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Cómo mantener el equilibrio entre la empatía y el cambio para generar esperanza en los consultantes

  • David Aparicio
  • 03/12/2020

Para activar los subtítulos en español debes hacer click en el ícono de «subtítulos» y luego en el botón de configuración (que tiene forma de tuerca), elegir traducción automática y seleccionar español.

Una buena intervención clínica para generar esperanza necesita de dos ingredientes: empatía y cambio. El problema es que al hacerlo los terapeutas solemos enfocarnos demasiado en alguno de los dos polos. Como sabemos bien: una cosa es aprenderlo de teoría y otra muy distinta es hacerlo bien en la terapia cuando tenemos al paciente al frente.

Si has notado que te has concentrado demasiado en el cambio o en la empatía, este video de Christine Padesky puede ser de mucha ayuda para ser una terapeuta más efectiva. Solo dura 10 minutos y para sacarle el máximo provecho te recomiendo tener lápiz y papel, así podrás anotar los ejemplos y practicarlos.

El video empieza con un buen ejercicio clínico que nos ayuda a evaluar nuestras respuestas cuando un paciente expresa que se siente frustrado y desesperanzado. Luego nos ofrece algunos signos que podemos detectar en los consultantes cuando nuestras intervenciones están desbalanceadas. Y, por último, incluye diferentes formas más útiles en la que podemos expresar la empatía o cambio para ayudar a los pacientes a construir una vida significativa. 

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  • Psicología aplicada

COVID-19: efectos en la salud mental de médicas y enfermeros del área de neurología

  • Maria Fernanda Alonso
  • 03/12/2020
Algunos estudios han informado de que varios virus respiratorios, como el SARS-CoV, tienen la capacidad de propagarse desde el sistema respiratorio al sistema nervioso central (SNC), provocando encefalitis y otras enfermedades neurológicas (Desforges et al., 2019). Otras manifestaciones neurológicas del COVID-19 incluyen dolor de cabeza, mialgia, náuseas, mareos, deterioro del gusto y olfato, deterioro de la vista y neuralgia. Si un paciente con COVID-19 visita un departamento de neurología con síntomas neurológicos como el síntoma inicial sin fiebre ni molestias respiratorias, podría estar infradiagnosticado y convertirse en el principal transmisor de infecciones. Los trabajadores médicos podrían infectarse a través del contacto con esos pacientes. Además, la escasez de suministros médicos y la falta de capacitación para atender a los pacientes con COVID-19 contribuye al alto riesgo de infección entre los trabajadores de la salud neurológica. A diferencia de los trabajadores médicos que luchan en la primera línea, es menos probable que los médicos y enfermeras de los departamentos de neurología reciban capacitación, incluidas las pruebas de diagnóstico para COVID-19, las respuestas a las enfermedades infecciosas y la colocación y eliminación adecuadas del equipo de protección personal (Jin et al., 2020). Con este panorama, un equipo de investigadores tuvo el objetivo de identificar la prevalencia y los factores que influyen en la ansiedad y la depresión en los trabajadores de la salud neurológica en la provincia de Hunan, China, durante la etapa inicial del brote de la pandemia por coronavirus (Ning et al., 2020).

Metodología

Con ese fin, realizaron un estudio transversal online entre médicas, médicos, enfermeros y enfermeras neurológicos a principios de febrero de 2020 en la provincia de Hunan. Los síntomas de ansiedad y depresión fueron evaluados mediante la versión china de la Escala de ansiedad de autoevaluación (EAA) (definida como una puntuación total ≥ 50) y la Escala de depresión de autoevaluación (EDA) (definida como una puntuación total ≥ 53). Se compararon las prevalencias de ansiedad y depresión probables entre diferentes grupos y se utilizó un análisis de regresión logística multivariante para comprender los factores independientes que influyen en la ansiedad y la depresión.

Hallazgos

  • La prevalencia de probable ansiedad y depresión en enfermeras del área de neurología (20,3 y 30,2%, respectivamente) fue superior a la de los médicos (12,6 y 20,2%, respectivamente).
  • Las trabajadoras sanitarias (18,4%) tenían una mayor proporción de ansiedad que los hombres (10,8%).
  • La ansiedad y la depresión probables fueron más prevalentes entre las enfermeras, los trabajadores más jóvenes (≤ 40 años) y el personal médico con títulos junior.
  • El análisis de regresión logística mostró que la escasez de equipo de protección se asoció de forma independiente con la ansiedad probable (OR = 1.980, IC del 95%: 1.241-3.160, P = 0,004), mientras que la edad temprana fue un factor de riesgo para la depresión probable (OR = 2.293, 95% % IC: 1.137–4.623, P = 0,020) entre los trabajadores de la salud de la especialidad.
En cuanto a las limitaciones del estudio, hay que señalar que todos los participantes eran de la provincia de Hunan, cercana a la provincia de Hubei, lo que limita la generalización de los hallazgos a otros estudios. Además, los síntomas de ansiedad y depresión fueron medidos con los dos instrumentos nombrados, no hubo un diagnóstico clínico y no se midieron síntomas psiquiátricos graves, como ideación suicida o experiencia psicótica. El estudio fue transversal y, por lo tanto, no se puede establecer una relación causa-efecto entre la actitud hacia el COVID-19 y los trastornos de salud mental. Debido al tiempo limitado para el diseño del cuestionario, la actitud hacia COVID-19 solo incluyó tres preguntas simples, sin medidas multidimensionales. Además, la estrategia de muestreo en “bola de nieve” no fue ideal para estimar la prevalencia debido al sesgo de selección, y el pequeño tamaño de la muestra. Además, el cuestionario electrónico fue tomado y bien aceptado principalmente por jóvenes, que representaron la mayoría de los trabajadores de la salud en este estudio, lo que puede ser diferente de la población objetivo (todos los médicos neurológicos de la región) y podría causar un sesgo de muestreo en cierta medida. Además, en este estudio no se incluyeron factores que influyen, como antecedentes de problemas de salud mental o tener personas de alto riesgo en el hogar. Concluye los autores que aquellas trabajadoras y trabajadores de la salud que no se encuentran en la primera línea de trabajo frente al coronavirus, necesitan mucha más atención de la que están recibiendo, lo cual incluye la provisión de elementos de protección y asistencia psicológica. Referencias bibliográficas:
  • Desforges, M., Le Coupanec, A., Dubeau, P., Bourgouin, A., Lajoie, L., Dubé, M., & Talbot, P. J. (2019). Human Coronaviruses and Other Respiratory Viruses: Underestimated Opportunistic Pathogens of the Central Nervous System? Viruses, 12(1). https://doi.org/10.3390/v12010014
  • Jin, H., Hong, C., Chen, S., Zhou, Y., Wang, Y., Mao, L., Li, Y., He, Q., Li, M., Su, Y., Wang, D., Wang, L., & Hu, B. (2020). Consensus for prevention and management of coronavirus disease 2019 (COVID-19) for neurologists. Stroke and Vascular Neurology, 5(2), 146-151. https://doi.org/10.1136/svn-2020-000382
  • Ning, X., Yu, F., Huang, Q., Li, X., Luo, Y., Huang, Q., & Chen, C. (2020). The mental health of neurological doctors and nurses in Hunan Province, China during the initial stages of the COVID-19 outbreak. BMC Psychiatry, 20(1), 436. https://doi.org/10.1186/s12888-020-02838-z
Fuente: BMC Psychiatry

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  • Psicología aplicada

“Los hombres de verdad duermen poco” el efecto del estereotipo masculino

  • David Aparicio
  • 03/12/2020

Según la Asociación Mundial de Medicina del Sueño los problemas de sueño constituyen una epidemia mundial que amenaza la salud y calidad de vida de más del 45% de la población mundial.

Hay muchos factores que afectan la calidad de sueño y descanso de las personas: las horas de trabajo, alimentación, problemas de salud, estrés, rutinas, etc. Pero hay un factor que no se toma en cuenta y es el estereotipo de masculinidad.

En el último número Journal of the Association for Consumer Research se evidencia cómo se relaciona este estereotipo con las pocas horas de sueño que tienen los hombres y los riesgo de salud que producen en 2,564 participantes.

Metodología

  • Estudio número 1: Se les pidió a los participantes que imaginaran que estaban comprando una cama y que el vendedor les preguntaba “cuantas horas duerme normalmente”. Los hombres que respondieron que dormían “mucho” tenían una media de de masculinidad (previamente evaluada) más baja en comparación a los hombres que reportaron que dormían “poco”.
  • Estudio número 2: Se pidió a los participantes que atribuyeran diferentes atributos a un personaje masculino asignado: «muy masculino y varonil» o un hombre «no muy masculino y no muy varonil». Los participantes en la condición masculina describieron a su personaje durmiendo 33 minutos menos por noche que los personajes descritos en la condición no muy masculina.
  • Estudio número 3: Un experimento final mostró que los participantes se sienten significativamente menos masculinos cuando imaginan que duerman más que el promedio.

Por qué es importante

«Los hombres de verdad duermen poco y trabajan mucho» esta es una frase habitual que demuestra cómo la sociedad refuerza positivamente a los hombres que duermen poco, creando una cadena de problemas de salud que no solo los afectan a nivel individual sino también a nivel colectivo. Las personas que duermen poco tienen más riesgo de sufrir enfermedades crónicas, tienen más accidentes de transito y son más violentas e irritables. Lamentablemente en estas categorías los hombres están en primer lugar.

Estos datos visibilizan los efectos que non fáciles de detectar y nos ayuda a cuestionar las definiciones tradicionales de masculinidad que no son saludables.

Referencia bibliográfica: Nathan B. Warren, Troy H. Campbell. The Sleep-Deprived Masculinity Stereotype. Journal of the Association for Consumer Research, 2020; DOI: 10.1086/711758

Fuente: ScienceDaily

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  • Psicología aplicada

El estilo de humor y su relación con la ideación suicida en adolescentes

  • Alejandra Alonso
  • 02/12/2020
¿Se sabe si las emociones placenteras reducen la ideación suicida en adolescentes?¿Qué relación existe entre la expresión de humor, la emoción depresiva, las emociones placenteras y la ideación suicida? Un grupo de investigadores realizó un estudio para dar respuesta a estas interrogantes.

¿Por qué es importante?

Aproximadamente 800,000 personas mueren por suicidio según la OMS y se ha convertido en la segunda causa de muerte entre personas de 15 a 29 años. Según los autores, en China es la segunda causa de muerte en jóvenes de entre 20 y 34 años. Se sabe que la ideación suicida y los síntomas de depresión son factores de riesgo para el suicidio. Sin embargo, investigaciones sugieren que estudiantes con altos niveles de optimismo (una emoción considerada placentera) exhiben bajos niveles de ideación suicida, sugiriendo que las emociones placenteras podrían ser un factor protector. El grupo de científicos nombra estudios que sugieren que el estilo de expresión de humor podría relacionarse con el riesgo de cometer suicidio (como factor protector o de riesgo, dependiendo del estilo). Por otro lado, se sabe que la adolescencia es una etapa donde las personas son más impulsivas y emocionalmente inestables, pudiendo llevarles a intentar cometer suicidio cuando están muy deprimidos y deprimidas o poco después de recuperarse.

Metodología

La investigación fue realizada contando con la participación de 5 escuelas secundarias del norte, centro, sur y este de Taiwan. Se seleccionó al azar una clase por cada grado (7º, 8º y 9º). La muestra final estuvo compuesta por 1551 estudiantes. Para recolectar los datos se utilizaron los siguientes instrumentos:
  • Instrumento de humor adolescente de Taiwan (TAHI) para medir tipos de expresión del humor.
  • La escala de depresión del Child and Adolescent Behaviors in Long-Term Evolution(CABLE).
  • Medida Breve del Afecto Positivo de la Escala de Afecto Negativo y Positivo (PANAS).
  • Para indagar sobre ideación suicida se les preguntó “¿Has pensado en terminar con tu vida (no querer vivir o querer morir) durante el último mes?”.

Resultados

El estudio encontró que:
  • El uso constante de la autocrítica para expresar humor por parte de los adolescentes, les lleva a experimentar más sentimientos de depresión e ideación suicida. Además experimentaban menos emociones positivas al utilizar este tipo de humor.
  • Sin embargo, la utilización de otras clases de humor que devalúan no se relacionó con emociones depresivas; los autores creen que tal vez se deba a que el objeto de burla no es la misma persona.
  • La emociones depresivas y las emociones placenteras juegan un rol importante en el efecto del tipo de expresión de humor en la ideación suicida adolescente:
    • Adolescentes que tienden a expresar humor autocrítico experimentaban más emociones depresivas, menor estados de ánimo placenteros y más ideación suicida.
    • La emoción positiva tuvo un efecto protector indirecto y el humor de respuesta ingeniosa tuvo un efecto protector directo sobre la ideación suicida y este fue mayor que el efecto indirecto negativo de la emoción depresiva.

Limitaciones

  1. El análisis se basa en datos secundarios, utilizando solo un ítem para medir la ideación suicida.
  2. Se utilizó un diseño transversal, es por esto que no pueden sacarse conclusiones causales.
  3. Se utilizaron auto-reportes para recolectar información y podría haber algún sesgo en los recuerdos.

Conclusión

El grupo de científicos recomendó popularizar los datos sobre el estilo de humor utilizado entre adolescentes, para que sepan sus efectos tanto de riesgo como protectores y resaltaron el importante rol del personal de salud mental en las escuelas, para ayudar a los jóvenes cuando sienten emociones difíciles. Referencia del estudio: Lee, CY., Chiang, YC., Li, A. et al. Influence of humor expression on suicidal ideation among adolescents: mediating effects of depressive emotion and positive emotion. BMC Psychiatry 20, 421 (2020). https://doi.org/10.1186/s12888-020-02814-7

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  • Guías y recursos

Primera ayuda psicológica: una guía para ayudarle a usted y a su comunidad

  • David Aparicio
  • 01/12/2020

La Organización Panamericana de la Salud y el Banco de Desarrollo del Caribe elaboraron este recurso para guiar a las personas a cómo ofrecer los primeros auxilios psicológicos. El documento es muy útil porque está hecho con ilustraciones y ejemplos muy concretos que facilitan el aprendizaje y práctica de las habilidades de ayuda psicológica:

Este folleto, el “facilitador PAP”, le guiará a través de tres principios básicos de la PAP: observar, escuchar y conectar. Esto le ayudará a acercarse a las personas afectadas, escuchar y entender sus necesidades, y vincularlos con apoyo práctico e información, considerando las recomendaciones de seguridad para prevenir la propagación de enfermedades infecciosas como la COVID-19.

También centrará su atención sobre las necesidades de grupos específicos, entre ellos hombres, mujeres, niños, niñas y adolescentes, personas con discapacidad y trabajadores y trabajadoras de primera línea, entre otros.

Descarga la guía completa en formato PDF.

Si quieres profundizar más sobre los primeros auxilios psicológicos te recomiendo el curso online de la Universidad de Barcelona.

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  • Psicología aplicada

La sobrecarga del cuidador: problemas de salud mental en cuidadores de personas con enfermedad de Alzheimer

  • Maria Fernanda Alonso
  • 01/12/2020
La enfermedad de Alzheimer genera déficits significativos y progresivos que hacen necesario que las personas que la padecen cuenten con cuidados durante las 24 horas del día. El cuidado de alguien con Alzheimer, se asocia con una carga mental significativa donde pueden presentarse, por ejemplo, depresión y ansiedad, y dificultades en el funcionamiento social, familiar y profesional. Esta tarea a menudo cae dentro de la esfera de responsabilidad de familiares y seres queridos (cuidadores informales), o bien de trabajadores de la salud que lo hacen como parte de sus labores habituales (cuidadores formales). Se presenta, entonces, la problemática de la sobrecarga del cuidador, es decir, el esfuerzo o carga emocional, material, social y física que soporta el cuidador de una persona con enfermedad crónica (Zarit et al., 1980). La intensidad de la atención que presta una persona está relacionada con la magnitud de los efectos sobre la salud: las tasas elevadas de ansiedad, depresión y estrés, así como la reducción del bienestar subjetivo en los cuidadores, son causadas por los problemas de conducta, el deterioro cognitivo y la discapacidad funcional del paciente con Alzheimer, y están relacionados con la duración de la atención y la edad del cuidador (Schulz & Sherwood, 2008). Por otra parte, el apoyo social es un gran recurso para quienes tienen a su cargo tareas de cuidado: su impacto es significativo en la reducción de la angustia experimentada en relación con dichas actividades ya que funciona como un amortiguador, y es capaz de reducir los efectos negativos de las situaciones estresantes y la gravedad de los síntomas de fatiga, protegiendo así contra la aparición de la fatiga crónica (Redwine et al., 2004). Los estudios indican que es un factor clave para reducir el nivel de tensión y estrés en los cuidadores (Drentea et al., 2006; Pearlin et al., 1990), contribuir a mejorar la salud física y mental y reducir el nivel de mortalidad (Berkman et al., 2000). Otro recurso psicológico que cobra importancia es la autoeficiencia, encargada de la sensación de bienestar, la disposición a tomar decisiones, la motivación y la perseverancia en el logro de las metas. El sentido de la autoeficacia fortalece la resiliencia, aumenta el compromiso y mejora el afrontamiento de las dificultades (Kreitler et al., 2007). Para identificar factores de riesgo en cuidadores formales e informales es preciso, en primer lugar, prestarle la debida atención a sus problemas. Un estudio reciente comparó los problemas de salud mental en cuidadores formales e informales y examinó la relación entre los recursos mentales y los problemas de salud mental en ambos grupos de cuidadores (Sołtys & Tyburski, 2020).

Metodología

Los investigadores realizaron un estudio transversal en el que examinaron a 100 cuidadores formales (n = 50) e informales (n = 50) de pacientes con enfermedad de Alzheimer. Los recursos personales se midieron con el Cuestionario de Apoyo Social (CAS), la Escala de Autoeficacia Generalizada (EAG) y el Cuestionario de Sentido de Coherencia (CSC), mientras que la salud mental se evaluó con el Cuestionario de Evaluación de la Depresión (CED) y el Cuestionario de Salud General (CSG). La regresión escalonada multivariante se realizó por separado para ambos grupos investigados.

Hallazgos

  • No hubo diferencias significativas entre los cuidadores formales e informales en términos de variables psicológicas, es decir, sentido de coherencia, apoyo social, autoeficacia o problemas de salud mental.
  • En contraste, hubo diferentes predictores significativos de problemas de salud mental en ambos grupos. La comprensibilidad (CAS) fue un predictor significativo de problemas de salud mental medidos por el cuestionario de evaluación de la depresión y la autoeficacia (EAG) fue un predictor significativo de problemas de salud mental medidos por el cuestionario de salud general en cuidadores informales.
  • Para los cuidadores formales, el apoyo emocional (CAS) y la comprensibilidad (CSC) fueron predictores significativos de problemas de salud mental medidos por el cuestionario de evaluación de la depresión, mientras que el apoyo tangible (CAS) y la significación (CSC) fueron predictores significativos de problemas de salud mental medidos por el cuestionario de salud general.
Según esta investigación, el predictor más significativo de problemas generales de salud mental en el grupo de cuidadores informales es la autoeficacia. Cuando este factor es más fuerte favorece una mayor motivación y compromiso para alcanzar los objetivos, incluso en situaciones que suponen un gran desafío. También favorece la participación en actividades relacionadas con la salud, el afrontamiento activo del estrés, la superación de obstáculos y la concentración en las oportunidades. La baja autoeficacia aumenta el riesgo de ansiedad, depresión o sentimientos de impotencia, lo que puede conducir a un deterioro de la salud psicosomática. Señalan los autores que, según sus hallazgos, la creencia de que las propias acciones son ineficaces puede estar asociada con una experiencia subjetiva de estrés más fuerte y menor tolerancia al estrés. El cuidado de los parientes cercanos implica relaciones emocionales, que pueden aumentar la sensación de control sobre los eventos externos y el sentido de responsabilidad. Una incapacidad percibida para hacer frente a las dificultades da como resultado un aumento en los niveles de estrés, que afecta la activación del sistema autoinmune y conduce a una inmunodeficiencia. Desarrollar un sentido de autoeficacia fuerte puede tener un efecto de mejora inmunológica. Esto lleva a pensar a los investigadores que es importante no solo contar con recursos psicológicos específicos, sino también percibir las propias capacidades como suficientes para desempeñar el papel de cuidador. En base a estos resultados, los autores concluyeron que los recursos personales son predictores importantes de los resultados de salud mental en los cuidadores de pacientes con Alzheimer, y que por lo tanto, las acciones preventivas deben incluir la evaluación de los factores que afectan la salud mental de los cuidadores a fin de brindarles la atención necesaria y crear grupos de apoyo adecuados. Referencias bibliográficas:
  • Berkman, L. F., Glass, T., Brissette, I., & Seeman, T. E. (2000). From social integration to health: Durkheim in the new millennium. Social Science & Medicine, 51(6), 843-857. https://doi.org/10.1016/s0277-9536(00)00065-4
  • Drentea, P., Clay, O. J., Roth, D. L., & Mittelman, M. S. (2006). Predictors of improvement in social support: Five-year effects of a structured intervention for caregivers of spouses with Alzheimer’s disease. En Social Science & Medicine (Vol. 63, Número 4, pp. 957-967). https://doi.org/10.1016/j.socscimed.2006.02.020
  • Kreitler, S., Peleg, D., & Ehrenfeld, M. (2007). Stress, self-efficacy and quality of life in cancer patients. En Psycho-Oncology (Vol. 16, Número 4, pp. 329-341). https://doi.org/10.1002/pon.1063
  • Pearlin, L. I., Mullan, J. T., Semple, S. J., & Skaff, M. M. (1990). Caregiving and the stress process: an overview of concepts and their measures. The Gerontologist, 30(5), 583-594. https://doi.org/10.1093/geront/30.5.583
  • Redwine, L., Mills, P. J., Sada, M., Dimsdale, J., Patterson, T., & Grant, I. (2004). Differential Immune Cell Chemotaxis Responses to Acute Psychological Stress in Alzheimer Caregivers Compared to Non-caregiver Controls. En Psychosomatic Medicine (Vol. 66, Número 5, pp. 770-775). https://doi.org/10.1097/01.psy.0000138118.62018.87
  • Schulz, R., & Sherwood, P. R. (2008). Physical and Mental Health Effects of Family Caregiving. En AJN, American Journal of Nursing (Vol. 108, Número Supplement, pp. 23-27). https://doi.org/10.1097/01.naj.0000336406.45248.4c
  • Sołtys, A., & Tyburski, E. (2020). Predictors of mental health problems in formal and informal caregivers of patients with Alzheimer’s disease. En BMC Psychiatry (Vol. 20, Número 1). https://doi.org/10.1186/s12888-020-02822-7
  • Zarit, S. H., Reever, K. E., & Bach-Peterson, J. (1980). Relatives of the impaired elderly: correlates of feelings of burden. The Gerontologist, 20(6), 649-655. https://doi.org/10.1093/geront/20.6.649
Fuente: BMC Psychiatry

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  • Psicología aplicada

Ayudando a jóvenes con diagnóstico de psicosis temprana

  • Alejandra Alonso
  • 01/12/2020
Existe una necesidad de mejorar el entrenamiento para ayudar a jóvenes que viven con psicosis en el desarrollo de su identidad.

¿Por qué es importante?

En la adolescencia tardía y adultez joven, las personas comenzamos a preguntarnos quienes somos y a explorar las metas y valores que queremos que guíen nuestra vida, explica Shelly Ben-David, autora principal de la investigación. En esas mismas etapas de la vida, las personas pueden tener sus primeras experiencias con problemas de salud mental como la psicosis, lo que dificulta el proceso de definir sus identidades personales o incluso de sentirse una persona valiosa. Esto crea un gran nivel de vulnerabilidad y un gran obstáculo, debido al gran estigma que rodea a la psicosis y que puede llevar a la joven persona a desarrollar un sentido negativo de sí misma.

Metodología

El grupo de investigadores encuestó a 331 multiprofesionales clínicos que trabajaban realizando intervenciones para personas con psicosis temprana, en una provincia de Canadá. La encuesta indagaba sobre la importancia de la identidad en la psicosis temprana.

Resultados

Los tratamientos para la psicosis no suelen enfocarse en el desarrollo de la identidad y el estudio encontró una falta de entrenamiento en este área. La mayor parte de los clínicos estaban de acuerdo en que la identidad es un problema importante, sin embargo solo la mitad de los clínicos creía tener la habilidad para afrontar dicha cuestión en el tratamiento. Los científicos también remarcaron la falta de enfoques basados en la evidencia para fortalecer la identidad en la psicosis temprana. Referencia del estudio: Shelly Ben‐David, David Kealy, Jessica Hanson, Radha Ortiz. Perspectives on personal identity in the early stages of psychosis: A survey of Canadian clinicians. Early Intervention in Psychiatry, 2020; DOI: 10.1111/eip.13026 Fuente: ScienceDaily

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  • Artículos de opinión (Op-ed)

Cómo sentarte de forma correcta frente de la computadora

  • David Aparicio
  • 30/11/2020

Ahora pasamos muchas más horas al frente de una pantalla. Ya no es necesario ni explicar las razones. El punto es que no basta con comprar un buen escritorio y una silla cómoda, también hay que saber cómo ajustarlos adecuadamente para que no te dolor de cuello, espalda o clásico dolor de muñecas.

Así que aquí les comparto un video que me ayudó a ajustar perfectamente mi escritorio y que explica muy bien cuál es el ángulo que deben tener nuestros brazos en relación con el teclado; la altura de la silla; la posición del monitor y otros principios ergonométricos que hay que tener en cuenta si queremos cuidar nuestra postura y salud.

Un tip que aprendí de nuestra editora Alejandra Alonso: Pon una recordatorio cada 45 minutos para hacer alguna actividad física breve. Ella salta la cuerda por 5 minutos creo. Yo empecé a hacer flexiones de pecho. Esto ayuda a levantarnos de la silla, descansar nuestros ojos y hasta tonificar un poco el cuerpo.

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  • Psicología aplicada

Recordando a Scott Lilienfeld

  • David Aparicio
  • 30/11/2020

El pasado 30 de septiembre murió Scott Lilienfeld, reconocido investigador, docente y autor de los artículos más interesantes y transformadores que he leído sobre la psicología científica. La causa fue un cáncer de páncreas y solo tenía 59 años.

Sentí mucha tristeza cuando me enteré de su muerte. No tuve el privilegio de conocerlo en persona. Lo más cerca que estuve fue en el año 2016 cuando organicé, desde Panamá, la logística para la entrevista que le harían Fabián Maero y Paula José Quintero, en el congreso de CLACIP en Buenos Aires.

Pero no es necesario conocer a una persona cara a cara para sentir admiración y tristeza por su pérdida. Gracias a sus escritos, Lilienfeld dejó una huella en miles de estudiantes, psicólogos y psiquiatras que pudieron evaluar y aprender de una psicología basada en la evidencia científica.

Hoy se cumplen dos meses de su muerte y probablemente he demorado demasiado en escribir esto. La verdad es que no sabía qué decir, ni cómo decirlo. Pero tampoco quería que pasara como si nada o hacer un simple post en Facebook. En Psyciencia le debemos mucho y la mejor forma que tengo para agradecerle es con un artículo que nos permita recordar su legado.

Video de su presentación en CLACIP 2017: La práctica basada en la evidencia y sus descontentos: Conceptos y confusiones – Scott Lilienfeld.

Sus inicios en la psicología y su amor por la docencia

Scott Lilienfeld nació el 23 de diciembre de 1960 en el estado de Nueva York. Desde muy temprano demostró su amor por la ciencia y seguramente se hubiera dedicado a la astronomía o a la arqueología, pero una clase de introducción a la psicología que tomó en la adolescencia encendió la llama de su curiosidad por los misterios de la mente humana y, después de tomar otras clases en la universidad, decidió que quería ser psicólogo. Obtuvo su título en psicología en la Universidad de Cornell y obtuvo su doctorado en 1990 bajo supervisión del reconocido investigador de la personalidad, David T. Lykken, en la Universidad de Minnesota.

Durante sus primeros años como investigador, Lilienfeld publicó valiosos estudios sobre la personalidad psicopática que le otorgaron rápidamente el reconocimiento de la comunidad académica y le abrieron las puertas a la docencia, primero como profesor asistente en la State University of New York (SUNY) y luego como catedrático en la Emory University, donde trabajó por 26 años y obtuvo el premio Samuel Candler Dobbs, un reconocimiento exclusivo a los docentes que se destacan por su producción académica y calidad educativa.

Un investigador poco convencional

En el ámbito académico los investigadores suelen elegir un área para especializarse. Lilienfeld, en cambio, se consideraba un generalista y se dedicó a estudiar una amplia variedad de áreas dentro de la psicología, entre las que resaltan: sesgos cognitivos, memoria, personalidad, trastornos de personalidad, evaluación científica de la psicología, problemas de la evaluación psicológica, microagresiones en el ámbito laboral, psicología y neurociencia forense.

Gracias a esa incesante curiosidad publicó más de 350 investigaciones científicas y más de una docena de libros dirigidos tanto a especialistas como al público general, que le han otorgado el reconocimiento de ser citado más de 37,000 veces.

Perfil de Scott Lilienfeld en Google Scholar.

Un escéptico ejemplar

Lilienfeld era un escéptico con todas las letras. Reconocía la importancia de la humildad intelectual y no cayó en el común error de usar el cinismo, burlas o epítetos en sus artículos, sino que proporcionó un cuerpo de argumentos muy bien documentados y cuidadosamente redactados que no buscaban convencer al lector, sino más bien generar la duda. Y sí que lo lograba.

Lilienfeld instó a los psicólogos a expresarse por medio de entrevistas y artículos, cuando los medios de comunicación propagan mitos psicológicos. Él creía firmemente que era posible un cambio basado en la evidencia, pero para lograrlo era necesario que los especialistas proveyeran información coherente que reemplace la información pseudocientífica.

Con su refinado y contundente escepticismo, cuestionó la validez de instrumentos, terapias y constructos ampliamente utilizados en la psicología clínica que no tienen evidencia científica. Escribió sobre la pseudociencia de los recuerdos reprimidos, la controversia del trastorno de personalidad múltiple, cuestionó la supuesta superioridad de la terapia EMDR, del pobre estatus científico de las técnicas proyectivas, del mito de los estilos de aprendizaje, criticó el neurocentrismo y los 50 mitos de la psicología popular. En Psyciencia tradujimos y adaptamos varios de sus artículos más importantes:

  1. El estatus científico de las técnicas proyectivas
  2. ¿Puede hacer daño una psicoterapia?
  3. Los 10 mandamientos para ayudar a los estudiantes de psicología a distinguir la ciencia de la pseudociencia
  4. «Yo soy visual» – El mito de los estilos de aprendizaje
  5. Hablar bien no cuesta nada: Algunos términos psicológicos que deberíamos evitar
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Un editor preocupado por mejorar el estatus de la ciencia psicológica

Lilienfeld también se desempeñó como editor de revistas de alto impacto como la revista Clinical Psychological Science y el Archives of Scientific Psychology. También fue miembro del comité para la investigación escéptica de la revista Skeptical Inquirer Magazine. Y por si fuera poco, también fue elegido como presidente de la Asociación para la Ciencia de la Psicología Clínica (la sección 3 de la División 12 de la APA).

Como editor, Lilienfeld estaba realmente interesado en ayudar a los investigadores a sacar su máximo potencial y cuando rechazaba alguna investigación, se tomaba el tiempo para explicar con mucha precisión, claridad y humildad cuales eran sus razones y a la vez alentaba a los investigadores a mejorar su trabajo bajo los más rigurosos estándares científicos.

Tan buenas eran sus devoluciones y comentarios que la revista Clinical Psychological Science, lo resalta en su obituario:

Es común que los autores respondan a cartas de decisión; es poco común que expresen un profundo aprecio y admiración cuando sus manuscritos han sido rechazados. Sin embargo, Scott recibió con frecuencia estas expresiones de gratitud. Muchos afirmaron que la carta de decisión que recibieron fue la mejor carta de rechazo que jamás habían recibido; incluso al dar malas noticias, Scott siempre fue constructivo, perspicaz y alentador. Para él, servir como editor era más que un simple control: también era un vehículo para que los colegas trabajaran juntos para mejorar el estado de nuestra ciencia.

Reconocimientos

Lilienfeld recibió muchos reconocimientos, entre los que destacan el James McKeen Cattell Award, por sus contribuciones a la ciencia psicológica aplicada y el premio David Shakow Award, de la Asociación Americana de Psicología por sus contribuciones distinguidas al campo de la psicología clínica.

Para continuar su legado la Association of Psychological Science, creó el Scott O. Lilienfeld Student Travel Award, un premio que reconoce los logros de investigación en psicología clínica y provee los fondos necesarios para que esos estudiantes puedan viajar a las convenciones anuales de la APS. La revista Clinical Psychological Science publicará un número especial, editado por sus amigos y colegas más cercanos, con artículos escritos por diversos expertos en investigaciones que mostrarán la importancia y alcance de sus investigaciones.

Adiós Scott Lilienfeld

Scott Lilienfeld murió joven, pero vivió una vida muy intensa y haciendo lo que más le apasionaba y divertía. En sus entrevistas no solo transmitía lo mucho que le divertía la investigación, sino que también lograba contagiarnos su amor por la ciencia de la psicología. Por eso y mucho más, gracias Lilienfeld.

Fuente: The New York Times; Clinical Psychological Science; Emory University News

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  • Psicología aplicada

Ciberpsicología: adicción a los videojuegos en la adolescencia, debate actual

  • Federico Lande
  • 30/11/2020
La ciberpsicología es un área de estudio emergente dentro de la psicología que tiene como objetivo comprender y explicar cómo las personas interaccionan con la tecnología (Atrill y Fullwood, 2018).  A raíz de la expansión que Internet y las nuevas tecnologías tienen en la vida cotidiana, es difícil pensar en un mundo sin ellas. En este contexto muchos investigadores comenzaron a cuestionar los efectos que la tecnología produce en los usuarios y qué es lo que sucede cuando no se hace un uso responsable de éstas. Según Atrill y Fullwood (2018) en algunos casos puede conllevar serios riesgos para la salud o malas prácticas como el ciberbullying, el sexting y el grooming o adicción generada por su uso excesivo. Debido a que los adolescentes dedican gran parte de su tiempo libre a las tecnologías, una de las áreas de interés de la ciberpsicología es la del uso que hacen de los videojuegos. Para la mayoría de los adolescentes, que tienden a buscar sensaciones nuevas y son los que más se conectan a Internet (Carbonell, 2014), jugar videojuegos es una forma de entretenimiento agradable y a menudo social y hoy en día, desde la declaración de la pandemia en marzo de 2020 con la restricción de espacios abiertos y seguros donde se pueda jugar libremente, reforzó que se hayan concentrado en un lugar de entorno virtual y de entretenimiento online.  Con récords de jugadores, con las desarrolladoras regalando sus videojuegos y hasta con estudios de marketing realizando análisis de mercado que indican que saldrá favorecida una vez terminada esta crisis, la industria de los videojuegos supo tomar gran protagonismo en este contexto. Aunque los videojuegos pueden reforzar las habilidades de atención y mejorar la agudeza visual y la percepción espacial presentando grandes desafíos cognitivos (Goleman 2013), el uso excesivo también se asocia a un gran número de problemas (Jiménez-Murcia, 2015).  En este artículo se intentará abordar el debate acerca de cuándo el uso de los videojuegos deja de ser un juego para convertirse en un problema, y comprender las diferencias entre estos dos comportamientos.

Características actuales de los videojuegos

Los videojuegos del siglo XXI son una versión moderna de los videojuegos donde ya no solamente se trata de desafiar a la computadora, sino que también se puede competir con otros usuarios. Específicamente, en lo que se refiere a un tipo de juego, los MMORPG o Massive Multiplayer Online Role Playing Game, son plataformas con elementos de juego de rol que, a través de internet, permiten también interactuar con otros usuarios de forma simultánea. Desde su aparición, la industria ha intentado abarcar cada vez más jugadores, incluyendo más variables (enriqueciendo el gameplay y la experiencia de juego), y procurando extender en lo posible su vida útil. Su accesibilidad (365 días/24 horas), ampliada por la conexión inalámbrica libre (wifi) y el bajo costo de las tarifas, y junto con el anonimato, permite reconocer claramente sus actuaciones, cuestionarlas y/o criticarlas sin control adulto. Los factores de motivación de los adolescentes para el uso de videojuegos entre otros son la posibilidad de generar nuevas amistades, la ambición por ganar y liderar, y evadirse de los problemas de la vida real en un mundo ficticio al que pertenece el avatar (Jiménez-Murcia 2015).  

Diferentes usos de los videojuegos

Un debate actual desde la aparición de las últimas ediciones del Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-5) en el año 2013 y de la actualización de la Clasificación Internacional de Enfermedades en el 2018 (IDC, por sus siglas en inglés), es que el primero no incluye las adicciones a internet como trastorno, pero propone que la adicción a los videojuegos (Internet Gaming Disorder) podría ser considerada como un trastorno adictivo no relacionado con sustancias, aunque requiere de mayor estudio y profundización (Cia, 2013). En parte para solventar este problema, la OMS puso en marcha un proceso de consulta de cuatro años de duración a fin de analizar las repercusiones de los videojuegos para la salud pública y terminó por definir claramente el «trastorno por uso de videojuegos».   Éste se caracteriza por un «comportamiento de juego persistente o recurrente que se realiza principalmente por Internet”. Según la IDC-11, se puede diagnosticar el trastorno por uso de videojuegos cuando, durante un período de al menos 12 meses, se muestra un comportamiento caracterizado por la pérdida del control sobre el tiempo que se pasa jugando, la mayor prioridad que adquiere el juego frente a otros intereses y actividades y la continuación de esta conducta a pesar de sus consecuencias negativas (Cia, 2013).  En Marzo de este año, paradójicamente, Tedros Adhanom, director general de la Organización Mundial de la Salud (OMS), recomendó, entre otras cosas, jugar juegos para cuidar la salud mental. Desde la cuenta de twitter de la entidad reforzaron las recomendaciones y sumaron a los videojuegos generando un debate sobre esta recomendación, lo cual produjo cierto enojo y gran cantidad de memes en la comunidad de jugadores, dado lo que la entidad había reconocido como un “trastorno” y un “problema mental”. Para Echeburúa (2012), cualquier actividad normal percibida como placentera es susceptible de convertirse en una conducta adictiva. La persona es incapaz de dejar el juego a pesar de las consecuencias negativas que genera, causando una dependencia cada vez más grande a esa conducta. De esta manera, el comportamiento está desencadenado por una emoción que puede variar entre un deseo intenso hasta una obsesión y es capaz de generar un síndrome de abstinencia si se deja de usar.  Carbonell  (2014) señala que cuando el consumo no es continuado, la persona es capaz de interrumpir el juego en cualquier momento para dedicar su tiempo libre a otra actividad, sin ningún problema; no obstante cuando el consumo es desadaptativo dedica todo el tiempo posible a los videojuegos, y es probable que se dejen otras actividades para dedicarse exclusivamente a los mismos; por último, cuando el consumo es reiterado, los usuarios adaptan sus necesidades a los dispositivos ignorando necesidades básicas como comer o dormir. Los principales factores de riesgo de esta adicción para los jóvenes son la vulnerabilidad psicológica, el estrés, las familias disfuncionales y la presión social. A su vez, los factores de protección están estrechamente relacionados con las habilidades de afrontamiento, el entorno social sano y el apoyo familiar. Un elevado tiempo de exposición a los videojuegos por parte de los adolescentes se asocia a conductas sedentarias, obesidad y problemas en el dormir entre otras relacionadas con un bajo rendimiento académico y otros trastornos conductuales (Cia, 2013).  Vale aclarar que este avance no deja conforme a todos.  La industria de los videojuegos y algunos investigadores y profesionales de la salud mental opinan que esto podría dar lugar a un sobrediagnóstico y a la estigmatización de los jugadores (Entertainment Software Association, 2015) ya que creen que posibilitan muchos beneficios. Goleman (2013) destaca las potencialidades de los videojuegos para facilitar el aprendizaje en una variedad de campos y el desarrollo de habilidades. Destaca las posibilidades del videojuego como recurso educativo para el desarrollo de la imaginación, de acceder a “otros mundos”, de desarrollar múltiples habilidades simultáneamente y de aumentar la capacidad de atención y de autocontrol. 

Conclusión: ni buenos, ni malos

Según Marc Prensky (2001) existe un conflicto entre aquellos a los que ha denominado inmigrantes digitales, o sea, adultos que han tenido que ir adaptándose a las nuevas tecnologías para conocer su funcionamiento y los nativos digitales, niños y jóvenes que han normalizado su uso y que por tanto han nacido con esta nueva realidad (Prensky, 2001).  Tal vez, años atrás era casi imposible pensar que un videojuego pudiera derivar en un trastorno psicológico pero esto ha traído consigo un debate entre investigadores, padres, docentes, niños y jóvenes.  En lo que refiere a las familias, muchas se quejan del tiempo que sus hijos pasan jugando con videojuegos, pero las mismas, en muchas ocasiones no les ofrecen compartir otras actividades de mayor interés. Los videojuegos transmiten una serie de conocimientos, que no son supervisados por adultos y son los mismos adolescentes los que regulan el tipo de juego y el tiempo de uso dedicado a los mismos. Además, se considera que la posibilidad de conectarse a Internet, desde la propia habitación, por ejemplo, pone en peligro el rol de la familia y la escuela como principales fuentes de conocimiento. Son muchas las familias que desconocen y se preguntan sobre los efectos de los videojuegos, por eso es necesario ofrecer charlas y asesoramiento a todo el entorno de los adolescentes.  En fin, los videojuegos en sí, no son buenos ni malos, sino que depende del uso que se hace de los mismos, qué relación se establece con ellos, el tiempo que se pasa jugando, la intencionalidad, y cómo es la experiencia del jugador.  Creemos que la adicción a videojuegos es un desafío especialmente interesante para los clínicos que trabajan con niños y adolescentes, porque es necesario responder a los retos sobre la gravedad de la presentación clínica del paciente, la comorbilidad y el contexto familiar.  También es importante tener en cuenta la influencia y la presión social de la industria, los medios de comunicación y la de los propios jugadores, que van a dificultar o a contribuir en llegar a un consenso sobre su diagnóstico y tratamiento.  El debate ya está planteado. Referencias bibliográficas:
  • American Psychiatric Association. (2014) Manual Diagnóstico y Estadístico de los trastornos mentales. 5ª ed. Madrid: Editorial Médica Panamericana.
  • Atrill, A.; Fullwood, Ch. (2018). Applied Cybersychology. Palgrave: MacMillan. (Capítulo 6)
  • Carbonell X. (2014) La adicción a los videojuegos en el DSM-5. Adicciones; 26(2):91–5.
  • Cia, A. H. (2013). Las adicciones no relacionadas a sustancias (DSM, APA, 2013): un primer paso hacia la inclusión de las adicciones conductuales en las clasificaciones categoriales vigentes. Revista Neuropsicología, 76(4), 210-217. 
  • Echeburúa Odriozola, E. (2012). Factores de riesgo y factores de protección en la adicción a las nuevas tecnologías y redes sociales en jóvenes y adolescentes”. Revista Española de Drogadependencias, 37(4), 435-447.
  • Entertainment Software Association. (2015). Essential Facts About the Computer and Video Game Industry. Recuperado de https://www.theesa.com/wp-content/uploads/2015/04/ESA-Essential-Facts-2015.pdf    
  • Goleman, D. (2013). Focus, Barcelona: Kairós
  • Jimenez-Murcia, S.; Farré Martí, J, M. (2015). Adicción a las nuevas tecnologías. ¿La epidemia del S. XXI? Siglatana: Barcelona. (Capítulo 5).
  • Prensky, M. (2001). Digital natives, digital immigrants, part 1. On the horizon, 9(5), 1-6).
  • Organización Mundial de la Salud . (2018). Mortality and Morbidity Statistics (CIE-11). Ginebra: Autor. Recuperado de https://icd.who.int/icd11refguide/en/index.html
   

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