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Publicaciones por mes

agosto 2021

53 Publicaciones
  • Ciencia y Evidencia en Psicología

La cantidad de información sobre COVID-19 está afectando la salud psicológica de las personas

  • 10/08/2021
  • Maria Fernanda Alonso

En marzo del año pasado los habitantes del planeta nos enteramos de la proliferación de una nueva enfermedad potencialmente mortal. Desde entonces, la información sobre COVID-19 invadió todos los medios de comunicación, redes sociales, noticieros, hasta programas de entretenimiento. Según los investigadores, cuanta más información sobre el coronavirus consume una persona más puede verse afectada su salud mental (Khubchandani et al., 2021).

Cómo afecta el volumen de información a la salud pública

El equipo de investigadores distribuyó un cuestionario online a más de 1800 estadounidenses, en cual les pidieron que indicaran cuán preocupados estaban por la cantidad de información relacionada con COVID-19 en los medios de comunicación. Las opciones de respuesta fueron: «nada preocupado», «levemente preocupado», «preocupado» o «muy preocupado». También se les pidió que indicaran cuán preocupados estaban por la calidad de la información relacionada con COVID-19, donde la calidad se refería a la veracidad, confiabilidad y precisión de la información. Además, la encuesta incluyó el cuestionario de salud del paciente-4, que midió los síntomas de ansiedad y depresión.



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Qué encontraron

Según los resultados, los encuestados estaban más preocupados por la calidad de la información relacionada con el coronavirus: el 64% dijo que estaba preocupado o muy preocupado, el 28% dijo que estaba un poco preocupado y solo el 8% dijo que no estaba preocupado en absoluto. Por el contrario, el 49% estaba preocupado o muy preocupado por la cantidad de información sobre el coronavirus, el 32% estaba ligeramente preocupado y el 19% no estaba preocupado en absoluto.

Pero cuando los investigadores realizaron un análisis de regresión lineal para comparar los dos tipos de preocupación con los síntomas psicológicos de los encuestados, solo la preocupación por la cantidad de información sobre COVID-19 pareció tener un efecto perjudicial en la salud mental de los participantes. Aquellos que estaban preocupados o muy preocupados por la cantidad de dicha información eran más propensos a tener síntomas de depresión, ansiedad o ambos. Por el contrario, sentirse preocupado o muy preocupado por la calidad de la información sobre el coronavirus no se asoció con la probabilidad de presentar síntomas de depresión o ansiedad.

Cuando los autores del estudio observaron los datos demográficos, los participantes que sintieron mayor preocupación por la cantidad de información de COVID-19 tendían a ser aquellos que eran más jóvenes, pertenecían a un grupo minoritario racial o étnico, tenían ingresos más bajos, tenían una educación más baja, estaban casados, tenían hijos en casa o vivían en una zona urbana. El equipo señala que los miembros de estos grupos probablemente estuvieron expuestos a un mayor número de dificultades socioeconómicas durante la pandemia, como sugieren estudios anteriores.

Mitigar el impacto psicológico

Ante estos hallazgos, el equipo aconseja el uso de estrategias para morigerar el impacto psicológico de la excesiva exposición a la información relacionada con la COVID-19 en los medios:

  • hacer ejercicio fisico de forma regular,
  • practicar técnicas para reducir el estrés, como meditación mindfulness y técnicas de respiración,
  • establecer una rutina de sueño y descansar al menos 7 horas por día,
  • y, principalmente, disminuir la cantidad de fuentes que consulta, eligiendo confiar en fuentes de información científicas confiables.

Referencia bibliográfica: Khubchandani, J., Sharma, S., Wiblishauser, M. J., Price, J. H., & Webb, F. J. (2021). COVID-19 related information and psychological distress: Too much or too bad? En Brain, Behavior, & Immunity – Health (Vol. 12, p. 100213). https://doi.org/10.1016/j.bbih.2021.100213

Fuente: Psypost

  • Ciencia y Evidencia en Psicología

Efecto de las políticas de no discriminación en la salud mental de las minorías de género

  • 10/08/2021
  • Alejandra Alonso

Las minorías de género (definidas como personas transgénero y de género diverso, como el no binario) enfrentan desigualdad y desafíos únicos en cuanto a sus derechos de salud. Ganar esta lucha requiere evidencia de que las políticas servicios de salud para esta población tendrán un impacto positivo en el mundo real.

Muchas personas pertenecientes a minorías de género experimentan disforia de género. Los servicios de atención médica, que incluyen terapia hormonal, cirugías reconstructivas y servicios de salud mental, han sido identificados como tratamientos necesarios y efectivos para la disforia de género por entidades reconocidas, como la APA.

Con el objetivo de contribuir con la evidencia necesaria para que dicha población goce de mejor salud, un equipo de investigadoras en Boston (EE. UU.) se propuso explorar si las políticas de no discriminación se asociaban con la salud mental entre individuos que eran parte de minorías de género. El estudio incluyó información de 28,980 personas. Dichos datos fueron extraídos de la base de datos comercial IBM MarketScan, sobre reclamos de seguros de salud privados no identificados y datos de inscripción.



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Las autoras buscaron registros relacionados con suicidios y hospitalizaciones de individuos pertenecientes a minorías de género en cada estado donde las políticas de reafirmación de género habían sido implementadas. Los estados fueron agrupados con base en el año de implementación: 2013, 2014, 2015 y 2016.

Los resultados encontrados son algo mixtos para ciertas cohortes, pero de manera global se pudo observar una conexión moderada entre las políticas y resultados más positivos para los individuos beneficiados. Por ejemplo, las cohortes de 2013, 2014 y 2016 todos reportaron reducciones significativas en las hospitalizaciones al año siguiente de haber implementado las políticas. De la misma forma, en 2014, 2015 y 2016 las mismas políticas se asociaron a una reducción significativa de las tasas de suicidio, al año siguiente.

Sin embargo, las autoras mencionan ciertas limitaciones en su investigación:

  1. El modelo estadístico utilizado (Difference-in-Difference) asume inherentemente que la trayectoria de ambos grupos (control-minorías de género) se mantendrían estables si no fuera por la implementación de las políticas. Pero hay varias razones por las que esto podría no ser cierto: cambios en las políticas más allá de la salud y el seguro, o tendencias sociales, políticas y financieras que podrían impactar diferencialmente a los individuos en minorías de género vs. género normativo.
  2. Los posibles factores de confusión no medidos incluyen la disponibilidad de servicios de afirmación de género, las decisiones de cobertura de las aseguradoras relacionadas con los servicios de afirmación de género, la generosidad del plan de salud, los factores socioeconómicos y las prácticas de codificación. Sin embargo, para que estos posibles factores de confusión sean factores en los hallazgos del estudio, las autoras consideran que deben haber cambiado de manera diferente a lo largo del tiempo entre los estados políticos y no políticos.
  3. El cambio de los códigos CIE-9 validados a los códigos CIE-10 no validados podría distorsionar la forma en que se identificó que tenían tendencias suicidas en 2009-2014 en comparación con 2015-2017, aunque las autoras no creen que el cambio en las personas identificadas como personas con tendencias suicidas difiera entre los estados normativos y no normativos.
  4. No observaron muerte por suicidio u otro comportamiento suicida que no se refleje en las reclamaciones de seguros, lo que subestima el nivel general de suicidio entre los individuos de minorías de género. Del mismo modo, la muestra no es representativa de todos los asegurados privados que pertenecen a minorías de género en los estados estudiados porque no todas las personas pertenecientes a una minoría de género tienen un código de diagnóstico relacionado con este.

No obstante, los datos parecen sugerir que en la mayoría de los casos la implementación de políticas de cuidado de la salud orientadas a reafirmar el género resulta en menos hospitalizaciones y una reducción de los casos de suicidio en esta población.

Referencia del estudio: McDowell A, Raifman J, Progovac AM, Rose S. Association of Nondiscrimination Policies With Mental Health Among Gender Minority Individuals. JAMA Psychiatry. 2020 Sep 1;77(9):952-958. doi: 10.1001/jamapsychiatry.2020.0770. PMID: 32374362; PMCID: PMC7203670.

Fuente: PsyPost

  • Ciencia y Evidencia en Psicología

Seis principios para debatir con una persona que cree en teorías de conspiración

  • 10/08/2021
  • The Conversation

Con las perspectivas de una vacuna COVID-19 mejorando, la atención también se centra en el problema de las ideas antivacunas. Según una encuesta reciente, uno de cada seis británicos rechazaría una vacuna COVID-19 cuando esté disponible. Aunque la vacilación ante las vacunas es un problema complejo con múltiples causas, la cantidad de teorías de conspiración que circulan sobre el coronavirus no ayudan.

La lucha contra las teorías de conspiración relacionadas con COVID-19 se librará en múltiples frentes. Requiere una amplia campaña de salud pública y que las empresas de medios sociales controlen la propagación de la desinformación. Pero todos podemos participar en este esfuerzo. La mayoría de la gente conocerá a alguien que haya sucumbido a las teorías de la conspiración sobre la crisis actual.

He estado investigando teorías de la conspiración durante más de dos décadas y he hablado con muchos creyentes. Aquí están las seis reglas que utilizo para hablar con los teóricos de la conspiración en un esfuerzo por cambiar de opinión.



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1. Reconoce el tamaño de la tarea

Hablar con personas que respaldan las teorías de la conspiración es intrínsecamente difícil. El simple hecho de presentar pruebas o señalar contradicciones lógicas en el argumento conspiracionista rara vez es suficiente. Las teorías de la conspiración son, por definición, irrefutables.

Los creyentes toman la falta de evidencia de una conspiración, o una prueba en contra de su existencia, como evidencia de la astucia de los que están detrás de un complot (medios esconden la verdad, grandes poderes, etc.) y de su capacidad para engañar al público. Así que ármate de paciencia y prepárate para fallar.

2. Reconoce la dimensión emocional

Las teorías de la conspiración seducen no tanto por el poder del argumento, sino por la intensidad de las pasiones que despiertan. Las teorías de la conspiración se basan en sentimientos de resentimiento, indignación y desencanto por el mundo. Son historias sobre el bien y el mal, y sobre la verdad.

Esto le da a las teorías de la conspiración una fuerte dimensión emocional. Los temperamentos pueden estallar y las conversaciones se convierten en una pelea a gritos. Es importante evitar que esto suceda. Está preparado para aliviar la situación y mantener el diálogo, sin ceder terreno.

3. Descubre en lo que realmente creen

Antes de intentar persuadir a alguien, averigua la naturaleza y el contenido de sus creencias. Cuando se trata de teorías de la conspiración, el mundo no está dividido en “creyentes” y “escépticos”, pero hay muchos puntos intermedios.

Una minoría de creyentes comprometidos trata las teorías de la conspiración como la verdad literal y son particularmente resistentes a la persuasión. Muchos otros pueden no verse a sí mismos como «creyentes», pero están dispuestos a aceptar que las teorías de conspiración pueden presentar alguna verdad o por lo menos están haciendo las preguntas correctas. Establecer la naturaleza precisa y el alcance de la creencia de alguien, te permitirá adaptar mejor tu respuesta.

Además, intenta averiguar qué teoría de conspiración específica respaldan. ¿Es 5G o Bill Gates lo que creen que está detrás del coronavirus? ¿O ambos? ¿Qué videos o sitios web han mirado? Una vez que lo averigüe, reúne la mayor cantidad de pruebas contradictorias que pueda de fuentes creíbles, incluidos varios sitios web independientes de verificación de datos.

La investigación de antecedentes te ayudará a centrar la discusión en el fondo de las afirmaciones. Nunca cuestiones la inteligencia o el sentido moral de alguien, ya que esta es la forma más rápida de terminar una conversación.

4. Establece un terreno común

Uno de los principales problemas de las teorías de la conspiración es que no se limitan a las personas con sombreros de papel de aluminio ni a los extremistas políticos. En tiempos de crisis e incertidumbre, pueden contaminar la cosmovisión de personas razonables.

Las teorías de la conspiración hacen que la realidad parezca menos caótica y aprovechan preocupaciones más amplias, a menudo bien fundamentadas, sobre el mundo, como la concentración del poder financiero y político, la vigilancia masiva, la desigualdad o la falta de transparencia política. Entonces, cuando hables de teorías de conspiración, comienza reconociendo estas preocupaciones y limita la discusión a explorar si las teorías de conspiración realmente pueden proporcionar una respuesta útil o significativa.

Mucha gente llega a las teorías de la conspiración a través de una curiosidad genuina, aunque equivocada, sobre cómo darle sentido al mundo. A veces se ven a sí mismos como escépticos saludables e investigadores autodidactas en temas complejos. Evita criticar o burlarte de esto. En cambio, preséntalo como algo que, en principio, valoras y compartes. Tu objetivo, después de todo, no es hacerlos menos curiosos o escépticos, sino cambiar aquello sobre lo que sienten curiosidad o escépticos.

Las teorías de la conspiración a menudo suenan convincentes porque comienzan con la exposición detallada de hechos científicos o históricos creíbles. El problema es que estos hechos y argumentos conducen a conclusiones extraordinarias.

Los núcleos de “verdad” en los que se basan las teorías de conspiración, es un buen punto de partida para el debate. El acuerdo sobre al menos algunos de los hechos te permitirá abordar las conclusiones incongruentes de las teorías de conspiración.

5. Desafía los hechos, valora su argumento

Desmentir las teorías de la conspiración requiere un enfoque doble. El primero involucra pruebas desafiantes y las fuentes. Aborda afirmaciones específicas y discute qué constituye una fuente creíble. Ofrece examinar la evidencia juntos, incluso en sitios web de verificación de datos.

Si está hablando con un creyente acérrimo, probablemente ni siquiera quiera revisar la evidencia o los datos. Pero si la persona está dispuesta es posible que puedas ayudarla a cuestionar sus propios puntos de vista.

El segundo enfoque implica cuestionar la relevancia y el valor de las teorías de conspiraciones de manera general. Puedes señalar que a lo largo de la historia, estas teorías se han quedado cortas y que no han sido útiles para abordar los problemas más complejos que ha enfrentado la humanidad.

Por ejemplo, en el pasado existieron también teorías negacionistas del SIDA que argumentaban que los medicamentos antirretrovirales son más dañinos que el VIH. Pero esta teoría no solo fue refutada, pero aun así contribuyó a la muerte de cientos de miles de personas en África susahariana. Otra teoría más reciente e igualmente infundada es la supuesta esterilidad que causa la vacuna contra la poliomielitis y que llevó el resurgimiento de esta enfermedad en Nigeria, Pakistán y Afganistan.

Las afirmaciones relacionadas con COVID-19 pertenecen al mismo género. Establecer estas teorías de la conspiración en su contexto histórico puede demostrar que no ofrecen nada nuevo y no hacen las preguntas correctas sobre la pandemia y sus causas. Esto solo podría alentar a la persona a dirigir su curiosidad y escepticismo a preocupaciones más valiosas.

6. Por último, sé realista

Por supuesto, no hay garantía de que estas recomendaciones sean eficaces. No hay argumentos incontestables o estrategias infalibles que siempre conviertan a un teórico de la conspiración en escepticismo. Por lo tanto, establece expectativas realistas. El objetivo de hablar con los teóricos de la conspiración no es convertirlos, sino sembrar dudas sobre un argumento y, con suerte, permitirles construir gradualmente una resistencia a su atractivo seductor.

Sobre el autor: Jovan Byford, es profesor de psicología en The Open University.

Artículo publicado en The Conversation y cedido para su publicación en Psyciencia.

  • Ciencia y Evidencia en Psicología

Cómo mejorar el acceso a servicios de salud mental en comunidades de bajos recursos

  • 09/08/2021
  • Maria Fernanda Alonso

Garantizar el acceso de todas las personas a servicios de salud mental es un compromiso asumido por muchos Estados en tratados internacionales de Derechos Humanos. Cuando nos enfocamos en familias de bajos ingresos y comunidades de escasos recursos muy desfavorecidas, encontramos que el acceso a intervenciones conductuales de salud mental tiene un impacto positivo en el desarrollo infantil, sin embargo, ninguna intervención puede ser realmente eficaz sin adherencia al tratamiento. La escasez de proveedores, las creencias familiares que causan estigma en torno a la atención de salud mental, las barreras del idioma, la falta de transporte y la falta de seguro son algunos de los obstáculos que enfrentan estas personas.

Con esto en mente, un equipo de investigadores procuró identificar las estrategias utilizadas por médicos pediatras de atención primaria y proveedores de salud mental especializados para mejorar el acceso y la adherencia a los servicios de salud mental de niñas y niños (y sus familias) de bajos ingresos usuarios de los servicios de salud mental.

Qué metodología usaron



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Utilizando el enfoque comparativo constante inductivo, los investigadores realizaron 11 entrevistas semiestructuradas con seis pediatras de atención primaria (PAP), un miembro del personal de un centro de salud calificado a nivel federal, tres proveedores de salud mental y un miembro del personal de dos clínicas de salud mental locales.

Este grupo desarrolló una intervención de telesalud centrada en el paciente para agilizar el proceso desde la derivación hasta el tratamiento real, explicó Walton, autora principal de la investigación. Eso incluyó actualizar sus sistemas para que los proveedores de salud mental especializados tengan acceso a la información que necesitan.

Qué encontraron

Fueron identificados tres temas principales sobre la forma en que los pediatras de atención primaria y los proveedores de salud mental ayudan a los niños de bajos ingresos y sus familias a acceder a la atención de salud mental: comunicación, coordinación y colaboración (Walton et al., 2021).

  • La comunicación eficaz, incluidas las llamadas telefónicas, los correos electrónicos o los informes escritos, mejoró el acceso a los servicios de salud mental para esta población.
  • La coordinación de los servicios requería saber cómo hacer que el proceso de derivación fuera más eficiente y efectivo para que los proveedores, trabajando juntos, lo que permitía que pudieran discutir más rápidamente un plan de tratamiento compartido y su implementación.
  • La colaboración de los servicios implicó una cálida transferencia del paciente entre los pediatras de atención primaria y los proveedores de salud mental. De esta manera ayudan a los niños a construir la confianza con los profesionales y a transitar el sistema. Los pediatras y  los proveedores de servicios de salud mental trabajan de forma conjunta para desarrollar un plan de atención compartido y acordado.

La autora destaca que suele tomar varios intentos que una persona acceda a servicios de salud mental; pero si podemos ser más intencionales en los esfuerzos para lograr que accedan a los recursos que necesitan, a pesar de sus desafíos, se sentirán valorados y estarán más inclinados a recibir los servicios.

Referencia bibliográfica: Walton, Q. L., Bromley, E., Porras-Javier, L., & Coker, T. R. (2021). Building Bridges: Primary Care and Mental Health Providers’ Perspectives on a Behavioral Health Collaborative Intervention Among Underserved Populations. En Child & Youth Care Forum. https://doi.org/10.1007/s10566-021-09638-w

Fuente: Eurekalert

  • Recursos para Profesionales de la Psicología

ACT Kit, Vol. 1

  • 09/08/2021
  • Fabián Maero

A lo largo de los años he compilado decenas de recursos clínicos, algunos han sido usados sólo una vez, otros ninguna, y otros se han convertido en figuras repetidas en mi trabajo clínico. Hace rato que quería compartir algo de eso (mayormente para que deje de estar juntando polvo digital en mis computadoras), y hoy es el día.

Lo que les traigo aquí es el primer volumen del ACT Kit, un compendio de materiales clínicos de toda índole: guiones de ejercicios experienciales, actividades entre sesiones, planillas, etc. La mayoría de los recursos aquí provienen de traducciones y adaptaciones de materiales publicados: libros, artículos, videos, y otros son de mi cosecha personal. Pueden usarlos, compartirlos, adaptarlos, como mejor les resulte.

Si han leído algo de lo que he publicado en los últimos años, habrán notado que no soy la persona más entusiasta de las técnicas utilizadas sin ton ni son. Prefiero que mis alumnas manejen pocos recursos con claridad antes que un millar de ejercicios utilizados como manotazos de ahogado. Sin embargo, disponer de diferentes recursos técnicos puede ser útil como forma de entrenamiento, como vía para explorar los matices de implementación y para conferirle una mejor textura a la experiencia clínica. Se trata de algo similar a lo que hace cualquier artista: un músico aprende decenas escalas que no necesariamente utiliza (e incluso suele ser deseable que no las utilice), porque al aprenderlas enriquece su comprensión y ejecución. Algo similar sería mi sugerencia al aproximarse a este material: úsenlo para aprender.



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Pero hay algo más que querría compartir con ustedes.

Como he dicho, este es el Volumen 1, el primero de una serie que me gustaría continuar. Pero me gustan los proyectos colaborativos, de manera que he pensado bastante sobre este, tratando de encontrar alguna forma en la cual esto pueda ser algo útil para toda la comunidad y crecer con sus aportes, y se me ha ocurrido esta propuesta: si tienen un recurso ACT (o relacionado) que usan regularmente, que les parece útil y que les gustaría compartir con otras personas, pueden dejarlo en el formulario que les dejo al pie de este artículo. Vamos a revisar todas las contribuciones y seleccionar las que consideremos más útiles, las editaremos y puliremos un poco si es necesario, para incluirlas en el siguiente volumen del ACT Kit, con los correspondientes créditos a quien haga la contribución. No incluiremos todas las contribuciones, pero sí las consideraremos a todas. Ojalá tengamos muchas que compartir, y que este volumen sea el primero de muchos.

En cualquier caso, espero que éste primer volumen les sea de utilidad, pueden descargarlo haciendo click aquí.

Formulario para compartir contribuciones.

  • Ciencia y Evidencia en Psicología

Una breve historia del divorcio – Rod Phillips

  • 09/08/2021
  • David Aparicio

Formal o informalmente, las sociedades humanas de distintos lugares y tiempos han establecido reglas para unir y disolver a las parejas. Lo que está en juego sobre quién puede obtener el divorcio y por qué siempre ha sido alto. El divorcio es un campo de batalla para algunos de los problemas más urgentes de la sociedad, incluidos los roles de la iglesia y el estado, los derechos individuales y los derechos de las mujeres. Rod Phillips indaga en la complicada historia del divorcio.

  • Artículos Recomendados de la Web

La tecnología no te hace más tonto

  • 07/08/2021
  • David Aparicio

Investigación y Ciencia comparte los resultados de una valiosa investigación que contradice directamente la creencia muy difundida de que la tecnología nos hace más tontos:

A pesar de los titulares, no hay pruebas científicas que demuestren que los teléfonos inteligentes y la tecnología digital perjudiquen nuestras capacidades cognitivas biológicas, señala en un comunicado de prensa Anthony Chemero, experto en comportamiento social de la Universidad de Cincinnati y coautor del artículo publicado en Nature Human Behaviour. En su trabajo, este profesor de filosofía y otros investigadores de la Universidad de Toronto exponen la evolución de la era digital y explican cómo la tecnología inteligente complementa el pensamiento, ayudándonos a sobresalir. «Parece que los teléfonos inteligentes y la tecnología digital cambian la forma en que utilizamos nuestras capacidades cognitivas biológicas», explica Chemero. Y añade: «Estos cambios son beneficiosos desde un punto de vista cognitivo».

Referencia: Technology may change cognition without necessarily harming it. Lorenzo Cecutti, Anthony Chemero y Spike W. S. Lee, publicado en línea en Nature Human Behaviour, el 1 de julio de 2021.



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Puedes leer el artículo completo en Investigación y Ciencia.

  • Ciencia y Evidencia en Psicología

Semillero de investigación en ciencia conductual contextual

  • 06/08/2021
  • David Aparicio

En su cuenta de Facebook, Francisco J. Ruiz (referente conocido de la ACBS y de la terapia de aceptación y compromiso) publicó una muy importante invitación para todos aquellos interesados en aprender a investigar en el campo de la psicología y en especial de la ciencia contextual. ¡Yo no me lo pierdo!

La invitación:

Hoy tengo el gusto de invitarles a participar en el recién creado Semillero de Investigación en Ciencia Conductual Contextual.



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Este espacio académico está abierto a toda la comunidad latinoamericana con interés en desarrollar investigación en este campo de la psicología. Abajo pueden encontrar información detallada y el enlace para inscribirse.

Objetivo: promover la investigación en Ciencia Conductual Contextual en Latinoamérica en las áreas de Lenguaje y Terapias Contextuales.

Organización: espacio académico dirigido por el Dr. Francisco J. Ruiz en el marco del Clinik Lab de la Fundación Universitaria Konrad Lorenz.

Destinatarios: el semillero está destinado a estudiantes y profesionales de la psicología con interés en desarrollar habilidades de investigación e interés en la Ciencia Conductual Contextual (espacio abierto a toda la comunidad Konradista, así como a estudiantes y profesionales de cualquier país de habla hispana).

Formato de reunión: reuniones virtuales sincrónicas.

Horario de reuniones: miércoles de 4 a 6 pm hora de Colombia.

Precio: actividad académica sin coste económico.

Inscripciones: a través del siguiente enlace https://forms.office.com/r/vg0GUgfpyY Información adicional: [email protected]

  • Análisis

12 maneras de no hacer ACT

  • 06/08/2021
  • David Aparicio

ACT es un modelo complejo de aprender y de hacer. Conceptos como la normalidad destructiva, la defusión, clarificación de valores o el propia aceptación no son fáciles de entender y mucho menos hacer en terapia. Lo que puede provocar que nos sintamos atascados y frustrados con el modelo. Para ayudarnos en este proceso Russ Harris ha compilado en su libro Getting Unstuck in ACT, los problemas más frecuentes que enfrentamos los terapeutas que trabajamos con ACT (en especial cuando empezamos) y nos ofrece algunas formas útiles de abordarlos.

He adaptado y preparado para que puedas sacarle provecho. Te invito a tómarte el tiempo para leerlos y reflexionar sobre qué te ha sido útil y que no te ha funcionado en la terapia.

Getting Unstuck in ACT de Russ Harris está disponible en Amazon en versión Kindle y en versión impresa. Adquiérelo aquí.



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Ser inconsistente con el modelo y enviar mensajes confusos

Es probable que esto nos pase a todos. Cuando empezamos a usar ACT enviamos mensajes confusos y contradictorios con el modelo, especialmente lo que se refiere a la forma en que entendemos los problemas psicológicos y el sufrimiento humano. Por ejemplo, cuando hacemos un ejercicio para trabajar la aceptación de la ansiedad y el consultante dice “me siento mucho mejor, toda mi ansiedad desapareció” y el terapeuta contesta “¡Qué bueno! Ya verás que a medidas que hagas estos ejercicios tu ansiedad desaparecerá”. Con esta respuesta el terapeuta está enviando el mensaje que los ejercicios están planteados para deshacerse de la ansiedad y refuerza la idea de la evitación experiencial. Completamente lo opuesto de lo que en ACT intentamos lograr. Otro ejemplo puede ser cuando el terapeuta invita a un consultante que tiene juicios muy duros sobre sí mismo y lo motiva a que haga ejercicios de defusión y al mismo tiempo lo invita a que tenga “más pensamientos positivos”. Con esto solo logrará más fusión y mantendrá al consultante atascado en sus pensamientos.

Hablar y explicar ACT en vez de hacer ACT

Necesitamos que los consultantes practiquen y aprendan a usar los principios de ACT, no que se los sepan de memoria. Por lo tanto, los terapeutas debemos evitar de que nuestras sesiones se conviertan en una linda disertación teórica. Es como si pretendiéramos aprender a manejar bicicleta, tocar un instrumento o aprender a cocinar solo con leer las instrucciones o viendo un video de YouTube. Necesitamos practicar. Para lograrlo los terapeutas debemos modelar, reforzar e impulsar a los consultantes para que puedan practicar y hacer de la sesión lo más experiencial posible. Así que como dice Russ Harris: mantén las explicaciones cortas y pon las manos a la obra con todos los ejercicios, metáforas y recursos ACT que disponemos.

Tip de Russ Harris: ¿Qué pasa si me doy cuenta de que la sesión se está convirtiendo en una clase? Los terapeutas podemos pedir disculpas y decirle al consultante que nos hemos dado cuenta de que estamos gastando mucho tiempo en explicaciones, y que necesitamos redirigir la sesión a un ejercicio o metáfora que facilite el trabajo de alguno de los procesos como la clarificación de valores, defusión, un ejercicio de atención plena, etc.

Una recomendación más de Russ Harris que me ha sido muy útil: tenemos que intentar que antes de terminar cada sesión, el consultante pueda comprometerse a practicar las habilidades que se han trabajado en la consulta. Para potenciar la práctica y fomentar la motivación es importante que no le digas que vas a dejarle una “tarea”. Es demasiado aversivo. En vez de ello puedes decirle que lo invitas a probar lo que han aprendido en la sesión o que hagan un experimento para ver qué sucede con las habilidades. Por muy simples que parezcan, estas palabras facilitan mucho la práctica de las habilidades.

El terapeuta apurado

El polo opuesto de “hablar de ACT” es ser el terapeuta que se va directo a los procesos y ejercicios sin haber tomado el tiempo suficiente para conocer al consultante, validar sus emociones y tratar de entender su sufrimiento. Esto sucede mucho cuando estamos acostumbrados a seguir muy rígidamente los protocolos de tratamiento y no queremos perder tiempo para ayudarlos. Sin embargo apurarse demasiado y no leer las necesidades del consultante invalidará su proceso.

La terapeuta que arregla los problemas

Hay ocasiones que podemos ayudar a los consultantes con estrategia de resolución de problemas y lluvias de ideas. Pero tampoco debemos caer en la costumbre de ser demasiado directivos y decirles que hacer con su vida. Si notas que te sientes presionado por ofrecer respuestas y resolver los problemas, intenta reducir un poco la velocidad e intenta estar totalmente presente en el proceso. De esta manera podrás crear un espacio para que tu consultante pueda resolver sus propios problemas.

El terapeuta que solo escucha

Es muy fácil ser el terapeuta que solo escucha. Por un tiempo el consultante se siente validado porque ha encontrado a alguien que lo puede escuchar sin juicios y al mimo tiempo el terapeuta se siente cómodo escuchando, pero cuidado. Demasiada comodidad puede llevar al estancamiento del paciente. Necesitamos que los consultantes puedan, paso a paso, exponerse a las sensaciones incómodas y desarrollen nuevas maneras de relacionarse con sus pensamientos y emociones. Es la única forma de generar flexibilidad psicológica. Así que recuerda: debemos escuchar con compasión y respeto, pero también tenemos que modelar activamente los procesos de ACT, reforzar y motivar a los consultantes para practicar.

La terapeuta buena onda

En ocasiones los terapeutas interfieren en el progreso del paciente porque tienen miedo a incomodarlos y evitan llevar a cabo las intervenciones necesarias para abordar los problemas que los trajeron terapia. Un ejemplo muy frecuente: los ejercicios experienciales de aceptación.

Russ Harris ofrece una metáfora muy útil para estas situaciones:

Imagina que tienes un diente podrido y vas a un dentista encantador que pone buena música, hace bromas, te hace reír y examina todos sus dientes, pero descuida el diente podrido. Así que cada visita al dentista es una experiencia muy agradable e indolora. Y supón que eso sucede cada vez que regresas. Tu diente está empeorando y estás desarrollando un absceso en la boca, pero aun así el dentista no se acerca a ese diente podrido. ¿Por qué? Porque no quiere causarte ningún dolor o molestia. ¿Estarías feliz con ese dentista?

Si quieres una boca sana, tienes que lidiar con el dolor, incluso si duele, ¿verdad? Y a veces nuestro trabajo en el consultorio es un poco así. Para construir una vida mejor, necesitamos hacer cosas que pueden resultar incómodas. Ahora mismo estoy pensando que podríamos probar un ejercicio que puede resultar un poco incómodo para ti, pero lo sugiero porque creo que si estás dispuesto a hacerlo, aprenderás algo útil que podría marcar una gran diferencia en tu vida.

El terapeuta invalidante

Al trabajar la defusión de los pensamientos y la aceptación de la experiencia interna, los terapeutas a veces usamos frases como “es solo una emoción”, “es solo un pensamiento” o “solo una historia”. Pero estas frases usadas en un contexto inapropiado pueden ser muy invalidantes e insensibles con las experiencias de nuestros consultantes. Por lo tanto, elige sabiamente las palabras que vas a usar y asegúrate que serán apropiadas en el caso que estás trabajando.

Usar herramientas sin un propósito específico

Es muy probable que el terapeuta use cualquier herramienta para hacer algo en la sesión, cuando no ha preparado bien lo que va a trabajar o no tienen muy claro la conceptualización del caso. Para prevenir este tipo de errores asegúrate de tomarte el tiempo para evaluar y preparar un buen plan de tratamiento. Aquí tienes una guía breve de Russ Harris que te ayudará a crear una buena conceptualización clínica.

Tratar de convencer al consultante

Los terapeutas también nos fusionamos y puede ser que en medio de una conversación clínica el terapeuta caiga el error de intentar convencer al consultante sobre las causas de su problema o la manera en que deben abordarlo. Pero la terapia no se trata de convencer a nadie ni tratar de ganar un argumento. Harris propone que cuando nos pasa esto, pidamos disculpas rápidamente y reorientemos la terapia.

Harris lo pone así:

Perdón. Me acabo de dar cuenta de lo que he estado haciendo aquí. ¿Podemos poner una pausa por un momento? Puedo ver que he estado tratando de convencerte de mi forma de pensar y claramente no estás aquí para que te imponga mis creencias. Lo siento mucho. ¿Podemos retroceder cinco minutos antes de que intentara convencerte?

Mantener excesivo énfasis en un proceso y descuidar los otros

ACT no suele ser la primera terapia en la que nos formamos y la mayoría de nosotros proviene de otro tipo de formación clínica. Así que es normal que cuando empecemos con ACT nos concentremos en los procesos que tienen más sentido para nosotros o con los que nos sentimos más cómodos. Es probable que un terapeuta entrenado en terapia cognitiva se concentre más en defusión y no se enfoque tanto en las emociones y quizás un terapeuta entrenado en terapia gestalt se concentre más en la aceptación y no tanto en la defusión. Por consiguiente, debemos ser conscientes de nuestros propios sesgos y trabajar activamente en aprender a manejar los otros procesos ACT que no nos gustan demasiado.

Falta de entendimiento teórico

No hay que olvidar que ACT está basado fuertemente en el conductismo y no es una terapia solo de metáforas o palabras lindas. Si un terapeuta empieza a usar ACT sin conocimientos en el análisis de la conducta su trabajo como terapeuta será poco eficaz.

Tratar de copiar a tu entrenador ACT

Creo que de esta nadie se salva. Al principio hacemos ACT de la misma manera de la que la aprendimos. Copiamos el estilo del terapeuta que nos llevó de la mano por el modelo. Al inicio puede ser muy beneficioso porque nos permite dar los primeros pasos, pero con el tiempo será como ponernos un traje que no nos queda. Nos sentiremos restringidos y no podremos utilizar todo nuestro potencial como terapeutas. Así que intenta hacer ACT de una manera genuina. Usa tu personalidad, tu estilo, tu tono de voz y todas tus características para ayudar a las personas que buscan de tu ayuda.

  • Ciencia y Evidencia en Psicología

Por qué las personas con ansiedad social tienden a reprimir su ira

  • 06/08/2021
  • Maria Fernanda Alonso

Un estudio reciente encontró que las personas con ansiedad social demuestran niveles más altos de ira acompañada de una tendencia más fuerte a reprimirla. Según la investigación, el apego inseguro temprano podría explicar por qué tienden a reprimir su ira (Conrad et al., 2021).

El trastorno de ansiedad social (TAS) se define por un miedo implacable a la interacción social que se caracteriza por la preocupación de que el comportamiento propio sea juzgado negativamente por otros. Algunos estudios han sugerido que la tendencia a reprimir el enojo se fundamenta en que al demostrarlo la persona corre el riesgo de provocar un juicio negativo de parte de los demás. También hay evidencia de que las personas con ansiedad social demuestran niveles más altos de apego preocupado, un estilo de apego inseguro definido por una combinación desafortunada de preocupación por el rechazo y deseo de conexión.

Metodología



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La investigación del equipo de Rupert Conrad parte de considerar que los niños pequeños aprenden a manejar sus emociones, y el estrés en particular, a través de sus relaciones con los cuidadores principales. Los investigadores entonces propusieron que los problemas de manejo de la ira podrían ser el resultado de un vínculo de apego inseguro temprano.

Para averiguarlo reclutaron a 321 adultos con TAS y 94 sujetos de control sin diagnósticos de salud mental. Todos los participantes completaron cuestionarios que incluían evaluaciones de fobia social, depresión, estilo de apego, estado y rasgo de ira y expresión de ira.

Resultados

En comparación con los sujetos de control, los adultos con trastorno de ansiedad social:

  • Eran menos propensos a tener un estilo de apego seguro (un tipo de apego que implica una visión positiva de uno mismo y de los demás). 
  • Eran más propensos que los controles a tener un estilo de apego temeroso (un estilo de apego definido por una visión negativa de sí mismos y la evitación de la intimidad). 
  • También tenían más probabilidades presentar un estilo de apego preocupado, (un estilo de apego caracterizado por la preocupación por el rechazo y la dependencia de los demás), en línea con estudios anteriores.
  • Tenían niveles más altos de rasgo de ira, lo que sugiere una mayor tendencia general a mostrar ira en una situación determinada. 
  • Mostraron un estilo de expresión de ira que implicaba contener y ocultar su ira. 

Además, el apego seguro, el apego preocupado y la supresión de la ira fueron todos predictores de TAS. Juntas, estas tres variables explicaron aproximadamente el 21% de la variación en las puntuaciones de fobia social.

Finalmente, la supresión de la ira medió en parte el vínculo entre el apego preocupado y la ansiedad social, proporcionando apoyo a la hipótesis inicial de los investigadores. Los autores del estudio señalan que el apego preocupado a menudo es acompañado con una paternidad inconsistente, y las personas con este estilo de apego tienden a creer que la falta de afecto que reciben es el resultado de sus propias deficiencias. La incapacidad de regular adecuadamente la ira entre las personas con TAS puede deberse a una crianza insensible en la que el cuidador no le enseñó al niño cómo regular su estrés.

Los hallazgos de esta investigación destacan la importancia de enseñar a los pacientes con TAS estrategias saludables para regular su ira. Ocultar emociones puede ser agotador mentalmente, además de frenar a los pacientes durante la terapia.

Se ha descubierto que tanto la supresión de la ira como los estilos de apego influyen en los resultados del tratamiento entre los pacientes con TAS. A la luz de la evidencia de que el apego se puede modificar a través de la terapia cognitivo-conductual, los resultados terapéuticos podrían mejorarse educando a los pacientes sobre los estilos de apego y enseñándoles habilidades positivas para el manejo de la ira.

Referencia bibliográfica: Conrad, R., Forstner, A. J., Chung, M.-L., Mücke, M., Geiser, F., Schumacher, J., & Carnehl, F. (2021). Significance of anger suppression and preoccupied attachment in social anxiety disorder: a cross-sectional study. BMC Psychiatry, 21(1), 116. https://doi.org/10.1186/s12888-021-03098-1

Fuente: Psypost

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