotros en un contexto moderno. Y algunos piensan que son errores o sesgos en nuestra «codificación» cognitiva. Sin embargo, otros creen que son solo respuestas normales a situaciones terribles.

Cuando comencé mi formación como psicólogo clínico, me sentí incómodo al estar expuesto a estos entendimientos tremendamente diferentes de qué son exactamente los trastornos mentales y por qué podrían o no contar como un trastorno o una disfunción. Entonces, cuando me embarqué en mi investigación de doctorado, decidí buscar algo de claridad en torno a este concepto que sirve como pilar fundamental para la psiquiatría, la psicología clínica y para gran parte de nuestro discurso sobre la salud mental.

Mi observación inicial fue que lo que consideramos un trastorno mental está íntimamente relacionado con cómo pensamos que funcionan el cuerpo y la mente humanos, en un sentido general. Por ejemplo, es más probable que un biólogo celular considere que los trastornos mentales son enfermedades cerebrales, en comparación con un sociólogo, que podría ver todo el concepto de trastornos mentales como una construcción social. La comprensión de cómo funcionan los humanos influye en la comprensión de lo que significa que los humanos sean «disfuncionales». En un ejemplo tonto, si nos metiéramos en una máquina del tiempo, visitáramos a René Descartes y le preguntáramos qué son los trastornos mentales, podríamos suponer que su respuesta se basaría en su comprensión dualista de la mente y el cuerpo. Tal vez sugiera que los trastornos mentales representan corrupciones del alma, o tal vez algún tipo de falla mecánica en el alma que se comunica a través de la glándula pineal.

Esta observación apunta a algunas preguntas interesantes: ¿podrían ciertos marcos del funcionamiento humano ser mejores que otros para ayudarnos a pensar en el trastorno mental? ¿Podría una visión más útil del funcionamiento humano producir una comprensión más rica del trastorno mental? Al reducir el alcance de mi investigación, estas preguntas me llevaron a una posición conocida como “enactivismo encarnado”.

El enactivismo encarnado es una posición creciente en la filosofía de la mente y las ciencias cognitivas. Es una posición «biológica» en el sentido de que reconoce los procesos fisiológicos vitales en la búsqueda de la comprensión del comportamiento humano, pero otorga el mismo valor al significado personal y las escalas de explicación interpersonal. De esta manera, logra ser no reduccionista sin ignorar la importancia de nuestra encarnación como criaturas biológicas. Es esta amplitud de perspectiva la que inicialmente llamó mi atención sobre el enactivismo encarnado como un marco del funcionamiento humano desde el cual considerar el trastorno mental. El enactivismo encarnado ve las diversas escalas de explicación relevantes para comprender el comportamiento humano como diferentes aspectos del mismo todo dinámico: un organismo en relación con su mundo.

Los trastornos mentales parecen estar compuestos por redes de mecanismos, que abarcan el sistema cerebro-cuerpo-entorno, que juntos mantienen el compromiso con la conducta desadaptativa

Para desglosarlo un poco más, el enactivismo encarnado ve la mente como encarnada, incrustada y enactiva. «Encarnado» se refiere a la idea de que la mente es completamente material, incluido no solo el cerebro, sino el sistema cerebro-cuerpo. No somos solo cerebros que conducen nuestros esqueletos como coches, sino que nuestro «yo» está constituido por todo nuestro cuerpo. «Integrado» se refiere a la idea de que estamos conectados de forma rica y bidireccional con el mundo que nos rodea, y que esta conexión tiene una influencia enorme en nuestro comportamiento. Vivimos en un entorno tanto físico como sociocultural. Con el tiempo, ambos damos forma a este mundo y somos moldeados por él. Por último, «enactivo» se refiere a la idea de que el significado que experimentamos se realiza a través de nuestro propósito inherente como organismos que luchan. No solo vemos el mundo que nos rodea como hechos áridos, sino que experimentamos el mundo como si tuviera un significado inmanente. Este significado no está en el mundo, ni lo construimos nosotros, sino que se refiere a la relación muy real entre el estado del mundo y nuestro propósito de tratar de seguir viviendo. El mundo tiene significado para nosotros.

El enactivismo encarnado nos empuja a pensar en el cerebro, el cuerpo y el medio ambiente actuando todos juntos como un sistema complejo. Esta amplia perspectiva se alinea con una clara evidencia de que, cuando se trata de trastorno mental, todo, desde los genes hasta la cultura, parece jugar un papel importante. Cada vez más, parece que el trastorno mental podría no estar definido por una sola desviación o esencia biológica (como un desequilibrio de sustancias químicas en el cerebro); más bien, los trastornos mentales parecen estar compuestos por redes de mecanismos, que abarcan el sistema cerebro-cuerpo-entorno, que juntos mantienen el compromiso con la conducta desadaptativa.

Junto a esta perspectiva abarcadora, el enactivismo encarnado tiene una comprensión particular de los valores y la normatividad, viéndolos como cosas reales en el mundo que existen para los organismos a través de su relación necesaria con el medio ambiente. Esto tiene el potencial de abordar una división que existe actualmente entre aquellos que ven los trastornos mentales como definidos por normas y valores (denominados «evaluativistas») y aquellos que ven los trastornos mentales como fenómenos definidos naturalmente (conocidos como «objetivistas»). Desde el punto de vista de un enactivista encarnado, los trastornos mentales son tanto naturales como normativos: son patrones de comportamiento, pensamiento y emoción que están en conflicto con el modo de funcionamiento de una persona en el mundo.

Un dilema, en particular, destaca la utilidad de ver el trastorno mental a través de la lente del enactivismo encarnado, una visión para la que existe un apoyo creciente. Los trastornos mentales se pueden considerar mejor como redes de mecanismos, en lugar de enfermedades con esencias claramente definidas. Sin embargo, a pesar de estar afectados por factores que abarcan el cerebro, el cuerpo y el medio ambiente, todavía vemos patrones aparentemente reconocibles de angustia y disfunción, como la depresión y la ansiedad, en lugar de una mezcla de problemas idiosincrásicos en la vida. ¿Por qué sucede esto? El enactivismo incorporado sugiere la posibilidad de que estos patrones de pensamientos, comportamientos y emociones representen «tendencias pegajosas» en el sistema cerebro-cuerpo-entorno humano.

“Pegajoso” es mi forma de describir el concepto de una cuenca atractora: en matemáticas, un estado en el que un sistema tiende a caer y permanecer a pesar de las diferentes condiciones iniciales. Para decirlo en un lenguaje más sencillo, los trastornos mentales pueden ser patrones de pensamiento, comportamiento y emoción en los que el sistema cerebro-cuerpo-entorno humano tiende a caer, y estos patrones son difíciles de cambiar porque se mantienen por sí mismos.

La depresión es depresión, en parte, porque es un patrón de pensamiento, comportamiento y emoción en el que el sistema cerebro-cuerpo-ambiente humano tiende a caer y atascarse. Desde esta perspectiva, los trastornos mentales son patrones difusos pero reales en el mundo que se puede descubrir, en lugar de decidir. Y lo que es más importante, esto significa que siguen siendo el tipo de cosas que podemos intentar explicar.

Para comprender un poco más este concepto, imagínese sosteniendo un recipiente del tamaño de una caja de arena. El suelo de este contenedor tiene la forma de un pequeño paisaje con colinas y valles. Ahora imagina colocar una canica en el recipiente y mover tus manos para que la canica ruede sobre el paisaje. Observe cómo la canica se atasca en los valles y rebota en las colinas; cómo a veces cae en patrones o pistas particulares a través del paisaje. En esta analogía, el mármol que se encuentra en diferentes lugares del recipiente representa diferentes estados en los que una persona puede estar, y la forma del paisaje representa las influencias combinadas, que van desde los productos químicos hasta la cultura, que afectan el comportamiento de una persona. En la esquina superior izquierda hay un valle particularmente profundo que representa la depresión o algún otro trastorno mental. Si la canica se atasca en este valle, realmente tienes que inclinar y agitar el recipiente para que la canica se mueva de allí. Mientras la canica está atascada en el valle, solo puede moverse hacia atrás y hacia adelante, atascada en el mismo patrón de comportamiento; por lo tanto, la depresión se mantiene «pegajosa».

Desde este punto de vista, si vamos a explicar la depresión (u otro trastorno mental), lo que debemos comprender es la red de factores que dieron forma y mantienen este valle. Necesitamos entender cómo se constituye esta red de tal manera que mantiene este patrón de comportamientos, pensamientos y emociones, a pesar de ser desadaptativo para la persona afectada.

Ciertamente no estoy afirmando que una perspectiva enactiva encarnada sea la última palabra sobre la naturaleza del trastorno mental. Más bien, creo que representa una respuesta viable a la pregunta ¿Qué son los trastornos mentales? y uno que me ha ayudado a encontrar claridad mientras continúo mi formación en psicología clínica. Si las ciencias de la psicopatología van a progresar, debemos seguir haciendo esta pregunta y refinando nuestras respuestas.

Kristopher Nielsen es estudiante de doctorado en psicología en la Universidad Victoria de Wellington en Nueva Zelanda.

Artículo publicado en AEON y cedido para Psyciencia.



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